UNIDAD 0. EL IMPERIO ROMANO Y SU LEGADO. LA HISPANIA ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN Una pequeña introducción. En el curso pasado hablamos de la importancia de la herencia de la cultura clásica en la Europa occidental, siendo una presencia continua a lo largo de su historia. A pesar de la desaparición del mundo Helenístico y de la caída de Roma, lo romano y lo griego siguen siendo un referente para todos los europeos, haciendo alusión a muchos de sus campos. El conocimiento, la ciencia, la medicina, la arquitectura, la lengua, el ocio, la filosofía o la geografía fueron durante mucho tiempo de Grecia y Roma, siendo copiado y transmitido. El pasado clásico era admirado y su estudio y posterior recuperación han sido y siguen siendo una constante en la cultura Europa. La herencia filosófica y científica fue copiada en la Edad media por los monjes y ese saber fue conservado en los monasterios, favoreciendo su conservación. Con la llegada del Islam, el saber se completó, traduciendo al árabe los códices clásicos, que en muchas ocasiones fueron los que llegaron a Europa tras la caída de Roma. Ya en el S. XV el saber y la belleza clásica retomó fuerza, en especial en el campo artístico, imitando los modelos grecorromanos, en especial en la arquitectura, con la construcción de edificios (palacios, iglesias) que seguían el modelo griego y romano. Fue también una época importante para la recuperación de obras antiguas así como para la traducción y análisis de los manuscritos conservados de la época clásica. Nuevamente ya en el S. XVIII, con el llamado Neoclasicismo, se recupera de nuevo el gusto por los modelos grecorromanos y las obras de los reyes de la época (monarcas Ilustrados) se inspirarán en la grandeza y belleza clásica. Panteón de Roma S. II Panteón de París (S. XVIII) Monasterio del Escorial. S.XVI 1 Como puedes ver el rastro del mundo clásico se dejó sentir durante mucho tiempo, pero ¿y ahora? ¿Qué tenemos en común con el mundo clásico? Para contestar a esa pregunta habría que adentrarnos en el concepto de “romanización” y sus efectos en la Europa Occidental y en particular para España. Tras la muerte de Alejandro Magno el mundo griego parecía que se desmoronada, pero la civilización romana asimiló, copió y transmitió todo aquello que le interesó de esta civilización: arte, la religión, filosofía, ciencia, etc. Los romanos tuvieron un espíritu más práctico, por lo que muchas de sus aportaciones fueron aceptadas por todos aquellos pueblos que recibieron su influencia y además se convirtieron en un importante legado para pueblos posteriores. Las obras de ingeniería, el trazado urbanístico, las leyes que regular nuestra sociedad e incluso el ocio de nuestra época tienen mucho que agradecer a la herencia romana. Pero… comencemos por el principio ¿Quiénes fueron los romanos y por qué les debemos tanto? Esta es su historia. A. El Imperio Romano: origen y etapas. (Fte. Vicens-Vives, 1º ESO) En el S. VIII a. C. la península Itálica estaba habitada por diferentes pueblos (latinos, etruscos). Los latinos se agruparon en el monte Palatino, a orillas del Tíber y formaron lo que sería Roma, aunque en el plano mitológico es Rómulo a quien se le atribuye el origen de esta ciudad en el 753 a. C. En sus origines vivían de la agricultura y la ganadería, y por ser zona de paso del resto de tribus itálicas, se convirtieron en comerciantes (sal). En Roma se establece una Monarquía, donde el rey tiene todos los poderes (judicial, militar y religioso), sistema que se mantendrá con los etruscos que invadieron Roma en el S. VI a.C. engrandeciendo la ciudad con grandes construcciones y obras de ingeniería (puentes, alcantarillado, acueductos, murallas, etc.). Durante esta etapa el pueblo romano que seguía viviendo de la agricultura y la ganadería, principalmente, vio como se desarrollaba ampliamente la actividad artesanal y comercial. Socialmente se distingue entre patricios (descendientes de los fundadores de Roma) que son minoría pero que controlan la política y eran los más ricos y poderosos, y los plebeyos, que a pesar de ser la mayoría de la población (artesanos, campesinos, comerciantes) no tenían derechos políticos. Será en enfrentamiento de estos dos grupos lo que puso fin a la etapa pues cuando llegaron los etruscos favorecieron a los plebeyos en detrimento de los patricios, que se sublevaron y consiguieron expulsar y terminar con la monarquía etrusca. Se inicia entonces la llamada República de Roma (509-47 a.C.), aunque se considera más una oligarquía patricia que una democracia, y contaba con una serie de instituciones para su funcionamiento. Las