Universidad Nacional Mayor de San Marcos From the SelectedWorks of Ricardo Geldres Campos Winter May 7, 2015 El pago indebido Ricardo Geldres, Campos, Universidad Nacional Mayor de San Marcos Available at: http://works.bepress.com/ricardo_geldres/17/ EL PAGO INDEBIDO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO Ricardo Geldres Campos (∗) Sumario: Introducción I. Pago indebido II. Pago indebido y diferencias con otras figuras III. Pago indebido objetivo IV. Pago indebido subjetivo V. La obligación de restitución El cumplimiento o pago, como suele llamarse en ordenamientos jurídicos como el italiano y el nuestro1, constituye la realización exacta y total de la prestación debida, en virtud del cual se busca la actuación del contenido de la relación obligatoria2, a fin de realizar el interés del acreedor y liberar al deudor del vínculo obligatorio, desplegando correctamente su fin satisfactivo y extintivo o liberatorio. Para que el cumplimiento despliegue su fin extintivo, es necesario que sea exacto, de modo que deba ajustarse al programa negocial previsto por los privados, puesto que, en cuanto ocurra ello, el interés del acreedor será satisfecho. En efecto, la calificación de cumplimiento exige una conformidad absoluta entre la conducta que despliega el deudor y el programa previsto por los privados, de modo, que la verificación de esta situación, traerá consigo dos efectos principales: la satisfacción del interés del acreedor y la liberación del deudor del vínculo obligatorio. Siendo así, cualquier defecto en la conducta del deudor respecto del programa previsto, podrá ser calificado como incumplimiento, de manera que el acreedor, frente a esta situación lesiva a sus intereses, podrá actuar los remedios contractuales a su favor, a fin de hacer valer su derecho. Desde el punto de vista del acreedor el cumplimiento o pago le resulta de suma importancia dado que le permite la satisfacción de su interés, por otro lado, desde el punto de vista del deudor el pago constituye un acto que le permite la liberación del vínculo obligatorio. Funcionalmente, por tanto, el pago opera como un instrumento de composición entre las diversas exigencias de estos intereses: por un lado, el interés del deudor para obtener la liberación y por el otro, la satisfacción del interés del acreedor. Miembro del Taller de Derecho Civil José León Barandiarán. Asistente de Docencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 1 “Es oportuno indicar que el significado de los vocablos “cumplimiento” y “pago”, en ausencia de indicaciones legales, se refiere a la plena actuación de la relación: es decir, a la realización del resultado, esperado por el acreedor y deducido en la obligación, a través del comportamiento, a tal propósito instrumental, puesto en marcha por el deudor”: BRECCIA, Umberto. “Le obbligazioni”. En: Trattato di Diritto Privato. A cura de Giovanni Iudica y Paolo Zatti, Milano: Giuffrè. 1991, p. 681. 2 Sobre el funcionamiento y la estructura de la obligación, resulta imprescindible la consulta: GAMBINO, Francesco. “L’obbligazione nel conflitto tra principi generali”. En: Rivista di diritto civile, anno LVIII, N. 1, Gennaio-Febbraio, Cedam-Casa editrice dott. Antonio Milani, Padova, 2014, pp. 305-356; SIRENA, Pietro. “Obbligazione (in generale)”. En: Il Diritto. Enciclopedia Giuridica Del Sole 24 Ore, diretta da Prof. Avv. Salvatore Patti. Volume 10. Prima edizione, dicembre 2007, pp. 157-168 (∗) Para que un acto de atribución patrimonial sea considerado pago es menester que la misma se justifique en una obligación previa, de modo que permita sustentar el acto de prestación realizado por el deudor. La calificación de pago exige, no solo la voluntad de llevar a cabo un acto de cumplimiento, sino que la misma encuentre su fundamento en la existencia de una obligación previa. En atención a ello, no existe pago cuando el acto de desplazamiento patrimonial realizado por un sujeto a favor de otro, que importe el enriquecimiento de este último, no se justifique en un título, ya sea porque no existió o devino en inexistente. En consecuencia, el sujeto beneficiario de este acto de desplazamiento patrimonial, será obligado a restituir lo entregado, en aras del principio en virtud del cual, una persona no puede enriquecerse a costa de otra. En efecto, si el “pago” realizado por el deudor no tiene razón jurídica que la sustente, el beneficiario debe restituir lo entregado. Las páginas que siguen, constituye un análisis en torno a este instituto jurídico, que tiene una relevancia practica esencial dentro de las sociedades. I. EL PAGO INDEBIDO El pago indebido viene a ser una hipótesis en virtud del cual, el cumplimiento de la obligación no ha sido realizada de manera debida, de modo que el sujeto que recibió el pago indebido, llamado accipiens, se encuentra obligado a restituir3 lo entregado a favor del solvens, quien ha sufrido una perdida en su esfera patrimonial4. En efecto, “quién recibe un pago no debido es obligado a la restitución. Esta obligación tiene su fuente en la ley. El pago indebido representa entonces una de las hipótesis idóneas para producir la obligación de conformidad con el ordenamiento jurídico5”. El pago indebido es la ejecución de una prestación no debida. El pago indebido se distingue en objetivo y subjetivo. El primero se presenta cuando el deudor realiza la prestación en base a un título inexistente o ineficaz, por el contrario el segundo se presenta cuando el deudor realiza la De ahí que se haya dicho que el pago indebido constituye una fuente de obligaciones, en este caso de una obligación restitutoria: “Pago indebido es una fuente de las obligaciones a cargo de quien ha recibido la prestación, precisamente de la obligación de restituir. La acción dirigida a obtener la restitución se llama acción de repetición y corresponde a la persona que ha pagado, tiene naturaleza de acción personal”: RESCIGNO, Pietro. Manuale dei diritto privato italiano. 9º ed., Napoles: Jovene, 1990, p. 742; “El pago indebido constituye una fuente heterónoma de relaciones obligatorias. Es decir, es un caso donde la relación obligatoria no se constituye por voluntad de los sujetos sino de manera impuesta (o forzosa) por el Estado. En concreto, se trata de un supuesto de hecho legalmente tipificado”: BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Si algo tiene la posibilidad de salir mal, saldrá mal: algunas consideraciones sobre la regulación del pago indebido en el Código Civil peruano”. En: Ius et veritas, Año 16, Nº 33, 2006, pp. 78-90. 4 Sobre el fundamento del pago indebido se ha dicho: “Aunque caracterizado por sus propios presupuestos, en presencia de los cuales es superfluo comprobar en qué medida el acreedor había obtenido un beneficio de la prestación, el pago indebido entra en la noción de enriquecimiento injustificado y su fundamento debe buscarse en la misma exigencia de restablecer el orden jurídico turbado por las vicisitudes que no están destinados a realizar intereses merecedores de tutela”: BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 792 5 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità, 1a. ed., Giuffrè, 1994, p. 791 3 prestación frente a un sujeto en la errónea creencia de ser su deudor. En este último supuesto el solvens viene a ser una persona distinta del deudor, quien es titular de la relación obligatoria. Las prestaciones consistentes en actos jurídicos no son susceptibles de repetición pero son valoradas sobre el plano de la validez. Por ejemplo, un contrato definitivo estipulado en ejecución de un contrato preparatorio nulo, no es susceptible de repetición, pero podrá ser anulado por error de derecho, siempre que se trate de un error esencial y conocible6. II. PAGO INDEBIDO Y DIFERENCIAS CON OTRAS FIGURAS: Debemos precisar que la responsabilidad civil constituye un fenómeno distinto al pago indebido: “Tal fattispecie (pago indebido) es típicamente distinta respecto del hecho ilícito en cuanto también el pago indebido da lugar a una lesión de un interés jurídicamente protegido, pero aquí la lesión es causada por el mismo dañado7”. En efecto, la responsabilidad civil viene a ser un fenómeno en virtud