La ventana que nos deja ver hacia dentro y hacia fuera “Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti.” Proverbios 4:25 Hoy desperté temprano pensando como hay veces que tenemos ventanas alrededor de nuestras casas y ni siquiera la abrimos para que entre la luz y ver lo que hay afuera de nuestras propias paredes. Les cuento que desde hace muchos meses lo primero que hago cuando me siento a compartir con el Señor es abrir de cierta forma la ventana de mi habitación para ver aunque sea el cielo y las plantas alrededor del jardín de mi casa y de otros vecinos. Frente a la casa hay dos palmas reales altas y robustas que siempre dan la impresión de estar alabando a Dios, aunque les confieso que algunas veces me intimidan por su estatura y diámetro. Muchas veces en el punto más alto de una de ellas se posa algún pajarito y veo, como aún cuando el viento bate de un lado a otro el penacho de la palma, ese pequeño animalito no luce inmutarse. En todas estas cosas veo la mano de Dios, pues él hizo que esos penachos fueran flexibles para mecerse con el viento, y creó a ese pajarillo y le dio la habilidad para mecerse juntamente con el penacho sin caerse. ¿Por qué les cuento esto hoy? Porque me doy cuenta que si yo no abriera esa ventana nunca vería esta imagen, la cual me trae grandes verdades de Dios a mi espíritu. Veamos un par de ellas: Él hizo todo de acuerdo con su género para que creciera y se fortaleciera Él es la provisión tanto de esa planta, como de ese pajarillo Tanto la palma como el pajarillo no saben que yo los estoy observando Así mismo pasa con nosotros. Crecemos y nos fortalecemos de acuerdo con nuestro género Recibimos provisión en todas las áreas Así como la palma y el pajarillo no saben que yo los estoy observando, así somos muchas veces nosotros, creemos que nadie nos observa Sin embargo, todo el mundo a nuestro alrededor está observando detenidamente como nos comportamos, como hablamos, pensamos, caminamos, que escuchamos y vemos, etc. ¿Por qué? ¿Se preguntarán cuánto somos de observados por otros? El mundo está esperando que seas, lo que hablas, y que camines de acuerdo a lo que profesas. Muchos están esperando que realmente manifiestes al Dios que dices pertenecer, amar, y emular. Cuando obedeces su Palabra podrás abrir la ventana y dejar que el mundo mire hacia adentro y lo vea a Él. Cuando otros decaen ante los vientos fuertes que llegan a sus vidas, tú como ese pajarillo que arriba mencioné te meces confiado reconociendo la grandeza de tu Dios. Por el momento vamos a pedirle a Dios que podamos mirar y fijar la vista en lo que es importante tanto hacia fuera, como hacia adentro. Que podamos abrir esa ventana de nuestras vidas para que seamos verdaderos faros de luz y muchos quieran observarnos, e imitarnos, así como nosotros queremos imitarlo a Él, asistidos por su Santo Espíritu y en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.