Magistraturas, elegidas cada año, ejercía diversos cargos: Pretor, Edil, Cuestor, Censor y Cónsul; estos últimos presidían el Senado y los Comicios, que era una reunión de los ciudadanos romanos donde se elegían magistrados, proponían leyes y se 2 decidía sobre la guerra. Una particularidad es que la votación en los Comicios se hacía por clases sociales (se dividía en 5 en función de la riqueza), empezando por los más ricos dejando la votación cuando se alcanzaba la mayoría, por lo que los más pobres nunca llegaban a votar, de ahí que se cuestione lo democrático de este sistema. La otra gran institución romana es el Senado, compuesto por 300 antiguos cónsules y que ratificaban las leyes aprobadas por los Comicios, al tiempo que resolvían conflictos de política exterior y de finanzas. Se convirtió en el centro de la vida política de Roma y seguro que la figura del Senador romano (con toga blanca) es una de las más representativa y reconocida por todos vosotros. A nivel social, durante doscientos años los plebeyos lucharon para obtener los derechos que se les negaba (participación política), y lo consiguieron en el S. V a. C., el Tribuno de la Plebe, representante y defensor de sus intereses. Más adelante, consiguieron una ley escrita, la Ley de las Doce Tablas, y finalmente otros derechos como su acceso a la magistratura, al Senado y a contraer matrimonio con los patricios. Los esclavos romanos no tenían ningún derecho, y podían ser vendidos, asesinados o emancipados a voluntad del amo. Se encargaban de las tareas más duras (campo, minas, gladiadores) y también hacían tareas domésticas. Pasaban a ser libertos cuando recuperaban la libertad (comprada o cedida por su amo). Es en el periodo republicano cuando Roma inicia su expansión por el Mediterráneo y tierras de Oriente. Entre el 500 y el 250 a. C. Roma ocupó la península Itálica, enfrentándose con Cartago en el Sur de Italia, lo que dio origen las guerras Púnicas (250-146 a. C.) y la victoria romana supuso su hegemonía sobre el Mediterráneo Occidental. Entre el S. II a.C. y el I. a. C., conquistaron Grecia, el Mediterráneo Oriental, Hispania y Britania. Los territorios conquistados se dividieron en 50 provincias, dirigidas por un gobernador. Para defenderse de los rublos extranjeros (bárbaros) se construyeron las limes (fortificaciones). Mapas sobre la extensión y movilizaciones durante las Guerras Púnicas. Las conquistas enriquecieron a Roma, pero aumentaron las desigualdades sociales, pues solo se beneficiaron los caballeros (comerciantes) y patricios (compraban esclavos para trabajar sus 3 latifundios). Los campesinos se arruinaron pues tenían que servir al ejército y abandonaban sus tierras, por lo que se endeudaban, llegando algunos a la esclavitud. Esto trajo conflictos: la plebe, dirigida por los hermanos Graco, provocó una revuelta (S. II a. C.) y hubo revuelta de los esclavos (Espartaco, S. I a.C.) Para frenar estos problemas, el Senado otorgó todo el poder a los generales, dictadores, y las rivalidades entre ellos dieron lugar a guerras civiles y un periodo de inestabilidad. En el 48 a. C., Julio Cesar fue proclamado dictador perpetuo y algunos senadores, al ver el peligro de ese poder, lo mandaron asesinar en el 44 a. C. Octavio Augusto inició en el 27 a. C. un nuevo sistema político, el Imperio, al concederle el Senado amplios poderes y el título de Augusto (elegido por los dioses). Los emperadores concentraron todos los poderes militares y civiles, siendo el Senado algo simbólico. El título de emperador se hizo hereditario. En los siglos I y II se inició el periodo llamado, pax romana, cuando el Imperio alcanzó la máxima expansión y prosperidad. En el S. III, en emperador Caracalla concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio. En el S. III se frenaron las conquistas y empezaron los problemas. Las fronteras se volvieron inseguras por las presiones de los bárbaros. Para facilitar la defensa del imperio, Teodosio lo dividió entre sus hijos, Arcadio y Honorio (año 395). La pérdida de autoridad del Emperador propició las luchas internas y complots militares para hacerse con el poder. También hay problemas económicos, pues la falta de esclavos hizo que disminuyera la agricultura. Los bárbaros cortaron vías de comunicación, dificultando el comercio, por lo que el Imperio se empobreció. División del Imperio por Teodosio e invasiones bárbaras. En el S. V las tribus germánicas entran en el Imperio Romano, lideradas por los hunos. Los pueblos invasores instalaron reinos independientes (suevos, alanos, ostrogodos, visigodos, etc.), y en el 476 Odoacro destituyó a Rómulo Augústulo, que fue el último emperador romano de occidente. El imperio romano de oriente sobrevivió casi mil años más como Imperio Bizantino. 