TEMA: La Previsión y Seguridad Social para los profesionales para

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TEMA: La Previsión y Seguridad Social para los profesionales para los
próximos 30 años. Propuestas. Financiamiento.
CORREO: soledad@meninabogados.com
PROFESION: abogado
Afiliada a la Caja Previsional para Profesionales en Ciencias Jurídicas de la
Provincia de San Juan.
Mi profesión es abogado.
Vivo en la Provincia de San Juan.
Mi matrícula es la número 3245.
La Previsión y Seguridad Social para los profesionales para los próximos 30
años. Propuestas. Financiamiento.
Los desafíos que enfrentan las Cajas de Previsión Social para Profesionales,
así como cualquier ente administrador de recursos y prestaciones de la
seguridad social, son múltiples pero de posible superación si se implementan
mecanismos de financiamiento diseñados en comunión con los principios de
solidaridad, integralidad y sustentabilidad.
El diseño de políticas de previsión y seguridad social requiere – para su éxito
– tener en cuenta los siguientes factores:
A)
Los cambios demográficos.
B)
La integralidad de la cobertura y de las prestaciones.
C)
Las fuentes de financiamiento que deberán diagramarse respetando
los principios de solidaridad y sustentabilidad.
Analizaré las implicancias de cada uno de los factores enumerados en el
manejo de las Cajas de Previsión para Profesionales luego de delimitar
concepto y contenido de la Seguridad Social y la Previsión Social así como
de los entes en cuestión.
SEGURIDAD SOCIAL: La Organización Internacional del Trabajo define a la
Seguridad Social como “la protección que la sociedad provee a sus
miembros mediante una serie de medidas públicas contra la necesidad
económica y social que se produce por la cesación o sustancial reducción
de sus ingresos motivados por la enfermedad, maternidad, riesgos del
trabajo, desempleo, invalidez, vejez y muerte, la provisión de asistencia
médica y subsidios a las familias con hijos”. Social Security Principles –
O.I.T.
En igual sentido, la Doctrina ha expresado sobre la Seguridad Social: “(Se
trata de)… Un conjunto de medios e instrumentos mediante los cuales cada
comunidad social organiza de manera sistemática la atención y la cobertura
de las diversas contingencias que pueden afectar a sus miembros; entre
otras, las vinculadas a la enfermedad, accidentes, desempleo, maternidad, la
vejez, el acceso a la educación, la orfandad y la muerte.” Fernando Horacio
Payá (h) y María Teresa Martín Yañez. Régimen de Jubilaciones y
Pensiones. Análisis Crítico del Sistema Integrado Previsional Argentino
(Leyes 24.241 y 26.425 y Regímenes Especiales), Tomo I, página 11.
Es decir que un Sistema de Seguridad Social debe dar al hombre protección
y cobertura frente a situaciones o circunstancias por las que atraviese que le
hagan perder la capacidad de generar ingresos o determinen mayores
gastos. Estos eventos o circunstancias son denominadas “contingencias” y
pueden clasificarse, según la O.I.T., en:
1)
Físicas: enfermedad, invalidez, maternidad, accidente y muerte;
2)
Económicas: desempleo;
3)
Sociales: familia numerosa.
A lo largo de la historia, la Doctrina ha construido una teoría sobre los
caracteres o principios que ilustran a la Seguridad Social. Entre ellos, se
destacan:
a)
Universalidad: la Seguridad Social no debe estar circunscripta al
sector de los trabajadores, dependientes o autónomos, sino que debe
expandirse hacia la totalidad de los integrantes de la comunidad social,
puesto que la necesidad o indigencia de cualquiera de ellos debe, de alguna
manera, ser atendida por los demás. El principio también implica que las
obligaciones sujetan a la toda la población, lo que implica el compromiso
legal de contribuir a su financiamiento.
b)
Integralidad: la Seguridad Social ha de ir atendiendo la totalidad de
las contingencias que puedan afectar al hombre y no limitarse a las
vinculadas a situaciones que le impidan desempeñarse laboralmente. En ese
sentido, las coberturas se extienden también a la educación del individuo y
de sus hijos, ya que la incorporación de capacidades incrementará sus
posibilidades de ascenso y progreso.
c)
Solidaridad: el hombre en forma individual y personal no puede
atender y solucionar las contingencias que lo afectan durante su vida, por lo
que necesitará la ayuda de los demás. “La Seguridad Social debe ser
entendida como una obligación de la cual toda la sociedad es responsable
respecto de las contingencias que puede sufrir cualquiera de sus
componentes. Quien está en mejores condiciones debe ayudar a quien tiene
menos; se exige esa solidaridad porque hay desigualdades frente a las
contingencias…” Julio Armando Grisolía. Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social. Tomo II. Undécima Edición Actualizada. Lexis Nexis.
Página 2027. “…Cuanto más se amplíe la órbita de la Seguridad Social y
cuanto mejor se la sustente en la solidaridad social, de modo que las
prestaciones de múltiple variedad beneficien a la mayor cantidad posible de
personas en el más alto número de situaciones, tanto mejor daremos
aplicación y cumplimiento a los valores que enuncia nuestro preámbulo:
afianzar la justicia, promover el bienestar general, asegurar los beneficios de
la libertad.” Columna de Opinión, del Diario La Ley del viernes 27 de junio de
2003. El proyectado sistema de Seguridad Social para abogados en la
Ciudad de Buenos Aires es perfectamente constitucional. Por Germán J.
Bidart Campos, Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires.
Dentro de una comunidad nadie puede desentenderse de las necesidades
de los demás. Deben aportar incluso aquellos que, por tener mejores medios
de vida, podrían permanecer ajenos a los sistemas de Seguridad Social ya
que lo que se procura es que los que tienen menores ingresos obtengan
prestaciones suficientes para su subsistencia. Es decir que lo que se reciba
de la Seguridad Social no será directamente proporcional a la contribución
realizada.
