JUVENTUD La Resignificación de la EXPERIENCIA COTIDIANA ¿ ¿ contecimientos, otorgarles un valor o un sentido diferente; los acontecimientos adquieren un significado nuevo que se agrega al que ya tenía o lo cambia por completo, y se produce un enriquecimiento. ¿Cómo hacemos para activar esto en nuestra experiencia cotidiana? ¿Cómo se favorece? ¿Qué requiere de nosotros? Hoy más que nunca necesitamos encontrar nuevos sentidos a nuestra vida cotidiana, a esa serie de decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestro día y en las que se juega nuestra felicidad. Tal como expresan Sabina D’Urbano y Cecilia Bentancourt en De manantiales y rabdomantes, “en la experiencia vital cotidiana abarcante, dinámica, caótica, cíclica e inédita, vivimos nuestra danza con “LA” Vida, al ritmo de una paradoja: las de dos necesidades propias de de la condición humana: la necesidad de seguridad (quisiéramos tener todo bajo control) y la necesidad de riesgo (los desafíos nos atraen y nos dinamizan)”. ¿Qué se necesita entonces para resignificar nuestra vida cotidiana? ¿Qué se necesita para encontrarle un nuevo sentido a la vida cotidiana? La intención, nada más ni nada menos que la intención. Levantarme cada día y volver a recordar esta intención, renovar esta intención, y volver a invocarla en cada nuevo día que comienza. Necesitamos renovar cada día nuestra capacidad de construir y aceptar la invitación que Dios nos hace a seguir creando esta historia de la humanidad. Contemplar la maravilla de que cada uno de los de seres humanos que habita nuestra Tierra está convocado a aportar lo más genuino, lo más original, eso único y distinto que vive en su interior, pero a la vez cada uno regalando algo distinto. 22 JUVENTUD P !" #$%# & "' &"#() que encierra en sí mismo el potencial de felicidad y realización? ¿Qué nos distrae? ¿Qué nos detiene a la hora de ser artesanos de nuestra vida? Al parecer en algún momento algo nos adormece, nos inunda una especie de olvido de esta sabiduría, algo nubla nuestros sentidos, nuestra capacidad de sentir y vibrar con la vida. Es allí cuando parece que funcionáramos con piloto automático, repitiendo lo mismo que hicimos ayer, la semana pasada y el mes anterior y desconectamos de nuestras intuiciones… dejamos de preguntarnos… nos vamos alejando de nosotros mismos... En definitiva, sólo se trata de permanecer fieles a nosotros mismos, leales a ese espíritu que nos habita, fieles a lo más genuino que habita en nuestro interior con todo lo que trae de aventura y de riesgo, de incierto y de atractivo. Asumir la tarea de construirnos es todo un acto de fe que requiere honesta escucha de lo que surge en nuestro interior. Como en un cuento que escuchábamos cuando éramos niños, muchos peligros acechan al emprender este sendero: miedos, pesimismo, desesperanza, cansancio… ¿Y si tomamos la responsabilidad de crearnuevasformas?Podríamosrecordarnos una y otra vez y todas las veces que sea necesario, que a cada minuto tenemos la oportunidad de crear nuevas formas de ser, abrazando la misión de la tarea cotidiana. El Homo Complexus, que nombra Edgar Morin, es sapiens y demens (racional y delirante), es faber y ludens (trabajador y lúdico), es empiricus y consumans (económico y dilapilador), es prosaicus y poeticus (prosaico y poético). Con toda esta multiplicidad interior, como en un holograma, el Homo Complexus expresa el cosmos en sí. Adultos y jóvenes necesitamos seguir creando nuevas formas que nos expresen más completamente, que expresen la complejidad que nos habita. Hace poquito escuchando a un astrónomo, me maravilló la expresión: “la vida es expansión”. El universo está en expansión y ese mismo movimiento es el que reclama nuestra vocación, en un camino que es individual y colectivo, personal y comunitario, un camino siempre cambiante y que adquiere nuevos matices con cada experiencia vital. Gabriela Zengarini dice que, hoy, la misión es una pasión por el encuentro y la comunicación, para tejer nuevas relaciones y nuevas geografías humanas. En esta misión de expandir nuestra vocación nos necesitamos unos a otros. ¿De qué forma podríamos habilitarnos unos a otros a desarrollar eso que cada uno trae en esencia? ¿Qué permisos necesitamos darnos para acompañarnos en este delicado y frágil proceso? p## &"*+, $ #-# +'# & nuestro manantial; dejarnos permear por esta Agua capaz de calmar la sed y transformar nuestra forma de comprender lo que nos está pasando. Allí nos espera Jesús para entrar en diálogo y animarnos a ser quienes somos. Aquí y ahora, en muchos lugares hay hombres y mujeres que se la juegan por re-inventar cada día experiencias de fraternidad. Todo está por hacer; y como dice Teresa Parodi en su Canción Repentina: “hoy celebramos la esperanza cocida a mano y a medida”. Claudia Cuneo A modo de vibración podríamos inspirarnos unos a otros, hacernos espejo del otro, activar algo que ya anida en el otro, ¡tan distintos y tan iguales! “Gotas diferentes, pero gotas todas iguales, somos una marea de gente, todos diferentes, remando al mismo compás” (Macaco). Según la etimología griega de la palabra experiencia, la partícula ex significa movimiento hacia afuera, salir de sí; la partícula peri significa movimiento por todos lados, en torno a, y encia significa conocimiento profundo. La tarea nos involucra a las distintas generaciones (niños, adolescentes, jóvenes y adultos) de una manera diferente. Una generación se vuelve referente para la otra. Como adultos nos toca velar por nuestras convicciones y sueños más genuinos mirando de frente nuestras contradicciones y conflictos, entrenando y ejercitando el ser cuidadores de la vida. ¿Qué pistas podríamos seguir para encontrar nuevos sentidos a nuestra experiencia cotidiana? Una y otra vez, estamos invitados a volver a sentarnos al borde del pozo 23