Caza de brujas "Las armas se han transformado en cámaras en esta comedia formal, el safari ecológico, porque la naturaleza dejó de ser lo que siempre había sido, aquello contra lo que la gente necesitaba protección. Ahora la naturaleza domesticada, en peligro de extinción, mortal, necesita ser protegida contra la gente." Susan Sontag ¡El que esté libre de pecado que tire la primera piedra! Jesús de Nazaret La caza de brujas es la búsqueda de brujos, brujas o evidencias de brujería, que llevaba a acusar a la persona afectada de brujería, a un juicio y finalmente a una condena. Muchas culturas, tanto antiguas como modernas, han reaccionado de forma puntual a las acusaciones de brujería con miedo supersticioso y han castigado, o incluso asesinado, a los presuntos o presuntas practicantes.La caza de brujas como fenómeno generalizado es característica de la Europa Central a inicios de la Época Moderna. Base para la persecución masiva de mujeres (puntualmente también menores y hombres e incluso animales) por la Iglesia y sobre todo por la justicia civil, fue la idea, extendida entre teólogos y juristas, de una conspiración del Demonio para acabar con la Cristiandad.Las cazas de brujas todavía ocurren en la actualidad y suelen clasificarse dentro del llamado pánico moral. De forma general, el término ha llegado a denotar la persecución de un enemigo percibido (habitualmente un grupo social no conformista) de forma extremadamente sesgada e independiente de la inocencia o culpabilidad real. Métodos de tortura empleados La Inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en Europa durante la Edad Media para castigar los delitos contra la fe. Sus víctimas eran las brujas, los homosexuales, los blasfemos, los herejes (cristianos que niegan algunos de los dogmas de su religión) y los acusados de judaizar en secreto. Los acusados eran brutalmente interrogados, mediante torturas, y ejecutados sin ninguna piedad, requisándose sus bienes.Las torturas de la Inquisición se pueden agrupar en “bloques”: Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los ciudadanos; éste era insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento que se impusiera. Estos instrumentos de condena se imponían por las causas menos graves, como desobediencia, desorden público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones religiosas. Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del alborotador: en este instrumento, hecho de hierro, el collar se cerraba fuertemente al cuello de la víctima, sus dedos eran aprisionados con mayor o menor fuerza, a voluntad del verdugo, llegando a aplastar la carne, huesos y articulaciones de los dedos. Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres acusadas de brujería, prostitución o adulterio. Normalmente, pocas mujeres eran acusadas de herejía. La pera oral, rectal o vaginal: era un instrumento con forma de “pera al revés”, hecho de hierro que terminaba con una llave de bronce y un gran tornillo. Fue creado para torturar a las mujeres, pero más adelante se descubrió que también era muy eficaz para los hombres. Se embutían en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio del tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales. La postura de la Iglesia católica hoy En Italia, Galileo Galilei (1564-1642) fue obligado por la Inquisición a declarar que su teoría heliocéntrica era una hipótesis, la cual no podía demostrar científicamente, que situaba al Sol en el centro de todo, en contra de la creencia que situaba la Tierra como el centro del universo (véase: teoría geocéntrica). El sistema copernicano podía interpretarse como un simple cambio de sistema de referencia, que simplificaba el cálculo astronómico del movimiento de los cuerpos celestes, sin necesidad de un cambio en la concepción metafísica del mundo. De hecho, Galileo fue obligado en su primera condena (1616) a no hablar del sistema heliocéntrico. Sin embargo, Galileo, que inauguró la Física experimental y la ciencia en el sentido moderno, insistía en que el movimiento de la Tierra alrededor del Sol es un movimiento real, material.El papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia, así como por haber dejado de hacer el bien necesario en favor de judíos y otras minorías perseguidas. En una carta enviada a los cardenales católicos, el papa Juan Pablo II exhortó a la Iglesia a reconocer los errores cometidos “por sus hombres, en su nombre”, y les anima a arrepentirse.En el caso de Galileo propuso una revisión honrada y sin prejuicios en 1979, pero la comisión que nombró al efecto en 1981 y que dio por concluidos sus trabajos en 1992, repitió una vez más la tesis de que Galileo carecía de argumentos científicos para demostrar el heliocentrismo en la epoca en que fue publicado originalmente y sostuvo la inocencia de la Iglesia como institución y la obligación de Galileo de prestarle obediencia y reconocer su magisterio, justificando la condena y evitando una rehabilitación plena.A veces se ha sacado de contexto lo que el propio cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, expresó en 1990, citando al filósofo agnóstico Feyerabend: «En la época de Galileo la Iglesia fue mucho más fiel a la razón que el propio Galileo. El proceso contra Galileo fue razonable y justo».Algunos han interpretado que de esta manera se revalida la posición de que la Iglesia tiene derecho a decidir qué tesis científicas pueden ser defendidas y cuáles deben ser prohibidas, y a condenar y castigar a los que defiendan estas últimas.La versión según la cual las acusaciones contra la Inquisición son calumniosas o exageradas empezó con Jacques Mallet du Pan en 1784 y fue reeditada múltiples veces con el beneplácito de la Iglesia católica durante dos siglos, y en esencia dice que Galileo no fue condenado por ser un científico, sino por ser un mal teólogo.La Inquisición española desarrolló su actividad en los territorios españoles de