eventos relevantes durante la presidencia del gral. maximiliano

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EVENTOS RELEVANTES DURANTE LA PRESIDENCIA DEL
GRAL. MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 1932 –
1944
FUENTES CONSULTADAS EN LA ELABORACIÓN:
 Estudios Sociales y Cívica. Primer año de bachillerato. Samour C. Héctor J. 2010.
 Estudios Sociales y Cívica. 1 bachillerato. Editorial Santillana, 2011.
 Estudios Sociales y Cívica 1 bachillerato. Colección Cipotas y Cipotes, Ministerio de
Educación (MINED), 2011.
 Historia de El Salvador. Tomo II. Ministerio de Educación. 1994
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Durante la emergencia de la crisis, ocupó el cargo de forma provisiona el que fuera
vicepresidente del gobierno derrocado. La Asamblea Legislativa hizo excepción tras casi tres
décadas de no reconocer un gobierno golpista y lo declaró Presidente constitucional en
febrero de 1932, tras la insurrección campesina ocurrida en el mes anterior.
Se convocaron elecciones presidenciales y se aseguró un clima de libertades. Las elecciones
se llevaron a cabo en 1935, en ellas resultó ganador sin oposición alguna. Una vez finalizado
su primer periodo constitucional, se apoyó en la formación de una Asamblea Constituyente
que lo eligió en 1939 dentro de un marco excepcional, según el Artículo 91 de la nueva
Constitución. En 1944, usó la misma vía para reelegirse mientras que en sus discursos
manifestaba que en el país aún no estaban asegurados el orden, el bien y la democracia. En
más de una ocasión, grupos dentro del ejército intentaron derrocarlo.
Dos meses después de la reelección, comenzó un movimiento dentro del ejército, tomando
varios puntos clave de la capital, pero no lograron la captura del Presidente, quien declaró ley
marcial. En mayo se configuró una red de conspiración conformada por estudiantes, médicos,
empleados públicos y del sector privado, que se fueron sumando en huelgas hasta paralizar
completamente el país. En menos de diez días de estas acciones y ante la presión por el
asesinato de un ciudadano estadounidense durante los disturbios, el 8 de mayo pronunció un
discurso radiofónico, su renuncia al poder.
La Fuerza Armada en el momento de ascenso de Martínez no era una institución plenamente
consolidada y profesional. Si bien se había hecho esfuerzos en su profesionalización durante
las tres primeras décadas del siglo XX, de hecho era una fuerza rudimentaria, compuesta de
tres ramas: el ejército, la Guardia Nacional y la Policía Nacional. Las tres ramas juntas
sumaban 3500 efectivos. Las unidades individuales eran muy pequeñas. Por ejemplo el
primer regimiento de infantería asentado en San Salvador, que tuvo un rol importante en el
golpe de estado que llevó al poder a Martínez, tenía solo 120 efectivos. De las tres fuerzas, la
Guardia Nacional, formaba y modelada al estilo de la Guardia Civil Española, era la fuerza
“elite” en el sentido que sus miembros eran tres veces mejor pagados que el resto de
soldados del ejército, así como los mejor equipados y armados. Lo mismo se puede decir de
la Policía Nacional, aunque estaba menos equipada que la Guardia. Las diferencias entre el
ejército y las fuerzas de seguridad llegaron a ser evidentes en el momento de la rebelión
campesina, cuando algunos oficiales del ejército tuvieron que desarmar a sus tropas para
evitar que se pasaran al lado de los comunistas.
De las tres fuerzas, la Guardia Nacional fue la más alineada con los poderosos grupos
cafetaleros. Formada en 1912, la Guardia sirvió particularmente para apoyar el código agrario
de 1907, que prohibía la organización sindical entre los trabajadores del campo. También
tomó parte en varias funciones administrativas para auxiliar a los terratenientes locales.
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EL ASCENSO DEL GRAL. MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ Y LA
INSURRECCIÓN DE 1932
Desde octubre de 1929 como consecuencia de la caída de la bolsa de valores de Wall Street,
en Nueva York, la demanda del café bajó tanto que su precio se fue al suelo. En El Salvador,
el café llegó a su precio más barato e inclusive ni aun así lo compraban los tradicionales
compradores, pues la crisis fue tan intensa, que era mínima la cantidad comparada.
