ESPECTROSCOPIA DE MOLÉCULAS POR RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR (RMN) SEGÚN EL MODELO DE DESPLAZAMIENTO QUÍMICO INTRODUCCIÓN La Resonancia Magnética Nuclear (RMN) es un fenómeno físico por el que núcleos atómicos situados bajo la influencia de un campo magnético exterior de intensidad determinada absorben selectivamente energía del rango de radiofrecuencias pasando a un estado excitado., proceso que se conoce como interacción Zeeman. Al cesar el aporte energético externo, estos mismos núcleos devuelven la energía absorbida para regresar a su situación de equilibrio termodinámico, en un proceso de relajación que puede ser captado, medido y cuantificado permitiendo la identificación de la molécula donde se ubican pues la liberación ocurre de forma característica según el tipo de átomos que los rodean y los enlaces establecidos con esos átomos. Además, en la señal de relajación pueden identificarse sus coordenadas espaciales de origen, que junto a la información anterior y procesada con medios adecuados permite establecer un ‘mapa’ o información morfológica de la estructura donde se ha originado. La Resonancia Magnética Nuclear (RMN) es, por lo tanto, una técnica instrumental no destructiva que permite el análisis de compuestos orgánicos y algunos inorgánicos. Por medio de ella se puede deducir la identidad de la gran mayoría de compuestos orgánicos conocidos y desconocidos. Tan sólo se necesitan unos cuantos miligramos de sustancia para realizar un análisis. Por su versatilidad y la riqueza de la información que produce, es la técnica más usada en la identificación de nuevos compuestos orgánicos. El rango de posibles aplicaciones de la resonancia magnética nuclear es demasiado amplio para incluir una lista completa, pero algunas son: • Verificación del grado de pureza de materias primas. • Análisis de drogas y fármacos. • Desarrollo de productos químicos. • Control de calidad de productos químicos. • Investigación de reacciones químicas. • Identificación de sustancias desconocidas. • Análisis de polímeros. ESTRUCTURA ATÓMICA Y ESPÍN Los núcleos atómicos se describen como espacios ocupados por partículas subatómicas llamadas protón y neutrón y rodeados de capas de electrones donde se ubican tantos como protones estableciéndose así un modelo eléctricamente neutro. El número total de protones presentes en un núcleo se conoce como número atómico, es característico de la especie atómica a la que pertenece y se representa con la letra Z. La suma de protones y neutrones de un núcleo se conoce como número másico, no caracteriza la especie nuclear al existir isótopos y se representa con la letra A. En la formulación de un elemento, estas dos características se representan de la siguiente manera: web.educastur.princast.es/.../3eso/3esotema4.htm No todos los elementos periódicos son igual de susceptibles al fenómeno de magnetización y, por tanto, de resonancia. En relación con las características nucleares señaladas son susceptibles, y por lo tanto útiles para investigación por esta técnica, los núcleos cuyo número atómico o másico o ambos es impar y no poseen igual cantidad de protones que de neutrones. En este sentido los más empleados en la actualidad para la investigación por resonancia magnética, tanto es técnicas de imagen como espectroscópicas son el Hidrógeno-1, al que se le atribuye un sensibilidad magnética de valor relativo 1 (100%) y, en menor medida, los núcleos de fósforo-31, carbono-13, sodio-23 y otros cuyos valores de abundancia biológica y sensibilidad magnética pueden verse en el siguiente cuadro: SOTOPO ABUNDANCIA NATURAL ISOTÓPICA SENSITIVIDAD RELATIVA NUMERO CUANTICO SPIN 1H 99,9 0,4 100 100 100 1 0,001 0,84 0,1 0,06 1/2 1/2 1/2 3/2 1/2 15N 19F 23Na 31P Los núcleos atómicos realizan un movimiento de giro sobre su eje llamado espín que representa su momento magnético. En ausencia de una fuerza o energía externa la orientación de este giro es al azar mientras que bajo la acción de un campo magnético la orientación del movimiento puede ser a favor de las líneas de ese campo magnético (situación down o de baja energía o en paralelo) o en contra de ese flujo magnético (situación up, de alta energía o en antiparalelo). A B Orientación de los núcleos. En A se aprecia la orientación al azar en ausencia de una fuerza inductiva externa. En B se alinean a favor o en contra del campo magnético que actúa sobre ellos, representado por la magnitud H0 (flecha verde) http://www.chem.ucalgary.ca/courses/351/Carey/Ch13/ch13nmr-1.html Como puede apreciarse en esta imagen , no todos los núcleos se alinean en paralelo ni en antiparalelo frente a la acción del campo magnético. Hay una proporción mínima favorable a los alineados en paralelo en el caso del Hidrógeno (3 a 2 en la imagen, si bien en condiciones reales el número de protones en estado energético más bajo en exceso sobre el número de protones en antiparalelo es muy bajo: 3 por 1.000.000) pero que es crítica a la hora de conseguir un estudio adecuado de cualquier material ya sea por imagen o por espectroscopia empleando esta técnica, pues son precisamente los alineados en paralelo los que nos proporcionarán la señal que procesada posteriormente por los medios informáticos adecuados nos dará los elementos para la valoración analítica o la formación de la imagen, ya que SATURACION las probabilidades de que un núcleo absorba energía o sea estimulado para emitir la energía absorbida será proporcional al exceso de población nuclear en el estado energético más bajo. ABSORCION Ilustración del energético entre los estados de alta y baja energía de una población nuclear, según la intensidad del campo magnético que actúa sobre ellos. http://personales.com/espana/madrid/fourier/es pect.htm EXCESO DE POBLACIÓN NUCLEAR En realidad todo lo expuesto hasta aquí es una simplificación de un fenómeno que es más complejo en la mayoría de los núcleos. Solo en el caso de elementos como el Hidrógeno-1, el Carbono-13, el Flúor-19 o el Silicio-29 se dan estas dos posibles orientaciones alternativas; en el resto de núcleos sensibles a la acción de un campo magnético es necesario considerar sus números cuánticos para conocer el número total de orientaciones posibles que pueden adoptar respecto a las líneas del campo magnético externo actuante. En los casos anteriormente citados, todos de número quántico 1/2, solo se dan esas dos. Los números cuánticos de un elemento son 4: n, l, m y s. Cada uno de ellos, responden a distintos valores y estarían vinculados con la tabla periódica de los elementos: más específicamente con el lugar que ocupe un determinado elemento. Para el caso de n= número cuántico principal, determina el nivel, capa o periodo al cual pertenece el elemento. l es el número cuántico azimutal o secundario y determina el subnivel al cual pertenece el elemento. m es el número cuántico magnético, determina el orbital al cual pertenece el elemento en cuestión y por último s, es el número cuántico espín que determina si es positivo o negativo. Existen limitaciones para asignar estos valores y estarían vinculados con el Principio de exclusión de Pauli. Para el estudio de las consecuencias de la aplicación de una fuerza magnética exterior, es de interés el número cuántico m que determina los posibles estados energéticos que ese elemento puede adquirir como reacción a la acción de esa fuerza. Las partículas subatómicas del núcleo también giran sobre sí e inducen campos electromagnéticos pero son tan débiles que no afectan al campo inducido en un volumen material. Es necesario aclarar que los núcleos no hacen un giro alrededor de las líneas del campo en un sentido perfectamente axial sino que giran alrededor de las mismas recordando el giro que describe un trompo y a este movimiento se le llama precesión*, similar al que realiza el planeta Tierra alrededor de su eje. Momento magnético generado por un movimiento de precesión de un núcleo (* un vídeo de precesión de la Tierra se encuentra en:http://video.google.es/videoplay?docid=8862814180787035141) La respuesta de los átomos susceptibles a la inducción electromagnética externa no es por otro lado homogénea ni siquiera entre los átomos de un mismo elemento, pues existe un efecto de ‘apantallamiento’ por parte de los electrones corticales que poseen y por la de otros elementos que se les