América a través de tres tribunales; los de Lima y México fundados en 1569, y el de Cartagena de Indias, fundado en 1610. En el resto de las colonias españolas americanas también actuaba, por medio de un comisario y el subsiguiente sistema de notarios y "familiares" (delatores oficiales), sujeto a la jurisdicción uno de los tres tribunales principales. La Inquisición fue abolida por la primera Constitución española y desapareció con la independencia de hispanoamericanas, a comienzos del siglo XIX. las naciones Persecución Persecución es el conjunto de acciones represivas o maltrato, persistentes, realizadas por un individuo o más comúnmente un grupo específico, sobre otro grupo o sobre un individuo, del cual se diferencia por la manera de pensar o por determinadas características físicas, religiosas, culturales, políticas, étnicas u otras. También se incluye la persecución de especies no humanas (como los predadores). Sin embargo se aplica más frecuentemente a persecución entre seres humanos. Naciendo a menudo la persecución del prejuicio. Generalidades Lo más común consiste en la opresión de un grupo minoritario por parte de una mayoría, ya que lo inverso es menos frecuente. Va desde la tolerancia (es distinto tolerancia de libertad) o ignorarlo en determinados marcos, hasta la integración forzada, el secuestro de las mujeres y niños, el asesinato, el genocidio y la extinción. Suele ir acompañado de la destrucción o el expolio de sus bienes (casas, tiendas, centros religiosos, etcétera). El término ha sido usado históricamente para denotar actos de violencia indiscriminada, sean espontáneos o premeditados. La persecución entre seres humanos va mucho más allá de estar dirigida a grupos religiosos, étnicos o políticos. Cualquier diferencia identificable en apariencia o comportamiento puede servir de base a la persecución, como ser homosexual, zurdo, o usar drogas.[cita requerida] El único rasgo común entre esta lista de excusas, es la percepción del individuo o grupo como diferente. Debido a eso, se considera que "perseguir" es la expresión de un rasgo general del comportamiento social, quizá relacionado con el tribalismo, que busca imponer o reforzar la conformidad.La persecución no es reconocida como tal por los perseguidores, solamente por sus víctimas o por observadores externos. Los perseguidores no sienten que haya nada malo en sus acciones o lo racionalizan como de escasa importancia o temporal si lo comparan al fin que buscan, contrarrestar lo que consideran una mayor y más seria amenaza, "El fin justifica los medios" en sus actos. Como en otros comportamientos de agresor y víctima, el agresor culpa a la víctima de la agresión. La justificación más común es que buscan protegerse así mismos, a sus familias y a la sociedad de lo que ellos perciben como peligrosa influencia del grupo perseguido. Cuando los confrontan, siempre niegan los hechos, y aunque se los demuestren, son casi incapaces de reconocer nada. Ellos están libres de culpa y así se lo hacen ver a todos.En 1951 en la Organización de las Naciones Unidas se define al refugiado como la persona que:"Teniendo un temor bien fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, membresía a un grupo social particular, u opinión política, está fuera de su país, de su nacionalidad y está inhabilitado o, debido a ese temor, no desea colocarse en la protección de dicho país." Organizaciones contra la Persecución A partir del siglo XIX surgieron organizaciones solidarias contra las persecuciones destacando las siguientes: Liga de los Derechos Humanos, una de las organizaciones no gubernamentales pionera en la defensa de los derechos humanos, fue creada en 1898, por iniciativa de Ludovic Trarieux, para defender las libertades humanas amenazadas por las decisiones tomadas por el poder ejecutivo o por el poder judicial. La Liga se oponía a la discriminación racial, al clericalismo y al militarismo y desarrolló una política de defensa de los derechos humanos basada en tres principios: laicismo: separación Iglesia- Estado, libertad de enseñanza pública, negativa a subvencionar la enseñanza privada... democracia política: concesión de voto a las mujeres, libertad de prensa... pacifismo: organización Internacional de la paz. La Liga realizó actos de protesta contra la guerra de Corea, contra la intervención militar de la Unión Soviética en Hungría en 1956, etc. Liga Internacional Femenina para la paz y la libertad, con sede en Inglaterra, cuyo 5º Congreso celebrado en Dublín en 1927, establecía la necesidad de defensa de las minorías dentro de los estados. Amnistía internacional. Su nombre originario es "llamamiento para la Amnistía". En 1963 coge su nombre actual y en 1968 redacta su primer estatuto constitucional. Los objetivos, estructura y métodos no han variado desde su fundación. El 28 de Mayo de 1961 el abogado Inglés Peter Benenson escribía en el británico diario "The Observer" un artículo titulado "los prisioneros olvidados" en el que se lamentaba de la situación de los que por sus opiniones religiosas, políticas o de otro tipo eran torturados, encarcelados o ejecutados y proponía a través del "llamamiento para la Amnistía" una acción conjunta internacional sobre la base de las siguientes cuatro puntos: Trabajar para obtener la liberación de quienes se encuentran encarcelados por razón de sus opiniones.Procurar para ellos un juicio público y justo.Ampliar el derecho de asilo y ayudar a los refugiados políticos a encontrar trabajo.Organizar un sistema internacional efectivo que sirva para garantizar la libertad de opinión. Sus objetivos básicos son los siguientes:- Buscar la liberación de los presos de conciencia, de las personas encarceladas en cualquier parte del mundo a causa de sus convicciones, color, raza, sexo, origen étnico, idioma o religión, que no hayan recurrido a la violencia o abogado por ella.Propugnar la realización de juicios expeditos e imparciales para todos los presos políticos.