PARTICIPACIÓN DE LA SEÑORA MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, EN LA CONFERENCIA MAGISTRAL DEL DR. HÉCTOR FIX-ZAMUDIO EN EL MARCO DEL CICLO “GRANDES JURISTAS NACIONALES”, ORGANIZADO POR EL COLEGIO DE SECRETARIOS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, EN EL AUDITORIO DE LA SEDE ALTERNA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN EN LA CIUDAD DE MÉXICO, EL 29 DE MAYO DE 2008. DON HÉCTOR FIX-ZAMUDIO: JURISTA. YZ “El único realista de verdad es el visionario.” Federico Fellini (1920-1993) Director de cine italiano Hay días en la historia de una persona, cuya llegada se sueña por muchos años y, cómo la esperanza se pierde al último, la ilusión de su arribo siempre está presente. De ahí su dulce espera, sin importar cuán larga ésta sea. La vida es muy generosa así que la cita con el destino diario nos regala, tarde o temprano, el arribo de ese día tan anhelado. De pronto, teniéndolo constantemente en el pensamiento, pero sin exigirlo, llega a nuestras manos, como un presente colocado con suavidad por un ángel, el regalo que estábamos esperando. Para mí, esa cortesía, ese regalo, es este momento. Y, confieso, hacía varias décadas que lo había contemplado en mi imaginación, porque permanentemente quise expresar y agradecer, de viva voz, teniéndolo a mi lado, una pequeña parte de lo que mi alma, corazón y mente, han guardado de Don Héctor Fix-Zamudio. A quien, antes de conocer en persona, conocí desde muy 2 pequeña, a través de las referencias que mi padre, Don Jorge Sánchez Cordero, hacía en casa. Recuerdo que nos decía, por aquél año de 1964, que se había incorporado de tiempo completo en el Instituto Investigaciones Jurídicas de la UNAM (que fuera, hasta octubre de 1956, Instituto de Derecho Comparado), un maestro-investigador, que rayaba en la genialidad. Y, efectivamente, esa descripción de mi padre quedó plenamente constatada a lo largo de mi vida estudiantil en la facultad de derecho y luego en mi vida profesional. Tienen ante ustedes, a quien, sin temor a 3 equivocarme, es uno de los más grandes juristas de México. Jurista, en el más amplio sentido de la palabra. En el sentido y la connotación que solemos ocupar, pues, como saben, ese término sólo se utiliza para hacer referencia a los expertos del Derecho, en cualquiera de sus ramas, que han alcanzado un alto grado de desarrollo teórico. Decir jurista, sobre todo en México, es más bien una distinción, un reconocimiento y, en cuanto tal, nadie suele llamarse a sí mismo jurista, sino que la comunidad jurídica en su conjunto le reconoce como tal. 4 Hoy, estoy muy agradecida con el Colegio de Secretarios de esta Suprema Corte –una de las comunidades jurídicas más importantes del país– comunidad a la que además, perteneció en algún tiempo nuestro ilustre invitado, por el acierto de considerarlo en este ciclo de grandes juristas que pretende rendir homenaje a quienes, como Don Héctor, han contribuido y siguen contribuyendo –para nuestra fortuna– al mejoramiento especializados de del los Poder funcionarios Judicial de la Federación. Sé que al Dr. Héctor Fix-Zamudio, por ser tan humilde en su vastísimo saber, no le agradan mucho los halagos, públicos ni privados, (aún cuando de sobra se los 5 merece) pero quisiera mencionar alguno de los méritos que hacen que nuestra comunidad jurídica hoy lo reconozca como uno de los más grandes juristas nacionales. Y quiero aclarar que no pretendo, ni por asomo, siquiera describir una mínima parte de su impresionante y fructífera trayectoria profesional, algunas sino, (muy más pocas) bien, describir las múltiples de cualidades que el maestro Fix tiene. La primera de las que me vienen a la mente es visionario. que Y, el como maestro Fix señalaba es desde un el epígrafe de esta intervención, con la frase de Fellini, el único realista de verdad es el visionario. El único verdadero científico es 6 aquél que, partiendo de su realidad, la interpreta y propone su mejora; pero, pocos hay con la cualidad de conocer fielmente su entorno y por tanto, muy pocos, con la capacidad de ver hacia el futuro propositivamente. El maestro Fix-Zamudio, es en ese sentido, visionario, porque es no solo un conocedor instituciones vislumbra a cabalidad constitucionales; con mucha de sino anticipación, las que las reformas que vendrán. Don Héctor tiene contempladas en su brillante mente desde mucho tiempo atrás, las nuevas instituciones que se crearán en el sistema jurídico