Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 DOI: 10.1159/000278703 Métodos y objetivos terapéuticos en la malnutrición pediátrica Sanja Kolaček Hospital Pediátrico de Zagreb, Zagreb, Croacia Palabras clave Desnutrición hospitalaria, niños ⴢ Nutrición enteral ⴢ Nutrición parenteral ⴢ Síndrome de realimentación ⴢ Equipo de apoyo nutricional Resumen La desnutrición hospitalaria sigue siendo un problema generalizado en todos los hospitales europeos, que afecta al 20– 40% de pacientes adultos y pediátricos. En combinación con una enfermedad subyacente, la desnutrición deteriora la función inmunitaria y muscular, prolonga la cicatrización de las heridas, inicia la disfunción intestinal y, en consecuencia, incrementa los riesgos de complicaciones graves y reduce la calidad de vida. Idealmente, el papel del apoyo nutricional consiste en prevenir la subnutrición y, en caso de que ésta estuviera ya presente, restablecer la situación nutricional normal, evitando al mismo tiempo las complicaciones nutricionales, y fomentar hábitos y aptitudes alimentarios adecuados con el desarrollo. El objetivo de este artículo es comentar cómo alcanzar esta finalidad en pacientes pediátricos y describir los métodos elegibles de tratamiento nutricional. La selección del método terapéutico depende de la enfermedad subyacente, la edad del paciente, la situación gastrointestinal, las posibilidades de ingestión oral y los costes y hábitos alimentarios familiares. Con respecto a todos estos factores y particularmente a las necesidades nutricionales individuales y a la situación nutricional actual, la intensidad del apoyo nutricional debe incrementarse de forma paulatina desde una asesoría dietética reforzada, pasando © 2010 Nestec Ltd., Vevey/S. Karger AG, Basel 0252–8185/09/0672–0087$26.00/0 Fax +41 61 306 12 34 E-Mail karger@karger.ch www.karger.com Accesible online en: www.karger.com/ans por varias modalidades de nutrición enteral, hasta la nutrición parenteral. Como recomendación general, cuando la situación clínica impide la ingestión oral, debe utilizarse la nutrición enteral siempre que el tubo digestivo sea funcional. La nutrición parenteral se reserva para niños con intestino inexistente, inaccesible o disfuncional y, en estas condiciones clínicas, es un procedimiento que salva vidas. Independientemente de la modalidad de apoyo nutricional, en niños con desnutrición grave debe adoptarse un cuidado particular para evitar la aparición del síndrome de realimentación. Los objetivos de la asistencia nutricional se obtienen de la mejor manera, y con una relación entre costes y beneficios óptima, a través del establecimiento de un equipo de apoyo nutricional, que está formado por un pediatra con experiencia en nutrición clínica, una enfermera, un dietista/especialista en nutrición y, en la medida de lo posible, un farmacéutico. Copyright © 2010 Nestec Ltd., Vevey/S. Karger AG, Basel Introducción En el mundo de la medicina se citan corrientemente varias sabias frases filosóficas sobre el papel de los alimentos y la nutrición, tal como las formulara Hipócrates en el año 400 AC: ‘Dado que el alimento es medicina, deja que tu medicina sea tu alimento’. No obstante, considerando la extensión de la desnutrición infantil global [1], que es una causa directa o indirecta del 55% de la mortalidad en niños menores de 5 años (alrededor de 12 millo- Prof. Sanja Kolaček Referral Center for Pediatric Gastroenterology and Nutrition Children’s Hospital Zagreb Klaićeva 16, HR–10000 Zagreb (Croatia) Tel. +385 1 46 00 291, Fax +385 1 46 00 160, E-Mail sanja.kolacek@kdb.hr nes/año) y considerando también la prevalencia de la desnutrición clínica en hospitales de países muy desarrollados, en algún lugar del camino se ha perdido el significado real de estas frases. En consecuencia, no es sorprendente que la mayoría de los profesionales médicos leyeran, con interés entusiasta y una pizca de sorpresa, editoriales como el recientemente publicado por DartonHill y