Apartamentos en Torredembarra, de Josep Maria Sostres, 19541957. Fotografías: Francesc CatalàRoca. Editorial Gustavo Gili en Barcelona, de Francesc Bassó y Joaquim Gili, 1954-19 61. Fotografía: Francesc Català-Roca. sinónimo miguel barahona 74 75 un período gris, el de la posguerra, el Grup R dinamizó la vida cultural ca- talana con una nueva arquitectura abierta al debate y a la relación con otras disciplinas. Su debate y reflexión En este contexto se reúne en 1951 el Grup R, un pequeño grupo de arquitectos que trata de promocionar de nuevo la arquitectura moderna. Diverso e incluso contradictorio como todo grupo o generación artística, les une su interés por promover un debate arquitectónico actual que continúe la labor del GATCPAC de la época republicana, y que les sitúe a la vez dentro del debate cultural europeo del momento. El Grup R reúne a arquitectos graduados en los años 40 y con algunos años de práctica profesional –con José Antonio Coderch como ejemplo más conocido–, con otra serie de arquitectos que terminaban en aquel momento sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, entre los cuales destacan por su trayectoria posterior Oriol Bohigas y Josep Maria Martorell. A estos se unen en un primer momento otros nombres como Antoni de Moragas, Josep Maria Sostres, Joaquim Gili, Josep Pratmarsó y Manuel Valls. Más tarde se añadieron Manuel Ribas, Josep Antoni Balcells, Francesc Bassó, Guillermo Giráldez, Pau Monguió y Francesc Vayreda. El grupo organizó a lo largo de la década de los cincuenta cuatro ex- rra Mundial supuso la interrupción, pero también, en último término, el triunfo del proyecto moderno, la Guerra Civil española trajo consigo la desaparición casi total de la incipiente arquitectura moderna en nuestro país. Las figuras principales del GATEPAC –o GATCPAC en su versión catalana–, que en poco más de ocho años habían importado y dotado de personalidad propia al Estilo Internacional, fueron depuradas, y o bien marcharon al extranjero, como el más reconocido La fotografía de Francesc Català-Roca, de estética abstracta en de todos, Josep Lluís Sert, o fueron silenciados, como blanco y negro contrastado, marca la percepción de la obra del Fernando García Mercadal. Otros, caso de José Manuel grupo e influye en los prejuicios estéticos de algunos autores de modernidad En SI LA SEGUNDA Gue- Aizpurúa, autor del maravilloso Club Náutico de San Sebastián, murieron en la contienda, en este caso fusilado por el bando republicano. Sabido es que la arquitectura de la primera posguerra española derivó hacia la monumentalidad y el historicismo imperial. Sin embargo, si miramos más allá de la pompa superficial podemos reconocer algunos enclaves de esa modernidad interrumpida. En primer lugar en aquellos enclaves más alejados del foco, como los poblados promovidos por la Dirección General de Regiones Devastadas, primero, y por el Instituto Nacional de Colonización después, donde el lenguaje neorregionalista enmascara unos esquemas basados en los modelos racionalistas desarrollados en los años 30 y una preocupación espacial y urbana que supera la mera escenografía propagandística. Pero también en las grandes obras institucionales, donde algunos arquitectos supieron trascender el lenguaje impuesto. Ya sea Gutiérrez Soto, cuyo Ministerio del Aire esconde bajo su ropaje escurialense un proyecto basado en modelos americanos del momento, o los primeros trabajos de Francisco de Asís Cabrero en la Casa Sindical y Miguel Fisac en el CSIC, que buscan en la arquitectura del EUR romano, y bajo la coartada de su etiqueta de arquitectura fascista, un camino que conciliara la monumentalidad historicista y una nueva modernidad. En Barcelona surge con fuerza la figura de Francesc Mitjans, que en cier- ta forma apadrinó a algunos de los futuros miembros del Grup R, cuyas viviendas en la calle Amigó, con su expresa renuncia a la fachada, es uno de los mejores edificios de la década en toda España. La incipiente mejoría económica con la llegada de los años 50, combinada con una primera apertura intelectual, permitirá