TEMA 9 DINÁMICA Y ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA La dinámica natural. Los movimientos migratorios. Estructura y composición de la población. Los problemas demográficos. DINÁMICA NATURAL El crecimiento de la población de un país viene determinado, en primer lugar, por el comportamiento de la natalidad y de la mortalidad; la diferencia entre los nacimientos y las defunciones marcarán la intensidad en el crecimiento. Junto al comportamiento de estos dos elementos, los flujos migratorios son otro componente que se ha de tener en cuenta. Natalidad y fecundidad La natalidad define un aspecto demográfico referido a los nacimientos habidos en el seno de una población considerada en su conjunto. La fecundidad es un fenómeno relacionado con los nacidos vivos considerados desde el punto de vista de la mujer en edad de procrear, y no en el conjunto de la población. Hasta fechas recientes, España había sido un país con altos índices de fecundidad en el contexto de los países europeos. Fue sorprendente cómo, en un periodo de tiempo muy corto, la natalidad y la fecundidad españolas se situaron entre las más bajas del mundo. Esta tendencia se hizo patente a partir de la década de los 80, aunque actualmente asistimos a unos claros síntomas de recuperación. Las razones son muchas y complejas, se destacan las siguientes: La emancipación de la mujer y su incorporación al mercado laboral El coste de la educación y crianza de los hijos El comportamiento natalista propio de cada generación, fruto de la experiencia ante la vida. Si las razones del freno son diversas, la recuperación que se observa en los últimos años se relaciona con total seguridad con la entrada de población inmigrante. La natalidad y la fecundidad se han reducido en todas las comunidades autónomas, aunque hay diferencias, las regiones levantinas, meridionales e insulares son las que poseen las mayores tasas e índices, seguidas por las regiones económicamente más desarrolladas. Por el contrario, las comunidades del centro y del norte peninsular presentan las tasas más bajas. Mortalidad La mortalidad es el fenómeno relacionado con el fallecimiento de los miembros de una población. Hasta finales del siglo XIX la población española se caracteriza por las altas tasas de mortalidad. En la actualidad, la tasa bruta de mortalidad se encuentra el 8’4 ‰ La mortalidad infantil ha seguido una trayectoria similar, hoy se encuentra en torno a un 5’3 ‰, un nivel similar al de los países de la Unión Europea con tasas de mortalidad más bajas. La esperanza de vida al nacer evolucionó también a valores muy positivos a lo largo del siglo XX gracias al descenso de la mortalidad, 83’7 años para las mujeres y de 77’2 años para los hombres. Las causas de la mortalidad han variado con el paso del tiempo. En el pasado, cuando dominaba la mortalidad catastrófica, las causas se debían a crisis de subsistencia, hambrunas, epidemias, guerras... Este tipo de causa se conoce como exógenas por tener su origen en el entorno externo al ser humano. En la actualidad, las causas de muerte son endógenas, se relacionan con las enfermedades degenerativas en edades avanzadas y con las enfermedades sociales o propias del modo de vida de la sociedad actual; destacan las del aparato circulatorio y digestivo y los fallecimientos provocados por muertes violentas (accidentes de circulación, suicidios...) Por tanto, las causas predominantes de mortalidad en nuestro país se pueden resumir bastante bien con las famosas “tres ces”: corazón, cáncer, carretera. En esta fase, la mortalidad se concentra en aquellos estratos de población de edades más avanzadas y más entre los hombres que entre las mujeres. Las causas del descenso de la mortalidad es la combinación de una serie de factores de tipo social, demográfico, económico y cultural: avances médicos y medidas sanitarias, higiénicas, mejora de recursos socioeconómicos, sobre todo de la alimentación. Respecto a la distribución espacial, las tasas con una tasa de mortalidad más alta son el Principado de Asturias, Galicia, Castilla-León y Aragón; en cambio, las tasas más bajas corresponden a Canarias, Comunidad de Madrid, Región de Murcia y Andalucía. Crecimiento natural El crecimiento natural es el mecanismo que regula los cambios en el volumen