del cual se busca trasladar los costos económicos de un sujeto a otro como consecuencia de la ocasión de un daño. Este fenómeno requiere de determinados elementos para su procedencia como: i) El daño, ii) Imputabilidad c) Criterios de imputación y d) Relación de causalidad. En atención a ello, la responsabilidad civil requiere de estos elementos configurativos a fin de trasladar los costos económicos de un sujeto a otro. Sin estos elementos no es posible realizar dicho traslado. Por el contrario, el pago indebido, no requiere ninguno de estos elementos para su procedencia, sino otros que luego pasaremos a detallar. Asimismo debemos distinguir el enriquecimiento8 sin causa del pago indebido: “El Código ha distinguido el pago indebido también respecto de la acción general de enriquecimiento. Esto se explica, ya que la acción de enriquecimiento sin causa ha sido introducida por el legislador con carácter general y subsidiario junto a las específicas figuras de enriquecimiento sin causa. El pago indebido ha quedado precisamente como una particular hipótesis de enriquecimiento injustificado, caracterizada por la ejecución de una prestación no debida y del derecho de repetición respecto del destinatario del pago9”. III. PAGO INDEBIDO OBJETIVO: El pago indebido objetivo se presenta cuando el solvens cumple una obligación inexistente, porque, ya sea porque el título no existe, es nulo o ineficaz. A diferencia del pago indebido subjetivo, en el pago indebido objetivo no se requiere el error del cumplidor. BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 795 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p.791 8 En nuestra doctrina, recientemente se ha escrito sobre el enriquecimiento sin causa: FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón. “Tutela y remedios: La indemnización entre la tutela resarcitoria y el enriquecimiento sin causa”. En: Reflexiones en torno al Derecho civil. A los treinta años del Código, Editorial Ius et Veritas, Lima, 2015, pp. 385-404. 9 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p.792 6 7 Siguiendo a Bianca, podemos señalar que “el hecho hipotético del pago indebido objetivo se identifica con el pago “no debido”. Elementos de tal hecho son: 1) El pago y 2) La falta de título10”: 1. EL PAGO: El primer elemento que configura la repetición del indebido es el pago que viene a ser cualquier acto de prestación que realiza el solvens a favor del accipiens, de modo que se le deba entender en sentido amplio, comprensivo cualquier acto prestación11, ya sea de una obligación de dar, de hacer y de no hacer12. Sobre el particular el artículo 1286 señala lo siguiente: “El que por error de hecho o de derecho entrega a otro algún bien o cantidad en pago, puede exigir la restitución de quien la recibió” Si bien el precepto citado señala taxativamente que la entrega de algún bien o cantidad de dinero configura el hecho hipotético del pago indebido, nosotros creemos que la disposición normativa no debe ser interpretada taxativamente, pues se deformaría la institución del pago indebido, no permitiéndole cumplir su función. En efecto, la disposición mencionada debe ser entendida no de forma restringida, sino de forma amplia, comprensiva de cualquier acto de prestación. En atención a ello el artículo 1276, señala que: “Las reglas de este capítulo se aplican, en cuanto sean pertinentes, a las obligaciones de hacer en las que no proceda restituir la prestación y a las obligaciones de no hacer. En tales casos, quien acepta el pago indebido de buena fe, sólo está obligado a indemnizar aquello en que se hubiese beneficiado, si procede de mala fe, queda obligado a restituir el íntegro del valor de la prestación, más la correspondiente indemnización de daños y perjuicios” BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 793 Sobre el particular, Gallo anota que la doctrina moderna entiende el instituto del pago indebido en línea de principio aplicable a cualquier acto de prestación no debida. GALLO, Paolo . Arricchimento senza causa e quasi contratti. Le fonti delle obbligazioni 2, Utet giuridica, seconda edizione, 2008, p. 134 12 “La ley disciplina de forma exclusiva las prestaciones no debidas efectuadas sovendi causa: no hay pero alguna duda que la disciplina del pago de lo que no se debe puede referirse también al reintegro de prestaciones efectuadas con propósitos diversos de la sovendi causa. Por ejemplo a los fines de concluir un contrato de mutuo, de depósito, de comodato, de donación, o similares. El pago de lo que no se debe podría consistir también en una declaración negocial o en un negocio concluido en base a una obligación jurídica insubsistente. Supongamos por ejemplo un contrato definitivo concluido sobre la base de un contrato preliminar invalidado. Nos podríamos preguntar si en virtud de la conexión negocial, la nulidad del contrato preliminar se extienda al contrato definitivo, o por el contrario, la autonomía de la causa del contrato definitivo le haga inmune respecto de los vicios que afectan al contrato preliminar. En esta segunda hipótesis la eliminación del contrato solo va a pasar sobre la base de una retractación. Donde el pago de lo que no se debe consista en la asunción de una obligación, la restitución será en la dirección opuesta y consistirá en la liberación de una obligación asumida. Se piensa todavía en la ejecución de una eventual prestación testamentaria en realidad invalidada”: GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., pp.130-131 10 11 En ese sentido, nuestro Código reconoce que el pago indebido no solo se presenta en las obligaciones de dar, sino también en las obligaciones de hacer y de no hacer, de modo que las normas reguladas a las obligaciones de dar se aplican a las demás en cuanto sean pertinentes. Es por ello que “el pago (que origina la obligación de restitución) no solo es la entrega del dinero sino, en general, cualquier entrega de bienes que se realiza sin efectos de pago. También la transferencia electrónica de fondos causado por un defecto o por una manipulación técnica constituye una prestación sujeta a repetición13” En ese mismo sentido el maestro José León Barandarian señala que: “El término pago debe entenderse en sentido amplio, como comprensivo de cualquier prestación. No creemos que sea obstáculo a lo anterior, la circunstancia de que el precepto habla del caso de que se “entregase a otro alguna cosa o cantidad”. El precepto sólo ve el más común; pero no hay razón para interpretar la regla strictu senso. Así lo impone el sentido racional de la institución. No vemos razón para una interpretación restrictiva como a veces se ha propugnado. Si el pago efectuado por el solvens recae en una obligación de hacer y de no hacer, como la restitución no puede funcionar, entonces, se deberá indemnizar en función del valor económico del servicio prestado, o de la abstención, más el daño ocasionado, si ha procedido de mala fe14” Ahora bien, respecto de las obligaciones de hacer, no cabe duda que la repetición, en muchas oportunidades, no podría proceder in natura, sino por equivalente, la misma que será valorada en función del valor económico que presenta. En efecto, “la repetición de una prestación de hacer se traduce en el pago de una indemnización medida al valor económico del servicio, y este mismo criterio es adoptado generalmente para cuantificar las pretensiones de injustificado enriquecimiento derivado de actividades ajenas. Una más segura delimitación del ámbito de lo indebido es aquella que la recomprende a las solas prestaciones materiales excluyendo a los actos jurídicos15” 2. LA FALTA DE TÍTULO La obligación requiere de un fundamento o título que le sirva de base para justificar el desplazamiento patrimonial de un sujeto a favor de otro, de modo que ante la ausencia de este elemento nos encontraríamos frente a un supuesto de pago indebido. Justamente si la obligación se sustenta en un título inexistente, nulo o ineficaz, hablamos de pago indebido, por ende, el accipiens debe repetir lo pagado indebidamente a favor del solvens. En efecto, la falta de título se presenta en los siguientes casos16: BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 