DIMARTS IX DURANT L’ANY (C) Homilia del P. Abat Josep M. Soler 4 de juny de 2013 Tb 2, 10-23; Mc 12, 13-17 Estimats germans, queridos hermanos y hermanas en el común servicio divino de la escuela benedictina: Avui l’evangeli ens presenta una escena coneguda, la del dilema que plantegen a Jesús per comprometre’l: o Déu o el Cèsar. Posat en un context interpretatiu més ampli, és un dilema que travessa tota la història del cristianisme: quin és l’espai que els cristians hem de reservar a Déu i quin espai hem de donar a la lleialtat cívica. Y, per extensió, quin és el paper que l’Església i els cristians han de tenir en la societat democràtica. Però tornem a l’escena evangèlica. *Se juntan dos grupos que sostenían ideas y actitudes opuestas respecto al poder romano ocupante de la Palestina del tiempo de Jesús. Unos estaban totalmente en contra y otros eran colaboracionistas. Y bajo una apariencia inocente de querer salir de dudas, apelan a la integridad de Jesús y a la sinceridad con que enseña el camino de Dios conforme a la verdad; de este modo, intentan plantearle un dilema que es una trampa. Si se pronuncia a favor de los derechos del César, perderá el favor del pueblo y será condenado por los judíos que consideran el poder romano como una fuerza ocupante e idolátrica. Y si se pronuncia en contra de pagar el tributo, será como defender una insurrección con lo cual la autoridad romana lo condenará. De un modo u otro pretender quitarse de en medio a Jesús. Jesús parece no inmutarse. Pide que le muestren la moneda del impuesto, i según el estilo de las escuelas rabínicas, responde con otra pregunta: ¿de quién son la cara impresa en la moneda i la inscripción? Le contestan que del César. Ante esta respuesta, Jesús los lleva a sobrepasar la problemática que le presentan y les invita a interrogarse sobre su actitud personal respecto a Dios. En el fondo les dice que si el estado puede exigir de los ciudadanos que paguen sus impuestos, Dios tiene todavía más derecho a que le correspondamos con nuestra entrega. El César, la autoridad pública y, por extensión todo lo relacionado con la administración de las realidades humanas, con la economía, etc., queda reducido a su legítima dimensión: la de no ser Dios y, por lo tanto, la de no ser dueños de los valores intocables que Dios ha querido que fueran patrimonio de la persona humana. Y aquí entra, en el contexto actual, desde el derecho a la vida y a todo lo necesario para una existencia humana digna, hasta la vivencia religiosa en libertad. De hecho, tanto los mártires antiguos como los más cercanos a nosotros –entre los que se encuentran varios hermanos nuestros benedictinos que pronto van a ser beatificados- comprendieron que por encima de los derechos del “césar” de turno, estaban los de Dios. Sabían que sólo Dios puede pedir el compromiso de toda la persona hasta el final, hasta el don de la vida. Ante este evangelio que se nos ha proclamado, debemos ser conscientes de nuestros justos deberes ciudadanos. Y, también, estar atentos a los tributos que a veces pagamos a la cultura social imperante, que quizá no siempre están en la línea de lo que deberíamos dar a Dios. Ante el evangelio de hoy debemos ser conscientes sobretodo de que por encima de todo está nuestra fidelidad a Dios. Para nosotros, monjes y monjas, discípulos de la escuela de san Benito, el dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios nos conlleva resonancias de tres invitaciones fundamentales de la Regla. La primera: buscar a Dios de veras (cf. RB 58, 7) para amarle “con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas” (cf. RB 4, 1); la segunda: “no anteponer nada al amor de Cristo” (cf. RB 4, 21); y la tercera: amar al prójimo anticipándose a honrarlo buscando lo que le sea más útil (cf. RB 4, 2; 72, 4.7).* I, més concretament, davant la invitació de Jesús a donar a Déu el que és de Déu, hem de preguntar-nos sobre quines coses li hem de donar en el moment present de les nostres vides. Per ajudar-nos a respondre la pregunta, crec que ens pot servir de pauta l’actitud de Tobit en la primera lectura. Hem de donar a Déu: l’obediència a la seva Paraula de vida, la fidelitat a viure des de la fe fent-li confiança en totes les circumstàncies, la paciència enfront de les adversitats que hem de saber viure amb una esperança que es fonamenta en la confiança en ell; li hem de donar l’agraïment per tot el que ens ofereix cada dia; li hem de donar, encara, l’amor fratern que es tradueix en servei abnegat als altres fins i tot arriscant la pròpia vida; li hem de donar la serenitat i l’amor en el tracte amb els altres, també quan en rebem indelicadeses o injúries. Tobit, ja a l’Antic Testament, és un exemple de donar a Déu el que és de Déu en un context de deportació i de persecució. Que aquesta Eucaristia ens faci sentir la joia de donar a Déu el que és de Déu i de viure sempre per al Senyor!