El i~iomento actual en la Arquitectura Norteamesicalla

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El i~iomentoactual
en la Arquitectura
Norteamesicalla
Gabriel Alomar, Arq.
Los temas d e que trataba en mi conferencia de ayer puecleii halxr parecido a
alguilos compañeros poco «arquitect«ilicos» . N o creo que sea así, porque nuestra
misión esencial, más que el coiistruir, es
el ordenar, el compoiier, el estructurar,
tanto si 110s valenlos de sillares y de vigas,
como si jugamos con espacios. Fi en el
planeamieilto tieileil que iiiterveiiir diferentes técilicos, no olvidemos el sigriificado etimológico de la palabra arquilccto,
el que está - eii cierto sentido - por
encima de todas las téciiicas, y nuestro
objetivo .es
el Ordeii que da uiliclad a la
.
integración.
Permítaseme esta divagaciíiil, que TI^
tiene más fin que el de llevarme a decir
que, a pesar de todo, después de tratar
durante uii tiempo coi1 leyes, plaiies, organizacioiles, cuestioi~eseconómicas y so-
ciales, me siciito m t ~ ya gusto al entrar
cle nuevo cii el campo cle lo que, despiiés
de todo. es lo verdacleramcnte nuestro :
piedras, estilos, plantas, edificios.
Así, pues, eiltremos e11 el tema de la
Arquitect~iraactual eii los Estados Uiiidos de Aiuérica, empezaiiclo por uiias
coiisideracioiles cle carácter "
~eiieral.
Eii los países europeos suele tenerse
del iiorteaniericano y cle su civilizacióil
un concepto falso, por lo inenos incompleto, traído, iio tan sí110por lo que el cine
suele preseiitar~ios, siiio por los instrumentos y mríquiiias importados cle allrí,
seaii neveras. autoiní~vileso todos estos
pecl~ieñosartiliigios que tiene11 como fiii
el reducir al iníilimo el esfuerzo clel hombre auii eii sus actos inAs iiitrascendeiitales como so11e1 afeitarse, borrar sobre el
papel o limpiarse los zapatos, sieilclo tal
vez iiatural que eil el lugar del munrlo
eii donde se trabaja mAs, o por lo mcl-110s
1n5s aprisa, mrís deseo tenga cl Iio~ill~re
de descansar.
Ni el n~uiidoque el cine suele preseiltarnos rii estas mAquiiias, ni auii el rascacielos, 110s reflejan íiltegramentc la cultura norteanlericana. S i l~ieiies ~erd;i(l
que el ainericano medio, que se llamíi a
iio
s í mismo hombre ~ r h c t i c o (auiiaue
'
siempre lo es) es un tipo materinlizatlo,
iiigeiiuo, con uiia filosofía superficial de
las cosas, activo liasta la iiic;ip:lcidad par;^
la vida coiiteniplativa, SorteíiinCricri tiene
in~ludabletnente
- u11 cnnteiiitlo csi~iritual.
uiia ciiltiira aiitbi~tics:~,la qiic. 1i;i ~ ~ r o t l u ciclo a uri Emersori y a uii Jeffersoil, a
un Paul IVhitiiiaii y a uii Fraiik T,lo>.d
Iliriglit. Ko podemos, pues, lia1,l:ir tlc
un punto tan importante y tari sigiiifil .
cativo de la civilización de aquel país
como- es su Arquitectura, sin empezar
Sondeando los cimientos de esta cultura
en cuanto se refleja en el fenómeno de
su Arquitectura, desde el momento en
que empezó a organizarse como pueblo
libre, basta el día de hoy, en que ha llegado a constituir el eje económico sobre
el cual gira todo el hemisferio occidental.
LA TRADICIÓN COLONIAL
El primer período que vamos a considerar al hacer historia de la tradición
arquitectónica de los -Estados Unidos es
el de la época colonial, cuando la parte
ya poblada del Continente se hallaba bajo
él dominio de pariones europeas, o sea el
comprendido entre fines del siglo XVII y
principios del XIX. Los ingleses poseían,
no tan sólo el grupo de Estados del Nordeste, que todavía se conoce con el nombre
de Ne7c-England o Nueva Inglaterra (o
sea Maine, Vermont, Connecticut, Massachusetts, Nueva York, etc.), sino los de
Virginia, Georgia, Pensilvania y Mariland, hacia el sur. Francia colonizaha parte
del Golfo de Méjico, Luisiana y Carolina,
y Espafia, primero Florida v Tejas en
el sur, y después California, en el oeste.
En cuanto a los tcrritorios del 'Centro,
todavía los pioneros no habían puesto en
ellos la planta y se hallaban habitados
apenas por escasas tribus de indios seminómadas.
La influencia
en N. E.
Es natural que no existiera, en absoluto, una unidad de estilo arquitectónico.
En primer lugar, las influencias traídas
por los colonizadores eran muy diversas,
y la intercomunicación entre las distintas
colonias, mínima, en algunos casos, aula
cómo podrían haberse comunicado los
misioneros de -California con los colonos
de Nueva Inglaterra, si estaban separados
por miles de kilómetros . de desierto y
selva ? Podemos, sin embargo, establecer
claramente varios grupos perfectamente
definidos.