Obviamente al disminuir los precios del café, había menos dinero en circulación, con lo que el
poder adquisitivo de la población bajó considerablemente. Algunas haciendas, al tener fuertes
deudas con los financistas y al no obtener ganancias en la producción del café y en algunos
casos ni sacar el costo de la producción fueron a la quiebra. Pasando la hacienda a manos
del financista, como pago de la deuda. Otra consecuencia de la crisis fue la despedida de los
trabajadores, especialmente del área rural. Por otra parte, el gobierno vio disminuido el
ingreso fiscal, pues al bajar la exportación del café, también bajan los impuestos provenientes
de éste. Esta situación llevó al Estado casi a la bancarrota económica.
Los países más débiles, no pudieron resistir la crisis y se desataron conmociones sociales
que produjeron gran inestabilidad en los gobiernos, principalmente por falta de efectivo para
pagar salarios y cubrir las necesidades sociales básicas.
Antes de que llegará al poder, Arturo Araujo (febrero de 1931), existía una fuerte agitación
social en el país, pero se consideró que con él, como jefe de gobierno, todo esto quedaría
superado. A los nueve meses, la inestabilidad política en el país, se hace nuevamente cuando
se da el golpe de Estado (2 de diciembre de 1931). Araujo fue victima del mismo, una de las
razones que incentivaron a los militares al golpe era el retraso en el pago de sus sueldos. Los
golpistas, luego de intensas reuniones, decidieron nombrar al general Maximiliano Hernández
Martínez, quien había fungido en el gobierno de Araujo, como Ministro de Guerra.
Desde antes de este golpe de Estado, existían algunos tratados internacionales mediante los
cuales los países firmantes acordaban no reconocer a ningún gobierno surgido por la fuerza,
ni mucho menos, si sus gobernantes tuvieron participación en el golpe o fueron parte del
gobierno depuesto. Estos tratados eran, el de Washington de 1907 y el Tratado de Paz y
Amistad de los países centroamericanos de 1923. Uno de los principales auspiciadores de
estos tratados eran los Estados Unidos. El gobierno de Hernández Martínez pasó mucho
tiempo aislado internacionalmente. Pero éste demostró astucia y audacia como presidente de
la República al detener, al alzamiento comunista de 1932.
Este aislamiento, Hernández lo supo enfrentar hábilmente, lo que le generó mayores
simpatías al ser considerado como un hombre con carácter firme e inteligente. La idea de
presidente firme e inteligente y de valor la fueron tomando los gobiernos de otros países, con
lo que los tratados internacionales fueron poco a poco ignorándose, al ir reconociendo al
gobierno de Hernández. Costa Rica fue el primero en reconocerlo en diciembre de 1932,
luego el resto de países de Centroamérica y EE.UU. en 1934. Un acontecimiento que le hizo
ganar la simpatía de otros gobiernos (antipopulares de la época) a Hernández Martínez, fue la
forma cómo éste detuvo el alzamiento comunista del 22 de enero de 1932.
LA INSURRECCIÓN DE ENERO DE 1932
El Partido Comunista salvadoreño se fundó hacia 1928, en el contexto de la crisis económica
y la aceptación de sus ideas. Participó por primera vez en los comicios para diputados y
alcaldes celebrados a principios de enero de 1932. Como era costumbre, el nombre de la
persona y su voto oral quedaban registrados en listas elaboradas para cada partido. Durante
los eventos ocurrieron incidentes y en algunos casos se anularon los comicios y otros fueron
boicoteados al partido. A mediados de ese mes, el gobierno descubrió en la capital planes de
un levantamiento. Fueron capturados los líderes, entre ellos Farabundo Martí, y fueron
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neutralizados los posibles apoyos dentro del ejército. Los dirigentes y partidarios entraron en
divergencias en torno a la continuación con los planes originales.
Hacia la medianoche del 22 de enero, campesinos armados con machetes, piedras y fuego
atacaron casi simultáneamente varios pueblos cafetaleros del occidente con la idea de
tomar alcaldías, cuarteles y puestos de comandancia. Tomaron represalias contra
aquellos con quienes tenían conflictos laborales. Otros marcharon hacia la capital que se
encontraba en zozobra, pero el ejército tomó rápidamente el control en las zonas alzadas.