cols. [2] en el cual los autores transmitían el mensaje coherente de tres de las agencias de ONU más prestigiosas (OMS, UNICEF, Banco Mundial) sobre la importancia de la nutrición para el desarrollo futuro del mundo. En las recientemente publicadas Normas sobre Nutrición Enteral de la Sociedad Europea de Nutrición Parenteral y Enteral (ESPEN) [3], la malnutrición se definía, de conformidad con Stratton y cols. [4], como un estado nutricional en el cual la deficiencia o el exceso de energía, proteína y otros nutrientes causa efectos adversos mensurables sobre la forma, la función y el desenlace clínico de tejidos/organismos. En comparación con los adultos, los niños representan una población particularmente vulnerable y cualquier desequilibrio persistente entre la ingestión de nutrientes y las necesidades de sustratos inducirá también un retraso en el crecimiento con la posibilidad de deteriorar el desarrollo futuro. La desnutrición puede clasificarse, además, en desnutrición primaria y desnutrición secundaria [5]. La primera está causada por limitaciones en la disponibilidad de nutrientes o en el acceso a los alimentos y es la forma de malnutrición predominante en los países en vías de desarrollo. La desnutrición secundaria aparece asociada a una enfermedad o trastorno subyacente que predispone al niño a la subnutrición [5]. En relación con esta última se ha confirmado absolutamente que la desnutrición clínica es un factor de riesgo independiente de una mayor morbilidad, un incremento de la mortalidad, una permanencia más prolongada en el hospital, una menor calidad de vida, así como mayores costes hospitalarios [ver una revisión en 6–8]. Aunque los datos en los niños no son tan abundantes como en los adultos, en estudios se han comunicado datos similares para pacientes quirúrgicos pediátricos [9], niños gravemente enfermos [10, 11], pacientes oncológicos [12], pacientes con enfermedades cardíacas [13], fibrosis quística [14], etc ... A pesar del vínculo claramente establecido entre subnutrición y pronóstico ominoso, la prevalencia de la desnutrición clínica sigue siendo elevada, afectando al 20–40% de pacientes adultos y pediátricos ingresados en hospitales de toda Europa [15–18]. Por otra parte, estas cifras han permanecido básicamente inalteradas durante las dos últimas décadas a pesar de las mejoras técnicas y el aumento de los conoci88 Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 mientos en el ámbito de la nutrición. En consecuencia, tiene una importancia fundamental identificar a los niños con riesgo en una fase precoz e iniciar el tratamiento más apropiado los más pronto posible. La finalidad de este artículo es revisar y recopilar la información disponible sobre los objetivos y los métodos terapéuticos de la desnutrición clínica/hospitalaria en pacientes pediátricos. También se abordan las complicaciones potenciales del tratamiento nutricional y el papel que desempeñan los equipos de apoyo nutricional. El abordaje terapéutico de la desnutrición primaria, que se encuentra en zonas deprimidas del mundo, se escapa al alcance de esta revisión y, por lo tanto, no se aborda. Objetivos del tratamiento El objetivo general del apoyo nutricional en pacientes pediátricos es mantener o restablecer la situación nutricional normal, proporcionando cantidades apropiadas de energía y nutrientes para el crecimiento y el desarrollo óptimos, conservando al mismo tiempo la composición corporal, evitando complicaciones relacionadas con la nutrición y fomentando hábitos y aptitudes alimentarios adecuados para el desarrollo. No obstante, en ciertas condiciones clínicas, como el periodo perioperatorio o en niños gravemente enfermos, el fomento del crecimiento podría constituir una meta poco realista [19]. Idealmente, en estos ámbitos, el objetivo del tratamiento nutricional consiste en minimizar los efectos negativos de la subnutrición sobre la fuerza muscular y la función inmunitaria, así como mejorar las consecuencias nocivas