El primero de ellos es e1 que suele
llamarse convencionalmente Colonial, que
se desarrolla en las colonias inglesas del
nordeste, de clima relativamente frío v
con el antecedente de la Arquitectura y
procedimientos construdivos de la Inglaterra del siglo
Son estas construcciones, bellísimas
a veces, construídas en ladrillo rojo, con
la carpintería pintada de Blanco y los
techos de gran pendiente en pizarra gris
con pequefias mansardas y grandes chimeneas. El cuadro de estos colores entona maravillosamente con el paisaje de
suaves ondulaciones cuhiertas de césped
con grupos de grandes arboles, principalmente abetos y cedros bajo cielos
grises.
E1 ejemplar m(is característico de estilo colonial es la pequefia ciudad de
antigua residencia cle los
Gobernadores ingleses del Estado de
'l'oda la Ciudad (no tendra mas de
citin casas) base usos veintc asos fué
íntegramente restaurada — mas que restaurada, reconstruída irk luso en sus
interiores y mobiliario, con un euidado
ejemplar, al cual no creo se haya llegado
en. ninguna .restauración europea.
No tan sólo en Williamsburg,-sino-en
todos los Estados .de la Nueva Inglaterra,
encontramos numerosos ejemplares en
este estilo, desde- viviendas de . dimensiones reducidas, basta edificios pUblicos
importantes, pabellones de Universidades
y basta Capitolios o Parlamentos de Estados, como el de Boston o el cle Alabama.
Resultan también muy interesantes , las
iglesias, la silueta de cuvo campanario
puntiagudo, pintado cle Blanco, es una
las notas mas características del paisaje
de aquella zona ; iglesias herederas directas de las que provectara para Londres
el arquitecto Wren, si nien con un car(icter menos severo.
Esta es precisamente la diferencia
esencial que encontramos entre la Arquitectura americana colonial al compararla
con la de la metrópoli britanica : el estilo
adusto de Inglaterra, al (.Tuzar el Atlóntico se ha ido haciendo mas alegre y luminoso. No olvidemos que los primeros
colonos, que se llamaban ellos mismos
«peregrinos» y que desembarcaban en la
costa americana, babiendo hecho la travesía en un barco que llevaba el nombre
simbélico de «Mayflower», huían de la
persecución política v del fanatismo protestante de Inglaterra. t No seró esta ansia de libertad, que en el futuro tan bellamente debía verse lograda, la que hacía
a estos peregrinos pintar de Blanco sus
campanarios v los apanelados interiores
de sus cabafias, introducir la moda de
las alegres telas estampadas o cobrir sus
paredes de papeles pintador con paisajes
y escenas campestres?
El «Estilo Federal»
Los primeros Estados de la Unión
americana lograron su inde Liemlencia en
los últimos afios del siglo v con
este hecho coincidió una evolución en la
Arquitectura del nordeste , hacia un estilo
marcadamente neoclasico, pero muv típico, que se llama «Estilo Federal».
Este neoclasicismo coincide cronológicamente con el que domina cn cl continente europeo durante los períodos
Directorio v del Imperi„, cn el que tanta
influencia habían tenido hechos históricos :olno el descubritilieït:, de las ruinas
de Pompeva v la expedición de Napoleón
a Egipto, así como cl que ponen dc moda
en Inglaterra los hermanos Adam.
Resulta altamente curiosa la rehición
íntima entre este estilo v las idear políticas de la época en las cuales tanta influencia tuvieron las de la
griega. La Constitución de los Estados
Unidos, roca singularmente tirme sobre
la cual se asienta todavía la estructura
política de la nación, casi podría haber
sido redactada por Platón. Y esta relación entre la Arquitectura «federal» v las
ideas políticas dc los hombres que fundaron el Estado americana, tiene un símbol„ en un gran hombre : Thomas Jefferson, i1rquitecto v tercer Presidente. Su
residencia propia, Mamada «Monticelh»),
que él mismo provectara, es una de las
obras mas pums del Federal v una
de los monumentos mas respetados de la
tradición nacional.
Por la misma época aparecen en los
Estados mas al sur otros dos estilos, completamente distintes : Uno ellos es el
de las llamadas «plantaciones» de Virginia y Georgia, residencias de gran empaque sefiorial, y el otro, el afrancesado
de Luisiana, con su capital Nueva Orkans. En estos Estados, el clima tiende
ya a ser calido ; en Nueva Orleans, casi
tropical. La vida exterior tiene ya una
gran importancia y da lugar a pórticos
y galerías. La diferencia en la organización social del norte v la del sur es otra
circumstancia determinante de los dos
tipos de Arquitectura. Mientras los que
colonizaron el norte fueron demeicratas cle
corazón, igualitarios, antiesclavistas, en
el sur existía una especie de aristocracia
territorial ; frente al «cottage» clel norte,
la «plantación» del sur tiene algo de Castillo feudal.
No se puede — v meros nosotros —
hablar de la tradición arquitectémica americana sin contar con cl elemento espafiol.
La casualidad, o tal vez la lógica que
suele determinar los hechos históricos,
hizo que las exploraciones espafiolas tuvieran lugar en las zonas en donde las
condiciones climatológicas se parecían
mas a las nuestras. Florida, Tejas, así
como , Luisiana, a p tes de que pasara a los
franceses, por una parte, v California
por otra.
