INTRODUCCIÓN. xxvir de la aplicación de una fuerza humana vigorosa al cultivo de aquellos campos; pero lo que no podia verse ni observarse tan fácilmente, eran los gérmenes corrosivos que el sistema de esclavitud sembraba en el corazón de las instituciones y en las entrañas mismas de la sociedad, y de cuya perniciosa influencia se resentían la educación y la moralidad pública y privada, la economía general y la particular de las fincas, la administración interior y las relaciones mercantiles. Sin embargo, podia haberse inferido á priori, y sin que una amarga experiencia viniese á demostrarlo, que tarde ó temprano habian de recojerse amargos frutos de un sistema económico que, dando una preferencia exclusiva á los productos materiales de una parte numerosa de la población, descuidaba de todo punto los intereses morales de la misma : así como en Europa es fácil predestinar una catástrofe espantosa, si por largo tiempo se dejan los intereses morales del pueblo subordinados á la lucha violenta de la ambición y del egoismo, y se olvida la mejora social de las clases por atender á la riqueza y al poder de los estados. No obstante, el progreso del vicio de la organización colonial no seguia sendas tan ocultas que no fuese percibido por la ilustración de los hombres observadores y de los gobiernos mas ilustrados, que de consuno procuraron remediar el mal proveyendo á la enseñanza de la población esclava y predisponiéndola al cambio que reclamaban la razón, la justicia y la conveniencia pública. Pero como toda medida parcial seria ineficaz, ínterin no se cegase el canal por donde aquella población recibía un continuo incremento, se pensó en verificarlo suprimiendo el tráfico de negros en las costas africanas. Esta gran medida, para la cual se preparaban hace años las colonias occidentales de la Gran Bretaña, era precursora de la reforma social á que nos vamos refiriendo y que constituye, como dejamos dicho, la cuarta época de la historia de las Antillas. Después de haber pasado por los periodos de una larga é insignificante infancia y de una corta y activísima juventud, durante la cual el desarrollo físico fué conseguido á expensas del progreso moral, parecen entrar aquellas posesiones en la virilidad de los pueblos modernos, con un vigor no disminuido, siempre favorecidas del cielo y con el propósito de correjir los defectos de la edad pasada. Al estudiar los caracteres y las circunstancias de esta cuarta época en favor de la isla de Cuba, que comienza á entrar en ella, nos vemos precisados á examinar el conjunto de islas sometidas á las condiciones de esta nueva existencia social. Emprendemos este estudio con gran recelo, ya por el temor que nos inspira la gravedad del asunto, ya por lo dificultoso que será el tratarlo sin herir algunos intereses y contrariar algunas opiniones. Mas por otra parte nos parece un crimen ocultar por mas tiempo nuestras observaciones, y ahogar por vanos escrúpulos la expresión franca y sincera de una convicción profunda y antigua, fruto de la