una mayor actividad, no solo pública sino también privada, lo que dará lugar a un aumento de la actividad fuera de los canales oficiales y una mayor posibilidad de experimentación. Una apertura tímida al principio, pero que se irá afianzando a lo largo de la década. papel clave se repasa ahora en una exposición en el MACBA Casa Ugalde en Caldes d’Estrac, Barcelona, de José Antonio Coderch, 1951. Fotografía: Francesc CatalàRoca. posiciones que tenían como objetivo mostrar su obra y promover la reflexión y el debate sobre la arquitectura y el urbanismo, pero también la economía, la sociología y el diseño, a través de seminarios y publicaciones. Pero es la calidad de su obra la que nos muestra su importancia capital y la que determina su irrupción con fuerza en el mortecino panorama arquitectónico y cultural del momento. En estos años se construyen la Casa Ugalde, las viviendas en la Barceloneta y en la calle Juan Sebastián Bach, de José Antonio Coderch y Manuel Valls; la Casa Agustí, los apartamentos en Torredembarra y la Casa Moratiel de Josep Maria Sostres; la Editorial Hotel Park en Barcelona, de Antoni de Moragas, 1950-1953. Fotografía: Francesc Català-Roca. Gustavo Gili de Joaquim Gili y Francesc Bassó; el Cine Liceo y el Hotel Park de Antoni de Moragás; o la Manzana Pallars de Josep Maria Martorell y Oriol Bohigas, obra que muestra ya una sensibilidad arquitectónica diferente y que avanza los caminos que los miembros del grupo comienzan a tomar, lo que llevará a su disolución. dos focos: MADRID/barcelona El resurgir de la arquitectura moderna no es único del panorama catalán, sino que responde con características propias a una situación que tiene otro foco alrededor de la Escuela de Arquitectura de Madrid. De la misma década son los prime76 ros poblados de colonización de José Luis Fernández del Amo; los Talleres Aeronáuticos TABSA o el Gobierno Civil de Tarragona de Alejandro de la Sota; el Fisac del Instituto Laboral en Daimiel, el Teologado de los Padres Dominicos o su propia casa en el Cerro del Aire; el fantástico Pabellón de España para la Exposición de Bruselas de 1958 de Corrales y Molezún, autores junto a Sota de la Residencia Infantil en Miraflores de la Sierra; el primer Rafael de la Hoz del Colegio Mayor Aquinas junto a José María García de Paredes; o incluso el expresionismo matérico de Sáenz de Oíza en la Basílica de Aránzazu. Tanto en uno como en otro caso, impresiona factor humano y el organicismo en la concepción espacial frente al esquematismo y la objetividad impersonal del Estilo Internacional. Entre las diferencias fundamentales se encontraría la importancia que desde un primer momento se da en el Grup R a la relación con el mundo artístico y el diseño, incluyendo sus contactos con el grupo Dau al Set, las colaboraciones con diseñadores gráficos como Ricard Giralt Miracle y Joan Josep Tharrats, o la atención que mostraban por el diseño de mobiliario desde una perspectiva industrial totalmente actual. Esta transversalidad, que relaciona su actividad mucho más a cuestiones estéticas abstractas que a los problemas de la técnica constructiva concreta que articula el discurso en Madrid, será la seña de identidad de la arquitectura catalana no solo en aquel momento, sino prácticamente hasta la actualidad. La búsqueda de su reconocimiento y proyección como grupo, frente a la individualidad de los arquitectos madrileños, será otra de las grandes diferencias. Si bien esa cohesión es en gran medida impostada y los diferentes intereses individuales lo acabarán llevando a su disolución, también se revela como una poderosa herramienta que permite su consolidación, extensión y difusión. Los miembros del grupo así lo entendieron, y su actividad no se quedará solo en la práctica profesional y el debate teórico, sino que les llevará en los años sesenta a la dirección de la revista Cuadernos de Arquitectura, la fundación del FAD, el acceso a puestos directivos del Colegio de Arquitectos y de la Escuela de Arquitectura y, en último término, ya en los ochenta, a su participación en el gobierno