la fotocarta de uso arqueológico

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CAPÍTULO 5
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LA FOTOCARTA DE USO ARQUEOLÓGICO
I.- INTRODUCCIÓN
Es frecuente en nuestra región del noroeste argentino que los servicios sistemáticos de
fotografías aéreas verticales disponibles hayan sido realizados con fines geológicos y/o
mineros. Otros servicios sistemáticos existentes son aquellos a escalas entre 1:5.000 a
1:10.000. Estos han sido realizados principalmente con fines catastrales; razón por la cual
abarcan casi exclusivamente zonas urbanas y suburbanas.
Los mencionados en primer término presentan algunas limitaciones si se pretende obtener de
ellas un resultado de tipo arqueológico en el sentido tradicional; ésto es: la detección y
evaluación de sitios por observación directa. Estas limitaciones se dan por dos razones
fundamentales: La escala y la hora de toma. La escala 1: 50.000 apropiada para la
interpretación geológica limita en varios aspectos la observación directa de sitios
arqueológicos. La hora de toma, cercana al mediodía dificulta la aparición de marcas
sombreadas, uno de los efectos de mayor utilidad para el Arqueólogo. Sin embargo, puede
aún obtenerse de estas imágenes un aprovechamiento arqueológico si asociamos los rasgos o
eventos de este tipo a unidades de mayor extensión susceptibles de ser cartografiadas.
Veremos a continuación un ejemplo de la elaboración de una fotocarta con fines
arqueológicos. El mismo se basa en el trabajo de Papetti L., Cisternas M. e Ibañez E. 1994
Tomando como área piloto el Valle de Santa María (ubicado entre los 27º y los 26º 41' de
latitud Sur y los 66º 11' y 66º 02' de longitud Oeste) en la Provincia de Catamarca se intenta
producir una cartografía a escala 1: 50.000 basada en la foto - identificación de "unidades
indicadoras"; ésto es: que cada unidad sea, no sólo de fácil comprensión y reconocimiento en
el terreno para el Arqueólogo, sino que además esté relacionada a uno o más rasgos de
significación arqueológica; de manera tal que aporte criterios útiles para futuras
prospecciones.
Se intentó establecer unidades de mapeo a partir de fotos aéreas pancromáticas en escala
1:50.000 y su posterior ajuste en el terreno. Para la confección de la carta se utilizó el método
de Areas Utiles. Se emplearon como criterios de identificación de unidades, principalmente
las características fisiográficas y/o antrópicas observables del terreno asociando la posible
significación arqueológica que cada una de las unidades delimitadas pudiera tener.
La cartografía final se presenta reducida a escala 1: 120.000 para publicación y no pretende
ser una carta geomorfológica sino simplemente una base cartográfica de uso práctico para el
Arqueólogo.
El marco Fisiográfico
Los principales elementos positivos, son dos bloques montañosos meridionales limitados por
fallas regionales correspondientes a la Sierra de Quilmes o del Cajón y a la Sierra de
Aconquija. Entre ambos se localiza el valle tectónico de Santa María por el cual circula con
dirección sur-norte el río homónimo. El valle posee clima cálido-templado caracterizándose
por su marcada aridez, sequedad, lluvias escasas y vientos frecuentes.
El marco Geológico y Geomorfológico
La región corresponde a la provincia geológica de Sierras Pampeanas. Sobre el basamento
cristalino se asientan en discordancia sedimentitas de edad Terciaria, conocidas como "Grupo
Santa María", a las cuales les sobreyacen depósitos pedemontanos de relleno aluvial de edad
Cuaternaria.
La morfotectónica del valle de Santa María ha sido analizada por Ferreiro y Mon (1973) Se
trata de un valle tectónico limitado al Este y al Oeste por cordones montañosos en bloque,
siendo el paisaje observado a uno y otro lado del río principal notablemente diferente. Al
Oeste la Sierra de Quilmes constituye un relieve positivo, de perfil asimétrico, con laderas
recorridas por corrientes de agua esporádicas que al salir del macizo montañoso forman un
piedemonte extenso constituido por conos y abanicos aluviales. Hacia el Sur, la región
pedemontana se estrecha, conectándose directamente con el lecho del río Santa María, en
tanto que hacia el Norte. lo hace a través de un nivel de terraza.