de una población a partir del comportamiento que experimentan la natalidad y la mortalidad. Este comportamiento presenta diferencias regionales; su rasgo más destacado es la oposición entre unas comunidades que mantienen incrementos muy positivos en el litoral y Madrid frente a otras con incrementos débiles o negativos en el interior. La natalidad, la mortalidad y, en consecuencia, el crecimiento natural ha evolucionado de forma muy parecida en la mayoría de los países desarrollados. Para explicar esta evolución se ha formulado la llamada teoría de la transición demográfica. Esta teoría describe el paso del antiguo régimen demográfico, caracterizado por elevadas tasas de natalidad y mortalidad, que originaban un lento crecimiento, a un sistema demográfico moderno de nuevo equilibrio, con un lento crecimiento, pero en esta nueva etapa debido a unas tasas de natalidad y mortalidad reducidas. Entre ambos periodos tendría lugar una fase de transición (mediados del siglo XX) de elevado crecimiento, consecuencia de un descenso de la mortalidad anterior al de la natalidad. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS Un aspecto destacado de la población española ha sido su movilidad espacial. Migraciones exteriores Las razones que mueven a las personas a emigrar pueden ser muy diversas, existe una motivación económica: búsqueda de un empleo en otro lugar que permita mejorar la situación económica y las condiciones de calidad de vida y bienestar social. Durante los últimos siglos, la emigración española a otros países ha pasado por diferentes etapas: La emigración al norte de África: fue muy importante durante el siglo XIX, agricultores y mineros para trabajar en obras públicas y agricultura argelinas. La emigración a ultramar: su época de apogeo coincidió con la primera mitad del siglo XX. Argentina, Cuba, Brasil, México... protagonizada por campesinos gallegos, asturianos y canarios de escasos recursos. Se prolongó hasta los años de 1930, época en que la crisis económica internacional obligó a esos países a imponer restricciones a la entrada de extranjeros. La emigración a Europa: alcanzó su máxima intensidad en la década comprendida entre los años 1960 y 1970. Durante la primera mitad del siglo XX, tuvo como país de destino casi exclusivo Francia. Fue una corriente de agricultores levantinos que acudían a satisfacer las necesidades de mano de obra del campo y que se incrementó con los españoles que se vieron obligados a emigrar a causa de la Guerra Civil. La necesidad de mano de obra en países como Francia, Alemania o Suiza fueron los factores que impulsaron las nuevas oleadas de emigrantes hacia Europa. Las consecuencias de las migraciones exteriores fueron: Entre los efectos positivos: Reducción de la presión en el mercado laboral El alivio de la presión demográfica La entrada de divisas. Los efectos negativos son entre otros: Los costes demográficos: pérdida de población Los costes sociales: ruptura familiar, trabajos duros, mal remunerados... Los costes económicos: abandono de tierras, de infraestructuras... Migraciones interiores El desplazamiento de personas entre las distintas provincias de España, desde las áreas rurales a las urbanas, es uno de los fenómenos geodemográficos de mayor importancia de los últimos tiempos. El proceso de industrialización y urbanización será el causante de las migraciones interiores, que se desarrollan en España con toda su intensidad entre los años 1960 y 1970. Las provincias más beneficiadas por la afluencia de emigrantes fueron Madrid, Barcelona y Valencia. Las regiones generadoras de emigración fueron Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía oriental. En los últimos años, las migraciones interiores han variado su intensidad y comportamiento geográfico. Éstas son las novedades más sobresalientes: La progresiva ampliación de las provincias con saldos migratorios positivos y la pérdida de la polarización en los lugares de destino que presentaba anteriormente el fenómeno migratorio. El éxodo rural es sustituido por los desplazamientos de población entre los diferentes centros urbanos. Varía también el tipo de emigrante: el actual pertenece de forma mayoritaria al sector servicios. Las repercusiones de las migraciones interiores son: En las zonas de