No tengo necesidad de describiros el
estilo, cle origen claramente mediterraneo, que los misioneros espafioles, obedeciendo a nti ilustre compatriota el franciscano Junípero Serra, crearon en California, así como tampoco la achiptación
del mismo a las necesidades modernas,
que dió lugar al llamado «Estilo Californiano» o «Estilo Misión», característico
de los amos 1920 a 1940 en la costa del
Pacífico.
(1(' (1('s(o-i,nlaci(ía
ara)( itect(5ii
La desorientaciem que afectó a la Arquitectura europea durante cl siglo X1N,
etirCeiainle1Itu su seguida mitad, fué, si
cabe, todavía mas acentuada en Norteamérica. Es la triste época en que se mal
imitar los estilos históricos, pretendiéndose adaptarlos a necesidades v procedimientos constructivos muv distantes de
los existentes en las épocas en que fueron
creados. Así, pues, en lo que se refiere
a los Estados Unidos, puede (1,'..cirse que
durante los cuarenta o cincuenta anus precedentes a la (;nerra civil, Ilamada de
Secesión que, como es sabido, tuvo
iS61 v 1865 – , nada
lugar entre los
se construvó que Inerezea ser citada.
Terminada esta guerra con el triunio
del espíritu unitario v del norte,
sobrevino una época dc una prosperidad.
económica sin precedentes, época que es,
sin dada, la base de la riqueza v del prestigio anual del país. Hablar de la
C1611 americana de fines del siglo parada es
hablar dc -.Morgan v de Astor, dc Vanderbilt, dc Carnegie v dc RockeLlIer, de
fabricas enormes de metalurgia cn Pittsburg v de minar de oro en California.
Esta prosperidad monstruosa tenía que
refiejarse, forzosamente, cn un arquetipo
29
da sesenta - se fui auuteittahda eii una de piedra. M, pues, el edificio tieuc
Iucha de superayi611 hasta Ilegsir a los estetiorqierife unn decarakibii de franjas
ciento dos ,del aEmpire S t a t e ~ .Bajo un verticales de brillante Juoiiiiiii>, que coitpunto de vista purameiite arquitecihico, tieiien las ventanas, illkriiaiidu con o t r ~
los raicacklos modernos - nos referimos ,de uiia piedra areiiisca muy parecida a
a los ~uinstruídosdespub5 de 1930, y can la de Mni~tjuich.
Si utia coca hay de adrniralile eii un
la excepci6n del &RadioCityii, del cual
después hablaremos
so11 meiios que rawaci&los, es el milagro de su rdificíiSe ha diclia coii frwu~iicia que el iaediocres, En realidad, iio han sido p r e cF6n. El ~Eiupirr Sttite~, por ejcnrplo,
aumentar tan estraordiiiariarnc.rite el nit- yertados por verdaderas arquitectos, ni Iici sido coristruído riitm cuatro de las
mero de pisos de los edificios fué uiza aun ingen~os,sino por lo que alta se calles mús congestioiiadas de Maitliattaii :
consecuencia de la rdatiuatileirte prPqueiia Ilaman d isdadores, especialitados i g d la' S.* y 6.' Avenidas y las calles 33 y 34,
superficie de la lsln de Manliattriii, que, en dibujar autamljviles a treiies d6ctri- sin entorpecer por uri iniiinto la circucomo se sabe, to~~sfituye
el niicleo de la cos, obsesioirados por la idea riel aercidi- Iaciúri mi aun h de peatoiies pnr las areciudad de Nueva York. Niii~cahe creído iiamismo, sin tener en cutziita que si hay ras. I,a mauor parte cle los rnaariales,
que sea asi, por la simple raz6xx de que
algo que deba ser oaerucsthtim~ es uii con~plettirnentea puiito de colocar e11 1~
h inayorfa de la supcrftcie edificable de edificio. J No es h mhs restraordiiiaria cibra, se ncobiír par vias subterr*iieas.
hhnhattan lo et.6 todavía Itoy c011 casas virtud del &rtlienai~, esta srtisacihii , Besde arites de empexarw la obra se batle ciiiro a seis plantas ; por atro lado, los verdaderamente única, que da de inmovi- llnban previstas, hnru por hora, todas las
p r i m o s verdaderas mcaciiclos no se lidad ?
operaciones a realixar ; no cablair en abconstruyeru~i en Nueva York, sino ea
de rasciicieios aerorli- sojuto los imprevistos, Fa que Iin peqiielio
Chicago. El rascacielos iio es siuo una n&rniiroe? el e la marca de autam~vilw retrasa eri ln llegada de uii camiBii, o uila
rnaterializaciilii del es frita del pais eii uChxysIer~, uno de los mks altos y sir1 pieza que ajustara inal , reprcstmtahn uua
aquella &paca, uii alar e de opulenrin, de niiMii g4neru de duda concebido por discrotitínuidad fatal eii la complicada caiipoder material, qw va ya perdiendo ac- diseñadores de coches. Es como un in- sateiiacikn de todas las fases de la obra.
tualidad, debido no tan s610 a la decad'en- meirso proyectil-cohete, colocada de pie '
1 siti emlaígcl, rosa jnmlble paro uti
cia del. capitalismo, sino a la iuiregable y rnodelad'd para hallar una resiste~~cia arquitecto españnl, se termiitb Ia obrki, y
tvrilncihn de la cultura americana Iiacia minima en un de~plazamjento ascensio- todo se había llevado a le realidad Wl
harixtrnks m6s humancis.
nal . Este carficter antiarquitectbnico de como estaba previsto.
