Dr. Gullermo Cony: “Es necesario revisar toda la estructura para volver a tener un cuerpo normativo sistematizado, acorde con el mandato constitucional” La Universidad Nacional de Moreno (UNM) estuvo presente en la reunión de trabajo sobre el anteproyecto del Código Penal, que se desarrolló el 21 de abril, en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. El encuentro fue convocado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y contó con la participación de autoridades universitarias del país. Por la UNM se hizo presente el Dr. Guillermo Cony, Prof. Titular del Área Derecho Público. La reunión tuvo como objetivo la presentación del texto redactado por la Comisión para la Elaboración del Proyecto de Ley de Reforma, Actualización e Integración del Código Penal de la Nación, para su evaluación y consideración, previo al tratamiento parlamentario. De este modo, el anteproyecto será debatido en el ámbito académico para la elaboración de observaciones y propuestas. En el marco de esta convocatoria, la UNM invitó a sus docentes y profesionales de las áreas de Derecho a realizar aportes que serán incorporados a una futura presentación. Participaron del encuentro el Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Dr. Julio Alak y los integrantes de la comisión redactora: León Arslanian, Raúl Zaffaroni, Federico Pinedo, Ricardo Gil Lavedra y María Elena Barbagelata. En esta entrevista, el Dr. Guillermo Cony analiza las causas que explican la importancia de la reforma del actual Código Penal. Su antigüedad y las sucesivas modificaciones aparecen como las principales motivaciones. Además, el contexto en el que se plantea este debate, en el marco de un interés por impulsar una reforma general de la legislación, y la participación de las Universidades en este proceso. ¿Por qué es necesaria la reforma? El Código Penal no es una ley más. Es importante porque es la expresión normativa del poder punitivo del Estado, cuyo origen mítico se remonta a un acuerdo de la comunidad que decide delegar a la autoridad el poder para que reprima las conductas que atentan contra la supervivencia del conjunto. Por ende, en ese catálogo de conductas prohibidas reside el alcance del poder estatal para castigar a los autores de las faltas. Un exceso en ese alcance nos pone frente a un poder autoritario; y un defecto en la inclusión de las conductas prohibidas nos enfrenta a un estado ineficiente. Un Código, a diferencia de una compilación de normas, es un cuerpo sistemático y metódico que contiene a todas las normas y principios relativos a una rama del ordenamiento jurídico. Sus características principales deben ser la unidad, organicidad y sistematización. Y la Constitución ordena al Congreso dictar el Código Penal, lo que solo se cumple cuando se tiene un cuerpo con esas características. El código Penal vigente ha sido aprobado por el Congreso Nacional por una Ley del año 1921, aunque sus orígenes deben rastrearse casi treinta años antes. Este Código sufrió los embates permanentes de los gobiernos de facto, que debieron ser salvados por los gobiernos legítimos, y sobrevivió a los intentos de reforma que se llevaron a cabo. Pero más trascendente resulta considerar que, si bien el Código de 1921 se mantuvo sin reformas durante las primeras cuatro décadas, luego, “El código Penal vigente ha sido aprobado por el Congreso Nacional por una Ley del año 1921, aunque sus orígenes deben rastrearse casi treinta años antes”. sufrió los embistes de las leyes especiales que intervinieron sobre su contenido; la comisión redactora del anteproyecto identificó alrededor de 900 reformas parciales. Estas dos circunstancias, su antigüedad y, sobre todo, las reformas sufridas, aconsejan que es necesario revisar toda la estructura para volver a tener un cuerpo normativo sistematizado, acorde con el mandato constitucional. ¿Por qué se produce en este contexto? Las razones pueden ser diversas y opinables. Pero lo concreto es que, luego de la organización constitucional, comenzó un proceso de dictado de los Códigos de fondo – de comercio, civil y penal, que se extendió desde fines del siglo XIX y principios del XX, y que ha comenzado a ser revisado. No solo es el transcurso del tiempo lo que impone su revisión sino la evolución que presentan en la actualidad las