El i~iomentoactual en la Arquitectura Norteamesicalla Gabriel Alomar, Arq. Los temas d e que trataba en mi conferencia de ayer puecleii halxr parecido a alguilos compañeros poco «arquitect«ilicos» . N o creo que sea así, porque nuestra misión esencial, más que el coiistruir, es el ordenar, el compoiier, el estructurar, tanto si 110s valenlos de sillares y de vigas, como si jugamos con espacios. Fi en el planeamieilto tieileil que iiiterveiiir diferentes técilicos, no olvidemos el sigriificado etimológico de la palabra arquilccto, el que está - eii cierto sentido - por encima de todas las téciiicas, y nuestro objetivo .es el Ordeii que da uiliclad a la . integración. Permítaseme esta divagaciíiil, que TI^ tiene más fin que el de llevarme a decir que, a pesar de todo, después de tratar durante uii tiempo coi1 leyes, plaiies, organizacioiles, cuestioi~eseconómicas y so- ciales, me siciito m t ~ ya gusto al entrar cle nuevo cii el campo cle lo que, despiiés de todo. es lo verdacleramcnte nuestro : piedras, estilos, plantas, edificios. Así, pues, eiltremos e11 el tema de la Arquitect~iraactual eii los Estados Uiiidos de Aiuérica, empezaiiclo por uiias coiisideracioiles cle carácter " ~eiieral. Eii los países europeos suele tenerse del iiorteaniericano y cle su civilizacióil un concepto falso, por lo inenos incompleto, traído, iio tan sí110por lo que el cine suele preseiitar~ios, siiio por los instrumentos y mríquiiias importados cle allrí, seaii neveras. autoiní~vileso todos estos pecl~ieñosartiliigios que tiene11 como fiii el reducir al iníilimo el esfuerzo clel hombre auii eii sus actos inAs iiitrascendeiitales como so11e1 afeitarse, borrar sobre el papel o limpiarse los zapatos, sieilclo tal vez iiatural que eil el lugar del munrlo eii donde se trabaja mAs, o por lo mcl-110s 1n5s aprisa, mrís deseo tenga cl Iio~ill~re de descansar. Ni el n~uiidoque el cine suele preseiltarnos rii estas mAquiiias, ni auii el rascacielos, 110s reflejan íiltegramentc la cultura norteanlericana. S i l~ieiies ~erd;i(l que el ainericano medio, que se llamíi a iio s í mismo hombre ~ r h c t i c o (auiiaue ' siempre lo es) es un tipo materinlizatlo, iiigeiiuo, con uiia filosofía superficial de las cosas, activo liasta la iiic;ip:lcidad par;^ la vida coiiteniplativa, SorteíiinCricri tiene in~ludabletnente - u11 cnnteiiitlo csi~iritual. uiia ciiltiira aiitbi~tics:~,la qiic. 1i;i ~ ~ r o t l u ciclo a uri Emersori y a uii Jeffersoil, a un Paul IVhitiiiaii y a uii Fraiik T,lo>.d Iliriglit. Ko podemos, pues, lia1,l:ir tlc un punto tan importante y tari sigiiifil . cativo de la civilización de aquel país como- es su Arquitectura, sin empezar Sondeando los cimientos de esta cultura en cuanto se refleja en el fenómeno de su Arquitectura, desde el momento en que empezó a organizarse como pueblo libre, basta el día de hoy, en que ha llegado a constituir el eje económico sobre el cual gira todo el hemisferio occidental. LA TRADICIÓN COLONIAL El primer período que vamos a considerar al hacer historia de la tradición arquitectónica de los -Estados Unidos es el de la época colonial, cuando la parte ya poblada del Continente se hallaba bajo él dominio de pariones europeas, o sea el comprendido entre fines del siglo XVII y principios del XIX. Los ingleses poseían, no tan sólo el grupo de Estados del Nordeste, que todavía se conoce con el nombre de Ne7c-England o Nueva Inglaterra (o sea Maine, Vermont, Connecticut, Massachusetts, Nueva York, etc.), sino los de Virginia, Georgia, Pensilvania y Mariland, hacia el sur. Francia colonizaha parte del Golfo de Méjico, Luisiana y Carolina, y Espafia, primero Florida v Tejas en el sur, y después California, en el oeste. En cuanto a los tcrritorios del 'Centro, todavía los pioneros no habían puesto en ellos la planta y se hallaban habitados apenas por escasas tribus de indios seminómadas. La influencia en N. E. Es natural que no existiera, en absoluto, una unidad de estilo arquitectónico. En primer lugar, las influencias traídas por los colonizadores eran muy diversas, y la intercomunicación entre las distintas colonias, mínima, en algunos casos, aula cómo podrían haberse comunicado los misioneros de -California con los colonos de Nueva Inglaterra, si estaban separados por miles de kilómetros . de desierto y selva ? Podemos, sin embargo, establecer claramente varios grupos perfectamente definidos. El primero de ellos es e1 que suele llamarse convencionalmente Colonial, que se desarrolla en las colonias inglesas del nordeste, de clima relativamente frío v con el antecedente de la Arquitectura y procedimientos construdivos de la Inglaterra del siglo Son estas construcciones, bellísimas a veces, construídas en ladrillo rojo, con la carpintería pintada