Al Este la presencia de rocas estratificadas sedimentarias de edad Terciaria (Grupo Santa
María), le confieren al paisaje un aspecto distintivo. Se adosan al bloque cristalino principal
de la Sierra de Aconquija (no incluído en la zona de estudio) mediante falla (Ruiz Huidobro,
op. cit.) y evidencian un relieve irregular, degradado, tipo "bad lands" con alturas menores en
comparación con el tronco montañoso frontal.
La región pedemontana es amplia y extensa hacia el Sur del río Yapes y se enangosta hacia el
Norte a la vez que se desarrollan dos niveles de terrazas bien definidos.
Por el fondo del valle, circula de Sur a Norte el río Santa María, que ha establecido un cauce
relativamente ancho con frecuentes depósitos aluvionales.
El marco Arqueológico
La gran mayoría de los sitios arqueológicos presentes corresponden a las Culturas Santa
María-San José e Incaica (Togo, J. 1979).
La cultura Santamariana ha tenido una amplia extensión geográfica a lo largo de los Valles
Calchaquíes. Se habría establecido entre el 1.100 - 1.200 a.C. y la llegada de los españoles.
La invasión incaica se produjo alrededor del 1480. Las fortalezas o pucarás son los vestigios
más importantes que dejó esta cultura. Muchos de los sitios arqueológicos localizados en el
valle presentan superposición de ambas culturas (De la Fuente, inédito).
II.- UNIDADES CARTOGRAFIADAS Y SU SIGNIFICACION ARQUEOLÓGICA
- Tronco montañoso
Comprende todos los afloramientos de rocas cristalinas que constituyen la ladera oriental de
la Sierra de Quilmes. Se trata de un relieve montañoso abrupto con interfluvios de cumbre
aguda orientados en dirección Este-Oeste. Se observan además quebradas secundarias y lomas
alargadas con sentido casi Norte-Sur, expresión topográfica de la esquistosidad de las rocas
metamórficas.
Concordantes con los planos de esquistosidad (de dirección Noroeste a Nornoroeste), se
destacan filones delgados cuarzosos, por su tono gris muy claro que sobresalen en forma de
crestas al ser más resistentes a la erosión que la roca que lo aloja.
Esta constituida por filitas y micacitas de gran uniformidad litológica, filones de pegmatitas y
un pequeño cuerpo granítico que aflora unos pocos Km al Norte del Cerrito del Antigal (Ruiz
Huidobro, op. cit.)
Los yacimientos arqueológicos observados ocupan dos unidades ya que se extienden hacia la
zona pedemontana y son Cerro Mendocino y Rincón Chico - Lampacito.
Cerro Mendocino se ubica en el extremo S de la Sierra de Quilmes, cerca de Punta Balasto a
unos 30 Km. de la ciudad de Santa María, correspondiendo el yacimiento a la Cultura
Santamariana (Carrara M. y otros, 1960).
Rincón Chico - Lampacito se encuentra 3 Km. al Sudoeste de Santa María; posee servicio de
guardaparque y está en fase de recuperación e investigación científica (Quiroga J., op.cit.).
Los restos visibles de Medanitos se localizan sobre la zona distal de un amplio cono de
deyección donde se asienta la actual población del lugar y muy cercanos a la ruta provincial
139. De acuerdo a Tarragó M. (1987) estos restos se relacionan directamente con el
yacimiento de Rincón Chico.
La identificación de sitios arqueológicos se torna dificultosa por razones de escala ,por la
tonalidad gris media de las rocas cristalinas y por la presencia de vegetación en la zona
pedemontana.
En general, estos restos se evidencian como rasgos lineales cortados de relieve prominente
que ascienden por las laderas hasta la cima de los cerros en los cuales se encuentra situado
una fortificación o "pucará". Estructuras cuadradas a rectangulares se localizan
preferentemente en la zona apical de los conos de deyección y disminuyen su concentración a
medida que se alejan de este punto.
Los andenes indígenas tienden a actuar como estabilizadores de las laderas que ocupan ya que
controlan y /o evitan los fenómenos de erosión. Se pueden observar en algunos casos el
contraste entre laderas inestables con problemas de deslizamientos y aquellas estabilizadas
por estas estructuras.