Con el restablecimiento del orden, una fuerte persecución policial se extendió por varios
días y fusilaron a un número incalculable de campesinos, principalmente indígenas.
Desde hacía buen tiempo, las condiciones de los trabajadores, específicamente de los
campesinos, habían sido malas; pero la crisis económica de 1929 las había agudizado, al
bajar el precio del café, pues se elevó el desempleo, los salarios bajaron y el costo de la vida
se incrementó.
En la zona occidental principalmente, para cosechar grandes áreas de café, se había dejado
sin tierra a los campesinos, por lo que los campesinos, sin tierra de a zona occidental, eran
los que más sentían la crisis, al no tener donde sembrar para su subsistencia. Todo esto
permitió que las ideas comunistas penetraran fácilmente en la población, y que por lo tanto,
miles de campesinos pasaran a incorporarse a las filas comunistas.
El 3 de enero de 1932 hubo en el país elecciones municipales y del 10 al 12 de enero, fueron
las elecciones legislativas. En ambas participaron los comunistas, pero se detectó fraude, por
lo que se intentó negociar con el gobierno, pero no hubo resultados. Entonces la insurrección
se inició a la medianoche del 22 de enero de 1932.
En regiones del occidente del país se alzaron miles de campesinos armados, principalmente
de machetes, atacando poblados, haciendas e instalaciones militares en algunas partes como
Juayúa, Nuahuizalco, Izalco y Tacaba, lograron controlar la totalidad de la población, todos
dirigidos por Farabundo Martí. El gobierno por su parte, mediante el uso de armamento muy
superior a de los indígenas, se impuso a ellos, propinándoles una derrota, en la que se habla
de más de 25,000 muertos.
Los principales líderes comunistas en la insurrección del 32 son: Farabundo Martí, Mario
Zapata y Alfonso Luna, capturados días antes de la revolución, fueron fusilados el 1 de
febrero de 1932. La mayor parte de la violencia estuvo dirigida contra los símbolos de la
opresión local (los ricos y sus viviendas, alcaldes y edificios municipales).
Los insurrectos mataron a cerca de 35 civiles y policías locales. Cinco policías de aduana
fueron asesinados en el ataque a Sonsonete, y la Policía Nacional perdió un total de 10 en
Sonsonate y Santa Tecla. Nueve guardias nacionales fueron asesinados y 10 heridos; el
ejercito regular perdió entre 20 y 40 soldados. En respuesta, la Guardia Nacional y
contingentes del ejército de Ahuachapán, Sonsonate, Santa Ana y San Salvador marcharon
hacia los pueblos tomados por los rebeldes y los derrotaron sistemáticamente. Eliminada la
amenaza militar, las tropas gubernamentales, con la Guardia Nacional jugaron un rol principal,
procedieron a masacrar a cualquiera que fuera sospechoso de haber participado en la
revuelta. En la práctica los sospechosos incluían a cualquiera que pareciera “indio” o tuviera
aspecto campesino o llevara machete.
Los sospechosos fueron asesinados en masa por pelotones de fusilamiento y por
ametralladoras montadas sobre camiones. En muchos casos, los habitantes de las zonas
rebeldes fueron llamados a reportarse al puesto de la Guardia Nacional más cercano para
recibir salvoconductos. Cuando llegaban, eran apresados y ejecutados en masa. A pesar de
que el número exacto de asesinados en la matanza es desconocido, en parte porque el
gobierno destruyó los documentos que podrían haber provisto de datos, al menos entre ocho
o diez mil personas fueron asesinadas.
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Otros investigadores que realizaron entrevistas en el área de las masacres establecen el
número alrededor de 25,000. Las estimaciones más altas podrían llegar al equivalente del 2%
de la población de El Salvador de esa época. Cualquiera que haya sido el número de
muertos, la matanza creó un terror tal que eliminó vestidos, lenguas y otras expresiones
culturales indígenas de la zona occidental del país. La gente de la zona todavía siente miedo,
40 años después de lo sucedido, cuando algunos investigadores intentaron realizar
entrevistas en el área.
