Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. NOTAS CLÍNICAS Duelo y manía A. Porcel, C. Agüero, C. Camañes y R. Calabuig Unidad de Psiquiatría. Hospital Universitario Dr. Peset. Valencia. La presentación y el curso del trastorno bipolar pueden modificarse de forma significativa por los acontecimientos vitales. Aunque es más frecuente su aparición como precipitantes de las fases depresivas, la bibliografía psiquiátrica recoge un buen número de estudios que relacionan los hitos biográficos con la aparición de manía. Este hecho se ha hallado con mayor frecuencia en fases iniciales, y su papel se ha interpretado como modificador de la sensibilidad de la respuesta al estrés. El duelo maníaco, en el que un episodio de manía de intensidad moderada o grave se presenta tras el fallecimiento de un ser querido, se ha descrito como una forma poco habitual de comienzo del trastorno. En la bibliografía internacional el número de casos recogidos es escaso, mientras que entre los autores españoles no hemos hallado ninguna descripción. Presentamos el caso de una mujer sin antecedentes psiquiátricos, que presentó un episodio de manía tras el fallecimiento de su esposo, al que siguió una fase depresiva y una recaída maníaca en el primer aniversario de la muerte. Se efectúa una revisión de las aportaciones sobre duelo y manía y de las principales interpretaciones. Bereavement and mania The presentation and the course of the bipolar disorder may be significantly modified by events in life. Although its appearance is more frequent in the onset of depressive phases, a large number of studies have related the bipolar disorder to the presentation of mania. This has been most frequently found in the initial phases, being considered a modifier in the sensitivity to response to stress. Manic mourning, in which an episode of moderate or severe mania is presented following the death of a loved one has been described as an uncommon onset of the disorder. The number of cases reported in the international literature is scarce, with no reports in the Spanish literature. We present the case of a woman with no previous psychiatric history who presented an episode of mania following the death of her husband. The onset was followed by a depressive phase and a manic relapse on the first anniversary of his death. A review of the literature on bereavement and mania and the main conclusions are reviewed. Key words: Bipolar disorder. Bereavement. Life events. Palabras clave: Trastorno bipolar. Duelo. Acontecimientos vitales. INTRODUCCIÓN La práctica clínica psiquiátrica proporciona experiencias que reflejan cómo el sustrato biográfico propio de cada paciente se imbrica en el trastorno que padece, ya sea de manera directa, como desencadenante, o modulando una presentación característica, que será en último término expresión de la individualidad del sujeto. En el trastorno bipolar, la bibliografía refleja bien esta idea, incidiendo en la influencia que los acontecimientos vitales (life events) tienen en la presentación y en el curso de la enfermedad1. Las interpretaciones actuales se centran en un modelo de vulnerabilidad biológica sobre el Correspondencia: Dr. Andrés Porcel Torrens. Unidad de Psiquiatría. Hospital Universitario Dr. Peset. Avda. Gaspar Aguilar, 90. 46017 Valencia. Correo electrónico: andresporcel@terra.es que los factores psicosociales, y especialmente los sucesos estresantes, actúan modificando el umbral de sensibilidad en la respuesta al estrés2. Aunque, en este sentido, los episodios depresivos han recibido mayor atención, la idea de que también los episodios maníacos puedan presentarse en respuesta a factores estresantes es comúnmente aceptada. A pesar de que el mismo Kraepelin apuntó ya una interpretación similar, considerando las causas externas a las alteraciones psíquicas como factores que influyen en la forma del cuadro clínico3, la opinión de que los episodios maníacos podían acaecer en relación con sucesos biográficos fue recogida principalmente por el pensamiento psicoanalítico. Desde este punto de vista, la manía se concibe como un proceso inverso e inseparable del de la depresión, una operación defensiva básica ante las presiones de la realidad y del super-yo. Representa 203 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 un desplazamiento de energía libidinal dirigido a efectuar un intento activo de descarga del