Llamados a continuar creciendo - Iglesia Metodista Universitaria

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Año XXVIII núm.5 Septiembre-Octubre 2016 • Iglesia Metodista Universitaria• Avenida Ponce de León 804, Río Piedras, PR Tel / Fax 787-767-0955 • imuniv@metodistauniversitaria.org • www.metodistauniversitaria.org
Reflexión pastoral por la Rda. Yolanda Correa Pintor
Nuestra sociedad vive una gran crisis. En
todos los ámbitos que nos rodean se puede
ver el deterioro de la dignidad, integridad y
valores que son características de un pueblo
sano. La iglesia es parte de la sociedad. Por
lo tanto, es “atacada” por pensamientos,
discursos y palabras que intentan alejarla de
las bases sobre la cual debe estar fundada.
La mayordomía es uno de esos principios
bíblicos esenciales que la iglesia y todo el
que se considera parte de la misma debe
mantener y practicar como parte esencial
de la identidad cristiana.
Esta extraña palabra, de la cual se habla
mucho pero lamentablemente no se practica en su totalidad es la clave para que el
pueblo de Dios, la iglesia, se mantenga
siendo luz y sal en tiempos difíciles como
los que vivimos.
Una definición sencilla y muy personal
de mayordomía es: el entendimiento o
conocimiento que tiene el ser humano de
que, todo lo que posee no le pertenece
y que llegará el momento en que deberá
dar cuentas por lo que se le ha dado. La
realización personal que somos mayordomos
y no dueños de lo que somos o poseemos.
Para comprenderlo mejor algunos
estudiosos del tema han resumido la
mayordomía a Dios en lo que han llamado
las 4T: tiempo, tesoro, talento y testimonio.
Básicamente estas cuatro áreas del quehacer
diario son las que se cultivan, desarrollan y
presentan delante del Señor como muestra
del crecimiento adecuado como discípulos
responsables. La mayordomía entonces es
la actividad en el cristiano y la cristiana que
habla más fuerte que mil palabras.
El personaje del buen samaritano en Lucas
10: 25-37 es uno de los que más muestra lo
que es mayordomía. A través del texto se
muestran las 4T en acción. Tomó tiempo
para detenerse a ayudar a alguien que no
conocía. Utilizó su conocimiento, su talento,
para vendarle las heridas, echarle aceite y
vino al herido del camino. Invirtió su tesoro
cubriendo los gastos del necesitado en un
mesón. Y dio testimonio de lo que había en
su corazón. Lo más asombroso es que no
recibió nada a cambio.
El texto sagrado da guías acerca de cada
una de estas áreas de mayordomía.
Dinero y Tiempo
El dinero y el tiempo han sido elementos
muy importantes en la vida de todo ser
humano desde que este tiene memoria.
Lamentablemente se han convertido en
valores fundamentales en la sociedad y
en la familia. En ocasiones toman un lugar
de importancia que aleja al creyente del
propósito real para el cual Dios le permite
disfrutarlos. Ambos representan grandes
dilemas de la vida. Raras veces se poseen
y disfrutan ambos con algún grado de
equilibrio. Es importante entender que el
tiempo y el dinero en sí, son amorales. No
son, ni buenos, ni malos; lo que determina
su valor es cómo los utilicemos.
La Palabra nos habla de ambos temas. Del
dinero nos dice en Eclesiastés 5:10: El que
ama el dinero, no se saciará de dinero; y el
que ama el mucho tener, no sacará fruto.
También esto es vanidad.
Eclesiastés 7:12 nos dice: Porque en la
sombra de la ciencia, y en la sombra del
dinero reposa el hombre; mas la sabiduría
excede en que da vida a sus poseedores; y 1
Timoteo 6:10: Porque el amor al dinero es
la raíz de todos los males; lo cual codiciando
algunos, se descaminaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores.