de la sobrealimentación [20]. En otras palabras, en algunas situaciones clínicas, las metas consisten en apoyar las necesidades metabólicas, prevenir el catabolismo y no necesariamente fomentar el crecimiento [21]. No obstante, independientemente de la situación clínica o la intensidad de la enfermedad, el objetivo del tratamiento nutricional debe ser la prevención de la desnutrición dado que cuando las deficiencias nutricionales ya han aparecido, las modalidades terapéuticas, independientemente de su eficacia o intensidad, no pueden revertir completamente el daño clínico ya establecido. Etiología y abordaje diagnóstico Con el objeto de proporcionar una asistencia nutricional óptima a los pacientes pediátricos hospitalizados subnutridos, debe identificarse cualquier trastorno subyaKolaček RELACIONADA CON ENFERMEDADES Incremento de las necesidades (fiebre, contracción muscular, inflamación…) Incremento de las pérdidas (malabsorción…) Anorexia Alteración de la curación Deterioro de la función muscular Disfunción inmunitaria Alteración de la función intestinal DESNUTRICIÓN Problemas con la provisión de alimentos y los protocolos de alimentación Fig. 1. ‘Círculo vicioso’ de la desnutrición Catabolismo relacionado con el estrés Procedimientos diagnósticos Relacionados con fármacos RELACIONADA CON EL HOSPITAL relacionada con enfermedades en el hospital. cente y abordar las causas de los problemas alimentarios. Esto exige la confección de una historia clínica minuciosa y la realización de una exploración física para identificar si la ingestión de alimentos es inadecuada, signos de aumento de las pérdidas, como en el caso de malabsorción, aumento de las necesidades debido a inflamación y fiebre o incremento de los gastos, como es el caso de los pacientes con contracciones musculares o aumento del trabajo respiratorio (fig. 1). La anamnesis y la exploración clínica deben discurrir en paralelo a una evaluación del comportamiento alimentario, los hábitos dietéticos y la relación con los cuidadores. La desnutrición en pacientes hospitalizados podría agravarse adicionalmente por una provisión de alimentos en el hospital y regímenes alimentarios inapropiados, así como intervenciones diagnósticas y complicaciones nutricionales relacionadas con fármacos [6, 22]. Los problemas comunes con los alimentos, los protocolos de alimentación y el cuidado nutricional en hospitales europeos fueron abordados específicamente en un informe reciente del Consejo de Europa [23–25]. Los procedimientos hospitalarios actuales fueron evaluados entrevistando a cada uno de los países europeos participantes para señalar los problemas principales con respecto a la subnutrición en los hospitales. Se identificaron cinco barreras principales opuestas al cuidado nutricional correc- to: (1) Falta de responsabilidades claramente definidas en la planificación y la aplicación del cuidado nutricional; (2) falta de nivel educativo suficiente con respecto a la nutrición entre todos los grupos del personal; (3) falta de influencia de los pacientes; (4) falta de cooperación entre diferentes grupos del personal; y (5) falta de involucramiento por parte de la administración del hospital. Para cada uno de los cinco aspectos mencionados se suministraron normas específicas [23–25]. Compendiando la etiología y la patogénesis, la malnutrición hospitalaria puede presentarse como un ‘círculo vicioso’ (fig. 1). El círculo se inicia con las condiciones clínicas subyacentes y se agrava con la ‘malapráctica’ alimentaria del hospital; por su parte, las complicaciones de la desnutrición, como la supresión inmunitaria, la alteración de la curación de las heridas, la disminución de la fuerza muscular y el deterioro de las funciones intestinal y pancreática, cierran el círculo vicioso proporcionando efectos nocivos adicionales sobre la propia enfermedad (fig. 1). La salida del círculo vicioso consiste en realizar una evaluación nutricional para cada uno de los niños hospitalizados, identificar