sitúan en sus inmediaciones, especialmente los de aquellos que han establecido algún tipo de enlace químico con ellos que puede, incluso, bloquear la inducción. Este tipo de efecto se da en núcleos dotados o rodeados de un elevado número de electrones corticales en los cuales la suma de los espín electrónicos de estas mismas partículas es capaz de contrarrestar la influencia de la inducción magnética. Esto provoca que distintos núcleos de un mismo elemento no tengan una respuesta homogénea frente a la irradiación con energía externa y ofrezcan, en consecuencia, una gran variabilidad de respuestas según el entorno químico donde se encuentren situados. El análisis de estas respuestas es la base de la espectroscopia por resonancia magnética. Las variaciones en las frecuencias de absorción energética por resonancia que muestran los núcleos por su diferente apantallamiento y que posibilita la identificación del entorno molecular donde se ubican recibe el nombre de desplazamiento o corrimiento químico y se mide en unidades delta ( d o partes por millón (ppm). Una definición de desplazamiento químico es esta: Al aplicar un campo magnético a una molécula se inducen momentos magnéticos electrónicos de sentido contrario al campo aplicado que lo "apantallan" ligeramente. El grado de apantallamiento (definido por la constante de apantallamiento: s) depende de la densidad electrónica de cada región de la molécula. Según el apantallamiento que experimenta cada protón su frecuencia de resonancia es ligeramente distinta: hn = 2mmH0(1-s). Utilizando una sustancia de referencia, se define el desplazamiento químico de cualquier protón como: d (ppm) =106(nmuestra – nreferencia)/nespectrómetro. El desplazamiento químico de un protón es independiente del instrumento utilizado y tiene valores característicos para cada grupo funcional. http://bifi.unizar.es/jsancho/estructuramacromoleculas/18rmn/18rmn.htm El elemento más profusamente utilizado para la realización de estudios tanto espectroscópicos como de imagen por resonancia magnética es el Hidrógeno pues concurren en el mismo dos factores: su gran abundancia y el hecho de poseer un solo protón en su núcleo, lo que hace que pueda manejarse según los parámetros deseados y relativamente sencillos. De ahí que se hable muchas veces de estudios de resonancia del protón del hidrógeno o simplemente del protón. CAMPOS MAGNÉTICO Y ELÉCTRICO Un campo, en el sentido físico del término, debe entenderse como un espacio donde se pone de manifiesto un fenómeno. Se puede definir campo eléctrico como el espacio de fuerza que una carga eléctrica puntual inmóvil y aislada crea a su alrededor y que se manifiesta cuando en ese espacio aparece otra carga. La representación más común de este espacio de fuerza es la siguiente: Las dos magnitudes que pueden describirse en el mismo, intensidad y dirección vienen representadas, respectivamente, por la separación de las líneas y por el sentido de estas que informa de si la interacción es atractiva o repulsiva. Representación de campos eléctricos creados por cargas puntuales negativa y positiva. Cuando una carga eléctrica está en movimiento el espacio de fuerza que es.wikibooks.org/wiki/Electricidad genera a su alrededor en su desplazamiento se denomina campo magnético el cual puede definirse como la transmisión de la perturbación espacial originada por la propia carga. La forma de poner de manifiesto este espacio es hacer circular una segunda carga por el mismo para objetivar si es objeto de acción de la fuerza del campo originado por la primera. La forma en la que puede percibirse o ponerse de manifiesto la intensidad, la dirección y el sentido de un campo electromagnético –las tres magnitudes que lo describen- es a través de sus líneas de campo o líneas de fuerza, definibles como lugares de materialización de esa misma fuerza cuando entra en contacto con un material susceptible de experimentar su acción. El flujo magnético originado se ordena alrededor de la carga generadora en forma de líneas que se aproximan de forma infinitesimal hasta confluir en dos lugares del campo conocidos por ello como polos. Esas líneas guardan entre sí una