municipal. Esta búsqueda de canales de difusión profesional e influencia institucional permitirán la profundidad y proyección de la arquitectura moderna de Barcelona durante varias décadas. quina, sino que busca sus raíces en el listado de nombres y el carácter la depuración y racionalidad de la germinal de una nueva arquitectura construcción vernácula. La arquitecque se prolongará durante décadas. tura blanca mediterránea se toma Esos arquitectos son los que domicomo referente en Barcelona, dotannarán durante los años siguientes el do al grupo de una gran identidad panorama arquitectónico español y estilística, mientras que en Madrid se su obra, en aquel momento todavía aborda desde una mayor diversidad escasa, dará paso a proyectos mayomaterial. En ambos se toma como res en tamaño y repercusión pública, modelo la arquitectura nórdica, con pero que no superarán en muchos Aalto a la cabeza, y su búsqueda del casos la intensidad y calidad de lo producido en aquel momento heroico. La renovación de la arquiLa transversalidad que relaciona su actividad mucho más a tectura en Madrid y Barcelona comparte una relectura cuestiones estéticas que a problemas de la técnica constructiva de la modernidad que no tiene su modelo en la máserá una de las señas de identidad de la arquitectura catalana 77 La acción como grupo busca también su apertura al debate arquitectónico internacional, tanto para recibir nuevas ideas que permitieran superar la propia situación, como para conseguir una proyección internacional que pudiera contribuir al debate europeo. Este debate se articulaba principalmente a través de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, los CIAM, que habían comenzado a finales de los años veinte y que, terminada la guerra mundial, se habían situado en el centro de la discusión sobre la reconstrucción en la posguerra a partir de su reanudación en 1947. A propuesta de Sert, Coderch pasó a ser el representante español en los CIAM, primero, y en las reuniones del Team X después. referencias racionalistas Curiosamente, la evolución y finalmente ruptura de los CIAM se reflejó en el Grup R. La componente individual de los miembros fue imponién- dose a su visión como grupo, lo que llevó en 1961 a su disolución. Las diferentes posturas frente a la ciudad y el diálogo con la historia, el racionalismo y la expresión personal, acabaron por dispersar a sus miembros. Pero puede considerarse que sus objetivos como grupo estaban conseguidos. La nueva arquitectura se había asentado y ocupaba un nuevo lugar en su entorno cultural e internacional. Si hay una figura que junto a José Antonio Coderch trasciende su momento histórico y su pertenencia al grupo y se proyecta como pieza fundamental en la evolución del arte español del siglo XX, esta es la del fotógrafo Francesc Català-Roca. Su estética abstracta, su blanco y negro contrastado, su búsqueda de las referencias racionalistas en los detalles, marcan la percepción de la arquitectura de aquel momento y, como reconoce Oriol Bohigas, influye en los prejuicios estéticos de los autores al abordar la obra futura. Muy ilustrativo Exposición Gaudí en el Salón del Tinell, montaje de Josep Maria Sostres, Oriol Bohigs y Joan Prats, 1956. Fotografía: F. Català-Roca. 78 es observar sus fotografías de la Casa Ugalde de Coderch, fantástica obra y uno de los pilares fundacionales de la arquitectura moderna española. La comparación de esas fotografías con algunas más actuales y en color nos muestra que lo que parecía una arquitectura abstracta y racionalista tenía unas raíces materiales y vernáculas mayores de las que podía parecer, y es de esa tensión entre imagen y realidad de la que surge gran parte del proyecto moderno posterior. Francesc Catalá-Roca es un artista excepcional, que tomando como pretexto la obra arquitectónica, la utiliza para la proyección de su estética personal, consiguiendo influir en el devenir de la arquitectura. Datos útiles Motor de modernidad. Grup R. Arquitectura, arte y diseño Museu d’Art Contemporani de Barcelona Hasta el 24 de junio www.macba.es