Tema 128 QUERATOSIS ACTÍNICA Dres. J.L. Rodríguez Peralto, A. Saiz y B. Rosales Trujillo DEFINICIÓN La queratosis actínica es un carcinoma in situ intraepidérmico que aparece en áreas fotoexpuestas de adultos, como resultado de una proliferación y diferenciación anómala de queratinocitos epidérmicos con riesgo de progresión a carcinoma epidermoide infiltrante o carcinoma basocelular. centes a la lesión nos permiten sugerir que existe una progresión gradual desde la lesión inicial de los queratinocitos epidérmicos hasta el desarrollo de la displasia y ocasionalmente del carcinoma infiltrante. Aproximadamente el 50% de las queratosis actínicas y de los carcinomas epidermoides infiltrantes muestran sobrexpresión de ciclina D y positividad para p53. En un pequeño porcentaje de casos se encuentran también mutados los genes ras. ETIOLOGÍA CLÍNICA El principal agente etiológico es la exposición crónica a radiaciones ultravioletas, sobre todo solares, bien de forma acumulativa a lo largo de la vida, o intermitente pero intensa, en forma de quemaduras durante la infancia y adolescencia; lo que explica su aparición en zonas fotoexpuestas de individuos de piel clara que han sufrido una exposición solar excesiva. La radiación solar ultravioleta (UV) consta de tres bandas con diferentes longitudes de onda: la UVC (200-280 nm), la UVB (280-315 nm) y la UVA (315-400 nm); que se modifican al atravesar la atmósfera terrestre, de forma que a la superficie sólo llega el 5% de la UVB y el 95% de la UVA emitidas, mientras que no llega nada de la UVC. Aunque la banda UVB constituye sólo el 5% de toda la energía solar terrestre, su poder carcinógeno es muy superior al de la UVA, siendo por tanto, la radiación UVB la principal responsable del cáncer de piel fotoinducido. Aunque el mecanismo es complejo y no del todo conocido, se sabe que los rayos UVB producen un daño directo sobre el ADN celular, mientras que los UVA dañan al ADN de forma indirecta al generar radicales libres de oxígeno. En cualquier caso, y aunque con distinta eficiencia mutágena, tanto la radiación UVA como UVB son claros carcinógenos. Las alteraciones que se detectan en el ADN de los queratinocitos adya534 La queratosis actínica se manifiesta como máculas o pápulas eritematosas, que progresivamente se recubren de una escama adherente que al desprenderse, deja una erosión superficial (Fig. 1). Generalmente son asintomáticas o discretamente pruriginosas, y su tamaño varía entre mms y cms. (Fig. 2). A menudo son múltiples y se acompañan de otros signos de daño solar, como lentigos, elastosis y telangiectasias, en zonas fotoexpuestas de adultos, sobre todo en la cara (nariz, frente, pabellones auriculares), dorso de manos y cuero cabelludo. Además de esta forma típica eritematosa, se describen otras menos frecuentes, como la queratosis actínica hipertrófica, que se presenta como una pápula o placa engrosada con una superficie queratósica que, en ocasiones, es el componente predominante y que puede adoptar una morfología característica excrecente y constituir un cuerno cutáneo. Otra forma es la queratosis actínica liquenoide o atrófica que se confunde habitualmente con el carcinoma basocelular por su color rosado y aspecto perlado, y se localiza, sobre todo, en tronco y extremidades superiores. Por último, la queratosis actínica pigmentada consiste en pápulas o placas muy pigmentadas que pueden confundirse con un lentigo solar o un melanoma. Queratosis actínica Figura 1. Queratosis actínica: Múltiples lesiones ulcero-costrosas en la cara, especialmente en áreas seborreicas, sobre una base de telangiectasias. Figura 2. Queratosis actínica: Placa rosada, parcialmente ulcerada en dorso de mano con áreas blanquecinas, atróficas alrededor. HISTOPATOLOGÍA La queratosis actínica clásica se caracteriza por una paraqueratosis focal, con pérdida de la capa granulosa y moderado engrosamiento de la epidermis con formación de crestas irregulares. Excepcionalmente, la epidermis puede estar adelgazada. En todos los casos hay una pérdida variable de la 535 Dermatología: Correlación clínico-patológica Figura 3. Queratosis actínica hiperplásica: Marcada hiperqueratosis de tipo paraqueratósico sobre una lesión muy hiperplásica de la epidermis. Nótese el limite perfectamente definido con la epidermis no lesional próxima. Figura 4. Queratosis actínica atrófica: Gruesa capa de paraqueratosis sobre una epidermis adelgazada con atipia celular, núcleos