distancia crítica que es inversamente proporcional a la intensidad del flujo de cada punto. Un ejemplo es la colocación de limaduras de hierro alrededor de un imán: las limaduras se ordenan manifestando la materialización del campo en forma de líneas que identifican la interacción de la intensidad magnética con ese material particular. (www-istp.gsfc.nasa.gov/Education/Mfldline.html ) El flujo magnético, generalmente representado con la letra griega F, es una medida de la cantidad de magnetismo, a partir de la fuerza y la extensión de un campo magnético. El flujo (F) a través de un área perpendicular a la dirección del campo magnético, viene dado por el producto de la densidad de campo magnético o número de líneas de fuerza por unidad de superficie (B) por la superficie (S). La unidad de flujo magnético en el Sistema Internacional de Unidades es el weber y se designa por Wb. En el C.G.S. se utiliza el Maxwell (1 weber =108 maxwells). (http://es.wikipedia.org/wiki/Flujo_magnético ). La fuerza ejercida por un flujo magnético de un Maxwell en un centímetro cuadrado se conoce como Gauss y es la unidad en el sistema cegesimal de inducción magnética. En el SIU se emplea el Tesla (T) siendo 1T = 10.000 Gauss (1 Gauss = 10 -4 T). El Gauss tiene la ventaja frente al Tesla de ser más fácilmente perceptible al representar la intensidad magnética aproximada del campo gravitatorio terrestre. Así a nivel del polo norte se calcula que este campo tiene una intensidad aproximada de 0,7 Gauss mientras un imán de los que se sitúan en la puerta del frigorífico tiene entre 50 y 100 Gauss. En resonancia magnética es precisamente la magnetización de cuerpos materiales la que permite su análisis y esa magnetización se logra por exposición de los mismos a campos electromagnéticos suficientemente intensos como para actuar de inductores en los mismos de cambios de tipo estructural cuantificables y reversibles. SUSCEPTIBILIDAD MAGNÉTICA DE LA MATERIA Cuando se exponen diversos materiales a la acción inductora de un campo magnético pueden observarse diferentes formas de respuesta o reacción respecto al mismo. Estas diferentes formas de responder han llevado a la clasificación de la materia en tres grupos y se han sentado las bases para la explicación molecular de estos diferentes modos de respuesta. Están por un lado los materiales que como el hierro responden a la acción del campo magnético exterior con un efecto de imantación más o menos permanente. Este tipo de materiales se denominan ferromagnéticos y se establece que este comportamiento se debe a que muestran un desorden previo en forma de dipolos moleculares que se ordenan y suman sus momentos como reacción a la acción de un campo externo, cuando en ausencia de ese campo muestran una ordenación en dipolos o dominios magnéticos internos que cancelan sus momentos magnéticos entre ellos. Este hecho puede observarse experimentalmente situando limaduras de hierro en un tubo de ensayo al que se aproxima un imán. Se verá una ordenación de las limaduras con las líneas de campo. Al retirar el imán, las limaduras se desmagnetizan y se desordenan al agitar el tubo que las contiene. Podría considerar cada limadura como un modelo de ordenación interior de este tipo de materiales y a este modelo se le denomina dominio magnético. La respuesta a la magnetización que manifiestan en función de la intensidad magnética aplicada puede verse en el esquema de la derecha: Exhiben este comportamiento materiales como el hierro, el cobalto o el níquel. http://www.cobaes.edu.mx/2005/fisica/fisica2/topics/t197m.htm Existen, por otro lado, materiales que exhiben una atracción débil cuando son inducidos magnéticamente. Son los materiales paramagnéticos y en ellos se cree que los dominios o imanes moleculares que los componen muestran un completo desorden que la acción inductora solo llega a ordenar parcialmente. Magnesio, aluminio, tungsteno o platino se consideran materiales paramagnéticos. Los materiales que exhiben una ligera repulsión frente a la acción inductora de un campo externo se denomina diamagnéticos. En ellos la materia que los compone no muestra una organización en forma de dipolos o