HISTORIA DE ESPAÑA 2º BACHILLERATO TEMA 1 Características políticas, sociales y económicas del Antiguo Régimen. I. Características políticas, sociales y económicas del Antiguo Régimen 1. Concepto El término Antiguo Régimen surgió de las cortes de la Francia revolucionaria, para contraponer la nueva situación tras la revolución con las circunstancias anteriores a la misma. Se puede definir como el sistema sociopolítico existente en Europa durante los siglos XVII y XVIII, caracterizado por una economía de predominio agrario, una sociedad estamental basada en los privilegios de las elites, y una estructura política de tipo absolutista, con el poder de una sola persona, que al final se matizará con el Despotismo Ilustrado. De manera contradictoria las propias ideas de la Ilustración, basadas en la razón, llevarán a las revoluciones liberales. 2. Organización política: Absolutismo. La característica política más importante de este período es la aceptación general del poder absoluto del jefe del Estado. Dos teorías políticas apoyan ese poder absoluto; por un lado, el absolutismo se funda en la doctrina cristiana del origen divino de la autoridad, sobre los planteamientos que desarrolla Bossuet, quien afirma que ese poder lo recibe el rey directamente de Dios. Es ante Dios y no ante la sociedad, por tanto, ante quien el monarca ha de rendir cuenta y en quien únicamente puede hallar cortapisas a su propio poder. Por otro, desde las ideas ilustradas, el británico Hobbes sostiene que es necesario un pacto entre las personas, en el que éstas ceden voluntariamente el poder para crear un poder superior y absoluto capaz de solucionar los conflictos que surgen entre los individuos debido a la propia naturaleza humana. No olvidemos la frase “El hombre es un lobo para el hombre”. Este principio del poder absoluto, sin embargo, se ve en la práctica incumplido por la misma estructuración corporativa del conjunto social: la asignación de funciones a cuerpos concretos, con estatutos jurídicos privativos, los hace de hecho moral y prácticamente independientes de la autoridad del monarca a partir de determinados límites. Esto se refleja en el respeto a las tradiciones estamentales, en los impuestos y en la autonomía de la justicia. El Absolutismo en España lo establecieron los Borbones. La política centralizadora de Felipe V retirando autonomía a los diferentes reinos (Decretos de Nueva Planta), no convocando las cortes, creando instituciones para controlar todo el poder (capitanías generales sustituyendo las figuras de los virreyes), controlando las provincias con la figura del intendente. En el contexto de la Ilustración, el Absolutismo, al aplicar la razón, se convierte en Despotismo Ilustrado. Éste constituyó durante el siglo XVIII una forma de gobierno que trataba de conciliar el absolutismo con las ideas de la Ilustración. Algunos de los monarcas ilustrados fueron Carlos III de España, Federico II de Prusia y Catalina II de Rusia. 3. Sociedad estamental La sociedad estamental se dividía en dos grupos: los privilegiados, no tenían que pagar impuestos y estaba formado por la nobleza y el clero, y los no privilegiados, al que pertenecía la mayoría de la población, desde pobres campesinos hasta ricos burgueses y comerciantes que, con sus impuestos, sostenían el funcionamiento administrativo del país. - El poder económico y político del país estaba en manos de la nobleza y del clero, pues poseían la mayor parte de las tierras: “manos muertas” (propiedad de la Iglesia, nobleza, ayuntamientos). La nobleza estaba formada por unos 500.000 personas: desde los hidalgos más pobres que prácticamente lo único que tienen es su título nobiliario, hasta la alta nobleza, grandes de España, que vivían en la corte y compartían con la corona gustos y aficiones. El clero, es decir, la Iglesia mantenía una influencia tremenda. Pero no todos los miembros de la Iglesia formaban parte de la rica jerarquía. La mayor parte eran sacerdotes que vivían en las ciudades con sueldos bastante bajos y las órdenes religiosas además estaban en clara decadencia. Ni el clero ni la nobleza estaban dispuestos a renunciar a sus privilegios, por sus privilegios, por lo que la entrada de las ideas ilustradas, en el caso de España, tuvo un gran freno en estos dos grupos sociales. Además en España casi no existe una clase media adinerada y, cuando