FORMULACIÓN DE LA DOCTRINA DRAGO Y SU INFLUENCIA POLÍTICA Y JURÍDICA. José Joaquín Parra. ÍNDICE Pág. 1. Los Antecedentes del Bloqueo contra Venezuela de 1902 2 1.1. El Bloqueo 2 1.2. Circunstancias Imperantes durante el Bloqueo 2 1.3. Consecuencias del Bloqueo 6 1.4. Levantamiento del Bloqueo 10 2. Situación de los países de escaso desarrollo frente a las grandes potencias, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX 11 3. Postulados de la Doctrina Drago 13 3.1. Breve Reseña Bibliográfica 13 3.2. Principales Postulados 13 3.3. Incidencia de la Doctrina Drago 15 3.4. Divulgación y Defensa de la Doctrina Drago en Europa por Carlos Calvo 18 4. Doctrina Calvo 19 4.1. Breve Reseña Bibliográfica 20 4.2. Principales Postulados 20 4.3. Cláusula Calvo 21 4.4. Incidencia de la Doctrina Calvo 23 4.5. Vigencia de la Cláusula Calvo 28 4.6. Vigencia de la Cláusula Calvo en la Legislación sobre Hidrocarburos en Venezuela 31 1 Bibliografía Consultada 36 FORMULACIÓN DE LA DOCTRINA DRAGO Y SU INFLUENCIA POLÍTICA Y JURÍDICA. José Joaquín Parra. 1. Los Antecedentes del Bloqueo contra Venezuela de 1902. 1.1. El Bloqueo: A partir del 9 de diciembre de 1902 los principales puertos de Venezuela son ocupados por unidades de las armadas de Alemania, Inglaterra e Italia, las cuales destruyen naves del país que se encontraban en esas mismas aguas. Posteriormente, los comandantes alemanes y británicos de dicha flota, expresaron en sendos comunicados publicados en periódicos locales que se había declarado el bloqueo de los puertos venezolanos en el Oriente, Centro y Occidente del país. De esta manera se consumaba una agresión armada, es decir, una acción de guerra contra Venezuela, no declarada previamente por parte de esas potencias. “Lo más relevante de estos actos de agresión es que se produjeron sin una previa declaración de guerra emitida por alguna de las partes y sin que mediara una actitud de beligerancia por parte de Venezuela, que exigiese una respuesta tan drástica como la que constituyeron los actos mencionados”. 1 1.2. Circunstancias Imperantes durante el Bloqueo: 1 RONDÓN DE SANSÓ, Hildelgard, El régimen jurídico de los Hidrocarburos. El impacto del Petróleo en Venezuela, Caracas, 2008, Pág. 149. 2 Cabe examinar las circunstancias que dieron lugar a tan insólito hecho en la historia del país y en este sentido, concurren unas de carácter interno o nacionales y otras de carácter externo o internacionales. En el orden interno o nacional, la inestabilidad política del país, la describe Wiliams Sullivan, en la biografía de Cipriano Castro, al referirse que en la última década del siglo XIX, es decir, entre 1892 y 1900 “se registraron seis movimientos bélicos de alguna consideración y 437 encuentros militares. En ésta actividad revolucionaria, escribe el biógrafo, miles de hombres perecieron, el 80% de la ganadería fue diezmado y la deuda nacional se incremento de 113.310.043,94 Bolívares al doble: 208.083.686,44 Bolívares”.2 En ese entonces, el principal rubro de exportación del país era el café, sus rentas fiscales fundamentales provenían de la recaudación aduanera y requerían importaciones de maíz para alimentar a la población. Venezuela, se hallaba presidido desde el año 1899 por el General Cipriano Castro cuyo gobierno para el momento de la acción, se encontraba desestabilizado por el acoso continuo de que era objeto por el movimiento denominado Revolución Libertadora liderizado por el General Manuel Antonio Matos, banquero vinculado a la oligarquía caraqueña. Dicho movimiento recibió fuerte financiamiento y apoyo de la New York & Bermúdez Company, empresa Norteamericana, que explotaba el lago de asfalto de Guanoco, en el antiguo Estado Bermúdez. Esta empresa proporcionó a los rebeldes recursos suficientes para adquirir un barco en Inglaterra (el Ban Righ) y pertrechos de guerra (fusiles y municiones) para ser distribuidos entre los partidarios del movimiento, a lo largo de las costas del país. “En este tiempo (1901) era Mr. Sewal Secretario de la Compañía; y cuando Mr. Green (Presidente Trust del Asfalto) mandó desde París un giro para pagar el Ban Righ, fue el quien 3 lo hizo efectivo en el Seaboard Nacional Bank de esta ciudad (Nueva York); en cuya cuenta consta que fue por 100.000 dollars, es decir, unos 5.000 más de lo que costó el Ban Righ. A poco vino otro giro en la misma forma y lo mismo pagado (sic), por 30.000 dollars más. Inmediatamente, ya en octubre, el Ban Righ salió para Martinica con Matos y su expedición y el Presidente de la Compañía regresaba a Nueva York”3. En el orden externo o internacional, las grandes potencias europeas Alemania, Inglaterra e Italia, eran acreedoras de Venezuela, por préstamos otorgados a la República desde vieja data; es decir, muchos de los préstamos se originaron de financiamientos ocurridos desde la separación de Venezuela de la Gran Colombia, los cuales se fueron acumulando con nuevos préstamos otorgados posteriormente para refinanciar los anteriores. Al 31 de diciembre de 1902 Venezuela era deudora de dichas potencias por 119.300.000 Bolívares, saldo al que se habían acumulado 46.000.000 Bolívares por intereses. El gobierno venezolano había suspendido el pago de esta deuda debido a la crisis económica que atravesaba el país. En efecto, desde 1900, el ingreso fiscal apenas promediaba 30.000.000 Bolívares y los gastos de guerra, a que obligaban los continuos alzamientos internos de la época, sólo empeoraban la situación e impedían que se atendiera a las exigencias de los acreedores. Al monto de la deuda, se agregaba el de las reclamaciones tramitadas a través de canales diplomáticos, por los supuestos agraviados y que se situaba en 186.500.000 Bolívares, con motivo de los daños que les fueron ocasionados a los bienes de súbditos de esas naciones, durante las distintas rebeliones civiles, que tuvieron lugar en el país en esos años. 2 CONSALVI, Simón Alberto, El Petróleo en Venezuela. Fundación Bigott, Caracas 2004, Pág. 38. HARWICH VALLENILLA, Niñita, Asfalto y Revolución: La New York & Bermúdez Company, Pág. 321 3 4 Para ese año de 1902 el Ministro de Fomento anunció la reforma de la legislación minera, lo que ocurriría posteriormente con el Código de Minas de 1904, donde se distinguirían las concesiones petroleras de las de otros minerales. Y, entre tanto, en 1903 suspendería la tramitación de nuevas concesiones, declarando la caducidad de 293 de ellas, con una superficie de 113.745 hectáreas, las cuales revistieron al Estado. De otro lado, estaba presente en este escenario, Estados Unidos, potencia de este hemisferio, la cual conforme a la Doctrina Monroe se erigía en celoso guardián de estos territorios, frente a cualquier incursión que con intenciones de anexión sobre los mismos, pretendieren hacer las potencias europeas. Dicha doctrina se origina del mensaje al Congreso Norteamericano, dirigido por el presidente James Monroe en 1823, donde se rechaza la colonización y la intervención de potencias europeas en los continentes americanos que gozan de condición libre e independiente y, a su vez, declara que los Estados Unidos no se mezclarán en los asuntos de Europa. Se dice que fue formulada ante la amenaza Rusa de extender el paralelo de sus fronteras en Alaska, o sea en la parte norte del hemisferio Americano, y de otro lado ante el temor de que España pretendiera reducir a la obediencia a las Colonias Españolas alzadas contra la metrópolis desde 1811, circunstancia ésta que podría estimular posteriormente a Inglaterra a incursionar en territorio Norteamericano. “Rusia poseía esta región desde el siglo XVIII y deseaba extender en ella su influencia, puesto que un ukase elaborado entre los día 4 y 16 de septiembre de 1821, había decidido extender los derechos de Rusia hasta el paralelo 45 de latitud Norte, es decir, prácticamente hasta California, con la consiguiente amenaza que ello representaba para la futura expansión de los Estados Unidos”.4 La doctrina Monroe, es más una acción política que un principio de derecho internacional, porque no se trata de un principio aceptado internacionalmente 5 siquiera por las naciones americanas. Su aplicación está en función de la voluntad y el poderío militar que pueda respaldar en un momento dado la decisión de los Estados Unidos; por ello, sus mandatarios reclaman siempre el fortalecimiento de su armada, como medio necesario para hacer creíble esta doctrina “la doctrina Monroe no es un principio de derecho internacional y, aunque creo que algún día puede llegar a serlo, ello no es necesario en tanto que continúe siendo un distintivo cardinal de nuestra política exterior, y en tanto que poseamos voluntad y fuerza para hacerlo efectivo”. 