Cuadernos del Puente Nº 1 FAUNA DEL VALLE DEL LOZOYA Unión Europea Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural Europa invierte en las zonas rurales X El Valle del Lozoya es un territorio muy heterogéneo que reúne una cantidad notable de ambientes: desde las altas cumbres de Peñalara, con sus lagunas de origen glaciar, hasta los encinares y sabinares, encontramos un diverso conjunto de ecosistemas en el que no faltan los bosques caducifolios, los pinares y diferentes tipos de matorral; sin olvidar la aportación de algunos paisajes culturales generados por el ser humano, como ocurre con las fresnedas. Este hecho permite la coexistencia de animales de origen centroeuropeo y mediterráneo, que junto a diversos endemismos ibéricos, configuran un patrimonio fáunico verdaderamente notable. Sin embargo no debe caerse en la ilusión de que esta diversidad animal, en la medida en que constituye una expresión de la salud de los ecosistemas locales, se encuentra en una situación óptima. Por el contrario, son muchas las especies que han desaparecido del lugar en los últimos siglos, bastantes las que se encuentran actualmente expuestas al mismo riesgo y numerosas las que padecen una reduc- 2 ción continua de sus poblaciones. Éste es el motivo por el que se ha hecho necesaria la promulgación por parte de la Administración de un Catálogo Regional de especies amenazadas, que permite la protección legal de aquellos seres sujetos a mayores riesgos de desaparición. No obstante, ni siquiera los listados de flora y fauna sometida a protección legal constituyen una garantía de salvaguarda de la extinción para muchas formas de vida, porque la defensa de nuestro patrimonio vivo no es responsabilidad exclusiva de una serie de instituciones, sino también de todos y cada uno de los ciudadanos que, querámoslo o no, seguimos siendo dependientes de los frutos de una tierra algo cansada. Por ello, consideramos que el conocimiento de nuestra fauna y la divulgación de sus problemas constituye una de las piedras angulares para la continuidad de ese mundo más que humano que nos acompaña. 3 Mamíferos Corzos (Capreolus capreolus) En el Valle del Lozoya existen 39 especies de mamíferos del total de las 83 que se encuentran en la Península. Esto supone la presencia sorprendente de un 47% de los mamíferos ibéricos en un territorio tan pequeño. Entre ellos sobresale la representación de especies forestales de carácter centroeuropeo, en consonancia con la abundancia de ambientes boscosos frescos de esta porción de la Comunidad de Madrid. Los animales de mayor tamaño son el corzo (Capreolus capreolus), el jabalí (Sus scrofa) y la cabra montés (Capra pyrenaica victoriae). El primero es un pequeño cérvido forestal, muy territorial, que se reparte, principalmente, por los melojares y pinares de la zona, aprovechando los claros para alimentarse. El jabalí, sin embargo, puede encontrarse en todos los ambientes terrestres del valle, jugando un importante papel en la aireación de suelos y en la dinámica de regeneración forestal. En los últimos años la cabra montés ha colonizado las cumbres del Valle procedentes de las poblaciones del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, así como de sueltas realizadas en la vertiente segoviana. En cuanto a los pequeños herbívoros deben destacarse la liebre (Lepus granatensis) y el conejo (Oryctolagus cuniculus), piezas básicas Cabra montés en las cadenas alimentarias del territorio, pero cada vez más (Capra pyrenaica victoriae) escasos debido a la desaparición de los cultivos de cereal. La contrapartida forestal de estas especies es la ardilla roja 4 Mamíferos (Sciurus vulgaris), que desempeña una función de "conejo arborícola", valiosísima para la alimentación de multitud de depredadores; además, actúa como diseminadora de semillas del bosque, al igual que otros pequeños roedores. Entre los carnívoros nombraremos a la gineta (Genetta genetta), asociada a los