existe, se encuentra demasiado atada a las tradiciones y a los privilegios. - Las capas más bajas de la sociedad, campesinos y artesanos, constituían el grueso de la población. La mayoría trabajaba unas tierras que no eran suyas, y, además de pagar la renta al propietario, su economía estaba gravada por el diezmo eclesiástico, los tributos estatales, y el sometimiento a los derechos inherentes de los señoríos jurisdiccionales. La mayoría de ellos eran analfabetos cuya única formación (si la habían tenido en algún momento de sus vidas) había llegado a través de la Iglesia. Poco interés tenían por la cultura o las reformas que se planteaban desde una corte que está a años luz de sus intereses. Por ello los ilustrados centraban parte de su interés por las reformas en la instrucción, es decir, en la educación y en la formación de las personas. 4. Economía - La economía del Antiguo Régimen se basa fundamentalmente en la agricultura. Una agricultura con gran atraso técnico, con escasos rendimientos, que tenía como consecuencia las frecuentes crisis de subsistencias. Este atraso está relacionado con un régimen de propiedad de la tierra en el que la propiedad de la tierra se concentra en pocas manos, y la mayoría de la población, campesina, trabaja unas tierras que no son suyas. La propiedad estaba amortizada o vinculada, es decir, no se podía comprar ni vender, pero eso sí, regularmente, sus propietarios recibían sus rentas. Mayorazgos, señoríos, propios y baldíos son ejemplos de este tipo de propiedad. Este sistema impedía la movilidad económica, pues la nobleza terrateniente dominaba completamente la agricultura, viviendo de las rentas y sin invertir en mejorar el rendimiento de sus tierras. - En cuanto a la producción artesanal, estaba sometida a la estructura gremial, con las rígidas reglamentaciones de precios, cantidades, que impedían la competencia. Hay que hablar de las manufacturas como forma de producción capitalista, en las que hay división del trabajo y técnica artesanal, y los trabajadores son explotados por el capital comercial. - El sector comercial se caracterizaba por una excesiva dependencia de la exportación a América. El comercio interior era débil, por la escasa capacidad de consumo, los peajes y aduanas y la vieja red de caminos. La doctrina económica imperante en estos momentos era el mercantilismo, caracterizado por una fuerte injerencia del Estado en la economía, y por la creencia de que la riqueza y el poder de un país dependían de la cantidad de metales preciosos que hubiera acumulado. Pero empiezan a aparecer otras teorías que se oponen a ésta: la fisiocracia, surgida en Francia en el siglo XVIII y la primera que aplicó el método científico a la economía. Quesnay la difundió en Francia y Jovellanos en España. Para los fisiócratas la fuente primordial de la riqueza es la agricultura y el Estado debe procurar que la tierra esté en manos de agricultores libres. De las teorías fisiocráticas se irá pasando, a lo largo de la segunda mitad del siglo, a la idea del Liberalismo económico: Adam Smith en su tratado “La riqueza de las naciones” (1776), defiende la plena libertad individual en todos los órdenes de la economía y la no intervención del Estado en la vida económica, reduciendo su papel al de mero árbitro. La defenderán en España: Campomanes, Jovellanos, Cabarrús. En España, los Ilustrados eran conscientes de las necesidades de nuestro país, por lo que era necesario poner en marcha un plan de reformas. Carlos III busca el equipo de personas apropiado para acometer estas reformas, Floridablanca, Campomanes, Olavide, Jovellanos, quienes, como paso previo, realizan toda una serie de estudios encaminados a dar las soluciones, mediante recetas económicas, a "nuestros males". Entre ellos destaca el "Informe sobre la Ley Agraria", de Jovellanos, quien defiende que era necesaria una distribución más equitativa de la propiedad de la tierra. Sin embargo había dificultades para llevar a cabo las reformas ilustradas: la mentalidad nobiliaria impregnaba toda la sociedad, el desprecio por el trabajo manual, considerado deshonesto por los privilegiados, retrasó y dificultó la iniciativa empresarial. Carlos III intentó sin conseguirlo- que esta nobleza ociosa impulsara la economía española al dignificar los oficios, para acabar con el viejo concepto de "la deshonra legal del