TRABAJO MUSCULAR Y FATIGA EN EL EJERCICIO FÍSICO José Mª Rosés Casimiro Javierre José Mª Rosés Instituto de Biometría Aplicada Asesor científico de Recuperation Electrolitos Barcelona. Casimiro Javierre Departamento de Ciencias Fisiológicas II. Unidad de Fisiología. Facultad de Medicina. Universidad de Barcelona. INDICE ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DE LOS MÚSCULOS ESQUELÉTICOS 2 CALCIO 5 MECANISMO DE ACCIÓN DE LAS FIBRAS MUSCULARES 10 FUENTES DE ENERGÍA PARA EL TRABAJO MUSCULAR 13 LA FATIGA MUSCULAR 17 LA FATIGA NEUROMUSCULAR 19 BIBLIOGRAFÍA 24 El músculo como órgano es muy importante, tanto cuantitativa como cualitativamente. Por un lado, aproximadamente el 40% de la masa corporal corresponde a la musculatura esquelética y otro 5% al músculo liso y músculo cardíaco. Por otro, es una parte fundamental en la función de relación con el medio, requiriendo movimiento del cuerpo, lo cual se consigue a través de la acción de los músculos esqueléticos o voluntarios, que generan importantes modificaciones dependiendo de la actividad de dichos músculos, por ejemplo, en las necesidades energéticas que pueden aumentar de manera muy importante. Estructura y función de los músculos esqueléticos Un músculo está recubierto por tejido conectivo o epimisio, que rodea todo el músculo manteniéndolo unido. Por debajo de éste hay pequeños haces de fibras envueltos por una vaina de tejido conectivo; es el perimisio. Estos haces reciben el nombre de fascículos. Por último, separando el perimisio se pueden ver las fibras musculares o células musculares individuales. Cada una de las fibras musculares está también cubierta por una vaina de tejido conectivo denominada endomisio. Por tanto, una célula muscular aislada recibe el nombre de fibra muscular (Figura 1). Figura 1. Estructura básica del músculo. La fibra muscular. Las fibras musculares tienen un diámetro entre 10 y 80 µm y la mayoría de ellas tienen la misma longitud del músculo al que pertenecen. Esto significa que una fibra muscular del muslo puede tener más de 35 cm de largo. El número de fibras musculares por cada músculo varía considerablemente, dependiendo del tamaño y de la función de éste. Cada fibra muscular está rodeada de una membrana plasmática denominada sarcolema. En el extremo de cada fibra muscular, su sarcolema se funde con el tendón, que se inserta en el hueso; en otras palabras, cada fibra muscular está unida al hueso mediante el tendón, que servirá de sistema activo de transmisión de la tensión generada por el músculo activo. A su vez, cada fibra muscular contiene entre varios centenares y varios miles de miofibrillas. El sarcoplasma o citoplasma de la célula muscular, es la parte fluida (gel) que ocupa los espacios existentes entre las miofibrillas y entre las diferentes organelas de la célula. El sarcoplasma contiene principalmente proteínas, minerales, glucógeno y grasas disueltas, así como las necesarias organelas. A diferencia del citoplasma de la mayoría de células del organismo contiene gran cantidad de depósitos de glucógeno y un compuesto que se combina con el oxígeno, la mioglobina, muy similar a la hemoglobina. 2 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO El sarcoplasma contiene también una extensa estructura tubular transversal, los túbulos T, que son inclusiones del sarcolema. Estos túbulos están interconectados cuando pasan entre las miofibrillas, permitiendo que los impulsos nerviosos recibidos por el sarcolema sean transmitidos rápidamente a las miofibrillas. Constituyen también vías transportadoras de sustancias hacia el interior de la fibra muscular para aprovisionarlas de glucosa, oxígeno e iones. En el interior de las fibras musculares se halla también una red longitudinal del túbulos, conocida por retículo sarcoplásmico o túbulos longitudinales. Estos canales corren paralelos a las miofibrillas envolviéndolas. El retículo sarcoplásmico sirve de depósito de calcio (Ca2+), que es esencial para la contracción muscular, como veremos cuando hablemos del proceso de actividad muscular. Miofibrilla. Como hemos dicho, cada fibra muscular contiene centenares o miles de miofibrillas, siendo éstas los elementos contráctiles de los músculos esqueléticos. Las miofibrillas aparecen como largos filamentos de subunidades todavía más pequeñas: los sarcómeros. Si las observamos al microscopio óptico, las fibras musculares esqueléticas tienen un aspecto estriado que las distingue. Debido a estas marcas o estriaciones, los músculos esqueléticos también se denominan músculos esqueléticos estriados. Si observamos detenidamente estas estriaciones, vemos unas zonas oscuras, conocidas como bandas A, que se alternan con zonas claras, conocidas como bandas I. Cada banda A tiene una zona más clara en su centro, la zona H, que es visible solamente cuando la miofibrilla está relajada. Las bandas claras I están interrumpidas por una franja oscura conocida como línea Z. Un sarcómero es la unidad estructural básica o más pequeña de una miofibrilla (Figura 2). Cada miofibrilla se compone de numerosos sarcómeros unidos de un extremo a otro en las líneas Z. Cada sarcómero incluye lo contenido entre cada par de líneas Z, siguiendo la siguiente secuencia: • • • • • Una banda I (zona clara) Una banda A (zona oscura) Una zona H (en medio de la banda A) El resto de la banda A Una segunda banda I Figura 2. La unidad básica de una miofibrilla es el sarcómero, que contiene una estructura especializada de actina y filamentos de miosina. 3 Si observamos una miofibrilla a través de un microscopio electrónico, podemos diferenciar dos tipos de pequeños filamentos de proteínas que son responsables de la acción muscular. Los filamentos más delgados son la actina y los más gruesos son la miosina. Cada miofibrilla contiene aproximadamente 3.000 filamentos de actina y 1.500 de miosina, uno al lado del otro. Las estriaciones que se observan en las fibras musculares son el resultado de la alineación de estos filamentos. La banda clara I indica la región del sarcómero donde solamente hay filamentos de actina, mientras que la banda oscura representa la región que contiene tanto los filamentos de miosina como de actina. La zona H es la porción central de la banda A, sólo ocupada por los filamentos gruesos. La ausencia de filamentos de actina hace que la zona H aparezca más clara que la zona de la banda A adyacente. La zona H es visible solamente cuando el sarcómero está relajado, ya que éste se acorta durante la contracción y los filamentos de actina son arrastrados hacia esa zona, dándole la misma apariencia que el resto de la banda A. Filamentos de miosina. Alrededor de dos tercios de las proteínas de los músculos esqueléticos son miosina. Estos filamentos de miosina son gruesos y cada uno de ellos está formado, normalmente, por unas 200 moléculas de miosina alineadas. Cada molécula de miosina se compone de dos hilos de proteínas entrelazadas y enrolladas entre sí, formando de este modo la cola. Uno de los extremos de cada hilo está doblado formando una estructura globular, denominada cabeza. Cada filamento contiene varias de estas cabezas, que sobresalen del filamento de miosina para formar puentes cruzados que interactúan durante la acción muscular, con puntos activos especializados sobre los filamentos de actina. Filamentos de actina. Cada filamento de actina tiene uno de los extremos insertado en una línea Z, con el extremo contrario extendiéndose hacia el centro del sarcómero, tendido en el espacio situado entre los filamentos de miosina. Cada filamento de actina contiene puntos activos al que pueden adherirse la cabeza de miosina. Cada filamento delgado -aunque nos refiramos a él como un filamento de actina- se compone, en realidad, de tres tipos diferentes de moléculas: actina, tropomiosina y troponina (Figura 3). Figura 3. Un filamento de actina compuesto por actina, tropomiosina y troponina. La actina forma la columna vertebral del filamento. Individualmente, las moléculas de actina son proteínas de tipo globular (actina G) y se unen entre sí para formar hilos de moléculas de actina (actina F). Luego, dos hilos se enrollan formando una estructura helicoidal, muy parecido a dos hilos de perlas entrelazados. La tropomiosina es una proteína filamentosa en forma de tubo que se enrolla alrededor de los filamentos de actina, encajando en las hendiduras entre ellos. La troponina es una proteína de tipo globular y la más compleja uniéndose a intervalos regulares a los dos hilos de actina y a la tropomiosina. La tropomiosina y la troponina actúan juntas para mantener la relajación o para iniciar la acción de la miofibrilla, al relacionarse con el Ca2+, como analizaremos más adelante. 