SUBVERSION E IRRISIÓN EN PRIMERA HISTORIA D'ESTHER, DE SALVADOR ESPRIU MATHILDE BENSOUSSAN En el prólogo de su obra Salvador Espriu nos cuenta có­ mo le impresionó en su infancia una colección de grabados franceses, heredada de los bisabuelos, que se encontraba en la habitación de su tía y madrina, Doña María Castelló. Es­ ta vivía en Arenys de M ar, de donde era oriunda la fami­ lia, y donde el niño pasaba sus vacaciones. Todos sabemos la importancia primordial que tiene esta pequeña ciudad de la costa catalana en la obra de Espriu. Convertida en verda­ haya conocido" se había propuesto escribir "u n a especie de testamento del idiom a." En la Guía de literatura catalana publicada en Barcelona en 1973 y que pretende seleccionar las cincuenta mejores obras del siglo xx, Primera historia d'Esther es la única obra de un escritor en vida que haya obtenido los sufragios unánimes de los seis críticos (Castellet, Ferraté, Manent, M arfany, Molas y Triadü) que habían seleccionado por votación las 50 obras escogidas. Baste ello para decir cuán dero m ito, Sinera, anagrama de Arenys, simboliza una es­ pecie de paraíso que la guerra civil destruyó. Estos graba­ importante parece esta obra en el panorama literario de la Cataluña contemporánea. Sin embargo tenemos la impresión de que la crítica en general, deslumbrada por el esplendor formal, no subrayó dos, nos dice Espriu, narraban la historia bíblica de Esther: el banquete del rey Asuero, el alejamiento de Vashti, su primera esposa, la boda de Esther, la conspiración de los dos eunucos Teres y Bigtan, la ascensión de Amán, el de­ lo bastante, tal vez dadas las circunstancias, la enorme car­ creto contra los judíos, la visita intercesora de la reina, su desmayo, el paseo espectacular de Mardoqueo, el convite estratégico, la confusión de Amán y el triunfo momentá­ ga de subversión y de irrisión, de subversión por la irrisión, que la obra contiene. No hay que olvidar que la obra va diri­ gida a un público determinado—o más bien a un lector, neo de los judíos. Fue su tía quien contó al niño, por pri­ m era vez, esta historia. De ahí el título, que puede parecer enigmático, de Primera historia d'Esther. pues cuando la escribió, Espriu no pensó que pudiese ser re­ presentada—el público catalán de la post-guerra, inmerso en unas circunstancias históricas determinadas: una dicta­ Espriu va a realizar en esta obra una especie de fusión-o­ posición de los dos m itos, el de Sinera, pueblo feliz de antes dura cuyo ideal era el imperio, cuyo lema era "España, una, grande y lib re," cuya ideología se oponía ferozmente a to­ de la guerra, y el de un pueblo que vive en la esclavitud ba­ jo el imperio de los persas—el pueblo judío—,un pueblo a- da manifestación de las lenguas y de las culturas minorita­ rias. Escribir una obra en catalán en aquella época para de­ menazado de exterm inio que consigue triunfar de sus ene­ m ostrar, contrariamente a la ideología oficial, que no se trata de un "dialecto" moribundo sino al contrario de una m igos. Para Joaquim Molas nos encontramos anteunagran síntesis histórico-mítica de la Cataluña contemporánea. lengua compleja y de una gran vitalidad, constituye ya de por sí un acto subversivo. Pero, como veremos, la manera La obra fue publicada en 1948 por la editora Aymá de Barcelona y en 1966 Edicions 62 hizo una segunda edición cómo Espriu utiliza la historia bíblica va mucho más lejos y constituye una verdadera denuncia del genocidio cultural con un importante prólogo de Joaquim Molas. Después ha conocido varias ediciones, una de ellas revisada por el au­ tor en 1967. La crítica saludó ante todo el "fabuloso ejercicio" estilís­ que pretendía imponer a Cataluña el régimen triunfante. Espriu, como Racine, hubiese podido