“La
solidaridad
intergeneracional
resulta
una
forma
de
redistribución entre activos y pasivos, y un comportamiento de previsión por
parte de los trabajadores, quienes contribuyen a fin de que, al momento de
su jubilación, les sea garantizada una prestación. Pero este esquema de
transferencia de recursos entre generaciones se resiente cuando el grupo
poblacional de personas mayores crece aceleradamente y existe alto
desempleo e informalidad laboral en la población activa… Precisamente,
para atender las necesidades específicas de la vejez se requieren políticas
apropiadas, como aquéllas que privilegien la denominada solidaridad
intergeneracional que es la redistribución entre quienes se encuentren
activos e inactivos, a partir de la obligatoriedad de integrar aportes y
contribuciones al sistema.”
María Alejandra Guillot. La protección de los
adultos mayores y el derecho previsional: su gestión y financiación. Revista
Jubilaciones y Pensiones.
d)
Subsidiariedad: en aquella parte implementada por el Estado, la
Seguridad Social no debe reemplazar al hombre y a las organizaciones que
él ha creado para atender sus necesidades sino suplirlas en los casos en
que éstas no existan o complementarlas cuando resulten insuficientes. El
Estado debe actuar como co gestor del sistema en el ámbito en que ello sea
necesario y como controlador de las organizaciones intermedias. Como
afirma la Doctrina “…el principio de subsidiariedad no es otra cosa que el
reconocimiento de la existencia y funcionamiento de la sociedad civil como
instrumento primario de las acciones de los hombres agrupados en ella y su
derecho de llevar adelante las coberturas de la Seguridad Social que se
encuentren a su alcance, actuando el Estado u otras organizaciones de
mayor envergadura cuando los estamentos de la sociedad civil no pueden o
quieren hacerlo”. Fernando Horacio Payá (h) y María Teresa Martín Yañez.
Régimen de Jubilaciones y Pensiones, Análisis Crítico del Sistema Integrado
Previsional Argentino (Leyes 24.241 y 26.425 y Regímenes Especiales),
Tomo I, página 25. “Aunque el Estado es quien debe garantizar el
cumplimiento de la finalidad de la seguridad social, puede delegar o
reconocer el derecho de administrar los regímenes de protección social,
creados por ley, a organismos intermedios, reservándose la fiscalización de
ellos”. María Alejandra Guillot La protección de los adultos mayores y el
derecho previsional: su gestión y financiación. Revista de Jubilaciones y
Pensiones.
e)
Progresividad: los autores que afirman que a la Seguridad Social ha
de atribuirse este carácter se basan en lo dispuesto por los Tratados
Internacionales que bregan porque la legislación y las acciones del Estado
tiendan progresivamente a hacer efectivos los derechos reconocidos. En
efecto, el art. 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales (Nueva York, 1966) dispone: “Cada uno de los Estados parte en
el presente Pacto se compromete a adoptar medidas, tanto por separado
como mediante la asistencia y la cooperación internacionales, especialmente
económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos de que se disponga,
para lograr progresivamente por todos los medios apropiados, inclusive en
particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los
derechos aquí reconocidos”.
PREVISION SOCIAL: Por su parte, la Previsión Social se ocupa
específicamente de las coberturas de vejez, muerte e invalidez. En base al
modelo de financiación, los subsistemas que la integran pueden clasificarse
en contributivos y no contributivos. Los primeros son aquellos solventados,
en principio, por quienes eventualmente van a recibir sus beneficios mientras
que los segundos brindan prestaciones sin requerir el efectivo ingreso de
aportes al sistema.
“La seguridad social absorbe lo que se denomina derecho de la previsión
social o derecho previsional, clásicamente estructurado sobre la base de las
jubilaciones y pensiones”. Germán Bidart Campos. Compendio de Derecho
Constitucional. Página 168.
CAJAS DE PREVISION SOCIAL PARA PROFESIONALES: Estos entes son
personas jurídicas de derecho público no estatales. Teniendo en cuenta que
ejercen facultades propias del Estado para el colectivo de profesionales que
nuclean, sus fines, objetivos y actuación deben ajustarse a los principios de
la Seguridad Social
y cualquier
modificación en su
existencia y
desenvolvimiento debe llevarse a cabo en función de los parámetros
enunciados ut supra.
Las Cajas fueron creándose a partir de facultades de las provincias no
delegadas al Estado Nacional reconocidas como propias en virtud del art.
121 C.N. y de manera expresa – en lo referido a la Seguridad Social – por el
art. 125 C.N. “La norma constitucional básica sobre la cual reposa la
existencia de las Cajas de Previsión y Seguridad Social para Profesionales
de nuestro país se ubica en el art. 14 bis cuando dice: "El Estado otorgará
los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que
estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía
financiera y económica administradas por los interesados con participación
del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes... Por otra parte el
ex-art. 104 de la Constitución Nacional y hoy artículo 121 ha consagrado el
principio de las autonomías provinciales al reservar a las provincias todos los
poderes no delegados.” Libro Amarillo de la Coordinadora de Cajas de
Previsión para Profesionales.
En idéntico sentido, se ha afirmado “Las provincias tienen competencia para
dictar su propia legislación local en materia de seguridad social para sus
empleados públicos y para los que ejercen actividades profesionales en su
jurisdicción. Por ende, pueden crear los organismos o cajas otorgantes de
los beneficios jubilatorios. La circunstancia que el art. 125 de la constitución
reformada en 1994 haya consignado que las provincias y la ciudad de
Buenos Aires pueden “conservar” organismos de seguridad social para los
profesionales y los empleados públicos parece indicar que pueden
“mantener” los existentes pero no crear otros, lo cual conduce a una
interpretación equivocada desde que las provincias “conservan” todo el
poder no delegado al gobierno federal y, por ende, también “conservan” (con
igual sentido competencial) el que siempre se les ha reconocido en la
indicada área de la seguridad social local.” Germán Bidart Campos.