794 LEÓN BARANDIARÁN, José. Tratado de Derecho civil peruano. Las obligaciones. Tomo III, V. I, WG editor, Lima, 1992, p. 50 15 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 794 16 BIANCA, Massimo. Diritto Civile 4. L’obbligazione, Op. Cit., p. 794 13 14 a) Inexistencia de la fuente del débito. Un ejemplo de título inexistente se presenta cuando, el deudor paga al acreedor una suma de dinero mayor a la debida, de modo que si, por ejemplo, A paga a B 300, cuando solamente le debía 100, el pago indebido se presenta respecto de lo pagado excesivamente, esto es, de 200. Asimismo, la falta de título se presenta cuando un deudor paga una deuda tributaria a la cual nunca estuvo obligado. b) Extinción de la relación obligatoria. En este supuesto el deudor ejecuta una prestación que ya ha sido previamente pagada por un sujeto legitimado (auxiliar, sustituto o representante), de modo que el deudor realiza un doble pago. c) No legitimidad del destinatario de la prestación: Hipótesis particular del pago ex latere accipientis, que se presenta cuando, por ejemplo, el arrendatario paga la renta a un dependiente del arrendador creyendo que se encontraba autorizado a recibirlo. d) Nulidad, anulabilidad o resolución del título negocial. Un ejemplo de falta de título se presenta cuando se paga una determinada suma de dinero en ejecución de un contrato nulo. En efecto, el título o negocio que sustenta la obligación, debe ser válido al momento de su celebración, es decir, no debe estar incurso en alguna de las causales de nulidad establecidas en el artículo 21917 del Código Civil, ello obedece a la lógica y la coherencia, pues la nulidad determina la no producción de efectos jurídicos de un negocio, tanto obligacionales como reales, de tal forma que si el título es nulo, este no produciría ninguna obligación consecuentemente no habría razón para el cumplimiento, hipótesis que permite configurar el pago indebido. En estas hipótesis, nace el derecho de repetición a favor del solvens, de modo que el accipiens debe restituir lo entregado indebidamente. Así pues “en estos casos, las partes tienen el derecho de repetir la prestación ejecutada, se haya o no realizado el efecto traslativo. Si la prestación tiene por objeto la enajenación de una cosa determinada, la nulidad o la sucesiva ineficacia del título comportan la conservación o la readquisición de la propiedad para el transferente, quien puede valerse de la acción del indebido o, alternativamente recuperar la posesión del bien valiéndose de la reivindicación18”. IV. PAGO INDEBIDO SUBJETIVO Código Civil peruano. Artículo 219.- El acto jurídico es nulo: 1.- Cuando falta la manifestación de voluntad del agente. 2.- Cuando se haya practicado por persona absolutamente incapaz, salvo lo dispuesto en el artículo 1358. 3.- Cuando su objeto es física o jurídicamente imposible o cuando sea indeterminable. 4.- Cuando su fin sea ilícito. 5.- Cuando adolezca de simulación absoluta. 6.- Cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad. 7.- Cuando la ley lo declara nulo. 8.- En el caso del artículo V del Título Preliminar, salvo que la ley establezca sanción diversa. 18 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., pp. 795-796 17 El pago indebido subjetivo viene a ser un acto de desplazamiento patrimonial de un sujeto a favor de otro con base en un error del solvens, dado que éste cumple una obligación creyéndose deudor, cuando en realidad no lo es. En efecto “puede acaecer que una persona pague la deuda de otra creyéndose erróneamente deudor. En tal caso, el pago es indebido porque, faltando la voluntad de cumplir la deuda de otro, este no puede constituir causa justificante del pago. En consecuencia es admitida la repetición19”. En este supuesto, el error del solvens adquiere una importancia determinante ya que ella permite sustentar la restitución de lo pagado indebidamente. Sobre el particular Massimo Bianca, anota que “en la figura del pago indebido subjetivo – a diferencia del pago indebido objetivo - el error del cumplidor asume una importancia determinante. Esto se explica, en cuanto el acreedor recibe lo que se le debe, y por máxima es indiferente que la prestación sea realizada por el deudor o por un tercero. En efecto, los terceros son legitimados para cumplir las deudas de otros. El tercero que cumple actúa el derecho del acreedor y no se le puede entonces reconocer ni una pretensión, ni un interés apreciable a la restitución. El error es ahora el elemento mínimo que consiente de reconocer al tercero cumplidor un interés apreciable para recuperar lo que ha entregado20”. Dentro del pago indebido subjetivo, podemos reconocer dos variantes que resultan de suma importancia conocer a fin de un buen entendimiento del tema. El pago indebido ex latere solventis es una variante del pago subjetivo y se presenta cuando un tercero efectúa el pago, pero con base en un error, pues lo realiza en la creencia de ser titular de la posición debitoria. En este supuesto, la obligación existe y presenta a sus titulares de las posiciones de crédito y débito, no obstante el sujeto que efectúa el pago es un tercero ajeno a estas posiciones. En atención a ello, el accipiens debe restituir lo pagado indebidamente por el tercero. Ahora bien, se debe distinguir el pago realizado por un tercero (cumplimiento del tercero), que apareja la subrogación21 del pago indebido ex latere solventis22. Debemos comenzar señalando TRIMARCHI, Pietro. Istituzioni di diritto privato. 12a. ed., Giuffrè Editore, Milano, 1998, p. 384 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 804 21 “El cumplimiento del tercero es un instrumento jurídico de realización del crédito, pero no de la actuación del débito y tal afirmación se apoya en la evidente constatación de que no siempre la prestación del tercero conduce a la liberación del deudor, ya que podría intervenir el instituto de la subrogación, por voluntad del acreedor o por efecto de la ley, sino también por la ulterior circunstancia que, donde no opera la subrogación y el deudor ha sido liberado del vínculo, la extinción de la obligación no es efecto directo del cumplimiento del tercero, como lo sería, en cambio, el cumplimiento verdadero y propio, sino como consecuencia de la ruptura del nexo imprescindible de correlación entre crédito y débito”: PIRAINO, Fabrizio. “L’adempimento del terzo e l’oggetto dell’obbligazione”. En: Rivista di diritto civile, Anno LVII, N. 3, Maggio-Giugnio, Cedam-Casa editrice dott. Antonio Milani, Padova, 2011, p. 309. 22 Sobre el pago del tercero, ha escrito magistralmente el jurista Rosario Nicolò: “El cumplimiento del tercero despliega una función distinta respecto a los dos términos de la relación obligatoria, dado que frente al derecho del acreedor, tiene plena eficacia satisfactiva, y no en el sentido de una simple satisfacción económica, sino en el sentido de una realización integral del derecho del acreedor. En cambio, respecto de la obligación, el cumplimiento del tercero es inidóneo para realizar el contenido de la obligación. Por regla, mediante la intervención solutoria del tercero se verifica la extinción de la obligación, pero es una mera consecuencia de la realización de tal derecho, y se justifica en la función garantista que la obligación del deudor tiene respecto de la expectativa de satisfacción del crédito. El hecho de que el cumplimiento del tercero no actúa el contenido de la obligación del deudor, constituye la justificación dogmática de la posibilidad que, seguidamente de la prestación del tercero, a pesar de haberse 19 20 que en los dos supuestos existe una intromisión por parte de un tercero, ajeno al deudor, en la relación obligatoria, que realiza el acto de atribución patrimonial a favor del acreedor, es decir, la prestación debida. En el primero, el tercero efectúa el pago en la medida que es consciente de pagar una deuda que es ajena a su esfera jurídica, subrogándose en la posición del accipiens a fin de hacer valer su derecho frente al solvens. Este supuesto específico parte del principio en virtud del cual, cualquier tercero se encuentra legitimado para cumplir el pago23, en la medida que no haya