trabajo" -Real Cédula de 18 de marzo de 1783- y se dieron facilidades a los inversores. Entre la labor reformista, por iniciativa real, destacamos: la industria de algodón en Ávila, la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro y la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Creció también la industria naval -de guerra y mercante-, fundamental para defender nuestro comercio colonial. En el terreno de las obras públicas, el Canal Imperial de Aragón y el plan de caminos reales, con carácter radial desde Madrid a Valencia, Andalucía, Cataluña y Galicia. Pero nada tiene que ver con la iniciativa privada propia del liberalismo económico. II. El reformismo político-administrativo de los Borbones Carlos II muere sin descendencia y deja los reinos españoles a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y Felipe IV. Otro candidato era el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Alemania y nieto de Felipe IV. Holanda y Gran Bretaña recelan de que los borbones gobiernen Francia y España, permitiendo a Francia controlar las colonias españolas en América y poniendo por ello en peligro sus intereses. Felipe de Anjou llega a Madrid en 1701 para tomar posesión; los Habsburgo, Holanda ( Las Provincias Unidas) e Inglaterra constituyeron una Gran Alianza antiborbónica a la que se unieron Portugal, Prusia y Saboya, dando lugar a la Guerra de Sucesión de España (1701-1715). La guerra comienza siendo un conflicto internacional. La armada inglesa tomó Gibraltar (1704) y Menorca (1708). En 1705 la Gran Alianza antiborbónica recibió el apoyo de Valencia. Desde allí ocuparon Cataluña que también les apoyó, Aragón y Mallorca. La guerra se convirtió en civil. Carlos de Habsburgo llegó a ocupar Madrid en dos ocasiones. Castilla se alineó con los Borbones, pues los Habsburgo la habían arruinado y esperaban mejorar con el cambio. A pesar de esto la nobleza recelaba de la política absolutista de estos en Francia. Las tropas de Felipe V obtuvieron importantes victorias en Almansa y Brihuega, tras las cuales solo Cataluña y Baleares quedaron en contra del rey. En 1711, Carlos de Habsburgo hereda el trono imperial. Gran Bretaña y Holanda tampoco quieren que los Habsburgo vuelvan a gobernar el Imperio Germánico y la Monarquía Hispánica; por otro lado Felipe V renunció a sus derechos al trono de Francia, lo que condujo a negociaciones de paz. La Paz de Utrech ( tratados de Utrech en 1713 y Rastadt en 1714) puso fin al conflicto internacional, pero Cataluña y Baleares siguieron luchando contra Felipe V. Las consecuencias de la paz fueron: - La consolidación del Reino Unido como potencia naval y comercial. Inglaterra se quedaba con Gibraltar y Menorca y adquiría diversos privilegios en el comercio americano: el navío de permiso, asiento de negros. - La consolidación de los Habsburgo en Austria que obtuvieron Flandes. También se apoderaron de Nápoles, Sicilia y parte del Milanesado. - Portugal adquirió la colonia de Sacramento (Uruguay) muy importante para el contrabando de portugueses y británicos en la América española. Desde este momento la política exterior de España tendió a recuperar los dominios perdidos buscando el apoyo de los Borbones franceses. La nueva dinastía era francesa, así como lo eran los consejeros de Felipe V, y en consecuencia en España se impuso el modelo del absolutismo francés. 1.- El reinado de Felipe V: Felipe V incapaz de desempeñar sus funciones (1700-1746), delegó en validos como el cardenal Alberoni o el barón de Rippedá, sustituidas después por una burocracia española absolutista y reformista entre los que destacó José Patiño. Su reinado estuvo interrumpido por un breve reinado de su hijo (1724) Luis I. 1.1. Centralización: el objetivo era, siguiendo el modelo francés, la uniformización y la centralización. a) Creación de una nueva Administración central: el sistema de consejos fue relegado, pero no suprimido. El Consejo de Castilla pasó a serlo de todo el reino, y el más importante. Los secretarios se transformaron en técnicos con gran poder de decisión en sus ámbitos y se convierten en un antecedente del cargo de Ministro: las cinco secretarías más importantes eran la de Estado, de Guerra, de Marina e Indias, de Gracia y Justicia y de Hacienda. b) El nuevo orden territorial: los Decretos de Nueva Planta: estos decretos se aplicaron a Valencia y Aragón