Y del tiempo nos insiste que entendamos
que para todas las cosas hay su momento,
y que toda voluntad debajo del cielo, tiene
su tiempo determinado, Eclesiastés 3:11:
Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha
puesto eternidad en el corazón del hombre,
sin que este alcance a comprender la obra
hecha por Dios desde el principio hasta el fin.
Es por eso que, como mayordomos y
discípulos responsables, el llamado es a
ofrecer nuestros diezmos, ofrendas y tiempo
a Aquel que nos regala la oportunidad
de tenerlos y disfrutarlos. Ofrendar y
diezmar es un privilegio. Un movimiento de
adoración que visiblemente da testimonio
de lo que sucede en el interior cuando se
ofrece TODO el ser a Dios. Dar tiempo es
entender que somos el cuerpo de Cristo,
quienes el mundo ve. Es saber la necesidad
que tienen otros de manos y pies; de
esfuerzo y dedicación.
Talentos y testimonio
Por otro lado, se encuentran los talentos
y el testimonio. Esa capacidad especial y
en ocasiones única que es derramada en
cada creyente para hacer algo en particular.
La palabra es enfática en Santiago 1:17
cuando dice que toda buena dádiva y
todo don perfecto viene de Dios. Así que
toda capacidad, sea intelectual, física o
espiritual del ser humano le pertenece a
Dios y debe ser utilizada para la gloria de Él.
Precisamente, el buen y adecuado uso de
estos son los que dan testimonio. Que no
es otra cosa que la prueba o comprobación
de la fe. Bien lo declara la palabra en Mateo
7:16: por sus frutos los conocerán.
El testimonio es el fruto visible de la gracia
del Señor Jesucristo derramada sobre toda
persona que le recibe. La invitación entonces
es a ser buenos mayordomos. A entregar
las 4T de nuestra vida al Señor Jesucristo.
Podemos equilibrar adecuadamente cada
una de estas áreas si nos ofrecemos sin
reservas a Dios.
La verdadera mayordomía cambia nuestra
vida y también puede cambiar nuestra
sociedad.
Editorial
Escribe: Norberto García
El trabajo de nuestra congregación
durante el presente año ha girado en
torno al tema “Levantando generaciones
para estar firmes”. En este contexto el mes
de septiembre y sus actividades estuvo
enfocado en el tema la Palabra de Dios.
Cada día de este mes ha tenido un tema,
un texto bíblico, y un motivo de oración
para guiarnos en nuestras devociones
personales. Esta hermosa experiencia
concluyó con una actividad educativa
especial y un servicio de adoración en
armonía con el tema, celebrado el último
domingo de septiembre.
Junto al estudio y reflexión en la Palabra
de Dios, está el examinarnos respecto
a cómo ejercemos la mayordomía
cristiana. El ejercicio responsable de los
Escribe: Judith Visot
Nosotros como firmes y buenos cristianos
debemos ser buenos mayordomos de
los dones que nos ha dado nuestro Dios.
Dios, con su grande, inmensa gracia, junto
con la presencia del Espíritu Santo nos
ha bendecido a todos y nos ha brindado
preciosos dones espirituales.
Todos tenemos algún don, quizás los hay
que tienen varios dones. Lo importante
es que sea uno o varios, todos tenemos
que hacer buen uso de ellos sirviendo a
nuestro Dios y así convertirnos en buenos
mayordomos.
A la verdad creo que es imposible nombrar
todos los dones. Ahora bien, es importante
que cada uno de nosotros tengamos pleno
conocimiento del don que Dios nos ha
dado. Debemos pedir a nuestro Dios que
nos ayude a tener “pleno conocimiento”
y así nosotros podamos ejercer ese don a
través de nuestro servicio para Su gloria y
según Su voluntad.