Compendio de Derecho Constitucional. Página 170.
El sistema comenzó en la provincia de Buenos Aires, en el año 1943,
mediante la creación de la Caja Mutual forense de San Nicolás y continuó
con la creación de la Caja de Previsión Social para abogados de la provincia
de Buenos Aires, en el año 1947 (ésta recibió carácter de ente autárquico
como persona de derecho público mediante ley 5445).
La constitucionalidad de su vigencia y de la creación de nuevas Cajas fue
objeto de posturas encontradas, como la del Profesor Mesa Lago, quien, en
su informe a la O.I.T., expresó: “…en todo caso, debería prohibirse la
constitución de nuevas Cajas… crean una discriminación irritante entre los
profesionales independientes y los dependientes, violan la solidaridad,
muchas carecen de viabilidad financiera y posiblemente todas carecen de
equilibrio actuarial, por lo que sus prestaciones no serán viables a largo
plazo, de ahí que deberían ser integradas al S.I.J.P., previo un estudio
financiero y actuarial”. Informe de la O.I.T., Diagnóstico Institucional del
Sistema Previsional Argentino y Pautas para enfrentar la Crisis, preparado
por el Profesor Carmelo Mesa Lago a solicitud del Gobierno Nacional. En
tesis opuesta, el Profesor Bidart Campos, abogando por la permanencia de
las Cajas de Previsión para Profesionales, esbozó los siguientes argumentos
- que comparto -: "No estamos ante un privilegio, ni vaciamos otra clase de
regímenes, ni hacemos participar en los costos a quienes son y seguirán
siendo ajenos al sistema. Estamos circunscribiendo obligaciones y derechos
a las personas que, por su actividad profesional en la ciudad, prestan su
servicio a cuantos se los demandan. Y el vínculo entre abogado y cliente,
ése sí sirve para la solidaridad, porque se trata de un binomio indivisible."
Columna de Opinión, del Diario La Ley del viernes 27 de junio de 2003. “El
proyectado sistema de seguridad social para abogados en la Ciudad de
Buenos Aires es perfectamente constitucional”. Germán J. Bidart Campos,
Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires.
De todos modos, la polémica puede considerarse zanjada con los múltiples
pronunciamientos judiciales a favor de la constitucionalidad de la
obligatoriedad de afiliación a las Cajas Profesionales. Tal lo decidido por la
C.S.J.N. en el fallo “Sánchez, Marcelino y otros c. Caja Forense de la
provincia del Chaco” del 21/08/1973.
Las Cajas otorgan, además de las prestaciones previsionales, otras de
carácter asistencial y de salud a los profesionales y grupo familiar en forma
directa en todo el país. Actualmente, funcionan 75 Cajas, que integran la
Coordinadora de Cajas de Previsión y Seguridad Social para Profesionales
de la República Argentina. “… Estos organismos situados en el límite entre
el derecho público y el derecho privado, toman del primero ciertas
prerrogativas de poder público y del segundo las formas de gestión. Son
personas de derecho público no estatal, con participación directa de los
afiliados en el gobierno de las mismas. La reforma de 1994 incluyó en el
artículo 125 el segundo párrafo que autoriza a las provincias a conservar los
entes de la Seguridad Social para empleados públicos y profesionales.”
Jorge García Rapp. Las Cajas de Profesionales: una alternativa para
aumentar la cobertura de los sistemas de pensiones. Revista de Jubilaciones
y Pensiones.
DESAFIOS: Como anticipé, el manejo de sistemas de Seguridad Social
(concretamente por parte de las Cajas de Previsión para Profesionales) debe
llevarse a cabo teniendo en cuenta los siguientes factores que traducen
desafíos y, en algunos casos, obstáculos:
A) CAMBIOS DEMOGRÁFICOS: Para que un sistema de Seguridad Social
sea sustentable, debe existir una razonable proporción entre la población
aportante (activos) y la población beneficiaria (pasivos). Factores como la
disminución en los niveles de natalidad, el aumento de la expectativa de vida
y la tardía incorporación al mercado de trabajo por parte de los jóvenes
(quienes cada vez más estudian y se perfeccionan) determinan que la
mentada relación actualmente se encuentre en jaque.
La pirámide poblacional presenta una base (alusiva a los niños y jóvenes)
cada vez más estrecha y una cima (representativa de los adultos mayores)
más ancha. Este fenómeno incide negativamente en el ámbito de la
seguridad social y obliga a quienes administran sus recursos y prestaciones
a buscar soluciones que permitan asegurar la sustentabilidad.
En efecto, la tasa de fecundidad en Argentina tiene una evolución
descendente desde la primera década de 1900, cuando era de 7 hijos por
mujer. Hoy apenas supera los 2. Dentro de 20 años se estacionará en ese
número y en 50 años descenderá a 1,8. Esto, según las proyecciones de la
División de población de la comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL). El dato es preocupante si se considera que el recambio
generacional se asegura con 2,1 niños por madre.
Por su parte, un informe del Fondo de población de las Naciones Unidas
(UNFPA) reveló que, en la actualidad, el país tiene una tasa de natalidad de
2,4 hijos; la más baja de la historia. Esta cifra era de 7 descendientes por
mujer en 1895. En 1914 disminuyó a 5,3 y en la década del 50 rondaba los
3,2. En los 90 ese número siguió cayendo a 2,8 alcanzando su menor índice
en la última medición.