La matanza no sólo se realizó en el área rural, aunque ahí fue más intensa. Numerosas
ejecuciones fueron llevadas a cabo en San Salvador y otras ciudades, donde las fuerzas
gubernamentales capturaron a cualquier sospechoso de ser izquierdista. Hacia finales de
enero el número de muertos había elevado a un punto tal que se hacía impráctico su
enterramiento, por lo que los jefes de los operativos ordenaban la cremación masiva de los
cadáveres. Cada noche San Salvador era estremecido por el ruido de los transportes
militares y los disparos de las ametralladoras. Estos asesinatos indiscriminados se realizaron
para romper la base social del movimiento comunista, desde el momento en que el gobierno
tenía la lista completa de los miembros del Partido Comunista, quienes se habían registrado
como tales con ocasión de las elecciones municipales y legislativas de 1932.
La insurrección en El Salvador fue uno de los levantamientos campesinos más importantes
del período en América latina. La insurrección presentó una gran influencia y orientación del
movimiento proletario internacional de la época siendo el Partido Comunista, a escasos dos
años de fundado, el que trató de imponer la vanguardia al movimiento. De acuerdo a
testimonios de los dirigentes comunistas de la época, el movimiento campesino no se
circunscribía únicamente a la recuperación de tierras, como otros movimientos campesinos
del continente, sino que consideraba la toma directa del poder y la puesta en práctica de
programas con perspectivas socializantes. La organización del levantamiento descansó en las
asociaciones religiosas llamadas “cofradías” y en las relaciones de las comunidades
indígenas que, aunque ya habían desaparecido legalmente como tales, mantenían una
existencia social real. De esta manera el levantamiento campesino tuvo además
características étnicas que se confundían con las sociales.
RESUMEN DE LAS INTERPRETACIONES SOBRE EL LEVANTAMIENTO DE 1932
Teoría de la conspiración
Señala al Partido Comunista y a su trabajo de conspiración entre las
masas indígenas, campesinas y en sectores del ejército.
Teoría de la provocación
La dictadura del general Hernández Martínez se negó a reconocer el
triunfo electoral del
Partido Comunista.
Situación económica
Plantea el descontento de los campesinos por la concentración de tierras
en una economía campesina, y las difíciles condiciones laborales
agravadas por la crisis internacional.
Conflicto étnico
Se trata de resentimientos entre indígenas, ladinos (no indígenas) y
propietarios blancos por motivos culturales y económicos.
Varios levantamientos
Se conducen movimientos con diferentes grados de organización, donde
previamente tuvieron participación los comunistas.
LA PERSONALIDAD DEL GRAL. MARTÍNEZ Y EL CARÁCTER REPRESIVO DE
SU GOBIERNO.
A partir de sus actuaciones, comentarios y uno que otro escrito, se puede deducir un poco
como fue la personalidad del General Maximiliano Hernández Martínez. Primeramente como
militar que fue, se puede decir que fue alguien de carácter fuerte, pues tradicionalmente ese
ha sido el estilo de los militares, en el tiempo en que Martínez estuvo en el poder, estuvo en
boga del fascismo y el nazismo (doctrinas políticas totalitarias o sea que propugnaban por la
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existencia de un Estado fuerte con poderes totales), por lo que su estilo de ser, se vio
influenciado por las ideologías y estilos de éstos, lo que determinó en él una personalidad
dictatorial, que él fácilmente asimiló y puso en práctica con su gobierno de carácter autoritario,
represivo antipopular.
Algunos escritores de ese tiempo dicen que al hablar con él, era una persona muy tranquila,
El General Martínez, como militar de carácter fuerte fue influido por las doctrinas del fascismo
y el nazismo por lo que hizo a su gobierno, con un carácter represivo antipopular. Hernández
Martínez era llamado “el brujo de las aguas azules” ya que él curaba todas las enfermedades
con aguas y estas eran todas azules”. Tenía creencias esotéricas y creía en el más allá. Pero
no cabe duda que en él habla una vocación de tirano, con una personalidad autoritaria y
autocrática, a veces paternalista; pero muchas otras, drástico sobre todo con sus enemigos,
convirtiéndose en un verdadero déspota.
LAS PRINCIPALES POLÍTICAS NACIONALISTAS DE MARTÍNEZ (EL NUEVO
PAPEL DEL ESTADO EN LA ECONOMÍA).
A causa de la gran crisis económica que se estaba dando, el Estado (presidido por Martínez)
pasó a tomar un papel más activo en la economía, a fin de buscar mejorar un poco la
situación económica grave del país y de los sectores bajos, así como de los cafetaleros.
