Paraguay Dos generaciones dejaron de ser invisibles Por Patricia Figueredo/Diario Ultima Hora Sentada, observa todo lo que pasa a su alrededor mientras agarra con fuerza una bolsa de tela. Con las piernas levemente flexionadas, está lista para tomar impulso y levantarse. Ella aguarda el momento para recibir su primera cédula de identidad. Doña Gregoria Agüero tiene 87 años y por primera vez estará habilitada para acceder a todos sus derechos como paraguaya. En su natal San Pedro, espera que el acto protocolar de entrega de cédulas concluya y así poder tener entre sus manos lo que tanto espera. Impaciente, expectante pero sin perder el humor dice: “Aha′arotante porque hetavoimango aha′aro (voy a esperar nomás, porque mucho ya esperé)”, y recuerda que hace 10 años intentó acceder a ese documento pero no pudo. Foto: René González “Che nunca ni ndavotái, pero aikuaa la che derecho kuéra (nunca voté, pero conozco mi derechos)”, comenta Paraguay la mujer, madre de 8 hijos, los que en su mayoría están lejos de ella. Solo uno sigue acompañándola, y por él estaba tan apurada. “Acocina′arã chupe, tardema, cheha′arô hína (le tengo que cocinar, es tarde y me está esperando)”, dice. Junto a ella otras 1.559 personas entre niños, adolescentes y adultos accedieron a sus documentos de identidad en el marco del programa de Derecho a la Identidad que se lleva adelante hace un año y medio en el país. Doña Gregoria dejó de ser invisible para el Estado y ahora sueña con poder cobrar su pensión alimentaria. “Upéare che aguenohe che documento”, se sincera. Esta iniciativa es impulsada por el Ministerio de Justicia y Trabajo a través del Registro Civil, el Ministerio del Interior desde el Departamento de Identificaciones y el Ministerio de Educación y Cultura. También intervienen la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia, la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos y las organizaciones Unicef y Plan Internacional. ESTUDIO Que las parteras no reporten los nacimientos es uno de los principales factores que imposibilita llevar un conteo de los nacimientos registrados. Este aspecto se comprobó en un estudio desarrollado por la ONG Plan Paraguay, según Marcelino Prieto, gerente de la Unidad de Programa de San Pedro, quien a su vez agregó que la falta de inscripción no permite acceder a la cédula. Doña Gregoria esperó tanto tiempo y perdió muchas oportunidades que como paraguaya merecía, mientras que la mamá de los pequeñitos Fredy y Fernando, María Virginia Ávalos entendió lo importante de registrarse. Ella llegó hasta la Municipalidad de General Isidoro Resquín, lugar en el que se realizaba el acto de entrega de cédulas, con sus gemelos cachetones de seis meses y esperó hasta recibir sus tarjetas de identificación. “Che memby kuéra peguarãnte ko cédula kóa, che aguerekóma”, refirió la mujer de 24 años que no dejaba de sonreír, aunque con timidez reconoció que recién ahora aprendió todo lo que implica ser una persona registrada y habilitada para reclamar sus derechos. Ambas generaciones separadas por una brecha de muchos años desde ahora figuran en los registros de un país que crece y que ya suma más de 6.500.000 habitantes.