La Fundación Observatorio para la Maternidad (Omat) elaboró un informe
según el cual la tasa Bruta de Natalidad en Argentina disminuyó de 25,7 por
mil en 1980 a 18 por mil en 2005. Además, la Tasa Global de Fecundidad
pasó de 3,3 hijos por mujer a 2,6 entre 1980 y 2001.
En relación al fenómeno denominado “envejecimiento de la población”, la
Organización Mundial de la Salud ha publicado informes que indican que,
entre 2000 y 2050, la proporción de la población mundial con más de 60
años de edad se duplicará, ya que pasará de aproximadamente el 11% al
22%. Se espera que el número de personas de 60 años o más aumente de
605 millones a 2000 millones en ese mismo período. El número de personas
de 80 años o más se cuadruplicará entre 2000 y 2050. En 2050 habrá en el
mundo cerca de 400 millones de personas con 80 años o más. Por primera
vez en la historia, la mayoría de los adultos de mediana edad tendrá a sus
padres vivos.
En 2050, el 80% de las personas de edad vivirán en países de ingresos
bajos y medianos por lo que los países latinoamericanos deberán tomar
medidas serias a corto plazo. Se estima que en el mundo hay unos 605
millones de personas de más de 60 años. La proporción de personas de
edad seguirá aumentando durante las próximas décadas. Para el año 2025
se estima que habrá 1.200 millones de personas de edad en todo el mundo y
dos de cada tres vivirán en países en desarrollo. “El envejecimiento natural
de la población de afiliados, unido al efecto de la modificación de las
características de las profesiones con reducción de la participación relativa
de profesionales independientes y más profesionales en relación de
dependencia, lleva a que las proyecciones de mediano y largo plazo perfilen
situaciones deficitarias con reducción proyectada del patrimonio de las Cajas
de Previsión Social para Profesionales y, en algún caso, situaciones de
posible incumplimiento proyectado de los beneficios otorgados y a otorgar.
Sin perjuicio de lo cual, no se conocen en la larga tradición de estos
organismos, situaciones extremas de falta de pago de prestaciones o
falencia de los sistemas que, en muchos casos, se encuentran en etapa de
maduración.” María Alejandra Guillot. La protección de los adultos mayores y
el derecho previsional: su gestión y financiación. Revista de Jubilaciones y
Pensiones.
Como fenómeno mundial, el envejecimiento de la población ejerce un gran
impacto sobre los programas de Seguridad Social y repercute también en los
ingresos de los adultos mayores. La mayor expectativa de vida de las
personas obliga a repensar estrategias de mejora de las disposiciones
existentes para cumplimentar ingresos satisfactorios durante la vejez.
En la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, organizada por
las Naciones Unidas (2002), se estableció como un objetivo garantizar que
“... todos los individuos puedan envejecer con seguridad y dignidad y que
continúen participando en la vida de la sociedad como ciudadanos que
disponen de plenos derechos”.
Resulta interesante repasar el modo en que Suecia, durante años ejemplo
emblemático
del
Estado
benefactor,
afrontó
la
problemática
del
envejecimiento demográfico y de la crisis económica que atravesó durante
los años noventa. Este país modificó su sistema de previsión social por uno
acorde a una realidad en la que la relación aportantes – beneficiarios no era
la ideal. Adoptó el sistema de las “cuentas nocionales”. Este es un sistema
que mantiene el régimen de jubilaciones y pensiones a cargo del Estado
pero que incorpora en su funcionamiento, para el cálculo y pago de
prestaciones, el sistema de pagar en base a un cálculo actuarial que tiene en
cuenta, por una parte la expectativa de vida de cada cohorte que llega a la
edad mínima requerida para la jubilación y, por otra, la cantidad de aportes
acumulados por cada afiliado en su cuenta nocional. Es decir que no se trata
de recursos económicos reales sino registrados de modo contable y
calculados en función del salario medio de la economía en la época de cada
aporte. El sistema se completa con un régimen de capitalización a cargo de
empresas privadas que otorgan un beneficio que complementa al que otorga
el Estado.
Como expuse, siguiendo la tendencia de los países en vías de desarrollo, la
Argentina presenta tasas de natalidad cada vez más bajas, lo cual determina
que la cantidad de aportantes a la Seguridad Social habrá de disminuir de
forma marcada.
“… si bien al comenzar el funcionamiento del Régimen de Reparto, a fines
de la década del cincuenta, la relación entre activos y pasivos era todavía
del diez a uno, su progresiva mutación encuentra al sistema con una
proporción que no alcanza el tres a uno al tiempo del dictado de la ley
24.241”. Fernando H. Paya – María Teresa Martín Yañez. Régimen de
jubilaciones y pensiones. Análisis critico del SIPA y Regímenes Especiales.
Tomo I. Abeledo Perrot. Página 416.
“No es nuevo señalar que la Seguridad Social en casi todos los países del
mundo, fundamentalmente en las naciones desarrolladas, se halla
comprometida económica y financieramente por dos circunstancias notables:
la extensión de la vida humana, que hace que los jubilados y pensionados
perciban durante muchos años sus pasividades, por una parte; y, por la otra,
la mayor difusión científica, técnica y cultural de los sistemas de atención de
salud que aumentan los costos que deben afrontar los planes respectivos,
cuya velocidad de crecimiento excede a la capacidad de recursos. Frente a
este panorama advertimos que la calidad de las prestaciones disminuye
correlativamente y los sistemas generales experimentan dificultades
significativas con la correspondiente repercusión política y de las finanzas
estatales y, en donde también las políticas de producción y empleo ejercen
marcada influencia. Libro Amarillo de la Coordinadora de Cajas de Previsión
de Profesionales.