Anteriormente a la crisis, con el auge del liberalismo, la intervención del Estado en la
economía era muy mínima, pero luego de esto, el Estado toma algunas medidas que como ya
se dijo van destinadas a aliviar el problema económico, como por ejemplo tenemos: declaró
una moratoria sobre las deudas, o sea que el que debía iba a tener más tiempo para pagar.
Algunas políticas nacionalistas de Martínez, a pesar de que posteriormente probaron ser
efectivas para estabilizar la economía, fueron inicialmente recibidas con escepticismo por los
cafetaleros. Las políticas de Martínez en última instancia favorecieron a los productores de
café a expensas de los banqueros. El 27 de febrero de 1932, Martínez acordó no seguir
pagando el empréstito norteamericano. Los banqueros norteamericanos protestaron ante su
gobierno por tal medida y pidieron una intervención más enérgica contra la nación deudora.
El gobierno norteamericano contestó a los banqueros que no podía hacer nada pues no tenía
relaciones reconocidas con El Salvador.
Otra medida de Martínez fue decretar la Ley Moratoria, que era un golpe a los banqueros y los
beneficiadores que tenían en su poder la mayor parte de la propiedad territorial del país. Los
terratenientes ahora se apoyaban en el gobierno y no en los acreedores para mantener la
propiedad de sus tierras y para tener acceso a los créditos. Con la Ley de Moratoria se
permitía a los que tenían sus propiedades hipotecadas pagar únicamente los intereses, que
por ese mismo acuerdo habían sido disminuidos hasta el 6% anual.
Otro de los decretos importantes fue La Ley de Prenda Agraria, que obligaba a los bancos a
realizar préstamos a los caficultores con una serie de protecciones que nunca antes se habían
establecido. Posteriormente se les prohibió a los bancos que siguieran emitiendo la moneda y,
con ayuda de los banqueros ingleses, se creó el Banco Central de Reserva que centralizó la
función emisora. Este banco comenzó a hacer préstamos a los caficultores, con lo cual entró
en competencia con los bancos comerciales.
Con la creación del Banco Hipotecario, que se forma con acciones de la Asociación de
Cafetaleros y la Asociación de Ganaderos de El salvador, se buscaba que los propietarios con
deuda hipotecaria no estuvieran permanentemente encadenados a los bancos y
beneficiadores o exportadores que poseían hipotecas.
Este nuevo banco adquirió la deuda de los propietarios anteriores a la Ley Moratoria, con lo
cual los bancos perdieron una gran entrada de intereses. Todas estas medidas y otras que se
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implementaron tuvieron como resultado el que los productores se orientaran más hacia la
actividad estatal que al sistema bancario y crediticio comercial privado.
Otro aspecto que caracterizó al régimen de Martínez fue la oposición que enfrentó por parte
de los Estados Unidos. En un primer momento los militares que derrotaron a Araujo se vieron
obligados a entregar el poder al Gral. Maximiliano Hernández Martínez, en ese momento
Vice-Presidente constitucional, debido a las presiones de los Estados Unidos que, con base a
los tratados de Washington de 1923, negaba el reconocimiento a los gobiernos
centroamericanos surgidos de golpes de estado o que hubieran tomado el poder por la
fuerza. Posteriormente los Estados Unidos le negaron el reconocimiento a Martínez, ya
convertido en presidente, porque éste tampoco reunía las condiciones que estipulaba el
tratado de Washington. Estados Unidos presionó al nuevo gobierno para que dejara el poder,
pero éste resistió la presión norteamericana y se mantuvo casi dos años en contra de la
voluntad norteamericana que había logrado que el resto de países centroamericanos y los
países europeos más importantes, también le negaran su reconocimiento al “régimen de
facto”.
Un hecho crucial que influyó en el acceso y consolidación de Martínez en el poder fue
precisamente el levantamiento popular de 1932.
