WWI' f r o E S EDICIONES DIARIAS OPCfiMÓ DE l A W U F F Í F W d O H mmi D E ; I A ( O n n o f R í d Ó M PtCIOH/íi PEÍ t R A B A J O iH (ATAIUKÍ tíACIOHAl OFl TRABAJO DE E Í F ; « A Año VIII • Época IV - Número 1776 Barcelona, miércoles 29 de diciembre de 1937 BL PKOLETARIADO RECONOCE A SVS HÉROES AUNQUE CALLE O IGNORE SVS NOMBRES T E R U E L . — L A C I U D A D J A R D Í N TERUEL. — LA ENTRADA AG DE NUESTRAS FUERZAS LA PANCARTA, INSTRUiMENTO DE COMBATE r La Iiuha eo laa calleg de la capital tiiroIrnHc rcvis tl6 caraotrros violontos que rapidez y empuje de iMi ;»Htr(i>t valcrosí»», soldados •on u crees, amigo, que la pan. carta no tiene valor. Pero te equivocas. icarta no es un troso de tela cosido a doi> palos. Hoy es mucho mt'ts que eso. La pancarta ea hoy un instrumento de combate, un eleminto de propaganda entre multitudes, es un arma de publicidad. Guando hay ocasión de salir a la caüe con ella, haij que procurar no caer en los charcos de la rutina, exhibiendo inscripciones sin contenitio e intención. pi contenido e iMíención de las pancartas na de guardar una relación estrecha con las circunstanctas políticas. La actualidad no es la nnsma siempre. No se la puede rehuir, m vivvi al margen. Sx siquiera se debe intentarlo. Las pancartas han de ser carne t'ii'a de actualidad. Pueden en un solo dia, más qxte un periódico tn un año. Y cumplen una mtsión Entr^' la niebla espeaa, perdido ya el fragor dei co rnbate, niit^stras riierza.s rnitran tranquuamciiic i-ri TorucS, dfsp;T'I-i:(TI(li' el pHiyro de los "pac««" cuando .solow de lo empalagoso '•'< "'I,'' -I' '" ' 'i^iico, si lo a la mayor EL ^ « t r W A . M A EÍI L A P E N W R N T E EN TERUEL ARDE EL SEMINARIO ASALTADO POR EL EJERCITO POPULAR no han se — (• tiempo pa<a itiavurri, un poco sobre ellas — es una: el valor de ta pancarta como arnta polittca. Sin duda, porque lo corriente no ha Sido eso. No io ha sido en vue.itras tnanos, camaradas, porque lenvis de la nobleza un conctpi.o caballeresco al que los pdos no han sabido responder éon lealtad. Toda» estas ci' nes me fueron sugerts las pancartas que eufu /ua<ii;t«<ucióM del dominqé íífi'«fi«n tos compañero» de Id G N T. Rstaa y otras que.la discrtción me obliga a no ctarnt. No lo olvides, ejrnpañero. La pancarta es un iiatrumento ue ComtMte, que hky que salier utilizar con i Lo mismo sil. Lo mismo (^c, ¡-.i bovibn rf mano. Th. NUESTRA AVIACIÓN DERRIBO AYER CINCO APARATOS FACCIOSOS M I M . S T E G I O i > e DEFENSA NACIONAL Parte oficial de guerra: E J E R C I T O DE T I E R R A E J E R C I T O DE L E V A N T E . — D u rante el día de boy ei enemigo no ha actuado en la roña de este ejército má» que con su aviación, la cual sufrió un grave descalabro. En la primera incursión que los aparatos facciosos realizaron, fué derribado por nuestras batería» antiaérea-', en Tortajada. an bimotor "Junker" .4 primera hora de la tarde, se entablo nn emocionante combate ent'Tc cuatro de nuestras escuadrillas dr raza y otras enemigas dr bombardeo y protección. Ei combate fué librado entre San Blas y Teruel. El resoltado fué que se derribaron cuatro aviones de caza enemigos, ano dr lo» cuales cayó cerca de Is Itíuela de Teruel, perdiendo nosotros otro de la misma cUse Al atardecer, ias tuerzas propias ue ailiatrao el Seminario, entraron l asaltó en el edificio, atacando oifn bombas de mano. Los rebeldes rótugiiidos en ei Seminario, huyem. yendo a gtiarrcerse en un pao de! próximo {Convento de Santa ^ a r a , donde su .-rsistencU no poftk ser grande. Ei Seminario está ardiendo en pompa, así como el referido convento Se confía en reducir prontamcnkf el otro foco de resistencia, de mftior importancia localizado en el f^uhicrno civil. 3 S Geografía antifascista El T U R O L I I I H . <ii)crHdo: ¡Ridlcz. mafia, iiianUca.t ganas que tenia de volver a España! (De "La Hora") En un go¡|ie de mano desde nurs tras pttsicionrs de ia linca exterior, hemos cogido al enemigo ocho pri sioncroa, veinte mulos, algún s> maincnto y bastantes municiones. Ejercito de Andalucía.