- Oponerse sin excepciones a la pena de muerte y a la tortura, y a toda pena o trato cruel, inhumano o degradante a cualquier categoría de presos.Para realizar su labor AI se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otros instrumentos internacionales. Consta de más de 700.0000 miembros, suscriptores y simpatizantes en más de sesenta países de África, América, Asia, Europa y Oceanía. Comisión Internacional de Juristas, con sede en Ginebra. Sus dos fines fundamentales son: "Sostener y hacer posible el imperio de la ley en todo el mundo" y "en todas sus manifestaciones prácticas: instituciones, legislación, procedimientos, etc.".Defender el imperio de la ley mediante la movilización de la opinión jurídica internacional cuando se violan de una manera general y sistemática, quedan gravemente amenazados, los principios de justicia enunciados".El principio del imperio de la ley "cobra el carácter de concepto dinámico que debe aplicarse no sólo para salvaguardar y promover en toda sociedad libre los derechos civiles y políticos del individuo, sino además para crear las condiciones sociales, económicas y culturales bajo las cuales pueda satisfacer sus legítimas aspiraciones".En España organizaciones no gubernamentales importantes para la defensa de los derechos humanos, entre otras, son el Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África (IEPALA), el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), la Oficina del Defensor del Soldado y la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). Inquisición Las primeras condenas de brujos y brujas se realizan en el siglo XIII, con la aparición de la Inquisición, cuya actividad principal no es la brujería, sino los herejes.La brujería no resultaba inicialmente un peligro tan grande como las demás herejías medievales. La cuestión aparece aclarada en las instrucciones del Papa Alejandro IV del 20 de enero de 1260 a los inquisidores, de forma que las brujas no deben ser perseguidas de forma activa, sino sólo bajo denuncia. Los procesos contra brujos y brujas deberán ser relegados sin falta tiempo: la lucha contra las herejías tiene prioridad. Más tarde, la Inquisición incluso condenaría los procesos a brujas. La caza de brujas en la Europa moderna La llamada caza de brujas por excelencia se realizó a comienzos de la Época Moderna sobre todo en Europa Central. Se basaban en la denuncia a supuestos seguidores de la llamada ciencia de las brujas. En la persecución de 1450 – 1750 (con un máximo entre 1550 y 1650) se trataba sólo en parte de una acción eclesiástica contra la herejía, principalmente se trataba de un fenómeno de histeria colectiva contra la magia y la brujería, que convirtió la magia en un delito y tuvo como consecuencia recriminaciones, denuncias, procesos públicos en masa y ejecuciones.Investigaciones recientes muestran que frecuentemente se sospechaba de brujería en mujeres viejas y en las personas socialmente más débiles. A menudo bastaban rumores o denuncias para poner en marcha la maquinaria judicial, que llevaba a conseguir confesiones falsas a través de la tortura.De parte de las iglesias católica y protestantes hubo críticas aisladas a la caza de brujas: Johannes Brenz, Johann Matthäus Meyfart, Anton Praetorius, Friedrich von Spee.Silvia Federici, (Italia, 1948), en su libro Caliban y la bruja2 defiende la teoría según la cual "La caza de brujas está relacionada con el desarrollo de una nueva división sexual del trabajo que confinó a las mujeres al trabajo reproductivo" y en concreto con los inicios del capitalismo que requería acabar con el feudalismo y aumentar el mercado de trabajo eliminando la agricultura de subsistencia y cualquier otra práctica de supervivencia autónoma ligada en ocasiones a tareas agrícolas en terrenos comunales. Federici sostiene que la irrupción del incipiente capitalismo fue "uno de los periodos más sangrientos de la historia de Europa", al coincidir la caza de brujas, el inicio del comercio de esclavos y la colonización del Nuevo Mundo. Los tres procesos estaban relacionados: se trataba de aumentar a cualquier coste la reserva de mano de obra.3 [editar] La imagen de la bruja A finales de la Edad Media empezó a configurarse una nueva imagen de la bruja, que tiene su principal origen en la asociación de la brujería con el culto al Diablo (demoniolatría) y, por lo tanto, con la idolatría (adoración de dioses) y la herejía (desviación de la ortodoxia). Si en fechas anteriores los principales interesados en el castigo de los delitos de brujería habían sido los propios convencidos de la existencia de brujos, que sufrían directamente sus supuestas acciones maléficas, una vez que se estableció la relación de la brujería con el culto diabólico pasó a ser un asunto de interés directo tanto para la Iglesia del reino, encargada de mantener la ortodoxia, como para las autoridades civiles.Aunque el primer proceso por brujería en que están documentadas acusaciones de asociación con el Diablo tuvo lugar en Kilkenny, Irlanda, en 1324-1325,4 solo hacia 1420-1430 puede considerarse suficientemente consolidada la imagen de la bruja presente en la inmensa mayoría de las "cazas de brujas" de la Edad Moderna en Europa. Aunque existen variantes regionales, pueden ser descritas una serie de características básicas, reiteradas tanto en las actas de los juicios como en la abundante literatura culta sobre el tema que se escribió en Europa durante los siglos XV, XVI y XVII.Se atribuía a los acusados de brujería un pacto con el diablo. Se creía que al concluir el pacto, el Diablo marcaba el cuerpo del brujo o bruja, y que una inspección detenida del mismo podía permitir su identificación como hechicera.5 Mediante el pacto, la bruja o brujo se comprometía a rendir culto al Diablo a cambio de la adquisición de algunos poderes sobrenaturales. Entre estos poderes estaba, lógicamente, la capacidad de causar