Roles del vendedor PERFIL DEL VENDEDOR Compromiso: Que es la capacidad de sentir y demostrar que se tiene una imperiosa necesidad, por ejemplo, de lograr los objetivos propuestos por la empresa, de generar y cultivar buenas relaciones con los clientes, de coadyuvar en el mantenimiento y mejoramiento de la imagen de la empresa, de colaborar a los compañeros de trabajo, etc... Determinación: Que está relacionada con el valor o la audacia que es preciso tener para lograr los objetivos propuestos, además de mantenerse firme para cumplir con los compromisos contraídos con la empresa, los clientes y con uno mismo. Entusiasmo: Que implica manifestar fervor o pasión en las actividades que se realizan, por ejemplo, en las presentaciones de venta que se efectúan ante los clientes, en los servicios que se les brinda para lograr su satisfacción o en todo aquello que se hace para mejorar la imagen de la empresa. Paciencia: Que es la capacidad de mantener la calma o demostrar tolerancia aún en las situaciones más difíciles y complicadas, por ejemplo, cuando algún cliente presenta su reclamo de forma airada. Dinamismo: Que significa ser por naturaleza una persona activa y diligente en todas las actividades que se realizan. Sinceridad: Que implica ser una persona veraz y con un accionar sin engaños, hipocresias, ni mentiras. Responsabilidad: Que está relacionada con el acto de cumplir con las políticas y normas de la empresa, y también, con los compromisos contraídos con los clientes. Coraje: Que es la capacidad de tener arrojo, valor y audacia aún en medio de la oposición (por ejemplo de la competencia) o los desaires (que a veces hacen algunos clientes); persisitiendo hasta el final para lograr los objetivos propuestos. Honradez: Que implica ser una persona íntegra, recta, incorruptible y leal. Aspectos indispensables para mantener una buena imagen tanto al interior de la empresa como en el mercado. El perfil del vendedor describe el conjunto de rasgos y cualidades que debe tener el vendedor para lograr buenos resultados en la zona o sector de ventas que le ha sido asignado para vender los productos o servicios que la empresa comercializa. cabe señalar que también existen perfiles básicos que describen un conjunto de rasgos y cualidades elementales que el vendedor debe tener para lograr óptimos resultados. Estos perfiles básicos suelen ser la base para la creación de otros más específicos, como el que por lo general, tienen las empresas que poseen una fuerza de ventas. El Perfil Básico del Vendedor: Para lograr buenos resultados en la mayoría de mercados, el vendedor debe poseer un conjunto de cualidades que vistos desde una perspectiva integral se dividen en tres grandes grupos: 1) Actitudes, 2) habilidades y 3) conocimientos: Actitudes.- La actitud es el conjunto de respuestas que el ser humano manifiesta cuando se encuentra ante determinadas personas, situaciones, lugares y objetos. Compromiso: Que es la capacidad de sentir y demostrar que se tiene una imperiosa necesidad, por ejemplo, de lograr los objetivos propuestos por la empresa, de generar y cultivar buenas relaciones con los clientes, de coadyuvar en el mantenimiento y mejoramiento de la imagen de la empresa, de colaborar a los compañeros de trabajo, etc. Determinación: Que está relacionada con el valor o la audacia que es preciso tener para lograr los objetivos propuestos, además de mantenerse firme para cumplir con los compromisos contraídos con la empresa, los clientes y con uno mismo. Entusiasmo: Que implica manifestar fervor o pasión en las actividades que se realizan, por ejemplo, en las presentaciones de venta que se efectúan ante los clientes, en los servicios que se les brinda para lograr su satisfacción o en todo aquello que se hace para mejorar la imagen de la empresa Los cambios que han ocurrido, y que siguen ocurriendo, así como los nuevos factores o variables que han aparecido en los mercados actuales, podría hacernos pensar que los vendedores han perdido importancia en esta nueva situación en la que les toca actuar. ese extraordinario intelectual del management, se atrevió a decir, a mediados de la década del cincuenta que, en la medida que el marketing tomase mayor fuerza, los vendedores desaparecerían. Más bien, lo que está mostrando la nueva situación es que, se necesita un nuevo tipo de vendedor; un tipo de vendedor que esté en capacidad de ejercer una influencia más decisiva sobre el éxito de los planes comerciales de sus respectivas empresas. En la medida que el trabajo del vendedor se desarrolle y ejecute de manera más profesional, los resultados serán de mayor productividad y rentabilidad que como eran antes. Si el vendedor se orienta hacia el cliente, ya no sobre el producto que vende; si el vendedor se esmera en desarrollar relaciones con sus clientes, en vez de quedarse en simples transacciones; si el vendedor reconoce que el cliente quiere comprar, y no que le vendan, entonces, los resultados serán de niveles nunca antes visto. Las empresas han reconocido que son los clientes quienes originan los negocios, y que su prosperidad depende únicamente de su capacidad para garantizar la satisfacción permanente de dichos clientes. Esta idea pasa, primero, por reconocer que, quien plantea las prioridades durante la situación de ventas, es el cliente, no el vendedor desesperado por cumplir con su cuota. Al cliente le interesa un bledo que el vendedor tenga que cumplir una cuota, peor si quiere hacerlo a su costa; a él sólo le interesa que le presten atención al problema que quiere que le resuelvan. “Si no puede este vendedor, otro podrá”, así piensan los clientes, sin hacerse muchos problemas. ¿Qué significa todo esto? Que los vendedores que seleccionemos para integrar la fuerza de ventas de nuestra empresa deben ser contratados, capacitados, motivados (incrementar su motivación) y desarrollados para realizar con la mayor destreza posible su tarea fundamental y crucial (razón de ser de su función) de identificar las necesidades del cliente y satisfacerlas. Claro que esta tarea es cada vez más compleja y complicada en los mercados actuales; pero todo esto debe tomarse como oportunidades de elevar el nivel profesional de la labor de ventas en sí. Los clientes tienen requerimientos cada vez más exigentes y refinados; saben más acerca de los productos y servicios que compran o rechazan porque tienen medios electrónicos como Internet (web) para averiguar y obtener información antes de acercarse a un punto de ventas o cuando reciben a un vendedor en su hogar; de igual manera ocurre con los clientes industriales, evalúan de manera más crítica y clara a quienes suministran los insumos, materias primas, maquinarias y equipos que son de su interés. Las personas, hombres y mujeres, que se dedican hoy en día a la venta de estos productos y servicios están obligadas a ser más profesionales y reconocer que el “centro” ya no son ellos, sino los clientes. Tienen que comprender y entender que, su formación y capacitación, ya sea que recién ha ingresado a las ventas o ya tiene experiencia en ella, respectivamente, debe realizarse tomando como eje a los clientes, sus problemas y necesidades.