escribir una trage­ dia sobre el tema de Esther. En vez de esto ha escrito una es­ tico y lingüístico, "u n a de las creaciones de lenguaje más contundentes de la literatura catalana m oderna," "uno de los textos más alambicados, crípticos y ricos idiomáticam ente de toda la literatura teatral," "un a especie de sínte­ pecie de fábula burlesca, que ha subtitulado : Improvisación para títeres. Si bien muchos la han calificado de "farsa esperpéntica," es una obra difícil de encajar en una categoría determinada, pues al lado de la deformación grotesca de la farsa encontramos en ella numerosos elementos líricos y sis, concebida en una época difícil, como monumento pos­ tumo y definitivo de las posibilidades literarias que ofrece la lengua catalana m oderna," un texto que "intentaba de­ m ostrar que la lengua catalana poseía una riqueza y una ca­ consideraciones de honda gravedad, todo ello maravillosa­ m ente entremezclado y persiguiendo un mismo fin: la denuncia de la injusticia, de la opresión, de la dictadura. pacidad de expresión muy por encima de lo que hubiera po­ dido imaginar un observador superficial de aquel terrible m om ento histórico." "Los resultados de esta fabulosa al­ quimia verbal, a la vez comunes y dialectales, cultos y po­ Valiéndose de la técnica del teatro en el teatro el autor sitúa a la vez la acción en Sinera y en Susa, la capital de verano del reino de Persia. El pueblo de Sinera asiste a una representación de títeres que cuenta la historia de Esther y del rey Asuero. La mezcla de personajes de "carne y pulares, ásperos y brillantes, equidistan del hermetismo gratuito y de la franca inteligibilidad. Y constituyen uno de los experimentos más prodigiosos a los que la lengua h u eso ," de títeres y de entes fantásticos: el diablo, la muer­ catalana ha sido som etida." El mismo Espriu confirmó estos juicios críticos que acabamos de citar diciendo que te y sus comparsas, crea un ambiente mágico-popular y a la vez actualiza la historia bíblica. Un personaje presenta y comenta la representación, se dirige al público de Sinera y a "e n la circunstancia más desesperada que nuestra lengua los títeres, cuenta los chismes de la localidad y los de la coroo te imperial. Este animador al presentarse nos dice: "Y o , el A ltísim o, ciego de esta parroquia de Sin era." El hecho de que se llame " e l A ltísim o," es decir Dios, y de que sea cie­ go, introduce uno de los símbolos más constantes en la obra espriuana, un Dios espectador que acecha al hombre y que al propio tiempo permanece ciego ante su sufrimiento. El ciego es también el invidente profético, como Tiresias y Edípo, personajes que también encontramos en otras obras toriosos" o cuando ataca a los escritores que ensalzan "la espada y el triu n fo ," es decir un triunfo obtenido por la es­ pada. Y cuando al final de la obra el Altísimo se dirige pre­ ferentem ente a los niños de Sinera para decirles: "O to r­ judío—sino que va a insistir—cosa que la Biblia no h a c e - gaos, sin flaqueza, ahora y al crecer, cuando seáis mayores y cuando seáis viejos, una limosna recíproca de perdón y de tolerancia. Evitad el crimen máximo, el pecado de la gue­ rra entre herm anos," ¿cómo no ver que esta condenación total de la guerra civil se oponía a la ideología maniqueísta de aquel entonces, al m ito triunfalista de "la cruzada victo­ rio sa" de los nacionalistas? Hay más: en Primera història d'Esther se inicia el contenido histórico-mítico que culmi­ nará con La pell de brau, de la identificación entre el pueblo sobre el carácter dictatorial del régimen de Asuero. El mo­ narca nos confiesa que, a pesar de no ser cruel, ha hecho asesinar a todos sus hermanos para gozar tranquilamente del poder. Cuando el coro de los títeres entona