LOS EXPORTADORES NETOS DE CAPITAL Palabras del Presidente Betancur en la sanción de las leyes sobre Zonas Francas y sobre Certificado de Descuento Tributario: Casa de Nariño, diciembre 12 de 1985. Nos reunimos para sancionar dos proyectos de ley aprobados por el Congreso, que versan sobre zonas francas y descuento tributario (CERT). 1.- LAS ZONAS FRANCAS La reorientación de las zonas francas hacia las exportaciones, las coloca en igualdad con áreas similares en otras partes del mundo, al brindar a las empresas industriales, incentivos fiscales y cambiarios: las zonas así concebidas, atraerán nuevas inversiones de capital nacional y extranjero con beneficios para el país particularmente en cuanto a generación de empleo y transferencia de tecnología. Con la participación de dichos capitales, orientados hacia las exportaciones, se mejorará la calidad de nuestros productos, se contará con mejores canales de comercialización y se ampliará nuestro conocimiento de prácticas comerciales internacionales. 2.- EL RESTABLECIMIENTO DEL CERT De otra parte, el restablecimiento del descuento tributario del (CERT) devuelve a este mecanismo su aceptación internacional como instrumento de política comercial. Los productores nacionales afrontan múltiples problemas cuando exportan sus bienes a países con legislaciones proteccionistas que, como los Estados Unidos en su Ley de Comercio Exterior, establecen derechos compensatorios contra productores de países que subsidian sus exportaciones. Tal legislación dispone, sin embargo, que la devolución de impuestos indirectos no constituye subsidio. De igual manera, el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio establece que se pueden reintegrar los impuestos indirectos que cancelan los productores de un bien exportado, en desarrollo del proceso de producción. En este contexto, resulta necesario reafirmar lo dispuesto en la Ley 48 de 1983 o Ley Marco de Comercio Exterior, donde se recoge una vez más una constante de nuestra legislación, en el sentido de que el CERT no es una renta ni un subsidio a favor del exportador, sino una devolución de impuestos indirectos. En adelante se continuará con la política de mantener el ingreso real de los exportadores, mediante el manejo combinado de la recuperación del atraso cambiario -el cual, como se sabe, desaparece en este mes de diciembre- y los niveles promedios del CERT. 3.- ATRASO CAMBIARIO Y PRECIOS BAJOS Ha sido propósito del gobierno dar impulso a las exportaciones, para lo cual se ha recuperado el atraso cambiario; se ha adoptado un régimen de comercio exterior -la ley marco de 1983- complementario del Estatuto Cambiario; se han desarrollado esquemas especiales de intercambio comercial; se han creado sistemas de importación de insumos y equipos para proyectos orientados a la exportación; misiones comerciales han visitado países de todos los continentes; se han simplificado los trámites de exportación; y, el ministerio de desarrollo ha concertado políticas sectoriales de comercio exterior con los gremios. Permítanme al respecto algunas reflexiones: Si bien en este año el volumen de las exportaciones diferentes al café aumentó en un 73% con relación al año pasado, en valor, la elevación fue sólo del 17%; en el sector agropecuario el desequilibrio fue aun mayor: en volumen el incremento fue del 8.2% y en valor, por el contrario, menos del 0.6%. Ha sido tal la caída de los precios internacionales de nuestros principales bienes de exportación, constituidos básicamente por bienes del sector primario, que el esfuerzo realizado se ha visto parcialmente anulado. Mientras en países industrializados bajas en los precios de sus productos de exportación se presentan como reflejo de aumentos proporcionales en la eficiencia de los factores de producción, o son inducidos por una reducción de costos de los insumos, en nuestro caso los menores precios recientemente registrados, han sido resultante del comportamiento de los mercados externos y afectan negativamente la rentabilidad de la producción interna. 4.- LA TRANSFERENCIA DE RECURSOS La prestigiosa “The Economist” en editorial del pasado 30 de noviembre, estima que, en los últimos doce meses, el índice mundial de precios de los alimentos sin procesar, ha caído en un 10%; el de metales en un 15% y el de petróleo en un 5.5%: el resultado fue el de una cuantiosa transferencia de recursos de los países pobres a los industrializados, equivalente a 65.000 millones de dólares. En tal sentido he escrito una vez y otra vez y otra vez a los jefes de estado de los países productores, obteniendo siempre de ellos respuestas teóricas positivas, de aceptación de nuestras reflexiones, pero los mecanismos ciegos continúan rodando la noria compulsiva. Lo anterior, sumado a las prácticas proteccionistas y a las altas tasas de interés, ha hecho más pesada la cuantiosa deuda externa de todas las naciones del tercer mundo, y limita su capacidad para adquirir los bienes y la tecnología indispensables para su desarrollo, e inclusive para repagar su deuda. 5.- LA AUDACIA EXPORTADORA Nuestro programa de ajuste macroeconómico y nuestras relaciones con los organismos financieros internacionales, han permitido evitar las drásticas contracciones de producción y empleo experimentadas en otros países del continente. Sin embargo, a largo plazo los precios de los bienes del sector primario, a más de ser altamente fluctuantes, presentan tendencias a la baja, con la excepción del café, el cual prosigue su ascenso en razón de la coyuntura brasileña que desde luego estamos vigilando minuciosamente con el sector cafetero y en contacto permanente y estrecho con las autoridades brasileñas. Ante esta perspectiva tenemos que ser audaces en fórmulas de apoyo a las exportaciones. Debemos buscar mecanismos que nos permitan colocar en los mercados internacionales productos con una mayor transformación industrial para reversar la tendencia secular del deterioro de los términos de intercambio. 6.- LA PROYECCION EXTERNA En Colombia hemos venido adquiriendo conciencia de que somos parte de un mercado mundial amplio, donde debemos participar con precios y calidad, y mediante una estructura de incentivos económicos hacia la producción de bienes que compitan con la producción extranjera. Sin embargo, tal tarea no rendirá sus frutos sino con una respuesta amplia y vigorosa del sector privado para elevar los niveles de eficiencia de sus empresas y mejorar la calidad de sus productos: el éxito de la política de promoción de exportaciones dependerá de tal respuesta. Es ya un lugar común decir que requerimos un sector productivo ágil, capaz de adaptarse a cambios en los métodos de producción, en los patrones de consuno y en las reglamentaciones y condiciones comerciales de otros países. Confiamos en que la empresa nacional utilizará al máximo las oportunidades que se han venido generando para las exportaciones. Con un esfuerzo mancomunado entre los sectores público y privado, se podrá afianzar el camino de la recuperación económica que permita nuevas oportunidades de empleo y cada vez mejores niveles de vida. Y para ello los dos instrumentos que hoy se convierten en ley, indican la simbiosis entre sector privado, parlamento y ejecutivo para proyectar nuestra economía hacia los mercados externos sobre la base de parámetros realistas y eficaces.