de Blanco y los techos de gran pendiente en pizarra gris con pequefias mansardas y grandes chimeneas. El cuadro de estos colores entona maravillosamente con el paisaje de suaves ondulaciones cuhiertas de césped con grupos de grandes arboles, principalmente abetos y cedros bajo cielos grises. E1 ejemplar m(is característico de estilo colonial es la pequefia ciudad de antigua residencia cle los Gobernadores ingleses del Estado de 'l'oda la Ciudad (no tendra mas de citin casas) base usos veintc asos fué íntegramente restaurada — mas que restaurada, reconstruída irk luso en sus interiores y mobiliario, con un euidado ejemplar, al cual no creo se haya llegado en. ninguna .restauración europea. No tan sólo en Williamsburg,-sino-en todos los Estados .de la Nueva Inglaterra, encontramos numerosos ejemplares en este estilo, desde- viviendas de . dimensiones reducidas, basta edificios pUblicos importantes, pabellones de Universidades y basta Capitolios o Parlamentos de Estados, como el de Boston o el cle Alabama. Resultan también muy interesantes , las iglesias, la silueta de cuvo campanario puntiagudo, pintado cle Blanco, es una las notas mas características del paisaje de aquella zona ; iglesias herederas directas de las que provectara para Londres el arquitecto Wren, si nien con un car(icter menos severo. Esta es precisamente la diferencia esencial que encontramos entre la Arquitectura americana colonial al compararla con la de la metrópoli britanica : el estilo adusto de Inglaterra, al (.Tuzar el Atlóntico se ha ido haciendo mas alegre y luminoso. No olvidemos que los primeros colonos, que se llamaban ellos mismos «peregrinos» y que desembarcaban en la costa americana, babiendo hecho la travesía en un barco que llevaba el nombre simbélico de «Mayflower», huían de la persecución política v del fanatismo protestante de Inglaterra. t No seró esta ansia de libertad, que en el futuro tan bellamente debía verse lograda, la que hacía a estos peregrinos pintar de Blanco sus campanarios v los apanelados interiores de sus cabafias, introducir la moda de las alegres telas estampadas o cobrir sus paredes de papeles pintador con paisajes y escenas campestres? El «Estilo Federal» Los primeros Estados de la Unión americana lograron su inde Liemlencia en los últimos afios del siglo v con este hecho coincidió una evolución en la Arquitectura del nordeste , hacia un estilo marcadamente neoclasico, pero muv típico, que se llama «Estilo Federal». Este neoclasicismo coincide cronológicamente con el que domina cn cl continente europeo durante los períodos Directorio v del Imperi„, cn el que tanta influencia habían tenido hechos históricos :olno el descubritilieït:, de las ruinas de Pompeva v la expedición de Napoleón a Egipto, así como cl que ponen dc moda en Inglaterra los hermanos Adam. Resulta altamente curiosa la rehición íntima entre este estilo v las idear políticas de la época en las cuales tanta influencia tuvieron las de la griega. La Constitución de los Estados Unidos, roca singularmente tirme sobre la cual se asienta todavía la estructura política de la nación, casi podría haber sido redactada por Platón. Y esta relación entre la Arquitectura «federal» v las ideas políticas dc los hombres que fundaron el Estado americana, tiene un símbol„ en un gran hombre : Thomas Jefferson, i1rquitecto v tercer Presidente. Su residencia propia, Mamada «Monticelh»), que él mismo provectara, es una de las obras mas pums del Federal v una de los monumentos mas respetados de la tradición nacional. Por la misma época aparecen en los Estados mas al sur otros dos estilos, completamente distintes : Uno ellos es el de las llamadas «plantaciones» de Virginia y Georgia, residencias de gran empaque sefiorial, y el otro, el afrancesado de Luisiana, con su capital Nueva Orkans. En estos Estados, el clima tiende ya a ser calido ; en Nueva Orleans, casi tropical. La vida exterior tiene ya una gran importancia y da lugar a pórticos y galerías. La diferencia en la organización social del norte v la del sur es otra circumstancia determinante de los dos tipos de Arquitectura. Mientras los que colonizaron el norte fueron demeicratas cle corazón, igualitarios, antiesclavistas, en el sur existía una especie de aristocracia territorial ; frente al «cottage» clel norte, la «plantación» del sur tiene algo de Castillo feudal. No se puede — v meros nosotros — hablar de la tradición arquitectémica americana sin contar con cl elemento espafiol. La casualidad, o tal vez la lógica que suele determinar los hechos históricos, hizo que las exploraciones espafiolas tuvieran lugar en las zonas en donde las condiciones climatológicas se parecían mas a las nuestras. Florida, Tejas, así como , Luisiana, a p