CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO DE PLATÓN Contexto histórico Platón nace en el año 427 a.C. en Atenas en el seno de una familia aristocrática cuando solo han pasado dos años desde la muerte de Pericles, el gobernante artífice del esplendor ateniense y del primer sistema de gobierno democrático de la historia, que sin embargo no llegó a reconocer los derechos políticos de los esclavos, los extranjeros y las mujeres. Desde el año 479, en el que los griegos habían logrado derrotar definitivamente a los persas, acabando con casi un siglo de enfrentamientos, Atenas ha gozado de un período de estabilidad y se ha convertido en una ciudad rica y bella. Es en esta época cuando se construye el Partenón en la Acrópolis. Pero ya ahora se está iniciando otro período de luchas, esta vez entre griegos. Atenas y Esparta, las dos potencias políticas y militares de la Hélade se enfrentarán desde el 431 hasta el 404 en la llamada Guerra del Peloponeso. En ella Platón, que por entonces ya había entrado a formar parte del círculo de jóvenes que frecuentaban la compañía de Sócrates, participa como soldado. Acabada la guerra con Esparta, suben al poder miembros destacados del partido aristocrático que instauran el gobierno de los treinta tiranos. Entre ellos figuran amigos y familiares de Platón, con los que acabará en desacuerdo. Una vez restablecida la democracia se produce un acontecimiento que tendrá enorme importancia en la trayectoria intelectual de Platón, la condena a muerte de Sócrates en el año 399. Platón fue un filósofo que no se conformó con desarrollar sus teorías sobre el hombre y la sociedad, sino que estuvo empeñado en ponerlas en práctica. Es conocido su intento de convertir a la filosofía al tirano Dionisio I de Siracusa, con lo que solo consiguió ser vendido como esclavo. Después de ser rescatado funda en Atenas en el 387 la Academia, primera gran escuela de la antigüedad. Muerto Dionisio I de Siracusa es llamado por su amigo Dión, cuñado de aquél, pretendiendo entre los dos la educación filosófica de Dionisio el Joven. Nuevamente las cosas salen mal pues Dión es desterrado y Platón tiene que volver a Atenas, donde se dedica de nuevo al trabajo filosófico en la Academia. Llamado una vez más por Dionisio el Joven y encarcelado y liberado posteriormente, volvió definitivamente a Atenas donde ya permaneció hasta su muerte en el año 347. Platón vivió pues, unas circunstancias históricas extraordinariamente convulsas. Y de alguna manera su filosofía es una respuesta a la decadencia y el desorden que le tocó vivir. Atenas se desmoronaba. ¿Cómo es posible haber llegado a esta situación después del esplendor anterior? Platón cree encontrar la causa en la ignorancia de ciudadanos y gobernantes acerca de qué es la Justicia. La única posibilidad de mejorar pasa, pues, por la educación filosófica de los gobernantes. Contexto cultural El siglo V a.C. fue la época de mayor esplendor para Atenas, en la que florecieron sin igual la democracia, la filosofía y las artes. En ese siglo coincidieron personajes tan deslumbrantes como Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Heródoto, Tucídices, Fidias, Praxíteles, etc., etc. Por eso para muchos se trata de la verdadera edad de oro de la humanidad. En escultura se abandona el carácter solemne y ornamental de la época anterior y existe una tendencia a plasmar el sentimiento, el momento fugaz. En literatura aparece la biografía como género y la prosa gana terreno ante la poesía. La tragedia se aproxima al lenguaje cotidiano y representa temas actuales en los que importa más el perfil psicológico de los personajes que la acción misma. Contemporánea a la fundación de la Academia platónica es la Escuela de Isócrates. Ambas pugnan por la hegemonía espiritual en el campo de la educación y de la cultura. En la Academia el ideal educativo se cimenta a partir de la filosofía (entendida como conocimiento de los supremos valores), mientras que en la Escuela gira sobre la retórica. Contexto filosófico Los acontecimientos biográficos que hemos descrito, nos muestran que el interés fundamental de Platón será la política. La