Ventajas y desventajas de los sistemas de producción convencionales, orgánicos y transgénicos Conferencista: José Perdomo, Presidente Ejecutivo CropLife Latin America Foro Internacional de Alimentos Sanos, 2 y 3 de octubre, Queretaro, México SENASICA - SAGARPA No son pocos los desafíos globales que enfrenta la agricultura en este momento. Debe suplir las necesidades de alimentos de una creciente población mundial con mayor poder adquisitivo, atender la demanda de biocombustibles y energías renovables, superar las pérdidas en rendimiento por condiciones climáticas adversas, aumentar la producción con poca disponibilidad de tierra y contribuir con prácticas y procesos más sostenibles. Es decir producir más con menos. Los sistemas de producción agrícola: convencional, orgánico y transgénico tienen el reto de suplir la creciente demanda de alimentos. Aunque cada uno tiene ventajas y desventajas frente a este desafío, para llegar a ellas es necesario definirlos y caracterizarlos. Producción orgánica: Se hace en áreas libres de agronómicos por 3 años o más. Las semillas y todos los insumos no pueden haber usado agroquímicos en su producción. Se usan métodos naturales para combatir las plagas (rotación, control manual de plagas, abonos naturales (estiércol) y se pueden usar algunos químicos minerales como azufre y cobre pero para fertilizar no se pueden usar abonos minerales como Potasio y Fósforo. No es factible en grandes extensiones” Producción convencional: Sistema que utiliza todas las herramientas tecnológicas disponibles: Prepara el suelo con labranza mínima o intensiva. Utiliza semillas tradicionales, semillas mejoradas y certificadas como semillas tratadas. Nutre y protege al cultivo con tecnologías de síntesis química u orgánicos. Tiende a ser más extensiva y productiva por el uso de las herramientas que facilitan esta modalidad. 1 Producción con transgénicos: Idéntico al convencional previamente descrito más el uso de la herramienta de semillas transgénicas. Hoy son básicamente 4 cultivos: (soja, maíz, canola, algodón). Resuelve los problemas de algunos insectos y facilita el uso de algunos herbicidas. El agricultor tendrá que usar otros productos para otras plagas en el mismo cultivo (enfermedades, malezas, insectos). Son las mismas semillas originales solo mejoradas – una herramienta más en las manos del agricultor. En función de aumentar la productividad, la principal desventaja de la producción orgánica es que registra menores rendimientos, se calcula que produce entre un 20 y 40% menos que la producción convencional y la transgénica. Un ejemplo ilustrativo con maíz, muestra que un sistema de producción orgánico puede alcanzar 2,43 toneladas por hectárea, el sistema convencional 3,24 toneladas por hectárea y el transgénico puede obtener rendimientos de 6,6 toneladas por hectárea. Frente a la sostenibilidad de la agricultura, si bien la producción orgánica deja una menor huella ambiental, requeriría ampliar significativamente la frontera agrícola para mantener la productividad. La producción convencional y la transgénica exigen que el agricultor cuente con conocimientos sobre el manejo responsable de las tecnologías para tener mayor eficiencia en cuanto a rendimientos y a la protección de los recursos naturales. Situación que demanda un compromiso de todos los eslabones de la cadena agrícola. En los últimos años la oferta mundial de alimentos aumentó sustancialmente en función del uso de nuevas tecnologías de producción relacionadas a los insumos como semillas mejoradas, productos fitosanitarios, irrigación, maquinaria, entre otros. En cuanto a sistemas convencionales y transgénicos, la tasa de adopción global sigue en aumento, más de la mitad de la población mundial, es decir 4.000 millones de personas, viven en los 28 países que sembraron cultivos biotecnológicos en 2012. En ese contexto la alternativa es aumentar la productividad utilizando todas tecnologías disponibles y desarrollando nuevas. América Latina juega un papel importante en el abastecimiento de alimentos, ya que participa a nivel mundial con el 42% de la soya, 44% 2 carne, 45% caña de azúcar, 45% de café y 80% de banano exportable. En el tema de disponibilidad de tierras, el Banco Mundial (2010), menciona que América Latina es una de las regiones con mayor potencial de expansión de tierras agrícolas y deberá producir el 50% del aumento de la demanda global para el 2020. Tenemos la oportunidad y el desafío de producir más con menos, de ahí la necesidad de desarrollar tecnologías para aumentar la productividad. La Industria de la Ciencia de los Cultivos invierte anualmente 7.300 millones de dólares en la investigación y desarrollo de nuevos productos para mejorar la eficiencia de la producción de cultivos. 3