a los pacientes con riesgo o aquéllos con desnutrición ya establecida e iniciar un tratamiento nutricional apropiado en el momento oportuno. Mientras que la evaluación nutricional y las herramientas para Tratamiento de la malnutrición pediátrica Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 89 Pirámide de nutrición sana Pirámide de nutrición clínica NPT Nutrición enteral Aportes complementarios nutricionales por vía oral Asesoramiento nutricional Fig. 2. Pirámide de nutrición. la detección sistemática de la desnutrición pediátrica se revisan en otros artículos de este número, aquí comentaremos diversas modalidades del tratamiento nutricional. Métodos terapéuticos Existen varias modalidades de intervenciones nutricionales cuya elección depende de la edad, la situación clínica, el estado gastrointestinal (digestivo y de absorción) posibilidades de ingestión oral, así como de los hábitos y los costes alimentarios. En general, la intensidad del abordaje seleccionado debe incrementarse de forma paulatina con respecto a la gravedad del proceso subyacente y el deterioro de la situación nutricional, tal como se ilustra en la figura 2. Consiste fundamentalmente en los aspectos siguientes: • Asesoramiento nutricional reforzado (tipo y cantidad de ingestión de alimentos). • Aportes complementarios nutricionales orales. • Diferentes protocolos de nutrición enteral. • Nutrición parenteral (NP) con o sin ingestión enteral [26]. Asesoramiento nutricional reforzado y mejora de la provisión de alimentos en el hospital La forma más simple, segura y económica de proporcionar apoyo nutricional es lograr que el paciente ingiera 90 Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 más alimento [23]. Tal como especificaron Goulet y Koletzko [26], los alimentos familiares regulares, sin restricciones innecesarias, son siempre preferidos a las dietas especiales. El asesoramiento alimentario sobre la ingestión más generosa de alimentos densos en energía, ricos en grasas e hidratos de carbono (preferentemente polisacáridos para reducir la carga osmótica) bastará en numerosos pacientes pediátricos con aumento del riesgo de subnutrición. Para aquellos que todavía requieran más calorías, los aportes complementarios nutricionales orales condimentados, suministrados entre comidas, podrían constituir una opción adicional cuya eficiencia ha sido demostrada tanto en adultos como en pacientes pediátricos [27, 28]. Con respecto a la provisión ‘regular’ de alimentos en el hospital, ya mencionamos la observación efectuada de que la alimentación en los hospitales europeos es absolutamente inapropiada [22–24]. Después de haber identificado las cinco barreras principales que se oponen a un mejor cuidado nutricional, el Consejo de Europa proporcionó las normas siguientes sobre cómo mejorar la situación actual con apoyo nutricional: • ‘Deben asignarse claramente las responsabilidades de las categorías del personal y la gerencia del hospital con respecto al cuidado nutricional. • Es necesaria una mejora general del nivel educativo de todos los grupos del personal. • La provisión de las comidas debe ser individualizada, flexible, con participación de los pacientes en la planificación de sus comidas y la selección de los alimentos. • Para combatir la falta de apetito de un paciente, los gerentes del hospital, los médicos, las enfermeras, los dietistas y el personal del servicio alimentario deben trabajar conjuntamente con miras a una meta común: el cuidado nutricional óptimo de los pacientes. • La provisión de comidas debe considerarse una parte esencial del tratamiento y no sólo un servicio de hotel; la gerencia del hospital debe reconocer la responsabilidad del servicio alimentario y el cuidado nutricional de los pacientes y debe conferir prioridad a la política de alimentos y la administración del servicio alimentario’ [22–24]. Nutrición enteral En el paciente con intestino funcional, si la ingestión normal de alimentos no puede proporcionar