oposición del acreedor o la deuda sea personalísima, de modo que si el acreedor recibe una prestación que es idéntica a la obligación constituida con su deudor, y esta prestación es realizada por un tercero, el pago es conforme y plenamente eficaz frente al acreedor. Ahora bien, se debe tener en cuenta que no todo pago del tercero apareja la subrogación, sino que también puede constituir un supuesto de pago indebido, que se presenta cuando el tercero realiza la prestación creyéndose deudor, cuando en realidad no lo es, situación que permite configurar el pago indebido. En el segundo24, el tercero efectúa el pago en la errónea creencia de estar obligado, de ahí que se considera que este pago, pese a ser idóneo para satisfacer el interés del acreedor, no es debido, por ende, el accipiens debe restituir lo pagado indebidamente a favor del solvens. Existe una discordancia en el lado pasivo de la relación obligatoria, pues la prestación se realiza por un sujeto que no es el deudor, o que no estaba legitimado para cumplir el pago. Coincidimos con Moscati, cuando señala “lo que realmente caracteriza al cumplimiento por tercero, haciendo de él una figura autónoma al pago indebido ex persona debitoris, es la necesidad de una referencia expresa o tácita por parte del solvens a la relación existente entre el accipiens y el verdadero deudor. Evidentemente: no basta con que la prestación del tercero coincida con la prestación debida, ni basta con la voluntad del solvens de cumplir una atribución patrimonial en favor del acreedor, ambos elementos están ya en el pago indebido ex persona debitoris (…) es necesario además que el pago sea referido en cualquier forma a la obligación preexistente o, al menos, a la persona del verdadero deudor (…) Cuando el tercero cumple la prestación por creer ser el verdadero deudor, desde el momento que creyendo cumplir una obligación propia (que no existe), lo que en realidad hace es pagar algo indebido. Por realizado el crédito, la obligación del verdadero deudor puede subsistir frente a un sujeto distinto (tercero subrogado)”: NICOLÒ, Rosario. L’adempimento dell’Obbligo Altrui, Op. Cit., p. 103 23 Artículo 1222.- Puede hacer el pago cualquier persona, tenga o no interés en el cumplimiento de la obligación, sea con el asentimiento del deudor o sin él, salvo que el pacto o su naturaleza lo impidan. Quien paga sin asentimiento del deudor, sólo puede exigir la restitución de aquello en que le hubiese sido útil el pago. 24 “Si el tercero cumple la obligación de otro en la errónea creencia de estar obligado, no hay duda que le corresponderá el derecho a la repetición del pago indebido. La coincidencia puramente material entre la deuda que el tercero considera cumplir y el que efectivamente subsiste entre los sujetos diversos, no puede excluir al acreedor de la obligación de restitución de lo que ha recibido indebidamente”: NICOLÒ, Rosario. L’adempimento dell’Obbligo Altrui, Op. Cit., p. 28; consiguiente, la aproximación entre las dos figuras no va más allá del hecho, meramente descriptivo, de la ejecución de una prestación a cargo del sujeto distinto al verdadero deudor25” El pago indebido ex latere accipientis es una variante del pago subjetivo que se presenta cuando el deudor paga a un sujeto que no es su acreedor. Al igual que el supuesto anterior, aquí la discordancia se presenta en el lado activo de la relación obligatoria, pues la prestación se dirige a un sujeto que no era el acreedor o que no estaba legitimado para recibir el pago. Se debe distinguir el pago realizado a favor de un sujeto no legitimado (tercero) que extingue la obligación, del pago indebido ex latere accipientis. En estos supuestos el pago se realiza a favor de un sujeto no legitimado, de modo que la prestación se realiza a favor de un sujeto que no es el acreedor o que no se encontraba legitimado para recibir el pago. En el primer supuesto, el pago se realiza a favor de un sujeto que no se encontraba legitimado para recibir el pago, pero en virtud de circunstancias posteriores o coetáneas al mismo, la obligación se extingue con efecto liberatorio para el deudor. Esta situación se presenta, cuando el verdadero acreedor se aprovecha del pago realizado a favor del tercero o lo ratifica26, de modo que el efecto liberatorio a favor del deudor, no se verificará directamente con la realización del pago, sino que se encontrará subordinado a estos requisitos. Mediante el aprovechamiento, el acreedor obtiene una ventaja equivalente a la que hubiera obtenido con la realización exacta del pago. Mediante la ratificación, el acreedor autoriza el pago realizado a favor del tercero, de modo que se encuentra conforme con el pago, pese a que no se realizó a su favor. En estos supuestos, el acreedor encuentra satisfecho su interés, pues él mismo señala que la prestación efectuada es conforme al programa obligatorio En el segundo supuesto, el pago se realiza a favor de un tercero, y el acreedor no se aprovecha ni ratifica este pago, de modo que el tercero debe restituir lo pagado indebidamente a favor del deudor. En este supuesto “el solvens cumple con su deber solamente en apariencia: aun cuando él sea el verdadero deudor, de forma que exista un causa solvendi válida, la prestación ejecutada no es conforme, desde el punto de vista del destinatario, al contenido de la obligación, con lo cual no puede tener lugar el efecto típico de la solutio, es decir: la extinción de la relación obligatoria27”. 1. EXISTENCIA DE UN CRÉDITO: En el pago indebido subjetivo, para que proceda la restitución de lo entregado a favor del solvens se requiere que, en cabeza del accipiens, realmente exista un crédito, o la MOSCATI, Enrico. “Pago indebido subjetivo y mecánica de la relación obligatoria”. Traducción de Tomas de Zumalcarregui y Martín Córdova. En: Revista Critica de Derecho Inmobiliario, Año LVI, Nov-Dic, N°541: Madrid, 1980, pp.1371-1374. 26 Artículo 1224.- Sólo es válido el pago que se efectúe al acreedor o al designado por el juez, por la ley o por el propio acreedor, salvo que, hecho a persona no autorizada, el acreedor lo ratifique o se aproveche de él. 27 MOSCATI, Enrico. “Pago indebido subjetivo y mecánica de la relación obligatoria”. Traducción de Tomas de Zumalcarregui y Martín Córdova. En: Revista Critica de Derecho Inmobiliario, Año LVI, Nov-Dic, N°541: Madrid, 1980, pp.1381. 25 apariencia de la titularidad de un crédito, pues solo así se justifica un deber de restitución a favor del solvens. 2. ERROR DEL SOLVENS: El pago indebido subjetivo se caracteriza esencialmente porque el solvens actúa en virtud de un error (ya sea de hecho o de derecho) al momento de cumplir una deuda que en la realidad no le es imputable. En efecto, en este supuesto el solvens procede de buena fe, con base en un comportamiento voluntario y lícito, creyéndose deudor, cuando en realidad no lo es. Si el solvens actúa conociendo que no era titular de la posición debitora, la repetición de lo indebido deviene en improcedente, pues el pago se efectuó en virtud de otras circunstancias (acto de liberalidad, deber de conciencia, encubrir una obligación distinta), que desvirtúan la buena fe del solvens, de tal modo que el ordenamiento jurídico reacciona negándole recuperar lo pagado indebidamente28. En caso de que el cumplidor hubiese obrado en la duda sobre la existencia de la obligación, se admite la repetición de lo indebido. Asimismo, debemos tener en cuenta que no cualquier error da lugar a la repetición de loa pagado indebidamente, dado que se necesita que constituya un error excusable. En efecto “este requisito de la excusabilidad, recibido por la antigua legislación, introduce a cargo de quién pago, una carga de la ordinaria diligencia con el fin de realizar una evaluación preventiva de la su propia posición deudora. La falta de cumplimiento de tal carga deviene en relevante en la comparación normativa de dos intereses, ambos merecedores de tutela: el interés de quién pago a la restitución de la prestación no debida y el interés del accipiens a la conservación de la prestación esperada. El interés del acreedor prevalece frente al error inexcusable de quién pago, independientemente de su reconocimiento