BOLETÍN •232 DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA extienden unos inmensos Arenales que corre á lo largo toda la costa, y solo son deliciosos, templados y de cultivo los Valles y las vegas de los Ríos que, descendiendo de las altas y nevadas cordilleras, siguen su curso hasta entrar en el Occeano pacífico. Toda esta parte de la Costa vaja la divide u n a cadena de cerros, por lo regular áridos y fragosos; pero su esterilidad es a b u n d a n temente recompansada con las riquezas de la plata y el oro que extrañen de sus e n t r a ñ a s . A todo este espacio, que es frígido y tempestuoso, en que se comprehenden m u c h a s quebradas y llanuras, dan el nombre de Sierra. Estas i n n u m e r a b l e s colinas van á t e r m i n a r en la Cordillera de los Andes que atraviesa toda la América Meridional y Septentrional, t e n i e u d o á su Oriente la calurosa, pero a m e n a Montaña Real, poblada en las inmediaciones del magestuoso Río de las Amazonas y otros colaterales m u i caudalosos, de i n n u m e r a b l e s T r i b u s de Yndios salvages, de que solo tenemos una general y confusa noticia. Población antigua y m o d e r n a del Yinperio P e r u a n o . En n i n g u n a materia estubieron más distantes del acierto los historiad. Europeos, como en fixar núm.° de los habitantes del nuevo Mundo, pues no falta quien haga subir su población, al exagerado de 120 millón. , g r a d u a n d o tal vez por el i n m e n s o espacio de su terreno sus cálculos arbitrarios. La constante observación que hemos hecho en aquel Continente por más de 30 años, y las más seguras noticias y documentos que nos c o m u n i caron m u c h a s person. instruidas y sensatas, nos hacen creer que los e s t a b l e c i m . de las Nación. Europeas, no llegan á 22 m i l l ó n . de personas, siendo probablem. inferior el que componen las tribus salvages. Estas en que pudiera caver el abultado cálculo, no disfrutan de las ventajas de u n a sociedad bien ordenada, y además que viviendo por lo regular de la Caza, y de la pezca, necesitan y deven ocupar u n i n m e n s o terreno, como efectivam. , lo acreditaron cuantos han visitado sus fronteras, y m u c h o del i n terior. La del P e r ú en lo que componían la dominación de los Yncas, n u n c a llegó á 4 % m i l l ó n . de habitantes, según el Censo principiado por Lope García de Castro, y concluido por D. F r a n . de Toledo en 1575, q. cotejado con el d e L i m a de 1791 y cómputo de las Provincias que se le segregaron para crear el V i r r e y n a t o de Buenos-ayres, y Presid." de Quito, asciende á más de 3 j / mi8 3 8 tos 8 5 te te 8 0 0 e g