LA ENORME IMPORTANCIA DEL CARGADERO DE DÍCIDO, EL

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AYUNTAMIENTO DE CASTRO URDIALES
Joaquín Cárcamo cierra el ciclo de conferencias del 75º aniversario
con un rendido homenaje al cargadero de Dícido
LA ENORME IMPORTANCIA DEL CARGADERO DE DÍCIDO,
EL ÚLTIMO CANTILEVER
La segunda conferencia reunió a unas 50 personas en el salón de actos del centro
cultural La Residencia para escuchar a Joaquín Cárcamo el pasado viernes 29 de
noviembre, en una ponencia que resultó ser un homenaje al cargadero de Dícido, el
último cantiléver que nos queda en España, y uno de los pocos del mundo. Con ella
se cierra el breve ciclo de jornadas divulgativas organizadas por la concejalía de
Economía y Patrimonio del Ayuntamiento de Castro Urdiales con la colaboración de
la Escuela Taller.
Joaquín Cárcamo hizo un recorrido muy didáctico que ha ayudado a los asistentes
al acto a entender mejor la importancia del cargadero, esta pieza única de la
ingeniería minero-industrial; en la exposición se mostraron más de 100 fotografías,
algunas de ellas inéditas, y que comienzan por señalar las técnicas de construcción
del actual cargadero, en 1.938, tras la demolición un año antes del anterior por las
tropas republicanas en retirada. Cárcamo explicó por qué razón denominamos al
cargadero como cantilever, una expresión inglesa que resume la técnica para la
construcción de puentes que fue vanguardia de la ingeniería muy pocos años antes
de que se construyera el primer cargadero cantiléver en la ensenada de Dícido,
cuando la compañía minera entendió el buen funcionamiento de su predecesor el
cargadero de Saltacaballos de las minas de Setares.
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El primer “cantilever” de Dícido construido por la compañía belga Lecoq en 1.896 según diseño del
ingeniero Seyrig, y a la derecha el nuevo cargadero que subsiste en la actualidad, construido por
Gortázar Hnos. y la Basconia en 1.938, según diseño de la oficina técnica de Altos Hornos de Vizcaya.
Esquemas de un puente en “cantilever” y del primero erigido, obra del ingeniero alemán Heinrich
Gerber; a la derecha el puente frente a las cataratas del Niágara levantado en 1.883, cuatro años antes
que el “cantiléver” de Saltacaballo de las minas de Setares construido por Lecoq según diseño de Seyrig.
Heinrich Berger, C.Schneider, Benjamin Baker… son nombres ligados a los avances
que se produjeron en la construcción de puentes tipo cantilever. Estos avances
fueron aplicados en la costa de Castro Urdiales, en Saltacaballo y Dícido, para
mejorar con ello el rendimiento de los trabajos de carga y embarque del mineral
dando lugar así a un tipo innovador de cargadero. El constructor de ambos fue
Auguste Lecoq de Hal (Bélgica), Theóphile Seyrig (autor del puente de Don Luis I
en Oporto) proyectó el de Dícido y Sir Benjamin Baker (coautor del Forth rail
bridge) ratificó los cálculos. De ahí la importancia patrimonial, según Cárcamo, del
actual cargadero de 1938, último construido y único existente hoy.
Las costas españolas han tenido 13 cargaderos de mineral de este tipo, de los
cuales siete se encontraban en el municipio de Castro Urdiales; de oeste a este:
Sonabia, Urdiales (cargadero interior y exterior), puerto de Castro, Dícido,
Saltacaballos y Ontón.
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Ubicación de los cargaderos en“cantiléver” entre Muzkiz y Sonabia. A la derecha el cargadero de mineral
del Piquillo en Ontón, vinculado a las minas del Cobarón.
A la izquierda, el cargadero de Urdiales en activo hasta mediados de los años 60 y que se construyó con
la estructura inversa y plataforma superior; actualmente subsiste el puente de mampostería por el que
se accedía al cargadero. En la foto de la derecha el cargadero de Pasajes, actualmente desaparecido.
Cárcamo resaltó también que el de Dícido es uno de los siete únicos cargaderos
históricos (de diversos tipos) que aún existen en España (junto a los de Astillero,
Barakaldo, Águilas Almería y los dos de Huelva), para terminar por mostrar algunas
de las intervenciones realizadas sobre los diferentes cargaderos y entornos, algunas
de ellas muy desafortunadas en su opinión, con escaso respeto por los restos
mineros y el espíritu del lugar, muy alejadas de lo que dictan las normas de
conservación del patrimonio cultural.
En el debate se pusieron de manifiesto las dificultades de conservación del
cargadero y asimismo la necesidad de actuar sobre él de forma urgente, con un
proyecto que se ocupe de forma prioritaria de la preservación y restauración de su
estructura paralizando su deterioro, para que dentro de 25 años podamos celebrar
el 100º aniversario de este elemento único del patrimonio industrial, uno de los
bienes culturales más universales que se conservan en Castro Urdiales.
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Aspecto parcial del salón de actos durante la conferencia de Joaquín Cárcamo el día 29 de noviembre.
Imagen actual del cargadero de Dícido, en riesgo de desaparición por corrosión o por la acción del mar
como ya sucediera hace cuatro años con el cargadero de mineral de Pobeña, en Muzkiz. Un propósito
para el año 2038: la celebración de su centenario. Una necesidad inminente y una obligación por parte
de las administraciones: una actuación urgente para su restauración y consolidación.
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