tes de que pasara a los franceses, por una parte, v California por otra. No tengo necesidad de describiros el estilo, cle origen claramente mediterraneo, que los misioneros espafioles, obedeciendo a nti ilustre compatriota el franciscano Junípero Serra, crearon en California, así como tampoco la achiptación del mismo a las necesidades modernas, que dió lugar al llamado «Estilo Californiano» o «Estilo Misión», característico de los amos 1920 a 1940 en la costa del Pacífico. (1(' (1('s(o-i,nlaci(ía ara)( itect(5ii La desorientaciem que afectó a la Arquitectura europea durante cl siglo X1N, etirCeiainle1Itu su seguida mitad, fué, si cabe, todavía mas acentuada en Norteamérica. Es la triste época en que se mal imitar los estilos históricos, pretendiéndose adaptarlos a necesidades v procedimientos constructivos muv distantes de los existentes en las épocas en que fueron creados. Así, pues, en lo que se refiere a los Estados Unidos, puede (1,'..cirse que durante los cuarenta o cincuenta anus precedentes a la (;nerra civil, Ilamada de Secesión que, como es sabido, tuvo iS61 v 1865 – , nada lugar entre los se construvó que Inerezea ser citada. Terminada esta guerra con el triunio del espíritu unitario v del norte, sobrevino una época dc una prosperidad. económica sin precedentes, época que es, sin dada, la base de la riqueza v del prestigio anual del país. Hablar de la C1611 americana de fines del siglo parada es hablar dc -.Morgan v de Astor, dc Vanderbilt, dc Carnegie v dc RockeLlIer, de fabricas enormes de metalurgia cn Pittsburg v de minar de oro en California. Esta prosperidad monstruosa tenía que refiejarse, forzosamente, cn un arquetipo 29 da sesenta - se fui auuteittahda eii una de piedra. M, pues, el edificio tieuc Iucha de superayi611 hasta Ilegsir a los estetiorqierife unn decarakibii de franjas ciento dos ,del aEmpire S t a t e ~ .Bajo un verticales de brillante Juoiiiiiii>, que coitpunto de vista purameiite arquitecihico, tieiien las ventanas, illkriiaiidu con o t r ~ los raicacklos modernos - nos referimos ,de uiia piedra areiiisca muy parecida a a los ~uinstruídosdespub5 de 1930, y can la de Mni~tjuich. Si utia coca hay de adrniralile eii un la excepci6n del &RadioCityii, del cual después hablaremos so11 meiios que rawaci&los, es el milagro de su rdificíiSe ha diclia coii frwu~iicia que el iaediocres, En realidad, iio han sido p r e cF6n. El ~Eiupirr Sttite~, por ejcnrplo, aumentar tan estraordiiiariarnc.rite el nit- yertados por verdaderas arquitectos, ni Iici sido coristruído riitm cuatro de las mero de pisos de los edificios fué uiza aun ingen~os,sino por lo que alta se calles mús congestioiiadas de Maitliattaii : consecuencia de la rdatiuatileirte prPqueiia Ilaman d isdadores, especialitados i g d la' S.* y 6.' Avenidas y las calles 33 y 34, superficie de la lsln de Manliattriii, que, en dibujar autamljviles a treiies d6ctri- sin entorpecer por uri iniiinto la circucomo se sabe, to~~sfituye el niicleo de la cos, obsesioirados por la idea riel aercidi- Iaciúri mi aun h de peatoiies pnr las areciudad de Nueva York. Niii~cahe creído iiamismo, sin tener en cutziita que si hay ras. I,a mauor parte cle los rnaariales, que sea asi, por la simple raz6xx de que algo que deba ser oaerucsthtim~ es uii con~plettirnentea puiito de colocar e11 1~ h inayorfa de la supcrftcie edificable de edificio. J No es h mhs restraordiiiaria cibra, se ncobiír par vias subterr*iieas. hhnhattan lo et.6 todavía Itoy c011 casas virtud del &rtlienai~, esta srtisacihii , Besde arites de empexarw la obra se batle ciiiro a seis plantas ; por atro lado, los verdaderamente única, que da de inmovi- llnban previstas, hnru por hora, todas las p r i m o s verdaderas mcaciiclos no se lidad ? operaciones a realixar ; no cablair en abconstruyeru~i en Nueva York, sino ea de rasciicieios aerorli- sojuto los imprevistos, Fa que Iin peqiielio Chicago. El rascacielos iio es siuo una n&rniiroe? el e la marca de autam~vilw retrasa eri ln llegada de uii camiBii, o uila rnaterializaciilii del es frita del pais eii uChxysIer~, uno de los mks altos y sir1 pieza que ajustara inal , reprcstmtahn uua aquella &paca, uii alar e de opulenrin, de niiMii g4neru de duda concebido por discrotitínuidad fatal eii la complicada caiipoder material, qw va ya perdiendo ac- diseñadores de coches. Es como un in- sateiiacikn de todas las fases de la obra. tualidad, debido no tan s610 a la decad'en- meirso proyectil-cohete, colocada de pie ' 1 siti emlaígcl, rosa jnmlble paro uti cia del. capitalismo, sino a la iuiregable y rnodelad'd para hallar una resiste~~cia arquitecto españnl, se termiitb Ia obrki, y tvrilncihn de la cultura americana Iiacia minima en un de~plazamjento ascensio- todo se había llevado