TEMA 3. EL ESTADO ABSOLUTISTA Apuntes elaborados por María Casaseca, Alumna de Derecho Político 1 en la Universidad de Salamanca el curso 2006/2007. Surge tras el Renacimiento y en concreto tras la desaparición de las ideas medievalistas. Con Maquiavelo y Bodino tenemos una imagen del Estado absolutista bastante soterrada, poco explícita. Con Bodino vimos que el poder del rey es una equiparación de la patria potestad (poder soberano) El Estado absoluto nace con la idea de que: ­ es un Estado separado de la moral ­ está en unas solas manos ­ no tiene ningún tipo de límite. Es único, supremo, máximo Presupuestos teóricos a. Cómo justificamos este modelo. Bodino no lo justifica. Maquiavelo lo justificaba en la adquisición y mantenimiento de ese poder, en el hecho de conseguir el poder. Es un poder omnímodo, el príncipe lo ha conseguido y esta es la única justificación. b. Otras teorías relevantes. La justificación divina del poder hunde sus raíces en las tradiciones medievalistas y concretamente en la Epístola a los romanos de San Pablo. Dice que los gobernantes son la mano de Dios, y, por tanto, la obligación de obedecerles es la obligación de obedecer a Dios (dar al César lo que es del César) porque en eso está el bien. El problema es que a lo largo del tiempo va a desarrollarse o venir siendo más abandonada sobre la moralidad de los actos del rey. A finales del XVI se acuña la teoría del derecho divino de los reyes, cuya única formulación escrita se debe a Jacobo I o James I, rey de Escocia en el siglo XVI. James I era el primero de los Estuardo y era católico. Era hijo de María Estuardo (hermanastra de la reina virgen Isabel I) Éstas eran hijas de Enrique VIII, rey que se separa de la Iglesia católica y que no tiene hijos varones. Isabel I se niega a casarse y 1 muere sin descendencia, así que le sucede al trono Jacobo I, que como es católico, intenta apoyar su autoridad en el derecho divino de los reyes. Suya es la única obra que intenta justificar la idea de que el rey es la imagen de Dios en la tierra. Todos sus súbditos tienen absoluto deber de obediencia hacia el rey. Tiene una justificación muy débil. La máxima condecoración es la “Orden militar de la jarretera” debida a Isabel I hija (“Dios castiga a los desconfiados”) c. El verdadero teórico que va a construir una justificación racional del Estado absoluto es Tomas Hobbes (1588­1679) Es el primer pensador moderno, auténtico político­racionalista y primer autor que explica el ius naturalismo moderno desde parámetros racionales. Todo su pensamiento actúa desde parámetros comprensibles. Su racionalismo le lleva a la justificación del poder absoluto. Vive en la época del sucesor de Jacobo I, que es a su vez Carlos I, y es uno de los preceptores del hijo de Carlos I, que es a su vez Carlos II. Aunque ya empiezan a aparecer movimientos que cuestionan frontalmente la autoridad regia y en concreto el absolutismo del rey, todavía no es la Revolución burguesa inglesa (1688) sino que estamos en la primera mitad del sigo XVII. Carlos I se ve obligado a convocar en dos ocasiones al Parlamento: el Parlamento Corto (tres semanas) y el Parlamento Largo (bastantes años) llamados así por la duración de las reuniones. Carlos I se enfrenta al Parlamento y éste llama a su ayuda a Oliver Cromwell, que organiza al ejército y consigue la derrota del rey, ejecutándolo. Tras su muerte se concede el poder con el título de Lord protector a Cromwell, que aprueba una norma llamada el “instrumento de gobierno” (Instrument of Government), que es la primera norma formalizada que pretende ordenar el ejercicio del poder. Es la justificación jurídica para gobernar como un tirano, y el motivo por el cual los ingleses huirán siempre de cualquier texto que intente dictaminar el ejercicio del poder, pues asocian esta única dictadura del siglo XVII de Cromwell con el constitucionalismo. Cromwell no acepta la Corona, pero sí los atributos reales. Muere y le sucede su hijo. Se trae de vuelta para gobernar Inglaterra al rey en el exilio: Carlos II. Hobbes está en el mando del monarca Carlos I. Vive la época más complicada de la historia 2 de Inglaterra y por tanto le preocupa garantizar la seguridad vital, la de estar vivo. En 1651 escribe “Leviatán” que junto a “El ciudadano” es su mejor obra. Un leviatán es un monstruo, algo orgánico muy poderoso. El Estado es un leviatán, un gran ser vivo muy poderoso creado por los hombres intencionadamente. Es una creación racional. En Hobbes están las raíces de nuestra cultura jurídico­política. Es racionalista e individualista. Hobbes hace algo de lo que no es consciente: justificar la voluntad racional del poder en el ser humano, no en el ser divino. Esto es básico para la historia del constitucionalismo. Establece el principio de que el poder del Estado sólo se justifica en el consentimiento de los gobernados. Ese poder soberano omnímodo sólo es legítimo sobre la base del consentimiento de los ciudadanos, e implica que los hombres son iguales entre sí, pero él no sigue este camino porque lo que le importa es la garantía de