Carlos Ibáñez del Campo 21 de mayo de 1927 1 Conciudadanos del Senado y de la Cámara de Diputados: Un numeroso grupo de compatriotas impulsa mi candidatura a la Presidencia de la República en la elección de mañana. Y en vísperas de que mi nombre pueda ser acogido por las urnas, creo oportuno haceros una síntesis de mi criterio de gobierno. Como lo he dicho tantas veces, tengo un ferviente anhelo de normalidad constitucional perfecta; continuaré haciendo esfuerzos extraordinarios por mantenerla; comprendo que los pueblos necesitan algunas reglas rígidas, para ser manejados; pero sé también que las leyes que se dan los hombres no son fines, sino medios para procurar la felicidad común. En esta virtud, y en nombre de los más elevados intereses de mi patria, yo pido, yo exijo de mis conciudadanos que cooperen franca y lealmente en la obra de reconstrucción nacional en que el Ejecutivo está empeñado, y exijo más de los que mayor responsabilidad tienen ante el país. Espero esa cooperación. Pero, si por desgracia, me fuera negada; si intenciones aviesas pretendieran perturbar la obra honrada de un gobierno cuya finalidad suprema y única es el bien de la patria, no omitiré sacrificios propios ni ajenos para guiar al país por la senda justa, para mantener el orden, aunque al término de mi período, en vez de poder declarar que me he ceñido estrictamente a las leyes, sólo pudiera afirmar, repitiendo la frase histórica: “Juro que he salvado a la República”. 1 Discurso pronunciado ante el congreso pleno, en calidad de vicepresidente y candidato a la Presidencia de la República. Las elecciones se realizaron al día siguiente (22 de mayo de 1927).