maleficios de diferentes tipos, que podían afectar tanto a las personas como a elementos de la naturaleza; en numerosas ocasiones, junto a estos supuestos poderes se consideraba también a las brujas capaces de volar (en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos), e incluso el de transformarse en animales (preferentemente lobos). No todos los teólogos de la época creyeron en la realidad física de los vuelos y metamorfosis de brujas y brujos: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños inducidos por el Diablo.Según estas creencias, las brujas y brujos acudían en determinadas fechas a reuniones nocturnas denominadas "aquelarres", o más generalmente "sabbats", a las que se desplazaban en ocasiones por medios ordinarios y otras veces de forma sobrenatural. En los aquelarres tenían lugar ceremonias que eran básicamente una inversión sacrílega de aspectos de la liturgia cristiana, reinaba la promiscuidad sexual, y se realizaban actividades repulsivas (las acusaciones más frecuentes eran las de infanticidio y canibalismo infantil). El Diablo (descrito de muy diferentes formas: a veces con forma humana, pero también frecuentemente de macho cabrío u otro animal), era adorado por las brujas y brujos (con ceremonias como el llamado "osculum infame"), y a veces se unía sexualmente en orgías.No todos los sospechosos de brujería eran mujeres (hubo un significativo porcentaje de hombres procesados y ejecutados por delitos de brujería), pero se consideraba a la mujer más inclinada al pecado, más receptiva a la influencia del Demonio, y, por tanto, más proclive a convertirse en bruja. El concepto de brujería en la Edad Moderna tiene un fuerte carácter misógino.Este estereotipo negativo de la bruja tiene estrechos puntos de contacto con las imágenes igualmente negativas adjudicadas históricamente a herejes y a judíos. Muy revelador es el nombre de "sabbat" (el sábado hebreo) para designar las reuniones de brujas.De gran significado era la idea de una confabulación de brujas. De la transformación de prejuicios que se había tendido contra los judíos durante siglos, se formó la imagen de una «Synagoga Satanae», Sinagoga de Satanás, que más tarde se llamaría sabat de las brujas o aquelarre. Se pensaba que se trataba de una reunión orgiástica en la que se escarnecía a Dios y a su Iglesia. La misma existencia de la Cristiandad estaría amenazada por esta secta de brujas. Este concepto de brujería se difundió por toda Europa mediante una serie de tratados de demonología y manuales para inquisidores que se publicaron desde finales del siglo XV hasta avanzado el siglo XVII. El primero en alcanzar gran repercusión, gracias a la reciente invención de la imprenta, fue el Malleus Maleficarum ("Martillo de las brujas", en latín), un tratado filosófico-escolástico desapasionado y racional publicado en 1486 por dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer (Henricus Institoris, en latín) y Jacob Sprenger. El libro no solo afirmaba la realidad de la existencia de brujo s y brujas, conforme a la imagen antes mencionada,6 sino que afirmaba que no creer en brujas era un delito equivalente a la herejía: «Hairesis maxima est opera maleficarum non credere» (La mayor herejía es no creer en la obra de las brujas). El Malleus llegaría a ser el manual más utilizado en la caza de brujas en los estados católicos del Sacro Imperio Romano Germánico, a pesar de que constaba en el Index de libros prohibidos por la Iglesia Católica.Gran importancia tuvo también el Tractatus de Hereticis et Sortilegiis, publicado en 1524 por Paulus Grillandus. La bula Summis desiderantes La bula papal contra la brujería redactada por Heinrich Institoris en 1484 y firmada por el Papa Inocencio VIII, la Summis desiderantes, sólo tuvo una influencia duradera en los territorios católicos, pero fue apoyada y aceptada por las demás iglesias occidentales: luteranos, reformados, anglicanos y puritanos. Sólo las iglesias orientales no participaron en la caza de brujas. La posición de Lutero frente a la caza de brujas Lutero, Zuinglio y Calvino estaban convencidos de la posibilidad del pacto con el Diablo, de tener sexo con el Demonio y de la magia negra, y apoyaba la persecución judicial de magos y brujas.La afirmación del Antiguo Testamento «los brujos no deberás dejar con vida» tenía toda validez para Lutero. La cuestión está clara en su prédica del 6 de mayo de 1526 sobre la frase en la que muestra su profundo rechazo al mal de la brujería y justifica el implacable enjuiciamiento de las mujeres sospechosas:7 Es una ley muy justa, que las brujas sean muertas, porque producen muchos daños, lo que ha sido ignorado hasta el presente, pueden robar leche, mantequilla y todo de una casa... Pueden encantar a niños... También pueden generar misteriosas enfermedades en la rodilla, que el cuerpo se consuma... Daños los producen a cuerpo y alma, dan pociones y encantamientos, para generar odio, amor, tormentas y destrozos en las casas, en el campo, que nadie puede curar... Las magas deben ser ajusticiadas, porque son ladronas, rompedoras de matrimonios, bandidos, asesinas... Dañan de muchas formas. Así que deben ser ajusticiadas, no sólo por los daños, sino también por que tratan con Satanás Lutero era un claro partidario de la pena de muerte para la magia negra, con un fuerte acento misógino. En su prédica del 6 de mayo de 1526, Lutero afirma cinco veces «deben ser ajusticiadas».8 Sin embargo, Lutero no era un cazador de brujas celoso.Innumerables teólogos, predicadores y juristas luteranos se refirieron más tarde a las contundentes afirmaciones de Lutero. Hasta la actualidad existen referencias a la brujería y a la magia en el Pequeño Catecismo de Lutero y en Catecismo reformado de Heidelberg. Desarrollo de los procesos La persecución contra la brujería se realizaba, al contrario que en el caso de la Inquisición, por juzgados civiles y en muchos casos por denuncias