4 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO Calcio El Ca2+ es el mineral más común del organismo. El organismo de un adulto contiene aproximadamente 1.200 g de calcio. Alrededor del 99 % se halla en huesos y dientes, mientras que el otro 1 % se encuentra en el líquido extracelular (LEC), en las estructuras intracelulares y membranas celulares. Este Ca2+ extracelular -que es el que interesa como mensajero intracelular- desempeña un papel esencial en la conducción nerviosa, contracción muscular y permeabilidad celular, entre otras. El Ca2+ extracelular se encuentra en tres formas distintas: • Unido a proteínas plasmáticas, principalmente albúmina y globulinas (40%). El grado de unión depende del pH (si éste es ácido, ésta es menor). • Combinado con distintas sustancias del LEC (sangre y líquido intersticial) como citrato y fosfato, de tal modo que puede difundir, pero no está en forma ionizada (10 % del contenido plasmático total). • Calcio ionizado y por tanto capaz de difundir, que es la forma fisiológicamente activa (50% del contenido plasmático total), cuya actuación se revisará más adelante. Funciones del calcio como mensajero intracelular. El radio iónico del Ca2+ y su capacidad para formar enlaces reversibles con hasta doce átomos de oxígeno, le permite localizarse en los pliegues de cadenas peptídicas, interactuando con ellas y haciendo posible la expresión de funciones específicas de las correspondientes proteínas, las cuales no se producen cuando el catión reversiblemente deja de estar unido a ellas. En la tabla 1 se muestran diversas proteínas calcio-dependientes con sus funciones correspondientes. Tabla 1. Algunas proteínas calcio dependiente. Proteína Función adscrita Calbindina Depósito y transporte de calcio Caldesmón Regulación de la contracción muscular Calmodulina Regulación de varias proteincinasas Calneurina Fosfatasa Calretinina Estimulación de la guanilato ciclasa Calsecuestrina Depósito de calcio Fosfolipasa A Síntesis de ácido arquidónico Parvalbúmina Depósito de calcio Proteincinasa C Fosforilación de proteínas Troponina C Contracción muscular De este modo, el Ca2+ interviene en la excitabilidad nerviosa, la contracción muscular, movimiento y adhesión celulares, secreciones glandulares y procesos de división celular. En este sentido, el mecanismo de acción del Ca2+ sería el de actuar como un transmisor de la información desde el exterior al interior de la célula y, asimismo, como activador de determinadas proteínas funcionales. El Ca2+ implicado en este mecanismo es el calcio en forma ionizada. Situación de reposo celular. La situación de reposo de los muchos tipos de células que requieren del Ca2+ para, debidamente activadas, llevar a cabo su función, es que la concentración del catión sea extraordinariamente baja en el citosol, puesto que en caso contrario la activación simultánea de proteínas funcionales dependientes del calcio conduciría a la disfunción y/o muerte celular, o el propio calcio pre5 cipitaría con el fósforo citosólico, impidiendo funciones energéticas vitales ligadas a compuestos fosforilados (ATP) que ceden y captan el calcio. La concentración del calcio iónico citosólico es de aproximadamente 0.1 mmol, que es diez mil veces inferiores a la que existe a nivel extracelular, lo cual es posible por diversos mecanismos: 1) la limitada permeabilidad para el calcio de la membrana plasmática, 2) la eliminación del catión desde el citosol por transporte activo al exterior de la célula mediante una bomba ligada a una ATPasa Ca2+-Mg2+ que es activada por una calmodulina intracelular que a su vez es estimulada por el calcio y se inhibe cuando disminuyen la concentración citosólica de este mineral. Por otra parte, también se reducen estos niveles secuestrando el Ca2+ en el retículo endoplásmico (o retículo sarcoplásmico en el músculo) merced a una bomba activada por una ATPasa-Ca2+ y fijándolo mediante proteínas específicamente preparadas para unirse al catión. Existen otros mecanismos que actúan sobre el flujo de calcio iónico a través de la membrana plasmática, pero son al parecer de menor trascendencia. Situación de activación. La activación celular se produce tanto por diferentes estímulos internos y/o externos (físicos, químicos o eléctricos) como por otros más específicos como una hormona o un neurotransmisor, que interactúa con un receptor. Esto puede posibilitar la entrada de Ca2+ desde el LEC al interior de la célula, a través de canales específicos para el calcio no dependientes del voltaje, elevando los niveles de calcio citosólico, o puede también interaccionar con una proteína G de membrana. A su vez, esta interacción estimula una fosfolipasa C de membrana, que hidroliza el fosfatidilinositol-4,5bifosfato (PIP2) formando inositol-1,4,5-trifosfato (IP3) y diaglicerol. El IP3 alcanza el retículo endoplásmico (o el retículo sarcoplásmico en el músculo), e interactuando a nivel de la membrana del mismo induce la liberación del Ca2+ allí depositado hacia el citosol, elevando de esta manera la concentración citosólica de este catión, desde una concentración de 0,1 µM a 10 µM. Este Ca2+ citosólico activa una calmodulina específica que a su vez lo hace con determinadas quinasas que, fosforilando a proteínas específicas, llevan a cabo las correspondientes funciones celulares (contracción de la musculatura lisa, secreción de insulina por parte de las células beta del páncreas, secreción corticoadrenal de aldosterona). Por otra parte, el diacilglicerol (DAG) liberado a partir del PIP2 activa una proteinquinasa ligada a la membrana que estimula la bomba encargada de sacar Na+ al exterior para recuperar el nivel de reposo y poder iniciar nuevamente un nuevo ciclo de activación-reposo. El mecanismo descrito a través de la existencia de un receptor proteico para estímulos diversos está presente tanto en células excitables como en no excitables; pero además, las células excitables contienen canales específicos de Ca2+ en la membrana plasmática dependientes del voltaje que se genera en las mismas. De esta manera el Ca2+ entra en gran cantidad al interior de la célula provocando una activación de receptores de rianodina localizados en el retículo endoplásmico (o sarcoplásmico muscular), que provocan la salida de Ca2+ desde el mismo, conduciendo finalmente a la respuesta neuronal o muscular esquelética. Las propias concentraciones de calcio citosólico estimulan una bomba activada por ATPasa-Ca2+, que permite la entrada del mismo en el retículo endoplásmico para, depositándolo allí, disminuir la concentración en el citosol. Calcio y transmisión sináptica. La comunicación interneuronal sólo es posible mediante una estructura específica que es la sinapsis, siendo ésta el contacto funcional entre neuronas. Las sinapsis eléctricas permiten un flujo pasivo y directo de la corriente eléctrica desde una neurona a otra. En este tipo de sinapsis, el flujo de corriente iónica pasa de forma pasiva a través de los poros de la unión –gap junctions- de una neurona anterior a otra posterior, llamadas neuronas presináptica y 6 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO postsináptica respectivamente. La fuente de corriente es la diferencia de potencial generada localmente por el potencial de acción. Este tipo de sinapsis presenta dos características remarcables: la transmisión puede ser bidireccional y, además, es extraordinariamente rápida, debido a que el flujo de corriente pasiva es prácticamente instantáneo, permitiendo la comunicación rápidamente. Por el contrario, la separación entre las neuronas pre y postsinápticas es mucho mayor en las sinapsis químicas que en las sinapsis eléctricas y se denomina hendidura sináptica –synaptic cleft-. Lo que caracteriza a las sinapsis químicas es la presencia de pequeñas organelas adosadas a la membrana de la neurona presináptica denominadas vesículas sinápticas. Estas organelas esféricas pueden contener uno o más neurotransmisores. Las sinapsis químicas permiten la comunicación a través de la secreción de estos neurotransmisores; en este caso, las sustancias químicas liberadas por las neuronas presinápticas produce un flujo de corriente