Ideas básicas Resulta extraordinariamente difícil estar absolutamente seguro de cualquier cosa. La experiencia personal nos enseña (o cuando menos, nos debería enseñar), que es muy fácil tener juicios erróneos sobre cuestiones tan comunes como las motivaciones de las personas con las que vivimos día con día. La probabilidad de cometer un error aumenta en forma espectacular cuando lo que tratamos de explicarnos no es la causa del porqué alguien de nuestra familia dijo algo extraño o desagradable, sino las causas y posibles motivaciones de los fenómenos naturales. POR: ENRIQUE GÁNEM FOTÓGRAFO: ARMANDO HERRERA E City Life Octubre s muy claro que existen reglas que controlan el comportamiento de la naturaleza; desde Newton sabemos, por ejemplo, que existe una extraña fuerza de atracción entre todos los objetos que tienen masa, y conocemos las características matemáticas de esa fuerza (al punto que resulta indispensable ese conocimiento no solamente para lanzar satélites de comunicaciones, sino hasta para calcular las características de una edificación cualquiera). detectar estas características precisas, y esto nos dice que en esos lugares (y tiempos) tan remotos, existen (o han existido) átomos de oxígeno idénticos a los nuestros. Sabemos que las reglas naturales más fundamentales parecen respetarse en Una de las primeras escuelas filosóficas en desarrollar esta idea fue la de los solipsistas. Su perspectiva puede ser resumida más o menos así: usted no puede diferenciar entre la realidad y un sueño suficientemente detallado. Lo mismo puede decir cualquier otra persona. Con base en esto, lo reto a que me demuestre que usted existe... Cualquier cosa, agradable o desagradable, que pueda usted hacer o decir, simplemente sería una parte de un sueño que yo tengo. Cuando >> todo el universo, por ejemplo, las fórmulas de Newton permiten calcular la forma en la que dos estrellas giran alrededor de un centro de gravedad común; estas estrellas dobles pueden ser detectadas a una distancia enorme). Otro ejemplo, más espectacular, es el de la luz. Sabemos qué características particulares tiene la luz que es emitida por cada tipo de átomo; al observar la luz de estrellas remotas, es posible Esta seguridad, sin embargo, es incompleta. No parece existir forma alguna de demostrar, de manera absoluta, cualquier conocimiento. Esto es muy delicado, ya que nuestra herramienta objetiva más poderosa depende del supuesto de que realmente tenemos una forma de conocer LA REALIDAD, así con mayúsculas. A final de cuentas, todo lo que sabemos sobre nuestro mundo entra por los sentidos; esto ha inspirado a varios filósofos a pensar en la posiblidad de que el mundo que vemos no sea real, sino una especie de sombra. ELEXPLICADOR>> despierte, veré la verdadera realidad, y usted desaparecerá en el mismo abismo al que va a parar el "espíritu" de las nubes después de la lluvia, o la esencia de las burbujas después de que revientan. Estas ideas han aparecido, de mil maneras diferentes, a lo largo de la historia; dos casos recientes —y muy interesantes— involucran la obra escrita de Stanislaw Lem (le recomiendo cualquier libro de este matemático y filósofo polaco, particularmente "La Ciberiada") y en la película "The Matrix". La ciencia, desde luego, no puede esquivar este problema. A final de cuentas, el método científico es generado por una serie de principios filosóficos, como el de la existencia de una realidad objetiva que tiene regularidades que pueden ser usadas para entender su comportamiento. El problema parece absurdo, pero si lo piensa es muy profundo. ¿Cómo sabemos que existimos? ¿Cómo sabemos que lo que observamos es real? ¿Cómo podemos asegurar que realmente conocemos cualquier cosa? Hay que recordar que el enorme poder de la ciencia para generar toda esa tecnología tan fantástica que ahora nos rodea parece provenir de la capacidad que tiene el método científico para decirnos algo objetivo sobre las cosas del mundo. Y es ese poder el que es cuestionado por los filósofos que exploran estos terrenos tan extraños. En aquella época, poco después del Renacimiento, hasta los soldados más duros no podían soportar las condiciones del invierno europeo. Durante varios meses, La primera persona en comenzar a construir las guerras se interrumpían gracias a la paz un sistema moderno de pensamiento que permite