La cuantificación universal negativa en la semántica del lenguaje

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Resumen: H-026
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E
Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2005
La cuantificación universal negativa
en la semántica del lenguaje natural
Corral De Zurita, Nilda J.
Facultad de Humanidades - UNNE.
Av. Las Heras 727 (3500) Resistencia - Argentina
E- MAIL: ncorral@hum.unne.edu.ar / azurita@arnet.com.ar
TE/FAX: (03722)- 446958/ 435829
Antecedentes
En esta comunicación se reseña un estudio diseñado para examinar el carácter de las relaciones semánticas que admite
en su uso informal la cuantificación universal negativa, del tipo Ningún A es B./ Ninguno de los A es B. Este examen se
realiza con el propósito de aportar evidencia de la presencia en las prácticas lingüísticas e inferenciales de patrones
de organización de la información dependientes del tipo de relación semántica que mantienen los términos del
enunciado.
Los cuantificadores categóricos permiten restringir (cuantitativamente, indicando la cantidad total, parcial o nula
cuando el cuantificador es todo, algún o ningún) el conjunto de objetos denotados por un nombre común sobre el que se
habla. Los cuantificadores mantienen cierta ambigüedad porque son compatibles con más de una relación entre clases,
pero la lógica de predicados prescribe cuales relaciones son apropiadas para cuales cuantificadores. Sin embargo, la
investigación en psicología del razonamiento ha reunido suficiente evidencia sobre la falta de ajuste entre la
interpretación lógica de los cuantificadores y sus correlatos en el lenguaje natural, y acerca de los errores y sesgos que
estas discrepancias pueden introducir en el razonamiento ordinario.
En efecto, el cuantificador universal afirmativo (del tipo Todo A es B) da lugar al error de conversión, que ocurre
cuando el sujeto cree que Todos los A son B implica necesariamente que Todos los B son A (inferencia errónea). Al
respecto, Newstead y Griggs (1983) informan que aproximadamente un tercio de los participantes en un estudio de
inferencias inmediatas evidenciaron esta creencia. La cuantificación particular es la que presenta mayor interés y
complejidad en cuanto a las discrepancias interpretativas entre la normativa lógica y el lenguaje natural. En este
último, “Algunos...son....” y “Algunos...no son...” son usualmente interpretados significando ambos “algunos pero no
todos”, en tanto que el sentido lógico de “Algunos...son” es “al menos uno y tal vez todos” y el de “Algunos...no son”
es “al menos uno no es y tal vez ninguno”. La primera consecuencia de estas diferencias en la interpretación es que
los cuantificadores particulares y sus correspondientes universales (Todos o Ninguno) no son normalmente valorados
como compatibles, la segunda es que son interpretados en relación de mutua implicación: algunos son sugiere que
algunos no son, y viceversa (Newstead, 1995, 1989, Newstead y Griggs, 1983, Begg y Harris, 1982). Estas
consecuencias conllevan el error de conversión en las aserciones con el cuantificador particular negativo, que ocurre
cuando el sujeto cree que Algunos A no son B implica necesariamente que Algunos B no son A (inferencia errónea). Los
estudios mencionados coinciden en que aproximadamente dos tercios de los sujetos participantes en las experiencias
evidenciaron esta creencia.
La explicación usual de estas divergencias apela a la influencia de factores pragmáticos en la comprensión del lenguaje:
la interpretación de los cuantificadores estaría determinada por las implicaturas conversacionales que gobiernan el uso
del lenguaje en la comunicación cotidiana (Grice, 1975).
El interés en el cuantificador universal negativo ningún reside precisamente en que constituye una excepción, porque
carece de ambigüedad al permitir como única interpretación la de dos conjuntos que mantienen relación de disyunción
completa. Por su alcance universal, las aserciones con este cuantificador predican algo acerca de todos los miembros de
una clase de individuos. Por su cualidad negativa aseveran la exclusión de una clase de otra (v. gr. Ningún pez es
mamífero). Admite además conversión lícita (Ningún A es B se convierte válidamente en Ningún B es A).
En definitiva, la semántica del cuantificador universal negativo no da lugar a discordancia alguna entre la
interpretación lógica y la cotidiana y no presenta los problemas propios de la conversión no válida. Por estas razones
la investigación psicológica no lo considera problemático y no ha sido objeto de evaluación en cuanto a posibles
efectos en el razonamiento. Sin embargo, la semántica de los cuantificadores no agota la problemática de las
aserciones cuantificadas en el lenguaje natural, porque no considera el componente semántico de las aserciones.