secundaria en la neurona postsináptica mediante la activación de receptores moleculares específicos. La secreción de neurotransmisores está desencadenada por la activación de canales de calcio dependientes del voltaje, que eleva la concentración de Ca2+ en la terminal presináptica. Este aumento de la concentración de Ca2+ provoca la fusión de las vesículas presinápticas –organelas presinápticas que contienen neurotransmisores- con la membrana plasmática, liberando su contenido en la hendidura sináptica. Aunque no se conoce con exactitud cómo el Ca2+ desencadena la exocitosis, las proteínas de la superficie de las vesículas sinápticas y las de la terminal presináptica evidentemente actúan como mediadoras de este proceso. Pasos que intervienen en la neurotransmisión excitadora e inhibidora. El potencial de acción (AP), consiste en una carga inversa autopropagada, transitoria, a lo largo de la membrana axonal. El potencial interno Ei va desde un valor negativo, a través de un potencial cero, a un valor ligeramente positivo debido, fundamentalmente, a un aumento de la permeabilidad para el Na+, regresando luego a valores de reposo gracias a un aumento de la permeabilidad para el K+. Cuando el potencial de acción alcanza la terminal presináptica, desencadena la liberación de un neurotransmisor excitador o inhibidor. La despolarización en la terminal nerviosa y la entrada de Ca2+ inicia el acoplamiento seguido de la fusión de la vesícula con la membrana neuronal. La combinación del neurotransmisor excitador con los receptores postsinápticos desencadena una despolarización localizada, el potencial postsináptico excitador (EPSP), a través de un incremento de la permeabilidad a los cationes, principalmente Na+. El EPSP inicia la propagación del AP en la neurona postsináptica. El neurotransmisor inhibidor produce un incremento selectivo de la permeabilidad para el K+ o para el Cl-, con el resultado de una hiperpolarización localizada, el potencial postsináptico inhibidor (IPSP). El transmisor se disipa por la destrucción enzimática, por difusión o por la recaptación desde la terminal presináptica o por las células gliales adyacentes (Figura 4). Cuando un AP llega al botón terminal de un nervio motor (motoneurona), hay una liberación sincrónica de 100 o más quanta (o vesículas) de acetilcolina (ACh). La despolarización de la parte terminal de la neurona presináptica permite el influjo de Ca2+ a través de los canales dependientes de voltaje. Este flujo facilita la fusión de las membranas axonal y vesicular en las zonas activas, provocando la liberación del contenido vesicular. La combinación de ACh con los receptores colinérgicos nicotínicos, situados en la superficie externa de la membrana postsináptica, induce un incremento inmediato de la permeabilidad a los cationes. La activación de los receptores por parte de la ACh, provoca la apertura del canal intrínseco alrededor de 1 milisegundo, atravesándolo durante este intervalo alrededor de 50.000 iones de Na+. Este proceso es la base para la despolarización localizada del potencial de placa terminal (EPP), que desencadena el potencial de acción muscular. 7 Figura 4. Pasos que intervienen en la neurotransmisión excitadora e inhibidora. Papel del calcio en la secreción del neurotransmisor. Disminuyendo la concentración de Ca2+ en el exterior de una terminal nerviosa motora presináptica se reduce el EPP. La medida de la cantidad –quanta- de neurotransmisor liberado bajo estas condiciones demuestra que la razón de que el EPP sea mucho más pequeño es que la disminución de la concentración de Ca2+ reduce el número de vesículas que se fusionan con la membrana plasmática de la neurona terminal. Una importante aportación de la manera cómo el Ca2+ regula la fusión de las vesículas sinápticas ha sido el descubrimiento de que las terminales presinápticas tienen canales de voltaje calcio-sensible en sus membranas plasmáticas. Precisamente, la manera cómo un aumento de la concentración de calcio presináptico desencadena la fusión de las vesículas y la liberación del neurotransmisor se desconoce. Sin embargo, algunos indicios que provienen de estudios moleculares han identificado y caracterizado un número de proteínas que se hallan en las vesículas presinápticas. Algunas de estas proteínas se muestran en la tabla 2. 8 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO Tabla 2. Proteínas presinápticas potencialmente involucradas en la liberación de neurotransmisores. Sinapsina Sinaptofisina Sinaptobrevina (VAMP) Sinaptotagmina-Ca2+ Fisofilina Rab 3 NSF SNAP-25 Sintaxina α-SNAP CAM kinasa 2 Neurexina I Aunque la parte que desempeñan estas moléculas en la secreción de los neurotransmisores no se conocen todavía, las propiedades de estas proteínas proporcionan indicios acerca de su función. Por ejemplo, la sinaptotagmina, una proteína que se encuentra en la membrana de las vesículas sinápticas, tiene la capacidad de unirse al Ca2+. Esta observación sugiere que la sinaptotagmina actúa como sensor o detector del Ca2+, señalando la elevación de este mineral en la terminal y desencadenando la fusión de la vesícula. De qué forma la unión del calcio con esta proteína provoca la exocitosis no se conoce todavía. Además, los estudios de toxinas que afectan la liberación de neurotransmisores implican varias proteínas presinápticas en la exocitosis. En efecto, diversos hallazgos acerca de las bases moleculares de la secreción de neurotransmisores provienen del análisis de las acciones de determinadas neurotoxinas presinápticas. Un ejemplo lo tenemos en las toxinas del clostridium, proteínas bacterianas extremadamente potentes que imposibilita la transmisión presináptica mediante el bloqueo de la liberación del neurotransmisor. Estas toxinas son responsables del botulismo y tétanos, dos graves enfermedades causadas por el crecimiento bacteriano anaerobio en los alimentos o tejidos infectados, respectivamente. Estas toxinas son proteasas de elevada especificidad. Las toxinas tetánica y botulínica (tipos B, D y F) separan de manera específica una proteína de la membrana de las vesículas, la sinaptobrevina. Otras toxinas botulínicas actúan sobre las proteínas de la membrana plasmática presináptica sintaxina y SNAP-25. Otra toxina que actúa preferentemente en la liberación de neurotransmisores es la α-latrotoxina, una proteína que se halla en el veneno de la hembra de la araña viuda negra. La aplicación de esta proteína en la sinapsis neuromuscular produce una descarga masiva de vesículas sinápticas, aun en ausencia de calcio en el medio extracelular. Aunque no está claro cómo esta toxina desencadena la exocitosis independiente de la concentración del Ca2+, la α-latrotoxina se liga a neurexinas, un grupo de proteínas situadas en la membrana presináptica. Las neurexinas se unen a la sinaptotagmina, una proteína que se une al Ca2+ situada en la membrana vesicular, conocida por su importante papel en la exocitosis. Esta interacción podría permitir a la α-latrotoxina pasar por alto la necesidad habitual de Ca2+ para desencadenar la fusión de la vesícula. Es probable que la secreción de neurotransmisores provenga de la acción concertada de una cascada de proteínas. 9 Mecanismo de acción de las fibras musculares Cada fibra muscular está inervada por un solo nervio motor (motoneurona), conectando hacia la mitad de la fibra muscular. Una motoneurona y todas las fibras musculares a las que inerva reciben colectivamente el nombre de unidad motora, verdadera unidad funcional muscular. La sinapsis encargada de conectar un nervio motor y una fibra muscular se denomina unión neuromuscular o mioneural, lugar en que se produce la unión entre los sistemas nervioso y muscular. Figura 5. Secuencia de acontecimientos que conducen a una acción muscular. 