dolor. La defensa frente a una herida narcisista produce un alejamiento de la realidad y una desestimación del super-yo, con la sobreinvestidura de un yo primitivo que sin freno “se siente eufórico, triunfante, por encima del dolor y de la muerte”4. En la concepción de la manía como una defensa extrema del ego queda implícita la posibilidad de que sucesos causantes de un intenso estrés sean capaces de desencadenar reacciones maníacas. Esta posibilidad fue abiertamente negada por Schneider. Basándose en el hecho de que un afecto positivo no evolucionaba hacia el estado maníaco, el autor alemán no admitió la posibilidad de una manía reactiva como la opuesta a una depresión5. Este concepto influyó decisivamente en las concepciones posteriores, de forma que fue ya en la década de los setenta cuando aparecieron estudios que relacionaban manía y acontecimientos vitales6,7, sobre una base epidemiológica y centrados en la evolución del trastorno antes que en interpretaciones de causalidad. Posteriores aportaciones se han centrado de forma sistemática, a partir del estudio y la comparación de datos objetivos, en explorar el papel que los factores de estrés tienen en la aparición de los episodios afectivos en el desarrollo de la enfermedad. Los trabajos de Ambelas sintetizan una postura en la que se sugiere una relación etiológica entre las vivencias estresantes y la aparición de manía8. Presentamos el caso de una mujer sin antecedentes psiquiátricos, que fue ingresada en dos ocasiones en nuestra unidad de psiquiatría, presentando un cuadro clínicamente compatible con episodio maníaco, que comenzó pocos días después de la muerte súbita de su esposo. El cuadro ilustra una forma relativamente infrecuente de presentación del trastorno, que se ha descrito en la bibliografía internacional en trabajos aislados, en forma habitualmente de reseñas de casos. En la bibliografía psiquiátrica española, a través de una búsqueda en la base de datos Índice Médico Español, no hemos hallado ninguna descripción específica, aunque haya alusiones a trabajos anglosajones. Efectuamos una revisión de la bibliografía sobre el “duelo maníaco”. CASO CLÍNICO Mujer de 42 años de edad, sin antecedentes de enfermedad psiquiátrica, que fue conducida a urgencias hospitalarias por cambios de conducta aparecidos tras la muerte súbita de su esposo, ocurrida un mes atrás. Desde dos días después del fallecimiento se había mostrado extremadamente locuaz, muy inquieta, con excesiva familiaridad hacia extraños, a menudo jovial y otras veces irritable y exigente. Había realizado gastos importantes, en parte contenidos por la familia, como cambiar todo el mobiliario de su casa, instalar nuevas líneas de teléfono 204 o adquirir un abrigo de visón. Ponderaba los bienes legados por su marido muy por encima de su verdadero valor. En este contexto, un médico le pautó benzodiazepinas, que no admitió por no considerarlas necesarias. Unos días después empezó a comentar a la familia que sólo ella conocía la causa de la muerte del esposo, un cáncer que nadie había advertido. Al mismo tiempo, les decía que se daba cuenta de los engaños de los médicos, pues el cáncer y el sida eran enfermedades inexistentes, y ella conocía el secreto para que desaparecieran. Fue visitada por un especialista, que le trató con dosis bajas de haloperidol y diazepam. Los días previos a su traslado a urgencias presentó marcado insomnio y creciente irritabilidad, que le llevó a situaciones de enfrentamiento en el seno familiar. En urgencias se evidenció aspecto excéntrico –vestida con una pieza del traje regional, con un medallón muy ostensible sobre el pecho– inquietud motriz, expansividad, hipertimia e irritabilidad, lenguaje verborreico, con asociaciones rápidas y pensamiento saltígrado. Centraba el discurso en la sensación de bienestar y lucidez que experimentaba, realizando cálculos en que combinaba de forma caprichosa las cifras de las fechas de la muerte de su esposo y la de su padre, de lo que extraía conclusiones que conectaban las causas de ambas. Presentó ideación delirante de carácter megalomaníaco, atribuyéndose capacidades extraordinarias de curación, expresadas de forma poco estructurada. No se detectaron alteraciones sensoperceptivas, ni había conciencia alguna de enfermedad. Ante la dificultad del tratamiento ambulatorio, se decidió el ingreso hospitalario. Entre los antecedentes médicos se