en 1707, a Mallorca en 1715 y a Cataluña en 1716, y suprimían no solo los fueros y las instituciones de estos reinos, sino que imponían las leyes, los cargos y las instituciones de Castilla. Los virreyes fueron suprimidos, el catalán fue relegado de los tribunales, se suprimieron las aduanas y puertos secos entre reinos que obstaculizaban el comercio, se les impuso un nuevo sistema tributario con un impuesto único. A pesar de todo, la uniformidad no fue total. En los reinos de la corona de Aragón conservaron buena parte de su derecho civil y el reclutamiento de tropas no pudo llevarse a cabo por la oposición popular. El País Vasco y Navarra, por su parte, conservaron sus fueros y aduanas. En el caso de Navarra eso implicaba mantener sus Cortes y el Virrey. Las Cortes pasaron a ser únicas (con la excepción de Navarra) y casi no se convocaron: sólo en tres ocasiones en todo el siglo con motivo de la jura del heredero al trono. 1.2. Reformas administrativas: Felipe V impuso una nueva administración territorial en todo el reino. Como hemos visto, los virreinatos desaparecieron y el territorio se dividió administrativamente en provincias y capitanías generales. Se adoptó el cargo de Intendente, que ya existía en Francia, como representante real para dirigir cada uno de ellos una provincia en cuya capital residían. Son antecedente de los Gobernadores Civiles del siglo XIX. Sus funciones eran amplias y variadas: recaudación de impuestos, reclutamiento de tropas, el orden público, vigilancia de las autoridades locales, supervisión de las obras públicas y el fomento de la producción en su provincia. Los Capitanes Generales se nombraron para territorios “más delicados” (por ejemplo en los reinos de la antigua corona de Aragón) se nombraron, en lugar de intendentes, capitanes generales que reemplazaron a los virreyes. Tenían funciones militares y judiciales, pues generalmente presidían la Audiencia correspondiente. También hubo cambios importantes en la organización del ejército: ya durante la Guerra de Sucesión se suprimieron los tercios, sustituidos por una nueva unidad de combate, el regimiento. El objetivo era la creación de un ejército permanente mediante un triple reclutamiento: - voluntarios, sobre todo extranjeros. - levas obligatorias de vagos y maleantes. - La quinta o quintas, reemplazo de varones de todos los pueblos que suponían una quinta parte del ejército. Era precisa también una poderosa Armada, para defender los intereses españoles en las Indias y el mediterráneo. Se fundaron tres departamentos marítimos: El Ferrol, Cartagena y Cádiz, donde se construyeron astilleros. 1.3. El regalismo*: al igual que en Francia, los Borbones aplicaron una política regalista que culmina con el concordato de 1753 que concedía el derecho de patronato universal y que estuvo vigente hasta el siglo XIX: el rey presentaba al Papa sus candidatos a obispo y otros cargos. Además, el Estado ingresaba en sus arcas las rentas de los obispados que quedasen vacantes en lugar de enviarlas al papado. 2. Reinado de Fernando VI: los proyectos reformistas del Marqués de la Ensenada. Fernando VI, indolente como su padre, dejó el gobierno en manos de competentes consejeros españoles, entre los que destacaron el marqués de la Ensenada y José de Carvajal. El principal artífice de la política del periodo fue el Marqués de la Ensenada, que permaneció once años en el poder reuniendo las secretarías de Hacienda, Indias, Guerra y Marina, lo que permitió coordinar con mayor eficacia las medidas de gobierno. Su propósito fue mejorar la prosperidad del país administrando adecuadamente los territorios americanos y para ello reorientar la política exterior hacia el Atlántico, incrementar los ingresos del Estado para reforzar la Marina y el Ejército. Para ello defendió la neutralidad de España para permitir la reconstrucción interior, lo que no consiguió del todo por los compromisos del IIº Pacto de Familia. Esta neutralidad exigía defender su independencia frente a Francia con un ejército moderno, aunque los proyectos de Ensenada en este sentido no pudieron realizarse del todo hasta el reinado de Carlos III. Un proyecto también muy importante del marqués de la Ensenada fue el de tratar de implantar en castilla una contribución única, proporcional a la riqueza, eliminando los antiguos impuestos difíciles de recaudar e intentando