El análisis de estas aserciones en su uso informal revela que la disyunción completa puede predicar diversas
variantes en la relación de mutua exclusión entre conjuntos o categorías.
De modo análogo a lo que ocurre con el cuantificador universal afirmativo, las aserciones universales negativas pueden
referir tanto a relaciones circunstanciales entre conjuntos como a relaciones estables entre categorías. En el primer
caso las informaciones lingüísticas refieren a estados de cosas accidentales, describiendo situaciones contingentes o
eventuales, que tanto pueden ocurrir como no ocurrir. Son ejemplos: “ninguno de los montañistas es médico” o
“ninguno de los odontólogos es jugador de ajedrez”. La plausibilidad de estas relaciones requiere ubicarlas, explicita o
implícitamente, en algún escenario o contexto. No enuncian en sentido estricto una relación de exclusión entre clases,
sino más bien una relación entre conjuntos vinculados circunstancialmente por algún objetivo contextual. Estas
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aseveraciones no refieren a las clases de los montañistas y de los médicos, sino a este conjunto que son montañistas y
que no son médicos.
Distinta es la situación cuando las informaciones lingüísticas refieren a clases o categorías. Una categoría es una clase
de concepto que subsume un cierto número de objetos considerados como equivalentes. Se organizan como taxonomías,
como sistemas en los que las categorías están ligadas las unas a las otras por relaciones de inclusión entre clases.
Cada categoría de una taxonomía está enteramente incluida en otra categoría, y cuanto mas inclusiva es, más elevado
es su nivel de abstraccion o nivel de inclusividad. Así, para cada sistema tenemos un nivel de base que es la especie y
un nivel supraordinado que es el género, y las diferencias al interior de la especie son las clases subordinadas. Por
supuesto, se trata de términos relativos, ya que todo nudo intermedio del sistema es a la vez el género de la especie
subordinada y la especie del género supraordinado (v.gr. gatos/ felinos/ mamíferos).
La organización jerárquica de las categorías corresponde a la dimensión vertical de la categorización y las relaciones
entre categorías del mismo nivel a la dimensión de las relaciones horizontales entre categorías. En ambas dimensiones
las informaciones lingüísticas vinculan con el conocimiento organizado en el sistema conceptual y el sujeto dispone
del conocimiento previo acerca del modo como están relacionadas sus extensiones. Son ejemplos de relaciones
horizontales « Ningun madrileño es parisino » y « Ninguna fruta es hortaliza ».
La relacion semántica entre los términos implicados en las tres variantes mencionadas – tanto las que refieren a
relaciones circunstaciales entre conjuntos, como las que denotan relaciones horizontales y verticales entre categoriasadmite en la relación de disyunción que cualquiera de los términos cumpla la función de sujeto o de predicado
gramatical de la oración.
Sin embargo, aunque las aserciones con el cuantificador ningún pueden ser convertidas lícitamente, como ya lo
señalamos, en el lenguaje natural un cambio en el orden de los términos puede afectar el sentido.
La hipótesis propuesta en este estudio es que el orden de los términos es especialmente sensible para las relaciones de
exclusión entre categorías jerárquicas, porque sujeto y predicado ubican categorías de distinto nivel de inclusión.
Desde un punto de vista exclusivamente formal tanto puede aseverarse que « Ningún lobo es herbívoro» como
aseverarse que « Ningun herbívoro es lobo ». No obstante, cabe observar que la primera aserción predica de una clase
de menor nivel de abstracción (lobo) su total exclusión de otra clase de mayor nive (herbívoro), y que en la segunda
aserción ocurre lo opuesto.
.La experiencia que aquí se informa se diseño para examinar la presunción de que las prácticas culturales de
organización de la informacion privilegian un patrón que ubica como sujeto gramatical la categoría de menor nivel,
para predicar su total exclusión de una clase de mayor inclusividad, y no a la inversa. No es lo mismo predicar que
« Ningun delfín es pez» que afirmar « Ningun pez es delfín». En cambio, cuando se trata de relaciones horizontales
entre categorías del mismo nivel de inclusión, no resultaría relevante, en situaciones descontextualizadas, que el sujeto
de la predicación sea una u otra categoría.
Por otra parte, para el caso en que la relación de disyunción refiere a situaciones circunstanciales, es de notar que éstas
no forman parte del sistema conceptual, por lo tanto la interpretación sólo puede apoyarse en el conocimiento del
lenguaje y en la experiencia del mundo para la comprensión del carácter de la situación que el lenguaje decribe, que
es la de una relación puramente eventual.