y con independencia de eventuales reservas29”. Por otro lado, en cuanto al accipiens en el pago indebido subjetivo resulta indiferente si ha actuado con error o no, pues independientemente de ello, no se podría justificar un enriquemiento del accipiens en detrimiento del solvens. En ese sentido, se entiende que las condiciones subjetivas del accipiens no permiten excluir su obligación de restitución. No obstante se debe tener en cuenta que: “A menudo la tradición ha identificado la ausencia de error con la causa donandi y el sentido de esta equiparación seria el siguiente: quien paga con la conciencia de que la prestación no se debe, realizaría, ni más ni menos, una desplazamiento a título gratuito. En realidad un análisis más profundo de la cuestión puede evidenciar que la ausencia del error no se identifica necesariamente con la causa donandi. Se puede pagar para evitar la aplicación de sanciones; o porque uno está constreñido a hacerlo por una sentencia provisoriamente ejecutiva injusta, o por el efecto del temor causado por amenazas, o porque se pretende cumplir una obligación natural; o porque se cumple de hecho el contrato nulo (piénsese especialmente en una relación laboral), con miras a obtener la contraprestación. Se considera que, también en los casos en los cuales subsiste el espíritu de liberalidad, esto no es suficiente para hacer válida la atribución, porque para tal fin es necesaria la aceptación del donatario y el respeto de las formalidades prescritas”: GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 134 29 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 805 28 La buena o mala fe del accipiens solo será importante para determinar la extensión de su obligación de restituir la cosa que se la ha entregado indebidamente30. V. LA OBLIGACIÓN DE RESTITUCIÓN31 El pago indebido junto al enriquecimiento sin causa, se encuentran inmersos dentro de una categoría más general de los remedios restitutorios32. Al respecto se observa, que mientras en los países del common law la doctrina ha organizado los tradicionales remedios cuasi contractuales en el ámbito de una teoría unitaria de la restitución33, cuya base es el principio que prohíbe enriquecerse sin justa causa a costa de otro, en los ordenamiento jurídicos continentales, como el italiano y el nuestro, se pueden registrar dos posiciones sobre el particular: Por una parte, cierta doctrina ha calificado la prohibición de enriquecerse sin justa causa en los términos de un principio general del cual, la disciplina del pago indebido sería una aplicación específica (teoría monista), por el otro lado, una posición contraria sostiene que no se puede proceder a una reconstrucción unitaria porque las dos disciplinas, tanto del pago indebido como del enriquecimiento sin causa, no son perfectamente coincidentes (teoría dualista). La teoría monista ha sido acogida por la doctrina tedesca, la que define al pago indebido como una aplicación específica del enriquecimiento sin causa34, siendo éste un tipo que pertenece a un género llamado enriquecimiento sin causa. Por otro lado, tenemos a la teoría dualista que ha sido acogida por gran parte de la doctrina italiana y la nuestra, que entiende que el pago indebido no podría constituir un tipo de enriquecimiento sin causa, dado que las dos figuras presentan caracteres diversos, que la hacen autónoma una de la otra. La característica más relevante del pago indebido que la hace imposible constituirse en un tipo de enriquecimiento sin causa es la subsidariedad, de modo que la primera solo encuentra aplicación en defecto de los otros remedios alternativos. BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 676 Para una observación de carácter general sobre la tutela restitutoria, puede leerse: DI MAJO, Adolfo. La tutela civile dei diritti, Quarta edizione, Giuffrè, Milano, 2003, p. 319 y ss. 32 “En realidad la categoría de los remedios restitutorios en sentido estricto, debe estar convencionalmente limitado solo a los remedios cuasicontractuales tradicionales, vale decir, al enriquecimiento sin causa, al pago indebido y la gestión de negocios ajenos. Como se sabe, se trata de remedios que han evolucionado gradualmente en el curso de la historia a partir del derecho romano hasta nuestros días. La repetición del pago indebido nace como un remedio para superar la abstracción de los modos de transferencia de propiedad típicos del derecho romano; la gestión de negocios ajenos nace como un remedio para permitir una extensión de los efectos típicos del mandato a hipótesis en las cuales cualquiera hubiese asumido la gestión de otro en situación de emergencia sin previo encargo; el enriquecimiento sin causa, o mejor aún l’actio de in rem verso, nace como un instituto para permitir el recupero de cuánto ha ganado sin causa una persona a costa de otra”. GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 23 33 “Particularmente significativa bajo este perfil es la evolución que se ha verificado en los países del Common law, donde la doctrina ha sido capaz de organizar unitariamente la variedad de remedios cuasicontractuales tradicionales (quasi-contracts), precisamente en vista de una edificación de un teoría general de la restitución. En esa perspectiva, el principio general que prohíbe enriquecerse a costa de otra persona, bien puede constituir el fundamento sobre el cual edificar la construcción de los remedios restitutorios”. GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 22 34 Sobre el enriquecimiento sin causa en la doctrina tedesca, ha escrito magistralmente: ZIMMERMANN, Reinhard. “Enriquecimiento sin causa: La moderna orientación de los ordenamientos continentales”. En: Estudios de Derecho privado europeo. Traducción al castellano de Antoni Vaquer Aloy. Editorial civitas, Madrid, 2000, pp. 229-271 30 31 Si bien es cierto, que el enriquecimiento sin causa junto al pago indebido presenta similitudes35 que podrían ser reconducibles a un principio general, no obstante, los dos presentan diferencias notables que no se pueden negar, de ahí que merezcan un tratamiento normativo distinto36. La consecuencia que se deriva cuando un sujeto efectúa un pago indebido, es la obligación de restitución37 a cargo del accipiens a favor del solvens, de manera que este último viene a ser el titular del derecho a la repetición. En efecto, “titular del derecho de repetición es quien pagó, es decir, a quien le es imputado el pago. El pago realizado por el representante (o el auxiliar) es imputado exclusivamente al representado. En la hipótesis de pago realizado por un tercero en nombre propio el pago es imputado al autor del acto, y a él le compete el derecho de repetición38”. En lo referente al pago indebido respecto de las obligaciones de dar, debemos distinguir si estos tienen por objeto bienes muebles o inmuebles, dado que la obligación de restitución adquiere diferente configuración y delimitación. La restitución de bienes muebles debe realizarse mediante la entrega del bien, y si el bien estuviera registrado la sola entrega no basta, pues se requiere Sobre el particular, Paolo Gallo distingue el enriquecimiento sin causa del pago indebido en el ordenamiento italiano, pero que por las similitudes que presenta con el nuestro, son plenamente aplicables a nuestro ordenamiento jurídico: “En el ordenamiento italiano, la acción general de enriquecimiento sin causa tiene una limitación importante: ella permite la recuperación de lo que se ha dado sin causa, pero, exclusivamente, dentro de los límites del enriquecimiento efectivo. Para hacer frente a dicha limitación, justamente, la doctrina y jurisprudencia se han puesto en acción para superar la configuración original de la acción para la recuperación del pago de lo que no se debe, y para permitir que ésta se expanda hasta comprender todo el sector de las prestaciones “no debidas” de dar, de hacer, de no hacer. Desde esta perspectiva, el concepto de “pago de lo que no se debe” puede referirse, realmente, al cumplimiento de toda prestación que no es adeudada o debida, ya sea que consista en la entrega de una suma de dinero, o bien en la entrega de una cosa, en la constitución de un derecho o en la ejecución de un hacer”: GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 130 36 “La opinión contraria se basa sobre todo en la opinión de que la disciplina del pago de lo que no se debe, no es perfectamente coincidente con el enriquecimiento sin causa. La acción de repetición de lo indebido, se distingue del enriquecimiento sin causa por la subsidiariedad bajo el perfil de la cuantificación, el pago indebido también se refiere, o a la restitución in natura de la res o del tantundem, y cuando no sea posible, al valor de la prestación efectuada, prescindiendo de consideraciones acerca del enriquecimiento efectivo”: GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 128. 