establecer una fiscalidad más justa. Para ello mandó hacer el conocido como Catastro de Ensenada (1750) que fue un amplio estudio de los pueblos y ciudades de Castilla para la evaluación de la riqueza de cada uno y recaudar en consecuencia los impuestos. Finalmente la contribución única no pudo ser aplicada por la oposición de los privilegiados, aunque las mejoras que se introdujeron en la organización de Hacienda mejoraron la recaudación a favor de la corona de cinco a veintisiete millones de ducados anuales. Otros aspectos del programa reformador de Ensenada fueron: - Un amplio programa de obras públicas: un plan de construcción de carreteras de carácter radial partiendo de Madrid del que se construyó la carretera a La Coruña y el Canal de Castilla dentro de un plan para hacer navegable la red fluvial y mejorar los regadíos. Buena parte de estos planes se acabarán en periodos posteriores. - Concordato con la Santa Sede: de carácter regalista permitía el derecho de patronato universal para los altos cargos de la Iglesia reforzando el poder real. Finalmente, las intrigas diplomáticas hicieron caer a Ensenada que fue destituido fulminantemente y desterrado a Granada por unos supuestos planes del marqués de guerra contra Inglaterra. 3. El reinado de Carlos III: A la muerte de Fernando VI accedió al trono su hermano Carlos III. Venía de Nápoles, donde había reinado desde 1739, impulsando con sus colaboradores un conjunto de reformas muy marcadas por los elementos de racionalización y progreso ilustrados. Carlos III significó para España la experiencia del despotismo ilustrado. Esta corriente reformista utilizaba el poder absoluto de los reyes para llevar adelante algunas de las reformas propugnadas por la Ilustración. Esta combinación de autoridad y espíritu de progreso fue más necesaria en España, ya que los ilustrados eran un grupo pequeño cercado por los intereses de los nobles o por la ignorancia de las clases populares. A pesar de todo, los ilustrados no eran revolucionarios, si quieren mejorar la situación del pueblo y limitar los privilegios es como condición para alcanzar su principal objetivo: fortalecer al Estado y el poder de los reyes. En todo caso no estaban dispuestos a cuestionar los principios básicos sobre los que se asentaba el Antiguo Régimen. 3.1. Fase reformista o de despotismo ilustrado. Carlos II mantuvo a los secretarios de su hermanastro Fernando VI, aunque puso a un italiano, el marqués de Esquilache, al frente de hacienda. Además ascendió a políticos de la baja nobleza como Campomanes y Floridablanca. Los nuevos ministros querían poner en marcha un programa de reformas que modernizase el país y para ello, en sus informes, critican la amortización de las tierras, los privilegios fiscales de nobleza e Iglesia y las trabas existentes al comercio. Así, comenzaron a tomar medidas, como recuperación de señoríos para la corona y de nuevo estudiaron la introducción de un impuesto único. En 1765 se decretó la libertad del precio del trigo con el propósito de incrementar la competencia y la producción, pero la medida coincidió con una mala cosecha, lo que provocó especulación, aumento de precios y escasez. El descontento subsiguiente fue aprovechado por los que se oponían a las reformas dando lugar al conocido como Motín de Esquilache en marzo de 1766. Este motín es una revuelta popular contra la carestía de alimentos y contra las medidas tomadas por el ministro Esquilache: limpieza urbana, alumbrado público, prohibiciones sobre el juego y sobre el uso de armas, como también sobre los sombreros gachos o inclinados y las capas largas. Sofocado el alzamiento, el rey continuó (auxiliado por Campomanes, Aranda y Floridablanca) el programa de reformas. Además, para reafirmar su autoridad decidió la expulsión de los jesuitas, acusados de haber instigado la revuelta. 