4 Destacar el pueblo visigodo (Alarico), que tras llegar al Imperio y asentarse en el sur de Francia, ocupó Hispania en el 411, tras un acuerdo con los romano para defender al Imperio de otros pueblos. En el mundo romano hay que destacar la importancia de la religión. Adoptaron la mitología griega, por lo tanto politeísta, cambiando el nombre de alguno de sus dioses y en el S. I se impuso al el culto imperial, con fidelidad al emperador, lo que trajo algunos problemas con los pueblos conquistados. También existía el culto a los dioses de la casa y del hogar (lares y penates) en un altar doméstico (larario). Con la conquista de Palestina en el S. I a. C., se introduce en el imperio la religión judaica, consistente en la creencia de un solo Dios, Yahvé, con la esperanza de la llegada del Mesías que reclamaría el reino de Israel. Pablo de Tarso difundió la nueva religión, el Cristianismo, entre los no judíos (gentiles) y tomó mucha importancia en las provincias orientales: su monoteísmo, la negativa al culto al emperador y a participar en los ejército romanos, hizo que fueran perseguidos y muchos asesinados. En el S. III d. C. los cristianos eran tan numerosos que en el 313 Constantino permitió la práctica de esta religión. Finalmente, Teodosio hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio. La iglesia fue aumentando su poder y el obispo de Roma se convirtió en Papa, guía supremo de los cristianos. Hablábamos al principio del tema de la importancia de la herencia romana en el mundo occidental, y si hay algo en lo que fueron precursores y que se asimiló en siglos posteriores, son las mejoras urbanísticas y los aspectos artísticos, en especial la arquitectura, así como obras de ingeniería. Las ciudades romanas tenían estructura similar: rodeadas de murallas, se organizaban en torno a dos calzadas principales (cardo y documano) y en el centro de picaba el foro que albergaba los edificios oficiales. Había una gran cantidad de edificios públicos (termas, circos, teatros, templos, etc.) para el ocio de los ciudadanos. Había un sistema de desagüe, fuentes y calles empedradas. Caesaraugusta sobre plano moderno de la ciudad de Zaragoza 1.- Decumano (actuales calles Mayor, Espoz y Mina y Manifestación) 2.- Cardo (actual calle Don Jaime) 3.- Foro de Caesaraugusta 4.- Puerto fluvial 5.- Termas públicas 6.- Teatro 7.- Muralla 5 El arte romano imitó a los modelos griegos, copiando mucho de sus elementos en arquitectura, aunque los romanos le aplicaron un concepto más útil y práctico. A las técnicas griegas, añaden el uso del arco y la bóveda, adecuando la obra a la función, y por eso se dice que los romanos fueron grandes ingenieros. De entre las obras públicas destacan: las calzadas, complementadas con puentes y acueductos; espacios lúdicos y de reunión como las basílicas, las termas, los teatros, los circos y los anfiteatros; monumentos conmemorativos, como la columnas, los mausoleos y los arcos de triunfo. Los romanos también destacaron en otras artes: mosaicos en suelos, pinturas al fresco en las paredes, escultura (retrato), relieves en columnas y arcos. Acueducto de Segovia Calzada Romana de Cercedilla Teatro romano de Mérida Termas romanas de Lugo Arco de Triunfo de Medinaceli (Soria) Mosaico Romano (Itálica, Sevilla) 6 de Baco B. La Hispania Romana. Has podido comprobar en el punto anterior, la influencia que ejerció Roma en todo el territorio europeo, y muy especialmente en España, donde dejaron una gran herencia material (las construcciones vistas anteriormente) pero también de otro tipo… Pero ¿Qué se encontraron los romanos cuando llegaron a Hispania? Vamos a realizar un breve repaso por la Hispania prerromana y a qué tuvieron que hacer frente los “invasores”. Entre los S. XI y VI a.C., se instalaron en tierras hispanas pueblos indoeuropeos, que se asentaron en Cataluña y el valle del Ebro, desplazándose más tarde a la meseta y regiones del norte peninsular y mezclándose con las comunidades existentes. Al tiempo que estos pueblos se asentaban, otros, en torno al I milenio a.C., establecieron colonias en la costa este y sur de la Península, atraídos por su riqueza minera y por la intensificación del comercio marítimo por el Mediterráneo. Es el caso de los fenicios, que procedentes del Líbano, establecieron en los S. X y VIII a.C. colonias en el Sur (Gadir, Malaca), intercambiando metales y salazones con los indígenas a cambio de productos manufacturados. Los griegos en el S. VIII-VII a. C. fundaron Rhode, Emporion, Hemereskopeión, etc., estableciendo un próspero comercio con los indígenas (Tartesos). Más tarde aparecieron los cartagineses (antigua colonia fenicia del N de África) quienes rivalizaron con los griegos por el control de las costa peninsular (S. VI a.C.), obligándoles a concentrarse en el NE, pretendiendo más tarde ocupar militarmente el sur, causando un enfrentamiento con Roma que dio origen a las Guerras Púnicas (S. III a.C.). 