dominios magnéticos sino que se cree que la acción del campo externo es contrarrestada por la reordenación de los electrones corticales de los átomos que los componen, dando como resultado la formación en los mismos de un nuevo campo magnético que se opone a la acción del campo externo. Cobre, bismuto, diamante, mercurio o nitrógeno pertenecen a este grupo. El comportamiento de las líneas de campo según la susceptibilidad magnética de un objeto situado en su seno se aprecia en los siguientes esquemas: A. Material ferromagnético B. Material paramagnético C. Material diamagnético http://www.cobaes.edu.mx/2005/fisica/fisica2/topics/t197m.htm EL FENÓMENO FÍSICO DE RESONANCIA La resonancia es un fenómeno que se produce cuando un cuerpo capaz de vibrar es sometido a la acción de una fuerza periódica, cuyo periodo de vibración coincide con el periodo de vibración característico de dicho cuerpo. http://es.wikipedia.org/wiki/Resonancia_(mecánica) Resonancia originada por un diapasón sobre una escala de notas En esa circunstancia, el cuerpo absorbe la energía de la fuerza periódica a la que es sometido ‘acoplando’ el movimiento de las partículas elementales que lo componen a la frecuencia del elemento perturbador y esa energía absorbida le provocará modificaciones de algún tipo. Ejemplos de resonancia mecánica con efectos más o menos desastrosos pueden verse en las páginas: http://blog.rvburke.com/2006/11/16/resonancia-mecanica-en-la-estructura-del-puentede-tacoma/ http://www.aunaocio.com/zonaweb/giroferetro/pagina22466.htm http://www.youtube.com/watch?v=6EcNbJBPPaw http://www.youtube.com/watch?v=mCqNP0uxX8Q http://www.youtube.com/watch?v=OJhGvU2sGGs Hasta el momento en lo que llevamos expuesto del tema que nos ocupa tenemos un sistema de núcleos que giran alineados con las líneas de un campo magnético exterior inductor en posición de alta o baja energía. Su frecuencia de giro puede ser conocida en estas circunstancias conociendo la intensidad del campo magnético que actúa como inductor mediante la siguiente relación matemática llamada ecuación de Larmor: wo = gBo donde g se conoce como constante giromagnética que es característica de cada elemento periódico (para el ¹H toma el valor de 2.675x108 S-1T-1), w0 es la frecuencia de giro y B0 es la intensidad del campo magnético. Por lo tanto, cada elemento susceptible a la acción inductora del campo magnético precesará a una frecuencia diferente y conocida, si conocemos la intensidad del campo y la constante giromagnética de ese elemento. La constante giromagnética de un núcleo es su relación carga/masa. Sin embargo ya se ha mencionado anteriormente el efecto pantalla o ‘apantallamiento’ que ejercen los electrones sobre los núcleos y se hace necesario reconsiderar este aspecto. La intensidad magnética que llega a los núcleos será distinta según el grado de protección electrónica al que estén sometidos y el número de electrones que se interponen depende del radical o la molécula donde se ubique ese elemento. Por lo tanto, dentro del rango de momentos magnéticos de su especie, los núcleos precesan a frecuencias características de la molécula a la que pertenecen. Si en estas condiciones enviamos sobre los núcleos que están precesando una onda de radiofrecuencia cuya frecuencia coincida con su frecuencia de precesión, la energía de la onda será absorbida por el fenómeno de resonancia y los núcleos que se encontraban orientados a favor de las líneas del campo magnético, pasarán a estar orientados en contra; pasarán de situación ‘down’ a situación ‘up’; es decir, les conduciremos a un estado excitado cuya relajación y la liberación energética será la que emplearemos para su identificación, determinación y análisis. Vídeos que ilustran este fenómeno se encuentran en: http://www.radiologyinfo.org/sp/video/index.cfm?filename=mr&bhcp=1 El campo magnético aplicado originalmente inducirá en la materia expuesta al mismo una imantación longitudinal –en el eje Z- cuya cuantificación es difícil por ser mínima la diferencia del número de núcleos alineados en paralelo respecto a los dispuestos en antiparalelo. La utilidad de la onda de radiofrecuencia, llamada B1 o campo magnético