a le realidad Wl harixtrnks m6s humancis. nal . Este carficter antiarquitectbnico de como estaba previsto. El primer rascacidos importante f u i algunos rascarielos viefit acentuado por el de Mr. Franck JVwlworth, construído los materíales de rwestimieiito, entre 10s Hay u11 ramcieIos, al que &lo hemos a principios de este siglo por d arquitebo cuales domina el aluminio. El aEmpire nombrada de paso, que merece un capfCnss Gilbert. Su ornamentaci6n recarga- Bate# se halla revestido, en seco, a hueso, iulo especial. Es 3 llamado ~ ~ R d i ~ t J disima, es de un estilo &icú decadente sobre un mnazbn de hierro con placas dk a aRockeklleF Cciitera. Con su erección, que recuerda muy 4e cerca a San Juan piedra arenisca alternando con chapas su propietario, el ccoiiacido hombre de de los Reyes, de Toledo, El nhmero de prensadas de aluminio, las c u ~ l e sfornegocios y gran fiffiittropo john Rackc~ pisos del .Waolworth Buildingr creo mando pestaiía, sostienen Iawralmnte las feiler, lia edificado un verdadera monuerquitectliiiico que superara a cuaiito grande habfa crcado b historia, a las Pirámides cie Egipto y a¡ Caloso de Rodas ; era la &oca del ubetter a i ~ dbiggerr, y de dla 1iuciB el rrtsc.acielus. - """a" f - Palaclo de 10s Gobernadortls en Williamsb El ~ul<r¿io ae los Gobeinactores ingIsscs ti* V i T ~ h k , en W i l l i a n i ~ h r g 11705) es al prototipo de In orguitcbirrsi colo~enhtf NE. de los Estados Unidos. Puredcs di3 Ecdritto visto 7 0 0 ; c e r p i t t i e r i ~ .Mmim, raniuie mi m~derupilaurda de blaitco; cubie?ins>Bn pizawrt Qris, PUVUra te$kltl~nciiZnde la ciudad conbpteta se cms~tuyo err l327 tu sociedad aCotonttt1 WiiEhmssbii rg, 1nc.a. nuapiriridrr pur fulirt RockeSeLie~ (hijo) y bufo la diredeida t&cn?ca d c tos Arquftecrw P e r ~ y Slxaui , y Hepbum. La «Vieja Iglesia Norte? de Boston ! Es una construcdón típica del estilo co1o.rrial de «New-Englandn. Su silueta recuerda la de algunas construidas por Sir Christopher Wren; pero el estilo de Wren es aqui más amable y menos formalista. mento a s u nombre, dando un alto ejemplo de esplendidez, ya que el producto de sus rentas pasa htegramente a le Universidad de Columbia. Radio-City es u n conjunto de edificaciones - el rascacielos no es más que una pequeiia parte del mismo - que debe cubrir, según el proyecto, tres manzanas completas de la cuadrícula de Matlhattan, edificadas dentro de un orden. con alturas variables, pero ordenadamellte compuestas, que varían entre las seis y las cuarenta plantas, prescindiendo del rascacielos que llega a las setenta. E1 conjunto, sin grandes alardes de ' originalidad, tiene ind'udablemeilte una calidad arquitectíinica que no tienen los otros rascacielos modernos. S u traza arquitectónica no puede ser más sencilla, dependiendo solamente del juego de volúmenes. Las fachadas, totalmente aplacadas de piedra, no tienen mks decoración que la repetición de sus liuecos de mbdulo completamente tradicional, ni más oriiamentación que algunos bajorrelieves policromados y dorados en puntos de interés. E n cuanto a los interiores, son de una calidad inigualada. Podemos enorgullecernos de que el hall central de este mo- numento, que es tal vez el más característico de nuestro siglo, ha sido decorado por el compatriota Sert, que con su pincel ha sabido crear una maravilla que destaca indiscutiblenieiite sobre este conjunto de maravillas. Paralelamente a la evolución de la Arquitectura de los rascacielos, se clesarrolla en Estados Uiiidos, durante el período entre 1920 y 1940, otro tipo de Arquitectura de notable interés : me refiero a los hoteles y casas de apartamentos de los embargo, en veinte años, el funcionalismo tamente conocida de los arquitectos espade Neutra, como también el de sus com- iioles y. especialmente de las promocioiies pañeros, no es el inisnio ; aquella vivienda anteriores a 1936. Sus obras, la labor de ucubistan, de aristas rígidas, mecánica, la ~Bauhausn,sus teorías, nos fueron un se ha humanizado, habiendo hecho las día familiares a través de M o d e r ~ i cB a u paces, no tan sólo con el concepto de la forilzeiz o de la misma revista de la uGarealidad de las diferencias regionales, tepacn . sino con el elemento popular y con los D e ellos, el verdadero arquitecto era materiales tradicionales. Son, pues, dos Walter Gropius. Marcel Breuer era el 10s hechos que fijan la evolución del fun- hombre de detalle, el mueblista ; él fué cionalismo. . quien dibujó, para su propio despacho en E l primero es el de que la Arquitec- la uBauhaus», la primera silla de tubo. tura modet-na actual no pretende ser de Mies van der Rohe es el poeta, el verdatipo univer~al.y es lógico, porque los dero artista ; su pabellóii de Alemania eii factores de clima, de