B) INTEGRALIDAD DE LAS PRESTACIONES: Es nuestra Carta Magna la
que en su art 14 bis reza expresamente que la Seguridad Social tendrá el
carácter de integral e irrenunciable. Este básico principio ha sido consagrado
a nivel internacional y, por supuesto, tiene plena vigencia para el sistema de
los profesionales. La O.I.T., en múltiples convenios (entre ellos el 35, 128,
etc.), ha esbozado los principios que deben regir la Seguridad Social y, entre
ellos, destaca la necesidad de que se asegure una protección total y
coordinada contra las contingencias que pueda sufrir un trabajador que
determinen la pérdida temporal o permanente del salario, la asistencia
médica y de las asignaciones familiares. También ha destacado que la
protección debe abarcar a todas las personas de la comunidad. “Hay un
desplazamiento de sectores: los que no trabajan en relación de dependencia
buscan la protección como si lo hicieran. En la Argentina esto se observa en
los consejos profesionales o colegios de cualquier profesión. Esta es una
forma de proteger a sus afiliados en forma conjunta (por ejemplo, para que
no negocien cada uno con una prepaga) y de buscar protección, seguridad,
mediante una entidad superior.” Julio Armando Grisolía. Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social. Tomo II. Undécima edición actualizada. Lexis
Nexis. Página 2031. “Cualesquiera sean las definiciones y los términos, la
seguridad social se maneja con dos columnas vertebrales, a saber, a) el
principio de integralidad que tiende a asumir todas las contingencias y
necesidades sociales y a suministrar prestaciones cuyos montos queden
debidamente preservados…” Germán Bidart Campos. Manual de la
constitución Reformada. Página 235.
Las Cajas para Profesionales, por mención expresa de la ley de creación,
tienen a su cargo, además de las prestaciones de vejez, muerte e invalidez,
otras que permiten calificar a los sistemas como de verdadera seguridad
social.
“En algunos casos, las prestaciones tienen origen legal, o sea, están
expresamente previstas y reguladas por la ley pero en otros, ésta ha diferido
a las Asambleas o a los Directorios el uso de la facultad reglamentaria que
ha alcanzado en estos organismos gran importancia la posibilidad de
establecer, conforme a las cambiantes exigencias del desenvolvimiento
profesional de los afiliados, otros tipos de beneficios específicamente
señalados o genéricamente autorizados… Es así que, además de las
jubilaciones
ordinarias
y
extraordinarias,
y
pensiones
de
iguales
características, están contemplados: a) subsidios: por jubilación, por
fallecimiento del afiliado e integrantes del grupo familiar; especiales
(extraordinarios o adicionales); por incapacidad temporal para el ejercicio
profesional; por invalidez, etc.; b) préstamos: hipotecarios para adquisición
de vivienda propia, estudio o consultorio profesional; personales para
desenvolvimiento profesional o por circunstancias extraordinarias, etc.; c)
asignaciones
ó ayudas
familiares: por cónyuge, hijos
menores
o
discapacitados; por escolaridad primaria o secundaria o por estudios
universitarios; por maternidad; por adopción; como becas para prosecución
de estudios de hijos de afiliados, etc.; d) cobertura de salud (prestaciones de
la más diversa complejidad incluyendo, en algunos casos, trasplantes); e)
utilización de establecimientos ó lugares de esparcimiento (hoteles,
campings)... Restaría agregar que ha comenzado a tomar impulso creciente
en los diferentes organismos que conforman el sistema, la atención de la
denominada "tercera edad", cuya especificidad ha determinado la aparición
de prestaciones bajo la forma de servicios (en muchos casos gratuitos)
vinculados al turismo, la recreación, el intercambio de experiencias
provenientes de las inclinaciones artísticas, culturales, deportivas, etc., con
lo cual no sólo se ha ampliado la gama de beneficios, sino que
fundamentalmente se ha reafirmado la personalidad del afiliado y su grupo
familiar, más allá de la etapa productiva de su vida y de la condición de
acreedor a una prestación de contenido patrimonial”. Libro Amarillo de la
Coordinadora de Cajas de Previsión de Profesionales.
C) FINANCIAMIENTO DEL SISTEMA: El sistema financiero de un régimen
de previsión social es el mecanismo utilizado para que el flujo de ingresos
(aportes, contribuciones, rendimiento de reservas, etc.) permita en todo
momento
hacer
frente
al
flujo
de
egresos
(prestaciones,
gastos
administrativos, etc.), garantizando así el permanente equilibrio económicofinanciero. “Un sistema de seguridad social es impensable sin un régimen de
financiamiento técnicamente serio y que le sirva de auténtico respaldo y, por
tanto, la preocupación por su sustentabilidad es un rasgo común a todos los
países cualquiera que sea el régimen jurídico que hayan adoptado. Hoy se
entiende que los aportes y contribuciones de trabajadores y empleadores
deben
ser
suficientes
y
pagados
regularmente
para
financiar
adecuadamente el sistema y, finalmente, se afirma que debe existir una
fuerte protección legal para mantener la intangibilidad de esos recursos, y
una inversión segura y rentable de ellos.” Fernando H. Paya – María Teresa
Martin Yañez. Régimen de jubilaciones y pensiones. Análisis critico del SIPA
y Regímenes Especiales. Tomo I. Abeledo Perrot. Página 413. Los recursos
necesarios para financiar la organización y gestión de las prestaciones que
integran la seguridad social provienen de: “… a) los aportes de empleados y
obreros, b) las contribuciones de los empleadores y c) los aportes del
Estado. Recaudados así estos recursos, pueden usarse dos criterios de
financiamiento de las prestaciones de la seguridad social… denominados
sistema de capitalización y sistema de reparto, aunque puede darse una
variada combinación de ambos”.Etala, Carlos Alberto. Derecho de la
Seguridad Social. 3ª Edición actualizada y ampliada. Astrea. Página 66.