populares. Un ejemplo conocido es el de la madre de Johannes Kepler, que fue denunciada por brujería por una vecina en 1615 a causa de un disputa entre ambas. Estuvo presa más de un año, amenazada de tortura, pero fue finalmente liberada gracias a los esfuerzos del hijo.Los procesos en caso de brujería se hacían según el siguiente sistema: Acusación. A menudo precedía a la acusación una fase de rumores que podía durar años. La acusación podía ser debida a una denuncia de una bruja o brujo que ya había sido detenido, posiblemente bajo tortura. Rara vez se permitía a las presuntas brujas una defensa. Detención. Las cárceles, en el sentido moderno, todavía no existían, por lo que se mantenía a los presos en mazmorras o torres. Las llamadas torres de brujas que todavía se conocen en muchos lugares, no eran exclusivamente para brujos, sino eran para todo tipo de prisioneros. A menudo eran simples torres de las murallas de la ciudad. Interrogatorio. Normalmente se distinguían tres fases: el interrogatorio por las buenas, el interrogatorio con explicación y muestra de los instrumentos de tortura y el interrogatorio doloroso, en la que se empleaba la tortura. En los casos de procesos por brujería la limitación a una hora no era respetada, ya que se trataba de crimen exceptum (crímenes excepcionales), lo que exigía una dureza especial. A menudo se empleaban las empulgueras, la rueda, el potro y la bota española. Tampoco se respetaba la regla habitual de que sólo se podía torturar a un preso tres veces y, si hasta ese momento no se había producido una confesión, liberar al preso. En el Malleus maleficarum se recomendaba declarar la retoma ilegal de la tortura son pruebas nuevas como una continuación. Pruebas a las brujas. Los procesos oficiales no prevían las pruebas de brujas, de hecho estaba prohibido su uso. Sin embargo muchos tribunales en diversos lugares emplearon este elemento. La valoración de las pruebas era tan distinta como su empleo. A veces se empleaban como prueba fuerte, a veces como prueba débil. Las siguientes son las más conocidas: Prueba del agua (judicium aquae, también llamada baño de la bruja), de la que existían dos variantes. Con agua caliente, el acusado debía sacar un objeto del agua hirviendo. Con agua fría, se descendía a la víctima atada a un pozo y si se hundía resultaba inocente (proceso en el que podía morir ahogada). Prueba del fuego (empleada rara vez) agrupa a diversas pruebas en las que la bruja o brujo tenía que andar sobre o transportar hierro candente o meter la mano en el fuego. Prueba de la aguja. Si se encontraba una marca del Demonio, se pinchaba con un hierro. Si la zona sangraba se consideraba buena señal. Prueba de las lágrimas, puesto que se creía que quien ejercía la brujería no podía llorar. Prueba del peso, porque se afirmaba que una bruja o brujo no podía pesar más de 5 kg., ya que tenía que poder flotar (prueba del agua) y volar. Confesión. A comienzos del Renacimiento, nadie podía ser juzgado sin confesión – lo que también era válido para los casos de brujería. Pero, debido a que se ignoraban las habituales reglas durante la tortura, la probabilidad de obtener una confesión se multiplicaba enormemente con respecto a los procesos normales. Interrogatorio para obtener cómplices. Ya que según la ciencia de la brujería, las brujas debían encontrarse en aquelarres y por lo tanto una bruja debía conocer a otras. En un segundo interrogatorio se preguntaba a las acusadas por los nombres de otras brujas o brujos, a veces bajo nuevas torturas. Así se alargaba siempre más la lista de sospechosas, ya que, bajo tortura, siempre se acusaba a más personas. El resultado eran procesos en cadena. Condena. Ajusticiamiento. Al delito de brujería le correspondía muerte por fuego, es decir, la hoguera, en la que eran quemadas vivas. Como acto piadoso se consideraba el cortar la cabeza o ahogar antes o colgar un saco de pólvora al cuello. Procesos célebres En Francia, un caso muy representativo es el conocido como el de "los demonios de Loudun" (1634), en el cual el sacerdote Urbain Grandier fue acusado de brujería por las monjas ursulinas del convento de Loudun, localidad cercana a Poitiers. En este caso hubo claras motivaciones políticas, ya que Grandier era un conocido opositor al cardenal Richelieu. El acusado murió en la hoguera tras haber sido torturado. Otro caso de Francia, fue el de Juana de Arco; acusada de brujería por oír angelicales voces en su cabeza, y tener visiones, supuestamente enviadas por el mismo Dios, o por algunas vírgenes o santos. Juana no fue solamente acusada de herejía, sino también de blasfemia (Por negar ser una bruja), y lesbianismo, ya que, estando presa en una torre en Ruán, los ingleses la despojaron de sus ropas, la violaron, y la obligaron a vestirse con una armadura de hombre. Luego llamaron a uno de los que cuidaba su celda, y le dijeron que Juana había hecho aparecer la ropa de hombre con ayuda demoníaca. En Inglaterra, las persecuciones de brujas más famosas fueron las llevadas a cabo por Matthew Hopkins en los condados de Suffolk y Essex, entre los años 1644 y 1646, en plena Guerra Civil Inglesa. Se calcula que Hopkins envió a la muerte a unas 200 brujas. En las colonias inglesas de América (futuros Estados Unidos), alcanzó gran celebridad el caso de las "brujas de Salem" (1692), que se saldó con la ejecución de 25 personas, en su mayoría mujeres. Este caso fue llevado al teatro por el dramaturgo Arthur Miller, en su obra Las brujas de Salem, o en inglés, The Crucible (1957). En Friul, en el norte de Italia, tuvieron lugar entre los años 1575-1580, varios procesos por brujería a miembros de una secta conocida como los "benandanti", que afirmaban que, mientras dormían, sus espíritus salían a combatir contra las brujas. Los benandanti se consideraban a sí mismos buenos cristianos. Sus prácticas, sin embargo, según su principal estudioso, Carlo Ginzburg, parecen