10 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO Impulso motor. Los hechos que provocan que una fibra muscular actúe son complejos. El proceso es iniciado por el impulso de un nervio motor (Figura 5). El impulso llega a las terminaciones del nervio, denominadas axones terminales o botón terminal, que se encuentran localizadas muy cerca del sarcolema. Cuando llega el impulso, estas terminaciones nerviosas segregan un neurotransmisor, la Ach, que se une a los receptores en el sarcolema. Si se une una cantidad suficiente de Ach a los receptores se transmitirá un impulso eléctrico –potencial de acción- a todo lo largo de la fibra muscular. Papel del calcio. Además de despolarizar la membrana de la fibra muscular, el impulso eléctrico viaja a través de la estructura tubular de la fibra muscular (túbulos T del sarcolema y túbulos longitudinales del retículo sarcoplásmico) hacia el interior de la célula. La llegada de una carga eléctrica hace que el retículo sarcoplásmico libere grandes cantidades de iones Ca2+ almacenados en el sarcoplasma (Figura 6). Figura 6. Mecanismo de excitación-contracción muscular que muestra cómo un potencial de acción (AP) libera Ca2+ del retículo sarcoplásmico y la recaptación activa subsiguiente de los iones por una bomba de Ca2+. En estado de reposo, se cree que las moléculas de tropomiosina se hallan encima de los puntos activos de los filamentos de actina, impidiendo la unión con las cabezas de miosina. Una vez los iones Ca2+ son liberados del retículo sarcoplásmico, se unen con la troponina en los filamentos de actina. La troponina, gracias a la subunidad específica que posee una fuerte afinidad por los iones Ca2+, inicia el proceso de acción permitiendo la movilización de las moléculas de tropomiosina de los puntos activos de los filamentos de actina. La tropomiosina normalmente oculta los puntos activos, bloqueando la atracción entre los respectivos puntos activos del filamento de miosina y el filamento de actina. No obstante, una vez la tropomiosina ha sido separada de los lugares activos gracias a la interacción entre la subunidad correspondiente de la troponina y el Ca2+, las cabezas de miosina pueden unirse a los puntos activos de los filamentos de actina. 11 Teoría del filamento deslizante. ¿Cómo se acortan las fibras musculares?. La explicación de este fenómeno, es decir, del proceso de acortamiento de la longitud de los sarcómeros, se denomina teoría del filamento deslizante. Cuando un puente cruzado de miosina se une a un filamento de actina, los dos filamentos se deslizan uno a lo largo del otro. Se cree que las cabezas de miosina y los puentes cruzados sufren un cambio de conformación en el instante en que se unen a los puntos activos de los filamentos de actina. El brazo del puente cruzado y la cabeza de miosina experimentan una fuerte atracción intermolecular que hace que la cabeza se incline hacia el brazo y que tire de los filamentos de actina y miosina en direcciones opuestas. Esta inclinación de la cabeza se denomina pulso de fuerza. Con la unión de la cabeza de la miosina y de la actina, se activa la capacidad ATPásica que posee esta zona globular de la miosina. Una molécula de ATP, que se encuentra en su punto de anclaje en la cabeza de la miosina, se transformará en ADP y Pi liberando energía, la cual será usada para que la cabeza de la miosina se flexione un ángulo de 40º, pasando desde los 90º, en los que se encuentra, hasta los 50º. Para que este proceso se lleve a cabo, es imprescindible la presencia de Mg2+. Pasado este momento, la molécula de ADP, que no se ha desprendido todavía, se disociará de la cabeza de miosina produciéndose una flexión de otros 5º, alcanzando la posición final de 45º. En esta posición, la actina y la miosina se encuentran produciendo un complejo estable, denominado complejo de rigidez, que sólo se disociará cuando una nueva molécula de ATP se una a la cabeza de miosina. Inmediatamente después de que la cabeza de miosina se incline, se separa del punto activo, gira nuevamente hacia su posición original y se une a un nuevo punto activo del filamento de actina, un poco más adelante. Uniones repetidas y tracciones consecutivas hacen que los filamentos se deslicen unos a lo largo de los otros dando lugar a la denominada teoría del filamento deslizante. Este proceso continúa hasta que los extremos de los filamentos de miosina llegan a las líneas Z. Durante este deslizamiento -contracción- los filamentos de actina son llevados unos más cerca de los otros y sobresalen hacia la zona H, sobreponiéndose en última instancia. Cuando esto sucede, la zona H deja de ser visible (Figura 7), sin haberse producido cambios en la longitud de cada uno de los filamentos. Figura 7. Estado de contracción y relajación de una miofibrilla mostrando el deslizamiento de los filamentos de actina en los canales entre los filamentos de miosina. 12 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO Fuentes de energía para el trabajo muscular La acción muscular, por lo tanto, es un proceso activo que requiere energía. Además del lugar del enlace para la actina, una cabeza de miosina contiene un punto de enlace para el ATP. La molécula de miosina debe enlazarse con el ATP para que la acción muscular se produzca ya que el ATP proporciona la energía necesaria. La enzima ATPasa, que está localizada sobre la cabeza de miosina, hidroliza el ATP para dar ADP, Pi y liberar energía. Como hemos comentado, la energía liberada permitirá la flexión de la cabeza de miosina en 40º, aumentando la flexión en 5º más tras la liberación posterior del resto del ADP que, a su vez, deberá ser refosforilado para poder participar en un ciclo posterior de contracción. Por lo tanto, el ATP es la fuente química de energía para la acción muscular. El ATP se encuentra en pequeñas cantidades en la fibra muscular, de modo que si la contracción dura más de 2-3 segundos, debe ser resintetizado a partir de las reservas de fosfocreatina (PC) de la propia fibra muscular u oxidando glucosa o ácidos grasos de la propia célula, o de otras regiones de nuestro organismo que pueden llegar vía sanguínea procedentes de otros tejidos (hígado o tejido adiposo). El ATP se genera mediante tres sistemas energéticos: • El sistema ATP-PC (metabolismo anaeróbico aláctico) • El sistema glucolítico (metabolismo anaeróbico láctico) • El sistema oxidativo (metabolismo aeróbico) En el sistema ATP-PC, el Pi es separado de la PC mediante la acción de la creatincinasa (CK). El Pi podría combinarse entonces con ADP para formar ATP. Este sistema es anaeróbico y su función principal es mantener los niveles de ATP. La producción de energía es de 1 mol de ATP por cada mol de PC escindido. Este proceso es rápido pudiéndose llevar a cabo sin ninguna estructura especial en el interior de la célula. Aunque puede ocurrir en presencia de O2, este proceso no lo requiere, por lo cual se dice que el sistema ATP-PC es anaeróbico. Durante los primeros segundos de actividad muscular intensa, como por ejemplo el sprint, el ATP se mantiene a un nivel relativamente uniforme, pero el nivel de PC declina de forma constante cuando se usa el compuesto para reponer el ATP consumido (Figura 8). No obstante, cuando se llega a la fatiga, tanto el nivel de ATP y sobre todo el de PC es muy bajo, y no puede proporcionar energía para más contracciones y relajaciones (ciclos contráctiles). Por lo tanto, nuestra capacidad para mantener los niveles de ATP con la energía de la PC es limitada. Las reservas de ATP y PC pueden mantener las necesidades de energía de nuestros músculos durante un sprint máximo tan sólo de 3 a 15 segundos. La refosforilación de la PC se produce gracias a un proceso inverso, siendo el ATP el que aporta energía. Para que el sentido de la reacción se invierta, se requiere que en la célula se alcancen suficientes niveles de ATP. Este proceso es realmente rápido, alcanzándose los niveles de PC previos a los pocos minutos. Mas allá de este punto, los músculos dependerán de otros procesos para la formación del ATP: la combustión glucolítica y oxidativa de combustibles. 