RELEVANTE SALA DE CASACIÓN PENAL : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO M. PONENTE : 39156 NÚMERO DE PROCESO NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4250-2015 : ÚNICA INSTANCIA CLASE DE ACTUACIÓN : SENTENCIA TIPO DE PROVIDENCIA : 15/04/2015 FECHA : CONDENA DECISIÓN : Cohecho por dar u ofrecer DELITOS : Ley 599 de 2000 art. 31, 38, 58, 61 y 407 / Ley FUENTE FORMAL 600 de 2000 art. 232 TEMA: CASO YIDISPOLÍTICA FUERO CONSTITUCIONAL - Ministro: cesación en el ejercicio del cargo, análisis de la relación con las funciones / FUERO CONSTITUCIONAL Director de Departamento Administrativo: cesación en el ejercicio del cargo, análisis de la relación con las funciones «Aunque en la actualidad los doctores SPV, DPB y AVE no son funcionarios públicos, de conformidad con lo dispuesto en el parágrafo de los artículos 235-3 de la Carta Política y 32-6 de la Ley 906 de 2004, se da por descontada la competencia de la Sala para conocer de este asunto, en virtud a que los delitos por que se les profirió resolución de acusación, fueron cometidos en ejercicio de las funciones que competían a cada uno de ellos, en su condición de Ministros del Interior y de Justicia y de la Protección Social y de Director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, respectivamente». SENTENCIA - Grado de certeza: basado en la valoración probatoria «El artículo 232 de la Ley 600 de 2000 que rige este asunto, señala los requisitos para dictar sentencia, precisando que no es posible condenar si no obra en el proceso prueba que conduzca a la certeza de la conducta punible y de la responsabilidad del procesado. En estas condiciones, en primer lugar corresponde hacer un análisis jurídico de los hechos, con miras a determinar si se adecúan al delito de cohecho por ofrecer que la resolución de acusación les imputó a los doctores DPB, SPV y AVE y, acto seguido, valorar las pruebas recaudadas aplicando las reglas de la sana crítica, a efectos de establecer si existe certeza sobre la responsabilidad de dichos exfuncionarios, pues en caso contrario, esto es, de duda, se impondría resolver a su favor». PRISIÓN DOMICILIARIA - Análisis del factor subjetivo: servidores públicos «Teniendo en cuenta que el instituto de la prisión domiciliaria ha sufrido varias modificaciones en los últimos años, siendo en la actualidad improcedente frente a delitos contra la administración pública como en este caso, se impone, por favorabilidad, analizarlo bajo los requisitos señalados en la regulación original del artículo 38 de la Ley 599 de 2000, por ser la norma vigente al momento en que se cometieron los hechos. Lo anterior, por cuanto se trata de una norma procedimental de efectos sustanciales, en tanto que tiene directa incidencia en las condiciones en que el condenado purgará la pena privativa de la libertad, pues indudablemente ésta se torna más llevadera en el sitio de residencia que en un centro penitenciario, pues apareja mantener el núcleo familiar y el entorno privado sin las limitaciones propias de un medio intramural. En efecto, la disposición en cita precisaba que la pena privativa de la libertad podía cumplirse en el lugar o morada del sentenciado, “o en su defecto en el que el juez determine”, siempre que: “1. La sentencia se imponga por conducta punible cuya pena mínima prevista en la ley sea de cinco (5) años de prisión o menos”. 2. Que el desempeño personal, laboral, familiar permita al juez deducir seria, fundada y motivadamente que no colocará en peligro a la comunidad y que no evadirá el cumplimiento de la pena”. Así las cosas, es claro que en este asunto se satisface el factor objetivo, por cuanto la pena mínima legal del delito de cohecho por dar u ofrecer es de tres (3) años de prisión, es decir, es inferior al tope señalado en la norma citada, de modo que obligado resulta hacer una ponderación de los factores subjetivos. El alcance de este requisito, ha dicho la jurisprudencia de la Sala, no puede desentender los fines de la pena en cuanto retribución justa y proporcionada a la comisión del delito, de modo que una vez cotejados todos esos factores sea posible concluir que en un caso específico la intensidad de la privación de la libertad en el centro penitenciario pueda menguarse sustituyéndola por el domicilio del condenado. Siendo ello así, la Sala se ve en la obligación de concluir negativamente acerca de la procedencia de la prisión domiciliaria en este asunto, pues se trata de altos funcionarios de un Gobierno al que sirvieron sacrificando la pulcritud y transparencia del ejercicio de la función pública que a cada cargo le correspondía, ya que abusando del poder que el mismo les otorgaba lograron cambiar el rumbo de un debate legislativo, en el cual, por antonomasia, resulta ser el escenario donde se exponen con solidez y transparencia las ideas, como corresponde en toda democracia. Lo anterior sirve de elemento para valorar la personalidad de los tres condenados, quienes actuaron mancomunadamente y orientados decididamente a un fin específico: hacer lo que fuera con tal de lograr un cambio institucional que le permitiera al Gobierno de entonces prolongar el periodo constitucional. Por ello, no resulta posible que ante conductas de tamaña gravedad, la pena de prisión, como respuesta proporcionada y adecuada que al Estado le es obligado imponer, se ejecute en el domicilio, ya que resultaría intolerable ante la sociedad, y esta no entendería cómo personajes de tan alto nivel cultural y social que denotaron un rango ético y moral muy por debajo de lo que de ellos se esperaba y les era exigible, puedan terminar en su domicilio purgando una condena por delitos cometidos en circunstancias tan complicadas, como las que se han demostrado a lo largo de esta sentencia. Lo anterior, no desconoce sin embargo, que el sustituto en comento implica desde luego una restricción a la libertad personal, aunque sin el rigor pleno del régimen intramural. De ahí que su otorgamiento debe sustentarse en criterios que los principios de prevención general y especial puedan entenderse claramente ante la sociedad para que cumplan su objetivo. De lo contrario, en eventos como el presente se enviaría un mensaje distorsionado y equivocado, según el cual la importancia de los cargos, en si misma, anticipa un juicio positivo acerca de la personalidad del condenado, cuando, al contrario, este debe emerger como consecuencia de la transparencia de sus actos. En dicho sentido no está de más señalar que si bien en el asunto que ocupa a la Sala el delito objeto de la condena tiene una pena mínima objetivamente baja en comparación con el catálogo de conductas punibles que el Código Penal trae en punto de los atentados contra la administración pública, en este caso particular no puede en modo alguno soslayarse, precisamente, que se trató de funcionarios del más alto nivel, como ya se dijo, quienes al interior del propio Gobierno promovieron la corrupción penetrando una Rama del Poder Público, la cual, dentro de una democracia seria, debía estar ajena a cualquier tipo de injerencias del Ejecutivo y desarrollar su labor con absoluta independencia. Ni más ni menos se trató del Estado sobornando al propio Estado para el logro de un cambio constitucional que indudablemente afectó el desarrollo institucional del país y el de todos los ciudadanos colombianos a quienes se les exige respetar la Constitución y las leyes, cuya formación en circunstancias como las comprobadas en este asunto, no pueden generar menos que desconfianza, falta de credibilidad y desobediencia en sus destinatarios. De modo pues, que para hacer efectivos los fines de prevención general y especial, así como los de resocialización y retribución de los funcionarios condenados, se negará la prisión domiciliaria». JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 23924 | Fecha: 06/05/2009 | Tema: COHECHO POR DAR U OFRECER - Se configura: Sujeto activo Rad: 18095 | Fecha: 10/12/2002 | Tema: COHECHO POR DAR U OFRECER - El acto demandado no necesariamente debe ser ilícito