reseñaron talasemia minor, hipermetropía e hipertrigliceridemia. Las pruebas complementarias analíticas y de neuroimagen realizadas fueron normales. Los antecedentes familiares eran irrelevantes. Se pautó tratamiento con risperidona y clonazepam, asistiéndose a una progresiva mejoría sintomática, desapareciendo la ideación delirante y mostrando labilidad afectiva que fue evolucionando hacia la estabilización. Se le diagnosticó de episodio maníaco. Tras el alta del centro presentó clínica depresiva de intensidad moderada que se prolongó unos 3 meses, respondiendo a tratamiento con citalopram. Con posterioridad, se instauró pauta de sales de litio, con 800 mg/día. Doce meses después del ingreso, y coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de su marido, fue traída de nuevo al hospital, presentando clínica compatible con un nuevo episodio maníaco de intensidad moderada-grave, por lo que requirió un segundo ingreso prolongado durante 3 semanas. Según la familia, los días previos al aniversario del fallecimiento abandonó el tratamiento, mostrándose eufórica, exaltada, irritable e inquieta, con insomnio, alteraciones de la conducta y realizando gastos excesivos, con expresión de proyectos de Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. A. PORCEL ET AL.– DUELO Y MANÍA futuro inapropiados. De nuevo respondió a tratamiento con antipsicóticos, manteniendo posteriormente la misma pauta de litio. Se le dio de alta con el diagnóstico de trastorno bipolar, episodio maníaco. DISCUSIÓN El curso del trastorno bipolar puede alterarse de forma significativa en función de la aparición o no de life events9. Aunque el suicidio se ha descrito especialmente en relación con las fases depresivas, existe un porcentaje de pacientes, cercano a la cuarta parte, que lo realiza durante una fase maníaca10. En los enfermos bipolares que se suicidan, la presencia de acontecimientos vitales previos que actúan como posibles desencadenantes se ha identificado en un 64%, proporción muy similar a la hallada en depresivos unipolares11. Los acontecimientos vitales se han hallado con más frecuencia ligados a los episodios maníacos iniciales y adquirirían un papel menos significativo a medida que el trastorno evoluciona, lo que se ha interpretado como una sensibilización progresiva desde la hipótesis del “encendido” o kindling. Este hallazgo, compartido también por los pacientes unipolares, se ha replicado en varios trabajos de distintas procedencias12-15, siendo entre nosotros confirmado por Sáiz et al 16 . Sin embargo, Swendsen et al17, en un estudio de seguimiento de vulnerabilidad de pacientes bipolares frente al estrés, relacionan la posibilidad de recaída con la intensidad del mismo y no con el tiempo de evolución de la enfermedad, hallando incluso más susceptibilidad en enfermos con mayor número de episodios previos. Asimismo, los life events se han hallado más implicados en los trastornos bipolares de comienzo tardío16,18,19, aunque puedan hallarse, una vez más, resultados dispares. Mathew et al describen una mayor relación en pacientes jóvenes en el inicio de la enfermedad20. En cuanto al género, se ha reseñado mayor proporción de acontecimientos estresantes en mujeres12,16, aunque las tasas de suicidio en relación con sucesos adversos son significativamente mayores en varones en los trabajos de Isometsä et al10,11. Los acontecimientos vitales ligados a la manía son con mayor frecuencia adversos. El duelo por familiares cercanos se ha señalado en diversas ocasiones como el más frecuente12,19,20. Otros sucesos implicados de forma determinante han sido los conflictos conyugales, que Pardoen describe como el precipitante más común de episodios maníacos e hipomaníacos21. La relación entre la experiencia de duelo y la enfermedad ha sido a menudo objeto de interés22,23. La muerte del cónyuge se considera, en la Escala de Reajuste Social, el acontecimiento vital causante de mayor estrés24. Hudgens et al hallaron entre las personas entrevistadas, durante el duelo por diversos deudos, diferencias signifi- cativas en la intensidad de sentimientos de pérdida entre las personas que habían sobrevivido al cónyuge25. La aparición de manía en el duelo está documentada desde la literatura clásica, si bien se ha considerado siempre una entidad infrecuente, de perfiles poco delimitados, que van desde su inclusión entre las formas raras de duelo patológico26 