37 Un problema que suele presentarse en los distintos ordenamientos jurídicos es determinar la configuración de los remedios restitutorios, es decir, si la restitución debe ser in natura, o por equivalente (en valor monetario): “La primera contraposición abstractamente configurable en materia de remedios restitutorios es entre restitución in natura (modulo A) y restitución por equivalente (modulo B). En base a la primera solución, en los límites de lo posible, se privilegia siempre la restitución in natura de la eadem res o del tantundem; solo en materia de prestaciones de hacer o, cuando la restitución in natura no sea posible, porque el bien ha sido enajenado a un tercero o consumado, se podrá proceder a la devolución del equivalente monetario en vía residual. Se trata, como se ha notado, de la solución más difundida en Italia, en materia de recuperación de lo que se ha dado sin causa. Obviamente esta no es la única solución posible. En efecto, al extremo opuesto están los países del common law en donde la restitución pasa a ser, en línea de principio, solo para la ejecución del correspondiente del equivalente monetario también en materia de prestación de dar (quantum valebat); salvo una derogación en materia de bienes únicos o de particular valor o valor artístico los cuales pueden ser recuperados en forma específica también en los países del common law. Pero si así están las cosas, el problema que debemos preguntarnos es cuál de estas dos soluciones sea preferible, es decir, si es mejor la solución continental, tradicional, la cual tiende, en los límites de lo posible, siempre a privilegiar la restitución in natura, o si por el contrario, sea preferible la solución angloamericana. Mientras la solución continental mira en primer lugar al recupero del bien, la solución angloamericana tiende en cierto sentido a la convalidación del contrato por el trámite de la ejecución, en el sentido de que si la relación, incluso invalido, ha recibido igualmente ejecución, es en todo caso salvo el derecho de la contraparte al correspectivo”: GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 132-133. 38 BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., pp. 797-798 35 adicionalmente la inscripción del bien a nombre del solvens39. La restitución de bienes inmuebles transferidos en propiedad requiere un acto escrito de retransferencia susceptible de inscripción. En vía judicial tal resultado puede ser obtenido pidiendo una sentencia de ejecución en forma específica, productiva del efecto traslativo. Ahora bien, en el pago indebido resulta relevante distinguir si el accipiens ha procedido de buena o mala fe, es decir, si ha procedido ignorando o conociendo el carácter indebido de la atribución patrimonial que se realizó a su favor, dado que la obligación de restitución adquiere diferente contenido y alcance. 1. SI EL ACCIPIENS PROCEDE DE BUENA FE40 A fin de configurar el alcance del deber de restitución a cargo del accipiens, resulta imprescindible analizar las condiciones subjetivas de su actuación frente al pago, dado que si es de buena fe, el alcance del deber de restitución será más limitado. En efecto, el accipiens que procede de buena fe “debe restituir los intereses o frutos percibidos y responde de la pérdida o deterioro del bien en cuanto por ellos se hubiese enriquecido” (Artículo 1271 del CC). La buena fe del accipiens consiste en la ignorancia del error inexcusable en el pago efectuado del solvens, de modo que el primero debe restituir lo pagado indebidamente frente al segundo, pero solo dentro de ciertos límites que establece la ley. Siendo así, el accipiens que procede de buena fe se encuentra obligado no solo a restituir lo pagado indebidamente (bien), sino también el pago de intereses o frutos, e incluso el valor del bien en determinados casos. En efecto, si el objeto del pago indebido consiste en un capital (dinero), el accipiens se encuentra obligado a restituir el capital más los intereses legales compensatorios41 a favor del solvens, desde la fecha de entrega del pago no debido. Si el accipiens de buena fe no hubiera percibido los intereses, no obstante ello, debe restituir los intereses que hubiese percibido utilizando la diligencia ordinaria. Por otro lado, si el objeto del pago indebido son bienes distintos al dinero, pero son fructíferos, el accipiens debe restituir solo los frutos efectivamente percibidos, y no los dejados de percibir42. Los frutos vienen a ser los provechos renovables que produce un bien sin que se altere ni disminuya sus sustanciar (art. 890). Esta hipótesis se distingue claramente de la posesión ilegitima de buena fe, donde el poseedor hace suyo todos los frutos. 39 “La restitución de los bienes muebles se realiza mediante la entrega. Tratándose de bienes muebles registrados o títulos de créditos la entrega debe acompañarse con el cumplimiento de los actos formales necesarios para llevar a cabo las cargas de publicidad y para obtener la legitimidad cartular”: BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., pp. 799 40 BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Apuntes sobre algunos artículos del pago indebido en el Código Civil peruano”. En: Libro homenaje a Felipe Osterling. Editorial Palestra, pp. 519-539. 41 Si bien la norma expresamente no señala que se deban los intereses compensatorios, no obstante, no cabe duda que se trata de los mismos, pues los intereses moratorios buscan resarcir el daño causado por la demora en la ejecución del pago. 42 Concordamos con el profesor Fernández, cuando señala que los intereses deben ser distinguidos de los frutos: FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón. “Naturaleza jurídica de los intereses. Punto de conexión entre Derecho y Economía”. En: Derecho, Revista de Derecho de la PUCP, N° 45: Lima, 1991. pp. 177 - 213. La pérdida del bien por cualquier causa, importa para el accipiens la exclusión de su deber de restitución in natura sobre el mismo, aun si la pérdida se produce por una causa no imputable a su persona, precepto que se justifica en la actuación honesta del accipiens, puesto que ha procedido de buena fe. No obstante, dado que para el solvens la destrucción del bien importa una pérdida en su patrimonio, el ordenamiento lo faculta para que se dirija contra el accipiens, a fin de recuperar parte del patrimonio perdido. En efecto, el solvens solo podrá solicitar una indemnización respecto del enriquecimiento que haya obtenido el accipiens como consecuencia de la destrucción del bien, lo que ocurre, cuando, por ejemplo, por la pérdida o deterioro del bien ha recibido una indemnización (un tercero ocasiono la perdida y el solvens ha indemnizado al solvens). Este supuesto solo se aplica cuando el accipiens procede de buena fe y, como consecuencia del pago, conserva su derecho como tal, sin ninguna limitación a su eficacia o garantías, situación adversa que se podría presentar al accipiens si inutiliza el título, cancela las garantías de su crédito, o deja de prescribir la acción contra su deudor. En efecto, en estos últimos supuestos accipiens se encuentra exonerado de restituir lo pago indebidamente. El Artículo 1268 del Código Civil peruano señala los hechos en virtud de los cuales no procede la repetición: “Queda exento de la obligación de restituir quien, creyendo de buena fe que el pago se hacía por cuenta de un crédito legítimo y subsistente, hubiese inutilizado el título, limitado o cancelado las garantías de su derecho o dejado prescribir la acción el verdadero deudor. El que pagó indebidamente sólo podrá dirigirse contra el verdadero deudor” Por regla general, el accipiens se encuentra obligado a restituir lo entregado por el solvens indebidamente, no obstante se encontrara exonerado de restituir lo entregado, si concurren los requisitos arriba mencionados: 1. Existencia de un verdadero crédito, legítimo y subsistente, del accipiens frente a un tercero que viene a ser su deudor. 