Algunos bancos cuarzo - feldespáticos resistentes a la erosión y concordantes con la
esquistosidad de la roca de basamento pueden llegar a ser confundidos con estructuras
aborígenes.
La significación arqueológica de esta Unidad incluye dos aspectos: uno de tipo areal (rasgos
de asentamiento) que engloba sitios como los más arriba descriptos y otra del tipo lineal que
comprendería el "camino incaico" (rasgos de tránsito); este último no detectable a la escala de
trabajo, pero cuya presencia es innegable por los conocimientos que se tienen del área.
Piedemonte
Tanto Sierra de Quilmes como Aconquija han desarrollado niveles actuales de piedemonte
constituídos por conos y abanicos aluviales.
Hacia el S, el piedemonte de la Sierra de Quilmes (hasta aproximadamente la localidad de San
José Banda) es estrecho y se halla cortado en forma abrupta por el río Santa María.
Localmente, presenta mejor desarrollo en las zonas de las quebradas Arcal y Mendocina, a
consecuencia de un sistema de fracturas de dirección Nornoroeste que originó la separación
de un pequeño retazo de basamento, desconectándolo por el Noreste y Sudoeste del bloque
principal. Hacia el Norte, el piedemonte nuevamente adquiere significancia ocupando una
mayor extensión areal.
Esta región pedemontana occidental posee sectores con tonalidad gris oscura, vegetación
moderada, posición topográfica más elevada y encauzamiento profundo de los cauces
indicando que el agua esta retomando su capacidad erosiva. Es posible por lo tanto,
diferenciar en el interior de un mismo cono, un sector antiguo y otro actual activo.
El piedemonte de la Sierra de Aconquija presenta una situación opuesta a la anterior, ya que
hacia el Sur se muestra extendido y amplio y hacia el Norte se enangosta notoriamente. La
tonalidad de estos conos es variable, pues en las zonas apical a media se observan áreas en
forma de lenguas de tono gris más oscuro que limitan los canales de desagüe, indicando
mayor concentración de la humedad y consiguientemente mayor cubierta vegetativa. En la
zona distal, la tonalidad es más clara, la textura se torna más uniforme y la cubierta vegetativa
disminuye notablemente. Esta última situación se observa también donde el piedemonte se
estrecha (al N del río Yapes).
Los sectores de tono más claro se deben al recubrimiento superficial por capas de arena eólica
en tránsito, que impide el desarrollo de vegetación.
Evidencia, en general, escasa ocupación antrópica actual, excepto en zonas muy localizadas
(por ejemplo El Desmonte).
Corresponde a la Formación Caspinchango, formada por conglomerados y arenas poco
seleccionadas, también conocidos como 3er Nivel de Piedemonte (Ruiz Huidobro O.,1972).
Esta unidad adquiere especial significación arqueológica en las partes más altas de los conos
aluviales y especialmente en los sectores donde se encuentra en contacto con el tronco
montañoso de la Sierra de Quilmes. En estos lugares son frecuentes los asentamientos cuyos
pobladores usaron el piedemonte como ámbito de vida con las serranías a sus espaldas
cumpliendo un objetivo estratégico. Ejemplos de esta situación son los sitios de Fuerte
Quemado, Quilmes (fuera del área de estudio) y Rincón Chico. Ocasionalmente se visualiza
algún sitio en el sector distal de un cono cual es el caso de Medanitos.
Planicie aluvial
Se engloba bajo esta denominación el área de influencia superficial del río Santa María,
incluyendo los depósitos en tránsito y su lecho fluvial.
Se presenta como una faja angosta serpenteante de tono gris variable entre claro y oscuro
(consecuencia de la arena, grava y cantos rodados que constituyen el lecho y al agua misma).
La corriente de agua no mantiene un canal único sino que se ramifica en brazos o cauces
auxiliares, anastomosándose.
Hacia el Norte, el cauce tiende a ensancharse y son frecuentes los depósitos aluviales que
presentan formas elongadas, estrechas y discontinuas paralelas al cauce; presentan tono más
oscuro, vegetación e incluso zonas de cultivos.
Al Norte de San José Banda se detectaron zonas inundables pantanosas, recubiertas por
cobertura herbácea, en algunos casos empleadas por los lugareños como potreros.
Constituidas por material de granulometría fina, permanecen saturadas durante la época de
lluvias, impidiendo el tránsito sobre ellas.