una cantidad suficiente de energía y nutrientes, está indicada la instauración de una nutrición enteral (NE). Actualmente se dispone de dos definiciones de NE. Tradicionalmente, el suministro de alimentos más allá del esófago, a través Kolaček Tabla 1. Complicaciones de la nutrición parenteral Infecciosas Metabólicas Técnicas A largo plazo Localmente, en la piel Sepsis relacionada con CVC Relacionadas con sepsis: Osteomielitis Endocarditis Trombosis vascular Trastornos y deficiencias hídricos y acidobásicos y electrolíticos y vitamínicos y de oligoelementos Hipoglucemia e hiperglucemia Hiperazoemia Hiperamonemia Hipertrigliceridemia Hipocolesterolemia Relacionadas con CVC: Obstrucción Malposición Rotura Fuga, etc ... Relacionadas con la bomba Relacionadas con el sistema de suministro Insuficiencia hepática Enfermedades óseas Trastornos hematológicos y de coagulación Psicológicos Aptitudes motoras, vocales y orales Adaptado de Goulet y Koletzko [26]. de una sonda o un estoma, bien sea al estómago o postpilóricamente, se considera una NE y como tal fue descrita en versiones diferentes comenzando ya en el antiguo Egipto y en Grecia [29]. No obstante, en las normas de la ESPEN recién publicadas [3], el término NE se utiliza para todas las formas de apoyo nutricional que implican el empleo de ‘alimentos dietéticos para propósitos médicos especiales’, tal como se define en la regulación legal europea de la Directiva de la Comisión de 1999 [30], independientemente de si se administra por vía oral o se suministra más allá del esófago a través de una sonda o un estoma [3]. En los niños, más corrientemente que en los pacientes adultos, la alimentación con diferentes leches para lactantes puede desempeñar también un papel terapéutico fundamental, por ejemplo, en alergias alimentarias múltiples [31], enfermedad de Crohn [32] y el síndrome del intestino corto [33], procesos todos ellos que se acompañan a menudo de una subnutrición intensa. En cuanto a las situaciones clínicas en las que no debe suministrarse NE, se considera que la enterocolitis necrosante, la perforación intestinal, la obstrucción del tubo digestivo, la incapacidad de acceder al intestino (quemaduras graves, politraumatismos, etc...), el íleo paralítico, la atresia intestinal y la sepsis intrabdominal importante son contraindicaciones absolutas. Las contraindicaciones relativas son las siguientes: dismotilidad intestinal, hemorragia gastrointestinal, fístula entérica de flujo elevado, vómito y diarrea graves de origen desconocido, pancreatitis grave y periodo inmediatamente consecutivo a una intervención quirúrgica abdominal de envergadura. Una descripción detallada de cómo administrar la NE escapa al alcance de esta revisión, pero puede hallarse en otros lugares [26, 34–39]. En general, si las leches enterales para lactantes no se pueden suministrar por vía oral, existe la posibilidad de administrarlas por medio de una sonda o un estoma al estómago o al duodeno o yeyuno. El estoma es preferible si la duración prevista de la NE supera las 4 a 8 semanas, mientras que el suministro más allá del estómago está indicado en pacientes propensos a la aspiración, con dismotilidad antroduodenal, estómago inaccesible o con pancreatitis aguda. Las leches enterales para lactantes difieren sustancialmente en el contenido en nutrientes y las propiedades físicas. En la selección a partir de la amplia gama de diferentes leches enterales para lactantes disponibles en el mercado, deben considerarse los factores siguientes: (1) Necesidades de nutrientes y energía ajustadas para la edad y el proceso clínico del paciente pediátrico individual; (2) función intestinal digestiva y de absorción; (3) lugar y vía de suministro; (4) características de la leche para lactantes, como osmolalidad, viscosidad y contenido en nutrientes; (5) preferencia de sabores; (6) costes. Como una recomendación general, para una gran mayoría de pacientes pediátricos, la leche enteral estándar, basada en