7 La llegada de los indoeuropeos y el contacto con los colonizadores, hizo que apareciesen en la península dos grandes áreas étnicas y culturales: los íberos y los Los celtas. Íberos ocuparon la zona E y S peninsular (S. VI-III a.C.) influencias y de tenían fuertes los pueblos colonizadores con los que comerciaban. Su economía agricultura se basaba (secano) y en la ganadería. Conocían la mitología, acuñaban moneda y tenían escritura propia, siendo gobernados por “reyezuelos”. Los Celtas ocuparon la regiones del centro, O y N de la península. Eran ganaderos nómadas y agricultores que conocían la metalurgia del hierro, trabajaban la cerámica y el tejido de lana. Mantenían pocos intercambios comerciales (eran autosuficientes), desconociendo la moneda y la escritura. Vivían en pequeños poblados (castros) unidos por los lazos familiares, donde varios clanes formaban una tribu. Dado su carácter belicoso fueron empleados como mercenarios en muchas ocasiones. Castro Celta en Baroña (Galicia) Esta era la situación de la Península Ibérica antes de la conquista de Roma, pero, ¿Cómo se originó? ¿Cuál fue su desarrollo? El motivo de esta ocupación no fue otro que una guerra, una guerra entre dos pueblos con interés en la península: Roma y Cartago. Cartagineses y romanos ya se habían enfrentado por el control de Sicilia, pero ahora los ojos estaban puestos en Hispania. El cartaginés Almircar Barca, ocupó todo el SE peninsular, fundando Cartago Nova, y su hijo Anibal (220 a.C.) pretendía conquistar Roma desde la península, atravesando los Pirineos y los Alpes, para lo que tuvo que atacar Sagunto (aliado de Roma). Este fue el detonante que le faltaba a Roma, quien decide mandar en el 218 a.C. dos ejércitos al mando de los hermanos Escipión, con el objetivo de conquistar Hispania y bloquear el abastecimiento del bando cartaginés. Tras el desembarco en Ampurias, la conquista de roma fue larga (218 a.C. a 19 a.C.), pudiendo establecerse diversas fases. La primera (218 a.C. a 202 a.C.) terminó cuando los cartagineses fueron derrotados; la segunda (202 a.C. a 154 a.C.) concluyó con el dominio de la zona oriental dada la poca resistencia íbera; la tercera (154 a.C. a 133 a.C.) se centra en la guerra contra los pueblos de la meseta, con luchas crecientes contra lusitanos, 8 arévacos y vaceos, destacando en este conflicto el asesinato de Viriato (139 a.C.) y la toma de Numancia (133 a.C.) que permitió ocupar los pueblos de la meseta; la cuarta etapa concluyó con el sometimiento de galaicos, cántabros, astures y vascones a manos de Augusto. Muerte de Viriato de José de Madrazo (1808-1818) Conquistada Hispania, ésta se convirtió en provincia romana y al frente se puso un gobernador. Augusto estableció 3 provincias: Tarraconensis, Baética y Lusitania, que más tarde se transformaron en 6 con la creación de Gallaecia, Carthaginensis y Baleárica. Los romanos integraron la economía de Hispania dentro de los circuitos comerciales del Imperio: producción agrícola considerable (latifundios), actividad artesanal en las ciudades (armas, tejidos, salazones), riqueza minera (plata, cobre, mercurio, etc.), que eran exportadas gracias a una extensa red de calzadas destacando la Vía Augusta (por el Mediterráneo) la Vía de la Plata. El legado romano en Hispania ha sido pues muy importante, y como podéis imaginar va mucho más allá de lo meramente artístico, extendiéndose por cuestiones, lingüísticas, jurídicas, religiosas, etc. Dentro de las construcciones que se conservan destacan acueductos, teatros, anfiteatros, murallas, puentes, termas, arcos conmemorativos, templos, así como mosaicos y esculturas. La integración de Hispania en el mundo romano supuso la adopción de elementos culturales (lengua, derecho, religión, arte) propios de esa civilización, que dieron lugar a lo que se conoce como romanización, es decir, la inclusión del territorio hispano en el espacio cultural romano, donde se incluirán: - Leyes e instituciones romanas - Derecho romano (ciudadanía romana) - Lengua común: latín - Religión romana (culto al emperador) ¿Cómo afectó esta herencia en el desarrollo cultural de la Europa Occidental? ¿Qué nos queda ahora mismo de esa herencia cultural romana? Vamos a descubrirlo en los temas siguientes. 9