bosques de ribera y al escaso gato montés (Felis silvestris), ligado con preferencia a ambientes boscosos del valle. Más extendidos se encuentran el zorro (Vulpes vulpes), el tejón (Meles meles), la garduña (Martes foina), el turón (Mustela putorius) y la comadreja (Mustela mustela). La nutria (Lutra lutra) sólo habita algunos tramos de los cursos de agua. Otra especie bien conocida es el erizo (Erinaceus europaeus), frecuente víctima de atropellos en la carretera del valle. Además aparece un amplio conjunto de micromamíferos entre los que destacaremos al lirón careto (Eliomys quercinus), al topillo campesino (Microtus arvalis), a la musaraña enana (Sorex minutus), al musgaño de Cabrera (Neomys anomalus) y a algunos murciélagos, tales como el orejudo septentrional (Plecotus auritus) o el de cueva (Miniopterus schreibersii). Ardilla roja (Sciurus vulgaris) Gineta (Genetta genetta) Lamentablemente en la actualidad no puede confirmarse la existencia del desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), común hasta hace unas décadas. Esta especie parece haber desaparecido de la zona como consecuencia de la fuerte depredación que el visón americano (Mustela vison) ha ejercido sobre ella. 5 Aves Este territorio presta cobijo a 127 especies de aves de las 245 que habitan la España peninsular. Tal cifra supone un altísimo porcentaje (51.8 %) de representación de la avifauna ibérica. Buitre negro (Aegypus monachus) Aunque son muchas las especies protegidas que sobrevuelan este territorio, el ave más emblemática es el buitre negro (Aegypius monachus), que presenta en la zona una de sus principales colonias de cría. Debe resaltarse, además, el interés particular de esta población, puesto que se concentra en un área fría, con unas condiciones que difieren de las mediterráneas típicas seleccionadas habitualmente por la especie. Siguiendo con las rapaces, mencionaremos la presencia, entre otras, del águila real (Aquila chrysaetos), águila calzada (Hieraetus pennatus), águila culebrera (Circaetus gallicus), ratonero (Buteo buteo), halcón peregrino (Falco peregrinus), azor (Accipiter gentilis), gavilán (Accipiter nisus), milano real (Milvus milvus) y de las especies nocturnas como el escaso búho real (Bubo bubo), la lechuza (Tyto alba), o los más comunes cárabos (Strix aluco) y autillos (Otus scops). Autillo (Otus scops) Otra especie que capta rápidamente la atención por su tamaño es la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), fácil de ver en los prados, junto a las láminas de agua o en los propios nidos que sitúa en lugares elevados. En los campos despejados todavía puede encontrarse ocasionalmente alguna perdiz (Alectoris rufa), aunque lamentable- 6 Aves mente cada vez es más escasa, a causa de la desaparición de los cultivos de cereal. El medio forestal acoge a multitud de especies, entre las que citaremos a algunas muy representativas como el pico picapinos (Dendrocopos major) y el pito real (Picus viridis), cuyo tamborileo en los troncos puede escucharse al principio de la primavera, el cuco (Cuculus canorus) o el trepador azul (Sitta europaea). Algunos pajarillos se encuentran vinculados a tipos particulares de bosque, como ocurre, por ejemplo, con los piquituertos (Loxia curvirostra), que recorren con mayor insistencia el pinar. La adaptación del piquituerto, en concreto, llega al extremo de la posesión de un pico con las piezas curvas y cruzadas, especialmente útil para abrir los piñones. De la alta montaña citaremos a una de sus aves más bonitas, el pechiazul (Luscinia svecica), interesante pajarillo que en los machos muestra un peto de extraordinaria vistosidad. En cuanto a los ríos, prestan cobijo a especies tan singulares como el martín pescador (Alcedo atthis) y el mirlo acuático (Cinclus cinclus). No obstante, es en los embalses donde se concentra la mayor diversidad de aves asociadas a este medio (patos, cormoranes y otras aves acuáticas). Por lo demás, y sin posibilidad de ser exhaustivos, multitud de pajarillos ocupan los más distintos enclaves de este territorio, algunos de ellos tan populares como los ruiseñores (Luscinia megarhynchos), los mirlos (Turdus merula), los jilgueros (Carduelis carduelis) o los pequeños verdecillos (Serinus serinus). Martín pescador (Alcedo atthis) 7 Reptiles El Valle de Lozoya reúne una rica representación de reptiles, con un total de 17 especies, pertenecientes al grupo de los saurios (lagartos y lagartijas) y de los ofidios (serpientes). Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) Lagartija serrana (Lacerta monticola) Lagartija colilarga (Psammodromus algirus) 8 Entre los saurios, hay que destacar la presencia de dos especies amenazadas, el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi ) y la lagartija serrana (Lacerta monticola). El primero es un lagarto endémico de la Península Ibérica, propio de ambientes frescos de media montaña, que muestra una de sus mejores poblaciones en los robledales de estos territorios de la Comunidad de Madrid. En cuanto a la lagartija serrana, aparece ligada en exclusiva a la alta montaña, ocupando zonas de roquedo por encima del límite del arbolado. Otras especies que han de citarse son: el lagarto ocelado (Lacerta lepida) y la lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus), propios de ambientes más secos de las zonas bajas del valle; la lagartija ibérica (Podarcis hispanica), frecuente incluso en el interior de las poblaciones; la lagartija colilarga (Psammodromus algirus), ampliamente distribui- Reptiles da por debajo de los 1.600 m de altura, y la lagartija roquera (Podarcis muralis), más amante de la frescura, que ocupa tanto los medios forestales, a mediana altura, como los matorrales y zonas despejadas de las elevaciones. Culebra de escalera (Elaphe scalaris) Además, existen otras especies de lagartos que por su atípico aspecto suelen ser confundidas con las serpientes. Se trata de la culebrilla ciega (Blanus cinereus), subterránea, carente de patas y con aspecto de lombriz, y de los eslizones ibérico (Chalcides bedriagai) y tridáctilo (Chalcides chalcides), ambos con las extremidades atrofiadas. Dentro del grupo de los ofidios encontramos a la culebra bastarda (Malpolon monspesulanus), a la culebra de escalera (Elaphe scalaris) y a la culebra lisa meridional (Coronella girondica), en los lugares bajos y más cálidos del valle; a la víbora hocicuda (Vipera latastei) y a la culebra lisa europea (Coronella austriaca), asociadas a las zonas frescas de la media y alta montaña, y a las culebras viperina (Natrix maura) y de collar (Natrix natrix), vinculadas a los medios acuáticos. Vibora hocicuda (Vipera latastei) 9 Anfibios El Valle de Lozoya constituye un auténtico refugio para alrededor de una docena de especies de anfibios, debido, en parte, a su frescura y a la riqueza en pequeños humedales. Tritón jaspeado (Triturus marmoratus) Sapo de espuelas (Pelobates cultripes) 10 Entre los anfibios con cola, es decir, los tritones y salamandras, resulta llamativa la presencia del tritón alpino (Triturus alpestris). Esta especie norteña, que en los machos muestra una vistosa coloración azulada durante el celo primaveral, aparece dentro de la Comunidad de Madrid exclusivamente en el Parque Natural de Peñalara, por una introducción reciente. Otro anfibio que en esta zona muestra preferencia por las alturas es la salamandra (Salamandra salamandra), inconfundible por su contrastada pigmentación de manchas amarillas sobre fondo negro. En la actualidad se observa una importante disminución de sus poblaciones. Además hay que referir la existencia del tritón jaspeado (Triturus marmoratus), reconocible por su dorso verde, que se distribuye muy irregularmente por el territorio, así como la posible presencia del gallipato (Pleurodeles waltl), en las zonas más externas y bajas del valle. Respecto a los anfibios sin cola, o sea, las ranas y los