El don de la sabiduría nos permite hacer las
decisiones adecuadas en momentos en los
cuales debemos conocer claramente lo que
hay que hacer y cómo lo hemos de hacer. Este
don está muy unido al don del discernimiento,
pues con este podemos distinguir lo que es
verdadero y lo que es falso.
dones y talentos que Dios nos ha dado;
la buena utilización de nuestro tiempo
en la jornada de nuestra vida; el cuidado
integral de nuestro cuerpo-templo, así
como los recursos que Dios pone a nuestra
disposición para beneficio de todos. A ello
se suma el cuidado de nuestras relaciones
como templo de Cristo y como parte de la
comunidad a la cual pertenecemos.
Esa capacidad es muy importante al
momento de ejercer otros dones, como
lo son ayudar y servir. Con sabiduría y
discernimiento nuestros dones de servicio
se destacan de manera eficaz y duradera
hacia aquellos a los cuales ayudamos en
sus necesidades. Podemos ayudarles tanto
en sus vidas regulares como en sus vidas
espirituales. Ellos recibirán la bendición
del Señor y nosotros también seremos
bendecidos y llenos del gozo del Señor.
Otros de los dones de los cuales
debemos ser buenos mayordomos es el
don de la misericordia. La misericordia es
esa capacidad recibida de Dios para que
nosotros podamos tener compasión. Esa
compasión hacia el que está en situaciones
difíciles, está enfermo, solo, apenado y que
nosotros con la ayuda de Dios podamos
ayudarle a salir de la triste situación que
está viviendo. Que esa misericordia pueda
ser ofrecida con mucho amor. Que podamos
exhortar, dar palabra de Dios, y nuestros
actos sean guiados por nuestro Dios y Su
gracia se manifieste en el necesitado.
Les he nombrado algunos dones y como
les mencioné son muchos, muchos los
dones que recibimos de nuestro Dios.
Una vez más les invito a que sigamos
pidiéndole a Dios que nos ayude a descubrir
nuestros dones. Que podamos ser buenos
mayordomos de esos dones y así podamos
convertirnos en firmes y fieles seguidores y
servidores de nuestro Dios. Dios les bendiga.
Somos llamados no tan sólo al estudio
profundo de las Sagradas Escrituras, y
al ejercicio de la mayordomía cristiana,
sino también a ser conscientes de nuestra
responsabilidad como pueblo de Dios,
es decir, aquéllos que constituimos el
laicado en la comunidad de fe. Nosotros
podemos contribuir con nuestro esfuerzo
al crecimiento de la obra mediante la
participación activa en los ministerios
de nuestra iglesia ya sea evangelizando,
enseñando, participando en labores
de servicios comunitarios, visitando a
nuestros enfermos y ancianos, así como a
otras instituciones donde podamos llevar
consuelo y esperanza, y cuidando nuestras
facilidades físicas así como los alrededores
del templo y en todo aquello que constituye
el quehacer de la iglesia.
Deseamos reconocer en este número
la importante contribución de nuestros
laicos en nuestros ministerios, así como su
fidelidad a la obra del Señor. Damos gracias
a Dios por ustedes y oramos porque Su
bendición les acompañe siempre.
¡Viene
el Señor!
Heraldos celestiales entonan ese canto
de alegría:
“¡Viene Jesús!”
De Belén hacia el mundo.
El calvario del mundo
culminó su agonía.
Pronto, con grandes huestes
de ángeles y arcángeles
retornará a la tierra
a buscar sus amados.
Los llevará a ese cielo
donde hermosas moradas
con ternura en sus manos,
Él mismo ha preparado.
Tú, que esperas gozoso esa llegada,
abre tu corazón a ese misterio.
Prepárate en tu alma, mente y cuerpo.
Ámalo solo a Él. Sigue su ejemplo.
Sonia de Gracia
Del poemario
De mi Intima Cascada
• Un líder laico metodista tiene que
ser una persona inteligente, honesta,
misericordiosa y dotada de un espíritu
de amor y servicio al prójimo.
Por Samuel E. de la Rosa
• En la Iglesia Metodista el laico es actor
protagónico que Ie dá sentido y razón
de ser al mensaje transformador de
Nuestro Señor Jesucristo.