Müller señala que, en tanto el esquema público de reparto implica que los
desembolsos corrientes en concepto de beneficios se pagan con los
ingresos corrientes de las contribuciones al sistema previsional, donde se
apela a la solidaridad entre generaciones (los activos contribuyen con sus
aportes a financiar las prestaciones de los pasivos); en los esquemas
privados de capitalización individual, el asegurado acumula a lo largo de su
vida laboral un fondo o cuenta de ahorro, el cual se convierte en una renta al
momento de su retiro. Cfr. Müller, Katherina, “La economía política de las
reformas previsionales en Europa Centro-Oriental”, Miño y Dávila - Ciepp,
Bs. As. , 2002, página 28.
Los sistemas de reparto pueden clasificarse en: a) de Reparto puro, en los
que los recursos provienen exclusivamente de aportes y contribuciones, y b)
de Reparto Asistido, en los que, además de aportes y contribuciones, la
financiación surge de otras fuentes como impuestos, fondos obtenidos por
privatizaciones, etc. “En el sistema de reparto se establece un principio de
solidaridad entre generaciones en virtud del cual las prestaciones que
reciben los beneficiarios del régimen se financian con los aportes que
realizan quienes están en actividad. En este sistema no hay estricta
individualización del aporte pues éste tiene por fin atender a las obligaciones
corrientes del régimen. El haber en el sistema de reparto puede ser definido
con independencia de la suma de aportes que haya efectuado en su etapa
activa quien percibe el beneficio, pues, como ya se dijo, dicho haber es
atendido con las aportaciones del universo activo. Para este sistema es de
gran relevancia la relación existente entre el número de beneficiarios y el
número de activos. Por ello, el sistema de reparto depende de la
composición por edades de la población, la que estará incidida, entre otros
factores, por la fecundidad y la mortalidad…. En el sistema de capitalización
se posibilita una dependencia entre el haber de la prestación y las sumas
acumuladas con los aportes efectuados por los beneficiarios durante su
carrera y con la rentabilidad obtenida en las inversiones de tales recursos.”
Libro Amarillo de la Coordinadora de Cajas de Previsión de Profesionales.
Concretamente, las Cajas de Previsión para Profesionales funcionan bajo el
sistema reparto asistido por cuanto, si bien la fuente principal de recursos es
el aporte de los profesionales y, eventualmente, de sus clientes, también se
observan otros recursos como donaciones, el producido de venta de bienes,
los frutos de operaciones de crédito, entre otros (existen autores que
consideran al sistema de las Cajas de Profesionales como de reparto puro;
entre ellos, Jorge García Rapp: “El régimen financiero es bipartito, donde el
profesional efectúa aportes personales y el cliente usuario de los servicios
profesionales –en algunos sistemas- una contribución sustitutiva del aporte
patronal de los dependientes... Los sistemas de financiamiento tienen en su
mayoría un esquema de reparto puro, y en los últimos años, unas pocas han
incorporado algún componente de cuenta individual pero manteniendo una
prestación definida. En general no se observan regímenes con aportes
adicionales voluntarios… Con carácter general las C.P.S.P. llevan un
sistema contable por el “percibido”, computando como ingresos todo tipo de
aporte y como egresos el pago de beneficios, de manera tal que el capital o
patrimonio neto de las Cajas está conformado por los superávit históricos
que incluyen el efecto del resultado de inversiones y gastos de
administración… Algunas de ellas, recientemente han incorporado un
sistema de capitalización de aportes pero con limitaciones respecto del
sistema que preveía la ley 24.241; por ejemplo, no se observan en general
instituciones en las que se permitan los aportes voluntarios (a pesar de las
ventajas que en ciertos casos ellos generan)…”. Jorge García Rapp. Las
cajas de profesionales: una alternativa para aumentar la cobertura de los
sistemas de pensiones. Revista Jubilaciones y Pensiones.
El principal recurso de las Cajas de Profesionales está dado por el aporte de
los afiliados. En este sentido, se observa en la totalidad de las Cajas el
denominado aporte mínimo. Algunas también prevén la posibilidad de
aportes de la comunidad vinculada. Muy pocas permiten un aporte adicional
y voluntario denominado cuenta de capitalización.
La experiencia muestra éxito en Cajas que operan multi pilares de
financiamiento. Tal, el supuesto de la Caja de Seguridad Social para
Profesionales en Ciencias Económicas de la provincia de Buenos Aires: “El
principal recurso son los aportes de los afiliados, estando establecido un
mínimo mensual obligatorio de acuerdo a una escala por edad del afiliado; y
los aportes efectuados por ingresos por honorarios que requieran
intervención del Consejo Profesional, como así también aquellos que surjan
de regulaciones por actuación en el ámbito de la Justicia…Los afiliados
menores de treinta y tres años y los que por encontrarse obligados a
efectuar aportes previsionales en razón de ejercer la profesión en relación de
dependencia a otros sistemas previsionales pueden optar por reducir al
cincuenta por ciento (50%) los aportes mínimos obligatorios, con la
consiguiente reducción de los beneficios. También está prevista la
posibilidad de efectuar aportes… a efectos de generar excedentes… se
afectan
a
un
Régimen
de
Capitalización
Individual
por
aportes
Excedentes…. Llegado el momento jubilatorio, con el fondo acumulado el
afiliado tiene la opción de obtener un beneficio vitalicio, un beneficio
programado o un beneficio programado temporario… El profesional jubilado
puede seguir, si lo desea, con su matricula activa y ejercer la profesión
continuando la obligatoriedad de la aportación. Dichos pagos le dan derecho
al ajuste del haber básico y eventualmente al beneficio vitalicio o
programado.” Cr. Rubén Feller. “Una institución en marcha”. La Previsión y
la Seguridad Social y las prestaciones complementarias para profesionales
en el siglo XXI. Página 58.
Considero que un sistema ideal de financiamiento debe abastecerse de
recursos a través de esas tres fuentes: - Aporte mínimo gradual, - Aporte
proporcional a los honorarios percibidos, - Aporte voluntario.
