Productividad: los temas de fondo Por Joanna Davidovich. Chile está relativamente bien, pero está desperdiciando la oportunidad de hacer reformas estructurales que aumenten la productividad. OPINIÓN | 05:00 HRS HERRAMIENTAS Tweet El Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial (WEF) nos permite una mirada en perspectiva, salir de la coyuntura para ver si estamos en la dirección correcta, evaluar nuestras virtudes y desafíos como país. Nos da ciertas luces sobre los temas a revisar en Chile frente a un mundo cada vez más competitivo, haciendo una radiografía de las variables que influyen en la capacidad de crecimiento de las economías en el largo plazo. De acuerdo con el informe que recién se publicó, hay varias conclusiones a destacar. En primer lugar, que Chile es un país relativamente bien ubicado en el ranking (puesto 35 entre 140 países). Cuenta con un entorno macroeconómico sano y buen desempeño general. Ese es un activo que hay que cuidar. Sin embargo, el informe también nos muestra que Chile empeoró en su posición relativa, mientras países como Colombia y México, aunque están peor situados, van mejorando. En los últimos diez años hemos retrocedido ocho puestos, sin hacer mejoras sustanciales, mientras que los otros países sí hacen reformas pro competitividad. Pese a que hay algunos temas donde tenemos buenas noticias, como preparación tecnológica y uso de tecnologías de información, persisten desafíos relevantes, como la regulación laboral restrictiva, la inadecuada capacitación de la fuerza de trabajo, educación y salud primaria, alta burocracia, complejidad de la regulación tributaria, la escasa capacidad de innovar y la insuficiente oferta de infraestructura. Más aun, en varios de ellos empeoramos relativamente: eficiencia del mercado laboral, prácticas de contratación y despido, altos costos de despido, participación laboral femenina. Se ve también algún deterioro en indicadores macro, como inflación, déficit fiscal y ahorro nacional; así como en confianza en las instituciones, el costo para las empresas del crimen y violencia, y el efecto del régimen tributario sobre los incentivos a invertir. En resumen, Chile está relativamente bien, pero está desperdiciando la oportunidad de hacer reformas estructurales que aumenten la productividad y sostengan el crecimiento a través de mayor competencia, mayor eficiencia e innovación. Y sabemos que mantener un clima propicio para la inversión y el emprendimiento, y mejorar la productividad para sostener el crecimiento en el tiempo, son la única manera de aumentar el empleo, reducir la pobreza, y dar mayores oportunidades y bienestar a las personas. Un dato interesante que muestra el reporte es la correlación positiva entre la competitividad y la resistencia y capacidad de recuperarse frente a escenarios económicos mundiales complejos; es decir, los países más competitivos están mejor preparados ante turbulencias. En momentos como el actual, en que hay incertidumbre mundial y precios de commodities bajando, se torna, por tanto, más relevante aún hacer reformas estructurales para aumentar la competitividad, como el FMI señaló en su reciente documento “Perspectivas de la economía mundial”. En los últimos años, el crecimiento potencial, que refleja la capacidad productiva en el largo plazo, se ha reducido desde 5% a un rango entre 3%­3,5% según las distintas estimaciones. Para volver a tasas del 5,5% que tuvimos y que cambiaron la calidad de vida de las personas en Chile en los últimos 25 años, requerimos más inversión, más trabajo y mayor productividad. En los años de alto crecimiento, la productividad aportaba cerca de un tercio de ese crecimiento; en la última década aportó muy poco o incluso restó, según las distintas mediciones. Un clima propicio al emprendimiento, reflotar la inversión y lograr mejoras de productividad para lograr un alto crecimiento requiere partir por reducir la incertidumbre y hacer políticas públicas que generen mejores perspectivas para las personas en el largo plazo. Sin embargo, las reformas que se están haciendo pecan por omisión o van justo en la dirección contraria. No nos sorprendamos entonces si en los próximos informes y rankings internacionales las caídas son más significativas. La Reforma Laboral, por ejemplo, podría contribuir de manera relevante si se hubiera enfocado en las falencias del mercado laboral que nos muestran comparaciones internacionales, como el informe de competitividad. Se deberían haber incluido temas como la baja participación laboral femenina y juvenil, para lo cual se requiere mayor flexibilidad, mejorar la capacitación y el desarrollo de competencias de las personas, o reducir los excesivos costos de salida de los contratos de trabajo por la indemnización por años de servicio. Eliminar trabas regulatorias que generan pérdidas de eficiencia, generar mayor competencia, mejorar el capital humano de los trabajadores, aumentar la flexibilidad laboral, eliminar burocracia y dificultades para invertir, adelantarnos en infraestructura para el desarrollo, ser capaces de atraer talentos y de innovar, son los temas de fondo que debemos enfrentar si queremos volver a llevar a Chile en la senda del progreso hacia el desarrollo. *La autora es directora ejecutiva de la Comisión de Productividad de la CPC.