El primer rascacidos importante f u i algunos rascarielos viefit acentuado por
el de Mr. Franck JVwlworth, construído los materíales de rwestimieiito, entre 10s
Hay u11 ramcieIos, al que &lo hemos
a principios de este siglo por d arquitebo
cuales domina el aluminio. El aEmpire nombrada de paso, que merece un capfCnss Gilbert. Su ornamentaci6n recarga- Bate# se halla revestido, en seco, a hueso, iulo especial. Es 3 llamado ~ ~ R d i ~ t J
disima, es de un estilo &icú decadente sobre un mnazbn de hierro con placas dk a aRockeklleF Cciitera. Con su erección,
que recuerda muy 4e cerca a San Juan piedra arenisca alternando con chapas su propietario, el ccoiiacido hombre de
de los Reyes, de Toledo, El nhmero de prensadas de aluminio, las c u ~ l e sfornegocios y gran fiffiittropo john Rackc~
pisos del .Waolworth Buildingr
creo mando pestaiía, sostienen Iawralmnte las feiler, lia edificado un verdadera monuerquitectliiiico que superara a cuaiito
grande habfa crcado b historia, a las Pirámides cie Egipto y a¡ Caloso de Rodas ;
era la &oca del ubetter a i ~ dbiggerr, y
de dla 1iuciB el rrtsc.acielus.
-
"""a"
f
-
Palaclo de 10s Gobernadortls en Williamsb
El ~ul<r¿io ae los Gobeinactores ingIsscs
ti* V i T ~ h k , en W i l l i a n i ~ h r g 11705) es
al prototipo de In orguitcbirrsi colo~enhtf
NE. de los Estados Unidos. Puredcs
di3 Ecdritto visto 7 0 0 ; c e r p i t t i e r i ~ .Mmim,
raniuie mi m~derupilaurda de blaitco; cubie?ins>Bn pizawrt Qris, PUVUra te$kltl~nciiZnde la ciudad conbpteta se cms~tuyo
err l327 tu sociedad aCotonttt1 WiiEhmssbii rg, 1nc.a. nuapiriridrr pur fulirt RockeSeLie~ (hijo) y bufo la diredeida t&cn?ca
d c tos Arquftecrw P e r ~ y Slxaui
,
y Hepbum.
La «Vieja Iglesia Norte? de Boston
!
Es una construcdón típica del estilo co1o.rrial de «New-Englandn. Su silueta recuerda la de algunas construidas por Sir
Christopher Wren; pero el estilo de Wren
es aqui más amable y menos formalista.
mento a s u nombre, dando un alto ejemplo de esplendidez, ya que el producto
de sus rentas pasa htegramente a le
Universidad de Columbia.
Radio-City es u n conjunto de edificaciones - el rascacielos no es más que una
pequeiia parte del mismo - que debe
cubrir, según el proyecto, tres manzanas
completas de la cuadrícula de Matlhattan,
edificadas dentro de un orden. con alturas
variables, pero ordenadamellte compuestas, que varían entre las seis y las cuarenta plantas, prescindiendo del rascacielos que llega a las setenta.
E1 conjunto, sin grandes alardes de
'
originalidad, tiene ind'udablemeilte una
calidad arquitectíinica que no tienen los
otros rascacielos modernos. S u traza arquitectónica no puede ser más sencilla,
dependiendo solamente del juego de volúmenes. Las fachadas, totalmente aplacadas de piedra, no tienen mks decoración
que la repetición de sus liuecos de mbdulo completamente tradicional, ni más
oriiamentación que algunos bajorrelieves
policromados y dorados en puntos de
interés.
E n cuanto a los interiores, son de una
calidad inigualada. Podemos enorgullecernos de que el hall central de este mo-
numento, que es tal vez el más característico de nuestro siglo, ha sido decorado
por el compatriota Sert, que con su pincel
ha sabido crear una maravilla que destaca indiscutiblenieiite sobre este conjunto
de maravillas.
Paralelamente a la evolución de la Arquitectura de los rascacielos, se clesarrolla en Estados Uiiidos, durante el período
entre 1920 y 1940, otro tipo de Arquitectura de notable interés : me refiero a los
hoteles y casas de apartamentos de los
embargo, en veinte años, el funcionalismo tamente conocida de los arquitectos espade Neutra, como también el de sus com- iioles y. especialmente de las promocioiies
pañeros, no es el inisnio ; aquella vivienda anteriores a 1936. Sus obras, la labor de
ucubistan, de aristas rígidas, mecánica, la ~Bauhausn,sus teorías, nos fueron un
se ha humanizado, habiendo hecho las día familiares a través de M o d e r ~ i cB a u paces, no tan sólo con el concepto de la forilzeiz o de la misma revista de la uGarealidad de las diferencias regionales, tepacn .
sino con el elemento popular y con los
D e ellos, el verdadero arquitecto era
materiales tradicionales. Son, pues, dos Walter Gropius. Marcel Breuer era el
10s hechos que fijan la evolución del fun- hombre de detalle, el mueblista ; él fué
cionalismo.