“La tendencia es afectar una proporción del ingreso o remuneración
profesional proveniente del efectivo servicio brindado a los comitentes y
éstos en contribuir con un pequeño porcentual de tal honorario o arancel.
Este es el método más utilizado -estimulado siempre por el principio de la
solidaridad y la proporcionalidad en base a la renta de los interesados-,…
puede ser complementado con otros procedimientos, tal como hemos dicho,
con la cotización del comitente o con una contribución mensual del que
resulte colegiado en el órgano que tiene a cargo la matriculación para el
ejercicio profesional, sin tener en cuenta el efectivo ejercicio.” Libro amarillo
de la Coordinadora de Cajas de Previsión para Profesionales.
En el caso de sistemas cerrados como los de las cajas profesionales, es
fundamental la forma en que se garantice la operatividad del principio de
solidaridad debiendo asegurar a quienes tienen menor capacidad de
procurarse medios para hacer frente a las contingencias las prestaciones de
seguridad social y valiéndose, para ello, del aporte del colectivo involucrado
en general pero, sobre todo, de aquellos que se encuentran en mejores
condiciones económicas de aportar al sistema. Y es que se busca una
solidaridad doble: “una es la solidaridad intergeneracional, entre los jóvenes
que hoy trabajan y que aportan; que son los que pagan las jubilaciones de
los mayores, que ya están jubilados. La segunda solidaridad, es entre ricos y
pobres, o entre los más ricos y los menos ricos; ya que se hace una
redistribución desde ese punto de vista, se toma una parte de los recursos
aportados por los más ricos, para mejorar las jubilaciones de los menos
ricos.” María Alejandra Guillot La protección de los adultos mayores y el
derecho previsional: su gestión y financiación – Revista Jubilaciones y
Pensiones.
De ahí que los profesionales que están en edad madura (sobre el particular,
seguiré la postura de la Lic. Elena Giacomino quien considera que alrededor
de los 45/50 años las personas se caracterizan como de mediana edad)
deberán soportar el pago de aportes mas cuantiosos mientras que los
jóvenes serán beneficiados, gradualmente, con reducciones. “Más que
nunca se debe trabajar en cuestiones esenciales a nuestros sistemas. El
pacto intergeneracional, la solidaridad y la equidad son principios que
debemos fortalecer para poder internalizar en el universo de nuestros
colegas… en el
futuro sugiero sistemas donde en la mediana edad, se
prevea la exigencia de mayores aportes para lograr la misma incidencia que
los más jóvenes. En esta época, la mayoría de los profesionales ha resuelto
su subsistencia y están en mejores condiciones financieras para poder
concretarlo, además de la valoración que se puede hacer de ello”. Lic. Elena
Giacomino. Cuestiones paradojales de nuestro sistema previsional. La
Previsión y la Seguridad Social y las prestaciones complementarias para
profesionales en el siglo XXI. Página 11.
Cabe desarrollar el concepto de los denominados Aportes Voluntarios que
son una opción para aquellos que, yendo mas allá de lo legalmente
obligatorio, deseen incrementar sus eventuales haberes previsionales.
Considero que las Cajas deberían incorporar esta modalidad de aportes para
dar respuesta al sector de profesionales cuyos ingresos les permiten
planificar un haber más cuantioso.
Se trata de aportaciones adicionales con carácter espontáneo tendientes a
mejorar el monto de beneficios o anticipar la fecha de inicio de la percepción.
Cierta similitud con esta figura se puede encontrar en la prevista por la ley
18.038 en su art. 12. Esta última permitía a los trabajadores autónomos
optar, una vez por año, por efectuar aportes sobre la base de una categoría
mayor que la mínima obligatoria que la ley le asignaba de acuerdo con su
actividad y, en algunos casos, según su antigüedad en el ejercicio. Sin
embargo, es la ley 24.241 la que, en el marco de disposiciones referidas al
sistema de capitalización, en su art. 110, crea la figura de las imposiciones o
aportes voluntarios. “La ley contemplaba la posibilidad de que el trabajador
afiliado al régimen de capitalización además de los aportes que
obligatoriamente debía ingresar al S.I.J.P. realizara aportaciones adicionales
con carácter voluntario tendientes a anticipar o incrementar el monto de su
jubilación ordinaria.” Fernando H. Paya – María Teresa Martin Yañez.
Régimen de jubilaciones y pensiones. Análisis critico del SIPA y Regímenes
Especiales. Tomo I. Abeledo Perrot. Página 413. “Estas imposiciones… son
las que efectúa voluntariamente el afiliado en su cuenta de capitalización
individual, con la finalidad de incrementar el haber de su jubilación ordinaria
o anticipar la fecha de su percepción”. Etala, Carlos Alberto. Derecho de la
Seguridad Social. 3º Edición actualizada y ampliada. Astrea. Página 134. Sin
duda, un sistema como el descripto debe ir acompañado de una gestión y
administración de las aportaciones voluntarias eficiente y transparente; de
manera de incentivar su utilización por parte de los profesionales. “Esta
posibilidad que brindaba la ley 24.241… que el trabajador pudiera controlar
permanentemente cuál era su “saldo”, así como la incorporación periódica
de sus aportes y de la rentabilidad que para ellos obtuviera la A.F.J.P. que
los administraba, constituía sin duda uno de los aspectos más elogiables del
régimen de capitalización…” Fernando H. Paya – María Teresa Martin
Yañez. Régimen de jubilaciones y pensiones. Análisis critico del SIPA y
Regímenes Especiales. Tomo I. Abeledo Perrot. Página 432.