2. El accipiens cree de buena fe que el solvens paga ese crédito, por considerar que es su deudor, o por estimarlo que pagaba por cuenta o por nombre de su verdadero deudor. 3. El accipiens debe a) inutilizar el título, b) Limitar o cancelar las garantías de su derecho, y c) Dejar de prescribir la acción contra el verdadero deudor. A fin de un buen entendimiento, pasaremos a detallar cada uno de estos supuestos: A. Inutilización el título: En este supuesto, si bien existe una verdadera y propia obligación, el acreedor ya no ostenta los instrumentos o medios de garantía que le permitan satisfacer su crédito, encontrándose en una situación dificultosa para satisfacer su interés. Frente a dicha situación, el ordenamiento, en aras de proteger al accipiens de buena fe, dispone que éste ya no se encuentra obligado a restituir lo pagado indebidamente. La exclusión de su deber de restitución a cargo del accipiens se justifica en su buena fe, dado actuó en la errónea creencia de que era acreedor de lo pagado indebidamente. B. Limitación o cancelación las garantías del crédito. Al igual que el supuesto anterior, existe una verdadera y propia obligación, pero limitada o cancelada en sus garantías, de modo que el accipiens encuentra dificultades para el cobro de su crédito. La limitación o cancelación puede referirse a garantías reales o personales. Frente a esta situación dificultosa del accipiens para satisfacer su interés, el ordenamiento jurídico reaccionar excluyendo su deber de restitución. C. Dejar de prescribir la acción contra el verdadero deudor. En este supuesto, el accipiens ya no podría pretender el cumplimiento de la obligación a su deudor, pues la misma ya está prescrita43, por ende el deudor podría defenderse alegando la prescripción. Frente a esta situación dificultosa en la que ha sido colocado el accipiens, el ordenamiento excluye su deber de restitución a favor del solvens. Como conclusión podemos señalar que, por regla general, si el accipiens procede de buena fe, debe restituir lo pagado indebidamente en la medida que así lo establece la ley. No obstante, excepcionalmente, se excluye la obligación de restituir, si el accipiens de buena fe, priva el título de su crédito, las garantías de la misma o deja lo prescribir, como consecuencia del pago efectuado por el solvens, encontrándose por virtud de esta situación en una posición dificultosa para satisfacer su interés44. Ahora bien, dado que el acccipiens de buena fe, como consecuencia del pago, inutilizó el título, limitó las garantías o dejo de prescribir la deuda, ya no se encontrará obligado a restituir lo pagado indebidamente, y el solvens ya no podrá dirigirse contra el accipiens para el recupero del patrimonio perdido. No obstante, el ordenamiento jurídico, permite que el solvens, quien ha perdido su acción de repetición frente al accipiens, pueda dirigirse contra el verdadero deudor a fin de recuperar lo pagado indebidamente. Cabe recalcar, que no nos encontramos frente a un supuesto de subrogación donde el solvens se sustitutiye en la posición del accipiens para dirigirse contra el deudor, simplemente porque así no lo ha dispuesto nuestro ordenamiento jurídico, ya que la Sobre las obligaciones naturales, consúltese: GAMBINO, Francesco. “La metamorfosi dell’obbligazione naturale”. En: Rivista di diritto civile, anno LX, N. 5, Settembre-Ottobre, Cedam-Casa editrice dott. Antonio Milani, Padova, 2014, pp. 1013-1024; SIRENA, Pietro. “Obbligazione naturale”. En: Il Diritto. Enciclopedia Giuridica Del Sole 24 Ore, diretta da Prof. Avv. Salvatore Patti. Volume 10. Prima edizione, dicembre 2007, pp. 184-190. 44 Todas estas hipótesis de inutilización del crédito, cancelación de garantías o prescripción de la deuda encuentran un único fundamento y es el siguiente: “El fundamento de la exclusión del deber de restitución se encuentra en la difícil situación en que el accipiens-acreedor ha sido colocado para dirigirse contra su verdadero deudor, ya que, como consecuencia del pago, que es considerado legítimo, lleva a cabo actos que determinan la inafectividad de tal crédito: lo ha dejado de prescribir, ha destruido las pruebas (inutilizado el título) o ha cancelado las garantías. Ello no significa, necesariamente, que el crédito del accipiens contra su verdadero deudor se haya extinguido, sino que queda exonerado de la obligación restitutoria”: DIEZ PICAZO, Luis. Las relaciones obligatorias. Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, Volumen II. Ed. Civitas, España, 2007, p. 521-522. 43 subrogación solo nace por ministerio de la ley, o en virtud de la autonomía privada de los privados45. Siendo así, la acción que dirige el solvens contra el verdadero deudor, se fundamenta en el enriquecimiento injustificado que vendría a ganar éste último en la medida que se libera de una deuda, si es que no existiera alguna acción para equilibrar las posiciones patrimoniales que han sido alteradas, tanto del verdadero deudor (que ha sido el beneficiario, pues su patrimonio se ha incrementado, dado que ha sido liberado de una deuda), como del solvens (que ha sido el perjudicado, pues su patrimonio ha disminuido). Justamente la acción del solvens que dirige contra el verdadero, que viene a ser la acción de enriquecimiento sin causa46, permite equilibrar las posiciones alteradas, logrando un equilibrio, de modo que el verdadero deudor debe reembolsar al solvens lo pagado indebidamente47. Por otro lado, puede suceder que el accipiens haya procedido de buena fe y como consecuencia de ello, haya enajenado el bien a un tercero. Sobre el particular, nuestro Código civil señala que: Si quien acepta un pago indebido de buena fe, hubiese enajenado el bien a un tercero que también tuviera buena fe, restituirá el precio o cederá la acción para hacerlo efectivo. Si el bien se hubiese transferido a un tercero a título gratuito, o el tercero, adquirente a título oneroso, hubiese actuado de mala fe, quien paga indebidamente puede exigir la restitución. En estos casos sólo el tercero, adquirente a título gratuito u oneroso, que actuó de mala fe, estará obligado a indemnizar los daños y perjuicios irrogados (Artículo 1272)”. En atención a ello, debemos distinguir los siguientes supuestos: A. ACCIPIENS DE BUENA FE Y ADQUIRENTE A TÌTULO ONEROSO Y DE BUENA FE. Si el accipiens que ha procedido de buena fe enajena el bien a un tercero adquirente de buena fe y a título oneroso, el solvens que efectuó el pago indebido puede exigir la restitución del precio o que el accipiens le ceda la acción para hacerlo efectivo. Por precio entendemos el desembolso que realiza el solvens. Concordamos con Luciano Barchi cuando señala “En el caso del artículo 1268 del Código Civil, no hay en estricto un “pago por tercero”, puesto que el solvens realiza la atribución patrimonial por error. De no otorgarle al solvens la posibilidad de dirigirse de dirigirse contra el verdadero deudor, éste obtendría, un incremento patrimonial basado en el beneficio que le genera la atribución patrimonial realizada por el solvens (y en la cancelación de garantías); vale decir que el “verdadero deudor” vería disminuido su pasivo”: BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Apuntes sobre algunos artículos del pago indebido en el Código Civil peruano”. En: Libro homenaje a Felipe Osterling. Editorial Palestra, p. 525. 46 En el ordenamiento jurídico español, pese a existir una norma jurídica que faculta al solvens para que se subrogue en la posición del accipiens, la doctrina considera que no se trata de un pago con subrogación, de modo que el solvens solo tiene a su favor la acción de enriquecimiento sin causa. DIEZ PICAZO, Luis. Las relaciones obligatorias. Op. Cit., p. 522. 