polipéptidos y apropiada para la edad, es suficiente, bien tolerada y presenta la mejor relación entre coste y beneficio. No obstante, existen otras muchas leches enterales para lactantes, que son especializadas y específicas en caso de ciertas enfermedades. Estas leches se presentan individualizadas para satisfacer las necesidades específicas de pacientes con disminución de la longitud intestinal y alteración de la capacidad de absorción o digestiva del intestino, insuficiencia de la función pancreática, hepática o renal e insuficiencia pulmonar. Asimismo, están disponibles leches enterales para Tratamiento de la malnutrición pediátrica Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 91 lactantes apropiadas para la edad, destinadas para niños con alergia a la leche o alergia alimentaria múltiple y con errores congénitos del metabolismo. Para su descripción detallada deben consultarse fuentes bibliográficas más extensas [40–43]. Nutrición parenteral Para la muy reducida minoría de pacientes de la parte superior de la pirámide de nutrición clínica (fig. 2), que no pueden ser totalmente alimentados por vía oral o vía enteral debido a un intestino inexistente, inaccesible o disfuncional, la NP salva vidas. La mayoría de niños que reciben NP sufren una insuficiencia intestinal crónica; no obstante, existe también una larga lista de causas no digestivas que requieren un apoyo nutricional parenteral por lo menos parcial, como la alimentación de bebés prematuros de tamaño pequeño [26]. En las normas ESPGHAN/ESPEN recientemente publicadas sobre la NP pediátrica, respaldadas también por ESPR [44], se indica claramente que el momento de instauración de la NP depende de la edad, el tamaño y el proceso clínico individual del lactante o niño. Por ejemplo, en el bebé prematuro de tamaño muy pequeño, la NP total tiene que instaurarse en el curso del primer día de vida debido a que una inanición más prolongada podría conllevar consecuencias perjudiciales, tanto inmediatas como a largo plazo, sobre el desarrollo físico e intelectual futuro [45, 46]. En niños mayores y adolescentes pueden tolerarse periodos de hasta unos 7 días de nutrición inadecuada, en función de la edad, la situación nutricional, las enfermedades subyacentes y las intervenciones quirúrgicas u otras de tipo médico requeridas [44]. Las soluciones intravenosas de aminoácidos y lípidos ya han estado disponibles durante medio siglo [47]. No obstante, sólo en las dos últimas décadas se ha podido disponer de fuentes de nutrientes para uso parenteral, diseñadas para satisfacer las necesidades nutricionales específicas de lactantes y niños pequeños. Por otra parte, un rápido desarrollo técnico permitió la construcción de diversos sistemas de suministro, bombas y catéteres centrales para el bien de la provisión segura de NP, incluso en el ámbito del domicilio familiar, con una calidad de vida razonablemente buena, por supuesto dentro de los límites del proceso subyacente. A pesar de lo dicho, existe una larga lista de diferentes complicaciones de la NP (Tabla 1). En consecuencia, la orientación a cargo de un equipo de apoyo nutricional multidisciplinario, en centros equipados para la supervisión de pacientes pediátricos sometidos a NP prolongada, es absolutamente necesaria para minimizar las prescripciones incorrectas, los problemas de su92 Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 ministro y las complicaciones a largo plazo [48–50]. Incluso en este caso, la vía parenteral para el apoyo nutricional debe reservarse para indicaciones muy limitadas. Combinación de NP y NE Siempre que la vía enteral esté disponible y sea funcional, en pacientes en quienes los procesos clínicos impiden una ingestión oral normal, es preferible la NE [39]. En la comparación entre ambos procedimientos, la NE es mucho más simple y posee un mejor perfil de seguridad [51], dado que carece de las graves complicaciones asociadas a la NP, como sepsis relacionada con el catéter, trombosis e