la seguridad física. Hobbes justifica el poder absoluto de forma racional porque utiliza ideas de contrato entre gobernante y gobernado, pero lo usa eliminando cualquier elemento religioso o moral, y a diferencia de lo que ocurra con el pacto en la época medieval, no se usa para limitar el poder, se utiliza para justificar el ejercicio sin límites del poder político. Para ello busca el origen del poder que va a requerir que utilicemos como punto de partida el momento en el que el poder no existe en ninguna de sus formas (estado de naturaleza) Hobbes busca el origen de las cosas en un pasado remoto al que denomina estado de naturaleza, donde el hombre carece de constricción, de presión negativa externa. Así acabaremos necesariamente en un estado negativo, en una guerra continua (guerra de todos contra todos) y permanente por ser el hombre un egoísta, pues el hombre se guía por el deseo y la razón, y sólo tiene miedo al dolor físico y a la propia supervivencia. El hombre tiene derecho a todo, no hay reglas, tiene derecho a aquello que puede conservar por la fuerza, es un concepto de hombre negativo. Si se producen delitos en una sociedad donde la naturaleza no está garantizada, el hombre fuerte podrá con el débil. Los hombres se matarán unos a otros para defenderse porque el hombre es egoísta y quiere su propio bienestar. Es mío lo que no es de nadie, lo que puedo “coger y conservar” y es un estado de inseguridad 3 absoluta porque los demás pueden invadir tu esfera de libertades sin ningún tipo de sanción. Pero si todos vamos a buscar las cosas escasas que nos gustan, nos pelearemos necesariamente, y por ello decimos que nos encontraremos en un estado de guerra como consecuencia de un proceso racional. Por ser racional, el estado de naturaleza no es el mejor estado en el que nos podemos situar, sino que lo mejor es llegar a un acuerdo, y en lugar de pelear, pactar la convivencia. Pero para garantizar este acuerdo será necesaria la presencia de algo o alguien que lo garantice. El problema surge en quién nombrará a ese algo o alguien y por qué ese algo o alguien debería aceptar ese papel o función. Cuando llegamos al acuerdo de nombrar a ese alguien, renunciamos a usar la violencia y le autorizamos a él a usarla, le damos además el poder de decidir quién tiene razón. para resolver el problema. Convertimos al garantizador en un poder absoluto para asegurar que se cumpla el pacto. En el estado de naturaleza, el ciudadano persigue la seguridad física y renuncia al poder teórico de tener derecho a todo y al poder real de utilizar la violencia. Los hombres quieren seguridad física porque tienen miedo, y dan todo por ella a un tercero que no es parte del pacto, que tiene derecho a todo siendo el único que puede usar la violencia: al Estado absoluto. Sólo tiene una obligación: mantener la paz y la seguridad. El Estado es el legislador omnipotente, es el que establece las leyes porque es ajeno al pacto, es el que fija las reglas de convivencia y el que juzga, el que tiene poder para gobernar al que ha pactado. Si el soberano incumple el pacto, no tenemos que obedecerle, pero en los demás casos tendremos la obligación de hacerlo. Es imposible llegar a formar parte del pacto porque es libre. El hecho de que el pacto sea real o no es irrelevante, lo importante es que es una consecuencia lógica a la que llegarán todos porque no tienen otra alternativa. Esto tiene una trampa que hace que el Estado se beneficie del pacto: si el argumento es racional, la trampa está en la premisa que es que el hombre sea tan malo como lo pintan. Hobbes justifica un poder sin límites, un leviatán, pero por primera vez se justifica el poder en el consentimiento individual y racional de los ciudadanos. El Estado no es una creación natural divina, sino que es racionalmente creado con normas de 4 conocimiento racional. Está al servicio del ciudadano para mayor gloria y comodidad. Es un monstruo artificial con forma: cabeza, brazos, cerebro, sangre… pero es omnipotente y por eso es un dios en la tierra. De aquí con los años se irán deduciendo las teorías orgánicas del poder utilizadas por dos totalitaristas: los fascistas y los comunistas, que presentan al Estado como un cuerpo humano (los brazos son los obreros, etc.) En Hobbes encontramos justificaciones para cualquier tipo de totalitarismo. Notas generales del Estado absoluto El Estado absoluto va a tener rasgos comunes, pero también tiene diferencias. Los rasgos comunes son: ­ Superación del particularismo medieval. La primera fase va a ser más lenta que la segunda. Se va a manifestar en la decadencia de las Cortes estamentales. De esta forma, también se produce una omisión de la nobleza como intermediario entre rey y súbdito. En él, los nobles participan según quiera el rey. Por ejemplo, Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (1500­1558) (fue el primero que unió en su persona las coronas de Castilla y Aragón) Fue hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. ­ Superación del universalismo. Carlos I también intenta acabar con el universalismo. El