5 En razón de lo anterior, Alemania e Inglaterra antes de proceder al bloqueo de Venezuela, solicitaron y obtuvieron la anuencia de los Estados Unidos, dándoles sendas seguridades de que su accionar no conllevaría, de manera alguna, la anexión de territorio venezolano y de que su objetivo fundamental, lo constituye obtener la reparación de los agravios ocasionados a sus súbditos por el gobierno de la nación suramericana y el cobro de acreencias contra la misma, tal como se afirma en el intercambio de comunicaciones suscitadas entre las embajadas de dichos países con el Departamento de Estado de los Estados Unidos. 1.3. Consecuencias del Bloqueo: Este bloqueo trajo a su vez consecuencias tanto en el orden nacional como en el internacional. En el orden nacional, el presidente Castro lanza una proclama dirigida al país llamándolo a unírsele a su alrededor para rechazar la invasión armada ocurrida; ésta proclama se iniciaba con la siguiente frase: “La planta insolente del 4 ROUSSEAU, Charles, Derecho Internacional Público, III Edición, Barcelona 1966, Pág. 324 Discurso del presidente Roosvelt en Chicago 2 de Abril de 1903, DRAGO, Luis M. La República Argentina y el Caso de Venezuela. Edición Especial del Senado de la República, Caracas 25 de Mayo de 1982, Pág. 7. 5 6 extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria”. A estos fines ordena liberar a todos los presos políticos, fundamentalmente, al General José Manuel Hernández (conocido como el “Mocho Hernández”) quien era uno de los principales líderes de la Revolución Libertadora y agrupaba, el ala nacionalista de la misma. La amnistía política decretada, le permitirá al gobierno de Castro debilitar sensiblemente al movimiento de la Revolución Libertadora y así podrá derrotar posteriormente al General Matos, en el año de 1903, poniendo punto final a la última de nuestras guerras que se desarrolló desde 1901 hasta el 21 de julio de 1903. En efecto, “Esta revolución estalló y se apoderó de casi todo el país, menos de Caracas y de la región andina. La derrota de Rolando en Ciudad Bolívar (1903), determinó el fin del episodio y consolidó el poderío de Castro”. 6 El referido hecho, le permitió a Castro estabilizarse hasta el año de 1908, cuando por razones de salud, viaja a Europa dejando entonces el cargo en manos de su Vicepresidente, el General Juan Vicente Gómez, quien no le permitió retornar al país. Vale recordar que el dictador Gómez permaneció en el poder hasta el año de su fallecimiento, en 1935, contando con el apoyo irrestricto de las concesionarias de hidrocarburos norteamericanas y británicas, a diferencia de lo ocurrido con su antecesor. Al inicio de su mandato, Gómez devolvió a la New York Bermúdez & Company, la concesión de asfalto, que la Corte Suprema de Justicia había restituido a la nación durante el último año del gobierno de Castro. El aprovechamiento del poder, por parte de Gómez sus familiares y amigos con relación a la explotación petrolera en el país ha sido objeto de señalamiento 7 no solo por autores nacionales sino también por algunos escritores internacionales así: “el rey del carnaval de las concesiones era el dictador Juan Vicente Gómez (…) extraía acciones petroleras de sus bolsillos repletos, y con ellas recompensaba a sus amigos, a sus parientes y a sus cortesanos (…) las grandes potencias cubrían el pecho de Gómez con lustrosas condecoraciones (…) los favoritos del dictador vendían las concesiones a la Shell, a la Standard Oil o a la Gulf (…) la Ley Petrolera de 1922, fue redactada por los representantes de tres firmas de los Estados Unidos (…)”. 7 De igual manera, en esa misma época, Deterding y la Royal Duth Shell, para desarrollar en Venezuela uno de los mayores complejos petrolíferos del mundo establecieron “un acuerdo con el dictador Gómez que le facilitaba mano de obra barata y tranquila (su lema era “Paz, Unión y Trabajo” lo que sus enemigos traducían por “Paz en los cementerios, Unión en las prisiones y Trabajo en las carreteras”) a cambio de lo cual Deterding pagaba unos 4.000.000 de dólares en “royalties” a Gómez”. 8 En el orden internacional, se produce la protesta del gobierno de la República Argentina ante los Estados Unidos, mediante la cual rechaza la agresión armada sufrida por Venezuela con la finalidad de obligarla a pagar deudas a las potencias europeas acreedoras, acción ésta que a su juicio estaba reñida con el debido respeto que se debían los Estados entre sí. Además, invoca la doctrina Monroe, en razón de que tal agresión atentaba contra la soberanía política y territorial de un país Americano en contravención con lo dispuesto en dicha doctrina. Esta protesta formulada mediante una comunicación dirigida por el canciller de esa República, Luis María Drago, en fecha 29 de diciembre de 1902, al Ministro de García Merou acreditado diplomático de ese país ante el gobierno 6 VELÁSQUEZ Ramón J., Memorias de Venezuela. Recopilación, Selección y Notas de Ramón J. Velásquez, Vol. III, De Alcántara a Castro 1878 -1908), Ediciones Centauro, 1991, Caracas Venezuela, Pág. 305). 7 GALEANO Eduardo, Las Venas Abiertas de América Latina. Siglo XXI de España Editores, 16 Edición, Pág. 183 - 184 8 O' CONNOR Richard, Los Barones del Petróleo, Editorial Euros, 1974, Págs. 148 y 149. 8 de los Estados Unidos, para que la hiciere del conocimiento de este, dio lugar a la denominada “Doctrina Drago”, constituyó la mayor prueba de solidaridad internacional que recibió Venezuela en esos momentos y la cual se encuentra recogida junto con los documentos relacionados con su formulación en la citada obra de Luís M. Drago, publicada por el Senado de la República de Venezuela, en 1982. Entre tanto, en el Parlamento Inglés ante la comparecencia del Jefe de Gabinete y Primer Lord del Tesoro, Mr. A. J. Balfour, para explicar el rol de Inglaterra en el bloqueo de Venezuela, se suscitaron cuestionamientos a esta acción, fundamentalmente en base a las razones siguientes: 1. No se justifica que el gobierno inglés se erija en cobrador por la fuerza de acreencias de prestamistas ingleses que, a sabiendas de los riesgos que corren, hubieren facilitado dinero a Repúblicas inestables, descontando hasta el sesenta por ciento (60%) del capital prestado y recargando el servicio de la deuda con intereses elevados, todo ello para cubrir tales riesgos. 2. No resulta conveniente para Inglaterra los términos rígidos de la alianza con Alemania, toda vez que no permite que el país pudiere negociar por separado el arreglo de su acreencia si así lo consideraba favorable, o darle fin a dicha alianza, cuando así lo estimare necesario, tal como habían procedido en el pasado cuando pactaron con Francia para cobrarle deudas a México. 3. También resulta preocupante la alianza con Alemania porque puede ser mal vista por los Estados Unidos con relación a la Doctrina Monroe, en atención a que Alemania ha estado amenazando a provincias del Brasil. Igualmente, hubo repercusión en la opinión pública internacional de la época, principalmente en Argentina, Inglaterra y los Estados Unidos. Entre los diarios que 9 le dieron más cobertura al acontecimiento, pueden citarse “LA PRENSA” y “LA NACIÓN” en Argentina; el “TIMES” de Londres; el “TIMES” en Glasgow; “THE SUN”, “ THE EVERING POST” y “NEW YORK TIMES”, de New York; “THE PRESS” de Filadelfia; “THE TRANSCRIPT”, de Boston, y otros. Dichas opiniones, coincidieron en su mayor parte en que no se justificaban las agresiones armadas de potencias extranjeras para cobrar deudas a naciones más débiles, porque esto no se correspondía con un principio de derecho internacional, y aunque así fuere habría que aplicarlo también a las naciones más poderosas, cuestión ésta que no ocurría jamás. Además, los Estados no deberían respaldar tales acciones, ante los riesgos suficientemente conocidos por los prestamistas, al desembolsar su dinero a naciones débiles e inestables y, por tal motivo, anticipaban debidamente grandes descuentos de capital y elevados intereses sobre tales desembolsos. Se advertía también que estaba en juego la aplicación de la doctrina Monroe por parte de los Estados Unidos, cuyo parecer sería siempre necesario para determinar el rumbo que seguiría el conflicto. 