sapos, hay que destacar a las cada vez más reducidas poblaciones de rana patilarga (Rana iberica), restringidas a los fríos arroyos de montaña, donde compi- Anfibios te con ventaja sobre la rana común (Rana perezi), muy extendida. Igualmente ha de resaltarse la difícil situación por la que atraviesa el sapo partero común (Alytes obstetricans), frecuente hasta hace poco en las zonas altas de este territorio. Otras especies del valle son la rana de San Antón (Hyla arborea), cuyos ruidosos coros todavía resuenan en las noches primaverales, el sapo de espuelas (Pelobates cultripes) escaso y limitado a algunos arenales que utiliza para enterrarse, los sapos común (Bufo bufo) y corredor (Bufo calamita), más frecuentes que las anteriores especies y el sapillo pintojo (Discoglossus galganoi), que al parecer sólo habita las zonas más bajas y externas de este territorio. Finalmente, dejaremos constancia del peligro que para muchas de estas especies ha supuesto la perca sol (Lepomis gibbosus) en los embalses del río Lozoya, donde actualmente efectúa una predación de los renacuajos. Además hay que referir la existencia de varios puntos negros en la carretera que atraviesa el valle, en los que se concentran los atropellos que están afectando cada año a las poblaciones de estos animales. Rana de San Antón (Hyla arborea) Sapos corredores en época de cría. (Bufo calamita) 11 Peces Trucha común (Salmo trutta fario) Barbo común (Barbus bocagei) Boga (Chondrostoma polilepis) Ilustraciones: Ignacio Sevilla Calandino (Tropidophoxinellus alburnoides) Lamprehuela (Cobitis calderoni) 12 Los cursos de agua del valle y en especial el río Lozoya, albergan una variada comunidad de peces, compuesta por siete especies nativas y seis introducidas. En las zonas de cabecera, de fuerte corriente y muy oxigenadas, la trucha común (Salmo trutta fario) es la única especie autóctona. No obstante, como consecuencia de pasadas introducciones, en las frías aguas de los cursos altos de los arroyos puede encontrarse al salvelino (Salvelinus fontinalis). Descendiendo por el curso, donde el río toma más caudal y pierde algo de velocidad, se encuentra el tramo con mayor diversidad piscícola del valle. En esta zona, junto a la trucha, aparecen varias especies endémicas de la Península, como el barbo común (Barbus bocagei), la boga (Chondrostoma polilepis), el calandino (Tropidophoxinellus alburnoides), el cacho (Leuciscus pyrenaicus), y la pequeña y serpenteante lamprehuela (Cobitis calderoni), que con sus barbillas rebusca alimento palpando la gravilla del fondo. Dos de estos peces, el calandino y la lamprehuela, se consideran especies amenazadas en la Comunidad de Madrid. Además esta Peces zona del río alberga una nutrida población de gobios (Gobio gobio) introducidos. Gobio (Gobio gobio) En los sectores más tranquilos del río y sus afluentes, así como en las zonas de contacto con los embalses, aparece la bermejuela (Rutilus arcasii). Este pequeño pez de vistosas aletas rojizas es la especie que atraviesa una situación más difícil en el Valle de Lozoya, debido a su menor capacidad para afrontar el impacto causado por la desafortunada introducción de la perca sol (Lepomis gibbosus). Dentro de los grandes remansos provocados por los embalses se encuentra el dominio de las carpas (Cyprinus carpio), de origen asiático, y de la perca sol, que aparece en concentraciones verdaderamente preocupantes. Además, se han citado capturas ocasionales de carpines (Carassius auratus), así como de alguna tenca (Tinca tinca), seguramente procedente de los antiguos estanques dedicados a la piscicultura del Monasterio de Santa María de El Paular. Por último, debe precisarse que en la actualidad estos represamientos actúan como zonas de descanso invernal de buena parte de las especies nativas nombradas. Bermejuela (Rutilus arcasii) Perca sol (Lepomis gibbosus) Carpa (Cyprinus carpio) 13 Insectos El variopinto grupo de la "pequeña fauna" es