SOMNOLENCIA Y CONDUCCIÓN

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SOMNOLENCIA Y CONDUCCIÓN
La sensación de sueño nos convierte
en menos competentes sea cual sea la
actividad que estemos asumiendo. Es
inconcebible pensar en un cirujano
dando
cabezadas
en
plena
intervención. Más peligroso aún
puede ser tener sueño al volante y
mantenerse
conduciendo.
Esta
situación es un acto temerario que pone en peligro muchas vidas. Por tanto, este
problema debe preocuparnos a todos hasta el punto de pensar en él siempre que
vayamos a realizar un viaje más o menos largo o que, por motivos de trabajo, vayamos
a estar buena parte de nuestra jornada conduciendo.
La Dirección General de Tráfico (DGT) afirma que la somnolencia está
implicada en un 20% de los accidentes de tráfico en España.
La somnolencia es una tendencia que puede tener el individuo a quedarse
dormido en un determinado momento y viene dada, según la DGT, por cuatro factores
principalmente:
Está demostrado que la somnolencia provoca en el conductor:
1.- Aumento del tiempo de reacción. Por ejemplo, en los accidentes con alcance
trasero, en una proporción importante, la somnolencia impide una reacción rápida con
la que se podría evitar el choque.
2.- Menor concentración y más distracciones.
3.- Mayor lentitud y errores en la toma de decisiones. Procesar la información
procedente del entorno es algo que nuestro cerebro hace de forma automática y que
nos permite tomar una decisión en fracciones de segundo. Esto nos ayuda para
anticiparnos a un incidente y prevenir el accidente. El sueño desbarata este recurso.
4.- Alteraciones motoras. A veces aparecen pequeños temblores, movimientos
involuntarios y relajación muscular bajo los efectos de este fenómeno.
5.- Microsueños. Son momentos de escasos segundos de duración durante los que el
cerebro permanece ajeno a todo cuanto acontezca alrededor. Es una circunstancia
peligrosísima cuando se está conduciendo.
Eso pocos segundos es tiempo suficiente
para perder el control del vehículo y sufrir
un accidente muy grave.
6.- Alteraciones sensoriales y
percepción. El sueño entorpece
sentidos.
de
los
7.- Cambios de comportamiento. La sensación de somnolencia da lugar a mucha
tensión en el individuo, lo que favorece la agresividad y los cambios de humor.
También, instintivamente se produce una actitud defensiva, por la que el conductor
tiende a situarse más al centro de la calzada para evitar salirse de la carretera por la
derecha.
Según la Sociedad Española de Neurología, el 70% de los conductores ha
reconocido haber conducido con somnolencia alguna vez. Hacerlo multiplica por siete
la posibilidad de sufrir un accidente.
Por otro lado, se considera que entre el 20 y el 25% de la población presenta
alguna patología del sueño, lo que nos puede dar una idea de la envergadura del
problema.
¿QUÉ CIRCUNSTANCIAS PRODUCEN SUEÑO EN EL COCHE?
-
Haber dormido mal o tener algún trastorno crónico del sueño, como el
síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). Esta patología, que cuenta
con un tratamiento eficaz, es relativamente frecuente entre los conductores
profesionales.
-
El consumo de alcohol, y también algunos medicamentos, favorecen la
aparición de sueño al volante.
-
Cambios en el horario de dormir o el fenómeno del jet lag o desajuste horario
por viaje transmeridiano previo.
-
Conducir en un horario en que habitualmente se
está durmiendo.
- Monotonía en la carretera.
-
Comidas copiosas antes del viaje o durante el
mismo.
-
Temperatura cálida en el interior del vehículo.
-
Tener como acompañantes a personas que van durmiendo.
¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA EVITARLO Y COMBATIRLO?
Algo que debe tener siempre muy claro el conductor es que, cuando aparece
somnolencia mientras se conduce, es inútil resistirse y combatirlo. Creer que se puede
vencer en esa disputa es ilusorio y seguir
conduciendo, temerario. Se puede eludir su
aparición evitando cometer errores antes del
comienzo del viaje, pero una vez que hace acto de
presencia, la somnolencia puede llegar a ser
invencible. Por eso lo mejor será parar de
inmediato en el primer lugar apropiado para ello y
dormir un rato. Una siesta de 30 minutos puede
ayudar mucho en esos momentos.
Desde el punto de vista preventivo lo mejor será tener un descanso nocturno
adecuado. Dormir el número de horas necesarias es muy importante para sentirse
descansado al día siguiente. El sueño fragmentado no es muy reparador, por lo que, en
caso de producirse, serán necesarias más horas de sueño de las habituales para
obtener el descanso deseado.
Cuando se tienen trastornos del sueño se debe contactar con el médico y seguir
sus instrucciones con respecto a la conducción en esas circunstancias. El insomnio
influirá sin duda en la conducción, por lo que merece la pena procurar reconducirlo. La
narcolepsia es otra alteración del sueño por la que el individuo se duerme en cualquier
momento por inconveniente que sea, sin poder remediarlo de ninguna manera. El
síndrome de apnea del sueño produce somnolencia diurna, malestar general,
despertares nocturnos con sobresalto, deterioro de la calidad del sueño, etc,
afectando a personas que roncan mucho y que suelen tener, aunque no es regla fija,
sobrepeso. Alguien que conduzca y tenga alguno de estos trastornos debería consultar
con su médico y, en lo que guarde relación con su actividad laboral, con el médico del
trabajo.