destino, los emigrantes se convierten en la base del crecimiento demográfico de muchas áreas urbanas; así, la estructura por edad se ve rejuvenecida y la población activa incrementada. En el plano económico, se produce una mejora en la oferta de mano de obra y una mayor concentración de recursos humanos. Pero también las zonas de inmigración se ven obligadas a asumir nuevos costes para satisfacer las demandas de una población en crecimiento: nuevos equipamientos e infraestructuras, mayor número de viviendas... Las zonas de origen, demográficamente se produce un descenso de la población, el envejecimiento de su estructura y la caída de la fecundidad. En el plano económico, un empobrecimiento de los recursos humanos y una reducción de las actividades económicas. País de inmigrantes En los años 90 España ha pasado a ser un país de inmigración. Se tienen datos de la inmigración de carácter legal, pero se desconoce la inmigración ilegal en su auténtica dimensión. Los extranjeros residentes en España presentan una distribución, en cuanto a países de origen, bastante desigual; destaca, en primer lugar, los residentes europeos, le sigue después América del Sur y en tercer lugar África. La población de extranjeros es eminentemente joven, lo que evidencia el carácter predominante de mano de obra de la misma. Las comunidades autónomas que atraen preferentemente a los emigrantes son: Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía. El colectivo de residentes en España admite gran variedad de situaciones: a) Extranjeros nacionalizados: trato preferencial a los iberoamericanos. b) trabajadores: en el sector servicios, agricultura, construcción e industria c) Estudiantes: especialmente a Madrid, Granada y Salamanca. d) Asilados y refugiados e) Inmigrantes ilegales: no tiene en regla su situación de residencia en España. Jóvenes que se emplean en la agricultura, construcción, servicio doméstico, hostelería... ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN Pirámide del año 2012 Estructura por sexo y edad: se refiere a la distribución de la población entre hombres y mujeres y según las diferentes edades. Su análisis es básico para entender los procesos demográficos: fecundidad, mortalidad y las migraciones; sociales y económicos, como la educación y el mercado laboral. El número de mujeres es ligeramente superior al de los hombres, esto se explica por lo que se conoce como supermortalidad masculina. La edad es una variable demográfica de gran interés, de ella dependerá la planificación de equipamientos docentes y asistenciales, la población en edad de trabajar, las previsiones de población futura... La población española presenta una tendencia hacia el envejecimiento y una importante reducción de la población joven. Las comunidades autónomas con población más joven son Andalucía, región de Murcia y Canarias y las de mayor población envejecida Principado de Asturias, Castilla-León y Galicia. La influencia de procesos demográficos se puede observar claramente en la pirámide de edades. Ésta refleja la distribución de la población de un país en grupos de edad, diferenciando en cada grupo los hombres de las mujeres. En la pirámide de 2012 se desprende que la población española va camino de un progresivo envejecimiento. Este fenómeno del envejecimiento interesa por las consecuencias sociales y económicas que conlleva: el aumento de la población anciana requiere también un incremento de los recursos sanitarios y hospitalarios, una mejora de los servicios sociales y un aumento del coste de las pensiones. Todo ello debe quedar garantizado en un Estado social y de derecho como es España. Los cambios de la población española en relación a su estado civil se encuentran entre los más significativos de la evolución de la vida social; el interés se centra en la influencia del estado civil de la población sobre el nivel de fecundidad y sobre la formación de hogares y familias. A partir de los datos que arrojan los últimos censos, los hechos más significativos son el aumento del colectivo de separados y divorciados y el descenso de la tasa de nupcialidad que presenta una tendencia similar a la media de los países de la Unión Europea. Entre las comunidades autónomas, Andalucía destaca entre las que han tenido una tasa superior a la