13 Figura 8. Cambios en el ATP y en la PC muscular durante los primeros segundos de esfuerzo muscular máximo. El sistema glucolítico comprende un proceso de glucólisis en el citoplasma (sarcoplasma en la célula muscular), por el cual la glucosa o el glucógeno se descompone en ácido pirúvico gracias a la acción de una cadena de enzimas glucolíticas. Cuando se lleva a cabo sin oxígeno, el ácido pirúvico se convierte en ácido láctico (Figura 9). Un mol de glucosa, procedente del glucógeno almacenado en la propia célula, produce 3 moléculas de ATP. Si se usa la glucosa procedente del glucógeno del plasma, en lugar de glucógeno de la propia célula muscular, el beneficio es de sólo 2 moles de ATP porque se usa un mol para la conversión de glucosa en glucosa-6-fosfato. Este sistema de energía no produce grandes cantidades de ATP, pero permite una disposición rápida de cantidades importantes de energía. A pesar de esta limitación, las acciones combinadas de los sistemas ATP-PC y glucolítico permiten a los músculos generar fuerza incluso cuando el aporte de oxígeno es limitado. Estos dos sistemas predominan durante los primeros minutos de un ejercicio de elevada intensidad. Otra importante limitación de la glucólisis anaeróbica es que ocasiona una acumulación de ácido láctico en los músculos y fluidos corporales. En las pruebas de sprint máximo que duran entre 1 y 2 minutos, las demandas al sistema glucolítico son elevadas, y los niveles de ácido láctico pueden incrementarse desde un valor en reposo de aproximadamente 1 mmol.kg-1 de músculo hasta más de 25 mmol.kg-1. Esta acidosis generada en las fibras musculares inhibe una mayor descomposición de glucógeno, porque dificulta la función enzimática glucolítica. Además, la acidez reduce la capacidad de interacción del Ca2+ con la troponina de los miofilamentos delgados de las fibras e impide de este modo el correcto proceso de la contracción muscular (véase más adelante). Este proceso descrito, la glucólisis anaeróbica, resuelve el problema de la producción de energía cuando la cantidad de O2 aportado es insuficiente para realizar las diversas reacciones de oxidación. La consecuencia que se produce es que de manera continuada se va acumulando el metabolito final en la célula, el lactato. Este aumento generará una disminución de la capacidad mecánica y metabólica de la célula, llegando a detener el proceso de la contracción cuando se alcancen concentraciones demasiado elevadas de lactato en la célula, ya que se irá produciendo una acidosis metabólica con una disminución del pH en el interior de la célula. 14 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO La producción de energía mediante los sistemas ATP-PC y glucolítico son importantes durante los primeros minutos de un ejercicio de elevada intensidad o durante esfuerzos prolongados cuando se produzcan aumentos importantes y abruptos de la potencia requerida para realizar un trabajo. El sistema oxidativo necesita de la participación de O2 para la oxidación de los sustratos energéticos. Este sistema tiene mayor capacidad de producción de más energía que el ATP-PC o el sistema glucolítico. La oxidación de los hidratos de carbono comprende la glucólisis, el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones (Figura 9). El resultado final es H2O, CO2 y 38 ó 39 moléculas de ATP por cada molécula de hidrato de carbono, según sea del glucógeno de la célula muscular o de la glucosa procedente del plasma. Figura 9. Oxidación de la glucosa (glucólisis). La oxidación de las grasas comienza con la beta-oxidación de los ácidos grasos libres siguiendo después el mismo camino que la oxidación de los hidratos de carbono: el ciclo de Krebs y la cadena de transporte mitocondrial de electrones (Figura 10). La cantidad de energía producida gracias a la oxidación de las grasas es mucho más elevada que la procedente de la oxidación de los hidratos de carbono. Aunque las grasas proporcionan más kcal de energía por gramo que los hidratos de carbono, requiere más oxígeno para su oxidación. La producción de energía a partir de las grasas es 5,6 moléculas de ATP por molécula de O2 usada, en comparación con la producción de los hidratos de carbono de 6,3 moléculas de ATP por molécula de oxígeno. 15 Una parte de los ácidos grasos utilizables como fuente de energía proceden de las reservas del propio músculo, aunque la mayor parte proceden de los triglicéridos almacenados en el tejido adiposo. Se movilizan por la acción de enzimas específicas que serán las encargadas de hidrolizar los triglicéridos liberando ácidos grasos y glicerol. El glicerol será transportado de manera libre para incorporarse a la vía gluconeogénica hepática o en el sistema metabólico de la glucosa. Los ácidos grasos, por el contrario, deberán ser transportados unidos a proteínas (como, por ejemplo, la albúmina). Los ácidos grasos son oxidados de forma exclusiva en condiciones de suficiente aporte de oxígeno gracias a la vía metabólica denominada beta-oxidación. Todo este proceso tiene lugar en la mitocondria donde el ácido graso será transferido gracias a la participación de la carnitina. Debido a su nivel inicial de oxidación inferior, el rendimiento energético de los ácidos grasos es muy superior al de la glucosa. Así, por cada átomo de carbono, la glucosa oxidada aeróbicamente genera alrededor de 6 ATP, mientras que la oxidación de un ácido graso se obtiene hasta 9 ATP. Este es el motivo que provoca que 1 g de glucosa produzca 4 kcal y 1 g de grasa aproximadamente 9 kcal. Con el mantenimiento de la actividad física, pasadas las fases iniciales, los ácidos grasos proporcionarán una parte importante de la energía que precisa el músculo. Este mecanismo se ve favorecido por un aumento de la actividad lipolítica que se produce en los tejidos de reserva energética (adipocitos) que viene regulada por las adaptaciones hormonales que provoca el ejercicio. Figura 10. Oxidación de los ácidos grasos (beta-oxidación). 16 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO La oxidación de las proteínas (aminoácidos) es más compleja porque contienen nitrógeno, que no se puede oxidar. Las proteínas tienen una contribución relativamente pequeña en la producción de energía, por lo que la importancia de su metabolismo con frecuencia se pasa por alto. Cuando las proteínas se descomponen mediante combustión en el laboratorio, la producción de energía es de 5,65 kcal/g, mientras que cuando son metabolizadas en nuestro organismo la producción de energía es de tan sólo unas 5,20 kcal/g, un 8 % menos que el valor obtenido en el laboratorio debido a la energía consumida necesaria para la conversión del nitrógeno en urea. Por último, la capacidad oxidativa de los músculos depende de sus niveles de enzimas oxidativas, de su composición en cuanto a tipos de fibras (las fibras musculares ST –contracción lenta- tienen una mayor capacidad para la actividad aeróbica que las fibras FT –contracción rápida-, ya que las primeras poseen más mitocondrias y concentraciones más elevadas de enzimas oxidativas; por el contrario, las fibras FT son más aptas para la producción de energía por la vía glucolítica sin el consumo de O2 y, en general, cuanto más fibras ST haya en los músculos, mayor será la capacidad oxidativa de dichos músculos, y de la disponibilidad de oxígeno. Relajación muscular. La acción muscular continúa hasta que el Ca2+ disminuya hasta los niveles del inicio de la activación. Entonces, el Ca2+ es bombeado nuevamente –mediante un transportador activo de membrana- hacia el retículo sarcoplásmico, contra gradiente de concentración y con consumo de energía, donde es almacenado hasta que llega un nuevo impulso nervioso a la membrana de la fibra muscular. Cuando el Ca2+ es eliminado, la troponina recuperará su configuración y la tropomiosina se interpondrá entre la actina y la miosina, impidiendo su interacción. Esto bloqueará el enlace de los puentes cruzados de miosina y de los filamentos de actina e interrumpirá la posibilidad de utilización del ATP. En consecuencia, los filamentos de miosina y de actina vuelven a su estado original durante la relajación. La fatiga muscular La fatiga se podría definir de una manera muy simple y general como la imposibilidad de generar una fuerza requerida o esperada, provocada o no por un ejercicio precedente. Generalmente se usa el término de fatiga muscular para describir la sensación general de cansancio y la consiguiente reducción del rendimiento muscular. Las posibles causas de producción de la fatiga son: • La disminución de la capacidad de producción de energía de los sistemas energéticos (ATP-PC, glucólisis y oxidación) • La acumulación de deshechos metabólicos • Alteraciones hidroelectrolíticas • El sistema nervioso • La insuficiencia del mecanismo contráctil de las fibras musculares. Ninguno de estos puntos puede explicar por sí solo todos los aspectos de la fatiga, quedando muchas preguntas por responder. Por ejemplo, aunque la falta de energía disponible puede reducir la capacidad de los músculos para generar fuerza, los sistemas energéticos no son totalmente responsables de todas las formas de fatiga. En cuanto a los sistemas energéticos, la fatiga puede ser el resultado del agotamiento de la PC o del glucógeno. Cualquiera de estas dos situaciones dificulta la producción de ATP. 17 Con relación a la producción de ATP, una serie de enzimas, englobadas bajo