47 “No obstante, debemos precisar que el que pagó indebidamente solo podrá dirigirse contra el verdadero deudor solo para exigirle la restitución de aquello que en que le hubiese sido útil el pago”: BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Apuntes sobre algunos artículos del pago indebido en el Código Civil peruano”. Op. Cit., p. 526. Esta interpretación resulta totalmente acorde a Derecho, pues nos permite armonizar el artículo 1268 con el artículo 1222 que señala “quien paga sin asentimiento del deudor, solo puede exigir la restitución de aquello en que le hubiese sido útil el pago”. 45 B. ACCIPIENS DE BUENA FE Y ADQUIRENTE A TÍTULO GRATUITO Y DE BUENA FE. Si el accipiens que ha procedido de buena fe48 enajena el bien a un tercero adquirente de buena fe y a título gratuito, el solvens que efectuó el pago indebido puede exigir la restitución del bien, pero no responde por los daños y perjuicios sufridos por el solvens. En efecto, por los daños y perjuicios ocasionados solo responden los terceros adquirentes a título oneroso y gratuito. C. ACCIPIENS DE BUENA FE Y ADQUIRENTE A TÍTULO GRATUITO Y DE MALA FE. Si el accipiens que ha procedido de buena fe enajena el bien a un tercero adquirente de mala fe y a título gratuito, el solvens que efectuó el pago indebido puede exigir la restitución del bien. Este tercero adquirente solo está obligado a la indemnización de los daños sufridos por el solvens. D. ADQUIRENTE A TÍTULO ONEROSO Y DE MALA FE. Si el accipiens que ha procedido de buena fe enajena el bien a un tercero adquirente de mala fe y a título gratuito, el solvens que efectuó el pago indebido puede exigir la restitución del bien y una indemnización por los daños sufridos. 2. SI EL ACCCIPIENS PROCEDE DE MALA FE La obligación de restitución determina su alcance y contenido en función de las condiciones subjetivas en las que haya actuado el accipiens, de modo que si procede de buena fe, el alcance de la obligación de restitución será más limitado, como ha sido explicado en el acápite anterior, por el contrario si procede de mala fe, su alcance será más extenso. Siendo así “el que acepta un pago indebido, si ha procedido de mala fe, debe abonar el interés legal cuando se trate de capitales o los frutos percibidos o que ha debido percibir cuando el bien recibido los produjera, desde la fecha del pago indebido. Además, responde de la pérdida o deterioro que haya sufrido el bien por cualquier causa, y de los perjuicios irrogados a quien lo entregó, hasta que lo recobre. Puede liberarse de esta responsabilidad, si prueba que la causa no imputable habría afectado al bien del mismo modo si hubiera estado en poder de quien lo entregó” (Artículo 1269 del CC). La disposición antes mencionada señala que el accipiens de mala fe49 debe restituir lo entregado indebidamente a favor del solvens, si se trata de un capital (dinero), más los intereses legales que ha percibido o que ha debido de percibir, intereses que serán devengados desde la fecha en “Precisamente, quien ha recibido de buena fe una cosa determinada y la enajena antes de conocer el deber de restituirla, no está obligado a la restitución en relación a quien ha sufrido el indebido. Sin embargo, está obligado a restituir el correspectivo obtenido”: BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 675 49 “Quien ha recibido la cosa de mala fe o de mala fe la ha re-enajenado está obligado a restituirla en su identidad y en su correspondiente valor. Quien ha sufrido el indebido todavía puede pretender el correspectivo recibido del destinatario del pago (accipiens). Esta es una hipótesis de obligación alternativa con elección a favor del acreedor, de ejercitar después de tomar conocimiento de las condiciones de la compraventa”: BIANCA, Cesare Massimo. Diritto civile, 5, La responsabilità. Op. Cit., p. 676 48 que se efectúo el pago indebido hasta el momento el momento en que se restituya el mismo50. Cabe recalcar que el accipiens de mala fe debe restituir los intereses legales mas no los intereses compensatorios, como sucedería si se tratase de un accipiens de buena fe. Si los bienes recibidos por el accipiens de mala fe no son capitales (dinero), sino son bienes fructíferos, deberá restituir los frutos que efectivamente haya percibido o los que debió percibir, desde la fecha en que se efectúo el pago indebido a su favor hasta el momento de la restitución. Si los frutos no existen al momento de la restitución, el accipiens deberá abonar su valor por equivalente. La justificación del deber de restitución de los frutos que debió haber percibido a cargo del accipiens se debe a su desidia y falta de diligencia respecto del bien, objeto de control, dejando el bien improductivo. Esta norma guarda coherencia con lo señalado en el artículo 910 que regula la posesión ilegitima de mala fe: El poseedor de mala fe está obligado a entregar los frutos percibidos y, si no existen, a pagar su valor estimado al tiempo que los percibió o debió percibir”, de modo que no hay ningún problema en su interpretación. Por otro lado, debemos señalar que el accipiens además responde por la pérdida o deterioro del bien que haya sufrido por cualquier causa, y de los perjuicios irrogados a quien lo entrego, hasta que lo recobre. Por último, nos podríamos encontrar en la situación de que el accipiens de mala fe transfiera el bien a favor de un tercero. Sobre el particular, el Código Civil señala en el artículo 1270 del CC lo siguiente: “Si quien acepta un pago indebido de mala fe, enajena el bien a un tercero que también actúa de mala fe, quien efectúo el pago puede exigir la restitución, y a ambos, solidariamente, la indemnización de daños y perjuicios. En caso que la enajenación hubiese sido a título oneroso pero el tercero hubiera procedido de buena fe, quien recibió el pago indebido deberá devolver el valor del bien, más la indemnización de daños y perjuicios. Si la enajenación se hizo a título gratuito y el tercero procedió de buena fe, quien efectuó el pago indebido puede exigir la restitución del bien. En este caso, sin embargo, sólo está obligado a pagar la correspondiente indemnización de daños y perjuicios quien recibió el pago indebido de mala fe” Para una mejor comprensión del tema, debemos distinguir los siguientes supuestos: A. ACCIPIENS DE MALA FE Y TERCERO ADQUIRENTE DE MALA FE. Si el accipiens de mala fe acepta el pago indebido realizado por el solvens y enajena el bien a un tercero que también procede de mala fe, ya sea a título oneroso o gratuito, el solvens que efectuó el pago puede exigir del tercero adquirente la restitución del bien. Asimismo, el solvens tiene derecho a que el accipiens y el tercero lo indemnicen por los daños ocasionados. “En particular, en doctrina se ha preguntado si en los casos de buena fe, a los fines del devengamiento de los intereses, deba hacerse referencia a la demanda judicial verdadera y propia, o si, por el contrario, sea suficiente una eventual demanda extrajudicial. No obstante la opinión contraria de la doctrina, la jurisprudencia se inclina por la primera solución. Con la precisión que para estos fines puede ser suficiente también la eventual demanda de restitución presentada en vía administrativa, por el simple hecho que esta debe ser asimilada a la demanda verdadera y propia”: GALLO, Paolo. Arricchimento senza causa e quasi contratti, Op. Cit., p. 155 50 La regla de la restitución del bien a cargo del tercero a favor del solvens, se justifica en la mala fe del tercero adquirente, pues si actuó de mala fe, poco importa si adquirió el bien el bien a título oneroso o gratuito. B. ACCIPIENS DE MALA FE Y TERCERO ADQUIRENTE A TÍTULO ONEROSO DE BUENA FE. Si el accipiens que aceptó el pago indebido de mala fe enajena el bien a un tercero adquirente de buena fe a título oneroso, el solvens que efectuó el pago indebido puede exigir que le devuelva el valor del bien, más la indemnización de los daños. C. ACCIPIENS DE MALA FE Y TERCERO ADQUIRENTE A TÍTULO GRATUITO DE BUENA FE. Si el accipiens que acepto el pago indebido enajena el bien a un tercero adquirente de buena fe a título gratuito, el solvens que efectuó el pago indebido puede exigir la restitución del bien al tercero.