APNEA DEL SUEÑO, remedio inmediato para un mal incurable

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Del libro
"APNEA DEL SUEÑO, remedio inmediato para un mal incurable",
por Darío Varela, Editorial Kódigos, Valencia, España, 2011.
Capítulo 5. MANEJO DE LOS EPISODIOS DE APNEA DEL SUEÑO
Sea porque la decisión es que esta noche intentarás prescindir del
CPAP que usas para tratar de respirar dormido, sea porque padeces
del mal y sabes que esta noche como todas las noches sufrirás
asfixias, lo más urgente es saber qué hacer cuando se presenta un
ataque, un brote o un episodio de Apnea No Obstructiva
Qué hacer cuando te despiertas asfixiado o cuando escasamente
logras conciliar el sueño porque tan pronto consigues dormirte dejas
de respirar y te despiertas obligado a tomar aire desesperadamente.
Es necesario saber qué hacer porque la primera urgencia del enfermo
de Apnea del Sueño es saber cómo encarar la situación inmediata.
Cómo soportar el ataque. Cómo evitar la recurrencia de las asfixias.
Cómo descansar aunque sea algunas horas.
La medidas a tomar son las siguientes.
1. Maneja la parte emocional
2. Deja la cama
3. Hiperventila unos minutos
4. Determina si se trató de una Apnea Obstructiva
5. Observa si puede haber sido un problema de gases abdominales
6. Ingiere sal
7. Asegura la respiración nasal
8. No regreses de inmediato a acostarte
9. Duerme ligero de ropas
10. Ya a punto de dormirte, hiperventila leve y brevemente
11. Duerme decidido a reaccionar
1. Manejo Emocional
Es importante comenzar por el manejo de la parte emocional.
No entrar en pánico, puesto que es una situación controlable que se
puede superar tanto en lo inmediato como en forma definitiva.
No deprimirse. Es verdad que despertar asfixiado es un golpe duro y
agotador y que recibirlo una vez más, como cien veces anteriores,
desanima, descorazona. Pero también es verdad que solo se trata de
un golpe y que en la vida se reciben muchos golpes mil veces más
duros.
No sentirse solo, emoción propia del que se ahoga, del asmático, de
quien padece de Apnea. No estás solo. A esa misma hora en todo el
mundo hay personas como tú que luchan contra el mismo mal.
Y tan importante como el manejo emocional de la crisis es resolverla
de inmediato en forma práctica.
2. Deja la cama
Cuando despiertes asfixiado lo primero que debes hacer es levantarte.
Dejar la cama aunque estés agotado y somnoliento, y dar algunos
pasos aunque sea lentamente.
La idea es ponerse en movimiento para salir de esa situación en la que
arriesgas volver a quedarte dormido y sufrir una nueva Apnea en
menos de 30 minutos.
Debes evitar las Apneas sucesivas.
Cada crisis es un riesgo innecesario: aumenta la tensión arterial,
puedes sufrir un evento cerebro vascular, te agotas, te vuelves a
sumergir en un estado de insuficiente oxigenación.
Para no correr el riesgo de quedarte dormido en condiciones que te
aseguran la recurrencia de las crisis debes abandonar la cama y
ponerte en un estado que te garantice que cuando vuelvas a acostarte
puedas dormir sin experimentar nuevas Apneas en lo que resta de la
noche y con la certeza de que si las sufres, serán una o dos en toda la
noche y no una cada media hora.
Una vez que estás fuera de la cama puedes tener la tranquilidad de
haber logrado la tarea más difícil, puesto que no es fácil levantarse y
caminar cuando se está agotado y con ansias de dormir.
Tan pronto consigas levantarte debes tomar las demás medidas
necesarias para superar la crisis y evitar su repetición.
3. Hiperventila
Es importante hiperventilar para resolver los problemas que en ese
momento padeces. Al hacerlo se oxigena el organismo, se reduce la
tensión arterial y se recupera el ritmo cardíaco.
El proceso de hiperventilar debe estar acompañado de una voluntad de
relajación: “Me falta oxígeno en la sangre. Hago ejercicios que me
permiten obtener ese oxígeno. Mientras los hago, me relajo y me
concentro en el deseo de reducir la tensión arterial.”
Cuando converses con tu médico pregúntale al respecto y podrás
convencerte de que existen personas que pueden bajar algunos puntos
su tensión arterial con solo proponérselo.
El médico que le ha tomado la tensión, lee 150/100 y dice
casualmente al paciente, sin informarle que tiene la tensión algo
elevada, “relájate algunos minutos… regresaré para volver a tomarla
cuando hayas reposado brevemente”.
Cuando al cabo de cinco minutos el médico regresa a medir la tensión,
descubre además si su paciente es aprehensivo (ahora la tendrá más
alta porque está asustado porque sabe o supone que se la vuelven a
medir porque la tiene alta) o tiene un cierto grado de autocontrol (hay
quienes pueden bajarla varios puntos en esos pocos minutos. Por
ejemplo bajarla tanto como desde 150/90 hasta 130/75).
¿A qué voy con esto? A que si mientras hiperventilas te propones bajar
la tensión arterial puedes estar seguro que en 2 ó 3 minutos tendrás el
oxígeno que te hacía falta y además tu tension se habrá normalizado.
Para hiperventilar la idea es expandir en buena medida los pulmones
para luego contraerlos también bastante más allá de lo habitual.
Tomar mucho más aire que lo normal y botarlo tanto cuanto puedas.