hasta su descripción en pacientes previamente diagnosticados de diversos trastornos psiquiátricos. Los estudios recientes sobre series amplias de población normal27 y sobre pacientes con duelo complicado28-30 no han hallado episodios maníacos como una forma de reacción al fallecimiento de los seres queridos. Según la revisión de Bourgeois y Degeilh31, la “manía de duelo” o “duelo maníaco” –la funeral mania anglosajona– fue descrita como tal por primera vez en los escritos de Bonnafous-Sérieux y Ey, en 1938. Con posterioridad y hasta 1975, la bibliografía psiquiátrica europea recoge trece observaciones más, una de ellas del mismo Ey en 1954 y otras tres de Scatti y Cerletti en 1969. Sobre el total de los 14 pacientes descritos en estos trabajos, existe un predominio del sexo femenino (11 mujeres), con una edad media de 42 años (entre los 18 y los 67) y un tiempo de latencia de aparición entre la muerte de los allegados y la clínica maníaca no superior a 20 días. En pocas ocasiones se describen ideas delirantes, y éstas son coherentes con el estado anímico exaltado. Todos los enfermos requirieron hospitalización, y la mayoría respondió con rapidez al tratamiento farmacológico. La evolución posterior fue hacia el polo depresivo en 5 casos, un estado mixto en dos y la eutimia en siete más. En 5 casos existían episodios maníacos anteriores, en dos hipomanías y en otros dos episodios depresivos. En 1977, Rickarby recogió 4 casos de manía asociada al duelo, en pacientes ya diagnosticados previamente de trastornos afectivos32. En el año siguiente, Hollender y Goldin33 aportaron otro, y en su revisión citaron 25 casos en toda la bibliografía examinada. Estos dos artículos han recogido el mayor número de referencias en las aportaciones aparecidas posteriormente, contribuyendo a fijar las características de la funeral mania: inicio de la clínica en menos de una semana tras el fallecimiento, episodio de intensidad moderada o grave con hospitalización, aparición de depresión en los meses siguientes a la resolución del cuadro y antecedentes habituales conocidos de trastorno bipolar. De modo menos unívoco, se ha descrito una cierta preponderancia en mujeres, en edades medias de la vida. En la década de los ochenta se publicaron nuevas aportaciones, siempre en forma de reseña de casos, que compartían estos mismos rasgos34-38. El duelo se consideró en todos ellos el desencadenante del episodio, actuando como factor de estrés en la descompensación clínica de los pacientes, del mismo modo que podrían hacerlo otros acontecimientos vitales significativos. En 1986, Kubacki39, en un trabajo sobre el seguimiento de 31 pa205 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 cientes tras un primer episodio maníaco, halló el duelo como factor desencadenante en una séptima parte de los varones y en una cuarta parte de las mujeres, datos que contrastan con la escasa representación del duelo maníaco en la bibliografía. Otros factores psicosociales precipitantes se dieron en 13 episodios, una proporción inferior a la de los factores biológicos: climaterio, enfermedades medicoquirúrgicas y otras disfunciones orgánicas. El caso que reseñamos es muy representativo del duelo maníaco, y reúne las características clínicas reseñadas de forma más corriente. No es frecuente que se presente como el inicio de un trastorno bipolar. El mayor número de descripciones recogidas se efectúa en pacientes ya anteriormente diagnosticados de episodios afectivos. Tras el inicio, el curso se dirigió hacia la depresión, de moderada intensidad, lo que se halla dentro de las formas más habituales. Sin embargo, en lugar de dar lugar esta fase a la elaboración del duelo, el aniversario de la pérdida volvió a desencadenar la clínica de manía, actuando de nuevo como factor precipitante. Se trata de una forma poco usual de comienzo del trastorno, con escaso reflejo en la bibliografía psiquiátrica española (a través de la búsqueda en el Índice Médico Español no hemos localizado ningún caso), que refleja de forma privilegiada la interacción de lo biológico y lo afectivo en la expresión de la enfermedad, la integridad del ser humano que sufre. BIBLIOGRAFÍA 1. Rojo Moreno L, Livianos Aldana L. Trastornos del humor: episodio maníaco. En: Barcia Salorio D, editores. Tratado de psiquiatría. Madrid: Arán Ediciones, 2000; 379-405. 2. 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