enfrentar este problema fue una impuesta por el frío. En esas condiciones, persona algo solitaria que vivió en una época en la que Europa tenía una situación política y social no muy diferente a la experimentada en el siglo XX por muchos países latinoamericanos y africanos. En esos años, Europa vivía continuamente en guerra; los bandos no eran muy claros (había más de dos) y con frecuencia los soldados no sabían para qué, o para quién, mataban. Con frecuencia, algunos pueblos pequeños eran completamente arrasados por los soldados. Rene Descartes pudo pasar casi todo el invierno encerrado en una pequeña cabaña, cerca de una hornilla, mientras se dedicaba a pensar. Descartes se dió cuenta que los sentidos podían fácilmente hacernos ver lo que no existe u ocultarnos lo que sí existe. Al poner en entredicho a los sentidos como fuente de información, Descartes se quedó con un solo hecho definitivo. No sabemos si lo que vemos y oímos es real, pero podemos estar cuando menos seguros de nuestra existencia, porque La persona a la que me refiero buscaba tener pensamos. No sabemos si lo que pensamos es unas cuantas semanas de soledad para poderse dedicar, sin distracciones, a pensar, y entonces correcto o no, pero el hecho de que podamos hizo lo lógico; aunque parezca paradójico, buscó esa soledad y esa tranquilidad... enrolándose en un ejército. pensar es suficiente demostración de nuestra existencia (por eso se hizo tan famosa la frase "cogito, ergo sum", es decir, "pienso, por lo tanto existo"). Con base en este hecho simple, Descartes fue construyendo un sistema de pensamiento que permite detectar, con igual seguridad, Octubre City Life >>ELEXPLICADOR otros hechos además del de nuestra propia existencia. El "Discurso del Método" (otro libro que le recomiendo ampliamente), se convirtió en la base de una nueva forma de pensamiento que, a lo largo de estos siglos, nos ha permitido detectar el engaño involuntario de la naturaleza, y el malicioso de nuestra sociedad humana. El poder del pensamiento científico para descubrir la realidad que se esconde en las apariencias es casi increíble. En la siguiente ocasión le platicaré el caso de la Teoría de la Relatividad (que, por cierto, y a diferencia de lo que mucha gente piensa, es muy fácil de entender... el problema es que resulta muy difícil de creer). Gracias a esta perspectiva, hemos descubierto que todos los seres vivos del planeta estamos hechos con la misma estructura bioquímica (a pesar de la enorme diferencia entre un tití de cola anillada, un bogavante y una babosa de mar). También hemos descubierto las extrañas reglas que gobiernan el comportamiento de los City Life Octubre objetos materiales más diminutos (por ejemplo, en circunstancias peculiares, un electrón puede ocupar dos sitios al mismo tiempo... sin dejar de ser un objeto único e indivisible). viajemos, de encontrar la puerta de entrada a alguno de ellos). Muchos de ellos no tendrán vida, ni materia, sino otras "cosas" que probablemente nunca podremos vislumbrar, aun con las matemáticas más avanzadas. En los últimos años, la misma perspectiva nos ha revelado la posibilidad de la existencia de otros universos, probablemente con leyes físicas diferentes; algunos de esos universos podrían encontrarse a sólo unos cuantos milímetros de distancia, pero en una dimensión espacial que no es fundamentalmente inalcanzable para nuestras condiciones físicas. Si existe esta academia de universos diferentes (el "multiverso"), entonces nuestra existencia, y la de todas las estrellas, será como un breve sueño perdido en el enorme océano de una realidad que solamente podremos contemplar como extraños símbolos matemáticos en un papel. Nosotros seremos un sueño para esa realidad, y esa realidad será siempre como un sueño para nosotros. • Es probable que, en cierta forma, los solipsistas tengan razón. El universo físico en el que vivimos no puede ser eterno. Tarde o temprano, todas las estrellas se apagarán. Nadie sabe realmente qué pasara con este cosmos, pero es muy probable que esté condenado, en un futuro lejano, a comenzar una etapa inacabable de obscuridad estéril. Si los físicos tienen razón, existirán otros universos (no sabemos si una cantidad infinita, pero sí seguramente una cantidad incontable de ellos). Cada uno ocupará su propio marco espacial (no habrá forma, no importan cuanto