1.4. Levantamiento del Bloqueo: El bloqueo que se inició en fecha 9 de diciembre de 1902 culminó el 13 de febrero de 1903, con la firma del Protocolo de Washington, suscrito entre las grandes potencias europeas y Venezuela, en este caso representada por el embajador de Estados Unidos en Venezuela Herbert Bowen, país este que fungió de mediador para lograr el arreglo. Este acuerdo significó que el gobierno de Venezuela destinaría el treinta por ciento (30%) de sus rentas por concepto de aduanas a satisfacer el pago de las obligaciones contraídas con los países acreedores. El monto de las deudas públicas resultó reconocido en su totalidad 10 por la suma de 165.300.000 Bolívares, pero el monto por concepto de indemnizaciones reclamadas por daños a los súbditos extranjeros se redujo de 150.900.000 Bolívares a la cantidad de 35.500.000 Bolívares. Dicho Protocolo fue cuestionado en el Congreso de Venezuela, debido a que había sido suscrito bajo la presión de una ocupación armada, situación esta que impedía realizar libremente una negociación equitativa y ajustada a las leyes; comprometiendo rentas soberanas del Estado, lo cual lo ponía fuera de toda consideración Constitucional. En tal virtud, el órgano legislativo acordó “prescindir de la tramitación constitucional relativa a los Tratados Diplomáticos, y se limitó a facultar al Ejecutivo Federal para que lo ponga en curso, sin que ninguna de sus cláusulas establezca el menor antecedente en la vida política de la República”. 9 2. Situación de los países de escaso desarrollo frente a las grandes potencias, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Consideraban algunos estadistas de la época, que los Estados Europeos ya se habían repartido el continente africano a lo largo del siglo XIX y agotado las posibilidades de expansión o reacomodo de esas reparticiones, sin que mediase una lucha entre los mismos Estados. En razón de la necesidad de seguir creciendo y de proyectarse por los requerimientos ocasionados por el aumento de su población y el desarrollo de su economía, dirigieron la mirada hacia el continente americano y avizoraron que el mismo sería propicio para asumir en el siglo XX, el papel que le correspondió al África en el siglo XIX. Es decir, la América Ecuatorial estaría destinada a ser repartida entre las potencias europeas. 9 GUERRA IÑIGUEZ Daniel, El Derecho Internacional Público, Editorial Nus, Caracas 1960. Pág 162. 11 El nuevo mundo, reunía características singulares que lo hacían susceptible de un proyecto de esa naturaleza, toda vez que sus vastos territorios, a la vez que poseían riqueza agrícola y minera absolutamente intacta y por desarrollarse, todavía estaban conformados por repúblicas emancipadas del dominio de España. Estas nuevas naciones, con gobiernos corruptos e ineficientes que se sucedían en perpetuas revoluciones, retardaban el progreso del país y constituían un signo de la degeneración de sus habitantes, más que una manifestación del deseo de superarse, así se expresaba James Bryce, estadista ingles, en “The Nineteenth Century and Alter”, en abril de 1903. Esa visión fatalista sobre naciones subdesarrolladas incapaces de atender sus propios designios y de darse por si mismas gobiernos que las condujeran a un debido desarrollo, sirvió de soporte para que en el continente africano proliferaran los protectorados, las ocupaciones militares y cualesquiera otra forma de intervención. Dentro de este contexto ocurrieron en África las intervenciones siguientes: 1. El protectorado de Francia sobre Túnez para imponerle a esta nación el pago de los empréstitos otorgados por banqueros de aquella. 2. El protectorado de Francia y España sobre Marruecos, que fue compartido entre ambas potencias, ejerciendo su dominio cada una en sus respectivas zonas para asegurarse el pago de deudas financieras. 3. La intervención militar y control político de Gran Bretaña sobre Egipto para proteger también intereses de sus súbditos. En todas ellas el denominador común era el de asegurar fundamentalmente el pago de las deudas atrasadas que esos países nuevos debían a las potencias extranjeras. Y en este mismo marco, se inscriben las intervenciones de dichas potencias en naciones de América durante el siglo XIX, dirigidas también a 12 solventar reclamos de los súbditos de aquellas y el pago de empréstitos concedidos a estos jóvenes países. Tal como ocurrió con la intervención de Francia y Gran Bretaña en el río de la Plata, Argentina, en los años 1838 al 1850, y con las de Francia, en dos ocasiones en la nación Mexicana, la primera de ellas en 1838 al 1839, y la segunda intervención armada en 1861 al 1867. La referida visión fatalista por parte de las grandes potencias, en torno a las naciones subdesarrolladas, que le atribuían a estas una capitas diminutio en virtud de la cual se hacían merecedoras de cualquier forma de tutelaje, justificaron siempre cualquiera de las intervenciones señaladas. Lamentablemente, todavía quedan vestigios de esa visión en el presente, con los condicionamientos que el Fondo Monetario Internacional suele establecer a las naciones beneficiarias de los préstamos que dicho ente otorga, cuando a estos fines, les impone cambios en las políticas soberanas de estos países. 3. Postulados de la Doctrina Drago. 3.1. Breve Reseña Bibliográfica: Luís María Drago, nació en Buenos Aires el 6 de mayo de 1859. Fue miembro de una distinguida familia argentina, nieto de Bartolomé Mitre, Presidente de Argentina durante 1862 y 1868. Comenzó su carrera como editor periodístico, luego se desempeño como funcionario de Hacienda y posteriormente, llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente, General Julio A. Roca y en este cargo se encontraba cuando ocurrió el referido bloqueo a las costas venezolanas. Este hecho, dio lugar a la formulación de la doctrina que lleva su nombre y se opone al cobro compulsivo de deudas públicas, de cualquier país suramericano, mediante la intervención armada del Estado acreedor. 13 Drago representó a la República Argentina en la Conferencia de Paz de la Haya, en 1907, y luego formó parte del Tribunal de Arbitraje que decidió en 1910, el famoso caso entre Gran Bretaña y Estados Unidos, sobre Pesquerías en la costa Norte del Atlántico. Falleció en Buenos Aires el 9 de junio de 1921, poco después de haber sido invitado por la Sociedad de las Naciones, a participar en el diseño de los Estatutos de la Corte Permanente de Justicia Internacional. 3.2. Principales Postulados: En la formulación de su doctrina expresada en la mencionada nota del 29 de diciembre de 1902, dirigida al Ministro García Merou, hace algunas consideraciones al respecto como son las de que “el capitalista que suministra su dinero a un Estado Extranjero, tiene siempre en cuenta cuales son los recursos del país en el que va a actuar y la mayor o menor probabilidad de que los compromisos contraídos se cumplan sin tropiezo”. También agrega que “el acreedor sabe que contrata con una entidad soberana y es condición inherente de toda soberanía que no pueda iniciarse ni cumplirse procedimientos ejecutivos contra ellas, ya que ese modo de cobro comprometería su existencia misma, haciendo desaparecer la independencia y la acción del respectivo Gobierno”. Igualmente afirma la igualdad entre los Estados y el debido respeto que se deben entre sí al expresar, que “entre los principios fundamentales del Derecho Público Internacional que la humanidad ha consagrado, es uno de los más preciosos el que determina que todos los Estados, cualquiera que sea la fuerza de que dispongan, son entidades de derecho, perfectamente iguales entre sí, y recíprocamente acreedoras por ello, a las mismas consideraciones y respeto”. Como también señala que el expediente de la fuerza para el cobro de las deudas llevaría a la ruina a las naciones débiles