SOBRE LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS Y LOS MODELOS DE COMPLIANCE Inmaculada Martínez López La Ley Orgánica 5/2010 de 22 de junio de reforma del Código Penal, acabó definitivamente con el impedimento –“societas delinquere non potest”- que reinaba en nuestro ordenamiento jurídico de exigir responsabilidad penal a las personas jurídicas, aproximando nuestro derecho penal al Derecho Penal Europeo; pero, sin duda, ha sido la reciente reforma del Código Penal de 2015 y en concreto su artículo 31 bis, el que ha introducir el verdadero cambio en nuestro ordenamiento jurídico, respecto de la responsabilidad jurídica penal de las sociedades. En este precepto se establece que las personas jurídicas serán penalmente responsables de los delitos cometidos en el ejercicio de actividades sociales y por cuenta y en beneficio directo o indirecto de las mismas, por las personas que dependan del órgano de administración, siempre que no se hayan cumplido debidamente los deberes de supervisión, vigilancia y control. La empresa puede ser responsable aunque el delito lo cometa un empleado. Para que esto sea posible deben darse dos circunstancias: que el empleado lo haya cometido en el desempeño de sus funciones y favoreciendo a la empresa; y que la empresa haya omitido gravemente sus deberes de supervisión, vigilancia y control “Las empresas serán penalmente responsables de los delitos cometidos en el ejercicio de actividades sociales” El Código Penal establece la obligación de supervisión de la empresa respecto a la actuación de sus empleados. En concreto los órganos de administración de la empresa deben: 1. Haber adoptado y ejecutado con eficacia, modelos de organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión. 2. Confiar la supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención implantado a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga encomendada legalmente la función de supervisar la eficacia de los controles internos de la persona jurídica. Sin duda esta exigencia supone la obligación para las empresas –con independencia de su tamaño- de establecer modelos de organización y gestión compliance guides (códigos de conducta) que incluyan las medidas necesarias para prevenir las conductas delictivas que puedan realizarse en nombre o por cuenta de la sociedad. Conforme dispone el apartado 4 del artículo 31 bis; si el delito fuera cometido por las personas subordinadas al órgano de administración, la persona jurídica solo quedará exonerada de responsabilidad, si con carácter previo a la comisión del delito hubiera adoptado y ejecutado, de forma eficaz, un modelo adecuado de organización y gestión que resulte adecuado para prevenir los delitos de los que se la puede responsabilizar, o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión. El artículo 31 bis no indica cómo deben proceder las empresas para llevar a cabo estos programas, pero si marca en el apartado 5 qué requisitos deben cumplir estos modelos organizativos y de control. Las acciones a ejecutar son: • Análisis de riesgos: Identificar las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los delitos que deben ser prevenidos. • Establecerán los protocolos o procedimientos de adopción de decisiones y de ejecución de las mismas con relación a los riesgos detectados. • Disponer de modelos de gestión de los recursos financieros adecuados para impedir la comisión de los delitos que deben ser prevenidos. • Imponer la obligación de informar de posibles riesgos e incumplimientos al organismo encargado de vigilar el funcionamiento y observancia del modelo de prevención. • Establecer un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el incumplimiento de las medidas que establezca el modelo. • Realizar una verificación periódica del modelo y de su eventual modificación cuando se pongan de manifiesto infracciones relevantes de sus disposiciones, o cuando se produzcan cambios en la organización, en la estructura de control o en la actividad desarrollada que los hagan necesarios. El conjunto de estas medidas normalmente se conoce como un “estos programas deberían perseguir reafirmar y reforzar una cultura corporativa de Programa de Cumplimiento Corporativo (Compliance guide) y debe incluir las siguientes pautas: 1. Confección del Mapa de Riesgos: esto significa analizar los riesgos de comisión de delitos que, debido a la actividad y organización de la empresa existen y que, eventualmente, pudieran generar imputaciones penales para la empresa. 2. A partir de los riesgos detectados, establecer Códigos de Conducta y Reglamentos de Prevención para todos los empleados; deben contener instrucciones claras sobre cómo actuar en el desempeño de su trabajo, así como el régimen disciplinario que se aplicará en caso de incumplimiento de las instrucciones antes citadas. 3. Asegurarse de formar adecuadamente a todos los empleados en el conocimiento del Código de Conducta. Todos deben leer y entender el contenido del Código de Conducta. 4. Creación de órganos de supervisión que deben establecer los controles y auditorías que consideren necesarios para asegurarse del cumplimiento de las leyes en general y del Código de Conducta en particular. Normalmente en empresas de poco tamaño, esta competencia la asumirá el propio Administrador o Gerente. 5. Creación de un canal de comunicación (por ejemplo, un correo electrónico) que sirva a los empleados para informar de aquellos incumplimientos legales de los que tengan conocimiento, con garantía absoluta de que no sufrirán represalias. En este caso, crear un canal externo de comunicación, generaría más confianza aunque en empresas pequeñas esto puede ser difícil de conseguir. 6. Todos estos instrumentos deben reflejarse en un documento –que todos los empleados han de conocer-.Se trata de la guía que refleja el modelo de organización seguido por la empres a los efectos de controlar y perseguir las conductas ilícitas. También debe asegurarse la empresa de hacer público su compromiso con el cumplimiento de las leyes. Como destaca la Circular 1/2016 de la Fiscalía General del Estado, aunque muchas empresas intentarán dotarse de costosos programas de control, con la única finalidad de eludir el reproche penal, más allá de su adecuación formal a los requisitos exigidos por el Código Penal, estos programas deberían perseguir reafirmar y reforzar una cultura corporativa de respeto a la ley, donde la comisión de un delito sea un acontecimiento accidental. INMACULADA MARTÍNEZ LÓPEZ MASARO ABOGADOS S.L.P.