estar relacionadas con antiguos ritos de la fertilidad. Las víctimas El número total de víctimas de la caza de brujas no puede ser establecido de modo completamente fiable, debido a que una gran cantidad de actas de juicios se han perdido, y muchos procesos no se registraron nunca de forma oficial.Los primeros cálculos que se hicieron eran muy exagerados, tanto porque tomaban literalmente algunas declaraciones de los cazadores de brujas en que se vanagloriaban del número de brujos y brujas que habían enviado a la muerte, como por la difusión, gracias a la literatura y luego también al cine, de una imagen del fenómeno que buscaba acentuar su carácter negativo.9 En la actualidad existe un cierto consenso, basado en las cifras parciales de que se dispone, en que el número total de procesos en Europa para toda la Edad Moderna debió de rondar los 110.000, que habrían producido unas 60.000 ejecuciones.10La cuestión de si las brujos ejecutados eran o no culpables de los delitos de los que se les acusaba es objeto de debate. Dejando aparte el hecho de que muchos de los delitos que se les achacaban son imposibles según las leyes de la Naturaleza, es posible que cierto número de brujas y brujos sí practicaran la magia negra, tomaran parte en reuniones nocturnas y tuvieran una verdadera intención de dañar. No obstante, es muy probable que la mayoría de las víctimas fuera absolutamente inocente de practicar la magia, y su acusación respondiera únicamente al hecho de haber sido delatadas por otro s procesados sometidos a tortura, o a la reacción de la comunidad ante un hecho aparentemente inexplicable.11 Se debate actualmente hasta qué punto algunas de las actividades atribuidas a la brujería, como la asistencia a los aquelarres, tuvieron lugar en realidad, o son producto de la aplicación sistemática de la tortura a los acusados.La inmensa mayoría de las personas procesadas por brujería fueron mujeres. En la mayoría de las regiones de Europa, la proporción de mujeres sobrepasó el 75%, y en algunas llegó incluso al 90%. Esto se explica en gran medida por el fuerte carácter misógino de muchos de los tratados sobre la brujería escritos en la época (como el antes mencionado Malleus maleficarum), que consideraban a las mujeres moralmente más débiles y presa más fácil para el Diablo. Muchas de estas mujeres eran curanderas, aunque también cocineras y comadronas, así como las encargadas de cuidar niños, fueron objeto de la caza de brujas. Gran parte de ellas eran de edad avanzada, mayores de 50 años, lo que se ajusta al estereotipo tradicional de la bruja. La mayoría de las mujeres acusadas de brujería eran solteras o viudas, y en general pertenecían a los niveles más bajos de la sociedad.No quiere esto decir que todas las personas ejecutadas en las cazas de brujas se ajustaran a este perfil. Muchos hombres fueron también ajusticiados bajo las mismas acusaciones, y en algunas regiones (en España, por ejemplo) el número de víctimas masculinas y femeninas fue bastante parejo, y en otros (como en Rusia) los hombres fueron mayoría.En Suiza hubo dos casos en los que se acusó y se llevó ante el juez a grupos de niños. En el primer proceso, los niños no fueron liberados hasta que intervinieron inquisidores de Roma. En el segundo, el tribunal civil obligó a los padres a elegir entre expulsar de casa a los niños y presentar un certificado de su muerte o envenenar ellos mismos a sus hijos. Parece ser que muchos padres efectivamente envenenaron a los hijos.Sobre todo durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) causó estragos la caza de brujas. La guerra, que se dirigía hacia su punto máximo, había devastado los campos, destruido las casas y decimado a la población. El hambre y las enfermedades cobraban muchas vidas. Precisamente en este tiempo de guerra, mucha gente sospechaba de brujería y las denunciaba ante tribunales.Una de las últimas mujeres acusadas de brujería fue Anna Schnidenwind, que fue ajusticiada el 24 de abril de 1751 en Endingen am Kaiserstuhl. Posiblemente la última muerte de una bruja en territorio de l Sacro Imperio fue en 1756 en Landshut. El 4 de abril de 1775 se procesó a Anna Schwegelin en la colegiata de Kempten en el Allgäu. La sentencia del príncipe abad Honorius von Schreckenstein, al que gracias a un privilegio imperial le correspondía sentenciar en temas religiosos y civiles, no se llevó a cabo por razones desconocidas. En Suiza, la última bruja, Anna Göldin, fue ajusticiada en junio de 1782.La última muerte documentada de una bruja en Centroeuropa fue en 1793 en la el Gran Ducado de Posen. Pero aun en 1836 una presunta bruja fue sometida a la prueba del agua por los pescadores de la península de Hel. Ya que la bruja no se hundía, la ahogaron a la fuerza. Distribución geográfica ¡Que barbaridad! Los territorios que sufrieron con mayor intensidad la caza de brujas fueron los sometidos a la autoridad del Sacro Imperio Romano Germánico, para los cuales se barajan cifras de entre 20.000 y 30.000 ejecuciones,12 lo que supone un altísimo porcentaje del total (alrededor de un 40%). Dentro del Imperio, la persecución se centró fundamentalmente en los estados del sur y del oeste, en una zona de unidades políticas muy fragmentadas, que incluye lugares como Würzburg, Bamberga, Eichstätt, Württemberg y Ellwangen, entre otros. Se trata de estados de pequeño tamaño, que gozaban de una alta autonomía jurisdiccional: un ejemplo muy significativo es la Fürtspropei de Ellwangen, un territorio diminuto en el que fueron ejecutadas 400 personas solo entre los años 1611 y 1618.13 Los estados de mayor tamaño, como Austria, Baviera o Bohemia, fueron, en cambio, bastante más moderados en la caza de brujas.14 Un territorio del nordeste de Alemania que sufrió intensamente la persecución de la brujería fue el Ducado de Mecklemburgo, protestante, donde tuvieron lugar aproximadamente 4.000 juicios, que causaron unas 2.000 ejecuciones.15La