el nombre de kinasas, son dependientes de la utilización de ATP para su funcionamiento. En situación de fatiga, puede verse comprometida la función de estas enzimas por el déficit de resíntesis de ATP. Las más importantes son: la hexokinasa (degrada el glucógeno), la creatinkinasa (relacionada con la fosfocreatina), la Na+/K+ATPasa (participa en la bomba Na+/K+), la Ca2+-ATPasa (participa en la recaptación de calcio hacia el retículo sarcoplásmico) y la miosina-ATPasa (hidroliza el ATP obteniendo energía para el acoplamiento actina-miosina). Con relación a la acumulación de deshechos metabólicos, el ácido láctico ha sido señalado frecuentemente como responsable de la producción de la fatiga, pero en realidad son los iones hidrógeno (H+) generados por el tamponamiento del ácido láctico los que conducen a la fatiga. El ácido láctico es un producto de deshecho de la glucólisis y, aunque la mayoría de la gente cree que es el responsable de la fatiga y del agotamiento en todos los tipos de ejercicio, el ácido láctico sólo se acumula dentro de las fibras musculares durante la realización de ejercicios musculares breves y muy intensos. Los corredores de maratón, por ejemplo, pueden tener concentraciones de ácido láctico casi iguales a las de reposo al final de una carrera, a pesar de su agotamiento. La fatiga es provocada por un aporte inadecuado de energía, no por un exceso de ácido láctico. El sprint en una carrera, en el ciclismo o en la natación producen todos ellos grandes acumulaciones de ácido láctico. Pero a la presencia per se de ácido láctico no se le debe atribuir la responsabilidad de la sensación de fatiga. El ácido láctico se disocia, convirtiéndose en lactato y produciendo con ello una acumulación de H+. Esta acumulación de H+ ocasiona la acidificación muscular (disminución del pH de la célula muscular), creando una situación conocida como acidosis. Los ejercicios de corta duración y de elevada intensidad, tales como los sprints que se realizan en las carreras y en la natación, dependen en gran medida de la glucólisis y producen grandes cantidades de lactato y de H+ intramuscular. Afortunadamente, las células y líquidos corporales poseen sistemas tampones, tales como el bicarbonato (HCO3), que minimizan la influencia negativa del aumento de la [H+]. Sin ellos, el pH podría disminuir hasta 1.5 matando las células. Gracias a su acción, la concentración de H+ permanece baja incluso durante la realización de los ejercicios más intensos, disminuyendo el pH muscular desde un valor en reposo de 7.1 hasta 6.6-6.4 durante la fatiga. El entrenamiento produciría un aumento de la capacidad de utilización de oxígeno, con una menor producción de lactato e H+ así como un aumento de la capacidad tampón muscular, permitiendo tolerar una mayor concentración de H+, consiguiendo, en conjunto, un retraso de la aparición del fenómeno de fatiga. No obstante, cambios de esta magnitud en el pH afecta de modo adverso la producción de energía al alterar, por ejemplo, la acción de la fosfofructocinasa (PFK), una importante enzima glucolítica que disminuye el ritmo de la glucólisis y de la producción de ATP. A un pH de 6.4, la influencia de los H+ frena el uso de los depósitos de glucógeno, ocasionando una rápida reducción de la producción de ATP y, en última instancia, la fatiga. Además, los H+ pueden competir con el Ca2+ por su unión a la troponina, interfiriendo la unión de los puentes cruzados actina-miosina y reduciendo de este modo la fuerza contráctil de los músculos. El fósforo inorgánico (Pi), procedente de la hidrólisis de la PC, puede unirse a la cabeza de la miosina limitando la producción de fuerza. El ejercicio intenso genera una alta producción de adenosina monofosfato (AMP), que se desamina a inosina monofosfato (IMP), y por medio del ciclo de las purinas (que genera ATP desde ADP) se obtiene como deshecho amoniaco (NH3). Este metabolito produce varios efectos: reduce el número de fibras activas por limitar la función de la membrana, aumenta la función de la PFK, inhibe el ciclo de Krebs, inhibe la gluconeogénesis, inhibe la oxidación mitocondrial, y tiene un efecto depresor central a nivel neuronal (se ha sugerido que el pH disminuye secundariamente a la producción de NH3). 18 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO Por último, en cuanto a las alteraciones hidroelectrolíticas se refiere, en situaciones de alto riesgo térmico o en pruebas de larga duración, la pérdida excesiva de agua puede originar una disminución del volumen plasmático y la pérdida de iones una alteración del potencial de membrana y de la transmisión de impulsos nervioso a nivel de la unión mioneural. Estas pérdidas hídricas, si no se compensan, afectan al rendimiento físico. Así, si un atleta presenta pérdidas del 3% del peso corporal, se habla de una pérdida de la capacidad contráctil muscular entre un 15 y un 30% con empeoramiento de sus marcas personales entre un 3 y un 7%, deterioro que será mayor con pérdidas hídricas superiores. La fatiga neuromuscular Fatiga neuromuscular y transmisión nerviosa. Hasta ahora sólo hemos considerado factores propiamente musculares que pueden ser responsables de la fatiga. También hay pruebas que indican que bajo determinadas circunstancias la fatiga puede ser el resultado de la incapacidad para activar las fibras musculares, una función que depende del sistema nervioso. Como se ha descrito antes, el impulso nervioso se transmite a través de la placa motora para activar la membrana de las fibras y hacer que el retículo sarcoplásmico de las células musculares libere Ca2+. Éste, a su vez, se enlaza con la troponina para iniciar la contracción muscular. La fatiga puede tener su origen en la placa motora, impidiendo la transmisión del impulso nervioso a la membrana de las fibras musculares. La causa puede radicar en uno o más de los siguientes procesos: • Puede reducirse la liberación o síntesis de la acetilcolina (Ach), el neurotransmisor que transmite el impulso nervioso desde el nervio motor hasta la membrana de la célula muscular. • La colinesterasa, la enzima que inactiva la Ach una vez se ha transmitido el impulso, puede volverse hiperactiva impidiendo que se consiga la concentración suficiente de Ach para iniciar un potencial de acción. • La actividad de la colinesterasa puede disminuir (acción inhibidora), permitiendo que la Ach se acumule excesivamente, paralizando la fibra. • La membrana de la fibra muscular puede presentar un umbral de despolarización más elevado. • Algunas sustancias pueden competir con la Ach por los receptores de la membrana de la célula muscular impidiendo la activación de dicha membrana. • El K+ puede aumentar su concentración intersticial, reduciendo el potencial de membrana a la mitad de su valor en reposo. La mayoría de estas causas de bloqueo neuromuscular se han asociado a enfermedades neuromusculares. Un ejemplo de ello es la miastenia gravis, una enfermedad autoinmune de la sinapsis neuromuscular. Un importante indicio de la causa de la miastenia gravis proviene de la observación clínica de que la debilidad de los músculos mejoraba con inhibidores de la colinesterasa, la enzima que normalmente degrada la Ach en la placa neuromuscular. Estudios mediante biopsias musculares obtenidas de pacientes con esta enfermedad neuromuscular demostraron que los potenciales de placa terminal (EPPs) y los potenciales de placa terminal en miniatura (MEPPs) son mucho más pequeños que en sujetos sanos. Debido a que la frecuencia de los MEPPs y el quanta de los EPPs son normales, al parecer la miastenia gravis afecta selectivamente las propiedades de las células musculares postsinápticas. Sin embargo, como hemos dicho, aunque la mayoría de las causas de bloqueo neuromuscular se han asociado a enfermedades neuromusculares, puede ser también la causa de algunas formas de fatiga neuromuscular. Hay algunas pruebas que indican también que la fatiga puede deberse a la retención del Ca2+ dentro de los túbulos T, lo cual reduciría la cantidad de Ca2+ disponible para la contracción muscular. De hecho, el consumo de la PC y la acumulación de lactato pueden simplemente incrementar el 19 ritmo de acumulación de Ca2+ dentro de los túbulos T. No obstante, estas teorías sobre la fatiga siguen siendo especulativas. Fatiga neuromuscular y sistema nervioso central. Los cambios en el Sistema Nervioso Central (SNC) pueden ser también una causa de fatiga, aunque