secundario es inducir una componente transversal de imantación al aplicarse de forma perpendicular al sentido del campo B0 , que al relajarse devolverá también transversalmente a la orientación del campo B0 la energía absorbida, permitiendo cuantificar el grado de magnetización total presente en el área donde ha sido aplicada. Poniendo un ejemplo más comprensible, podríamos decir que tratamos de saber cuanta agua fluye por un río. La magnetización longitudinal inducida por el campo magnético principal es como verlo fluir desde la orilla: sabemos que fluye pero no cuanta; necesitamos desviar el cauce hacia nosotros durante cierto tiempo si queremos cuantificarlo y eso es lo que hace el campo inducido por la radiofrecuencia al ‘inclinar’ lateralmente la magnetización existente en la transición de la posición ‘up’ a ‘down’. (Las ondas de RF son cargas en movimiento y, por lo tanto, generadoras de campo). CAMPOS MAGNÉTICOS PRINCIPAL (B0 ) Y DE RADIOFRECUENCIA (B1 ) La orientación espacial de ambos se establece de tal forma que, tomando como referencia un sistema cartesiano que precesa a la misma frecuencia que los núcleos, el campo magnético principal B0 sitúa sus líneas de fuerza, por convenio, sobre el eje Z o longitudinal del mismo, mientras que el campo B1 de radiofrecuencia incide según un plano XY o transversal. Es decir, ambos se sitúan perpendicularmente el uno respecto al otro, como ya se ha comentado anteriormente. Referencia a un sistema cartesiano y magnetización neta longitudinal en el eje Z (en rosa) antes de la excitación por RF Inclinación del vector de magnetización neta con aparición de la componente transversal (en verde) tras la RF Resumen del efecto provocado sobre la magnetización generada por el campo magnético principal por la onda de RF http://www.uninorte.edu.co/extensiones/IDS/Ponencias/CONT_ELECTRO/RM1.pdf La naturaleza de ambos campos, por otro lado, no es la misma al no serlo tampoco la función que desempeñan en el muestreo de la materia expuesta a su acción. Interesa que el campo principal sea lo más estable posible en el tiempo y en espacio y que aporte un gran flujo magnético, es decir, que sea de gran intensidad, mientras que los campos inducidos por la RF son menos duraderos, pues se aplican en forma de ‘pulsos’ (secuencias de ondas de duración limitada a micro o nanosegundos) e intensidad mucho menor que el campo magnético principal. Se denominan según el ángulo de inclinación (ángulo de nutación) que producen sobre la magnetización longitudinal alineada con el eje Z. Así un pulso de 20º producirá ese ángulo de inclinación de esa magnetización hacia el plano XY, igual que uno de 90º o p/2 situará toda esa magnetización en ese plano o uno de 180º o pulso p invertirá toda la magnetización sobre el eje Z (inversión). Estos pulsos modifican el ángulo de precesión pero no la frecuencia con la que precesan los núcleos. Una animación que ilustra esta exposición puede encontrarse en: http://www.intermnet.ua.es/inteRMNet/sistreffij.htm Ejemplo de la acción de un pulso de 90º sobre la magnetización contenida en un volumen de materia http://personales.com/espana/madrid/fourier/espect.htm El concepto de pulso es la clave de toda la RMN. El pulso consiste en la aplicación de una radiación, generalmente monocromática (de energía del orden de las ondas de radio) de frecuencia wref. durante un cierto intervalo de tiempo Dt (la longitud del pulso). Esquemáticamente se pueden representar como: Los pulsos de radiofrecuencia se encadenan de una forma ordenada constituyendo secuencias de pulsos compuestas por al menos dos excitaciones seguidas separadas por un tiempo variable según el fin deseado tras la cual se obtendrá una respuesta del material irradiado que recibe el nombre de caída libre de la inducción o FID (free induction http://www.intermnet.ua.es/inteRMNet/excitacion.htm decay) en forma de onda de radiofrecuencia que puede ser captada y descompuesta para su estudio detallado con la tecnología adecuada. El tiempo que separa dos pulsos consecutivos de RF de igual magnitud en una secuencia se denomina TR y el tiempo que transcurre desde la emisión de un pulso hasta la