.
quien dibujó, para su propio despacho en
E l primero es el de que la Arquitec- la uBauhaus», la primera silla de tubo.
tura modet-na actual no pretende ser de Mies van der Rohe es el poeta, el verdatipo univer~al.y es lógico, porque los dero artista ; su pabellóii de Alemania eii
factores de clima, de costumbres, de pai- la Esposición Iiiterilacioiial de Barcelona
saje son muy distintos en uiia y otra tenía toda la gracia y e l encanto de las
Después de la reseña, tal vez despro- parte del mundo. L a Arquitectura que se mejores obras de los primitivos de uh
porcibiiadamente extensa, d e la Arqui- hace hoy en Cavfornia tiende a ser clis- estilo, y debo deciros que creo siticeratectuka americana que podríamos llamar tinta, aunque siii grandes diferencias, a mente que ni su autor ni la misma Arquihistórica, aunque hayamos llegado a un la que se hace e n los Estados de clima tectura fuilcional han llegado a superar,
e n el transcurso de veinte aiios, la calidad
pasado muy reciente, habnía llegado la frío.
E l segundo es el de haber vuelto a los artística de esta obra.
hora de entrar de lleno en el tema de
E n cuanto a Walter Gropius, ocupa
nuestra coiiferencia, concretado a las ten- materiales naturales, especialmente a la
dencias del momento actual, si iio nos piedra y a la madera. E l estilo moderiio el cargo de Decano de la Escuela d e Arfaltara otro precedente, sin relacióii en de 1930, y especialmente en Espalia, tal quitectura de la Universidad de Harvard,
absolpto con lo anterior. Me refiero a la vez por querer huir de toda concesión a de la cual es también Breuer profesor. E l
personalidad artística del gran Arquitecto 10 suntuario y puraineiite estético, era un filtimo proyecto de Chopius es un pabellGn
y reiiovadoi- americano F r a n k Lloyd estilo pobre, de hormigón y estuco. Claro de residencia para estudiaiites en dicha
que esto q o era general, y para demos- Universidad. También en veinte aííos, su
Wright.
trarlo, no ,tenemos más que recordar a estilo, sin renunciar en absoluto a sus
Tal vez la obra de Fraiik Lloyd
Wright a o es tan personal como haya Mies van der Rohe. Pero en la Arquitec- principios de funcio~ialismoy renovación
parecer, ya que sus obras de prin- tura americana ;iuoderiia, y especialmente (que, dicho entre paréntesis, no podemos
cipio de siglo, que rompían en absoluto en la vivienda aislada, la madera, as4 conio menos de compartir punto por punto) se
con todos los convencioi~alismosarquitec- la mampostería vista, han vuelto a ocupar ha hun~anizado. Este pabellón estA fortónicos antiguos, tiene uiia relación in- un lugar iniportantísimo, y el estuco está mado por varios cuerpos bien proporcionados entre s i y con los otros edificios (le
dudable con los tanteos, más o menos prácticamente desterrado.
E n cua,nto a Eliel Saarinen, que sClo la Universidad, de ladrillo rojo coino ésaislaclos, que en Austria, Francia y Alemania llevabail a cabo los arquitectos re- hasta cierto punto puede cotnprenclerse tos, con ventanas siniples, apaisadas. E l
dentro del grupo de los funcionalistas detalle de la organización interior de cada
volucionarios de la generación anterior
al funcionalismo. Sea como sea, s u per- puros, es, como arquitecto y conio urba- dornlitorio, con su mobiliario, e s tal vez
nista, una de las personalidacles m'3s no- lo más interesante del proyecto.
sonalidad es poderosa.
L.loyd Wrigth ha tenido siempre la tables de nuestra época. Nació en FinlanNo podemos hablar de los funcionalisobsesión de la originalidad, no orientada, dia, en 1873, en cuya Universidad de tas europeos que trabajan en Aiiiérica siii
como en Gaudí, al Surrealismo, sino a Helsinsky enseñó Urbanismo ; de esta citar a José Luis Sert. S e dió a conocer,
una racionalidad de acuerdo con la fun- época datan sus estudios sobre desinte- principalmente, e11 América, con la
ción. Durante una cierta época, por el gración urbana, que propugnan la frag- publicaciGu de un libro titulado ;Pue1900 a 1920, creó un tipo de casa, coi~s- mentación de las grandes ciudades, por dsit sobre7li~tir~ z u e sras
f ciudades?, que es
truído e n gran parte de madera, en el cual medio de uiia red de fraiijas verdes en u11 comentario ~ r o l i j oa la carta de Atenas
un alero simple, de gran vuelo, plano por un upuzzlen de barrios ; claro que eiiton- del C.I.A.M:, reuiiido en 1935. Actnaldebajo, acentúa la idea dominante de ho- ces esto no tenía el objetivo y el sentido mente, trabaja, colaborando coi1 el amerizontalidad, que la baja altura de techo social que ahora le claiiios. E l hecho que ricano Paul Lester Wieiier, en la ordenadeterminó su traslado a los Estados Uni- ción de varias ciiidades sudamericanas,
y las ventanas apaisadas le dan.
