OCUPACIONES DE TIERRAS O VIVIENDAS NO

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oO
Ocupaciones de tierras o viviendas no reconocidas
por la ley (Squatting)
Se refiere a la posesión de tierra y/o vivienda sobre la cual el ocupante
no tiene titularidad legal. Las ocupaciones ilegales de este tipo –diversamente calificadas como villas miseria, asentamientos, bidonvilles,
bustees, favelas, kampongs y ranchos, entre otras denominaciones– son
una característica de la mayoría de las ciudades del llamado Tercer
Mundo. En algunas ciudades representan hasta tres cuartas partes del
área total residencial. Su crecimiento ha sido muy rápido en las últimas
cuatro décadas, en parte porque los mercados de vivienda convencionales o formales y las políticas públicas de vivienda no han logrado
satisfacer las demandas producidas por la rápida urbanización de estos
países. Estos asentamientos son el fruto de ocupaciones ilegales de la
tierra (generalmente en terrenos fiscales o en espacios o viviendas sin
uso), ya sea en las afueras de áreas urbanizadas o en los intersticios
de áreas consolidadas, como las zonas llamadas barrancos en Caracas
(Venezuela) y los asentamientos a lo largo de las vías del ferrocarril en
la Ciudad de México. Tal ocupación puede realizarse sin planificación
alguna o en forma gradual, pero los asentamientos ilegales son también
el resultado de invasiones de tierra planificadas, las cuales probablemente ni los propietarios privados ni el Estado podrían resistir, aunque
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Paul Spicker, Sonia Alvarez Leguizamón y David Gordon
a veces logran erradicar o relocalizar en forma violenta a los ocupantes.
Según Perlman (1976), la llamada teoría de la marginalidad describe la ocupación ilegal como un patrón normal, más que excepcional,
de tenencia de la tierra, ya que los ocupantes ilegales constituyen una
primera “avanzada” hasta su posterior “consolidación” por medio del
acceso a la propiedad y el reconocimiento final de titularidad.
Muchas ocupaciones ilegales carecen de una infraestructura
básica mínima –servicios públicos como electricidad, agua corriente,
sistemas sanitarios y recolección de residuos– y la mayoría de estas
viviendas son precarias. Stokes (1962) diferenció entre los “barrios pobres sin esperanza” y los “barrios pobres con esperanza”; estos últimos, según el autor, son los que poseen importantes movimientos de
autoayuda y que promueven tanto mejoras de las viviendas individuales
como inversiones colectivas en infraestructura, para mejorar la calidad
de vida de los residentes.
Para varios gobiernos, durante mucho tiempo los asentamientos
ilegales han sido motivo de irritación, ya que no sólo se los consideraba
como “manchas en el paisaje”, sino que se creía que constituían peligros para la salud del resto de la población y que conformaban focos
de movimientos sociales radicales. Desde la década del sesenta en adelante, algunos especialistas en vivienda consideraron que los asentamientos ilegales proporcionaban una solución práctica al problema de
la vivienda en países pobres de rápido crecimiento. Para esta visión, el
mercado convencional de la vivienda no podía satisfacer la explosión de
la demanda, y la inversión de capitales se destinaba a otros sectores de
la economía. Por ello, los asentamientos ilegales proporcionarían una
solución funcional, permitiéndole a la población invertir en la vivienda
y en el mejoramiento de la misma según las circunstancias.
En algunos países, existen movimientos de ocupación ilegal que
se constituyeron para ayudar y asistir a los grupos sin vivienda en la
búsqueda de terrenos donde establecer sus comunidades y la provisión
de infraestructura básica mínima –por ejemplo, un sistema de tubería
para agua, una red básica de drenaje y un transformador eléctrico–.
En algunos casos, los gobiernos promueven políticas de viviendas con
núcleos básicos: habitaciones consideradas principales, como una cocina y un cuarto, con posibilidad de ser ampliadas cuando las personas
puedan hacerlo o tengan dinero. Algunos autores como Burgess (1981)
condenan estas políticas, en tanto se cree que son el reflejo de concepciones ideológicas que mantienen las diferencias de clases ya existentes
dentro de sociedades desiguales.
En países en los que las normativas de tenencia de la tierra están
consolidadas o son más estrictas, la ocupación ilegal se produce en las
viviendas desocupadas existentes.
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POBREZA: UN GLOSARIO INTERNACIONAL
El término “ocupación autorizada” se refiere a la situación en la
cual, cuando una vivienda desocupada es ocupada, ello es subsecuentemente aprobado por el propietario de la unidad.
Bibliografía
Burgess, R. 1981 “Ideology and urban residential theory in Latin
America” en Herbert, D. y Johnston, R. (eds) Geography and the
Urban Environment (Chichester: John Wiley) Nº 4.
Hardoy, J. 1989 Squatter citizen: life in the urban Third World (Londres:
Earthscan).
Johnson, R.; Gregory, J. y Smith, D. 1994 The dictionary of human
geography (Oxford: Blackwell).
Lloyd, P.C. 1979 Slums of hope: shanty towns in the Third World
(Harmondsworth: Penguin).
Perlman, J. 1976 The myth of marginality (Berkeley: University of
California Press).
Stokes, C.J. 1962 “A theory of slums” en Land economics (Wisconsin) Vol. 38.
Ward, P. 1990 México City: the production and reproduction of an urban
environment (Londres: Belhaven Press) World Cities Series.
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