indudablemente el más numeroso de entre los que pueblan el Valle del Lozoya. Puesto que ni siquiera un listado breve de estos seres tendría cabida en las presentes páginas, nos limitaremos a hacer referencia a algunas de las especies más singulares. Ciervo volante (Lucanus Cervus) Centrándonos en los insectos, no es extraño encontrarse a finales de la primavera con los ciervos volantes (Lucanus cervus), mientras se pasea por el robledal. Se trata de unos escarabajos cuyos machos muestran unas grandes mandíbulas que recuerdan a la cornamenta de los cérvidos, destinadas a resolver los conflictos entre los pretendientes al apareamiento. Otro habitante de los bosques locales es la hermosa mariposa isabelina (Graellsia isabelae), endemismo ibérico que encuentra en los pinares serranos el ambiente idóneo para su desarrollo. Además citaremos a otras mariposas estrictamente protegidas, tales como la apolo (Parnassius apollo), ligada a las alturas de la montaña, la maculínea (Maculinea nausithous) y el gran pavón nocturno (Saturnia pyri). Gran pavón nocturno (Saturnia pyri) 14 Para terminar mencionaremos a otro escarabajo, Iberodorcadion hispanicum, habitante estricto de las cumbres, buen representante de esa fauna ignorada pero indicativa de la salud de nuestros ecosistemas. Conocer para proteger Hemos conocido a una parte de las especies que viven en el entorno del alto Lozoya, incluyendo las que se encuentran en peligro y han tenido que ser protegidas mediante leyes. Pero no podemos olvidar que también existe un listado paralelo de ausencias, que incluye a animales como el oso, el lince ibérico o el lobo, tan vitales para la salud general del ecosistema, o incluso a herbívoros como el ciervo. Este hecho ha de resaltarse porque su desaparición significa igualmente la pérdida de valiosas funciones en el seno de los espacios naturales. Igualmente es necesario entender que el simple enrarecimiento de algunas especies comunes, pero con un papel clave en el contexto ecológico local, puede producir efectos negativos en cadena. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el conejo, cuya crisis repercute sobre las poblaciones de varias rapaces, determinante, a su vez, de un incremento de las urracas, responsables de un mayor saqueo de los nidos de pajarillos insectívoros, cuya disminución se traduce, finalmente, en la proliferación de plagas de insectos y en el uso sistemático de insecticidas en el intento de combatirlos. En este sentido, parece conveniente matizar que la pérdida de algunos ambientes humanizados tradicionales ha resultado perjudicial para la salud general de la naturaleza local. Tal es el caso, ya citado, de la desaparición de los cultivos de cereal, con la consecuente disminución del conejo, la liebre, la perdiz y varias especies más en el Valle del Lozoya. Con todo, este territorio aún sobresale por su riqueza natural, de manera que todos tenemos la oportunidad de disfrutar con el reconocimiento de nuestra fauna, así como de contribuir con nuestro respeto al mantenimiento de los medios diferenciados que constituyen el soporte de la presencia de tantas especies. 15 (...) De forma que, mientras no consideremos que los animales merecen tanta consideración como la que concedemos hoy día a los libros y los cuadros antiguos y a los monumentos históricos, siempre existirán animales refugiados que vivan precariamente al borde del exterminio, y cuya existencia dependa de la caridad de unos cuantos seres humanos. Diseño y realización: S.M.A. S.L. Impreso en papel reciclado. Fotografías: Omar Alonso. Gerald Durrell Carretera M-604 km. 27,600 28740 Rascafría Madrid Teléfono: 91 869 17 57 PARQUE NATURAL DE PEÑALARA Cumbre, Circo y Lagunas Comunidad de Madrid CONSEJERIA DE MEDIO AMBIENTE VIVIENDA Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO Unión Europea Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural Europa invierte en las zonas rurales RASCAFRÍA Y OTERUELO