3.2. Giro conservador. A partir de 1766, Carlos III dio un giro conservador a su orientación política confiando el gobierno a hombres que evitaran cambios radicales y mantuvieran la paz social. Durante 10 años el conde de Aranda gobernó de forma moderada, con reformas superficiales tendentes a reforzar el poder del Rey y el mantenimiento del imperio colonial. A Aranda le sucedió Floridablanca en 1776, pero éste había abandonado su posición reformista y adoptó cada vez más una postura conservadora. Los partidarios de cambios más radicales como Olavide o Jovellanos, vieron como se abandonaban algunos proyectos de reforma. En general hubo un abismo entre el análisis de las reformas que eran necesarias en el país y las medidas que se llevan a cabo. En la agricultura, durante todo el reinado se habló de la necesidad de reforma agraria, incluso hay un informe brillante de Jovellanos que denunciaba los perjuicios de la amortización de la tierra, pero los privilegiados se opusieron a cualquier intento de reforma que atentase contra sus privilegios y el Rey tampoco estaba dispuesto a ello, por lo que finalmente hubo pocos cambios sustanciales. En cuanto a las manufacturas, se aumentó la producción de los astilleros y las fábricas de armas, y se continuó la producción de las manufacturas reales, las reales fábricas, grandes talleres que querían ser modelo a imitar por la industria privada, que fuesen rentables y cuyos productos pudieran exportarse. En general fabricaban productos de lujo destinados al rey y a la corte. La producción privada siguió concentrada en los talleres gremiales, con la excepción de Cataluña. La única medida significativa fue que en 1783 se declararon honestas todas las profesiones. En 1778 un decreto amplió el libre comercio colonial a la mayor parte de los puertos españoles, lo que benefició a la industria barcelonesa sobre todo. Para reorganizar las finanzas se emitieron vales reales (al 4% anual) y se creó el Banco de San Carlos. La idea central de los ilustrados españoles fue elevar la cultura del país, como elemento indispensable para superar el atraso y poder prosperar. Hombres como Feijoo, Jovellanos y sobre todo Carlos III y sus ministros, se esforzaron (en contra de los jesuitas) por imponer una enseñanza útil y práctica e incluso obligatoria en los primeros niveles para ambos sexos. También propugnaron una reforma profunda de la enseñanza universitaria: nuevos temarios que daban importancia a las ciencias de aplicación práctica (biología, física, geología…), la concesión de becas para estudiar en el extranjero y la unificación de la enseñanza bajo el control del Estado. 4. La evolución de la política exterior en Europa: Tras la pérdida del Imperio en Europa, la política internacional se centró en dos objetivos principales: • Recuperar lo perdido en la paz de Utrech. • Defender el imperio español de ultramar. Ante la imposibilidad de conseguirlo sola, España buscó alianzas internacionales, sobre todo con Francia. 4.1. Las relaciones con el emperador. En la primera mitad del siglo XVIII los intentos de romper los acuerdos de Utrech se mezclaron con las ambiciones en Italia de Isabel de Farnesio (segunda esposa de Felipe V). La defensa del acceso del futuro monarca Carlos III de España, hijo de FelipeV, al trono de Nápoles, Toscana y Parma condujo a conflictos militares con Austria. Los primeros intentos se saldaron con un estrepitoso fracaso: formación de la Cuádruple Alianza (Inglaterra, Francia, Saboya y el emperador) y derrota de España: Tratado de Cambrai de 1724 en el que se firma la paz sin que España obtenga nada. 4.2. Las relaciones con Francia: Pactos de Familia. Los lazos familiares y el poderío francés llevaron a España a buscar la alianza con Francia a través de los Pactos de Familia. • 1733: Primer Pacto de Familia: España apoyó a Francia contra Austria y Rusia en el conflicto sobre la sucesión polaca y le ofreció el status de nación favorecida en el comercio. A cambio Francia garantizó a España algunas posesiones italianas y su apoyo en caso de conflicto con Gran Bretaña. Como consecuencia Carlos fue proclamado rey de las Dos Sicilias ( Sicilia y Nápoles). • 1743: Segundo Pacto de Familia: relacionado con la guerra de Sucesión austríaca, que enfrentó a Austria y Gran Bretaña con Francia y Baviera. La contrapartida fue el ducado de Parma (1748) para Felipe, el segundo hijo de Isabel de Farnesio y Felipe V. • 1761: Tercer Pacto de Familia: obligó a España a luchar con Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) frente al Reino Unido y Portugal. Se trataba de intentar frenar la expansión británica en América del Norte. El resultado fue un desastre: La Habana y Manila cayeron en manos de los Británicos, aunque en el tratado de París (1763) fueron cambiadas por Florida que pasó a manos del Reino Unido. Francia compensó a España con la Luisiana. La Guerra de Independencia de las trece colonias británicas en América del Norte (17751783) fue la oportunidad para recuperar frente a los británicos Florida y Menorca. No se pudo recuperar Gibraltar. 