norte se inicia la decadencia de la ciudad de Talca como centro molinero. La línea central llegó a Curicó en 1870 y a Talca cuatro años más tarde. Cuando se termina el ferrocarril de Constitución en 1915, esta vía de transporte se usaría solo para transportar mercadería hacia Talca ya que el próspero puerto de la desembocadura del río Maule, como centro exportador, ya estaba terminado (Bauer, 1970). La tercera etapa entre los años 1876 y 1895 se caracteriza por la reducción de las exportaciones de trigo, lo que produce una significativa recesión de la agricultura del Chile central. En Europa los países importadores optaron por proteger a los productores locales de granos con impuestos, como en el caso de Francia y Alemania, o con una agricultura más diversificada, como el caso de Inglaterra y Dinamarca. No solamente fue Europa la zona afectada por los cambios masivos de producción en las tierras recientemente incorporadas. Los grandes propietarios de California, que habían participado activamente en el comercio mundial de granos se volcaron en el último tercio del siglo hacia otras explotaciones agrícolas más atractivas y rentables. En 1890, el peak de la producción de trigo en Chile ya había pasado. Sólo a partir de 1850, tuvo Chile una posición preponderante en el Pacifico. Su participación en el mercado europeo fue sólo posible por la especial condición de ser el único productor importante del hemisferio sur. Ocasionalmente, las guerras o malas cosechas en otras partes significaron breves oportunidades para exportar, sin embargo, su aislamiento geográfico hicieron que las exportaciones de granos fueran sólo transitorias. Hacia fines del año 1880, el trigo producido en la región central de Chile ya deteriorada y con bajos rendimientos, no estaba en condiciones de competir en Europa. El país tuvo incluso problemas para mantener los mercados tradicionales del Perú y de la región minera de Atacama. La respuesta del país a las nuevas condiciones no fue un ajuste sino más bien una retirada. El cultivo de cereal se desplazó hacia las nuevas y fértiles tierras de la provincia de Malleco en la IX Región. Muchos de los terrenos de la zona central retornaron a pradera o a rezago, mientras las mayor parte de la región central, conformada por las tierras de laderas de la cordillera central, descubiertas de su vegetación nativa, aradas en forma reiterada y de manera descuidada durante los años de auge, fueron abandonadas a la erosión y al deterioro. A esa altura la degradación de los recursos naturales de la mayor parte de la zona mediterránea de Chile estaba ya consumada (Figura 2). Así fue como el desmonte y la siembra de cereales que se inició en la segunda mitad del siglo XIX, dio origen a este grave deterioro que se manifiesta en el funcionamiento de los sistemas hidrográficos. También la existencia de un sistema de tenencia de la tierra, (Echeñique y Nelson, 1989), y la permanencia de una población rural importante, ha tenido una influencia directa en el deficiente estado de conservación que actualmente presentan estos suelos. SITUACIÓN ACTUAL Por condición natural, las características del relieve y las condiciones edafoclimáticas, el funcionamiento de las cuencas hidrográficas es extremadamente frágil desde la IV hasta casi la IX Región, hay también algunas situaciones particulares en las regiones I, XI y XII, las cuales corresponden a áreas especialmente frágiles donde se han originado procesos de tipo torrencial acentuados también por factores antrópicos. En el Norte Chico, a pesar de la escasa precipitación, las principales cuencas hidrográficas tienen un régimen marcadamente torrencial durante las lluvias 127