insuficiencia hepática; sus costes son de dos a cuatro veces menores [52] y permite preservar la función gastrointestinal. La falta de alimento en el intestino causa la inanición de los enterocitos y puede iniciar una atrofia de la mucosa intestinal. Conjuntamente con la grave enfermedad subyacente, la inanición puede resultar en el deterioro de la barrera mucosa y la translocación bacteriana, estableciendo las bases para una ‘sepsis de origen intestinal’ y un fallo multiorgánico [53, 54]. La presencia de nutrientes, incluso en cantidades mínimas, fomenta la mejor perfusión intestinal, inicia la liberación de hormonas enterales, normaliza la motilidad intestinal y la flora bacteriana residente y puede resultar en una mejora de la función de barrera del intestino. El papel beneficioso de esta diminuta cantidad de NE ha sido descrito en niños [55, 56] y en adultos [57], y se conoce con el nombre de ‘alimentación trófica’. En el otro extremo del espectro, existen procesos clínicos en los cuales, a pesar de la presencia de un intestino funcional, la dependencia exclusiva de la NE puede resultar en un desenlace nutricional insatisfactorio. Uno de estos ejemplos son los pacientes gravemente enfermos, tanto adultos como niños. Se ha descrito en repetidas ocasiones que niños ingresados en unidades de cuidados intensivos reciben sólo del 50 al 90% de las calorías necesarias en más de la mitad de los días tratados con NE, debido a la prescripción inadecuada y/o al suministro erróneo. Los motivos más corrientes del suministro erróneo son la inestabilidad clínica, la asistencia de las vías respiratorias, los procedimientos diagnósticos, las complicaciones intestinales y el uso de fármacos y agentes bloqueantes neuromusculares [58, 59]. En consecuencia, con objeto de prevenir deficiencias nutricionales, una recomendación sólida consiste en añadir una NP parcial siempre que sea necesario, en una magnitud suficiente para cubrir las necesidades nutricionales que no se puedan satisfacer por medio de la NE [60, 61]. Kolaček Complicaciones del tratamiento nutricional de la malnutrición grave La puesta en práctica de cualquier tipo de apoyo nutricional intensivo en pacientes desnutridos puede resultar en consecuencias nocivas, que se conocen como síndrome de realimentación. Fue descrito por vez primera después de la Segunda Guerra Mundial, cuando las víctimas de los campamentos de guerra experimentaban disfunción cardíaca y/o neurológica, que a menudo causaba su muerte después de haberse reanudado la alimentación. En pacientes desnutridos, la energía procede del catabolismo de la grasa y las proteínas con pérdida gradual de la masa celular, cuyo resultado es la atrofia muscular, de la mucosa intestinal y también de órganos vitales como el corazón y los pulmones. Cuando un paciente de este tipo recibe apoyo nutricional agresivo, se produce una elevación súbita de insulina con desplazamiento desde el metabolismo de las proteínas hasta el metabolismo de los hidratos de carbono, lo que causa un tráfago intracelular masivo de fosfato, magnesio y potasio y una depleción amenazadora de la vida de dichos electrolitos en la sangre. Reviste una importancia particular el fosfato que, entre otros muchos procesos metabólicos, es también necesario en los hematíes para la producción de 2,3-difosfoglicerato, que es utilizado para facilitar la liberación de oxígeno en los tejidos efectores. Conjuntamente, la falta de los tres electrolitos fundamentales y la hipoxemia de los tejidos efectores pueden causar anemia hemolítica, convulsiones, debilidad muscular y fallo de órganos vitales (cardíaco y respiratorio). Tienen riesgo especial de presentar el síndrome de realimentación los pacientes con subnutrición crónica grave, a quienes se les administra un apoyo nutricional agresivo con dosis elevadas de hidratos de carbono, bien sea por vía oral o intravenosa. Los síntomas suelen aparecer en la primera semana de realimentación, más corrientemente en el curso de