un grotesco de Israel, condenado a la persecución y al exilio y el pueblo catalán, víctima también de la persecución y de un exilio interior. Aquí la identificación se opera ante todo gracias al autor, que se da a sí mismo el nombre hebraico de Salom him no de alabanzas al soberano, uno de ellos añade al final (los lectores de Espriu saben que mucho antes de Primera història d'Esther ya se habia auto-bautizado así). En e- de Espríu. La obra nos aparece además subversiva en la medida en que Espriu no sólo nos cuenta ¡a historia de una minoría oprimida, perseguida, amenazada de exterminio—el pueblo un irónico "tic tic ." Asuero exclama inmediatamente: "V erdugo, localiza al bronquítico responsable de las notas subversivas y hazlo pedazos enseguida, de acuerdo con cierta ley que hemos promulgado." Bigtan, uno de los cor­ tesanos, comenta la escena: "L a severidad de las ordenan­ zas ha conseguido sin embargo, hay que reconocerlo, que los persas canten unánimes y con mucha arm onía." Ré­ gimen de terror, es también un régimen de corrupción y de demagogia. Al ser nombrado primer ministro Amán re­ sume ante el rey su programa de gobierno: "Orden público como piedra angular, juegos malabares de clemencia y lá­ tigo, intangibilidad de la galbana de los funcionarios, pan en abundancia (en el papel), fomentos calientes de industria y cultura, fuerzas vivas al baño-maría, exterminación de los ju d ío s." Al rey le parece m uy bien el programa, sólo so­ fecto, en el transcurso de la obra, varias veces el Altísimo alude al autor nombrándolo siempre Salom, uniendo así Sinera e Israel, por ejemplo cuando dice en medio de la obra: En el escenario sin títeres habría de bajar el telón, en un respiro de entreacto. . . . Durante la pausa podríamos ru­ m iar, por lo menos, sobre la granizada de correosos vo­ cablos que el autor nos ha descargado con la honda de un lenguaje moribundo, ya casi ininteligible para muchos de nosotros. Salom, sin embargo, lo ordena de otro mo­ do. Digamos de paso que si Espriu califica la lengua catalana de "lengu aje moribundo, ya casi ininteligible para muchos de nosotros" es con la esperanza de que el lector reaccione y no bre el último punto pregunta a Amán si ha pulsado la opi­ nión pública. A lo cual el ministro contesta, expresando su acepte que mueran su lengua y su cultura. Pero el texto más significativo a este respecto nos parece ser el monólogo de Amán cuando se dispone a asistir al banquete de la reina desprecio inmenso por el pueblo: "L a canalla piojosa, que Esther, monólogo en el cual es abolido el tiempo y el anhela juguetear y expansionarse, se extasiará ante la de­ g o llin a ." Frente al cinismo de los gobernantes, se alza la voz de Eliasib, el sacerdote judío, lanzando sus anatemas, espacio: Si la reina nos ofrece (y supongo que no, pues no sabría imaginarme un guisado típico de día de fiesta) ojalá nos lo acompañe con una sabrosa salsita de setas mojardones, como solían condimentarlo en Sinera, para Salom cuando era pequeño, la señora María Castelló y las dos hermanas Draper, y que salga tal como ellas lo conse­ guían: la m ejor cosa del mundo. ¿O lo cocinas ahora con tu recuerdo y aquel olor a menta y a tardes remotas de verano, cuando el mar y el campo te parecían fla­ mantes y respiraban aún todos los seres que amabas? ¡ Cuántos han subido por el camino de los cipreses, cuán­ tas velas allende los horizontes, cuántas bocas enmude­ cidas para la lengua de tu pueblo! ¿Quién te cogerá las naranjas de los jardines de Occidente, quién te conducirá de nuevo por los senderos de Sefarad, quién te cantará la canción de tu vida? Salom, hombre perdido, solita­ rio con Dios: ¿qué le dirás de tu tiempo, de tantas horas? ¿Perdonará tal vez el orgullo de tus pecados