DISCUSIÓN ACERCA DE LA LEY DE PROMOCIÓN Y PROTECCIÓN DE INVERSIONES Y SU ÁMBITO DE APLICACIÓN EN RELACIÓN A LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS La Ley de Promoción y Protección de Inversiones (LPPI) promulgada en Octubre de 1999, tiene por finalidad atraer e incentivar las inversiones nacionales, internacionales y extranjeras en nuestro país, impulsando así el desarrollo social. En este sentido, es de suma importancia que el Estado receptor de las inversiones, ofrezca a sus inversionistas garantías y seguridades adecuadas a los estándares y las necesidades actuales a través de la creación de un marco jurídico estable, es decir, normas que les permita a estos inversionistas desenvolverse en un ambiente que les brinde seguridad, mediante la regulación de la relación Estado inversionistas - inversión. ¿Cuáles son las garantías que ofrece el Estado Venezolano a la hora de una controversia en materia de inversiones? Análisis de los Art. 21, 22 y 23 de la Ley de Promoción y Protección de Inversiones En lo referente a los mecanismos para la resolución de controversias entre el Estado y sus inversionistas, la LPPI establece las siguientes normas: En este sentido, se expone en el Art. 21 que en caso de que se susciten controversias eventuales Estado - Estado y que no esté en vigencia ningún acuerdo de inversión celebrado entre ellos, las mismas deberán resolverse por la vía diplomática y, si después de transcurrido un año siguiente a la fecha de inicio de la controversia no se hubiere obtenido una solución, el Estado será quien tome la iniciativa de someter la controversia a un tribunal arbitral (medio alternativo a la justicia ordinaria, es decir, los tribunales venezolanos, para la resolución de controversias), el cual se conformará en acuerdo con ambas partes y cuya decisión será definitiva y obligatoria al igual que las sentencias de los Tribunales Nacionales. En el caso del Art. 22, se hace referencia a los conflictos que se originen entre el inversionista y el Estado, cuyo país tenga vigente un tratado de protección y promoción de inversiones con Venezuela, o que se trate de controversias respecto de las cuales sean aplicables las disposiciones del Convenio Constitutivo del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI – MIGA) o del Convenio sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de Otros Estados (CIADI). Del análisis de esta artículo haremos referencia más adelante. Finalmente, en el Art. 23, por su parte dispone que de suscitarse una controversia por aplicación o interpretación de la Ley, una vez agotada la vía administrativa, se tendrá la potestad de elegir entre la jurisdicción ordinaria (Tribunales Nacionales) o la jurisdicción arbitral (Tribunales Arbitrales) Venezolanos. La controversia en torno al Artículo 22. El Estado y la posible oferta unilateral de Arbitraje La gran interrogante que ha surgido en torno a este artículo es si éste representa una oferta unilateral que el Estado Venezolano hace a los inversionistas, para someter a Arbitraje las controversias que surjan entre ambos. La Sentencia 1541 dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia se pronunció sobre el alcance de este artículo, y de acuerdo a los argumentos expresados por el máximo Tribunal esta disposición no contiene en sí misma una manifestación unilateral general de sometimiento del Estado Venezolano al arbitraje internacional, sino que se trata de una norma enunciativa que remite al contenido de los tratados (Tratados Bilaterales de Inversiones, OMNI – MIGA y CIADI) para determinar si en un caso específico de controversia, las partes deben o no someterse a arbitraje. De esta manera, se requiere una manifestación adicional y expresa por parte del Estado Venezolano de someter a arbitraje las disputas relativas a inversiones; dicha manifestación deberá concretarse a través del contenido de un tratado, una disposición expresa de la ley, distinta al referido artículo, o una cláusula arbitral en el contrato en disputa. Como consecuencia de esta decisión, las discusiones respecto al artículo 22 se han tornado más álgidas, por lo que consideramos de gran importancia no sólo resaltar las polémicas posiciones que han asumido expertos en la materia, sino los antecedentes de la LPPI y la original intención de los proyectistas de dicha Ley en lo que se refiera a las ofertas unilaterales de arbitraje por parte del Estado. Es evidente que el Artículo 22 no está redactado de forma clara e inequívoca, pues de lo contrario no existiría la actual polémica. Para algunos expertos el artículo 22 sí representa una oferta unilateral de arbitraje pues dicha disposición está referida a la voluntad del Estado de someterse a arbitraje, aún cuando ésta no esté expresamente contenida en algunos de los tres instrumentos a través de los cuales se concretan las inversiones en nuestro país (Tratados Bilaterales de Inversión, Convenio Multilateral sobre Garantías e Inversiones y el Convenio CIADI). Conforme a este último criterio, independientemente que el inversionista esté protegido por alguno de estos instrumentos, se da por sentado que el Estado venezolano ha consentido en someterse a arbitraje frente a alguna controversia que surja entre ellos En pocas palabras, un inversionista, esté o no amparado por alguno de los instrumentos nombrados anteriormente, de acuerdo a esta interpretación del art. 22, no tendrá necesidad de adoptar ningún otro instrumento en el que se exprese de forma clara, inequívoca y por escrito (como lo establece la sentencia), el consentimiento de someterse a arbitraje. Para quienes sostienen el argumento en contrario, el contenido del Art. 22, no puede interpretarse aisladamente del resto del cuerpo de la Ley, y tal como está redactado, no es suficiente para considerar que el Estado ha ofrecido someterse a arbitraje frente a todo tipo de inversionista extranjero. El artículo está referido a aquellos inversionistas protegidos por cualquiera de los instrumentos que tienen que ver con la protección de inversiones suscritos por Venezuela. Finalmente, es importante destacar la opinión de uno de los proyectistas de la ley para determinar así cuál fue la intención de los redactores de dichos artículos. De acuerdo a este coredactor de la ley, el artículo 22 sí contiene una oferta unilateral abierta de arbitraje pues el principal objetivo de la Ley es proteger al inversionista, por lo que ofrecerle a éste la posibilidad de someterse a un medio alternativo de resolución de conflictos distinto a los tribunales ordinarios, como lo es el arbitraje, era una forma de protegerlo. Sin embargo, no podemos negar que los proyectistas han debido ser más claros e inequívocos en la redacción de los artículos referentes a la solución de controversias de la LPPI para evitar entonces las diversas interpretaciones. Los expertos en materia de arbitraje de inversiones y los inversionistas en general, están a la espera de una nueva interpretación que clarifique la verdadera posición del Estado y las condiciones a las que deben someterse los inversionistas extranjeros. El contenido y las opiniones emitidas en este artículo no reflejan necesariamente la posición institucional de VenAmCham Autor: Airin Milá de la Roca (con colaboración de Milagros Betancourt y Greyza Ojeda)