e77-2 & Parte X Genética humana Los rasgos complejos pueden presentar dificultades intrínsecas para su estudio si existen problemas con la precisión del diagnóstico clínico. Esto es especialmente cierto para los rasgos conductuales. Un punto de partida en el análisis genético de un rasgo complejo es obtener evidencias que respalden una contribución genética y estimar el peso relativo de los factores genéticos y ambientales. Los rasgos complejos suelen presentar un agrupamiento familiar, pero no se transmiten según un patrón regular como la herencia autosómica dominante o recesiva. Los rasgos complejos suelen mostrar variación entre los distintos grupos étnicos o raciales, lo que posiblemente refleje las diferencias en las variantes génicas entre estos grupos. La evaluación de la posible contribución genética comienza con la determinación de si el rasgo se observa entre individuos emparentados con más frecuencia que en la población general. Una medida habitual de la familiaridad es el riesgo de los familiares de primer grado (que suele designarse con el símbolo ls), que es igual a la proporción entre la prevalencia en hermanos y/o progenitores y la tasa de prevalencia en la población general. Por ejemplo, la ls para la diabetes tipo 1 es de alrededor de 15. La recogida de los datos familiares también permite analizar los posibles modelos de herencia utilizando un método denominado análisis de segregación. La fuerza relativa de los factores de riesgo genéticos y no genéticos puede estimarse por el análisis de los componentes de la varianza, y la heredabilidad de un rasgo es la estimación de la fracción de la varianza total a la que contribuyen los factores genéticos (fig. 77-2). No es infrecuente que una minoría de casos esté causada por mutaciones monogénicas (herencia mendeliana), trastornos cromosómicos y otros trastornos genómicos. A menudo, estas causas menos frecuentes de la enfermedad suelen proporcionar una información relevante acerca de las principales vías moleculares implicadas. Las regiones cromosómicas con genes que podrían contribuir a la susceptibilidad a la enfermedad podrían en teoría localizarse mediante mapeo de ligamiento que localiza las regiones del ADN que se heredan en las familias con la enfermedad específica. No obstante, en la práctica, esto ha resultado ser bastante difícil para los rasgos más complejos, ya sea por una escasez de familias o porque el efecto de los loci genéticos individuales es débil. Los estudios de asociación genética tienen una mayor potencia a la hora de identificar variantes génicas habituales (>5% de la población) que confieren un mayor riesgo de enfermedad, pero no logran su objetivo si las variantes génicas causantes de enfermedad son relativamente infrecuentes. La detección del efecto modesto [(Figura_3)TD$IG] Figura 77-3 Distintas combinaciones de polimorfismos de nucleótido único (SNP) se encuentran en diferentes personas. Las localizaciones de estos SNP pueden precisarse en mapas de genes humanos. Después se pueden utilizar para crear perfiles que se asocian con diferencias de la respuesta a un fármaco, como la eficacia y la ausencia de eficacia. (Adaptada de Roses A: Pharmacogenetics and the practice of medicine, Nature 405:857–865, 2000. Copyright 2000. Reimpresa con autorización de Macmillan Publishers Ltd.) de cada variante y las interacciones con los factores ambientales requiere estudios de un poder estadístico adecuado, que suelen incluir miles de personas. Tanto el mapeo de ligamiento como los estudios de asociación requieren marcadores a lo largo del ADN que puedan determinarse o genotipificarse con técnicas de laboratorio a gran escala y de alto rendimiento. Los marcadores que suelen usarse son los microsatélites y los polimorfismos de nucleótidos únicos (acrónimo inglés, SNP; fig. 77-3). Aunque todos los seres humanos tienen el mismo material genético, el genoma de cada persona es ligeramente diferente. Una muestra de la misma región del genoma de alrededor de 50 personas revelará que alrededor de 1 de cada 200 bases varía respecto de la forma más común. Aunque la mayoría de los SNP carecen de una función evidente, algunos alteran la secuencia de aminoácidos de la proteína o afectan a la regulación de la expresión génica. Algunas de estas alteraciones funcionales afectan directamente a la susceptibilidad a la enfermedad. Un fenotipo clínico complejo puede definirse por la presencia o ausencia de una enfermedad como rasgo dicotómico, o por la selección de una