Lloyd Wright vive todavía venerado dos (si mal no recuerdo fué en 1923) es como Lima, en Períi ; Medellíri, en Cocomo u11 profeta en ur-ia hermosa casa lla- curioso : I T i i rotativo de Chicago, el lombia, y la ucidadi- das &lotores», en
mada Taliesin, en el estado de Wiscon- C l t i c a ~ o T r i b u w e , corivoc6 uii concurso Brasil.
sin, en donde tiene establecida una espe- iiiteriiaciorial para la construcción de un
cie de escuela de Arquitectura de ilíimero rascacielos, a cuyo concurso presentí) SaaELAIOAIENTO ACTUAL
reducido de alumnos, que viven casi como rinen uii proyecto decididamente funcioPasemos ahora a hacer unas coiisidenalista ; era el primer rascacielos moderno
en un monasterio del Tibet.
que se proyectaba. Aunque no obtuvo el raciones breves sobre algunos de los tipos
A pesar de F r a n k Lloyd Wright, premio, este proyecto tuvo una gran di- particulares o aspectos de la Arquitectura
cuya influencia práctica en la Arquitec- vulgaci6ii y consagró la fama de su autor actual en Norteaniérica.
tura norteamericana 110 ha sido muy fe- el1 América. Hay que cleiir que posteriorcunda, el funcionalismo que en los países mente Saarinen, en todos sus escritos, enXcsidc~zcias aisladas
europeos desde el 1930 había sido casi tre los cuales es notable un bellísimo libro
incondicionalmente admitido, no llegaba sobre la ciudad - que debería ser traduHemos hablado ya de ellas. Diremos,
cido al cspañol - se ha mostraclo uii ene- sin embargo, que la tendencia en las que
a cuajar en Norteaniérica.
S i las revistas que durante nuestros migo encarnizado de los rascacielos.
se construyen cle nueva plaiita cs exclusiL a emigraciím de Richarcl Keutra y vamente moderiia. Los estilos tradicionaaños escolares, del 1928 al 1934, nos llegaban de aquel país, publicaban alguna de Eliel Saarinen a Ariíérica es anterior les se adiiiiteii íiiiicanieiite en los casos
obra de carácter inoderno, era de Richard al trasplante e11 masa del funcioiialisi-i~o de restnuracioncs de casas aiitiguas, o lo
Neutra o de Eliel Saariiien, los primeros europeo que tuvo lugar aiios después, al- que llaman al15 ~creiiiodelacioiiesvdc casas
rededor del 1938, causaclo p r i ~ ~ r i l ~ a l ~ n e ndel
t e siglo pasado, de estilo nfeiisivo a la
funcionalistas europeos einigrados.
Richard Neutra, austríaco de naci- por haber obligado la política cle Hitler vista, colno tambií.ii las hay aquií, por.
mento y de formación, debió trasladarse a a la huída de intelectuales y judíos. Este desgracia muchas, que se tr;insfornian esAmérica por el 1925. Desde entonces ha es e1 caso de Walter Gropius, Marcel terior e interiormeiite.
trabajado siempre en Califortiia y se Breuer y Mies van der Rohe.
Se busca eii ellas u11 gran contacto con
de los tres es perfcc- la ilaturaleza, procurarido que no haya
ha mantenido fiel a sus principios. Sin
La
barrios que podríamos calificar de aristoc~áticosde Nueva York, especialmente
en la zona comprendida entre la 5." v la
3.. avenidas y las calles 44 y 90. Ésta
Arquitectura, reaccionando en cohtra de
los upastichec)~ochoceiitistas, sin ambicione$ renovadoras, busca la adaptación
a las necesidades modernas, dentro de un
clasicismo inuy simple, con detalles y
molduras sacadas principalmente del estilo italiano del siglo xv o del francés
del XVII. L a presión funcionalista tiene
actualmente desplazada esta tendencia
clasicista, entre cuyos autores no podemos penos de citar a Charles Platt.
El ~tMonticeIlo~
de Thomas Jsfferson
O
en Virginia
Un. aspecto del ((Monticello)~,
la residencia
de Thomas J e f f e r s o n (1743-1826), arquitecto y tercer presidente de los Estados
Unidos, que fué construida según su proyecto, bajo su dirección. Constituye u n o
dc los ejemplos m á s característicos y m á s
completos del llamado estilo Federal».
apenas discontinuidad aparente entre e s terior e interior, a base de grandes aberturas. E s t o presenta dos problemas : -el
de la falta de iritimidad y el de la poca
seguridad. L o primero se resuelve con el
solar grq~ide,de manera que la distancia
a la casa desde la vía píiblica sea considerable. L o seguiido, con uiia técnica magnífica en ciianto a los cerramientos. E s t e
tipo de Arquitectura es naturalmente caro.
L a casa de a ~ a r l a ~ ~ z e n l o s
L a s casas de apartamentos dentro de
la ciudad, e n cuanto a s u Arquitectura
esterior, a pesar del cambio superficial
en sus formas estilí'ticas, no haii apenas
evolucio~iado.E n cuanto a la distribución
interior, sus variaciones tienen relación
con las realidades sociales y costunibres
del país (por ejemplo, la supresibn casi
total del servicio doméstico y l a vulgarización de las máquinas de lavar, de freg a r platos, cocinas eléctricas, etc.), y, por
lo tanto, tienen poco interés directo para
nosotros.
Aunque el problema de la vivienda
ecoriómica no se halle ni muclio menos
resuelto en los Estados Unidos, los esfuerzos realizados son iniportatitísiriios.
