Región de los Grandes Lagos: Miles de civiles son víctimas de

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ÍNDICE AI: AFR 62/38/98/s
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FECHA DE EMBARGO: 14:00 HORAS GMT DEL LUNES 23 DE NOVIEMBRE DE 1998
Región de los Grandes Lagos: Miles de civiles son víctimas de
atrocidades en la República Democrática del Congo
Todas las partes que intervienen en el conflicto que afecta con creciente intensidad a la República
Democrática del Congo libran una guerra contra civiles desarmados. Amnistía Internacional dice en un
informe publicado hoy que, desde la reciente ofensiva del 2 de agosto, las matanzas se han cobrado miles
de víctimas y muchas otras personas han «desaparecido» o han sido torturadas, violadas o detenidas
ilegalmente.
El informe pone de relieve los abusos cometidos por soldados del gobierno, fuerzas armadas de
oposición y grupos étnicos aliados de ambas partes, así como por fuerzas extranjeras que intervienen para
apoyar al gobierno o a la oposición armada.
Un defensor de los derechos humanos que se entrevistó con Amnistía Internacional afirma:
«Cada hora que pasa se arresta a una persona, se detiene ilegalmente a una persona, se tortura a una
persona y se viola a una persona». La organización añade: «Si bien es cierto que el conflicto ha recibido
un cierto grado de atención en el plano internacional, no es menos verdad que poco o nada se ha dicho o
hecho sobre las atrocidades infligidas a la población civil desarmada. Estas víctimas, con independencia de
su identidad, deben ser protegidas».
Las fuerzas armadas leales al presidente Kabila han dado muerte a civiles que presuntamente
simpatizaban con la oposición armada. Se ha armado a civiles y se les ha ordenado que defiendan su
«patria» del enemigo, al que se describe como «...un virus, un mosquito y una basura que debe aplastarse
con energía y resolución».
Amnistía Internacional dice: «La incitación al odio étnico contra los tutsis o cualquier otro grupo
es una receta para el desastre en materia de derechos humanos, y ya ha dado lugar al asesinato
indiscriminado de civiles especialmente vulnerables, como ocurrió en Ruanda en 1994».
La organización ha documentado denuncias según las cuales cerca de Kinshasa, la capital, hay
cementerios clandestinos que contienen hasta quinientos cadáveres. A finales de agosto, en esa ciudad,
cientos de civiles desarmados, en su mayoría de la etnia tutsi, y de combatientes capturados murieron a
tiros, a golpes o carbonizados a manos de las fuerzas del gobierno y sus simpatizantes civiles. Las mujeres
y las niñas fueron violadas, y a algunas las asesinaron. El informe manifiesta: «Estos delitos deben
investigarse, y los autores deben comparecer ante la justicia».
Según los informes, jóvenes de las localidades de Uvira y Fizi, en la provincia de Kivu del Sur,
movilizados por las Fuerzas Armadas Congolesas, mataron a no menos de doscientos cincuenta tutsis
entre el 2 y el 3 de agosto. En Kisangani, al menos ciento cincuenta civiles de la región de Kivu fueron
asesinados por las Fuerzas Armadas Congolesas antes de que la localidad fuese capturada el 23 de agosto
por las fuerzas de oposición Agrupación Congolesa para la Democracia. A mediados de agosto, al menos
77 civiles tutsis perdieron la vida en Kalémie, provincia de Katanga, y otros cien murieron en la localidad
de Viura, cerca de Moba, a manos de soldados y grupos armados entre los que, al parecer, se contaban
miembros de la milicia armada ruandesa interahamwe, que se estaban retirando de la zona.
Las fuerzas de seguridad han detenido arbitrariamente a centenares de tutsis y otras personas de
quienes sospechaban, fundándose en su origen étnico o sus convicciones políticas y hasta en su apariencia
física, que apoyaban a la Agrupación Congolesa para la Democracia. Las autoridades aducen que los
detuvieron por su propia seguridad, pero continúan recibiéndose denuncias sobre torturas, con inclusión
de violación sexual, y muertes bajo custodia.
También se ha perseguido a periodistas y defensores de los derechos humanos. Amnistía
Internacional cita las declaraciones de un portavoz del presidente Kabila, que acusó a los periodistas de ser
«igual a los criminales comunes, ciegos, inmorales, faltos de profesionalismo, y algunos, monstruos
malvados».
Amnistía Internacional también ve con alarma los abusos generalizados contra los derechos
humanos perpetrados por la Agrupación Congolesa para la Democracia y sus aliados en la persona de
civiles desarmados. Por ejemplo, el 24 de agosto, los combatientes de la Agrupación dieron muerte a más
de ochocientos cincuenta civiles desarmados en la parroquia católica de Kasika y sus alrededores, en la
provincia de Kivu del Sur, para vengar la muerte de unos cincuenta combatientes suyos y tropas del
gobierno ruandés a manos del grupo armado mai-mai.
A un jefe tradicional local le dieron muerte con un cuchillo y después le extirparon el corazón. A
una mujer encinta le abrieron el estómago. A los niños los agarraron de los pies y les dieron la cabeza
contra las paredes. A muchos los arrojaron en letrinas. Un sobreviviente cuenta: «Un niño lloraba,
preguntando qué habíamos hecho, y lo estrangularon en nuestra presencia. Que yo esté vivo es un
milagro. Es más, me pregunto si estoy vivo». Pese a que la Agrupación ha prometido investigar la matanza
de Kasika, todavía no se ha sabido del inicio de ninguna investigación.
Fuentes de Bukavu informaron de que en octubre la Agrupación Congolesa para la Democracia
secuestraba diariamente a más de dos decenas de personas. Muchas otras han sido detenidas
arbitrariamente.
Amnistía Internacional señala: «Desde agosto, la Agrupación Congolesa para la Democracia viene
usando la violación sexual como arma de guerra». La organización cita el ejemplo de una mujer que fue
violada continuamente durante cinco días por negarse a revelar el paradero de su esposo. En Bukavu, el 1
de septiembre, durante un operativo de registro, las tropas de la Agrupación se llevaron a no menos de 57
mujeres y niñas a un lugar secreto y las violaron.
La situación de los derechos humanos en la República Democrática del Congo se ve agravada
popr el suministro continuo de armas y apoyo militar a ambas partes en conflicto. El informe de Amnistía
Internacional nombra a una serie de gobiernos africanos que continúan prestando su respaldo a una u otra
parte: Angola, Chad, Namibia y Zimbabue, al ejército congolés; Burundi, Ruanda y Uganda, a la
Agrupación Congolesa para la Democracia.
El informe añade: «Amnistía Internacional pide a todos los participantes en el conflicto que
comuniquen públicamente a todos sus combatientes que no se tolerarán los abusos contra los derechos
humanos y que los responsables de abusos serán llevados ante la justicia».
La organización también ha instado a todas las partes a que permitan la realización de
investigaciones independientes de los abusos contra los derechos humanos en las zonas que tienen bajo su
control, y a que pongan en libertad a todas las personas detenidas ilegalmente.
Amnistía Internacional exhorta asimismo a todos los gobiernos a que cesen de suministrar armas
y otros tipos de equipo militar, de seguridad y policial a ambas partes en conflicto, ya que ello propicia la
comisión de más abusos en el país.
Durante los últimos meses Amnistía Internacional ha venido publicando periódicamente
informes sobre los abusos contra los derechos humanos en la Región de los Grandes lagos. El más
reciente es: Burundi: Insurgency and counter-insurgency perpetuate human rights abuses (Índice AI: AFR
16/34/98), publicado el 18 de noviembre.
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