UN SERIO OBSTACULO: LA FALTA DE CONCIENCIA. Lo hasta aquí
enunciado, en particular respecto de los sistemas de financiamiento,
entiendo será considerado razonable por cualquier profesional interesado en
el Derecho de la Seguridad Social. Sin embargo, una realidad es
insoslayable: en general, el hombre se interesa poco por la previsión y
considera a los aportes como cargas inútiles, meras retenciones de sus
ingresos que bien podrían haber sido utilizados para procurar bienes o
servicios capaces de generar bienestar inmediato.
De ahí que sostengo que la principal tarea de quienes trabajan en la órbita
de la Seguridad Social es la de concientizar, educar. Y, como ocurre con la
generalidad de los contenidos, los mismos son mejor aprehendidos a
temprana edad. Sugiero, entonces, que la concientización y educación se
genere
desde
los
ámbitos
académicos
universitarios.
Sugiero
la
incorporación a los programas de estudio de una currícula que aborde la
Previsión Social y la Seguridad Social para Profesionales – adaptada a las
particularidades de cada profesión y de cada provincia –. También sugiero,
de cara a los cambios importantes en materia de comunicación, hacer uso
de las herramientas de difusión que las redes sociales proveen actualmente.
Las mismas aseguran que la información llegue a quienes se desea y
permiten un feed back útil no sólo para quien se interese en aprender sino
también para quien se encuentre abocado a la tarea de enseñar, puesto que
por estas vías (Facebook, twitter, entre otras) es accesible e inmediata
cualquier inquietud, sugerencia o reclamo.
La capacitación que se intente habrá de hacer especial hincapié en crear
conciencia acerca de los principios fundamentales de la seguridad social;
sobre todo los vinculados a la Solidaridad y Sustentabilidad.
“Como es de esperar, en general nadie se esfuerza mas del mínimo exigido.
Y cuando nos empieza a inquietar el valor de lo que vamos a recibir en
concepto de jubilación es demasiado tarde para mejorar a través del aporte
nuestra futura prestación… Muchos individuos, sobre todo los más jóvenes,
no son todo lo previsores que el sistema espera y suelen adoptar actitudes
desfavorables… En líneas generales, creen que “las cosas no serán tan
malas” y, por lo tanto, no consideran oportuno “desperdiciar” dinero
invirtiendo en el propio futuro cuando hay otras necesidades que requieren
solución inmediata. El resultado final de estos mecanismos defensivos
(racionalización, negación, etc.) es el incumplimiento de la acción preventiva
y, en la práctica, se culmina siendo moroso o al menos aportando el mínimo
establecido… El hábito de imaginarse el futuro a largo plazo, de pensar y
planificar el porvenir, no es algo que surja automáticamente en todo ser
humano y en cualquier etapa etaria. Existiría en los jóvenes una cierta
“miopía inter temporal” que hace que no adviertan con nitidez la situación de
las necesidades que habrán de enfrentar en los años de vejez o en caso de
sufrir riesgos que lesionen la capacidad laboral futura.” Lic. Elena
Giacomino. Cuestiones paradojales de nuestro sistema previsional. La
Previsión y la Seguridad Social y las prestaciones complementarias para
profesionales en el siglo XXI. Página 11.
CONCLUSION: Son múltiples los desafíos que las Cajas de Previsión para
Profesionales deben afrontar. Dar respuestas de modo eficaz y sustentable a
las múltiples contingencias que, no sólo el afiliado sino también su grupo
familiar, pueden atravesar resulta dificultoso cuando factores como las tasas
de natalidad y la expectativa de vida se presentan proporcionalmente
inversos.
Se pretenden prestaciones de mayor calidad y cuantía pero, a la vez, se
observan proporciones insuficientes en la cantidad de aportantes respecto
de los pasivos. Sumado a esto, se observa - en la generalidad de los
afiliados - insuficiente conciencia sobre la necesidad de efectuar aportes en
tiempo y forma. Esta realidad se hace patente a través de los altos niveles
de morosidad o de aportación mínima a los Sistemas de Seguridad Social
referidos. Sin duda, el desafío comienza por revertir la situación última
descripta. Creando conciencia de los beneficios que importa al profesional
una Caja Autónoma, independiente del Estado, difundiendo las prestaciones
a corto plazo que las Cajas ofrecen (préstamos en condiciones de
otorgamiento realmente accesibles, etc.), adoctrinando desde tempana edad
sobre los principios que ilustran a la Seguridad Social; en particular, sobre la
solidaridad.
Útiles resultarán los cálculos actuariales para indicar a cada Caja las
posibilidades concretas de dar cobertura cabal a las prestaciones no sólo de
previsión social (jubilación, pensión, retiro por invalidez) sino también de
salud y de índole social (préstamos, turismo, recreación, etc.); así como para
tomar decisiones vinculadas a la forma y monto de los aportes necesarios
para solventar esas prestaciones. “El objetivo primordial de la valuación
actuarial está referido a demostrar la solvencia a largo plazo del régimen que
se trate, es decir, conocer técnicamente la situación de equilibrio ó constatar
si el sistema de financiamiento que se aplica y el nivel planificado para las
aportaciones pueden mantenerse. Para las respectivas autoridades de
conducción y control los estudios actuariales deben constituir una
herramienta útil en la toma de decisiones, ya sea para acompañar procesos
de transformación ó bien para preservar a las entidades previsionales de
factores nocivos -endógenos y exógenos- que perturben la perennidad.”
Libro Amarillo de la Coordinadora de Cajas de Previsión para Profesionales.
Si bien es cierto que los desafíos son múltiples, no menos cierto es que
quienes creemos en la necesidad y utilidad del Sistema de las Cajas de
Previsión para Profesionales contamos con nuestra convicción y vocación de
defensa como herramientas indispensables para sortear obstáculos o
ataques perpetrados contra el sistema. Después de todo, y parafraseando al
escritor Mark Twain, “Los obstáculos no son más que un condimento del
triunfo”.
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