Cuando por presión de los Estados Unidos los oficiales del ejército se habían puesto de
acuerdo para ceder la presidencia al coronel Ascencio Menéndez, quien había ocupado un
cargo durante el gobierno anterior, pero que s encontraba en Europa cuando se realizó el
golpe de Estado en contra de Araujo, la insurrección campesina se manifestó en todo su
apogeo. Esto tuvo un efecto político inmediato. En el segundo día de levantamiento, el
Directorio Militar, a la cual los diplomáticos de Estados Unidos, habían estado presionando
para remplazar a Martínez, le transfirió totalmente el poder ejecutivo. Por su parte, los
Estados Unidos retiraron sus esfuerzos para desalojarlo, ya que removerlo podría minar la
unidad de los militares.
Con el aplastamiento de la rebelión, Martínez logró aglutinar al grupo social dominante de los
cafetaleros en torno al Estado. También unificó a los militares, quienes abandonaron el
propósito de instaurar un nuevo régimen y a los grupos humanos que vieron aterrorizados la
entrada de los campesinos a la ciudad. La base de apoyo de Martínez se amplió, pero
Estados Unidos mantuvo su posición de no reconocimiento.
Después de la matanza las élites empresariales realizaron una defensa cerrada del derecho
de Martínez para ocupar constitucionalmente la Presidencia de la República y orquestaron
una campaña internacional para presionar a los Estados Unidos a reconocer el nuevo
gobierno. Publicaron manifiestos con cientos de firmas, en los que aparcarían los más
destacados hombres de negocios salvadoreños en apoyo a Martínez.
El ejército hizo pública se adhesión incondicional. Se contrataron abogados internacionalistas
para que expusieran ante el congreso norteamericano la legalidad del gobierno salvadoreño.
Inglaterra, en contra de los deseos de Estados Unidos, terminó el 17 de septiembre de 1932
reconociendo a El salvador, justo unos días antes de que terminara un contrato comercial
entre ambos países.
Martínez, apoyado por los caficultores, los exportadores, beneficiadores y banqueros ingleses,
anunció que se mantendría en el poder no obstante la oposición de los norteamericanos. Los
manifiestos públicos de los sectores empresariales hacían énfasis en que no había necesidad
de tener el reconocimiento norteamericano.
En 1933 creó el Instituto de Mejoramiento Social con el objetivo de buscar mejorar los niveles
de vida de los pobres a través de mejoras a las viviendas y redistribución de las tierras. Esta
última fue una medida que ya el Presidente anterior (Araujo) y fue continuada por Martínez El
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gobierno compraba tierras y se las vendía a un buen precio a los pequeños agricultores, los
cuales irían pagando mensualmente.
El 9 de junio de 1934 se creó el Banco Central de Reserva, el cual se encargaría de regular
la emisión de moneda y controlar el funcionamiento de los bancos privados. El 8 de enero de
1935 se había creado el Banco Hipotecario, el cual brindaría créditos a pequeños y medianos
empresarios. Así como cajas de crédito rural para campesinos, creadas en 1943. Con la
creación del Banco Hipotecario que se forma con acciones de la Asociación de Cafetaleros y
la Asociación e Ganaderos de El Salvador, se buscaba que los propietarios con deuda
hipotecaria no estuvieran permanentemente encadenados a los bancos y beneficiadores o
exportadores que poseían hipotecas. Este nuevo banco adquiere la deuda de los propietarios
anteriores a Ley Moratoria, con lo cual los bancos pierden una gran entrada de dinero. Otro
aspecto que caracterizó al régimen de Martínez fue la oposición que enfrentó por parte de los
estados Unidos.
A pesar de que Estados Unidos continuo hasta 1934 sosteniendo su posición de no
reconocimiento, en tono de sus comunicaciones con el Gral. Martínez cambió y Estados
Unidos suspendió medidas activas para derrocar al gobierno salvadoreño. El éxito de
Martínez en evitar una intervención directa de los Estados Unidos reforzó sus credenciales
con la élite civil salvadoreña y contribuyó a un aspecto de la ideología política de la derecha
salvadoreña, además del anticomunismo exacerbado que la caracteriza: el nacionalismo.
A pesar de que Martínez tenía dotes de caudillo, él representaba a los militares como
institución. El creciente control del Estado por parte de Martínez, significó al mismo tiempo
una expansión del militarismo y un rol activo de las fuerzas armadas en las políticas de la
nación.
El éxito de Martínez en evitar una intervención directa de los Estados Unidos reforzó sus
credenciales con la elite civil salvadoreña, además del anticomunismo exacerbado que la
caracteriza: el nacionalismo.
