Interpretación y aplicación del derecho.

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Resumen: S-072
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E
Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2006
Interpretación y aplicación
del derecho.
López Desimoni, Juan José
Cátedra “B” de Introducción al Derecho - Facultad de Derecho - UNNE.
calle Salta Nº 459 - C.P. 3400, Corrientes, Argentina.
Campus Facultad de Derecho - UNNE.
Avda. Libertad, C.P. 3400, Corrientes, Argentina.
Teléfono Fax: 03783-466444
E-Mail: jlopezdesimoni@hotmail.com
I- ANTECEDENTES
En la presente comunicación se abordará el problema de la interpretación del derecho, que lugar ocupa dentro de la
teoría y práctica, así como el sentido de verdad que puede encontrarse en una sentencia, y las tendencias actuales que
marcan la necesidad de concebir una adecuada estructura de razonamiento, partiendo de los métodos clásicos, si los
mismos se contraponen o se complementan., buscando la máxima certeza y estabilidad en las decisiones
jurisdiccionales.
Logo y Esencial alcance de este tema:
El estudio sobre la interpretación de las normas jurídicas no es un tema complementario, sino esencial tanto en la teoría
como en la práctica del Derecho. Sin interpretación, no hay posibilidad alguna de que exista orden jurídico. Algunas
veces determinados legisladores prohibieron la interpretación de las normas que emitían; lo real es que puede pensarse
que ellos no sabían lo que estaban diciendo o probablemente, querían ordenar una aplicación estricta y severa, tal el
pensamiento de la escuela exegética francesa que acudió en auxilio del sustento teórico del Código Civil Francés
No puede existir ningún orden jurídico sin función interpretativa, porque las normas están destinadas a ser seguidas y
cumplidas. La vida humana, las realidades sociales, en las cuales se debe cumplir y aplicar las leyes, son siempre
particulares y concretas. Por consiguiente, para cumplir o aplicar una ley es necesario convertir la regla general
(constitución, reglamento, ley) en una norma individualizada, transformar los términos abstractos en preceptos
concretos. Y esto es precisamente lo que se llama interpretación.
En un sinnúmero de casos se efectúa una interpretación de las normas por los sujetos obligados. Claro que esta
interpretación directa vale y se desenvuelve mientras no surja un proceso. Cuando se plantee éste, entonces el órgano
jurisdiccional determinará si la interpretación popular, era o no correcta.
Superación de la pluralidad de métodos de interpretación y del pseudo problema sobre el criterio para elegir
entre ellos:
Mucho se ha escrito sobre la interpretación del derecho, pero la mayor parte de esto ha servido para enturbiar el tema.
Parecería ser que se pretende buscar el método correcto de la interpretación. Nos encontramos, en efecto, con una
multitud de métodos de interpretación del derecho; pero ninguno de ellos resuelve per sé satisfactoriamente el
problema.
SOBRE LA INTERPRETACION DEL DERECHO
Lenguaje Jurídico y Lenguaje Natural:
Tesis:
Las normas jurídicas, en cuanto autorizan, prohíben o hacen obligatorias ciertas conductas humanas, y en cuanto
suministran pautas de comportamiento, están compuestas por palabras que tienen las características propias de los
lenguajes naturales.
El uso eficaz de esta técnica reclama que las reglas jurídicas sean comprendidas por el mayor número posible de
hombres. La función social del derecho se vería hoy seriamente comprometida si aquellas estuvieran formuladas de una
manera tal que sólo un grupo muy pequeño pudiera comprenderlas. Por ello es legítimo decir que las normas jurídicas
no sólo se valen del lenguaje natural sino que, en cierto sentido, tienen que hacerlo.
Una posible Objeción:
Se podría replicar que desde tiempos muy lejanos los juristas vienen elaborando un lenguaje especializado, compuesto
de términos que no forman parte del lenguaje natural, y que esas palabras técnicas, susceptibles de definición precisa, se
han incorporado a las leyes y demás normas jurídicas escritas. Así, cuando el Código Civil argentino utiliza términos o
expresiones tales como “locación”, “acto jurídico”, “domicilio”, “compraventa”, “donación”, “culpa”, “dolo”,
“derechos reales”, “mandato”, etc., está valiéndose de palabras que tienen una altísima precisión.
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En el libro (La interpretación de la ley) Soler da el siguiente ejemplo: “Si hay un acuerdo para transferir el dominio de
una cosa mediante un precio, hay compraventa; si suprimimos el precio, hay donación; si en vez de la cosa suponemos
un crédito, hay cesión; si no hay acuerdo sino engaño, hay estafa.”