costumbres, de pai- la Esposición Iiiterilacioiial de Barcelona saje son muy distintos en uiia y otra tenía toda la gracia y e l encanto de las Después de la reseña, tal vez despro- parte del mundo. L a Arquitectura que se mejores obras de los primitivos de uh porcibiiadamente extensa, d e la Arqui- hace hoy en Cavfornia tiende a ser clis- estilo, y debo deciros que creo siticeratectuka americana que podríamos llamar tinta, aunque siii grandes diferencias, a mente que ni su autor ni la misma Arquihistórica, aunque hayamos llegado a un la que se hace e n los Estados de clima tectura fuilcional han llegado a superar, e n el transcurso de veinte aiios, la calidad pasado muy reciente, habnía llegado la frío. E l segundo es el de haber vuelto a los artística de esta obra. hora de entrar de lleno en el tema de E n cuanto a Walter Gropius, ocupa nuestra coiiferencia, concretado a las ten- materiales naturales, especialmente a la dencias del momento actual, si iio nos piedra y a la madera. E l estilo moderiio el cargo de Decano de la Escuela d e Arfaltara otro precedente, sin relacióii en de 1930, y especialmente en Espalia, tal quitectura de la Universidad de Harvard, absolpto con lo anterior. Me refiero a la vez por querer huir de toda concesión a de la cual es también Breuer profesor. E l personalidad artística del gran Arquitecto 10 suntuario y puraineiite estético, era un filtimo proyecto de Chopius es un pabellGn y reiiovadoi- americano F r a n k Lloyd estilo pobre, de hormigón y estuco. Claro de residencia para estudiaiites en dicha que esto q o era general, y para demos- Universidad. También en veinte aííos, su Wright. trarlo, no ,tenemos más que recordar a estilo, sin renunciar en absoluto a sus Tal vez la obra de Fraiik Lloyd Wright a o es tan personal como haya Mies van der Rohe. Pero en la Arquitec- principios de funcio~ialismoy renovación parecer, ya que sus obras de prin- tura americana ;iuoderiia, y especialmente (que, dicho entre paréntesis, no podemos cipio de siglo, que rompían en absoluto en la vivienda aislada, la madera, as4 conio menos de compartir punto por punto) se con todos los convencioi~alismosarquitec- la mampostería vista, han vuelto a ocupar ha hun~anizado. Este pabellón estA fortónicos antiguos, tiene uiia relación in- un lugar iniportantísimo, y el estuco está mado por varios cuerpos bien proporcionados entre s i y con los otros edificios (le dudable con los tanteos, más o menos prácticamente desterrado. E n cua,nto a Eliel Saarinen, que sClo la Universidad, de ladrillo rojo coino ésaislaclos, que en Austria, Francia y Alemania llevabail a cabo los arquitectos re- hasta cierto punto puede cotnprenclerse tos, con ventanas siniples, apaisadas. E l dentro del grupo de los funcionalistas detalle de la organización interior de cada volucionarios de la generación anterior al funcionalismo. Sea como sea, s u per- puros, es, como arquitecto y conio urba- dornlitorio, con su mobiliario, e s tal vez nista, una de las personalidacles m'3s no- lo más interesante del proyecto. sonalidad es poderosa. L.loyd Wrigth ha tenido siempre la tables de nuestra época. Nació en FinlanNo podemos hablar de los funcionalisobsesión de la originalidad, no orientada, dia, en 1873, en cuya Universidad de tas europeos que trabajan en Aiiiérica siii como en Gaudí, al Surrealismo, sino a Helsinsky enseñó Urbanismo ; de esta citar a José Luis Sert. S e dió a conocer, una racionalidad de acuerdo con la fun- época datan sus estudios sobre desinte- principalmente, e11 América, con la ción. Durante una cierta época, por el gración urbana, que propugnan la frag- publicaciGu de un libro titulado ;Pue1900 a 1920, creó un tipo de casa, coi~s- mentación de las grandes ciudades, por dsit sobre7li~tir~ z u e sras f ciudades?, que es truído e n gran parte de madera, en el cual medio de uiia red de fraiijas verdes en u11 comentario ~ r o l i j oa la carta de Atenas un alero simple, de gran vuelo, plano por un upuzzlen de barrios ; claro que eiiton- del C.I.A.M:, reuiiido en 1935. Actnaldebajo, acentúa la idea dominante de ho- ces esto no tenía el objetivo y el sentido mente, trabaja, colaborando coi1 el amerizontalidad, que la baja altura de techo social que ahora le claiiios. E l hecho que ricano Paul Lester Wieiier, en la ordenadeterminó su traslado a los Estados Uni- ción de varias ciiidades sudamericanas, y las ventanas apaisadas le dan. Lloyd Wright vive todavía venerado dos (si mal no recuerdo fué en 1923) es como Lima, en Períi ; Medellíri, en Cocomo u11 profeta en ur-ia hermosa casa lla- curioso : I T i i rotativo de Chicago, el lombia, y la ucidadi- das &lotores», en mada Taliesin, en el estado de Wiscon- C l t i c a ~ o T r i b u w e , corivoc6 uii