Confederación Helvética fue otro de los lugares en los que se realizó una caza de brujas particularmente intensa. Se ha calculado que dentro de sus fronteras fueron ejecutadas unas 10.000 personas.16 Solo en el cantón de Vaud el número de ejecuciones superó las 3.000 (se trata, además, del lugar de Europa en el que se ha constatado un porcentaje más alto de ejecuciones con respecto al total de procesados (alrededor de un 90%).La persecución fue también muy intensa en algunos territorios que nominalmente formaban parte del Imperio, pero que en la práctica gozaban de un elevado grado de autonomía: el Ducado de Lorena, el Franco Condado y los Países Bajos. En Lorena, Nicolas Rémy envió a la muerte a 800 brujas entre 1586 y 1595, y a más de 2.000 a lo largo de toda su carrera.En Francia, el número de ejecuciones, con ser elevado, fue significativamente menor que en los territorios del Imperio, aun cuando la población del país galo era solo ligeramente menor que la del Imperio. Levack sugiere una cifra de alrededor de 4.000 ejecuciones para los territorios efectivamente sometidos a la autoridad real,17 de las cuales la mayoría tuvieron lugar en la fase inicial de la caza de brujas, durante el siglo XVI. Debe tenerse en cuenta que en Francia las zonas más afectadas por la caza de brujas fueron regiones periféricas que se distinguían también por su resistencia al centralismo de la monarquía absoluta, lo cual se ha explicado de dos formas: bien porque la caza de brujas fue un modo de consolidar el poder central, bien porque la mayor independencia de estos territorios con respecto a la autoridad estatal posibilitó una mayor libertad en la actuación de los tribunales locales.18En las Islas Británicas (Inglaterra, Escocia e Irlanda) y en las colonias inglesas de América la caza de brujas conoció una intensidad bastante menor que en los territorios alemanes. Su incidencia fue bastante menor que en los territorios centroeuropeos, e incluso que en Francia. Para el conjunto de estos territorios, las cifras oscilan entre las 1.500 y las 2.500 ejecuciones. Debe destacarse, sin embargo, el caso particular de Escocia, donde hubo dos grandes cazas de brujas en los períodos 1590-1592 y 16611662. En Irlanda apenas hubo persecuciones. En cuanto a las colonias americanas, solo en Nueva Inglaterra puede hablarse de una auténtica caza de brujas, ya que en el resto de las colonias apenas hubo ejecuciones o no se produjeron en absoluto. La mitad de las 234 víctimas19 en Nueva Inglaterra corresponde al año 1692, fecha de los conocidos juicios de Salem.Para Escandinavia, Levack calculado un número total de alrededor de 5.000 procesos, de los cuales habrían resultado entre 1.700 y 2.000 ejecuciones.20 La parte del león corresponde a Dinamarca, donde hubo, según los cálculos más fidedignos, un total de 2.000 procesos y unas 1.000 ejecuciones.21 Bastante menor fue la cifra de ejecuciones en Suecia (unas 300), Noruega22 (sobre 350) y Finlandia (115),23 que en la época formaba parte de Suecia. La incidencia de la caza de brujas en Escandinavia fue bastante menor que la que tuvo en Centroeuropa; es bastante superior, en cambio, a la de los territorios británicos, si tenemos en cuenta que en los países escandinavos la población era algo menos de la mitad que en éstos.En el este de Europa, el fenómeno de la caza de brujas fue bastante tardío (la mayor parte de los procesos tuvo lugar en el último tercio del siglo XVII y el primer cuarto del XVIII). En líneas generales, puede decirse que la mayoría de los procesos tuvo lugar en zonas fronterizas con Alemania, o con una importante población alemana. La inmensa mayoría de las cazas de brujas de los países del este de Europa se concentró en Polonia. Aunque los procesos de Polonia no están todavía bien estudiados, algunos especialistas han cifrado las ejecuciones en 10.000,24 de las cuales la mayoría corresponden a la parte occidental del reino, con una fuerte influencia de Alemania, por lo que Levack se inclina a considerar la caza de brujas en Polonia como una extensión tardía de la alemana. En Hungría hubo un total aproximado de 1.500 procesos, de los cuales al menos 450 terminaron en ejecuciones.25 La mayor parte de los procesos se llevaron a cabo en el siglo XVIII. En cuanto a Rusia, la persecución de la brujería parece haberse desarrollado al margen de las teorías predominantes en Europa acerca de la asociación de las brujas con el Diablo, y el número de víctimas no parece haber sido tan elevado. Algo similar ocurrió en Transilvania y en las regiones de Valaquia y Moldavia, entonces bajo el dominio del Imperio otomano. En líneas generales, puede decirse que en el Este de Europa la incidencia de la caza de brujas fue bastante menor en los territorios de religión ortodoxa. En los territorios europeos del Imperio Otomano, a excepción de los casos antes citados de Valaquia y Moldavia, no se llevaron a cabo cazas de brujas.Si exceptuamos estos últimos, la zona de Europa en la que hubo menos ejecuciones por brujería fue la región mediterránea. S i se excluyen las regiones alpinas de lengua italiana, entre Italia, España y Portugal (incluyendo los territorios ultramarinos en América de estos últimos) la cifra es muy baja: alrededor de 500.26 Esto no quiere decir que la brujería no se persiguiese en estos territorios: el número de procesos fue bastante elevado, pero el porcentaje de ejecuciones sobre personas encausadas fue muy bajo. Esto significa que en los países mediterráneos los procesos de brujería fue tratada con bastante templanza, a diferencia de lo que ocurrió en otros lugares de Europa. La mayoría de los delitos juzgados en España, por ejemplo, fueron castigados con penas menores. Destaca especialmente la templanza con que la Inquisición llevó a cabo estos juicios, ya que la proporción de ejecuciones en procesos juzgados por los tribunales inquisitoriales es bastante menor que la de los juzgados