Casos típicos y casos marginales:
Las palabras que aparecen en las normas jurídicas para aludir a hechos, sucesos o actividades humanas, y proporcionar
pautas o criterios para juzgar o guiar estas últimas, tienen una zona de penumbra, es decir, son actual o potencialmente
vagas. La vaguedad se pone de manifiesto frente al caso marginal o atípico. El caso no esta claramente incluido en el
área de significado central donde se congregan los casos típicos, ni claramente excluido de ellos.
Se debe distinguir entre dos tipos de casos:
a) Aquellos cuyos hechos constitutivos están claramente comprendidos por el área de significado central
de los términos o expresiones en que la regla consiste; y
b) Aquellos que se encuentran en lo que se ha llamado la zona de penumbra, es decir, que son marginales o
atípicos.
Descubrir y adjudicar un sentido:
La solución de los casos del primer tipo (casos claros), puede ser adecuadamente escrita usando expresiones tales como
“el interprete descubrió o halló el significado que tal o cual norma tiene”, o bien “el interprete aplicó tal o cual regla en
su significado objetivo”. Pero esa manera de hablar no debe ocultarnos el hecho de que el significado “descubierto” u
“objetivo” no puede ser sino una de estas dos cosas: (1) el significado que efectivamente quiso poner en la norma la
autoridad que la sanciono, o, (2) el significado que en contextos y situaciones semejantes le acuerda hoy el uso
lingüístico preponderante, ya sea en la comunidad como un todo o en algún sector de ella.
En cambio, la solución de los casos del segundo tipo, es decir, los de la zona de penumbra, no puede ser descripta de ese
modo sin engendrar graves equívocos. Estamos frente a un caso atípico, marginal.
Para resolver el problema, el intérprete, se ve forzado a decidir, bajo su responsabilidad, si esos hechos están o no
comprendidos por las expresiones lingüísticas que, a ese respecto, son indeterminadas.
Para considerar al caso como incluido o como excluido el interprete se ve forzado a adjudicar a la regla un sentido que,
en lo que hace al caso presente, hasta ese momento no tenia. Solo así puede fundar en ella la inclusión o la exclusión. Si
esta adjudicación de sentido no es arbitraria (y no tiene por qué serlo), estará guiada por ciertos Standard valorativos,
sociales, políticos, económicos, etc., a la luz de los cuales se aprecian y sopesan las consecuencias de la inclusión o
exclusión.
De todo esto se siguen algunas consecuencias.
Tres consecuencias:
Primera consecuencia: Es falsa la afirmación, tan repetida, de que el derecho, es decir, un cierto orden jurídico, es un
sistema cerrado, dotado de “plenitud hermética”, del cual pueden derivarse, por deducción, las soluciones para todos los
casos posibles. El derecho, o sea un orden jurídico determinado, tiene lagunas, en el sentido de que hay casos que no
pueden ser resueltos con fundamento exclusivo en sus reglas o en alguna combinación de ellas.
El orden jurídico no es un sistema cerrado o finito, sino un “sistema abierto”.
Segunda consecuencia: si los Jueces no quieren resolver a ciegas o en forma arbitrario los casos de la penumbra, no les
basta con conocer a fondo las normas jurídicas y sus fuentes, ni saber armar con ellas estructuras coherentes.
Tiene que poseer, además, un adecuada información de hecho sobre ciertos aspectos de la vida de la comunidad a la que
pertenecen, un conocimiento serio de las consecuencias probables de sus decisiones y una inteligencia alerta para
clarificar cuestiones valorativas y dar buenas razones en apoyo de las pautas no específicamente jurídicas en que,
muchas veces, tiene que buscar fundamento.
Tercera consecuencia: es verdad que los casos ubicados en la zona de penumbra tienen título suficiente para atraer, en
todo momento, la atención de los juristas profesionales. interpretación judicial, a veces puede invocarlos el juez de
oficio, si existen en alguna norma constitucional dándole ese carácter.
Benjamín Cardozo, magistrado de la Corte Suprema de los Estados Unidos, se planteó el problema de la Interpretación
del Derecho. Haciendo un análisis de sus experiencias judiciales, trató de darse cuenta de cuáles eran los métodos que le
empleaba para la Interpretación del Derecho y se encontró, con que se servía de diferentes clases de métodos. No pudo
responder a la pregunta de cual de todos estos métodos empleado por él era el mas importante, cual tenía prioridad
sobre los demás y cuales otros solo aplicación subsidiaria.
Lo que Benjamín Cardozo se proponía respecto de cada litigio cometido a su jurisdicción, era encontrar la decisión mas
justa, entre todas las posibles. Para ello iba ensayando cada uno de los distintos métodos, y en cada caso se quedaba
con aquel que conducía a una solución mas justa.