concurso Brasil. sin, en donde tiene establecida una espe- iiiteriiaciorial para la construcción de un cie de escuela de Arquitectura de ilíimero rascacielos, a cuyo concurso presentí) SaaELAIOAIENTO ACTUAL reducido de alumnos, que viven casi como rinen uii proyecto decididamente funcioPasemos ahora a hacer unas coiisidenalista ; era el primer rascacielos moderno en un monasterio del Tibet. que se proyectaba. Aunque no obtuvo el raciones breves sobre algunos de los tipos A pesar de F r a n k Lloyd Wright, premio, este proyecto tuvo una gran di- particulares o aspectos de la Arquitectura cuya influencia práctica en la Arquitec- vulgaci6ii y consagró la fama de su autor actual en Norteaniérica. tura norteamericana 110 ha sido muy fe- el1 América. Hay que cleiir que posteriorcunda, el funcionalismo que en los países mente Saarinen, en todos sus escritos, enXcsidc~zcias aisladas europeos desde el 1930 había sido casi tre los cuales es notable un bellísimo libro incondicionalmente admitido, no llegaba sobre la ciudad - que debería ser traduHemos hablado ya de ellas. Diremos, cido al cspañol - se ha mostraclo uii ene- sin embargo, que la tendencia en las que a cuajar en Norteaniérica. S i las revistas que durante nuestros migo encarnizado de los rascacielos. se construyen cle nueva plaiita cs exclusiL a emigraciím de Richarcl Keutra y vamente moderiia. Los estilos tradicionaaños escolares, del 1928 al 1934, nos llegaban de aquel país, publicaban alguna de Eliel Saarinen a Ariíérica es anterior les se adiiiiteii íiiiicanieiite en los casos obra de carácter inoderno, era de Richard al trasplante e11 masa del funcioiialisi-i~o de restnuracioncs de casas aiitiguas, o lo Neutra o de Eliel Saariiien, los primeros europeo que tuvo lugar aiios después, al- que llaman al15 ~creiiiodelacioiiesvdc casas rededor del 1938, causaclo p r i ~ ~ r i l ~ a l ~ n e ndel t e siglo pasado, de estilo nfeiisivo a la funcionalistas europeos einigrados. Richard Neutra, austríaco de naci- por haber obligado la política cle Hitler vista, colno tambií.ii las hay aquií, por. mento y de formación, debió trasladarse a a la huída de intelectuales y judíos. Este desgracia muchas, que se tr;insfornian esAmérica por el 1925. Desde entonces ha es e1 caso de Walter Gropius, Marcel terior e interiormeiite. trabajado siempre en Califortiia y se Breuer y Mies van der Rohe. Se busca eii ellas u11 gran contacto con de los tres es perfcc- la ilaturaleza, procurarido que no haya ha mantenido fiel a sus principios. Sin La barrios que podríamos calificar de aristoc~áticosde Nueva York, especialmente en la zona comprendida entre la 5." v la 3.. avenidas y las calles 44 y 90. Ésta Arquitectura, reaccionando en cohtra de los upastichec)~ochoceiitistas, sin ambicione$ renovadoras, busca la adaptación a las necesidades modernas, dentro de un clasicismo inuy simple, con detalles y molduras sacadas principalmente del estilo italiano del siglo xv o del francés del XVII. L a presión funcionalista tiene actualmente desplazada esta tendencia clasicista, entre cuyos autores no podemos penos de citar a Charles Platt. El ~tMonticeIlo~ de Thomas Jsfferson O en Virginia Un. aspecto del ((Monticello)~, la residencia de Thomas J e f f e r s o n (1743-1826), arquitecto y tercer presidente de los Estados Unidos, que fué construida según su proyecto, bajo su dirección. Constituye u n o dc los ejemplos m á s característicos y m á s completos del llamado estilo Federal». apenas discontinuidad aparente entre e s terior e interior, a base de grandes aberturas. E s t o presenta dos problemas : -el de la falta de iritimidad y el de la poca seguridad. L o primero se resuelve con el solar grq~ide,de manera que la distancia a la casa desde la vía píiblica sea considerable. L o seguiido, con uiia técnica magnífica en ciianto a los cerramientos. E s t e tipo de Arquitectura es naturalmente caro. L a casa de a ~ a r l a ~ ~ z e n l o s L a s casas de apartamentos dentro de la ciudad, e n cuanto a s u Arquitectura esterior, a pesar del cambio superficial en sus formas estilí'ticas, no haii apenas evolucio~iado.E n cuanto a la distribución interior, sus variaciones tienen relación con las realidades sociales y costunibres del país (por ejemplo, la supresibn casi total del servicio doméstico y l a vulgarización de las máquinas de lavar, de freg a r platos, cocinas eléctricas, etc.), y, por lo tanto, tienen poco interés directo para nosotros. Aunque el problema de la vivienda ecoriómica no se halle ni muclio menos resuelto en los Estados Unidos, los esfuerzos realizados son iniportatitísiriios. Dentro de la iiiisiiia ciudad de Nueva York han sido coiistruídos varios grupos de viviendas para obreros a base de bloques abiertos (es decir, sin patios iiiteriores), ordenados en planta según un conjunto que abarca varias rnaiizanas. 