irregulares e hipercromáticos y desorden arquiectural de los queratinocitos. Las alteraciones son más marcadas en las capas profundas y se interrumpen bruscamente en el límite con la epidermis normal. correcta estratificación de la epidermis, asociada a atipia moderada o intensa de los queratinocitos (Fig. 3). Si la atipia es intensa y afecta a todo el espesor de la epidermis englobando a la mayoría 536 de los queratinocitos podemos aplicar el término de queratosis actínica bowenoide. La displasia puede extenderse por la porción infundibular del folículo piloso o incluso provocar hendiduras Queratosis actínica suprabasales. Las columnas de paraqueratosis a veces, son tan pronunciadas que dan lugar a cuernos cutáneos. En la dermis es frecuente la presencia de elastosis solar, en ocasiones muy intensa, acompañada de un discreto infiltrado inflamatorio crónico (Fig. 4). La forma hiperplásica o hipertrófica se caracteriza por ortoqueratosis y paraqueratosis prominente, acompañada de una epidermis con hiperplasia psoriasiforme, a veces papilomatosa con displasia queratinocítica moderada y limitada a la capa basal (Fig. 3). La variante pigmentada de la queratosis actínica, se caracteriza por abundante melanina en la epidermis, que está presente tanto en melanocitos como en queratinocitos. Son frecuentes en esta variante los melanófagos dérmicos. La queratosis actínica liquenoide se caracteriza por un infiltrado inflamatorio crónico en banda, superficial, con ocasionales queratinocitos apoptóticos y degeneración vacuolar de la basal. La queratosis actínica en pacientes inmunodeprimidos presenta alguna característica especial, como la atipia queratinocítica intensa, paraqueratosis confluente y cambios verruciformes. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Clínicamente, el diagnóstico diferencial de la queratosis actínica eritematosa se establece con la queratosis seborreica, la verruga vulgar, la poroqueratosis, la psoriasis, el lupus eritematoso discoide y, sobre todo, con el carcinoma epidermoide, por su implicación pronóstica y por el diferente tratamiento que precisa. La variante hipertrófica se debe distinguir del cuerno cutáneo secundario a verruga, queratosis seborreica y carcinoma epidermoide; la forma liquenoide, del carcinoma basocelular, y la forma pigmentada del lentigo solar y lentigo maligno. Microscópicamente, es importante distinguir la queratosis actínica de las alteraciones dismadurativas epidérmicas secundarias al tratamiento con quimioterapia. En estos casos se observa histopa- tológicamente una interrupción en la maduración de los queratinocitos epidérmicos, pérdida de polaridad, aumento de los espacios intercelulares, núcleos extremadamente pleomórficos, grandes e irregulares, figuras de mitosis en capas mediasaltas de la epidermis y apoptosis. A veces es también difícil determinar microscópicamente, si nos encontramos ante una queratosis actínica o un carcinoma epidermoide microinfiltrante. En estos casos, la presencia de células atípicas en la dermis reticular y el desprendimiento de pequeños nidos de queratinocitos de capas bajas de la epidermis hacia la dermis es criterio suficiente para diagnosticar infiltración. En estas biopsias es fundamental la seriación de la muestra. Sin embargo, ya que un carcinoma epidermoide que sólo infiltra dermis papilar no tiene capacidad metastásica, en caso de duda y desde un punto de vista práctico, si no hay clara infiltración de la dermis reticular, debemos considerar la lesión una queratosis actínica. TRATAMIENTO Aunque el riesgo de progresión a neoplasia maligna invasiva es menor del 1%, la mayoría de los dermatólogos prefieren tratar las queratosis actínicas, como medida preventiva. Hay muchos tratamientos efectivos disponibles y la elección de uno u otro depende de las características individuales del paciente, así como del tamaño, número y localización de las lesiones. Entre las técnicas no quirúrgicas, las más empleadas son la crioterapia, el curetaje y electrocoagulación y el 5-fluoracilo tópico. Otros tratamientos menos comunes incluyen la dermabrasión, el “peeling químico”, el “criopeeling”, la terapia con láser y la terapia fotodinámica. Recientemente se están observando buenos resultados con inmunomoduladores tipo imiquimod, con retinoides tópicos y con ácido salicílico. El tratamiento quirúrgico de las queratosis actínicas, aunque curativo, rara vez se realiza dada la amplia excisión precisada. 537