humildes merced al humilde fricando que comiste de niño, a la menta que pudiste oler, al dolor de la pluma con que m e obligas a hablarte? ¿A m í, un títere adversario de Israel, adversario tuyo? de los cuales hemos escogido los que nos parecen más signi­ ficativos, es decir más actuales: Anatema contra quien hace comercio de las cosas santas y convierte la religión en puntal de la opulencia o en vía practicable sólo para los cretinos. . . .Anatema contra quien subleva instintos y sentimientos contra el imperio de la razón. . . .Nada al margen de la razón, nada en pug­ na contra la razón, nada por encima de la razón, salvo D ios. . . .Anatema contra quien suscita el rencor del pri­ m itivo contra la supremacía del espíritu. . . .Anatema contra quien pone candados de pavor o liga de recelo en las almas. . . .Anatema contra el que está harto y no so­ corre el hambre de otras encías. . . .Anatema contra el escriba que vende su pluma a rocines victoriosos y se envilece al ensalzar, por oro o por temor, la espada y el triunfo. . . .Anatema contra el cobarde que calla cuando el mal gobierna y antepone a la conciencia el calor de su vientre. ¿Cómo no calificar de subversivas en la Cataluña de enton­ ces tales palabras? Algunos nombres debían acudir a la mente del espectador cuando el autor habla de "rocines vic­ Aquí, con el recuerdo de su infancia, de los seres queridos, de la cocina doméstica, Espriu crea una emoción que permi- 100 te al lector percibir sentimientos más abstractos: “ ¡Cuántas bocas enmudecidas para la lengua de tu pueblo ! /' por ejem ­ plo. Y el hecho de que el tiránico Amán se declare: “ adver­ sario de Israel, adversario tu y o ," opera la necesaria fusión: Cataluña-Israel. La irrisión del poder dictatorial es constante y se sitúa a diferentes niveles. Se vale en primer lugar, obvio es decir­ lo, de la condición de marionetas de los personajes que in­ terpretan la historia bíblica, de su voz afectada de muñecos. alzaron los fantasmas de las visiones nocturnas." Mardoqueo comenta: “ ¿Conoce el discurso de Elifaz el Tamaní, o se trata de simples coincidencias de expresión? Estaría bueno que suscitasen con citaciones inoportunas mis sim­ patías de letrad o!" Algo más lejos: " S i sigue así, me con­ tagiará con su m ied o." Y siempre en la misma escena: "¿V a n a empezar a estas alturas una discusión de carácter filosófico? Dios no lo quiera, porque en tales circunstan­ Asuero padece del estómago y se queja: “ ¡Cuánto me pesa cias, o intervengo o me consum o," lo cual añade al carácter de Mardoqueo una graciosa pedantería de contertulio de Ateneo. la obligación de banquetear, que se ha vuelto poco a poco casi la única tarea de la m agistratura!" Es a raíz de uno de A nivel del lenguaje hay una constante irrupción de lo cotidiano, de lo banal, de lo vulgar. Discursos enfáticos de estos banquetes, al que Vashti, su primera esposa, se niega a asistir, nos dice la Biblia, pero sin dar razón alguna de esta altos personajes son cortados por un chiste, un retruécano, un refrán, una expresión coloquial. Así en la escena que acabamos de mencionar, Bigtan después de decir: "Som bras hostiles se agazapan en las paredes, labios siniestros se abren allende la oscuridad. ¡A y , cómo retumba en la noche la burla del d iab lo !", añade casi en seguida: "Retroceda­ Pero añade además rasgos sicológicos que los ridiculizan. desobediencia, que Asuero la repudia y la castiga. Pero Espriu interpreta el texto bíblico a su manera: la desobedien­ te esposa escapa al castigo y huye a Sinera donde espera en­ contrar la felicidad. Asuero decreta, siguiendo los consejos de los sabios: " ¡ S e a ! Aparto a la perversión de mi tálamo y m i conversación—Y guardadla en un convento—a pan y agua como torm en to." A lo cual la desenfadada reina con­ testa: "N o podrás. Corro a Sinera, con galán, coche y co­ cin era." Es decir, que hace de Asuero un marido engañado, por consiguiente un ser ridículo. Amán, el ministro todo­ poderoso, al regresar a su casa, canta a su esposa una can­ m os, Bigtan: presiento que han de descubrirnos. Por otra parte, si matamos al rey entronizarán enseguida a uno que será peor. 