y a su absorción de sus gobiernos 14 por los grandes o poderosos, cuando expresa que “el reconocimiento de la deuda, la liquidación de su importe, puede y debe ser hecha por la nación, sin menoscabo de sus derechos primordiales como entidad soberana, pero el cobro compulsivo e inmediato, en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería otra cosa que la ruina de las Naciones más débiles, y la absorción de su gobierno con todas las facultades que le son inherentes por los fuertes de la tierra”. De otro lado aclara que la afirmación de estos principios no constituye una excusa para la insolvencia o mala fe de las naciones deudoras y así dice que “no es esta de ninguna manera la defensa de la mala fe, del desorden y de la insolvencia deliberada y voluntaria. Es simplemente amparar el decoro de la entidad pública internacional que no puede ser arrastrada así a la guerra, con perjuicio de los altos fines que determina la existencia y la libertad de las naciones”. También expresa que “el reconocimiento de la deuda pública, la obligación definida de pagarla, no es por otra parte, una declaración sin valor, porque el cobro no pueda llevarse a la práctica por el camino de la violencia”. (…) “El cobro militar de los empréstitos supone la ocupación territorial para hacerlo efectivo, y la ocupación territorial significa la supresión o subordinación de los gobiernos locales en los países a que se extiende. Tal situación aparece contrariando visiblemente los principios mucha veces proclamados por las naciones de América, y muy particularmente la doctrina de Monroe, con tanto celo sostenida y defendida en todo tiempo por los Estados Unidos, doctrina a que la República Argentina ha adherido antes de ahora”. (…) “No puede haber expansión territorial europea en América, ni opresión de los pueblos de este Continente, porque una desgraciada situación financiera pudiese llevar a algunos de ellos a diferir el cumplimiento de sus compromisos. En una palabra, el principio que quisiera ver reconocido, es el que la deuda pública no pudiera dar lugar a la intervención armada ni menos a la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia 15 europea. El desprestigio y el descrédito de los Estados que dejan de satisfacer los derechos de sus legítimos acreedores trae consigo dificultades de tal magnitud que no hay necesidad de que la intervención extranjera agrave con la opresión las calamidades transitorias de la insolvencia”. La Doctrina Drago rechaza en forma absoluta el uso de la fuerza como medio adecuado para el cobro de las deudas públicas contraídas con potencias Europeas por las nuevas naciones americanas, porque ello conllevaría a la ocupación territorial y subordinación de estos países, lo cual menoscabaría los derechos soberanos de los mismos. 3.3. Incidencia de la Doctrina Drago: La doctrina Drago tuvo gran incidencia entre los países hispanoamericanos, quienes vieron en sus postulados un fuerte soporte de derecho internacional para oponerla a la amenaza de potencias extranjeras sobre la soberanía y el territorio de las nuevas naciones. No así lo tuvo frente a los Estados Unidos, quien la rechazó por considerarla contraria a sus propios intereses expansionistas, y de allí que a comienzos del siglo XX, no pocas veces ocupó a países centroamericanos y del Caribe mediante la fuerza armada, para asegurarse de que estos pagasen las deudas públicas contraídas con potencias europeas y de esta manera, evitar que invadiesen territorio americano, para cobrar sus acreencias. Ejemplo de ello, lo fueron las invasiones de los Estados Unidos en Honduras (1911), Nicaragua (1911), República Dominicana (1907) y Haití (1915), éstas dos últimas intervenidas financieramente hasta 1941 y 1933 respectivamente. Los países hispanoamericanos continuaron proclamando la doctrina Drago ante los escenarios internacionales, cada vez que tenían oportunidad para hacerlo, y, de su parte, Estados Unidos de igual manera procedía a presentar su 16 oposición a la misma. Como ocurrió en la III Conferencia Panamericana de Río de Janeiro del año 1907, donde las naciones hispanoamericanas pretendían discutir la doctrina Drago y por oposición de los Estados Unidos se remitió el tema a la consideración de la II Conferencia de Paz de la Haya a celebrarse en el mismo año. Luego, en ésta última Conferencia, a proposición de Estados Unidos se aprueba el Tratado Porter, donde en principio se rechaza el uso de la fuerza por un país, para el cobro de deudas contractuales a otro país; sin embargo, se autorizó el uso de esa misma fuerza, cuando el Estado deudor rechace someterse a un arbitraje sobre la cuestión en discusión, o cuando aceptado el compromiso, rechace aplicar el laudo arbitral. En esa oportunidad la delegación Argentina, de la cual formaba parte Luís M. Drago, se pronunció contra la modificación de su doctrina, y ratificó la misma, dentro de los términos en que ella había sido formulada en la citada comunicación del 29 de diciembre de 1902. Varios países hispanoamericanos salvaron su voto, entre ellos, Venezuela. Países centro americanos y Perú, esgrimieron la doctrina Drago ante una reunión extraordinaria de la Sociedad de Naciones ocurrida en el año de 1932, con motivo de la invasión Japonesa a Manchuria, para cobrarle a China obligaciones morosas, recordando al efecto los principios jurídicos contenidos en el Tratado Porter. Hoy en día subsiste la Doctrina Drago porque ningún Estado puede cobrar compulsivamente las deudas públicas o privadas de otro Estado y, esta tesis junto con la de Calvo se encuentra presente en la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en la Organización de los Estados Americanos (OEA). 17 En las cartas de ambas organizaciones se consagra la integridad territorial de los países miembros y se prohíbe el uso de la fuerza entre ellos, para obtener ventaja de cualquier naturaleza. En efecto, la Carta de la OEA dispone lo siguiente: “Artículo 20: Ningún Estado podrá aplicar o estimular medidas coercitivas de carácter económico y político para forzar la voluntad soberana de otro Estado y obtener de éste ventajas de cualquier naturaleza”. “Artículo 21: El territorio de un Estado es inviolable; no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera que fuere el motivo, aun de manera temporal. No se reconocerán las adquisiciones territoriales o las ventajas especiales que se obtengan por la fuerza o por cualquier otro medio de coacción”. Por su parte la Carta de las Naciones Unidas dispone en su artículo 2 inciso 4 lo siguiente: “Artículo 2: Para la realización de los Propósitos consignados en el Artículo 1, la Organización y sus Miembros procederán de acuerdo con los siguientes Principios: 4. Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”. 3.4. Divulgación y Defensa de la Doctrina Drago en Europa por Carlos Calvo: Para el momento de la formulación de la Doctrina Drago, el internacionalista Carlos Calvo, también ciudadano argentino aunque de origen uruguayo, era Ministro acreditado de la República de Argentina, ante el Gobierno de Francia. Calvo como reputado publicista, fue fundador del Instituto de Derecho Internacional, con sede en Bruselas y miembro a su vez del Instituto de Francia, y 18 en ese carácter aprovecho de solicitar a miembros de dichas instituciones, el parecer y las opiniones que le merecían tal doctrina, a cuyo efecto les anexó en sus respectivas comunicaciones, copia de la mencionada carta del 29 de diciembre de 1902, dirigida por Luís M Drago al Ministro García Merou. De las respuestas recibidas, cabe señalar lo afirmado en algunas de ellas por los calificados destinatarios de la comunicación de Calvo. En efecto Feraud – Giraud, miembro Honorario del Instituto de Derecho Internacional, Presidente honorario de la Corte de Casación, en Francia, afirmó “(…) Autorizar al Estado al cual pertenecen los acreedores a sustituir a estos para usar de la violencia contra el Estado deudor, importa atentar contra la existencia misma de este Estado, como nación distinta e independiente, cuya soberanía debe ser respetada a este título, cualesquiera que sea su debilidad y su compromiso financiero. Es, en definitiva, subordinar la existencia de un Estado a sus recursos financieros”10 Asimismo, Pasquale Fiore, Profesor de Derecho de la Universidad de Nápoles, miembro del Instituto de Derecho Internacional y autor de la obra el Derecho Internacional, expreso “(…) Admito, como máxima, que todo Estado tiene derecho a que se le considere, en la sociedad internacional, como el igual de los demás en cuanto al ejercicio de sus derechos y al cumplimiento de sus obligaciones. Por consiguiente, es contrario a la igualdad jurídica de todos los Estados cualquier acto de jurisdicción, aún en el caso que sea llevado a cabo con el objeto de proteger los intereses de sus ciudadanos. Considero la injerencia de un gobierno en la administración pública de un Estado extranjero, como un atentado contra el derecho de soberanía interno, y reconozco, pues, como ilegítima toda acción de un gobierno que, con el fin de proteger los intereses de los 10 Ob. Cit. DRAGO, Luis M. Pág. 42. 