El poder de la mente en el futbol ¿Un equipo son solo once jugadores o debe existir algo más? Desde niños hemos pensado que un equipo de futbol son once personas que deciden correr detrás de un balón y golpearlo hasta anotar los maravillosos goles. Muchas veces el niño llega al campo de juego con muchos problemas en su cabeza, en un país como el nuestro podríamos mencionar miles de ellos, alimentación, educación, necesidades primarias sin resolver, problemas familiares, vulnerabilidad en el entorno y muchas otras cosas más. Ese niño, que con ilusión golpea el balón permanentemente es el ídolo que tenemos hoy en los grandes estadios del mundo. Al volver a la pregunta inicial podemos encontrar muchas respuestas a la misma. ¿Cuáles son los factores de éxito que llevan a un equipo a ser el mejor del mundo? Los colombianos hemos vivido una experiencia maravillosa, y la lección aprendida que nos ha dejado la clasificación a un mundial luego de 16 años de no participación se ha fundamentado en aspectos tan importantes como: once seres humanos en un campo de juego con un objetivo claro de juego, una línea de mal denominados suplementes quienes tienen igual o mayor responsabilidad que quienes iniciaron el juego, un equipo técnico quienes definen el norte y las correcciones que hayan necesidad en el camino, cuarenta mil corazones, mentes, gargantas, e ilusiones ubicados en las tribunas del estadio, y lo mejor cuarenta y cinco millones de colombianos quienes desde cada lugar del mundo a través de sus corazones les bridan todo el apoyo a los once héroes representando al país en el campo de juego. Es aquí donde se empieza a entender que el futbol es más que once personas pateando un balón. Son un objetivo claro de construcción mental que derriba las murallas establecidas por el equipo contrario. Un equipo es una sola mente en el campo de juego integrada por objetivos, mística, dedicación, amor a un país, entrega total y la convicción de que además de ser los mejores, se puede entregar lo mejor. A esta grandiosa fuerza ubicada en el césped del estadio se integran los cuarenta mil asistentes quienes con el ya famoso “si se puede” se convierten en un catalizador altamente explosivo de la energía que hay en cada uno de los jugadores. En otras épocas sabíamos que la tradicional, auriverde, Brasil, nos ganaba los partidos desde el camerino. Hoy José Nestor Pekerman nos enseñó que se podía ser excelentes jugadores en sus respectivos equipos y venir a rendir igual o mejor a la selección Colombia. Nos enseñó cómo, con las mismas personas que se integraban en la selección podían dar resultados que nos erizan la piel. Los mismos jugadores que perdieron los primeros partidos de la eliminatoria son los héroes en quienes hemos depositado hoy la confianza para Brasil 2014. Nos enseñó que “Antes de empezar a competir le tienes que ganar al ego más grande de todos, que es el tuyo” es decir, se debe entregar todo el potencial al equipo. Nos enseñó que por encima de todo el trabajo en equipo es esencial, y que para poder celebrar en equipo primero se debe trabajar en equipo, y que al trabajar en equipo se llega más lejos. El cambio que percibió la selección Colombia, en la forma de jugar y en los resultados obtenidos de su selección se podría denominar como el poder de la mente. De cómo cada una de las personas tomó la decisión de pensar lo mismo que todos y con un objetivo claro. Es la energía positiva que genera la sumatoria de pensamientos positivos. Es saber que la suma de los esfuerzos como equipo son muy superiores a la adición que puedan generar esfuerzos individuales. La mente en el deporte es el arma más poderosa que tenemos para aprovechar todas las oportunidades que el éxito nos ofrece. Entender que uno más uno ya no es dos sino es muy superior a dos, es la piedra angular en la cual se debe desarrollar cualquier programa de crecimiento deportivo. ¿Será que nuestros niños cuando ingresan a las academias de futbol debemos pensar en fortalecer mucho más su pensamiento y desarrollar todas sus fortalezas con un concepto integrativo de equipo? Quizás gritarlo y maltratarlo no es el mejor camino con el cual podamos hacer un gran deportista en nuestro país. Esta gran lección de alegría y éxito que nos ha dado la selección Colombia y un director técnico como Pekerman, nos hace concluir que además de las calidades y cualidades deportivas de cada uno de los jugadores, debe estar integrada por el poder de la mente y la fortaleza que este puede desarrollar en un equipo de futbol.