nacional. Estructura económica y social: conocer cuántas personas están en disposición de poder trabajar, cuántas lo hacen y cuántas están paradas, tiene una gran importancia social y económica. La población económicamente activa es la que, a partir de 16 años, suministra mano de obra para la producción de bienes y servicios económicos o hace gestiones para incorporarse a dicha producción. Está formado por dos categorías: ocupados y parados Durante el siglo XX la población activa experimentó un crecimiento muy importante, especialmente a partir de 1981, debido al aumento de la población adulta y por la incorporación de la mujer al mundo laboral. La población activa se concentra predominantemente en los grupos de edad de 30 a 45 años. Dos características recientes de la actividad relacionadas con la edad son la incorporación cada vez más tardía de la población al mundo del trabajo y la salida anticipada de éste. La diferencia de la actividad según el sexo es todavía apreciable, los varones presentan una tasa de actividad superior a la de las mujeres. Las comunidades autónomas ofrecen valores dispares: las comunidades con una tasa de actividad más alta son Islas Baleares, Comunidad de Madrid, Cataluña, Canarias…y las comunidades con una tasa por debajo de la media son Principado de Asturias, Extremadura, las dos Castilla y Cantabria. La distribución de la población activa entre los distintos sectores económicos experimentó un profundo cambio en el siglo XX. La característica más sobresaliente ha sido la progresiva terciarización de la población activa. Otros rasgos que marcan el cambio sufrido por la estructura de los sectores económicos son la mayor diversificación de la actividad productiva; la importancia de nuevas actividades (informática, telecomunicaciones) o el aumento de las actividades relacionadas con los servicios personales y con las empresas (mensajería, seguridad…) Todos estos cambios reflejan la evolución económica del país. La tasa de paro mide la relación entre los parados y la población de activos. Atendiendo a la edad de la persona y al sexo, la distribución del paro se muestra irregular; por edad tiene sus valores más altos en el grupo más joven, entre 16 y 19 años, más significativa es la evolución del paro entre hombres y mujeres, en la última década se ha producido un descenso muy marcado de la tasa de paro femenina. En cuanto a la distribución entre las comunidades autónomas, en los últimos años se ha producido un acercamiento en el nivel de actividad entre ellas; sin embargo, el mapa del desempleo de España pone de manifiesto un sur con tasa superiores a la media (Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía) y las comunidades del norte con valores inferiores a la media. Nivel educativo: el ascenso del nivel de formación de una población es visto como una de las mejores metas que puede perseguir un país. La población por sí misma, constituye un recurso de primera magnitud para el desarrollo; por ello, las inversiones en educación se estiman de gran rentabilidad. En las circunstancias actuales, con un mercado de trabajo que exige una mano de obra cada vez más cualificada, la necesidad de mejorar la formación de la población es incuestionable. Junto a la reducción del analfabetismo, otros logros son la escolarización plena en la etapa preescolar, la escolarización obligatoria hasta los 16 años, la considerable ampliación de la población universitaria y, sobre todo, la ampliación de la igualdad de oportunidades para ambos sexos y para los diferentes estratos sociales, gracias a la política de becas y ayudas a la población estudiantil. LOS PROBLEMAS DEMOGRÁFICOS Evolución de la población De 1950 a 1980, el crecimiento de la población española mantuvo el ritmo interanual más elevado de su historia. Esto se debió a que la modernización definitiva de la economía española en los años 60 hizo descender las tasas de mortalidad al nivel de los países más avanzados, mientras que la natalidad se mantuvo elevada debido a la bonanza económica y a una política de incentivos a la natalidad por parte de la dictadura franquista. Este período se conoce como el “baby boom”, y se produjo en España en la década de los 60, diez años más tarde que en los países de nuestro entorno. Sin embargo, el