5. La Ilustración en España: La difusión de las ideas ilustradas en España fue lenta y probablemente tardía, sin embargo presenta esencialmente los mismos rasgos que en el resto de Europa. Los ilustrados fueron siempre una minoría escasa entre la población española y su acción fue más bien teórica que práctica. Aun con todo, llamaron la atención sobre los grandes problemas y no fueron ellos los culpables de la inexistencia de una burguesía potente, capaz de asumir sus ideas. Los rasgos característicos de esta ideología son los siguientes: • Empleo de la razón y de la crítica como método de análisis y mejora de la realidad social: rechazaban todo lo que juzgaban pernicioso o inútil: algunos espectáculos, prácticas religiosas, instituciones, etc. • Fomento de la economía nacional como algo necesario para la transformación social, mejorar el bienestar de la sociedad y el poder de la monarquía. • Desarrollo del conocimiento científico y de la educación como base del progreso técnico y económico. La creación artística y literaria deben tener un fin educativo. • Difusión entre el mayor número posible de individuos del progreso y la felicidad, meta última de la teoría y la práctica reformista e ilustrada. Esta corriente pretendía reformar el sistema económico, social y político del Antiguo Régimen; lo que consiguieron fue crear ideas y programas que, ya en el siglo XIX, acabarán con las ideas ilustradas. El fracaso de la ilustración fue, que lo que planteaban reformar, implicaba a los intereses de los privilegiados de Antiguo Régimen. Los ilustrados no quisieron o no se atrevieron a llevar sus ideas hasta el final. Lo harán los liberales del siglo XIX, y con ello pondrán fin al Antiguo Régimen. Los primeros ilustrados españoles (Feijoo, Olavide), preocupados profundamente por la decadencia de España, se preguntan sobre sus causas y lanzan sus primeras ideas sobre la necesidad de reforma. Las décadas de 1730-1740 abren paso a la nueva generación de ilustrados, ahora más en contacto con las ideas extranjeras y sólidamente ayudados por Carlos III. La idea central de los ilustrados españoles fue elevar la cultura del país, como elemento indispensable para superar el atraso y poder prosperar. Hombres como Feijoo, Jovellanos y sobre todo Carlos III y sus ministros, se esforzaron (en contra de los jesuitas) por imponer una enseñanza útil y práctica e incluso obligatoria en los primeros niveles para ambos sexos. También propugnaron una reforma profunda de la enseñanza universitaria: nuevos temarios que daban importancia a las ciencias de aplicación práctica (biología, física, geología…), la concesión de becas para estudiar en el extranjero y la unificación de la enseñanza bajo el control del Estado. Los ilustrados, para mejorar la situación económica del país, encontraron nuevas formas para el estudio y propuesta de reformas: Las academias, Sociedades Económicas de Amigos del País, los consulados. La más interesante fue la de las Sociedades de Amigos del País. La primera de estas sociedades surgió a iniciativa de un noble vasco (Javier María Munibe). En 1765. En 1765, Peñaflorida y quince nobles vascos consiguen licencia para establecer una organización oficial: la Sociedad Vascongada de Amigos del País. El gobierno de Carlos III y su ministro Campomanes fueron defensores decididos de estas sociedades que podían estudiar en qué situación se encontraban las provincias y qué clase de industria les convenía. Inmediatamente surgieron sociedades económicas en la mayoría de las provincias. En su interior no se admitían distinciones sociales y su misión era fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y publicar libros extranjeros, impulsar la enseñanza de las ciencias con aplicación práctica. Por medio de estas sociedades se difundieron las ideas fisiócratas y liberales que se aplicaron en algunos aspectos hacia la mitad de siglo. * El regalismo es el conjunto de teorías y prácticas sustentadoras del derecho privativo de los soberanos sobre determinadas regalías (derechos y prerrogativas exclusivas de los reyes, inherentes a la soberanía). Especialmente de las que chocaban con los derechos del Papa.