• EI laico es una o un feligrés que
no tiene órdenes clericales. En la
tradición wesleyana, es la espina
dorsal del cuerpo religioso, cuya
misión es reclutar discípulos por los
caminos polvorientos de la patria
puertorriqueña.
• Una iglesia metodista puede
existir sin la presencia de obispos,
superintendentes y pastores. Pero, en
el jamás de los jamases, podrá existir
sin los laicos.
• EI laico debe distinguirse porque tiene
que ser un sembrador de esperanzas,
un promotor de los sueños y anhelos
de los miembros de la Iglesia. Es una
mujer o un hombre de principios y
paradigma de los valores humanos.
Está comprometido con nuestro Señor
Jesucristo.
• En su peregrinar, el laico se convierte
en el “paño de lágrimas” de un pastor.
Es la mujer o el hombre de confianza y
un colaborador esencial para propagar
las palabras de vida tipificadas por las
enseñanzas del Andariego de Galilea.
• En suma, un laico metodista es un ser
especial, Ie rinde culto a la excelencia,
defiende la justicia y la igualdad,
imparte amor a raudales y se entrega
totalmente a la causa cristiana. Sobre
todo, es una mujer o un hombre de fe
inquebrantable.
a muchos,” me dijo. A los 15 años la lengua
de los adolescentes no tiene frenos.
“¿Yo? ¡Yo no! Mi maestra Doña Yuya me
ayudó a conseguir una beca para estudiar
arquitectura en Méjico.” El anciano repitió
su mensaje sin inmutarse. Preguntó también
por otros y recuerdo que mencionó que
la leucemia del joven desaparecería y que
aquel padeciendo bilharzia sería un gran
pastor.
Mis planes de estudiar arquitectura
continuaron firmes, escritos en granito e
inalterables. (Así creía yo.) Entré a la UPI
en básico de pre-ingeniería. La profesora
de Ciencias Biológicas, Carmen Amato de
Figueroa me llamó a su oficina un día y en
voz muy suave me dijo, “Sabes… Tú tienes
gran habilidad para la biología. ¿Por qué no
estudias medicina? …Tal como las murallas
de Jericó, abajo cayeron los firmes planes
de la arquitectura.
Nunca más vi a Don Juan y nunca más
hablamos de aquella experiencia. Un
tiempo después el salón a la izquierda de
la entrada de nuestro templo se habilitó
para ser usado por el grupo de jóvenes que
entrábamos a la universidad. De allí surgió
la Fundación de Estudiantes Metodistas.
Años después, ya de estudiante de
medicina vi en hematología las laminillas
del compañero quien ya era un ministro
ordenado. Sí, tuvo leucemia y luego esta
desapareció por milagro de Dios. En 1965
la mortalidad de leucemia era más de 95% a
pesar del tratamiento. El otro joven entró al
seminario y fue un gran pastor.
Así era Don Juan Báez, el misionero
del Caño. Nunca oí que se le diera un
reconocimiento, una mención o un
agradecimiento. Algunos pensarían, ¿Por
qué hacerlo? Él era tan sólo un pobre viejo
que tal vez ni sabía escribir; un pobre más
que vivía en el arrabal del Fanguito. Tal vez
ni se graduó de sexto grado. No podría ser
un pastor y mucho menos un misionero.
Esos tienen que estudiar un bachillerato y
luego una maestría.
Vanidad de vanidades, exiguas reglas del
mundo. A veces valoramos más lo didáctico
que la labor humilde de los que como Don
Juan no levantan su perfil con resúmenes
ni diplomas. Olvidamos que en la Escuela
de Yahvé los documentos no tienen validez
ninguna. El valor está en la respuesta a
Su llamado y el cambio transformador de
nuestro espíritu que nos compele a tomar
el nuevo camino hacia Él de tal manera que
ni nos interesa mirar atrás. A este cambio
radical los sabios le llaman metanoia. Así
era Don Juan Báez, Su misión era servir con
su voz como mensajero de Jesús y con su
ejemplo dejarnos ver el rostro del Maestro;
era tan sólo un buen laico.