1,a altura oscila entre las diez y Ins dieciséis plantas, siendo el tanto por ciento de superficie edificacla relativamilnte bajo, y ocupándose el resto con arbolado y espacios para juegos de nifins. Viene a ser la idea de L e Corbusier, de los rascacielos rodeados d e espacios verdes, reducida a ulia escala más modesta y ccoiiói.liica y también mhs huniana. Los bloques se hallan coiistruíclos en ladrillo rojo, con huecos simples. Todo es muy sencillo y no se utiliza 1115s recurso estbtico que el juego de volúmenes con sus sombras y el verde (que ya cs mucho). E l resultado es acertado, y la solucií)ri, perfectatilciite aplical~leeii iluestro país. 1,a tienda arnericaiia cs una niaravilla en cuanto a la orgaiiizaciíiii interior, a la acciírn estiinulante sohrr~el coriil~raclory al arreglo de los escaparates en los CLUles se despliega un arte clc primer ordeii, bajo la direcci01i de los artistas do iil:ís prestigio. 1,as tiendas nuevas se coiistruj.c~in;ituralmeiite en estilo ino(lerrio, iiadii dc los harroquismos cursis que iiicoiicehil~1~~i r i e i i t ~ q u íprivan. S i es lígico un arte ~i~ocleriio, es en lo coinercial. E n las tiendas, mucho nifis a ú ~ que i cii las resideiicias, la solución de coiitiiiui- 9 3 SJJi[lB!B#lJE(~jil~J~~ h SI AVENID^ $3 Situaci,jn del < < l a d i o = ~ i ten y ~N~~~~ yopk 9 F E LDRAL DE SAU PATRICIO Dibujo del autor Conjunto de los edificios tiel +?Radio-City~ Vista de conjunto del ((Radio- Citgn o «Rockefeller Center)), e n Nueva Y o r k , tomada desde otro edificio de la 5.a Avenida. El edificio que se ve e n el cengo de la foto es uno de los rascacielos laterales, quedando solamente visible en parte, a la izquierda, el cuerpo del edificio principal. Después de medio siglo de desorientación el tRadio-Cityr representa el primer gran esfuerzo hacia una integración urbanistica, pero su carácter, más que funcional y sociai, es e n el fondo puramente molzumental. Planta del conjunto del ((Radio City)),que debe ocupar tres nzanzanas conzpletas, las cuales han sido subdivididas por una calle transversal. La parte A 1x0 ha podido ser ii~corporadaal conjunto, debido a la obstinación de su propietario en izo venderla. dad entre exterior e interior se ha suprimido, así desde el esterior se ve todo el interior de la tieiicla. Xcleiiirís, el cliente no siente al haber entrado, la seilsaci6ii iiiliospitalaria y aiiticoiiiercial de una puerta que se le cierra detrrís, auiique la puerta esista. L a luz, sieiiipre fluorescente, juega un papel decisivo sobre las inercaiicías íiitegraiiieiite esl~uestas. Este solo teiiln sería suficiente para toda una coiilerciicia. E l iiiterés que la decoracióii iiltei-ior en ilmérica tieilc para nosotros, resicle 1xiiici~alilieiitccii s u grado clc vulgarizacióii, a la cual liaii coiitribuíclo, 1115s cl~ieliada, esceleiitcs revistas, coiiio Iloii.te c i ~ dC,nrcic,11, l-ioiis(7 Hc(r~iLilul,Rclter llo/izr.s, ,4111cricnii 1-lo~itc, etc ... Todos sabéis, acleiii;'is, que otras revistas clc moclas, por cierto de graii calidad artística, coilio 1 ;~gui', liarZ>cr's Uazar o (;lnrtiour, cada día dan nAs importancia al capítulo de decoración. Y la mujer americana, con el mismo entusiasmo que discute un sombrero, discute un nuevo color para cortinas o un nuevo modelo de mesa. Pero ha3,todavía. un hecho m ats sorprendente : el gusto por decoración interior, por el arreglo digno y artístico del hogar, alcanza en América no ya a las clases medias, sino a un sector de la clase baja ; claro que a esto contribuye esencialmente el factor nivel de vida. t Cómo queremos que se preocupe de la decoración interior de su hogar la que no tiene hogar ? El gusto por la decoración interior, estímulo del hogar y de là vida familiar, mats -1.11(1 de un hecho artístico, es un hecho social. Creemos que también en nuestro país hemos avanzado algo en este aspecto, y no podemos menos de reconocer la labor de Arte v Tioga .r, que siendo, dentro de nuestros medios, excelente, tiene el defecto de orientarse hacia lo excesivamente Detalle de la fachada del «Radio,City» Reloj de sol, constituido por la figura sinibólica de Atlas sosteniendo 1d Tierra. La concepción plústica y arquitectónica de los ornamentos escultóricos tiene mucho rnós valor que las inisnias escultvras en sí. Fot. Ewing G.n110 waY N. Y. Conjunta de los edilicios del «Hadio•City» Detalle del «Radio -City» o «Rockefeller Center», con las torres de San Patricio en primer término, presentando el belto contraste entre lo espiritual y lo material. La Catedral de San Patricio se resiente, naturalmente, de los vicios estéticos de la época en que se construyó (1887), pero