por tribunales civiles. Además, en España no llegaron a existir cazas masivas, con la posible excepción de los procesos de Zugarramurdi (1610), en los que fue precisamente la Inquisición la que extinguió la psicosis que se había desencandenado por la intervención de los tribunales ordinarios. La lucha contra la caza de brujas Las críticas a la caza de brujas comenzaron prácticamente al mismo tiempo que las persecuciones de la Édad Moderna. Al principio había sobre todo recelos por parte de los jueces y la administración por la creación de un sistema de juicios extraordinarios paralelo a los órganos jurídicos estatales.La crítica contra la superstición que representaba la creencia en brujas apareció más tarde. Anterior a la Ilustración fue el jesuita Friedrich Spee von Langenfeld, catedrático en la Universidad Alma Ernestina en Rinteln, que escribió Cautio Criminalis en 1631. Fue el más influyente, aunque no el único, entre los que atacaron los procesos de brujos. Su libro era la respuesta a la obra estándar de la teoría de la brujería Processus juridicus contra sagas et veneficos, escrita por su colega en la universidad Hermann Goehausen en 1630.El sacerdote protestante Anton Praetorius, predicador en la corte del Príncipe en Birstein, se comprometió en 1597 con la causa de las brujas y abogó por su liberación. Atacó de tal forma a los torturadores que paralizó el proceso y la última presa que seguía viva fue liberada. Es el único caso documentado en el que un religioso haya conseguido paralizar un proceso y la tortura a una bruja. En las actas aparece en antiguo alemán27 porque el cura local se ha opuesto de forma contundente que se torture a las mujeres, se ha abandonado esta vez.Como primero cura reformado, Praetorius publicó bajo el nombre de su hijo Johannes Scultetus en 1598 el libro Von Zauberey vnd Zauberern Gründlicher Bericht (Informe exhaustivo de magia y magos) contra la locura de la caza de brujas y las torturas inhumanas. En 1602 se atrevió a poner su propio nombre en la segunda edición. En 1613 apareció la tercera edición con un prefacio escrito por él.En 1635, el pastor Johann Matthäus Meyfart, catedrático en la facultad de Teología luterana de Erfurt, se opuso a la caza de brujas y a la tortura con su libro Christliche Erinnerung, An Gewaltige Regenten, vnd Gewissenhaffte Praedicanten, wie das abscheuwliche Laster der Hexerey mit Ernst außzurotten, aber in Verfolgung desselbingen auff Cantzeln vnd in Gerichtsheusern sehr bescheidlich zu handeln sey (Recuerdo cristiano a poderosos regentes y predicadores con conciencia de como eliminar en serio la falta de la brujería, pero cuya persecución en cancillerías y juzgados debe ser manejada con modestia).El Hochnötige Unterthanige Wemütige Klage Der Frommen Unschültigen (Muy necesaria y sumisa lamentación de los piadosos inocentes) de Hermann Löher se editó en 1676, al finalizar la ola más dura de la persecución. Es relevante porque el autor ejerció en las décadas de 1620 y 1630 como voluntario en el sistema de persecución y a través de esa experiencia llegó a oponerse a la caza de las brujas. Por ello da la visión desde dentro del proceso y las luchas de poder que lo acompañan, lo que no se encuentra en textos de otros opositores.En 1700, cuando los procesos a brujos ya se habían hecho escasos, el estudioso de Halle Christian Thomasius publica sus escritos contra la creencia en brujos. Sin embargo, el conocido médico Friedrich Hoffmann también de Halle estaba convencido todavía a principios del siglo XVIII en la posibilidad de que brujas pudiesen causar enfermedades con encantamentos, en relación a los poderes sobrenaturales que les daba el Demonio. Historiografía La caza de brujas ha sido tratada una y otra vez tanto en los círculos de historiadores como en los políticos.Durante el Kulturkampf (lucha cultural) de los prusianos se acusó a la iglesia católica como única culpable de la persecución de las brujas y se daba como número de muertos 9 millones, cifra a todas luces exagerada.Durante el Tercer Reich, la NSDAP y otros estamentos estimulaban los estudios sobre la brujería. Se intentaba convertir a las brujas en representantes de la primitiva religión germana, que había sido atacada por la Iglesia. Pero, sobre todo en las SS, se formó un núcleo de oposición, para el que las brujas eran Volksschädlinge, parásitos sociales, que habían sido eliminadas por una liga de hombres con la que se identificaban ellos mismos.Bajo el manto del feminismo se trató el tema de forma intensa en la década de 1980. En el siglo XXI, el estudio histórico se centra principalmente en la historia local y regional del fenómeno. La caza de brujas en la actualidad Persecución debida a prejuicios sociales o interéses económicos. políticos e/o También en cristianizadas regiones no recientemente cristianas aparece o una que y han otra sido vez la persecución de brujas, la brujería o de la magia.Han saltado a la actualidad los casos de los niños brujos del Congo. En el norte de Sudáfrica, sobre todo en regiones de religiones tradicionales, se acusa cada año a cientos de hombres y mujeres de brujería, personas que son a menudo asesinadas por las masas enfurecidas. En Tanzania se acusa cada año a cientos de personas de brujería, que son asesinadas o mutiladas. El caso también se da en Kenia.28 En algunos estados africanos existen incluso leyes específicas contra la brujería.También se conocen casos de caza de brujas en América del Sur.En México y en algunos otros países Latinoamericanos el término "Cacería de Brujas" se utiliza de manera coloquial y popular al referirse a la especial observación de una o varias personas con el fin de detallar sus actividades con el objetivo de mostrar algún fallo referente a alguna temática en particular, sin que esto signifique algún tipo de actividad en brujería. El uso de este término se debe a la influencia estadounidense referente al Macarthismo.