Geológicamente corresponden a la Formación Las Mojarras.
Terrazas fluviales
Constituyen superficies planas, elongadas en dirección paralela al cauce y de poca anchura.
Forman retazos discontinuos y estrechos que son utilizados por su gran fertilidad,
preferentemente para cultivos y población. Una disminución de la pendiente determina el
límite con piedemonte y un reborde abrupto (reborde de terraza) queda como evidencia del
incremento del poder erosivo de la creciente que escindió sobre su propio lecho,
profundizándolo.
Los niveles ubicados en la margen oriental del río Santa María son frecuentemente cortados y
socavados por los cursos de agua que bajan de la Sierra de Aconquija, depositando en esos
sectores el material que transportan.
El 2do nivel solo ha sido detectado en las cercanías de la ciudad de Santa María.
Geologicamente corresponden a bancos areno-limosos a limosos de la Formación Las
Mojarras (Ruiz Huidobro O, 1972).
El área antrópica actual cubre gran parte de esta unidad por lo que nos resulta dificultosa a la
escala de presentación del trabajo, una ajustada representación en la carta.
Esta unidad contiene, algo al sur de Punta de Balasto un yacimiento incaico (no observable en
las fotos) en forma de banda alargada de casi un Km. detectado por Bruch C., (1911) y
analizado por Carrara y otros, (1960).
Lomadas de cumbre plana
Se visualizan unicamente en la zona Este del área de estudio, como retazos de una antigua
superficie de aplanamiento que en algún estadio del tiempo geológico seguramente
recubrieron totalmente las sedimentitas. Ferreiro, V. y Mon, R. (1973) las denominan glacis
de "espandage" o de derrame.
Se presentan como:
a) Superficies aplanadas y lobuladas asociadas a terrenos de pendientes medias.
b) Mesetas horizontales o levemente inclinadas coronando lomas labradas en sedimentitas
terciarias.
c) Superficies digitadas planas, topográficamente más altas que el piedemonte actual,
adosadas a paquetes de sedimentitas terciarias.
La vegetación es media y se torna escasa a medida que se asciende a niveles topográficos más
elevados.
El drenaje es subparalelo y evoluciona por erosión retrocedente socavando el material
fanglomerádico y originando canales de erosión que dejan al descubierto los sedimentos
Terciarios.
Estos materiales fanglomerádicos corresponde a la Formación Las Salinas o 2do. Nivel de
Piedemonte (Ruiz Huidobro, O. (1972).
Sobre esta unidad, se ubican los yacimientos de Loma Rica de Shiquimil, Loma Rica de Jujuil
y Lorohuasi, reconocidos y estudiados por numerosos especialistas en el tema, entre ellos,
Rex González A., (1954) y Bruch C.,(1911); Medrazo y Ottonello de Garcia Reinoso (1966),
Podesta y Perrota (1977, 1975); mencionados en Togo, J. (1979) quienes coinciden en
asignarlos a las culturas San José - Santa María (Período Agro-Alfarero Tardío) siendo
reocupados posteriormente por los Incas.
Los sitios mencionados poseen características similares: se ubican sobre lomas planas
alargadas en dirección aproximada Este-Oeste, sobreelevadas con respecto a la cota del
terreno circundante y no ocupan gran extensión areal. Dichas superficies inclinan levemente
hacia el W, a excepción de Lorohuasi que se presenta con su zona media hendida, y dos
sectores planos inclinados, uno hacia el Este y otro hacia el Oeste.
Se visualizan sobre la fotografía aérea como estructuras de forma cuadrada a rectangular,
aglomeradas, resaltando por su relieve y tonalidad gris clara sobre un terreno de tonalidad más
oscura. La vegetación es escasa, lo que facilita su identificación . Solo se observan las
edificaciones, no así los muros defensivos sobre las laderas y otras estructuras en los terrenos
circundantes que son mencionados en la bibliografía.
Loma Rica de Shiquimil es el de mayor envergadura y tamaño, lo que contribuye a su mejor
y más rápida detección sobre la fotografía. Se encuentra ubicado en la localidad de Entre
Ríos a 17 Km al Sudeste de la ciudad de Santa María y se accede desde la ruta Nacional Nº
40, a través de un camino secundario que llega hasta la base del yacimiento. Presenta servicio
de guardaparque para mantenimiento, vigilancia y protección del sitio ,Quiroga J. (1988).