mexicano. Mucho antes de que surjan él ya las advirtió, las explica, las analiza y las propone en sus escritos. A 7 veces, he de decirlo, con demasiada anticipación para ser comprendidas quizá por la persona media. Ahí radica parte de su genialidad: en su anticipación de las instituciones que vendrán. Pues, llegado el tiempo oportuno, sólo hay que referirse a lo que el Dr. Fix-Zamudio dijo en el pasado y, al leerlo, lo primero que viene a la mente es: ¡cómo siempre, tenía razón! Pues casi siempre la trayectoria de la reforma sigue el sentido por él propuesto; pero lo interesante, lo fructífero, lo más plausible de todo esto, ha sido que lo manifiesta en momentos en los que el derecho constitucional mexicano, como cualquier otra rama del derecho, se ha encontrado en plena crisis o, en un periodo de turbulencia e incertidumbre, que es cuando más difícil es ver con claridad hacía 8 donde se va a inclinar la veleta, para consolidar o responder a una realidad siempre y cambiante claramente demandante de respuestas. … Pero Don Héctor es, además, un ejemplo de vida. Pues, maestro como lo es, enseña a cada minuto, con su actuar, siempre lleno de generosidad, pensamiento, de de rectitud sensatez y en su bondad, -combinaciones no fáciles de encontrar– que es por ello excepcional. Don Héctor impone, de entrada con su sola presencia, pero al conocerle, al acercarse a su persona uno puede percibir su generosidad, su bondad. Esto es lo que a mí me sucede. 9 Su legado como jurista, plasmado en cada uno de sus cientos –si, ¡cientos!– de libros, artículos, ensayos, traducciones y demás obras de divulgación, además de las notas que cada alumno ha tomado de sus cátedras que, por casi cincuenta años, ha impartido en la Licenciatura y en la División de Estudios de Postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México y a partir de 1974 en el Colegio Nacional. Las numerosas escuelas y facultades de Derecho en el país y particularmente en Iberoamérica, Europa y Estados Unidos, dejan plena constancia de su amor por la academia que, combinado con su experiencia jurisdiccional, hace de Don Héctor el gran jurista que es a nivel mundial. Así lo han reconocido diversas universidades y centros de investigación en 10 el mundo al otorgarle un sinnúmero de reconocimientos. Pero más importante aún, como he dicho, su calidad humana, su calidez personal, su generosidad y magnificencia, hacen que hoy reconozcamos, más bien, al estupendo ser humano que es. Por ello, no quisiera concluir sin expresar sólo a guisa de ejemplo de su sencillez, las palabras que pronunció cuando recibió el “premio internacional de justicia en el mundo 2004”, ocasión en la que dijo sentirse muy emocionado y conmovido con el “inmerecido” honor que recibía y que lo aceptaba no como una distinción de carácter individual, sino como un reconocimiento por 11 conducto de su persona a los jueces mexicanos y a los miembros del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Palabras que fueron pronunciadas, siendo ya Doctor Honoris Causa por muchas universidades y recipiendario de la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República. Por esa razón, quisiera manifestarle que su trayectoria académica y judicial, su vocación por la docencia y la investigación, su papel destacado como juzgador internacional y sus méritos como JURISTA, son muchísimos, pero no en comparación con la enorme dignidad que le confieren su pasión y sus esfuerzos en la larga lucha por 12 los derechos humanos y la mejora procesal y sustantiva de nuestro derecho constitucional que lo han caracterizado. Quisiera, para finalizar, querido maestro, manifestarle que está usted siempre en mi afecto, que parcas serán estas líneas para expresarle mi reconocimiento sincero y mi enorme respeto. Que escasas serán siempre también las palabras, cualquiera que sea la pluma que las exprese o la voz que las diga, para reconocerle el invaluable mérito de ser un gran ser humano y toda una institución en el Derecho Mexicano; e insuficientes serán las palabras para agradecerle el haber tenido a bien contarme entre una más de sus discípulas. Algo que, seguramente, todos los presentes quisieran también agradecerle. 13 Por todo ello, no me resta más que agradecerle a la vida, que me permitiera hacer mi sueño realidad y, a don Héctor FixZamudio, el haber aceptado venir esta tarde a deleitarnos con su presencia y sus palabras. Muchas gracias, querido maestro. 14