Otra precaución eficaz será evitar conducir en las horas que han demostrado
mayor incidencia de somnolencia en el conductor y que son entre las 3 y las 5 de la
mañana y entre las 2 y las 4 de la tarde.
En viajes largos hay que parar cada
2 horas o 200 Km, para hacer descansos
de 20 a 30 minutos. Si las condiciones de
conducción son muy desfavorables
(niebla, noche, lluvia…) se parará con más
frecuencia y la parada será de más tiempo.
Las paradas se aprovecharán para tomar
algún ligero refrigerio, estirar las piernas,
pasear o, incluso, practicar algo de
ejercicio físico.
El interior del coche debe estar bien ventilado y no deben fumar ni el conductor
ni sus acompañantes.
Las comidas antes y durante el viaje deben ser ligeras, de fácil digestión y es
bueno que contengan algún alimento integral, dado que su absorción es más lenta, lo
que evitará bajadas de glucosa en sangre, favorecedoras de cansancio y malestar.
Además, conviene ser moderados en el consumo de bebidas estimulantes (café, té,
red-bull, etc), porque a su efecto inicial estimulante, sigue un efecto depresor mayor
que el que se hubiera tenido sin tomarlas. No es un
problema tomar un café si se está acostumbrado. El
problema es tomar mucha cantidad, más todavía
cuando no se hace habitualmente.
La música especialmente relajante puede
inducir al sueño, por lo que no es recomendable.
Poner música con canciones que el conductor pueda
cantar cuando viaja solo, será un buen recurso contra
la somnolencia. Si viaja acompañado será todavía mejor, mantener una conversación
tranquila e interesante.
Teniendo siempre como prioridad la seguridad en la conducción, es interesante
introducir acciones que rompan la monotonía, como realizar algún adelantamiento
seguro, bajar la ventanilla y viajar con ella bajada un trecho, etc.
El volante debe asirse con suficiente firmeza, no de forma relajada y demasiado
descansada. Lo mismo sucede con la postura. Debemos procurar que la posición al
volante sea cómoda siempre, pero no “abandonada” o excesivamente relajada.
Si, por algún motivo, se ha tenido un día duro y se está cansado y fatigado, lo
mejor será no asumir la conducción en un viaje sin haber descansado apropiadamente
antes. Los conductores mayores son más sensibles a los efectos del cansancio y, por
tanto, más propensos a sufrir somnolencia. Conviene que, quienes estén en este caso,
hagan paradas con más frecuencia y estén muy atentos a los primeros síntomas.
En cualquier caso, lo más importante y útil para todas las actividades de
nuestra vida que requieran concentración, como el trabajo, conducir, estudiar, ver una
obra de teatro o una película, etc, será mantener una adecuada higiene de sueño, lo
que, según nos muestra la DGT, se consigue siguiendo las siguientes recomendaciones.
TRUCOS
Hay que volver a insistir en la idea de que cuando aparece el sueño, se debe parar para
descansar lo antes posible. Los trucos no deben emplearse en esa circunstancia. No
cabe otra alternativa: hay que parar y dormir. Ahora bien, siempre se puede recurrir a
tretas o acciones que nos mantengan entretenidos mientras vamos conduciendo,
evitando así que haga acto de aparición la somnolencia, sin que por ello exista un
menoscabo de la seguridad.
Llevar algo de líquido, un refresco o agua, ya abiertos y en lugar apropiado para
que no se derramen o caigan, e hidratarse de vez en cuando mientras se conduce,
puede ser una acción que ayude a mantenernos despejados. Igual que mascar chicle.
Otros conductores, cuando viajan solos, llevan también una bolsa de snaks o
pipas abierta en el asiento del copiloto, de la que van
cogiendo de vez en cuando algunas unidades.
Ya se ha comentado en este documento, pero elegir
una emisora de radio con un programa que nos entretenga
será una buena medida. Lo mismo que poner música conocida que nos permita cantar
mientras conducimos.
Algunos conductores se descalzan y conducen así como estrategia para
enfrentarse al cansancio y a la somnolencia. No lo recomendamos porque, aunque
supone una ruptura de la monotonía y puede ser estimulante, creemos que puede ser
motivo de actos inseguros y de incidentes y, además, puede ser cuestionable desde el
punto de vista legal.
En resumen, si usted va en su coche y aparece el sueño mientras conduce,
debe parar cuanto antes y dormir una pequeña siesta. Procure dormir bien la noche
anterior a la de su viaje. No inicie un viaje si ya, antes de la partida, se siente
cansado. No tome sustancias que puedan favorecer el sueño. Pare cada 2 horas o
cada 200 Km recorridos y dedique la interrupción a tomar algo ligero, hidratarse,
hacer algo de ejercicio físico… Y si tiene trastornos del sueño, recurra a su médico.
SERVICIO DE PREVENCIÓN PROPIO
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