resulta mucho inris pura que los edificios pseuclogóticos que durante aquella misma época fueron construídos en otros países. Fot. Ewing Galloway N. Y. 35 ' La nueva Arquitectura norteamericana Residencia construida en una playa de California, cuyo autor lamentamos no conocer, pudiéndose. atribuir a Richard Neutra. S e puede observar en ella la tendencia m u u generalzzada, aunque zndudablemente caprzchosa, de huzr en lo poszble del lingulo recto. ',&:k<mfz.. 2: Residencia proyectada a principios de siglo por Frank Lloyd Wright. La horizontalidad dominante, las grandes aberturas apaisadas y especialmene el concepto de la compenetración orgánica de casa y jardfn, de interior y exterior, hacen que pueda considerarse, a este arquitecto, por lo .menos en Norteamérica, como el gran pre;ursor de los principios moiernos de la arquitectura. selecto y aristocrático ; uil tapiz de Gobelinos o una lámpara auténtica de la Granja son cosas muy hermosas, pero pocos hogares hay que puedan ostentarlos. Y. también la clase media tiene derecho a un buen gusto, reiíido ciertamente con las reproducciones baratas o coa las fábricas de antigüedades en serie. E l secreto de la decoracióii interior no e s e en los tapices ni en las lámparas de cristal, sino en crear ambientes que, por la distribución de los muebles for- inaiido agrupaciones acogedoras, por la arinonía de los colores, por la iluminación equilibrada, actGen sobre el espíritu, contribuyendo a nuestro bienestar y a nuestro reposo psíquico. Y no es que rechacemos el valor del mueble tradicioilal. Debemos añadir, precisamente, que en contra de lo que sucede en Arquitectura, la dec.0ració.n interior tiene todavía, en América; Su preferencia por los estilos antiguos, lo cual se esplica porque una decoracibn moderna no tiene sentido si no es en una casa moderna, y éstas sop todavía pocas. Para terminar, voy a formular un juicio que me sugiere el contraste entre la cultura europea y la cultura americana de nuestros tiempos, que tiene u11 claro precedente en la Historia : Grecia y Ronla. Nuestra Europa, la Europa que con una indudable unidad vital ha producido los moilasterios románicos y las catedrn- leva York .. 9 Vista del gigantesco rascacit?los construido entre la 5.8 y la 6.a avenidas, en la isla de Innhattan, en el corazón de Nueva York. les gáticas, los palacios del ~ e n a c i m k n t o y las gr3ndes ordenaciones del Barroco, o la que ha dado su espíritu a un Cervantes, a un Leonardo de Vinci, a un Einstein, es comparable a Grecia : tiene la filosofía y el arte, el genio creador. Norteamérica es la moderna Roma, cuyo genio fué constructor y organizador dominando la técnica. No podemos esperar el 'encontrar en .América formas cuevas ni apenas ideas nuevas, sino las formas y las ideas de la vieja Europa desarrolladas en una escala y aun a veces con una perfeccjón sin precedentes. Los arquitectos iiortea&,ri~anoshan venido a Europa durante muchos años a copiar nuestros monumentos, como los arquitectos de Roma copiaron los órdenes de Grecia. Y. si ahora ya no vienen, es porque nuestros propios arquitectos han ido allá a entregarles el secreto de-l orden I después de los funcional, tal vez el órdenes de Vitruvio. Pefo también América tiene secretos para podernos enseñar. Uno de ellos es el de la construcción prfecta ; el secreto de las puertas, sean en madera o bronce, que cierran bien, hermética y suavemente ; el de la discreta proporción, sin alardes, y de las molduras bien perfiladas ; el de las salas de estar, en donde el ambiente, con la buena distribución de su luz, sus muebles cómodos, sus colores arm6nicos y variados hace la estancia agradable. E n resumen, nos puede enseñar el secreto difiícil de hacer las cosas bien y simplemente. L a originalidad en Arquitectura tiene menos valor que la calidad y el saber copiar ; e s una gran virtud cuando se escogen modelos adecuados y se saben adaptar correctamente. Quiero, finalmente, exponer - y no es la primera vez que lo hago - una opinión propia. E s necesario que vayamos a la renoración de nuestras formas arquitectónicas. E s verdad que la falta de materiales no nos permite, por ahora, el desarrollo de un estilo francamente progresivo, lo cual, además, podría ser peligroso. Pero lo que sí se impone urgentemente es el salir d e este barroquismo anacrOnico que malgasta en superfluidades ps=ucZoornamentalesel tiempo y el dinero que nos son tan necesarios para mejorar la calidad de nuestra Arquitectura en cuanto a técnica constructiva, en cuanto a nobleza de materiales, en cuanto al grado en que d e k servir a la vida y al bienestar de los hombres. Conferencia pronunciada e15 de mayo de 1949 en el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares. '