Dentro de la iiiisiiia ciudad de Nueva
York han sido coiistruídos varios grupos
de viviendas para obreros a base de bloques abiertos (es decir, sin patios iiiteriores), ordenados en planta según un conjunto que abarca varias rnaiizanas. 1,a altura oscila entre las diez y Ins dieciséis
plantas, siendo el tanto por ciento de superficie edificacla relativamilnte bajo, y
ocupándose el resto con arbolado y espacios para juegos de nifins. Viene a ser la
idea de L e Corbusier, de los rascacielos
rodeados d e espacios verdes, reducida a
ulia escala más modesta y ccoiiói.liica y
también mhs huniana.
Los bloques se hallan coiistruíclos en
ladrillo rojo, con huecos simples. Todo es
muy sencillo y no se utiliza 1115s recurso
estbtico que el juego de volúmenes con sus
sombras y el verde (que ya cs mucho). E l
resultado es acertado, y la solucií)ri, perfectatilciite aplical~leeii iluestro país.
1,a tienda arnericaiia cs una niaravilla
en cuanto a la orgaiiizaciíiii interior, a la
acciírn estiinulante sohrr~el coriil~raclory
al arreglo de los escaparates en los CLUles se despliega un arte clc primer ordeii,
bajo la direcci01i de los artistas do iil:ís
prestigio.
1,as tiendas nuevas se coiistruj.c~in;ituralmeiite en estilo ino(lerrio, iiadii dc
los harroquismos cursis que iiicoiicehil~1~~i r i e i i t ~ q u íprivan. S i es lígico un arte
~i~ocleriio,
es en lo coinercial.
E n las tiendas, mucho nifis a ú ~ que
i
cii
las resideiicias, la solución de coiitiiiui-
9 3
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Situaci,jn del < < l a d i o = ~ i ten
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9
F E
LDRAL DE
SAU PATRICIO
Dibujo del autor
Conjunto de los edificios tiel +?Radio-City~
Vista de conjunto del ((Radio- Citgn o
«Rockefeller Center)), e n Nueva Y o r k ,
tomada desde otro edificio de la 5.a Avenida.
El edificio que se ve e n el cengo de la
foto es uno de los rascacielos laterales,
quedando solamente visible en parte, a la
izquierda, el cuerpo del edificio principal.
Después de medio siglo de desorientación
el tRadio-Cityr representa el primer gran
esfuerzo hacia una integración urbanistica,
pero su carácter, más que funcional y sociai, es e n el fondo puramente molzumental.
Planta del conjunto del ((Radio City)),que
debe ocupar tres nzanzanas conzpletas, las
cuales han sido subdivididas por una calle
transversal. La parte A 1x0 ha podido ser
ii~corporadaal conjunto, debido a la obstinación de su propietario en izo venderla.
dad entre exterior e interior se ha suprimido, así desde el esterior se ve todo el
interior de la tieiicla. Xcleiiirís, el cliente
no siente al haber entrado, la seilsaci6ii
iiiliospitalaria y aiiticoiiiercial de una
puerta que se le cierra detrrís, auiique la
puerta esista. L a luz, sieiiipre fluorescente, juega un papel decisivo sobre las
inercaiicías íiitegraiiieiite esl~uestas.
Este solo teiiln sería suficiente para
toda una coiilerciicia.
E l iiiterés que la decoracióii iiltei-ior
en ilmérica tieilc para nosotros, resicle
1xiiici~alilieiitccii s u grado clc vulgarizacióii, a la cual liaii coiitribuíclo, 1115s
cl~ieliada, esceleiitcs revistas, coiiio Iloii.te c i ~ dC,nrcic,11, l-ioiis(7 Hc(r~iLilul,Rclter
llo/izr.s, ,4111cricnii 1-lo~itc, etc ... Todos
sabéis, acleiii;'is, que otras revistas clc moclas, por cierto de graii calidad artística,
coilio 1 ;~gui', liarZ>cr's Uazar o (;lnrtiour,
cada día dan nAs importancia al capítulo
de decoración. Y la mujer americana, con
el mismo entusiasmo que discute un sombrero, discute un nuevo color para cortinas o un nuevo modelo de mesa. Pero ha3,todavía. un hecho m ats sorprendente : el
gusto por decoración interior, por
el arreglo digno y artístico del hogar, alcanza en América no ya a las clases medias, sino a un sector de la clase baja ;
claro que a esto contribuye esencialmente
el factor nivel de vida. t Cómo queremos
que se preocupe de la decoración interior
de su hogar la que no tiene hogar ?
El gusto por la decoración interior,
estímulo del hogar y de là vida familiar,
mats -1.11(1 de un hecho artístico, es un hecho social.
Creemos que también en nuestro país
hemos avanzado algo en este aspecto, y
no podemos menos de reconocer la labor
de Arte v Tioga .r, que siendo, dentro de
nuestros medios, excelente, tiene el defecto de orientarse hacia lo excesivamente
Detalle de la fachada del «Radio,City»
Reloj de sol, constituido por la figura
sinibólica de Atlas sosteniendo 1d Tierra.
La concepción plústica y arquitectónica de
los ornamentos escultóricos tiene mucho
rnós valor que las inisnias escultvras en sí.
Fot. Ewing G.n110 waY N. Y.
