204 • FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES Los manumitidos Junianos: su existencia se debe a la ley Junia Norbana de fecha incierta, tal vez bajo Augusto o bajo Tiberio. Los latinos junianos eran aquellos que habían sido manumitidos por un modo privado o por un dueño que no tenía sobre su esclavo sino la propiedad bonitaria, o los que contrariando la Ley Aelia Sentia, verificaban la manumisión sin justo motivo, aceptado por el consejo antes de que el esclavo cumpliese 30 años; estos manumitidos no llegaban a ser ciudadanos romanos y en un principio permanecían legalmente esclavos, el pretor les mantenía en una libertad de hecho que en medio de la ciudad constituia un estado anormal e irregular. La Ley Junia quiso darles la condición jurídica para fijar de un modo cierto la extensión de sus derechos y los asimiló a los latinos colonos, de ahí les viene la primera palabra que les califica y la expresión de juniano, de Junio quien hizo aprobar la ley, no tienen derechos políticos; en derecho privado tienen el comercium, pero no el connubium. La Ley Junia Norbana les afecta también en ciertas incapacidades especiales: no pueden votar, no pueden recoger una sucesión testamentaria o un legado a menos de hacerse ciudadano en los cien días siguientes a la muerte del testador, ni ser nombrados tutores testamentarios, ni ser nombrados tutores en Roma por el Magistrado. Desde el reinado de Augusto y bajo los emperadores que siguieron, les fue fácil a los latinos junianos mejorar su condición y adquirir la cualidad de ciudadanos; el que a los 30 años cumplidos, hubiese sido libertado de una manera no solemne, inter - amicos por ejemplo, y sólo hubiese adquirido la condición de latino, se hacía ciudadano iter actioni, habiendo sido libertado por segunda vez por su antiguo señor de una manera solemne; una concesión expresa del emperador podía también conferir a un latino la cualidad de ciudadano, pero sin quitar al patrono su derecho sobre la sucesión de liberto latino. La Ley Aelia Sentia decidió que el manumitido menor de 30 años sería latino, y le concedió el siguiente favor: si se casaba con una ciudadana o una latina en presencia de 7 testigos ciudadanos romanos púberos, asegurando que se casaba para tener hijos; si de esta unión nacía un hijo, como la causa de su matrimonio, lo que se llamaba causam probare, entonces se hacían ciudadanos, acordándose también la ciudadanía a la mujer y al hijo si es que ya no la tenían, esta es la causa probatio.