Cuando la descripción de este tipo de situación se presenta sin el
acompañamiento de un contexto que contribuya a focalizar la aseveración, puede suponerse que la ubicación de
uno u otro conjunto como sujeto de la predicación no altera el sentido del enunciado, es decir, no afecta la
informatividad y la pertinencia predicar que estos montanistas no son médicos, o predicar a la inversa.
Materiales y Métodos
Se diseñaron dos tareas complementarias utilizando veinte aserciones cuantificadas universal y negativamente, cuyos
términos expresan las tres variantes en las relaciones semánticas.
Una de las tareas es de producción: presenta los veinte pares de términos acompañados en cada caso por el esquema
“Ningún...es...”, y se pidió a los participantes construir el enunciado eligiendo uno de los términos para cumplir la
función de sujeto de la oración y el otro para cumplir la de predicado. La otra tarea es de selección: presenta los
mismos pares de términos pero en las oraciones ya construidas y ubicadas en dos columnas, cambiando de sitio los
términos (ejemplo: en la primera columna dice “Ningún curandero es médico” y en la segunda columna “Ningún
médico es curandero”). La tarea consistió en elegir una u otra según preferencia. Para evitar algún efecto producido por
el orden de presentación, para cada tarea se utilizaron dos variantes invirtiendo el orden en que se presentaban los pares
de términos en la tarea de construcción y el orden de los enunciados en la primera o en la segunda columna en la tarea
de selección.
En las instrucciones, para ambas tareas, se enfatizó que la construcción o la selección debía orientarse por la propia
inclinación, decidiendo de acuerdo al modo que resultara más natural o convincente.
Los cuatro cuadernillos fueron distribuidos aleatoriamente en cuatro grupos de estudiantes universitarios.
Discusión de Resultados
De acuerdo al análisis precedente acerca de los distintos tipos de relaciones semánticas admitidas por el cuantificador
universal negativo, las predicciones para ambas condiciones experimentales fueron:
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a) cuando los términos implicados refieren a dos categorías que mantienen relación jerárquica, la actuación de los
participantes evidenciará la tendencia a privilegiar la ubicación del término que denote la categoría de menor nivel
de abstracción como sujeto de la oración, para predicar su total exclusión de la categoría de mayor nivel
b) cuando los términos implicados refieren a dos categorías de igual nivel de abstracción, la actuación de los
participantes no manifestará ninguna tendencia definida en cuanto a preferencia en la posición de los términos como
sujeto o como predicado de la oración.
c) cuando los términos implicados refieren a dos conjuntos cuya relación de disyunción completa solo puede ser
circunstancial o eventual, la actuación de los participantes tampoco evidenciará ninguna tendencia definida en
cuanto al orden de los términos.
Los resultados efectivamente muestran la tendencia predicha para las relaciones jerárquicas. Considerando el total de
respuestas dadas, tanto en la tarea de selección como en la de construcción y en las dos versiones que cambian para
cada caso el orden en que se presentan los términos, cerca de los dos tercios de los participantes ubica la categoría de
menor nivel de inclusividad como sujeto de la oración. Se observa también que esta tendencia es más definida cuando
los sujetos deben construir la aserción a partir de los términos dados que cuando sólo deben seleccionar la que
prefieren a partir de las aserciones ya construidas en las dos variantes (orden invertido). Cuando el análisis discrimina
según el orden en que se presentaron los términos para ambas condiciones experimentales, no se observa que esta
variable introduzca alguna diferencia en la actuación.
Para la situación en que las categorías son horizontales, o del mismo nivel de abstracción, los resultados también son
consistentes con lo esperado. Las respuestas se distribuyeron de modo equivalente, y ni el carácter de la tarea construcción o selección - ni el orden en que se presentaron los términos influyeron en la actuación. Es decir, que en
ambas tareas y cualquiera sea el orden de presentación de los términos, las respuestas se distribuyeron de modo muy
similar en cuanto a ubicar como sujeto o como predicado de la aserción uno u otro de los términos.
En cambio, para la situación en que los términos refieren a conjuntos que sólo pueden relacionarse circunstancialmente
los resultados obtenidos no coinciden con los esperados, no evidenciándose un patrón claro de actuación. En la tarea de
selección las respuestas se distribuyen de modo relativamente uniforme cuando se presentan los términos en un orden u
en otro. En contraste, en la tarea de construcción se observa la influencia del orden de presentación de los términos,
manifestada en la preferencia por ubicar como sujeto gramatical de las aserciones el término que se presenta en
segundo lugar, más que el presentado en primer lugar.