19 particulares, se propusiera establecer un control, en cualquier forma que sea, de los actos de administración de un estado extranjero”. 11 Igualmente, J. E. Holland, Consejero del Rey de Inglaterra, Profesor de la Universidad de Oxford, Miembro del Instituto de Derecho Internacional, al responder se adhiere a las palabras de que hizo uso en 1980, el marques de Salisbury: “Si por una parte sería una injusticia el decir que este país no debería intervenir para sostener a los tenedores de bonos cuyos intereses hubiesen sido perjudicados, por otra, apenas sería equitativo que un grupo de capitalistas obtuviera el poder de arrastrar a dicho país a hechos de fuerza de semejante naturaleza. Tendrían así todo el beneficio de una garantía nacional sin haberla pagado”. 12 4. Doctrina Calvo. La doctrina Calvo está entrelazada con la doctrina Drago, toda vez que cuando se formula esta última, se nutre y apoya en los principios de derecho internacional que Carlos Calvo había desarrollado con anterioridad, por lo cual, no resulta extraño que este haya asumido en Europa, la defensa y divulgación de la doctrina Drago. 11 12 Ob. Cit. DRAGO, Luis M. Págs. 38-39. Ob. Cit. DRAGO, Luis M. Pág. 50. 20 4.1. Breve Reseña Bibliográfica: Carlos Calvo conocido como internacionalistica y diplomático Argentino, nació en Montevideo el 12 de febrero de 1824 y murió en París en el año 1906, estudió derecho en Buenos Aires, donde obtuvo la ciudadanía Argentina, estuvo al frente de importantes misiones representando a su país en Francia y Alemania, y como se dijo fue miembro fundador del Instituto de Derecho Internacional, en Gand, Bélgica y miembro del Instituto de Francia, en París. Escribió varias obras entre las cuales están: - Colección Completa de los Tratados, Convenio, Capitulaciones, Armisticios y otros actos Diplomáticos de todos los Estados de la América Latina desde el año de 1493 (París, 1862). - Análisis Histórico de la Revolución de la América Latina (París, 1864). - Pero, su obra más importante es, su Derecho Internacional Teórico y Práctico publicado por primera vez en castellano en 1868, luego traducido al francés, en una versión de seis (6) Tomos. 4.2 Principales Postulados: La doctrina Calvo se formula en el contexto de las referidas intervenciones que sobre naciones americanas habían hecho las potencias europeas, en el curso del siglo XIX, particularmente sobre Argentina y México. En todas esas incursiones armadas estuvo de por medio el cobro de deudas contraídas con esas potencias, por esas Repúblicas Americanas. Es por lo anterior, y como respuesta a las acciones diplomáticas e intervencionistas de las potencias extranjeras en el territorio de las naciones americanas que recién habían obtenido su independencia, que Carlos Calvo, desarrolla y proyecta su doctrina con el propósito de que su adopción pudiese 21 servir de muro de contención a tan censurables prácticas que estaban a todas luces reñidas con el Derecho Internacional. De ahí, que en su citada obra más importante, publicada en 1868, explana los principios fundamentales de la soberanía nacional, la igualdad entre ciudadanos nacionales y extranjeros y la jurisdicción territorial. “Según él: i) Los Estados soberanos gozan del derecho de estar libres de cualquier forma de interferencia, (ingérence d 'aucune sorte) por parte de otros Estados; ii) Los extranjeros tienen los mismos derechos que los nacionales y, en caso de pleitos o reclamaciones, tendrán la obligación de acabar todos los recursos legales ante los Tribunales Locales sin pedir la protección e intervención diplomática de su país de origen”.13 Como se dijo anteriormente, la Doctrina Calvo, constituyó una reacción ante la práctica de resolver las controversias planteadas contra el Estado por la vía diplomática, esto es, ante las autoridades del país por los agentes diplomáticos, a nombre de sus compatriotas, supuestamente afectados, lo cual tenía el carácter manifiesto de una intervención de autoridades extranjeras tutoras de intereses particulares, ante los organismos del Estado. Calvo se manifiesta contra esta situación estimando que, bajo tal práctica diplomática se esconde la intervención de un Estado extranjero que utiliza como pretexto, los aparentes daños a intereses privados y las demandas por indemnizaciones pecuniarias, en beneficio del Estado que realiza la intervención. Tal actuación pone de relieve que los extranjeros se encuentran en una situación de privilegio frente a los nacionales, ya que éstos, en lugar de someterse a los recursos locales, operan por una vía que a los originarios del Estado no les está dado utilizar. 4.3. Cláusula Calvo: 22 Se ha denominado Cláusula Calvo a las diversas interpretaciones que sobre los principios desarrollados en la doctrina Calvo, se han podido deducir y cuyas conclusiones terminan por informar a disposiciones que se consagran en leyes o contratos. Es decir, la doctrina Calvo no establece fórmulas ni modelos legales específicos, pero sus principios permiten que otros puedan desarrollarlas a través de la cláusula Calvo, que sí precisa el alcance y la aplicación de estos principios frente a situaciones concretas a ser contempladas en la ley o en el convenio. Sobre este particular se afirma, por un lado, que Calvo estima que la necesidad de que se mantenga la igualdad de los derechos civiles, obliga a que el extranjero que sufre un daño, debe ocurrir a las autoridades del país donde reside y sólo se justifica la interposición diplomática una vez agotados inútilmente los remedios locales sin haber obtenido justicia (denegación de justicia). Por su parte, otros señalan “que diversos países de América Latina desarrollaron la llamada cláusula Calvo aplicada a los acuerdos contractuales con inversores extranjeros, que obligaban a estos últimos a renunciar al recurso de la protección diplomática, permitiéndoles percibir la reparación únicamente en los tribunales del Estado receptor y bajo la legislación local”. (…) “Si bien gobiernos como el de los Estados Unidos interpretaron a la cláusula Calvo como requiriendo únicamente el agotamiento previo de los remedios locales (…)”.14 Otra visión se tiene en el sentido de que, “la doctrina Calvo no debe confundirse con la regla de agotamiento de los recursos internos. En virtud del Derecho Internacional General, los recursos internos deben ser generalmente agotados como condición previa para el válido ejercicio de la protección 13 TAMBURINI, Francesco. Historia y destino de la Doctrina Calvo: ¿Actualidad u obsolencensia del Pensamiento de Carlos Calvo?. Revista de Estudios Históricos Jurídicos N° 24 Valparaíso 2002, Web: http://www.scielo.cl/scielo.php.?pid=s0716-5455200 2400005&script=sci_ arttext 14 Tawil, Guido Santiago, Los Tratados de Protección y Promoción Reciproca de Inversiones y el Arbitraje Internacional, El Caso de la Argentina, Web: http://www.bomchil.com/cas/articulos/ 2220BIT.PDF 23 diplomática (…). Por el contrario, la doctrina Calvo se opone a la protección diplomática, incluso después del agotamiento de los recursos internos. Los recursos internos no solo son una oportunidad para que el Estado repare un mal antes de que se convierta en objeto de reclamación internacional; son los únicos recursos de los que dispone el extranjero”.15 Se dice que hay cuatro (4) tipos distintos de Cláusula Calvo “una que excluye la protección diplomática siempre y en cualquier situación; una que garantiza el derecho a la protección diplomática solo en caso de denegación de justicia; una parecida a la segunda pero que prevé que la denegación de justicia no sea solamente un simple veredicto desfavorable al reclamante; y finalmente, aquellas constituciones que no insertan una Cláusula Calvo, sino que establecen que los foráneos tienen los mismos derechos y deberes que los nacionales”. 