instituciones jurídicas. El contexto es fundamental para entender el fenómeno. En los últimos tres años, se ha impulsado la Reforma del Código Civil (que ya presentó su anteproyecto que unifica en un solo texto el Código Civil y el de Comercio) y este Anteproyecto de Código Penal. A ello podríamos agregar la aprobación del Proyecto de Digesto Jurídico Argentino, un trabajo que consistió en el relevamiento normativo nacional a efectos de verificar de la vigencia y eficacia de las normas aprobadas. El trabajo fue realizado en primera instancia “La comisión redactora del anteproyecto identificó alrededor de 900 reformas parciales”. por expertos de la Universidad de Buenos Aires y, luego, revisado y aprobado por una Comisión Bicameral del Congreso constituida al efecto. La Cámara de Diputados ya aprobó el proyecto y lo remitió al Senado para su tratamiento. Todo ello nos muestra que hay un interés por impulsar una reforma de la legislación general. ¿Por qué piensa que fue duramente criticado por los medios? Desde que comenzó la difusión del anteproyecto, surgió una corriente descalificadora de la tarea, que excedió a su contenido. La descalificación no solo estuvo limitada a algunos medios de comunicación, aunque éstos funcionaron como amplificadores de las críticas y silenciaron o mitigaron las opiniones favorables. En muchos casos, advierto que las críticas son ideológicas, en el mal sentido de la palabra. Se identifica al proyecto como una iniciativa del Gobierno y, por lo tanto, los opositores lo cuestionan. Esta visión reduccionista dispara algunas reflexiones. Por un lado, la crítica no apunta al contenido del anteproyecto, no hay cuestionamientos puntuales sino planteos difusos del tipo que es muy permisivo o favorable a los delincuentes, sin mayores precisiones, y se pierde la oportunidad de reflexionar sobre la necesidad de la reforma. Y, por otro, algunos sectores políticos terminan descalificando la tarea que llevaron a cabo sus propios representantes que participaron de la Comisión redactora. Todo ello no hace más que sumar mayor confusión donde debe haber discusión honesta. En este sentido, merece señalarse que ha habido voces críticas planteadas honestamente que reclaman un debate amplio. Frente a ellos, sería importante, importantísimo, despejar aquella hojarasca para poder discutir las cuestiones que trascenderán. ¿Qué cambios del anteproyecto destacaría? Más allá de las cuestiones estrictamente técnicas o propias de la especialidad, que serán analizadas por los expertos en un proceso que persistirá aún luego de la sanción del Código, como ha ocurrido siempre, deseo destacar la metodología de elaboración del anteproyecto. A diferencia del proyecto de código civil y comercial actualmente en discusión y que fue elaborado por una comisión de expertos académicos, por la importancia del Código Penal, cobra relevancia la metodología de implementación de su elaboración. Para ello se buscó la intervención de especialistas, tales como el catedrático y Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Raúl Zaffaroni, y ex jueces de la Cámara Federal Penal como Ricardo Gil Lavedra y León Aslanian, quienes pueden ser identificados como pertenecientes a la Unión Cívica Radical y al Partido Justicialista, respectivamente. Pero también participaron representantes del Partido Unión Pro Federico Pinedo-, y María Elena Barbagelata, del Partido Socialista. Esta integración permite resaltar el carácter pluralista de su trabajo. ¿Cuál es aporte de las universidades en el debate? ¿Qué material presentará la UNM? El estado actual del debate es evitar la hojarasca a la que me referí anteriormente y, con buen criterio, se ha optado por invitar a las Universidades a intervenir activamente en el debate; mayor debate significa también mayor difusión. Es importante que las Universidades aseguren, a su vez, la participación de las comunidades a través de sus ámbitos de vinculación. Ha habido experiencias enriquecedoras recientes como la discusión de la Ley de Medios Audiovisuales, de la que participó nuestra Universidad a través de su Departamento de Economía y Administración, que pueden guiar este proceso de discusión. “Se ha optado por invitar a las Universidades a intervenir activamente en el debate; mayor debate significa también mayor difusión”.