último intento es el de los Austrias menores en España. Por otra parte, también la desaparición del poder del papado, aparición de las Iglesias nacionales o la expulsión de los jesuitas. ­ Asunción regia de todo poder. Eso quiere decir que el poder se asume en su totalidad por el rey. Lo que se produce es una única jurisdicción que actúa en nombre del rey y una única entidad que crea Derecho, que es la Monarquía. A mayores, hace falta una organización administrativa muy desarrollada bajo el control del monarca, lo que lleva al monarca Luis XIV a decir “El Estado soy yo” 5 Manifestaciones históricas del Estado absoluto Planteamiento: la extensión temporal abarca desde el Renacimiento hasta la Revolución liberal burguesa. Hay una evolución en la articulación institucional y no en la justificación teórica. Hay dos fases aproximadas: ­ Estado patrimonial. Es la fase empírica. En la primera parte del poder absoluto y hasta la fase empírica, es la organización práctica del poder absoluto (siglos XVI­XVII) No hay distinción entre Derecho público y Derecho privado. Todo es Derecho privado. Sigue habiendo una relación de propiedad, el rey es el propietario del Estado y su organización va a partir de esa relación de propiedad. Hay una relación de propiedad entre rey y súbdito en forma de contratos privados. Existen residuos feudales porque buena parte de los cargos de la monarquía van a ser hereditarios. En resumen, el Estado patrimonial, la articulación del Estado se hace bajo una relación jurídico­privada, es decir, una relación de propiedad ­ Estado policía. Es la fase racionalista. Hay una justificación racional de por qué el Estado se organiza de una determinada manera. (Siglo XVIII) En este caso no hay residuos medievales y todo está en manos del rey, el cual no necesita a las Cortes, que se van a convertir en una clase ociosa (excepto en Inglaterra) En este tipo de Estado se ha completado ya la unificación y concentración del poder en manos del monarca. No necesita ingresos de ningún tipo, por lo que no requiere la colaboración de ninguna otra clase social. Caracteres básicos: ­ Aparición de reglas claras y reguladoras del gobierno de naturaleza jurídico­ pública: 1. Primeras reglas del ejercicio de funciones burocráticas 2. Separación entre fisco y patrimonio regio, es decir, separar la Hacienda Pública del patrimonio del rey. 6 3. Ante la necesidad de nuevas formas se establece una distinción entre ley y ordenanza. Una ley va a ser una norma general que va a tener especiales formalidades, una norma pública conocida por todos, de carácter publicitario. Una ley está vinculada a la idea de publicidad, importancia y generalidad. ­ Notable expansión del Estado: la provisión de bienestar como función básica de la monarquía (todo por el pueblo) En el Estado policial aparecen términos como Derecho financiero, Derecho administrativo y la dualidad entre ley frente a normas que se conocen como reglamentos. El Estado policial asume la frase: “Hecho para el pueblo pero sin el pueblo”, donde el monarca adopta el papel de padre y le debe el máximo bienestar. El despotismo ilustrado. ­ Carácter especialmente opresivo de este tipo de Estado. Ausencia de límites a su actividad de forma que se inmiscuye en todos los aspectos de la vida de los súbditos frente al Estado patrimonial que sólo proveía defensa, seguridad y justicia. El problema es que le garantiza el bienestar. Genera bienestar pero sin contar con la voluntad de los que deben disfrutarlo El Estado policial no puede dejar al ciudadano­súbdito que actúe como quiere, sino que debe educarle, enseñarle, y para ello se inmiscuye en todos los aspectos de su vida. Un ejemplo es el Motín de Esquilache: En 1766, siendo rey Carlos III (déspota ilustrado) tuvo lugar en Madrid y otros puntos de España la revuelta que ha pasado a la Historia como Motín de Esquilache, en la que se calcula que participaron alrededor de 40.000 personas y que cerca estuvo de poner en peligro a la figura real. Aunque el detonante de la revuelta fue la publicación de una norma municipal que regulaba la vestimenta de los madrileños, habría que buscar las causas verdaderas en el hambre, las constantes subidas de precio de los productos de primera necesidad y el recelo de los españoles a los ministros extranjeros traídos por Carlos III. Finalmente, el motín se saldó con el exilio forzado del Marqués de Esquilache, Secretario de Hacienda e inspirador del edicto. El Estado policial engendra los factores que mostrarán su caída, los propios gérmenes de la revolución: la legitimidad del rey no se cuestiona pero se minan sus bases fundamentadoras: frente a la tradición, la razón; frente a la religión, la ciencia; frente a la agricultura, las artes útiles; frente a los privilegios, la igualdad de todos. La 7 precaria alianza entre Monarca y burguesía no soporta la crítica de la razón, que el racionalismo llegue a sus últimas consecuencias. Las nuevas artes de la supervivencia (artes útiles) requieren una nueva organización política que sustituya al Estado policial: el Estado liberal. 8