variable con relevancia clínica, como el índice de masa corporal en la obesidad, que es un rasgo cuantitativo o continuo. Aunque tal vez sea imposible definir subgrupos de pacientes de antemano basándose en mecanismos patológicos comunes, cuanto más uniforme sea el fenotipo, más probable es que un estudio genético sea satisfactorio. La heterogeneidad de locus es la situación en la que un rasgo se debe a la acción independiente de más de un gen. La heterogeneidad alélica indica que más de una variante en un gen particular puede contribuir al riesgo de enfermedad. [(Figura_2)TD$IG] Figura 77-2 Concepto de heredabilidad. La varianza fenotípica de un rasgo concreto puede subdividirse en las contribuciones de la varianza genética, varianza ambiental y la varianza de la medición. Esto suele determinarse de forma empírica. La heredabilidad se define como la proporción de varianza fenotípica explicada por la varianza genética. Se puede estimar la heredabilidad a partir de la correlación de un rasgo cuantitativo entre familiares. Capítulo 77 La genética en las enfermedades comunes & e77-3 El desarrollo de un rasgo o de una enfermedad a partir de un mecanismo no genético da lugar a una fenocopia. Estos tres factores suelen contribuir a la dificultad a la hora de identificar genes individuales de susceptibilidad a la enfermedad, porque reducen el tamaño efectivo de la población del estudio. La probabilidad de que una persona portadora de cualquier variante o alelo (unidad heredada, segmento de ADN, o cromosoma) en un gen esté afectada con una enfermedad específica tiene un valor numérico determinado, que se denomina penetrancia. Algunas enfermedades manifiestan sus signos sólo en una etapa avanzada de la vida (penetrancia relacionada con la edad), lo que podría hacer que se clasificase de forma errónea a los niños que en realidad tienen el gen causante de la enfermedad como no afectados. Los trastornos monogénicos suelen estar ocasionados por mutaciones con una penetrancia relativamente alta, pero algunas variantes comunes tienen una penetrancia muy baja, porque su contribución global a la enfermedad es pequeña. Muchas de estas variantes comunes pueden contribuir al riesgo de padecer una enfermedad para un rasgo complejo. De forma ideal, las exposiciones ambientales relevantes deberían medirse y en una población, porque puede haber una interacción de dependencia entre el factor ambiental y la variante genética específica. Un ejemplo de ello es la probable necesidad de que una infección viral preceda al inicio de la diabetes tipo 1. Aunque se sospecha con fuerza que las interacciones entre un gen y el ambiente desempeñan un papel destacado en las enfermedades comunes, es difícil identificarlas y medirlas. Los estudios muy extensos con una recopilación uniforme de información sobre las exposiciones ambientales son infrecuentes. MAPEO DE LIGAMIENTO Los estudios de ligamiento se usaron en el pasado para aislar los genes que provocan síndromes genéticos infrecuentes; se han utilizado métodos modificados para identificar las regiones cromosómicas ligadas a enfermedades más comunes. Los estudios de ligamiento consisten en marcar segmentos del genoma de una persona con marcadores que permitan la identificación de segmentos que se han heredado en la familia junto con una enfermedad. Los marcadores suelen ser microsatélites o SNP que definen y ayudan a distinguir cuál es el tipo de alelo que porta cualquier persona. El tipo de un alelo se denomina genotipo. Los análisis de ligamiento de las enfermedades comunes han mostrado resultados desiguales. Los factores como la heterogeneidad, la pleiotropía, la expresividad variable y una penetrancia reducida, además de la variabilidad de la exposición ambiental, debilitan la potencia de los estudios de ligamiento en los rasgos complejos. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. ASOCIACIÓN GENÉTICA En las enfermedades comunes multifactoriales los análisis de asociación pueden utilizarse para identificar los genes con un papel causal relevante. Hay dos tipos de estudios de asociación: asociación directa, en los que la propia variante causal se analiza para ver si su presencia se correlaciona con la enfermedad, y la asociación indirecta, en la que se utilizan marcadores que tienen una proximidad física a la variante con relevancia biológica a modo de sustitutos. La correlación de los marcadores con otras variantes genéticas en pequeñas regiones del genoma se denomina desequilibrio de ligamiento. La