los primeros 1 a 3 días. Referente a la prevalencia, en un trabajo publicado sobre 51 pacientes adultos desnutridos que recibían tratamiento nutricional intensivo, se comprobó que el 80% presentaban depleciones de potasio, magnesio y fosfato [62]. En relación con los niños, Afzal y cols. [63] revisaron a 27 pacientes pediátricos con síndrome de realimentación, de los cuales fallecieron 9. La estrategia sugerida para reducir el riesgo del síndrome de realimentación es la siguiente: (1) En el momento de la presentación, evaluar la situación de hidratación y los electrolitos séricos, magnesio y fosfato; (2) iniciar la realimentación incrementando lentamente el volumen y el contenido en energía, comenzando con alrededor del Tratamiento de la malnutrición pediátrica 70 al 75% de las necesidades energéticas calculadas; (3) suministrar pequeñas comidas frecuentes, consistentes en proteínas y lípidos junto con hidratos de carbono, con una densidad energética de 1 kcal/ml con objeto de minimizar la carga de líquidos; (4) efectuar un aporte complementario de 4 mmol/kg/día de potasio, 0,6 mmol/kg/día de magnesio, 1 mmol/kg/día de sodio, así como fosfato hasta 1 mmol/kg/día por vía intravenosa o hasta 100 mmol por vía oral, en niños mayores de 5 años; (5) monitorizar a diario los electrolitos, el fosfato, el magnesio, la glucosa, el calcio, la urea y la creatinina; (6) monitorizar estrechamente la hidratación y la situación cardíaca; (7) efectuar aportes complementarios de tiamina, riboflavina, ácido fólico, ácido ascórbico, piridoxina, vitaminas liposolubles y oligoelementos; e (8) identificar y omitir (en la medida de lo posible) medicaciones que puedan contribuir adicionalmente a producir desequilibrios electrolíticos [39, 63–65]. Papel del equipo de apoyo nutricional En el informe ya mencionado, del Consejo de Europa, sobre la provisión de alimentos en hospitales europeos se halló que una de las cinco barreras principales opuestas a la mejora del cuidado nutricional era la educación insuficiente y la falta de conocimientos de todos los miembros del personal entrevistados, incluyendo a médicos, enfermeras, proveedores de alimentos, administración del hospital y funcionarios de la gerencia [23–25]. Asimismo, en el texto precedente se ha dado a entender que la provisión de un apoyo nutricional sofisticado debe ser vigilada por un equipo multidisciplinario, preferiblemente de una manera centralizada. Los papeles beneficiosos del equipo multidisciplinario, conocido también como equipo de apoyo nutricional (EAN), sobre el desenlace de los pacientes han sido ya expuestos [65, 66], lo mismo que su rentabilidad [67, 68]. Recientemente, el Comité ESPGHAN sobre Nutrición [69] ha revisado toda la información publicada disponible sobre el EAN pediátrico, impartiendo las siguientes recomendaciones con miras a la práctica: • Se recomienda la puesta en funcionamiento del EAN en los hospitales para mejorar la asistencia nutricional de los niños enfermos. • Entre las tareas principales del EAN destacan la detección sistemática de los riesgos nutricionales de los pacientes, la identificación de los pacientes que necesitan apoyo nutricional, la provisión de una asistencia nutricional adecuada para los pacientes, la educación y el Ann Nestlé [Esp] 2009;67:87–95 93 adiestramiento del personal hospitalario y la auditoria de la práctica. • El EAN tiene que ser multidisciplinario, con experiencia en todos los aspectos principales del cuidado nutricional clínico, incluyendo un pediatra con conocimientos en nutrición, un nutricionista/dietista, una enfermera y, en la medida de lo posible, un farmacéutico. • Los fondos necesarios para el EAN deben obtenerse del sistema de asistencia en salud pública. • Es necesaria una investigación ulterior para evaluar los efectos de los EAN sobre la prevención y el tratamiento de trastornos nutricionales pediátricos, incluyendo la rentabilidad en ámbitos diferentes. 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