16 4.4. Incidencia de la Doctrina Calvo: La doctrina Calvo ha tenido notable incidencia entre las naciones hispanoamericanas, sobre todo durante las primeras ocho (8) décadas del siglo XX, declinando su influencia para las dos (2) últimas décadas del mismo siglo, período donde tuvo lugar en América Latina el auge de las posiciones neoliberales y de libre mercado, y notándose un resurgimiento a partir de fines del siglo pasado, con motivo del fracaso de las mencionadas posiciones. Entre esas naciones, particular referencia cabe hacer con respecto a México, que fue uno de los primeros países en aplicar la doctrina Calvo y ha asumido firmes posiciones en torno a la misma. En este sentido, México llegó a consagrar la doctrina Carranza, denominada así en honor a Venustiano Carranza, quien fue 15 Garibaldi, O.M, Carlos Calvo Redivivus: The Rediscovery of the Calvo Doctrine in the Era of Investment Treaties”, PROC. DEL 57° INSTITUTO ANUAL SOBRE LA LEY DE PETRÓLEO Y GAS (2006); reimpreso en Transnational Dispute Management, Vol. 3, Edición 5 (2006). 16 Ob. Cit. TAMBURINI, Francesco. 24 presidente de dicha nación. En 1917, instauró constitucionalmente el principio de que las reclamaciones de los extranjeros contra el Estado, estarían sometidas a la jurisdicción nacional, de la misma manera que los ciudadanos mexicanos y que para obtener concesiones de explotación de minas o de aguas, los extranjeros deberán convenir previamente “en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y en no evocar por lo mismo, la protección de su gobierno por lo que se refiere a aquellos, bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder en beneficio de la nación los bienes que hubieren adquirido en virtud de lo mismo”. (Artículo 27, inciso 1° de la Constitución de 1917, artículo éste que sobrevive hoy en día en la Constitución Mexicana).17 Esta posición fue cuestionada por los Estados Unidos, a través de su Secretario de Estado de la época, James Hull, quien pretendía indemnizaciones justas, adecuadas y oportunas para los ciudadanos norteamericanos, por reclamaciones ante el gobierno de México. Esta oposición determinó que la Corte Suprema Mexicana declarara que la aplicación de la cláusula Carranza no tendría efecto retroactivo, por lo cual, se excluían de ello muchas de las reclamaciones objeto de la controversia, fundamentalmente las concesiones de hidrocarburos otorgadas con anterioridad a dicho dispositivo constitucional. Posteriormente, en 1938, cuando ocurre la nacionalización petrolera el presidente Lázaro Cárdenas, ratifica a su manera la cláusula Calvo y la doctrina Carranza, lo cual dio lugar a lo que se denominó también doctrina Cárdenas cuando se pronunció sobre la no extraterritoriedad de la nacionalidad. En el caso de Venezuela, cabe señalar que nuestra ley del 14 de febrero de 1873 niega a los extranjeros el derecho de acudir a la vía diplomática para presentar sus reclamaciones contra el país, a menos que sean víctimas de injusticia notoria o de denegación de justicia y solo admite tal recurso cuando 17 Ob. Cit. TAMBURINI, Francesco. 25 comprobadamente, hubiesen agotado todas las vías ordinarias ante las autoridades competentes. Igualmente, consagraba el principio de irresponsabilidad del Estado por “los daños y perjuicios ejecutados por autoridades legítimas, obrando en su carácter público”. Esta importantísima norma en el Derecho venezolano que es la base del reconocimiento de la responsabilidad civil del Estado por daños, perjuicios y expropiaciones, fue sin embargo, plantada para excluir la responsabilidad del Estado cuando esos daños, perjuicios o expropiaciones, hubiesen sido ocasionados por rebeldes, golpistas, insurrectos, es decir, por aquellos que no podían considerarse autoridades legitimas en el ejercicio de su función pública. La igualdad entre venezolanos y extranjeros en lo que se refiere a los derechos y obligaciones que le otorga la constitución y las leyes, así como la limitación de la responsabilidad del Estado por reclamaciones de daños y perjuicios cuando solo fueren causados por autoridades legítimas, ha sido una constante en las legislaciones del país, así la vemos consagrada en la Constitución de 1901, en el artículo 14 con la siguiente redacción: “Los extranjeros, si tomaren participación en las contiendas políticas quedarán sometidos a las mismas responsabilidades que los venezolanos y a lo dispuesto en la atribución 20 del artículo 89. Único: En ninguna caso podrán pretender tanto los nacionales como los extranjeros, que la nación ni los estados les indemnicen daños, perjuicios o expropiaciones que no se hayan ejecutado por autoridades legitimas, obrando en su carácter público”. Igualmente aparece en las Constituciones del país, en la forma siguiente: CONSTITUCIÓN Constitución de 1904 Constitución de 1909 Estatuto Constitucional provisorio de 1914 Constitución de 1914 26 ARTÍCULOS Artículos 14 y 15 Artículos 20 y 21 Artículos 13 y 14 Artículos 16 y 17 Constitución de 1922 Constitución de 1925 Constitución de 1928 Constitución de 1929 Constitución de 1931 Constitución de 1936 Constitución de 1945 que reforma la de 1936 Constitución de 1947 Constitución de 1953 Constitución de 1961 Artículos 16 y 17 Artículos 38 y 39 Artículos 38 y 39 Artículos 38 y 39 Artículos 38 y 39 Artículos 38 y 39 Artículos 39 y 40 Artículo 24 Artículo 31 Artículo 47 En la Constitución de 1999, dicha disposición no aparece en una norma expresa de la misma, pero su significado y alcance aparecen recogidos en varios artículos de esa Carta Magna. En efecto, en cuanto a la igualdad entre venezolanos y extranjeros , en el artículo 301 aparece una disposición en virtud de la cual, las personas, empresas u organismos extranjeros no podrán gozar de regímenes más beneficiosos de los que disfrutan los nacionales y por otra parte, somete a la inversión extranjera a la mismas condiciones que la nacional. “Artículo 301. El Estado se reserva el uso de la política comercial para defender las actividades económicas de las empresas nacionales públicas y privadas. No se podrá otorgar a personas, empresas u organismos extranjeros regímenes más beneficiosos que los establecidos para los nacionales. La inversión extranjera esta sujeta a las mismas condiciones que la inversión nacional”. Asimismo, con relación a la limitación de la responsabilidad del Estado por reclamaciones de daños y perjuicios cuando solo fueren causados por autoridades legítimas, dicha limitación quedaría comprendida, en la conjugación de las disposiciones de los artículos 138 que pauta que toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos, con lo establecido en el artículo 139 ejusdem que determina la responsabilidad individual del funcionario cuando actúa por abuso o desviación del poder y con el artículo 140 que circunscribe la responsabilidad patrimonial del Estado por los daños que sufran los particulares cuando la lesión sea imputable al funcionamiento de la Administración Pública; funcionamiento 27 este, que de acuerdo con las normas citadas deben entenderse el que es realizado por funcionarios que actúan dentro de la esfera legítima de sus atribuciones . De otra parte, también se ha establecido que en materia de contrato de interés público, las controversias sobre el mismo, son decididas por los tribunales de Venezuela, conforme a sus leyes, sin que ello pueda dar lugar en ningún caso a reclamaciones internacionales. Esta disposición aparece consagrada en las constituciones siguientes: 18 CONSTITUCIÓN Constitución de 1893 Constitución de 1901 Constitución de 1904 Constitución de 1909 Estatuto Constitucional provisorio de 1914 Constitución de 1914 Constitución de 1922 Constitución de 1925 Constitución de 1928 Constitución de 1929 Constitución de 1931 Constitución de 1936 Constitución de 1945 que reforma la de 1936 Constitución de 1947 Constitución de 1953 Constitución de 1961 ARTÍCULOS Artículo 149 Artículo 139 Artículo 124 Artículo 142 Artículo 78 Artículo 121 Artículo 121 Artículo 50 Artículo 50 Artículo 50 Artículo 50 Artículo 49 Artículo 50 Artículos 107 y 108 Artículo 49 Artículo 127 En el artículo 151 de la Constitución vigente de 1999, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.453 Extraordinaria de fecha 24 de marzo de 2000, se reitera la inmunidad de jurisdicción en materia de 18 Los textos de las Constituciones Venezolanas desde el año 1893 hasta del año 1961, ambos inclusive, han sido revisados de los contenidos en la obra BREWER CARIAS, Allan R. Las Constituciones de Venezuela. Estudio Preliminar, Coedición de Ediciones de la Universidad Católica del Táchira, San Cristóbal Venezuela. Instituto de Administración Local. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, (España) 1985. 28 contratos de interés público, de la misma manera que en las constituciones anteriormente citadas, mediante el texto siguiente: “Artículo 151 CRBV. En los contratos de interés público, si no fuere improcedente de acuerdo con la naturaleza de los mismos, se considerará incorporada, aun cuando no estuviere expresa, una cláusula según la cual las dudas y controversias que puedan suscitarse sobre dichos contratos y que no llegaren a ser resueltas amigablemente por las partes contratantes, serán decididas por los tribunales competentes de la República, de conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras”. 4.5. Vigencia de la Cláusula Calvo: En la actualidad se debate si la cláusula Calvo resulta anacrónica u obsoleta frente a la tendencia de globalización de la economía mundial, en consideración a que la dinámica de las relaciones comerciales, ha llevado a establecer soluciones a las controversias entre extranjeros y Estados, que escapan de la jurisdicción nacional, para ser sometidas a instancias arbitrales internacionales. Esto lo corroboran los múltiples tratados de inversión tanto multilaterales como bilaterales que han sido suscritos, sobre todo en las últimas décadas del siglo pasado y a comienzos del presente. Ejemplo de ello lo constituyen en el hemisferio americano los tratados bilaterales de inversión suscritos por Estados Unidos con diferentes naciones así: - Con Argentina, en 1991. - Con Ecuador, en 1993. - Con Honduras, en 1995. - Con Nicaragua, en 1995. - Con Bolivia, en 1998. - Con El Salvador, en 1999. - Con Panamá, en 1982 modificado en el 2000. 29 En todos estos instrumentos, se prevé el arbitraje ante organismos internacionales para solucionar las controversias, unos ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) y otros ante Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI), dejando en consecuencia, de lado, la jurisdicción nacional. A dichos tratados se añaden, el intento de imponer el Tratado de Libre Comercio para las Américas (ALCA), cuyo rechazo por la mayoría de las naciones hispanoamericanas ha dado lugar a que Estados Unidos haya procurado firmar por separado sendos Tratados Bilaterales de Comercio con diversas naciones Latinoamericanas, logrando su objetivo, en Costa Rica, el Salvador y Colombia, pero éste último pendiente de ratificación por el Congreso Norteamericano; todo ello, dejando también de lado, la cláusula Calvo. Esta situación, evidencia para muchos autores el desuso y abandono de la cláusula Calvo en Hispanoamérica, quienes afirman que la misma ha dejado de representar un reto “empleando una metáfora podemos afirmar que ha muerto de “muerte natural” por el cambio de los tiempos y el progreso. (…) En definitiva, la doctrina Calvo llegó a tener dignidad de normas de derecho internacional, más, por ironía del destino, no ha sobrevivido al cambio de las condiciones políticohistóricas. La fuente suprema de derecho que hoy en día la contienen, quieren destacar con firmeza un ideal de independencia que muy a menudo fue ignorado o menospreciado por las potencias extranjeras. (…)”19 Con relación a esa posición y a pesar de que concluye que la cláusula Calvo no tiene vigencia en el campo del Derecho Internacional, otro autor advierte acerca de su posible resurgimiento, no sólo en las naciones latinoamericanas sino lo que resulta interesante, en el propio Estados Unidos, aunque en este último caso no se den las razones históricas y culturales que si se dieron para las otras 30 naciones. Como se expresa “(…) el apoyo a las políticas de la doctrina Calvo en los Estados Unidos tiene un comportamiento más ligero que en América latina. Esas políticas no invocan una tradición estadounidense en particular; éstas no reflejan la cultura estadounidense y éstas no representan una reacción profunda ante reclamos históricos. Actúan en el sentido contrario a los intereses económicos estadounidenses tanto de exportadores como de los mayores importadores de inversión extranjera directa. (…)”.20 19 20 Ob. Cit. TAMBURINI, Francesco. Ob. Cit. Garibaldi, O.M . 31 No obstante lo anterior, en Hispanoamérica muchas naciones continúan aplicando la cláusula Calvo, no solo por los orígenes de la misma y las razones históricas de su formulación, sino porque ella envuelve uno de los contenidos intrínsecos a la identidad de los Estados como lo es su soberanía, cuyo abandono no se justifica de manera alguna por la globalización y el libre mercado entendido en su mayor amplitud. De ahí, que ya algunas naciones han procedido en la reafirmación de la doctrina Calvo, a través de la adopción en sus nuevos ordenamientos jurídicos de disposiciones que la ratifican y la reafirman, tal es el caso de Bolivia, en su nueva Constitución Política del Estado, de fecha 7 de febrero de 2009, que establece en sus artículos 14 y 366, lo siguiente: “Artículo 14. (…) V. Las leyes bolivianas se aplican a todas las personas, naturales o jurídicas, bolivianas o extranjeras, en el territorio boliviano. VI. Las extranjeras y los extranjeros en el territorio boliviano tienen los derechos y deben cumplir los deberes establecidos en la Constitución, salvo las restricciones que ésta contenga”. “Artículo 366. Todas las empresas extranjeras que realicen actividades en la cadena productiva hidrocarburífera en nombre y representación del Estado estarán sometidas a la soberanía del Estado, a la dependencia de las leyes y de las autoridades del Estado. No se reconocerá en ningún caso tribunal ni jurisdicción extranjera y no podrán invocar situación excepcional alguna de arbitraje internacional, ni recurrir a reclamaciones diplomáticas”. En Argentina, se han presentado diversos proyectos de leyes con la intención de reafirmar la jurisdicción de los tribunales argentinos en las controversias suscitadas con extranjeros, tales como: - Proyecto de Ley N° 6057-D-04, de fecha 17 de septiembre de 2004, presentado por María Elena Barbagelata y Otros, mediante el cual se somete a la jurisdicción exclusiva de los tribunales argentinos, todas las 32 disputas en las cuales el Estado sea parte, así como, establece denunciar todos aquellos tratados y acuerdos suscritos por Argentina en los cuales hubiera acordado someterse a la jurisdicción de tribunales extranjeros o arbitrales; - Proyecto de Ley N° 2759-D-05, del 12 de mayo de 2005, presentado por Eduardo Macaluse y Otros, mediante el cual declararía la nulidad absoluta de todas las renuncias a la jurisdicción argentina y sujetaría a la jurisdicción exclusiva de los tribunales argentinos, todos los asuntos en los cuales la Nación, las provincias o los órganos o empresas del Estado sean parte; igualmente anularía la Ley que ratificó el Convenio (CIADI); y - Proyecto de Ley N° S-2577-05 del 23 de agosto de 2005, presentado por Ricardo Gómez y Pedro Salvatori, que establecería que los asuntos relacionados con las políticas económicas del gobierno y los fallos de los tribunales argentinos relativos a la expropiación directa o indirecta, no estarían sujetos a la revisión de Cortes o Tribunales Internacionales. 