existen pruebas tanto a favor como en contra de esta teoría. Estudios iniciales demostraron que cuando los músculos de un individuo parecen estar casi agotados, el dar ánimos verbalmente, a gritos o, incluso, mediante la estimulación eléctrica directa al músculo, puede incrementar la fuerza de contracción muscular. Estos estudios indican que los límites del rendimiento en los ejercicios agotadores pueden, en gran medida, ser psicológicos. Los mecanismos precisos responsables de esta fatiga del SNC no se conocen totalmente. El que esta forma de fatiga esté limitada al SNC o unida a la transmisión nerviosa periférica resulta también difícil de determinar. La movilización de los músculos depende, en gran medida, del control consciente. El trauma psicológico de un ejercicio extenuante puede inhibir consciente o inconscientemente la voluntad del deportista para tolerar más dolor. El SNC puede reducir el ritmo de ejercicio hasta dejarlo a un nivel tolerable con el objeto de proteger al deportista. De hecho, los investigadores coinciden en que las molestias percibidas durante la fatiga preceden al inicio de una limitación fisiológica dentro de los músculos. A menos que estén muy motivados, la mayoría de los individuos interrumpen sus ejercicios antes que sus músculos estén fisiológicamente agotados. Para alcanzar el punto más alto del rendimiento, los deportistas se entrenan para aprender a llevar un ritmo adecuado y tolerar la fatiga. Metabolismo proteico y fatiga. El organismo posee tres depósitos principales de proteínas funcionales: las proteínas y los aminoácidos (AA) del plasma, las proteínas musculares y las proteínas viscerales (órganos abdominales). Los AA que circulan en el plasma constituyen el depósito central de las proteínas disponibles metabólicamente. Cualquier proteína consumida, tras la digestión y absorción, alimentará el depósito plasmático de AA.Todos los que se empleen para la síntesis de las diferentes proteínas funcionales se sacarán de este depósito plasmático. La composición de este depósito plasmático de AA se mantiene dentro de un margen muy estrecho. El déficit de AA inducirá la producción de estos AA por el organismo (síntesis de novo) excepto los “AA esenciales” que el organismo no puede sintetizar. Solo hay dos modos para compensar este déficit: aumentar el consumo de proteínas que contengan estos AA esenciales o la descomposición de las proteínas funcionales del organismo. Esto conducirá a la liberación de AA al depósito plasmático. Independientemente de constituir las unidades básicas estructurales de los tejidos, los AA circulantes tienen también un gran número de funciones en el metabolismo energético y en el SNC. Los AA juegan un importante papel en el metabolismo intermediario como precursores de la neoglucogénesis y de las hormonas peptídicas así como de algunos polipéptidos que actúan como neurotransmisores. Cualquier cambio significativo en la composición de los AA plasmáticos puede, por tanto, afectar la tasa de síntesis proteica, el estado de alerta mental, la fatiga y el estado de ánimo, entre otras. Es sabido que el ejercicio está asociado a cambios en la composición de los AA plasmáticos. Se ha demostrado que la oxidación de los aminoácidos de cadena ramificada (ACR) -leucina, valina, isoleucina- contribuyen a la producción de energía durante el ejercicio, disminuyendo su concentración plasmática por dicha causa. Este hecho tiene dos importantes consecuencias: a) la oxidación de los ACR conduce a la producción de amoníaco, un producto final del metabolismo que se sabe que es tóxico y está asociado a la fatiga; y b) la razón entre ACR y otros AA se modificará. Este cambio conducirá a un aumento del transporte de otros AA, como por ejemplo, el triptófano, que es un conocido precursor de hormonas y péptidos en el SNC. Este cambio en la captación de AA se cree que juega un papel en la neurotransmisión y la fatiga. 20 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO Se ha demostrado que un déficit de carbohidratos incrementa dramáticamente el uso de proteínas (ACR) para la producción de energía. Dos líneas de evidencia apoyan este hallazgo: a) La depleción de los depósitos endógenos de carbohidratos conduce a: • Cambios importantes en la [AA] tanto en el territorio muscular como en el plasmático. • Aumento de la actividad de los complejos enzimáticos que intervienen en la descomposición y oxidación de los ACR. • Aumento rápido de los niveles de amoníaco intramuscular y plasmático. • Disminución del tiempo de ejercicio hasta la claudicación por fatiga. • Aumento de las pérdidas de nitrógeno por el sudor y la orina. b) Los suplementos de carbohidratos mantiene suficientemente la disponibilidad de carbohidratos endógenos, minimizando estos cambios. La hipótesis de la fatiga central. Esta hipótesis sugiere que las concentraciones elevadas de serotonina cerebral pueden alterar la función del SNC durante el ejercicio de resistencia prolongado y, por consiguiente, causar un deterioro en la ejecución y rendimiento de dicho ejercicio. Se produce un aumento de la síntesis de serotonina cuando el cerebro recibe elevados niveles de triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina. La mayor parte del triptófano plasmático circula unido a la albúmina. El triptófano libre –no unido a la albúmina- es transportado al cerebro a través de la barrera hematoencefálica, compartiendo este mecanismo de transporte con otros grandes aminoácidos neutros, especialmente los ACR leucina, isoleucina y valina. Estos ACR compiten y limitan la entrada de triptófano libre plasmático al cerebro. Sin embargo, la concentración de los ACR plasmáticos disminuye durante el ejercicio de resistencia debido a que son oxidados para suministrar energía a los músculos que trabajan. Los ACR son una fuente importante de nitrógeno para la alanina, la cual puede ser convertida en glucosa como fuente energética a través del ciclo alanina-glucosa. El descenso de la concentración plasmática de los ACR durante el ejercicio prolongado facilita el transporte del triptófano libre plasmático al cerebro. Además, un aumento de los ácidos grasos libres (AGL) plasmáticos durante el ejercicio provoca un aumento proporcional del triptófano libre plasmático, debido a que los AGL desplazan al triptófano de su unión con la albúmina. La ingesta de alimentos ricos en triptófano podría provocar una cierta somnolencia debido a que puede aumentar la concentración de serotonina, que tiene una acción inductora del sueño. La disponibilidad del triptófano se reduce cuando otros aminoácidos compiten con él en el transporte a través de la barrera hematoencefálica (BHE), reduciendo la disponibilidad cerebral de triptófano. Si aumenta la concentración plasmática de otros aminoácidos, tras una comida rica en proteínas, disminuye el transporte del triptófano a través de la BHE pudiendo producir insomnio. El efecto inductor del sueño de los carbohidratos es debido a la disminución de la concentración plasmática de aminoácidos, puesto que los carbohidratos estimulan la liberación de insulina, y ésta provoca un desplazamiento de los aminoácidos del plasma y la consiguiente captación de los mismos por parte del músculo. Esto disminuye la competencia por el paso a través de la BHE y aumentando así la cantidad de triptófano que puede penetrar en el cerebro. De acuerdo con la hipótesis de la fatiga central, niveles elevados de triptófano libre plasmático combinado con una baja concentración de ACR (una proporción triptófano libre/ACR alta) aumenta la serotonina cerebral y causa fatiga durante un ejercicio de resistencia prolongado. 