Recordatorio
Escribe: Marcos U. Ramos Meléndez
En 1957 un grupo de jóvenes caminamos
en fila india sobre las tablas del Caño de
Martín Peña en Barrio Obrero hasta la casita
de Don Juan Báez, anciano casi ciego, fiel
siervo, en constante oración y columna firme
de la Iglesia Metodista de Barrio Obrero.
Su misión, orar por los que lo visitaran,
decía. Todos enfrentábamos las enormes
encrucijadas de la adolescencia en aquel
Puerto Rico de mitad del siglo 20. Varios
de nosotros estábamos indecisos acerca de
la posibilidad de entrar al seminario. Uno
del grupo había sido diagnosticado con
leucemia y otro con bilharzia.
Alguien leyó la Palabra y luego nos
arrodillamos a orar con aquel anciano.
Perdimos la noción del tiempo. Luego de
orar por cada uno de nosotros él preguntó,
¿Quién es Marcos? Yo respondí. “Tú curarás
Gotitas de amor
en el dolor
Septiembre, Mes de la Biblia
Iglesia Viva extiende su abrazo de amor
solidario a los familiares de las siguientes
personas que fueron a morar con el Señor
recientemente:
Rosa María Fernández, amada hermana
miembro de esta comunidad de fe por
muchos años, que a todos brindaba su
afectuoso saludo y amplia sonrisa dando
testimonio de su fe en el Señor.
Federico Sanabria, abuelo del hermano
Roberto Vézquez.
Luz M. Pérez, suegra de la hermana
Maritza Pomales.
Emmanuel Villaman, joven de la IM de
Puerta de Tierra, hijo de una prima de Marta
Pimentel.
Rogamos al Señor imparta consolación
a todos los familiares en estos momentos de
separación de sus seres queridos.
Camino, Verdad,
Vida, ¡Ven!
Juan 14:6
IGLESIA METODISTA
80 Aniversario
NOVIEMBRE 2016
Viernes 4
Peregrinos y Extranjeros 7PM
Domingos 6, 13, 20, 27
Culto de Adoración 10:30 AM
Una experiencia intensa de estudio,
oración, reflexión, alabanza, inspirados
por la Palabra de Dios coordinada por los
ministerios de educación, adoración y el
equipo pastoral, con excelentes resultados.
Día del Ministerio Pastoral
El pasado 18 de septiembre se celebró
el Día del Ministerio Pastoral, actividad en
que la iglesia reconoce a sus pastores. Esta
fue hábilmente coordinada por el Comité de
Relaciones Pastor, Iglesia y Personal.
Fue un culto muy inspirador, con la
participación de la niñez, juventud y adultos
de la congregación. El mensaje estuvo
a cargo del Pastor Brígido Ortiz Montes,
candidato al Ministerio Ordenado de nuestra
Iglesia, que actualmente pastorea la Iglesia
Metodista de Levittown. Hubo obsequios,
expresiones artísticas, expresiones de amor
y en especial la llamada coordinada con
Yolandita Santiago, quien también ofreció
un mensaje de amor a sus padres por via
telefónica desde Estados Unidos, donde ella
cursa estudios. La foto abajo muestra el
momento cuando la congregación extiende
sus manos en intercesión por los pastores.
La actividad terminó con una recepción
y momentos para compartir y degustar
las delicias preparadas por hermanas y
hermanos de la congregación.
Reanudamos el almuerzo fraternal de la congregación con el acostumbrado respaldo de las
familias de la iglesia y la colaboración de la niñez, jóvenes y adultos. ¡Adelante!
Un grupo de la niñez presenta un obsequio
a los pastores, Rda. Yolanda Correa Pintor y
Rdo. Miguel Santiago Rodríguez.
El Pastor Brígido Ortiz Montes fue invitado
para proclamar la Palabra de Dios.
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