4.6. Vigencia de la Cláusula Calvo en la Legislación sobre Hidrocarburos en Venezuela: Particular referencia merece la influencia de la cláusula Calvo, en la legislación sobre Hidrocarburos en nuestro país. En este sentido, dada la trascendencia e importancia que para la economía nacional, ha representado la explotación de su principal recurso natural no renovable, como son los hidrocarburos, todas las actividades para llevarla a cabo han sido consideradas siempre de utilidad pública e interés social. De ahí, que las contrataciones para dicha explotación han estado sometidas a la jurisdicción nacional y a las leyes 33 venezolanas, en armonía con lo dispuesto en la Constitución y en las propias leyes de hidrocarburos. Así se procedió en la oportunidad de la Reforma de la Ley de Hidrocarburos en el año de 1967, cuando se quiso autorizar a la Corporación Venezolana del Petróleo, S.A. (CVP), para que celebrara los Contratos de Servicios, de la época, en el sur del Lago de Maracaibo. A este fin, se modificó el artículo 3° de la Ley de Hidrocarburos promulgada en 1943, estableciéndose que los Institutos Autónomos y las Empresas de la exclusiva propiedad del Estado, podrían celebrar convenios y promover empresas mixtas para ejercer los derechos de exploración, explotación, manufactura, refinación y transporte por vías especiales, con relación al petróleo, asfalto, gas natural y demás hidrocarburos; en cuyo caso, entre las condiciones que se les impusieron, se les ordenó insertar en los convenios la siguiente cláusula: “Las dudas y controversias de cualquier naturaleza que puedan suscitarse con motivo de este convenio y que no puedan ser resueltas amigablemente, serán decididas por los Tribunales competentes de Venezuela, de conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan ser origen de reclamaciones extranjeras”, (Numeral 6, Particular Segundo, Artículo 3). No obstante que la inmunidad de jurisdicción estaba presente en el artículo 127 de la Constitución de 1961, vigente para la fecha en que se celebraron los contratos bajo la cuestionada Apertura Petrolera y que la Ley de Nacionalización de 1975 declaraba de interés público las actividades con hidrocarburos, ello no fue óbice para que las controversias suscitadas sobre esos Contratos en materia de hidrocarburos, quedaren sometidos al arbitraje internacional. Esta situación junto con otras impropiedades de esos convenios derivó en una acción de Inconstitucionalidad de los mismos, que fue declarada improcedente por decisión del 17 de agosto de 1999, de la Sala Plena de la extinta Corte Suprema de Justicia. En esa oportunidad la Magistrada Hildelgard Rondón de Sansó, rechazó los criterios expresados en la sentencia y en consecuencia, salvó su voto por 34 diferentes razones, entre las cuales están las de que el otorgamiento de derechos de exploración, explotación, producción, transporte, almacenamiento y comercialización de nuestro recurso esencial no renovable como lo es el de los hidrocarburos, constituye materia de interés público y son objeto de régimen de administración del Poder Nacional, por mandato constitucional; por lo cual, en ella no existen aspectos simplemente mercantiles y por tal razón, considera que dichos contratos deben quedar sometidos a la jurisdicción nacional, de conformidad con lo previsto en el citado artículo 127 de la Constitución. Igualmente, la Ley Orgánica de Hidrocarburos vigente, al referirse a las condiciones que regirán la constitución de las empresas mixtas y la realización de las actividades primarias por estas, en su artículo 34, numeral 3, literal b, dispone: “Artículo 34 LOH: Las condiciones a las cuales se refiere el artículo anterior deberán cumplir los requisitos mínimos siguientes: (…) 3. En las condiciones deberán estar incluidas y cuando no aparezcan expresamente, se tendrán como incorporadas en las mismas las cláusulas siguientes: (…) b. Las dudas y controversias de cualquier naturaleza que puedan suscitarse con motivo de la realización de actividades y que no puedan ser resueltas amigablemente por las partes, incluido el arbitraje en los casos permitidos por la ley que rige la materia, serán decididas por los Tribunales competentes de la República, de conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras”. En consecuencia de lo anterior, las referidas disposiciones de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, en armonía con lo dispuesto en el citado artículo 151 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, someten los contratos en materia de hidrocarburos a la jurisdicción de los tribunales de la República y a las leyes de ésta. Ese mismo tratamiento se ha dispensado recientemente, en la legislación relativa al llamado Proceso de Migración de los convenios celebrados durante el 35 régimen de la denominada Apertura Petrolera, como se evidencia en el articulado que se transcribe a continuación, en la forma siguiente: - Decreto 5.200 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Migración a Empresas Mixtas de los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco, así como de los Convenios de Exploración a Riesgo y Ganancias Compartidas, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.632 de fecha 26 de febrero de 2007: “Artículo 13. Todos los hechos y actividades vinculados al presente Decreto-Ley se regirán por la Ley Nacional, y las controversias que de los mismos deriven estarán sometidas a la jurisdicción venezolana, en la forma prevista en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. - Ley sobre los Efectos del Proceso de Migración a Empresas Mixtas de los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco, así como de los Convenios de Exploración a Riesgo y Ganancias Compartidas, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.785 de fecha 8 de octubre de 2007: “Artículo 5. Todos los hechos y actividades objeto de la normativa que antecede se regirán por las Leyes de la República Bolivariana de Venezuela, y las controversias que de los mismos deriven estarán sometido a su jurisdicción, en la forma prevista en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. En congruencia con las disposiciones anteriores, se han sometido a las leyes del país y a la jurisdicción de los Tribunales de la República, los Contratos para el funcionamiento de las Empresas Mixtas, entre la Corporación Venezolana del Petróleo S.A. (CVP) y las entidades privadas, que han sido constituidas bajo el referido proceso de migración. 36 La Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado Interno de los Combustibles Líquidos, publicada el 18 de septiembre de 2008, en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.019, que reserva al Estado la actividad de intermediación para el suministro de combustibles líquidos, declara de utilidad pública e interés social las actividades objeto de la reserva así como los bienes, obras, trabajos y servicios que fueren necesarios o complementarios para realizarlas y somete las mismas al imperio de las leyes de la República y a la jurisdicción de sus Tribunales (Artículos 3 y 12). Asimismo, Ley Orgánica que reserva al Estado Bienes y Servicios Conexos a las Actividades Primarias de Hidrocarburos, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.173 de fecha 7 de mayo de 2009, declara servicio público, de interés público y social las obras, bienes y servicios conexos para la realización de dichas actividades y la somete también a las leyes de la República y a sus Tribunales. (Artículos 5 y 11). Y recientemente, el 18 de junio de 2009 fue publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.203, la Ley Orgánica para el Desarrollo de las Actividades Petroquímicas, la cual rige las actividades industriales para la transformación de materias primas basadas en hidrocarburos y sustancias minerales y, en armonía con las disposiciones anteriormente señaladas, contempla en lo relativo a la constitución de las empresas mixtas para realizar actividades petroquímicas, que las mismas quedarán sujetas a los tribunales competentes de la República de conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras, ni a arbitrajes internacionales. (Artículo 17, Numeral 7). 37 BIBLIOGRAFÍA Textos: BIGGS, Gonzalo. Solución de Controversias sobre Comercio e Inversiones Internacionales. Revista de la CEPAL, 01 de agosto de 2003. BREWER CARIAS, Allan R. Las constituciones de Venezuela. 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