—Han sido orupad.'ig y debidamente guarnecidas y fortifiradas por nosotros, dos posirioneji que dominan ron sus I liegos una fábrica de tceite, el cortijo de Las Ventanas J cultivos (te las inmediaciones, entie los kilómetros Zi y SS de la carfetera de .Alcaudcte a Alcalá la Rea» rectificando y mejorando con elo I » linea. En los demás frentes, sin «íticiax de í títeres. UNA POLÍTICA AAiTIJUDIA Y DE COLABORACIÓN CON EL EJE ROMABERLIN GOÜA MALJ2ARÍA Hucarest, 28. — El rey ha recibido en audiencia al señor i "liza, el cual comparte con Goga ia dirección del Partido Kaciata Nacionalcristiano. Elsla nueva entrevista parece que viene a confirmar la sospecha tie una próxima crisis ministerial y de la coustitución de im Gobierno de carácter nacionalista. Contrariamente a to que se opina en determinados sectores políticos, el Gobierno de Goga, si bien es de tcndejicias no democráticas, no sigrniñcaria una instauración de fascismo en Rumania, puesto que con el atlvenimieoito de ios nacionalcristianos al Poder, el rey evitaría precisamente una dictadura combinada de elementos de la Guardia de Hierro y del Partido Nacionalcampesino, ambos de tendencias totalmente fascistas. Hay que tener en cuenta, de todas maneras, que el señor Tatarescu no ha dimitido todavía, pero se cree que no tardará eu hacerlo. La formación de un Gobierno Goga. depende del apoyo que puedan concederle ciertos elementos, especialnvente el señor Mironescu. ex presidente del Consejo, el cual, tiempo atrás, militó en el Partido Nacionakanipesino, y el general Juan .\ntonescu. ex jefe del Estado Mayor del Ejército. — Fabra. COMPLOT POPULAR EN UNA POLÍTICA DE ESTIMULO AL ESFUERZO DE LAS MASAS POPULARES SEVILLA CONTRA TEU- L apreciar la situación general de nuestra giier^. después de la brillante victoria de Toruol, hemosf^oincididn en iiti punto, desde diversos sectores an faaclstas. N o obstante destacar ia enorme trascendecia de eae triunfo de nuestro Ejército y sus repetuslone* probaMea en el orden militar, como en el ordc internacional, hemos señalado la improcedencia de un optimista excesivo que considerara quo dicho triunfo implicB la garantía 'mpleta del triunfo definitivo dol pueblo sobre las armas del fascino criminal. N o tenemos ninguna neri^sidad do alimentar ilusione fáciles ni de cerrar los ojos ante las verdaderaa condiciones de > lucha. No olvidamos que H enemigo está sostenido por dott g r a n # potencias mllItarÍNtas, que ha ootm'tido Infinidad de crimines or cuyo castigo tome y que ha de acudir a recursos desesperados ' r a oMigar a su» soldados, cansados y deamoralir.ados, a ofreicor '•a reslstent-ia encarnizada. Una consideración objetiva de la siti<!l6n nos alienta coa la conviccióa do que nuoatra orgiwiizBoión inll^r, nuestra capacidad combativa y el espíritu de chu<|ue de nuei^us soldados, c r í H ^ y se perfecx-ionan cada día, mientras en el ^ p o enemigo so produce el fenómt^no contrario. Su potencialidad*' v a disgregando, por lo mismo quo so basa en is coacción y el^^rror, impuestos sobre los cumbatieiitcs como sobre la poblacU civil. De ahí a creer que ha de derrumbarse por sí solo o tras que otro empuje de nuestra parte-,- mi>dla una gran diferenc Nue-stro triunfo flnal será logrado, ciert.aniente, porque tenemo'<"> medios y is voluntad necesarios para obtenerlo. P e r o para es^e han de re4|uerlr aún grandes y sangrientos sacrificios, e s t u c a Intensos que deberán cumplir todos los habitantes de la EHpafi^>d- El entusiasmo por la victoria obtenida ri'cientemento, eti li"" «le aflojar la tensión de ios espíritus, en el sentido de incron^*»r b» producción y la contribucióu general a la guerra, dcbeíaoerla más tuerte, más intonsa y decidida. Es mucho to que qued/*"" POr hacer ,v que debe roslizjkr.se includibiuincnt«. Kn esto no puede haber divergencia alguna enti***" diversos sectores antifascistas. Nosotros hemos insistido slem^ sobre este punto y lo hicimos predicando con ol ejemplo. Sin en?"