En síntesis, las relaciones entre categorías que forman parte del sistema conceptual dieron lugar a patrones de
actuación claros y bien diferenciados entre sí. Las relaciones jerárquicas permiten que se privilegie la categoría de
menor nivel de abstracción como sujeto gramatical de la oración, en cambio las relaciones horizontales no inducen
ninguna tendencia. En ambos casos, por tratarse de relaciones estables en el mundo real las personas conocen el modo
como se relacionan las extensiones de los términos que las expresan, y su interpretación no requiere que se las ubique
en algún escenario o contexto específico.
Por otra parte, los resultados con términos que refieren a conjuntos relacionados accidentalmente son de difícil
interpretación. Puede pensarse que por tratarse de relaciones que no forman parte del conocimiento organizado en el
sistema conceptual, y al carecer de un contexto que oriente acerca de la adecuada focalización de la oración, el foco
de la oración se ubique en un conjunto más que en otro debido a factores vinculados a la experiencia social, e incluso
puede pensarse que se trata de un sesgo introducido por las condiciones experimentales, puesto que los sujetos tienden
a tomar estar experiencias como situaciones comunicacionales e intentan adecuar la respuesta a su interpretación de
esta situación.
No resulta posible apoyar la interpretación de estos resultados en la comparación con los obtenidos en otras
experiencias análogas, puesto que, aunque se cuenta con numerosos antecedentes con los otros cuantificadores
categóricos, como se consignó en el apartado antecedentes, en la revisión bibliográfica efectuada no se hallaron
estudios antecedentes sobre la posible influencia del componente semántico en aserciones con el cuantificador
universal negativo.
Conclusiones
La importancia de esclarecer los significados de los cuantificadores en el lenguaje natural y la cuestión de las diversas
interpretaciones que admiten, deviene de su potencial capacidad para producir sesgos y errores en el razonamiento
ordinario con cuantificadores. Los trabajos de Thompson (2000), muestran como los procesos interpretativos
constriñen la realización inferencial. En el mismo sentido, los trabajos de Santamaría y sus colegas (1996) han
indicado la conveniencia de incluir la consideración del componente semántico en el estudio del razonamiento,
produciendo evidencia sobre algunos efectos originados en las relaciones entre los términos puestas en juego en la
situación inferencial.
En trabajos anteriores hemos analizado mediante estudios de inferencias inmediatas, para el cuantificador universal
afirmativo y para los cuantificadores particulares Algunos y Algunos no, la problemática de los significados de los
cuantificadores en el lenguaje cotidiano conjuntamente con el componente semántico que reduce o elimina la
ambigüedad que mantienen, con el propósito de esclarecer las diversas interpretaciones que admiten de modo usual las
aserciones cuantificadas (Corral, 2005, 2004).
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Espino y sus colegas (2001), aunque con diferentes manipulaciones, han trabajado conjuntamente los efectos de la
figura y el componentes semántico en el razonamiento silogístico. Por nuestra parte, los trabajos que realizamos con
razonamientos con premisas cuantificadas permitieron señalar algunos efectos originados en las relaciones semánticas
que mantienen los tres términos de las premisas. Específicamente para el caso de la cuantificación universal (Corral,
2005), se trata de una experiencia con problemas con la estructura A - B / C - B, que no está sometida al poderoso
efecto estructural de la figura (que consiste en la tendencia a producir conclusiones en una dirección más que en otra),
que tienen conclusión válida en el modo Ningún...es, y que normalmente da lugar a una distribución relativamente
uniforme de las respuestas. En esta estructura, la conclusión vincula dos términos que cumplen la función de sujeto
gramatical en ambas premisas, y en el diseño se manipularon los contenidos de modo que expresaran los distintos tipos
de relaciones semánticas descriptos en este trabajo. Aunque se trató de razonamientos con dos premisas, los resultados
son consistentes con los obtenidos en el estudio informado en esta comunicación que se ubicó en el nivel de las
aserciones. Evidenciaron que cuando la conclusión establece relación de disyunción completa entre categorías de
distinto nivel, se produce una decidida preferencia por la construcción que ubica como sujeto de la oración el término
que designa la categoría de menor nivel de inclusión, cualquiera fuese su ubicación (primera o segunda premisa). En
contraste, los otros dos tipos de categorías revelaron una pauta de actuación muy similar entre sí y claramente
diferenciada de la anterior. Cuando la conclusión establece relación de disyunción completa entre categorías cuyo
vínculo es contingente, al igual que cuando la conclusión establece esta relación entre categorías del mismo nivel de
abstracción o inclusión, no se evidenció efecto alguno en la dirección de la conclusión originado en la naturaleza de
las categorías. Es un ejemplo de los posibles efectos que puede introducir en el razonamiento la supuestamente no
problemática relación de exclusión completa.
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