Las Múltiples y variadas ofensivas contra el empleo de la lógica tradicional en la Interpretación del Derecho:
Un antecedente remoto en el hacer a un lago la lógica jurídica tradicional en el tratamiento del contenido de las normas
jurídicas lo hallamos en el pensamiento de Benjamín Cardozo. Este pensador tuvo el acierto de juzgar a las leyes desde
el punto de vista de los efectos reales que ellas producen: leyes buenas o justas serían aquellas que el ser aplicadas
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producen efectos buenos; leyes malas o injustas serían las que al ser llevadas a la práctica producen efectos malos.
Consiguientemente el método para interpretar la ley sería aquel que en cada caso lleve a la solución mas justa.
Ya en los últimos años del Siglo XIX, el famoso Magistrado de la Suprema Corte de los Estados Unidos “Oliver
Wendell Holmes” puso de manifiesto que “la vida real del derecho no ha consistido en lógica, sino en experiencia”.
Holmes se dio cuenta que en el desarrollo del derecho, y sobre todo en el proceso de su aplicación, hay un tipo de
razones que no encajan en la “lógica tradicional”, que no son razones de lógica matemática, sino que son razones de
otro tipo. Algunas veces, Holmes llama a esas razones Buen Sentido.
Las escuelas jurídicas predominantes en el Siglo XIX sostenían la tesis de que función del Juez debe consistir en
conocer las normas jurídicas y en subsumir bajo éstas los hechos pertinentes, siguiendo en tal proceso las reglas de una
operación lógica. Según aquellas escuelas, el juez tenía que aplicar el derecho de acuerdo con los principios de la lógica
cognoscitiva.
Las Múltiples y variadas ofensivas contra el empleo de la lógica tradicional en la Interpretación del Derecho:
Un antecedente remoto en el hacer a un logo la lógica jurídica tradicional en el tratamiento del contenido de las normas
jurídicas lo hallamos en el pensamiento de Benjamín Cardozo. Este pensador tuvo el acierto de juzgar a las leyes desde
el punto de vista de los efectos reales que ellas producen: leyes buenas o justas serían aquellas que el ser aplicadas
producen efectos buenos; leyes malas o injustas serían las que al ser llevadas a la práctica producen efectos malos.
Consiguientemente el método para interpretar la ley sería aquel que en cada caso lleve a la solución mas justa.
Ya en los últimos años del Siglo XIX, el famoso Magistrado de la Suprema Corte de los Estados Unidos “Oliver
Wendell Holmes” puso de manifiesto que “la vida real del derecho no ha consistido en lógica, sino en experiencia”.
Holmes se dio cuenta que en el desarrollo del derecho, y sobre todo en el proceso de su aplicación, hay un tipo de La
“Jurisprudencia de Intereses”, (Escuela Alemana), se niega a confinar al juez a una mera función de conocimiento, y,
además, rechaza el método de llenar lagunas mediante el uso de conceptos clasificatorios. Por el contrario, propugnaba
que la directriz hoy en día es y debe ser la adecuación de los resultados a las necesidades prácticas de la vida. La
“Jurisprudencia de Intereses” parte de dos ideas fundamentales:
•
El Juez esta obligado desde luego a obedecer el derecho positivo. La función del juez consiste en proceder al
ajuste de intereses. En resolver conflictos de intereses del mismo modo que el legislador. Ahora bien, la valoración de
intereses llevada a cabo por el legislador debe prevalecer sobre la valoración individual que el juez pudiera hacer según
su personal criterio.
Las leyes aparecen incompletas, a veces inadecuadas, incluso contradictorias cuando las confronta con gran variedad de
problemas que los hechos sociales van suscitando sin parar en el correr del tiempo. El legislador debe esperar del juez,
no que obedeciera literalmente la norma, de un modo ciego, sino que, por el contrario, desarrollara ulteriormente los
criterios axiológicos en los que la ley se inspira, conjugándolos con los intereses en cuestión. La función del juez no
debe militarse a subsumir hechos bajo los mandatos jurídicos, sino que también debe const La Escuela Norteamericana
de la “Jurisprudencia Sociológica” desenvuelve un pensamiento análogo al de la Escuela Alemana de la “Jurisprudencia
de Intereses”.
La Jurisprudencia Sociológica no solo constituye una de los más importantes movimientos doctrinales, sino que ha
ejercido una influencia decisiva en la práctica judicial. El iniciador de ella fue “Oliver Wendell Holmes”, Benjamín
Cardozo, entre otros. Pero el gran director espiritual de la misma fue Roscoe Pound, que durante muchos años fue
decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard.