muerte de su maestro Sócrates le conducirá a dedicar su vida a la creación de un ambicioso proyecto político: el de una ciudad ideal (y justa) en la que ya no sea posible la condena y muerte del mejor de sus ciudadanos, Sócrates. Por tal razón, podemos considerar que Platón es un pensador eminentemente político, si bien en su sistema filosófico se recogen y someten a reflexión todos los temas importantes de la filosofía y de la ciencia. En él confluyen y se conjugan el interés tradicional de los presocráticos por la naturaleza y las cuestiones antropológicas, éticas y políticas, suscitadas por los sofistas y por Sócrates. Las principales influencias filosóficas las recibirá de Heráclito, Parménides y el pitagorismo, aparte, claro, de su maestro Sócrates y sus adversarios los sofistas. El primer maestro de Platón fue Crátilo, que había sido discípulo de Heráclito. De él tomará su concepción del mundo sensible como un perpetuo devenir, si bien con la diferencia fundamental de que para Platón se trata de un mundo que no es verdaderamente real. Si exceptuamos el monismo y el materialismo parmenídeos, podemos decir que las Ideas platónicas poseen los mismos rasgos que el Ser de Parménides. La epistemología platónica también tiene a Parménides como precedente, con su Vía de la Verdad y su Vía de la Opinión, la primera reservada a la razón y la segunda a los sentidos. El pitagorismo fue un referente continuo en su obra, por ejemplo en aspectos como la importancia concedida a las matemáticas, la inmaterialidad de los números, el origen celeste y preexistencia de las almas que vivían felices antes de su unión con el cuerpo, la creencia en la inmortalidad del alma, la doctrina de la reencarnación, la concepción dualista del hombre y la consideración del cuerpo como sepulcro o cárcel, la necesidad de la virtud para liberar al alma. Fue en su primer viaje a la Magna Grecia cuando Platón tomó contacto con los pitagóricos allí establecidos. Obviamente la influencia más profunda y determinante es la de Sócrates. Todo el pensamiento platónico está teñido de socratismo: el intelectualismo moral, la valoración de la razón frente al mundo cambiante de las opiniones, la concepción de la filosofía como permanente diálogo, la preocupación por la política y por la educación del ciudadano. Su teoría de las ideas supone una extensión (a Sócrates solo le preocuparon las virtudes morales) y una radicalización de la convicción socrática de que existen esencias universales. Su existencia garantiza un conocimiento definitivo, claro y verdadero. El Sócrates que aparece en los diálogos de Platón no es el Sócrates real, pues defiende ideas que están más allá de su filosofía y pertenecen más bien a la de Platón (salvedad hecha de los primeros diálogos). El hecho de que éste decidiera hacerlo protagonista de la mayor parte de sus diálogos debe entenderse como un reconocimiento del maestro. La referencia a los sofistas es inevitable, pues testimonian mucho de lo que Platón más rechazaba. El enfoque divergente abarca prácticamente todos los ámbitos: si Platón se mueve en unas coordenadas dogmáticas, absolutistas, racionalistas, aristocráticas e innatistas, los sofistas, por el contrario, lo hacen en una línea escéptica, relativista, democrática y convencionalista. El título original de la obra que comentamos –La República- es Politeia, que puede traducirse como “régimen o gobierno de la polis” o también “organización política del Estado”. Pertenece a la época de madurez platónica. Se divide en diez libros. Como en otras obras, su protagonista es Sócrates. La República proyecta una sociedad ideal en la que gobernarían los filósofos que recibirían un aprendizaje especial, que pasaría por el estudio de una serie de “saberes”, y que culmina en la investigación de la ciencia que estudia las ideas y sus relaciones, esto es, en la dialéctica, que es para Platón la ciencia sublime, pues gracias a ella los futuros gobernantes conocerán la verdad y el Bien, lo cual será garantía de un buen gobierno (intelectualismo moral y propuesta de una élite aristocrática ilustrada como mejor forma de gobierno –tecnocracia-).