asociación indirecta es posible gracias a la reciente construcción de un mapa genético detallado en tres poblaciones de referencia (europeos, asiáticos, personas de África Occidental) mediante el International HapMap Project. Se han identificado SNP que marcan la mayor parte del genoma y pueden genotipificarse a bajo coste utilizando micromatrices especialmente diseñadas. Se emplean tres diseños básicos para el análisis de la asociación: un diseño de casos-controles, donde se compara la frecuencia de un alelo en el grupo de personas afectadas con su frecuencia en el grupo de personas no afectadas, un estudio de controles basado en familias, en el que los progenitores o hermanos de un individuo afectado se usan como controles, así como un diseño de cohortes, en el que un gran número de personas se evalúan y después se siguen para detectar el inicio de varias enfermedades. El análisis de cohortes es muy caro y hay pocos estudios de cohortes verdaderos. Los estudios de controles basados en familias tienen un cierto atractivo para las enfermedades pediátricas, porque suele ser posible incluir a los progenitores. Estos estudios resuelven un problema fundamental a la hora de evaluar la asociación, porque los progenitores tienen una correspondencia perfecta en cuanto a su trasfondo genético. Cuando se incluye a los progenitores, la prueba estadística usada para estos estudios se denomina análisis de desequilibrio de transmisión (acrónimo inglés, TDT). El TDT compara el genotipo transmitido con el genotipo no transmitido que se deduce. El éxito de todos los análisis de asociación depende del diseño de un estudio dotado de una potencia estadística adecuada, con el número suficiente de personas, y con la medición precisa de un rasgo para evitar una clasificación fenotípica errónea. En los estudios amplios basados en la población, la confusión debida al origen étnico o a la estratificación de la población podría distorsionar los resultados. Algunas variantes genéticas son más frecuentes en personas de un grupo étnico concreto, lo que puede provocar una asociación aparente de una variante con una enfermedad cuando la tasa de la enfermedad resulta ser superior en ese grupo. Esta asociación no sería una auténtica asociación entre un alelo y la enfermedad, pues la asociación se confundiría por el trasfondo genético. Los análisis basados en la familia que emplean el TDT son inmunes a la estratificación de la población. Sin embargo, el TDT y los diseños relacionados de los estudios tienen una eficacia intrínsecamente menor que los estudios de casos y controles. Los métodos más novedosos para medir un desajuste sutil entre los casos y controles que utilizan muchos miles de marcadores genotipificados de forma rutinaria en estudios de asociación del genoma completo permiten explicar este efecto. Los estudios de asociación deberían convertirse en una herramienta potente para encontrar la variación genética que confiere el riesgo a una persona; el efecto de cualquier variante genética será una contribución muy pequeña a la compleja vía de la enfermedad. Se han encontrado variantes genéticas que implican a un gen nuevo en un proceso, lo que ha motivado investigaciones más profundas sobre los sistemas que afectarán a la evolución de la enfermedad. Muchos estudios han señalado asociaciones como la de la variante ApoE4 con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer. Muchos resultados publicados de asociación no son reproducibles; puede que los datos incoherentes se deban a una potencia estadística y a una estratificación insuficientes. Hasta principios de 2010 se habían descubierto más de 1.600 asociaciones de enfermedades para más de 200 rasgos con relevancia médica y se habían replicado en estudios a gran escala. Los nuevos métodos de bajo coste para secuenciar genomas completos de personas podrían permitir en breve una evaluación más exhaustiva de todo el rango de variantes genéticas que podrían estar implicadas en enfermedades comunes. El objetivo de que un genoma cueste 1.000 dólares parecía lejano hace tiempo, pero puede que se alcance pronto. Las variantes genéticas raras, incluidas pequeñas inserciones o deleciones, podrían resultar fundamentales para explicar el impacto de los factores genéticos en enfermedades pediátricas relevantes, como el autismo, malformaciones cardiovasculares y otros defectos congénitos. Otros rasgos comunes, como la obesidad, diabetes y enfermedades autoinmunitarias también podrían afectarse por variantes raras.