Según esta escuela, el reconocer las formas y estructuras lógicas del derecho no impide que el mismo
tiempo comprenda que el Derecho no es pura lógica, sino que, además, es también esencialmente un instrumento para la
vida social, para la realización de los fines humanos, dentro del cauce cambiante de la historia. Ya Holmes había dicho
que el juez debe tomar en cuenta las necesidades concretas de la sociedad. El juez no debe limitarse a un proceso
meramente lógico, sino que debe contener además un conocimiento sociológico de las realidades actuales, que sirva
como base para la formulación de las normas generales e individuales inspiradas en los criterios de justicia. construir
nuevas reglas para las situaciones respecto de las cuales la ley nada dice, y debe asimismo corregir las normas
deficientes. En suma, el juez debe proteger la totalidad de los intereses que el legislador ha considerado digno de
protección, y en el grado y jerarquía que éste ha estimado que deben ser protegidas. El juez no se limita a aplicar
normas jurídico-positivas ya hechas y terminadas, sino que, además, tiene él mismo que elaborar normas jurídicas.
El Derecho es un instrumento para la vida social en vista a realizar fines humanos. Quiérase o no, reconózcase o no, lo
cierto es que la actividad judicial comprende siempre una valoración.
También el Filosofo Argentino Carlos Cossio ha aportado puntos de vistas críticos contra la pura lógica deductiva en la
Interpretación.
La crítica contra el empleo de la lógica tradicional en la interrelación del Derecho, se dirige contra la aplicación de esa
lógica tradicional a los contenidos de las normas jurídicas. O, dicho con otras palabras, el problema de la interpretación
del derecho es un problema de lógica material, y no de lógica formal.
La teoría Egológica considera que el objeto del derecho es la conducta en relación a la norma en interferencia
intersubjetiva tomando a la conducta en libertad.
Esta consideración lo lleva a concluir que en el problema de la interpretación lo importante de la tarea hermeneutica no
está dado por las referencias dogmáticas contenidas en las leyes, sino en el “objeto” que mencionan las normas.
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Para Hans Kelsen la tarea de la interpretación consiste en “una operación del espíritu que acompaña al proceso de
creación del derecho al pasar de una norma superior a una norma inferior” (Teoría Pura del Derecho).
Denota una ampliación del plano técnico interpretativo, no limitado exclusivamente a la tarea del caso de la decisión del
caso particular, sino que acompaña al trámite entero de creación de la norma.
Ronald Dworkin sostiene que donde las normas son insuficientes , los jueces se guían por principios en el momento de
tomar decisiones. Cita a los difíciles en donde los principios juegan un papel esencial en los argumentos que apoyan las
sentencias.
CRISIS DEL ENFOQUE DOGMATICO
Los últimos fallos de la Suprema Corte de Justicia pareciera poner en crisis el enfoque dogmático, otorgando a las
normas legales una interpretación dinámica enmarcado en que el juez no resulta un mero aplicador de textos, sino que
en determinadas situaciones han empezado a reconocer el cumplimiento de derechos sociales como vivienda y
alimentación a partir de sentencias que exigen al Estado su efectivo cumplimiento, así lo reconocieron en los casos
Karina Rodriquez c/ Municipalidad de Quilmes, Karina Esquivel c/ Estado de la pcia. Bs As. Entre otros
pronunciamientos del año 2005.
CONCLUSIÓN
Lo expuesto demuestra que la interpretación y aplicación del derecho sigue constituyendo un tema que aún no encuentra
una herramienta definitiva para resolver las aristas que presenta, puesto que el debate permanece vigente.
Será entonces la profundización del debate en torno de la discusión del modo en que se razona jurídicamente para lograr
sentencias que acerquen la brecha que parecen marcan lo que expresa el Derecho en los textos vs. El Derecho en la
realidad.
Bibliografía:
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“ Filosofía del derecho” - Luis Recasens Siches - Editorial Porrúa - México - 1997.“ La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica” - Ch. Perelman - Editorial Civitas - España - 1988.“Notas sobre derecho y lenguaje” - Genaro R. Carrió - Editorial Abeledo Perrot - Buenos Aires,
Argentina – 1990.“Lecciones de Epistemología” - Ariel Álvarez Gardiol - Ediciones Universidad Nacional del
Litoral - Santa Fe, Argentina - 2004.“Sobre el derecho y la justicia” - Alf Ross - Editorial Universitaria de Buenos Aires - Buenos
Aires, Argentina – 1994.“Metodología Jurídica” - Rafael Bielsa - Librería y Editorial Castellví - Santa Fe, Argentina 1961.“Introducción a la metodología de las Ciencias Jurídicas y Sociales” - Carlos E. Alchourrón y
Eugenio Bulygin - Editorial Astrea - Buenos Aires, Argentina - 1971.“Interpretación de la ley” (casos materiales para su estudio)- Enrique Zuleta Puceiro - La Ley Fondo Editorial de Derecho y Economía - Buenos Aires, Argentina - 2003.“Colección de Análisis Jurisprudencial” - Ricardo A. Guibourg - La Ley - Fondo Editorial de
Derecho y Economía - Buenos Aires, Argentina - 2003.-
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