21 Algunos investigadores sugieren que el suplemento de ACR puede ayudar a mantener una proporción triptófano libre/ACR normal durante el ejercicio prolongado. Aunque esto parece ser una lógica base teórica para apoyar a los ACR como una ayuda ergogénica en el ejercicio de resistencia, sin embargo los datos científicos disponibles en la actualidad son limitados y ambiguos, por lo es necesario una mayor investigación acerca de la administración aguda y a largo plazo de suplementos de ACR antes de establecer su recomendación. Además, las enormes cantidades de ACR necesarias para obtener cambios fisiológicamente relevantes en la razón triptófano libre/ACR pueden aumentar la concentración de amoníaco, que es tóxico para el cerebro y puede alterar el metabolismo muscular. El consumo de grandes cantidades de ACR durante el ejercicio puede también retardar la absorción del agua desde el intestino y causar trastornos gastrointestinales, dificultando las posibilidades de rehidratación que es fundamental para un buen nivel de rendimiento. Los suplementos de ACR no son seguros ni efectivos ni tienen acreditada de manera incontrovertible su capacidad ergogénica y, además, puesto que puede obtenerse suficiente cantidad a través de la dieta, estos suplementos no se recomiendan de manera unánime en la actualidad. Los carbohidratos, por otro lado, provocan reducciones plasmáticas de la razón triptófano libre/ACR. La alimentación con carbohidratos disminuye el triptófano libre plasmático mediante la supresión del aumento de los AGL que compiten con el triptófano en los sitios de unión con la albúmina. Se llevó a cabo un ensayo con la finalidad de evaluar la ingestión de una solución para rehidratación oral con electrolitos con un 6% de carbohidratos, una solución con un 12% de carbohidratos y agua placebo durante un ejercicio de pedaleo en cicloergómetro hasta la fatiga, a un 70% del VO2 max. Cuando los sujetos bebieron el agua placebo, la concentración de triptófano libre plasmático aumentó siete veces. Cuando bebieron las soluciones de electrolitos con un 6% y 12% de carbohidratos, la concentración plasmática de triptófano libre se redujo drásticamente y la fatiga se retrasó aproximadamente una hora. No es posible determinar si el beneficio de los suplementos con carbohidratos es atribuible a una disminución de la fatiga central o de la fatiga periférica a nivel muscular. Sin embargo, a diferencia de los suplementos de ACR, los suplementos de carbohidratos son recomendables ya que la relación costebeneficio, seguridad y resultados en términos de rendimiento durante el ejercicio están bien establecidos. Existe cada vez mayor interés en los mecanismos responsables de la fatiga central, en particular en relación con los cambios en el metabolismo de las monoaminas cerebrales y la influencia de aminoácidos específicos en la fatiga. Diversos estudios experimentales en animales han demostrado que el ejercicio físico aumenta la síntesis y el metabolismo de la 5-hidroxitriptamina (5-HT, serotonina) cerebral. El fundamento de la intervención de la 5-HT en la fatiga se encontró en estudios donde la concentración cerebral de la 5-HT había sido modificada por medios farmacológicos. Cuando la concentración de la 5-HT ha sido aumentada por estos medios, el desarrollo de la ejecución estaba alterada tanto en ratas como en humanos, y la disminución de dicha concentración provocaba una mejoría en la ejecución de la carrera en ratas. Como se ha dicho, el precursor de la 5-HT es el triptófano y la síntesis cerebral del 5-HT se cree que está regulada por la oferta sanguínea de triptófano libre en relación con otros aminoácidos neutros (incluidos los ACR) ya que éstos compiten con el triptófano para el transporte al cerebro a través de la BHE. Diversos estudios con humanos han demostrado que la proporción triptófano libre/ACR plasmática aumenta durante y, particularmente, después de un ejercicio sostenido. Esto favorecería el transporte del triptófano al cerebro y también la síntesis y liberación de 5-HT lo que originaría la fatiga central. Se han hecho intentos para modificar la concentración de 5-HT mediante la adición de ACR a voluntarios sanos durante diversos tipos de ejercicio sostenido agotador. Los resultados indican que la administración de ACR reduce la percepción del esfuerzo y la fatiga mental durante el ejercicio y mejora la ejecución cognitiva después del ejercicio. Además, en algunas situaciones la 22 ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TRABAJO MUSCULAR EN EL EJERCICIO FÍSICO ingestión de ACR puede también mejorar el desarrollo físico, por ejemplo, durante una carrera cuando el componente central de la fatiga se asume que es más pronunciada que en un experimento en un laboratorio. Es interesante señalar que no todos los efectos metabólicos de la ingesta de carbohidratos durante el ejercicio están directamente relacionados con la utilización de sustratos para la producción de energía destinada al trabajo muscular. Algunos investigadores han sugerido que la ingesta de carbohidratos puede tener un efecto positivo sobre la concentración cerebral de neurotransmisores relacionados con la percepción de dolor y fatiga central. La fatiga central o fatiga del SNC, según algunos investigadores, se debería a un fracaso para mantener la fuerza requerida o esperada, asociada a alteraciones específicas de la función del SNC que no puede ser explicada razonablemente como únicamente una disfunción del propio músculo per se. Estas alteraciones incluyen las concentraciones aumentadas de serotonina, resultado de un aumento de la concentración plasmática de triptófano libre o en la razón triptófano libre/ACR. Ya que es difícil distinguir entre los efectos positivos de los carbohidratos en los mecanismos de la fatiga central versus fatiga periférica, se ha demostrado que la ingesta de carbohidratos durante el ejercicio atenúa el aumento de la concentración plasmática de triptófano libre al tiempo que retrasa considerablemente la aparición de fatiga. En otras palabras, la ingesta de carbohidratos durante la realización de un ejercicio prolongado puede influir en la producción de neurotransmisores en el cerebro de tal forma que retrasa el inicio de la “fatiga central”, al margen de sus efectos metabólicos positivos en el trabajo muscular. Por otra parte, la realización de ejercicio físico vigoroso generalmente va asociado a fatiga y dolor. En sujetos bien entrenados, la tolerancia al dolor y la fatiga aumenta. Estudios realizados en humanos han demostrado que el esfuerzo, tanto el muscular máximo así como el submáximo, comportan un aumento de las concentraciones plasmáticas de β-endorfinas, que desempeñan un importante papel en la regulación de la percepción del dolor, siendo el incremento proporcional al esfuerzo realizado. Los individuos que muestran la mejor tolerancia o resistencia al dolor pueden, por consiguiente, retrasar el inicio de la fatiga y desarrollar un mejor sistema inhibidor nociceptivo. La neurotransmisión serotoninérgica afecta la nocicepción mediante su efecto sobre el sistema encefalina-endorfina, y los niveles de serotonina cerebral depende de la biodisponibilidad del L-triptófano. Así, el efecto ergogénico teóricamente más potente del triptófano reside en la formación de serotonina (5-HT). En este sentido, algunos investigadores sugieren que este neurotransmisor puede mejorar el rendimiento mediante el incremento de la tolerancia al dolor mediante la administración de L-triptófano. En efecto, se ha observado que la administración de l-triptófano antes del ejercicio prolonga el tiempo total de ejercicio así como la carga total de trabajo debido a un aumento de la tolerancia al dolor. En resumen, como los depósitos de carbohidratos son limitados durante el ejercicio, las concentraciones plasmáticas de ACR declinan. Esto probablemente es el resultado del aumento de la captación y oxidación de los ACR del músculo junto con un aumento de las concentraciones plasmáticas de la ACRdehidrogenasa, posiblemente por la estimulación de la captación de los ACR del músculo a través de un discreto incremento de la concentración plasmática de insulina. Según algunos autores, la disminución de la concentración plasmática de los ACR durante el ejercicio es aproximadamente del 20 al 30 % independientemente de la ingesta de carbohidratos antes o durante el ejercicio, manteniéndose esta reducción durante la primera hora de la recuperación. Esta disminución de los ACR se cree que juega un papel en la fatiga favoreciendo la captación cerebral de triptófano, el precursor de la síntesis de serotonina. Aun cuando los investigadores no han podido demostrar que los cambios en la razón triptófano libre/ACR altera la ejecución del ejercicio, dichos cambios afectan el razonamiento cognitivo y la percepción de la fatiga durante la primera hora de la recuperación post-ejercicio. 23 BIBLIOGRAFÍA • ACSM. Exercise and fluid replacement. Medicine and Science in Sports and Exercise. American College of Sports Medicine Position Stand 1996; 28: 1-7. • Aragón-Vargas LF. Metabolic and performance responses to carbohydrate intake during exercise. 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