recepción de la señal proveniente de la materia irradiada se denomina TE. Estas secuencias se aplican sobretodo en la generación de señal para la obtención de estudios por imagen pues su función principal es potenciar el contraste de los diferentes tejidos que aparecen según su riqueza en protones, pero no tanto en las técnicas espectroscópicas ‘in vitro’ donde los espectros vibracionales de los radicales moleculares pueden obtenerse normalmente cuantificando la magnetización inducida en la muestra por el campo magnético B0 y examinando los patrones gráficos de liberación energética que ocurren el los fenómenos de relajación nuclear. Los pulsos p/2 o pulsos de 90 al llevar toda la energía magnética presente en un volumen de materia hacia el plano XY permiten la lectura y cuantificación de la misma, recibiendo por este motivo el nombre de pulsos lectores. Por su parte los pulsos p o de 180, además de invertir el sentido de la magnetización sobre el eje Z, también obligan a los núcleos a precesar en fase cuando han perdido esta, es decir, los ‘refocusan’o ‘refocalizan’, restaurando la componente transversal cuando esta disminuye. Pulsos de 90 y 180 grados La generación de los campos magnéticos, también es diferente para el caso del principal y el de radiofrecuencia. La generación del campo principal B0 a lo largo del eje Z puede hacerse de múltiples formas. Los imanes naturales pueden proporcionar en algunos casos fuentes de campo estables pero no lo suficientemente poderosas como para servir de generadores en espectroscopios –proporcionan intensidades de hasta 0.3 Gauss- pero son muy pesados y voluminosos, y por eso en la mayoría de estos aparatos la inducción se realiza mediante electroimanes ya sean resistivos o superconductores y en ellos el devanado sin defectos en las tres direcciones del espacio es fundamental para la obtención de campos lo más homogéneos posibles. Suele recurrirse a la fragmentación del campo de lectura en gradientes que nos muestran diversas regiones de la muestra simultáneamente, efecto que se consigue normalmente mediante bobinas superpuestas al campo B0 que lo fragmentan en los ejes del espacio, consiguiéndose combinar áreas sometidas a diferente intensidad magnética y, por lo tanto, con distintas frecuencias de resonancia. Los gradientes permiten identificar el origen espacial de la señal de retorno y para conseguirlos se parcela la intensidad del campo principal mediante la superposición de campos originados por la circulación de corriente eléctrica en circuitos diseñados a tal efecto y conocidos como bobinas de gradiente que pueden disponerse solo a lo largo de uno de los ejes (Z, X o Y), en dos o en los tres. La activación de los gradientes en solo uno de los ejes (normalmente el Z), en dos o en los tres ejes permite inducir excitaciones selectivas de diferente orientación espacial que dan como resulado diferentes dimensiones de lectura del fenómeno. En espectroscopia ‘in vitro’ los estudios más habituales son unidimensionales y se realizan de forma incipiente técnicas bidimensionales. Campo sin gradientes El tamaño de las zonas adyacentes con diferente grado de inducción se asimila al tamaño del píxel –en dos dimensiones- o del vóxel –en tres- y se define así a capacidad de resolución espacial de los sistemas que emplean esta técnica y que es un aspecto importante, sobretodo para estudios con formación de imagen. El campo B 1 se induce mediante bobinas de radiofrecuencia situadas sobre los ejes X e Y que pueden generar todo el rango de impulsos mediante sumas o restas de la frecuencia de resonancia patrón y que realizan, también, el registro o lectura de los ecos generados en la muestra como respuesta a la inducción y excitación cuando están en modo de recepción. Se trata por tanto de auténticas antenas emisoras y receptoras de ondas de radiofrecuencia como las empleadas para la transmisión de señales de radio, televisión y telefonía. Campo con gradientes en los ejes X e Y http://www.uninorte.edu.co/extensiones/IDS/Ponencias/CONT_ELECTRO/RM1.pdf EXCITACIÓN Y RELAJACIÓN NUCLEAR Cuando los protones están alineados con el campo magnético principal se encuentran en