La permanencia y las consecuencias de los eventos de 1932 como base del militarismo
resultaron en parte de la naturaleza de la rebelión y de las elecciones que las elites civiles
aprendieron de ella. A partir del 32, la oligarquía cafetalera manifestó un repliegue político
delegando a los militares la conducción del aparato estatal. El Estado, bajo el control de los
militares, realizó una serie de cambios en las instituciones y en los procedimientos de
gobierno e implementó una serie de medidas económico-sociales modernizadoras, con el fin
de conservar la dominación cafetalera.
A través de los aliados dentro de la Fuerza Armada, la elite derrocó al régimen de Martínez,
bloqueó las aperturas políticas y las reformas económicas en los sesenta y setenta, y
contribuyó a una política de asesinatos masivos contra opositores políticos, ejecutada por las
fuerzas armadas a finales de los setenta y principios de los ochenta.
Todas estas medidas muestran el abandono que se va haciendo de la doctrina liberal para ir
adaptando una forma de más intervención del Estado en la economía (estatismo). Se debe
tener claro que el liberalismo no se fue abandonando sólo por que sí. Si no que más bien se
fue interviniendo la economía por la necesidad que la crisis no siguiera.
Para el año de 1939 se introduce en la constitución que el Estado puede intervenir en la
economía para proteger a la pequeña empresa.
Con el aplastamiento de la rebelión, Martínez logró cohesionar al grupo social dominante de
los cafetaleros en torno al Estado. También cohesionó a los militares, quienes abandonaron el
propósito de instaurar un nuevo régimen y a los grupos urbanos que vieron aterrorizados la
entrada de los campesinos a la ciudad. Después de la matanza, las elites empresariales
realizaron una defensa cerrada del derecho de Martínez para ocupar constitucionalmente la
presidencia de la república y orquestaron una campaña internacional para presionar a
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Estados Unidos a reconocer el nuevo gobierno. Publicaron manifiestos con cientos de firmas,
en las que aparecían los más destacados hombres de negocios salvadoreños, apoyando a
Martínez. Se contrataron abogados internacionales para que expusieran ante el congreso
norteamericano la legalidad del gobierno salvadoreño.
LAS NUEVAS RELACIONES ENTRE LAS ÉLITES MILITARES Y CIVILES.
El hecho que un militar llegue a los más altos grados militares le permite obtener una situación
económica muy buena, por lo que no es nada raro que pase a tener coincidencias
económicas con las élites civiles. La elite militar (militares de más alto rango) llegan a tener
los mismos intereses con la elite civil (los más ricos de los ricos). Uno de estos intereses
comunes es el de mantener siempre un sistema capitalista, pues es el sistema en el cual ellos
son ricos, otro interés es el de mantenerse en el poder para manejar la política de manera que
favorezca a sus intereses económicos. De tal forma que desde tiempos de Martínez se
estableció esa alianza entre elite militar y elite civil la cual duró unos 50 años, en los cuales la
oligarquía cafetalera dejó el poder político, en manos de los militares para que gobernaran,
pero siempre manteniendo una estrecha relación.
EL MARTINATO: LA TRANSICIÓN DEL LIBERALISMO AL CENTRALISMO
 El régimen del general Martínez, también conocido como el martinato en referencia a su
segundo apellido, es recordado en la actualidad por el papel que jugó en el manejo de la
crisis y por sentar las bases de un nuevo rol del Estado en la economía nacional.
 Se trató de una transición paulatina a un gobierno que asumirá mayor responsabilidad en las
actividades económicas, producto del consenso con los grupos económicos en medio de la
crisis económica internacional.
 Durante su mandato obtuvo aciertos tales como la organización de la banca, mediante la
creación del Banco Central de Reserva y el Banco Hipotecario entre 1934 y 1939, la
eliminación momentánea de la deuda externa, la creación de instituciones de crédito para el
campesinado (Federación de Cajas de Crédito Rural), la ejecución de proyectos de
construcción de vivienda asequible para obreros, el saneamiento de la tesorería nacional, el
respaldo a los productores de café, de azúcar y de algodón mediante medidas económicas
favorables para dichos rubros y la reducción de las deudas de pequeños y medianos
propietarios de tierras que estaban en proceso de embargo.
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