'A cada colada se pierde una sábana/ solía decir m i madre que en paz descanse." Este carácter timorato dig­ no de la que se da en llamar "m ayoría silenciosa" a la que se supone espantada por un cambio de régimen, no deja de ción de amor italiana, divertido anacronismo, y ésta reco­ ser gracioso en un hombre que se propone cometer un re­ gicidio, y el refrán final subraya humorísticamente este te ­ noce su voz: "Desafinas el estrambote y mientes más que m or. En el coro de las marionetas cantando las alabanzas del nadie. Por lo tanto no hay duda, eres m i marido, basta de ópera. Hola, limpíate bien los pies, y en tra." Los anacronis­ mos son constantes, ya que muy a menudo el mundo de la re y , Espriu utiliza una serie increíble de adjetivos todos ter­ minados por la sílaba fíe—en castellano, tico—de un segu­ ro efecto cómico del cual sólo damos una pequeña muestra : infancia de Espriu va unido al mundo de Susa. Asuero hace venir su vino de Sinera, Bigtan y Teres importan a unos co­ m erciantes—“ Eis Nois G rossos"—un cargamento de ollas de barro cocido para hacer un negocio ; cuando Amán, lleno de alegría porque la reina le ha invitado, dice a Zeres, su es­ posa: " ¡A h Zeres, con descendientes, partidarios y rique­ za, fortaleza y poder, m i gloria culminará en este banque­ t e ! " , ésta le contesta : "Pourvou que cela doure, como decía Sor Ephrem, o no sé cuál otra monja de la Presentación de Sinera. El destino y los hombres te traicionarán y te tum­ barán de espaldas." A esta profecía, Amán contesta: "¡O h , no ! Todos los hombres, fuera de los judíos, son mis herma­ nos. Lo dice el catecism o," satirizando así la actitud de la iglesia antes del Concilio de Juan XXIII frente a los judíos. La irrisión se manifiesta también en la inadecuación en­ tre una situación dramática y las reacciones de los persona­ jes. Escuchando donde está escondido en la sombra, Mardoqueo espía a los dos conspiradores Teres y Bigtan (que se han introducido en palacio para asesinar a Asuero) para de­ nunciarlos al,rey. Teres, en el momento de pasar a la ac­ ción, tiene miedo y dice a su cómplice: "¿O yes Bigtan? Bocas desdentadas remugan en las tinieblas, mi oído ha captado su murmullo. Un viento ha pasado sobre mí. Se Soberano estrambótico: sin acento enfático ni tampoco escéptico entonamos un cántico de amor patriótico. O el poema-canción del diablo, cuando éste se lleva a Amán al infierno—otro anacronismo—, en el cual los versos se term inan por: ac - ec - ic - oc ~ uc. Añadamos que el triunfo del pueblo oprimido podía apa­ recer sumamente esperanzador para el pueblo catalán, no sólo en la leyenda sino en la realidad, es decir, eminente­ m ente subversivo. No hay que olvidar que la obra fue es­ crita entre marzo del 47 y febrero del 48, en el momento en que las Naciones Unidas aceptaban la creación del nuevo Estado de Israel y antes de la guerra árabe-israelí de mayo de 1948, o sea en un momento en que Israel parecía haber triunfado de sus enemigos. Con esta obra Espriu aboga por un mundo más justo y más fraternal, y después de haber denunciado una sociedad en la que reina la injusticia y la corrupción, nos hace entre­ ver la esperanza de un futuro m ejor para Cataluña y para todos los hombres si consiguen otorgarse: “ una limosna recíproca de perdón y de tolerancia." U niversité de Hante Bretagne