Conjunta de los edilicios del «Hadio•City»
Detalle del «Radio -City» o «Rockefeller
Center», con las torres de San Patricio
en primer término, presentando el belto
contraste entre lo espiritual y lo material.
La Catedral de San Patricio se resiente,
naturalmente, de los vicios estéticos de la
época en que se construyó (1887), pero
resulta mucho inris pura que los edificios
pseuclogóticos que durante aquella misma
época fueron construídos en otros países.
Fot. Ewing Galloway N. Y.
35
'
La nueva Arquitectura norteamericana
Residencia construida en una playa de California, cuyo autor lamentamos no conocer,
pudiéndose. atribuir a Richard Neutra. S e
puede observar en ella la tendencia m u u
generalzzada, aunque zndudablemente caprzchosa, de huzr en lo poszble del lingulo recto.
',&:k<mfz.. 2:
Residencia proyectada a principios de siglo
por Frank Lloyd Wright. La horizontalidad
dominante, las grandes aberturas apaisadas
y especialmene el concepto de la compenetración orgánica de casa y jardfn, de interior y exterior, hacen que pueda considerarse, a este arquitecto, por lo .menos en
Norteamérica, como el gran pre;ursor de
los principios moiernos de la arquitectura.
selecto y aristocrático ; uil tapiz de Gobelinos o una lámpara auténtica de la
Granja son cosas muy hermosas, pero
pocos hogares hay que puedan ostentarlos. Y. también la clase media tiene derecho a un buen gusto, reiíido ciertamente
con las reproducciones baratas o coa las
fábricas de antigüedades en serie.
E l secreto de la decoracióii interior
no e s e en los tapices ni en las lámparas
de cristal, sino en crear ambientes que,
por la distribución de los muebles for-
inaiido agrupaciones acogedoras, por la
arinonía de los colores, por la iluminación equilibrada, actGen sobre el espíritu,
contribuyendo a nuestro bienestar y a
nuestro reposo psíquico.
Y no es que rechacemos el valor del
mueble tradicioilal. Debemos añadir, precisamente, que en contra de lo que sucede
en Arquitectura, la dec.0ració.n interior
tiene todavía, en América; Su preferencia
por los estilos antiguos, lo cual se esplica
porque una decoracibn moderna no tiene
sentido si no es en una casa moderna, y
éstas sop todavía pocas.
Para terminar, voy a formular un juicio que me sugiere el contraste entre la
cultura europea y la cultura americana
de nuestros tiempos, que tiene u11 claro
precedente en la Historia : Grecia y
Ronla.
Nuestra Europa, la Europa que con
una indudable unidad vital ha producido
los moilasterios románicos y las catedrn-
leva York
..
9
Vista del gigantesco rascacit?los construido
entre la 5.8 y la 6.a avenidas, en la isla de
Innhattan, en el corazón de Nueva York.
les gáticas, los palacios del ~ e n a c i m k n t o
y las gr3ndes ordenaciones del Barroco,
o la que ha dado su espíritu a un Cervantes, a un Leonardo de Vinci, a un Einstein, es comparable a Grecia : tiene la
filosofía y el arte, el genio creador.
Norteamérica es la moderna Roma,
cuyo genio fué constructor y organizador
dominando la técnica.
No podemos esperar el 'encontrar en
.América formas cuevas ni apenas ideas
nuevas, sino las formas y las ideas de la
vieja Europa desarrolladas en una escala
y aun a veces con una perfeccjón sin precedentes.
Los arquitectos iiortea&,ri~anoshan
venido a Europa durante muchos años a
copiar nuestros monumentos, como los
arquitectos de Roma copiaron los órdenes
de Grecia. Y. si ahora ya no vienen, es
porque nuestros propios arquitectos han
ido allá a entregarles el secreto de-l orden
I
después de los
funcional, tal vez el
órdenes de Vitruvio.
Pefo también América tiene secretos
para podernos enseñar. Uno de ellos es el
de la construcción prfecta ; el secreto de
las puertas, sean en madera o bronce,
que cierran bien, hermética y suavemente ; el de la discreta proporción, sin
alardes, y de las molduras bien perfiladas ; el de las salas de estar, en donde el
ambiente, con la buena distribución de
su luz, sus muebles cómodos, sus colores
arm6nicos y variados hace la estancia
agradable. E n resumen, nos puede enseñar el secreto difiícil de hacer las cosas
bien y simplemente.
L a originalidad en Arquitectura tiene
menos valor que la calidad y el saber copiar ; e s una gran virtud cuando se escogen modelos adecuados y se saben adaptar correctamente.
Quiero, finalmente, exponer - y no
es la primera vez que lo hago - una
opinión propia.
E s necesario que vayamos a la renoración de nuestras formas arquitectónicas.
E s verdad que la falta de materiales no
nos permite, por ahora, el desarrollo de
un estilo francamente progresivo, lo cual,
además, podría ser peligroso.
Pero lo que sí se impone urgentemente es el salir d e este barroquismo anacrOnico que malgasta en superfluidades
ps=ucZoornamentalesel tiempo y el dinero
que nos son tan necesarios para mejorar
la calidad de nuestra Arquitectura en
cuanto a técnica constructiva, en cuanto
a nobleza de materiales, en cuanto al
grado en que d e k servir a la vida y
al bienestar de los hombres.
Conferencia pronunciada e15 de mayo de 1949 en el
Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares.
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