*?»ta, ni mucho menos coincidir en que hacen falta más ^ a j o , nuevos y mayores sacriflcios de toda índole, para llegar al í " ' " «•fflnlti\n d»-l pueblo sobre ol fascismo. r ; l s \ \ e r ' í ^ * » » l <. Lo que » e requiere, por encima de t4>do, es realizar una politioa de estimulo al eafiierao popular, una política de verdadera colaboración —que no es lo mismo que obligación unilateral— de e q n i U t l v a distrlbuchut de los d e b e r « « , de las privaciones, eomo de los derechos. Precisamente porque debemos disponernos a sostener aun un largo periodo de guerra, tiene OMpecial ini(Kirtancia ei ambiente g e neral que exista en la retaguardia. F.s« ambiente será tanto máa sano, más adecuado a las nooeíaldades del momento, cuando más orden j u s t i d e r e e Igualitario reine entre nosotros. Bl pueblo y particularineiite el prult-tariado, ha sostenido y sostiene t « d o e | peso de la guerra y habrá de aportar todos los elemontoa necesarios para llevarla a buen término. Este e.sfuerr.o requiere compensación y es tlnuilo. Ninguno mejor qu* ti de rodear de máKima» garantías las creaciones propias de los trabajadores, sus empreisaH colectivas, industriales o agrarias, base Srme de la potenelalldad económica de •uipstro pal». H a y quienes ven en esta permanente reivindicación nuestra un m o t i v o pUrtIdista o sectario. L a verdad es que el sectarismo más estrecho es el que imptdsa todos l o » ataques contra dichas enlaciónos del proletariado, sin que sé detenga a considerar ios daños que ese afán produce en nuestra economía y por tanto en nuestra ca|m«idad de resistencia. . • TONES E ITALIANOS K. ^ . A . París, 28. — L a agenci.i Radio comunica de Sevilla que v3in¿lcln, co personalidades detuchislas tixa sido detenidas, estando acusadas de participar en un movimiento populai contra los oflclalea y soldados extranjeros. PEDRO CONEJERO Y asi como r « indispensable aquel estimulo para acrecentar ei esfuerzo de los trabajadores, es necesario tatnbiéii ese otro que significa la igualdad, en las cargas y prlvttcloni''s que inijKme la guerra. 1 1 r V - R I I . i- . a l y » I • • 4r \ 1 De la aplicación real y decidida de aquellos eatiniiilos, depende en gran p a r t « U posibilidad de su|>er«r niie«tr.<» capacidad de lucha y por tanto de ganar la guerra. Frente a ese objetivo grandioso, deben dejarse a un Indo los e.strechos lntpre«es particulares o de partido, factores de enervamiento y de.suniÍMi. El valioso militante juvenil libertario, secretarlo del Comité Regional, fsHecido trágicamente ayer "SeSOR DR." ANDAR A LA MODA \ 1 I T A L Asa era un médico ' que se dedicaba a hacer saínetes. Otro señor conocemos nosstros. médico también, que .se dedica a menesteres ajenos a ia Medicina, aunque jamás se olvida de poner delante de su nombre, al firmar, la alueviatura Dr. La diferencia esencial entre uno y otro abarca diversos a,spcrtos. Cno: Vital Aza hacía saínete» con gracia, y este "señor Dr." es un político desgraciado. Otro: Vitsl Aza tenía talento, y este "señor Dr.", no, r o mo todo el mundo sabe. V otro: Vital Aza hacia reír, y este "señor Dr." ni siquiera eso. Conviene añadir que Vital .\za no presumió dr rrvoluriuuario, ni tampoco se dedicó a "metecwe" con la Revolución. T el "sesudo" " D r . " , colaborador de "la sesuda", si: presumió de revolucionario porque estaba de moda entonces, y shora,se las echa de anlirrerolucionario, sin duda por srgu'r los dictados imperiosos de tan arbitraria señorita. Alterna esto ron pro<'lamar a les cuatro vientos que la RrpúMica tiene un Ejército, y un Ejérrite excelente. Ahora bien, quisiéramos saber cuántos S.Acriflcios hs realizado el ilustre diputado rsqurrrano-psuquisia para conseguirlo. Porque parece que en ese ufano blasonar hay sigo misterioso, como en las novelas de Edgar Wallace, qne la excesiva modestia del ^ señor Dr." ae niega a poner en claro. Nosotros, menos modestos que él » nada hipócritas, hacemos púb'ieo desde aquí que •i la España leal tiene un Ejército valeroso, excelente; si "han desaparecido las patrullas multicolores 1 los comités irresponsables"; si "el aparato externo y formal del Estado está nuevamente rn pie; si "ia R e volución permanente con is qne muchos ingenuamente soñaron" ha pasado —según él dice— a mejor vida; si todo eso y algo más se ha logrado, d é bese a él, única y exclusivamente a él. lie aquí lo que la modestia de este grande hombre tenia oculto. Mas no nos "metamos" ron el «señor Dr." porque se dedique s funciones ajenas a la M e dicina. ¡Muchos pacientes se lo agrs'» decerán de todo corazón! Y tal gratitud nos merece reS'» pele.