estado de equilibrio. Si se aplica un impulso de RF que tenga la misma frecuencia que la frecuencia de precesión de los protones, se provoca una transferencia de energía entre estos dos sistemas, es decir, estos dos sistemas entran en resonancia. Durante este proceso de resonancia, los protones absorben energía y pasan de un estado de reposo a un estado de excitación. Al cesar el pulso de radiofrecuencia, los protones previamente excitados tienden a regresar a su situación de reposo, de mayor estabilidad, liberando la energía previamente absorbida. Desde el punto de vista mecánico-cuántico en la excitación la desviación del vector de magnetización global de un grupo de núcleos, respecto a su posición de equilibrio, equivale a la transición desde un estado de energía bajo hasta otro más alto. Dicha transición solo tiene lugar cuando la energía de los cuantos del campo de radiofrecuencia equivale exactamente a la diferencia de energía magnética entre los dos estados energéticos. Además, en el fenómeno de ganancia energética llamado excitación los núcleos no solo se alinean en mayor proporción en contra del flujo magnético de las líneas del campo principal B0 sino que, también, precesan en fase, lo hacen sincrónicamente entre ellos alrededor de esas líneas por un fenómeno de acoplamiento espín-espín entre núcleos próximos. http://www.uninorte.edu.co/extensiones/IDS/Ponencias/CONT_ELECTRO/RM1.pdf La relajación o cesión de la energía ganada tras el cese de la radio-onda, ocurrirá igualmente por los dos fenómenos contrarios. Por un lado, los núcleos perderán la fase de precesión y por otro, volverán a su alineamiento original con las líneas del campo inductor por devolución al medio circundante del exceso energético previamente adquirido. Estos dos fenómenos de pérdida o reequilibrio energéticos, simultáneos en el tiempo, se estudian de forma separada para estructurar la magnitud de los dos tipos de respuesta de relajación y poder llegar a resultados significativos. Por ello también se denominan de forma diferente: al fenómeno de realineación con el eje Z se le denomina relajación longitudinal o térmica o T1 o relajación espín-medio (spin-lattice) o espín-red. T1 en visión lateral y superior Curva exponencial representativa del fenómeno al fenómeno de pérdida de energética en el plano XY se le denomina relajación transversal o T2 o relajación espín-espín, relacionada sobretodo con la pérdida de fase de los núcleos. T2 en visión superior mostrando el efecto de desfase Curva exponencial representativa del fenómeno La relajación T1 (relajación longitudinal); se puede definir como el tiempo (milisegundos, y segundos) que los protones necesitan para recuperar el 63.2% de su valor Mz (momento magnético neto en el eje Z) original, tras aplicar un pulso de radiofrecuencia que hace rotar 90º al momento magnético neto original. La relajación T2 (relajación transversal) se define como el tiempo necesario para reducir la magnetización transversal neta del 37% del valor original. Se puede describir un tercer fenómeno de relajación llamada T2* (T2 estrella) determinado por inhomogeneidades en el campo magnético local donde precesan los núcleos y relacionado con la imperfección en la inducción del campo magnético principal de origen instrumental pues ni siquiera con los mas modernos electroimanes empleados en los sistemas de resonancia se consigue inducir campos magnéticos perfectamente homogéneos en la materia a ellos expuesta. El fenómeno T2* es un proceso T2 dinamizado por la presencia de moléculas capaces de absorber radiación electromagnética en la gama de las radiofrecuencias y es principalmente útil para la identificación por imagen de determinados procesos donde aparecen implicados estos productos como la hemoglobina y sus productos de degradación en hemorragias intracraneales. En este sentido, la identificación de procesos por la presencia de determinados productos, podría decirse que se trata de un proceso que permite realizar espectroscopias ‘in vivo’. En el siguiente enlace puede verse una simulación animada de los procesos de relajación nuclear: http://video.google.es/videoplay?docid=-6209384107030912844