Loma Rica de Jujuil se localiza en la Quebrada de Jujuil, a unos 7 Km. al Sudeste de Santa
María. Se accede por un camino que dista 4 Km. de la ruta nacional Nº 40, posee servicio de
guardaparque y un camping municipal con pileta de natación.
Lorohuasi es de menor tamaño de los tres sitios mencionados, no posee camino de acceso ni
servicio de guardaparque.
Asignamos a esta unidad especial importancia foto-arqueológica puesto que las evidencias
existentes y su situación topográfica (alturas dominantes con cumbres planas aptas para el
asentamiento) la convierten en un indicador muy confiable para la prospección de
asentamientos Santamarianos.
Lomadas de cumbre aguda
Morfología labrada sobre los terrenos sedimentarios terciarios. Se presenta como un relieve
muy degradado, originando verdaderos terrenos de "bad - lands", especialmente sobre las
areniscas de la Formación Andalhuala, más susceptibles a la erosión. La estratificación se
halla bien definida, con planos que inclinan al Este y son frecuentes los plegamientos y
fallamientos. Ferreiro, V y Mon, R. (1973) denominan a esta geoforma relieve apalachiano.
El drenaje es dendrítico con elevada densidad. La resistencia a la erosión es variable,
consecuencia de la distinta litología que constituyen estos terrenos sedimentarios. Se trata de
sedimentitas de granulometría variada desde conglomerados a arcillas también variadas.
Por lo conocido hasta hoy esta unidad no parece contener restos de construcciones indígenas
salvo por pequeñas tareas de sistematización de laderas en lugares cercanos a sitios conocidos
ubicados sobre las lomadas de cumbre plana.
Podemos observar que las fotografías aéreas a escalas 1:30.000 y 1:50.000 tomadas con fines
geológicos-mineros son útiles para la interpretación con fines arqueológicos en el sentido
usado en este capítulo, aún cuando frecuentemente no permiten la observación directa de los
sitios. En la cartografía lograda hay unidades cuya distribución areal, o su relación con otras
unidades, constituye un indicador arqueológico en el sentido prospectivo; ellas son:
1) En sector Occidental del valle:
1.1 Los sectores bajos del tronco montañoso de la sierra de Quilmes.
1.2 El contacto entre el tronco montañoso y el piedemonte.
1.3 Los sectores apicales y medios de los abanicos aluviales topográficamente dominantes.
2) En el sector Oriental del valle:
2.1 Las lomadas de sedimentitas terciarias sólo cuando están coronadas por capas de
fanglomerados cuaternarios capaces de generar cumbres planas.
Otro indicador conspicuo lo constituyen las laderas sistematizadas fotográficamente
contrastantes por sus tonalidades más oscuras.
III.- BIBLIOGRAFIA
- BRUCH, Carlos (1911): "Exploraciones Arqueológicas en las Provincias de Tucumán y
Catamarca" Rev. del Museo de La Plata. Vol. 19, pp. 1-209. La Plata.
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- FERREIRO, V. J. y MON, R. (1973): "Geomorfología y tectónica del Valle de Santa
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- PAPETTI L., CISTERNAS M. e IBAÑEZ E. 1994 "Algunos criterios para la elaboración de
una fotocarta de uso arqueológico". 4º Simposio Argentino de Teledetección. Universidad
Nacional de Córdoba. Córdoba, Argentina. 1994
- QUIROGA, J. R. (1988) : "Santa María de Los Angeles del Yokavil y la Mística
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Catamarca.
- REX GONZALEZ, A. (1954): "Las ruinas de Loma Rica y alrededores". Revista Natura I.
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- RUIZ HUIDOBRO, Oscar (1972): "Descripción Geológica de la Hoja 11e, Santa María.
Provincias de Catamarca y Tucumán". Servicio Nacional Minero Geológico, Boletín 134.
Buenos Aires. Argentina.
- TARRAGO, M. (1987): "Sociedad y sistema de asentamiento en Yocavil". Cuadernos
Instituto Nacional de Antropología. Buenos Aires. Pág. 179 - 195.
- TOGO, José (1979): "Relevamiento arqueológico provincial". Dirección de Antropología de
la Prov. de Catamarca. INEDITO.
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