crecimiento real de la población española se vio reducido porque muchas personas tuvieron que emigrar fuera de España ante la imposibilidad de nuestra economía de generar empleo para una población creciente. A partir de 1980 el crecimiento natural de la población española se vio frenado de un modo drástico, y al acabar el siglo XX era prácticamente nulo, ya que la tasa de natalidad descendió de forma brusca en los últimos 20 años del siglo, y casi se igualó a la de mortalidad. Este descenso está relacionado con el fuerte impacto en nuestro país de la crisis económica internacional que se inició en 1974, debido al crecimiento brusco de los precios del petróleo. También se relaciona la caída de la natalidad con la definitiva incorporación de la mujer al mercado laboral y con el cambio de mentalidad de la sociedad española, que cada vez valora más el bienestar individual. De hecho, el crecimiento real de la población española a partir de 1990 se debe fundamentalmente a la llegada de población inmigrante a país, y a los nacimientos que aporta este colectivo. Estructura de la población Por edad y sexo; nacen más niños que niñas, pero a partir de los 40 años empieza a haber más mujeres que hombres,. En cuanto a la edad (influye en la fecundidad y planeamiento de servicios: educativos, médicos, asistenciales...). La tasa de envejecimiento (65 y más años) ha pasado de del 7 (1950) al 17% siendo actualmente mayor que el índice de juventud (menores de 16 años) que no llega al 15%. Las regiones con población más joven son las islas, las mediterráneas y Madrid y las más envejecidas el interior y Noreste. La Pirámide de edad de 1900. refleja altas tasas de natalidad v de mortalidad y esperanza de vida corta. Pirámide de 1950. La base se ha reducido por efecto de la bajada de natalidad en la guerra, los escalones de 30 a 40 años les afecta la mortalidad de la Guerra Civil. Y los efectos de la gripe del 18. A pesar de eso se observa una mayor amplitud de los escalones de adultos con respecto a la de 1900. Pirámide del 2001. El descenso de natalidad afecta desde los 25 años hasta 0 y cada vez de manera más aguda, si bien en le quinquenio de 0-5 observamos una pequeña recuperación. De los 25 a 50 años se refleja el boom poblacional desde 1950 a 1977, Los entrantes de quienes tienen alrededor de 60 años son debidos a la baja natalidad durante la Guerra e inmediata posguerra. La Pirámide de 2008 sigue la tónica anterior, leve recuperación del tramo inicial (por la mayor natalidad de los inmigrantes). Los tramos jóvenes e intermedios favorecidos por la inmigración. Se diluyen (por la edad muy avanzada) el impacto visual de la guerra civil. El estado civil de la población. El cambio de mentalidad y costumbres ha hecho que en las últimas décadas hayan aparecido fenómenos como el de personas divorciadas, casamientos civiles, familias monoparentales o uniones no matrimoniales La estructura económica. El grupo predominante es el que tiene entre 25-54 años y la incorporación cada vez es más tardía. Los hombres tienen una tasa de actividad superior a las mujeres. Por Sectores económicos: se ha pasado de un predominio agrícola a otro de servicios. El sector secundario mantiene una situación intermedia a lo largo de todo el siglo. El cambio de tendencia se produce en los años 60 En los años sesenta: los tres sectores tienen parecido porcentaje. Actualmente el Sector terciario 70%, el secundario en torno a 25% y la agricultura en torno al 5%. El Paro. En los años 60 y 70 era bajo (emigración y baja tasa de actividad, sobre todo en las mujeres). Con la crisis del 73 se cierra la emigración y la fuerte crisis económica unida a la entrada en el mercado laboral de más mujeres supone un fuerte incremente desde 1978 hasta 1994 con un descenso desde entonces hasta un nuevo repunte con el inicio del siglo XXI. Bajada significativa desde 2004 a 2007 y fortísima subida con la crisis (en el tercer trimestre de 2011 supera el 21% de tasa) La instrucción: la tasa de analfabetismo se ha reducido a cifras marginales con bolsas de importancia en mujeres de bastante edad. La escolarización se ha hecho universal hasta los 16 años y el 70% de la población mayor de 16 años tienen la secundaria. Las diferencias regionales en función de variables socioeconómicas.