Para hacerlo existen muchas maneras. Entre ellas la siguiente:
En posición de pié, inhala mientras levantas lentamente los brazos
estirados.
Siempre inhalando lleva los brazos hasta lo alto y luego ve abriéndolos
hasta quedar en posición de crucificado
Aguanta el aire brevemente con los pulmones llenos.
Comienza a botarlo
Mientras lo botas baja y adelanta calmadamente los brazos hasta
terminar con los codos ligeramente pegados al cuerpo y las manos,
palma contra palma, frente a ti tan bajo como puedas sin inclinar el
torso.
Has botado casi todo el aire que pudiste tomar.
Mantén por un momento esta posición y luego comienza el ciclo de
inhalación siguiente
Y así, continua hasta completar alrededor de diez ciclos.
Puedes hacerlo exigiéndote en la inhalación (haciendo un esfuerzo por
tomar mucho aire) o sin exigirte. Puedes botarlo hasta que te sientas
cómodo o forzar un poco para botar tanto como puedas.
Puedes hacerlo aspirando y exhalando en forma exigente (con
velocidad: el aire entrará y saldrá rápidamente) o en forma cómoda
(lentamente: el proceso tomará mas tiempo). Lo que verdaderamente
importa es que lo hagas: que expandas y contraigas los pulmones
sucesivamente varias veces tanto para oxigenar como para poner en
actividad el reflejo respiratorio y los músculos involucrados en la
respiración. Y adicionalmente que aproveches esta actividad para
intentar relajarte, para bajar la tensión.
Puedes hiperventilar parado en un mismo punto o caminado. Como te
resulte más cómodo.
4. ¿Apnea Obstructiva?
Debes establecer si se ha tratado de un Apnea Obstructiva.
Flema o mucosidades, reflujo gastroesofágeo, irritación de la úvula o
algún otro factor obstructivo pueden haber sido la causa de esa Apnea.
Si este es el caso será necesario resignarse a pasar una noche difícil y
hacerse el propósito de obtener ayuda médica y seguir el tratamiento
necesario para superar el problema que causa la obstrucción.
5. ¿Estás hinchado?
Determina si la Apnea experimentada puede haber sido derivada de
una distensión abdominal, por exceso de gases u otra razón, en cuyo
caso tal vez no sea necesario que ingieras sal y sea suficiente que
observes las recomendaciones que se hacen en el capítulo “13.
Distensión Abdominal”.
6. Comer sal.
En caso que no se trate de una Apnea Obstructiva y de no estar
hinchado nos encontramos en el caso habitual de una Apnea por
insuficiencia de sodio en sangre. Para atenderla es necesario ingerir
sal.
Antes de comenzar la hiperventilación o tan pronto termines de
hacerla, pon bajo la lengua una dosis de sal común (10 a 30 granos de
sal marina. Ver capítulo “10. Manejo de la sal”).
Espera a que la sal se disuelva en tu boca. Una vez que se haya
disuelto del todo, si lo deseas bebe agua.
Si tienes cierta insuficiencia renal, mientras más líquido bebes más sal
eliminas, de modo que no te conviene beber más que algunos tragos
7. Asegura la respiración nasal
Las ventajas de la respiración nasal sobre la bucal son numerosas.
Incluso asegura una mejor oxigenación.
Trata de despejar tus vías nasales antes de regresar a la cama
8. No regreses de inmediato a acostarte
Haz todavía algunos ejercicios de respiración, con o sin levantar
brazos, pero con el cuidado de expandir y contraer los pulmones más
que lo habitual. Asegúrate de estar respirando con buenas bocanadas.
Esto es, de estar tomando y botando aire más que de costumbre y en
todo caso mucho más que en la escasa respiración espontánea que
observarás en ti al despertar con Apnea
Camina todavía cinco a diez minutos respirando bien.
Solo entonces vuelve a acostarte
9. Duerme ligero de ropas
No pongas sobre ti muchas frazadas pues podrán serán un peso
importante a vencer cuando respiras.
Asegúrate que tu pijama o ropa de dormir sea cómoda y no
obstaculice tu respirar
10. Ya acostado hiperventila leve y brevemente
Cuando estés en posición de dormir asegúrate de estar respirando con
bocanadas mayores o al menos ligeramente mayores que lo normal.
11. Decidido a actuar
Duerme con la determinación de despertar tan pronto suene cualquier
alarma de Apnea del Sueño.
Antes de volver a pegar los ojos hazte el propósito de despertar tan
pronto tengas algún síntoma o sueño propio de la Apnea.
La firme determinación de dormir con el subconsciente preparado para
detectar el problema y traerte de vuelta a una condición de vigilia.
Aunque parezca un propósito inútil, puede traer grandes beneficios. Al
igual que en el caso de la tensión arterial, es posible aprender a tener
algún grado de manejo sobre los procesos inconscientes, asunto de
primera importancia visto que es un proceso inconsciente el que
impide respirar y deteriora la calidad de vida.
Esta determinación de despertar y tomar el control ante el primer
síntoma permite reducir o eliminar los períodos en que se está
semidormido y se cae una y otra vez en la inconciencia solo para saltar
levemente fuera de ella con cada Apnea o asfixia.
Si no se les pone coto, estos períodos de sucesivas Apneas pueden
prolongarse por horas durante las cuales no se descansa y el
organismo se mantiene bajo condiciones de riesgo que es necesario
evitar.
En resumen, debes dormir con una rutina planificada para atender las
emergencias esperables.
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